ASOPERIJÁ ASOCIACIÓN CAMPESINA DE LA SERRANÍA DEL PERIJÁ NORTE La Paz, Manaure Balcón del Cesar, San Diego y Agustín Codazzi
A propósito de los recientes episodios de violencia en la Serranía del Perijá: El diálogo intercultural entre Yukpa y campesinos es la única alternativa para abordar el conflicto territorial existente Entre el sábado 15 y el domingo 16 de diciembre de 2018 un grupo de indígenas Yukpa ingresaron abruptamente a la vereda El Once del corregimiento de Llerasca en Agustín Codazzi, Cesar, y arremetieron con inusitada violencia contra las viviendas y los campesinos que allí se encontraban, los cuales fueron atacados con una lluvia de piedras y flechas que le ocasionaron heridas a un campesino que además de recibir una fuerte pedrada en la base de la cabeza fue atravesado por una flecha que se le incrustó en el abdomen. En el marco de esta acción claramente depredadora, desplegando sus flechas y, según algunos testigos presenciales, disparando con sus escopetas, una de las viviendas fue incinerada y la otra destruida luego de haber sido ambas previamente saqueadas, varios animales menores que encontraron a su paso fueron muertos, fue macheteado el ganado vacuno que tuvieron a la mano, inutilizados los elementos usados en las labores agrícolas y afectados los cultivos más cercanos. A partir de este virulento asalto, no sólo resultaron afectados los dueños de las dos fincas que fueron arrasadas y los campesinos que soportaron directamente la agresión física, sino que presas del miedo al menos cuatro familias campesinas de esta vereda se vieron forzadas a desplazarse hacia la cabecera urbana de Agustín Codazzi, sin que hasta el momento nadie tenga la certeza de un pronto retorno, no sólo por la percepción de inseguridad que aún se mantiene en la región sino por las precarias condiciones de vulnerabilidad en que quedaron luego de haberlo perdido todo. Estas acciones repudiables no pueden continuar siendo abordadas como casos aislados ni mucho menos como asuntos inherentes a problemas locales de convivencia entre vecinos, sino que deben ser comprendidas como la expresión más visible del profundo conflicto territorial que se ha venido configurando entre el pueblo Yukpa y las comunidades campesinas, el cual ante determinadas circunstancias, termina irrumpiendo con violencia, situación que ha tendido a agravarse desde que los campesinos comenzamos a plantear como una de nuestras más sentidas demandas la creación en la Serranía del Perijá de Zonas de Reserva Campesina (ZRC), como alternativa para que nuestras tierras nos sean tituladas y podamos permanecer en ellas para consolidar nuestra cultura, identidad y modo de vida como campesinos perijaneros. En buena medida este conflicto territorial se ha venido exacerbando a partir de la forma coyuntural y espasmódica con que la institucionalidad pública concernida ha intervenido históricamente en el territorio y a la manera asimétrica y desigual como ha establecido relaciones con los distintos sujetos sociales que lo habitamos, lo cual, lejos de favorecer escenarios de equidad, está ocasionando protuberantes desigualdades y abismos entre las demandas territoriales que cada uno esgrime, instalando una lógica perversa en la que los derechos que se les garantizan a unos pareciera lograrse a expensas de los derechos de los otros, éstos últimos en el actual contexto, resultamos siendo los campesinos, ciertamente los más vulnerables en cuanto que no estamos ni siquiera reconocidos constitucionalmente como sujetos colectivos de derechos y no hay la intención de que 1