

Más allá del Jarín nos muestra que lo desconocido es el bosque en el que caminaremos por toda la vida, sin embargo, la bestia que habita en él sólo tiene poder sobre nosotros cuando perdemos el rumbo y nos dejamos vencer. Esta serie se coloca como una animación bella y sobresaliente en muchos sentidos, distinguida por un mensaje esperanzador en una época desoladora en la cual cada vez es más difícil creer en uno mismo.
Por Antonio Gala
buscad en internet información acerca del final y su sentido, y comprobaréis que Over the Garden Wall es aún más buena de lo que pensabais en un principio. Por supuesto, he de reconocer que aunque en un futuro se hablará de esta serie como si fuera de culto, no es ni mucho menos para todos los gustos. Es un experimento artístico en todo momento que trata de hacer algo original para su audiencia. ¿No es maravilloso pensar que estamos en el inicio de una nueva era en la animación fuera del anime? Ya era hora de que la complejidad argumental saltara de Japón y visitara
otras tierras. Espero que Cartoon Network continúe ofreciéndonos más joyas como esta en un futuro que espero que sea longevo e incorruptible..
onírico y surrealista se apodera de nosotros cuando nos adentramos en el bosque profundo con los dos hermanos perdidos. Dada la naturaleza de esta corta serie (el encuentro con una variedad de personajes y sus historias individuales en el bosque de lo Desconocido) es fácil dejarse llevar por interpretaciones personales pues la intención de usar metáforas es evidente en todo momento por parte de los artistas. Como historia, es un puzzle precioso que empieza desde la ignorancia más absoluta (de ahí que los personajes en su mayoría estén perdidos en su propia historia) hasta las revelaciones más sorprendentes a medida que el argumento se desenrolla intensamente hasta un final, en mi opinión, insuperable. Digo más: es
tan buena esta serie que ni siquiera posee momentos de fingida grandilocuencia o exagerados sentimentalismos. Su historia y su razón de ser son suficientes para llevarla a buen puerto. Los personajes poseen complejidad psicológica tras la aparente simplicidad del comienzo, y nada está dejado al azar. Y todo ello sin ser cargante o pesado: todo fluye agradablemente y nos mantiene atentos, como un cuento relatado en una noche oscura. Asombra verdaderamente (porque es un milagro que así sea) que un puñado de artistas hayan sido capaces de lograr algo tan esmeradamente pulido. Agradezco enormemente que su duración sea corta. Una continuación no sólo empeoraría la obra, sino que sería absurdo. Si no me creéis,
1. Introducción 2. Más allá del Jardín 3. Entre las penumbras de la infancia 5. Crítica 8. Mensaje
Qué goce siente uno cuando se encuentra con un trabajo como este. Cartoon Network posee desde hace ya mucho tiempo un digno historial de series de animación relativamente transgresoras. Sin embargo, ha de reconocerse el mayor valor a una en especial que a pesar de estar perdiendo fuelle marcó una generación de hacer dibujos animados: Hora de aventuras. Esta miniserie bebe de ésta y muchas otras series que han intentado imitar su éxito, pero hasta ahora ninguna la había superado. Debo decir que en parte hemos de dar gracias a la nueva era en que vivimos, la era de Internet. Es gracias a ésta también que la audiencia se está volviendo más inteligente y deseosa de buenos productos, así como las tecnologías avanzan y es
mucho más fácil disponer de un presupuesto suficiente para llevar a cabo una obra destinada a aquellos que realmente aprecian las buenas historias en el tan llamado “género de animación” (recordemos que solamente es una manera de hacer cine). Dicho todo esto, queda claro que Over the Garden Wall, pese a ser capaz de alcanzar prácticamente cualquier tipo de audiencia, está hecha por y para frikis de la fantasía. Y punto. Para empezar con el párrafo dedicado a exponer las razones merecedoras de elogios comenzaré con algo muy simple: ¡qué bien sienta que te hagan pensar! Y es que la serie comienza desde el primer momento con la duda, l misterio. Una sensación de hallarse en un espacio
mitología oriental. El resultado de todo el batiburrillo de tendencias gráficas es una serie absolutamente única, completamente de autor y llena de detalles que se descubren en sucesivos visionados, o bien con personajes (Tía Susurros, Jason Funderberker...) y canciones (¡patatas y melaza!) que se ubican en un rincón de la memoria y reaparecen una y otra vez días después de que la historia haya concluido, tal es su poder evocador. Su humor, a veces malvado y a veces voluntariamente tontorrón (Greg está a la altura en ese sentido nada menos que de Mabel de ‘Gravity Falls’) hace de caja de resonancia de los temas, siempre trascendentes pero también banales cuando tienen que serlo.
Con ‘Más allá del jardín’ no hay que recurrir a esa valoración, siempre un poquito condescenciente, de “es una serie para los niños que también gustará a los adultos”, como si no hubiera dibujos animados extraordinarios solo para niños. Pero lo cierto es que el atractivo de esta miniserie que, si hay justicia, nunca debería tener continuación pero sí un montón de herederos, es absolutamente universal. En el sentido más amplio de la palabra.
Este cartoon narra a dos hermanos que viajan a traves de un bosque para encontrar el camino a casa.
Si bien puede sonar muy sencillo o aburrido es realmente interesante su busqueda.
Durante el camino, los acechara un leñador repitiendoles numerosas veces que tengan cuidado con “la bestia”, mientras que son acompañados por una rana que cambia su nombre multiples veces.
Exquisitamente animada, escrita con una sensibilidad y un humor universales y que le otorga multiples capas de significado, ‘Más allá del jardín’ es el secreto más estimulante (y cada vez menos escondido) del apartado de animación de Netflix -ya se pudo ver también en Boing-. Una miniserie sin continuación prevista (hasta el formato es insólito) de diez capítulos de doce minutos cada uno, producida por Cartoon Network y que se pueden consumir de una tacada y sin miedo a atracones.
Se trata de un proyecto de Patrick McHale, que ya trabajó coordinando el apartado creativo de la sensacional y muy de culto ‘FlapJack’, además de permanecer cuatro temporadas en ‘Hora de aventuras’. Y lo cierto es que el sello distintivo de ambas se deja notar en ‘Más allá del jardín’. De la primera, McHale ha tomado un espíritu estéticamente iconoclasta y alejado del estilo limpio, plano y colorista que dio fama a Cartoon Network en los noventa y los primeros dosmiles, y que abarcó de ‘Johnny Bravo’ a ‘Las Supernenas’, pasando por ‘Foster, la casa de los amigos imaginarios’.
De ‘Hora de aventuras’, por otro lado agarra esa narrativa aparentemente rompedora y anárquica tan característica de las peripecias concebidas por Pendleton Ward, pero que hunde bien sus raices en los esquemas férreos que sustentan todas las historias de héroes. Ambas, salpimentadas con la influencia inevitable en estos casos, la de la inmortal ‘Alicia en el País de las Maravillas’ y sus adultos amenazantes que solo quieren agredir a una niña que se da cuenta de la ridiculez cotidiana del mundo de los mayores, dan como fruto una serie única En ella conoceremos a dos hermanos,
el adolescente Wirt (Elijah Wood) y su hermano pequeño Gregory (Collin Dean), que se pierden al internarse en un siniestro bosque. Quieren volver a casa pero no saben cómo, y descubren que el bosque está lleno de peligros y personajes excéntricos y amenazadores. Sin embargo, un pequeño pájaro aparentemente mágico -ya que puede hablar-, Beatrice (Melanie Lynskey) se ofrecerá a guiarles hasta una bruja que les puede orientar. Sin embargo, no todo es lo que parece en este bosque de oscuras connotaciones simbólicas. Enunciado así, puede parecer una historia de aventuras infantiles más o menos macabra, pero ‘Más allá del jardín’ encuentra toda su identidad
en su extraordinaria ambientación y en el diseño de personajes y escenarios que los hermanos se van encontrando. Inspirándose en todo tipo de referentes muy poco habituales en la animación, McHale crea un mundo casi de pesadilla, a medio camino entre el cuento infantil y los grabados vintage, y todo encaja con un gusto indiscutible, a través del filtro de la literatura infantil del siglo XX, a la que la serie hace una emotiva reverencia.
De hecho, la serie destaca porque cada episodio, aunque todos tienen una estética común gracias al prodigioso empleo del color (los directores de arte Nick Cross y Nate Cash oscilan enter los tonos cálidos para las partes más ligeras y los fríos para las siniestras), tiene su propio estilo visual: de las ilustraciones de animales con traje del gran Richard Scarry a las animaciones orgánicas y jazzísticas de los cortos de Betty Boop en -apropiadamente- un escalofriante descenso animado a los infiernos. Y de los cuentos de ranas parlantes de los libros victorianos con moraleja para niños a historias góticas de terror influidas por la