El concurso plantea la intervención de tres espacios subutilizados como un
experimento social que reclama y cataliza el regreso de los niños al espacio
público a través de instalaciones temporales inspiradas en sus ideas de
juego. Busca potenciar la reapropiación comunitaria del espacio público, lo
que representa una ciudad inclusiva, segura, amigable, imaginativa y donde
los ciudadanos acogen posibilidades para mejorar su entorno urbano.