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DESAPARECIDOS

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REPORTE

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EDITOR: Diego Salazar COEDITOR: Juan Martínez

Cifras oficiales Autoridades contabilizan 3,024 fosas clandestinas

La Segob dio a conocer el dato, y además se tiene el reporte de más de 40 mil personas desaparecidas y la presencia de 37 mil cuerpos en instalaciones forenses sin identificar

<< Mónica Romero

“Localizan en Coahuila 75 fosas clandestinas”. “Registra Segob repunte de fosas clandestinas”. “Veracruz lidera en hallazgo de fosas” y “Datos del horror: Hay 3,024 fosas clandestinas en México”, son algunos de los encabezados que medios mexicanos han dedicado al hallazgo de fosas clandestinas en la historia reciente del país.

Apenas el pasado 30 de agosto, el Gobierno Federal reveló que en México existen 3,024 fosas clandestinas en las que se han encontrado más de 4,800 cuerpos.

La titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana Osuna, fue quien dio a conocer el escalofriante informe.

“Desde finales de 2006 al 14 de agosto de este año, tenemos un total de 3,024 fosas clandestinas. También por primera vez en ese mismo periodo, el conteo histórico, tenemos un aproximado de 4,874 cuerpos”, dijo.

Fue la primera vez que se dio un dato así por parte del Gobierno Federal, oficialmente desde la Secretaría de Gobernación, el Gobierno de la República hizo un reconocimiento del número que tienen de fosas clandestinas, las cuales fueron encontradas durante los últimos trece años.

Agregó que en los primeros lugares se encuentran Colima, Veracruz, Sinaloa, Guerrero, Sonora y Chihuahua, con 671 cuerpos.

Los conteos de organizaciones civiles, medios de comunicación y académicos se quedaron cortos frente a los datos oficiales, tan solo el Quinto Elemento Lab, una organización mexicana de periodismo de investigación, cuyo reportaje “El país de las dos mil fosas” ganó el Premio Gabo, de la Fundación Gabriel García Márquez, en la categoría Cobertura, tenía un estimado de 1,978 fosas.

Además de la difusión de las cifras sobre el número de fosas clandestinas ubicadas en México, el Gobierno dio la autorización para que

Clemente Rodríguez sigue buscando a su hijo, Christian Alfonso Rodríguez, normalista de Ayotzinapa

En las búsquedas de cuerpos, han encontrado otros

el Comité de la Organización de las Naciones Unidas contra las Desapariciones Forzadas participe en los trabajos de búsqueda, lo cual fue celebrado por Amnistía Internacional.

La revelación de la existencia de las tres mil fosas no va sola, la acompañan otros dos datos no menos escalofriantes: el reporte de más de 40 mil personas desaparecidas y la presencia de 37 mil cuerpos en instalaciones forenses sin identificar.

“Se trata de las familias de miles de ciudadanos que, pese al paso del tiempo, todavía no tienen certeza del paradero de sus seres queridos y que cada 30 de agosto marchan en honor al Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas apoyados con fotografías y pancartas”, señaló Erika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacional.

Una de las búsquedas que ayudó a que se evidenciara la magnitud del problema de las fosas clandestinas fue la búsqueda de los 43 normalistas de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, después del ataque que sufrieron en Iguala, Guerrero, en septiembre de 2014, pues cientos de cuerpos han sido encontrados no solo en ese estado, sino en otras entidades de la República.

Clemente Rodríguez Moreno, padre del normalista de Ayotzinapa desaparecido, Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, dijo en entrevista a Ángel Metropolitano que para ellos cada hallazgo de una fosa clandestina les produce suspenso, ante la posibilidad que en alguna de ellas pudieran encontrar a sus hijos.

“Para nosotros cada fosa representa un golpe muy duro, uno como padre de familia se imagina muchas cosas, se pone uno a pensar que ahí podría estar mi hijo, que podrían estar los 43, pero a medida que ha pasado el tiempo hemos ido descartando, los peritos argentinos ayudaron al principio, hicieron una limpia minuciosa”, señaló.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAG) confirmó en diciembre de 2014, a los familiares de Alexander Mora Venancio, uno de los 43 normalistas desaparecidos, que restos encontrados en Cocula, Guerrero, correspondían con el ADN del joven, sin embargo, a cinco años, los padres dudan que esto pudiera ser verdad.

“Los restos que presuntamente son de Alexander se los llevaron a Innsbruck, Austria, le hicieron unos estudios no de ADN, si no un estudio mitocondrial, basado en apellidos, entonces no podemos decir al cien por ciento que sea él, puede ser el cuerpo de otra persona”, puntualizó.

PARA MUESTRA, OTRO BOTÓN Oliver Wenceslao Navarrete Hernández, un empresario de 31 años desaparecido se convirtió en la punta del iceberg que escondía una fosa común ilegal construida por el gobierno de Morelos en el poblado de Tetelcingo, muy cerca de Cuautla.

María y Amalia Hernández, su madre y su tía, respectivamente, iniciaron la búsqueda luego de su secuestro en mayo de 2013; a Oliver se lo llevaron de su negocio un grupo de hombres armados.

Como muchos familiares de personas desaparecidas, ambas iniciaron sus propias investigaciones, buscaron en hospitales, en el forense, revisaron terrenos baldíos, barrancas y casas abandonadas, hasta que un mes después, el 3 de junio, les avisaron de que Oliver había sido encontrado en un barranco en el municipio de Jonacatepec.

La noticia fue dolorosa para María, pues su hijo había sido asesinado con un balazo en la cara, pero ahí no terminó el calvario, en la fiscalía le pidieron dejar el cuerpo para integrar el proceso judicial y dar con los responsables del secuestro y asesinato del joven.

Como si se tratara de un mundo surrealista, pasaron los días, las semanas y los meses, la respuesta para María y para Amalia siempre era la misma, “el cuerpo de su familiar se encuentra en las cámaras frigoríficas del Servicio Médico Forense en Cuautla, no se preocupen”.

Fue hasta marzo de 2014, más de un año después, que el fiscal regional José Manuel Serrano, les dijo que el cuerpo había sido trasladado a una fosa común en Tetelcingo.

Nueve meses pasaron para que María pudiera lograr la exhumación del cuerpo de su hijo, en diciembre de 2014, pero cuál fue su sorpresa, los peritos tuvieron que meter una máquina excavadora y remover 118 cadáveres que estaban encima del cuerpo de Oliver. 118, un escándalo, hombres y mujeres que fueron enviados y enterrados en esa fosa común sin una identificación, sin un solo dato sobre su muerte y su desaparición, y por supuesto sin un registro de ADN.

La familia de Oliver pudo al fin sepultar su cuerpo, pero no se olvidó de las más de cien personas que se encontraban con él, sino que pidió la intervención de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

El horror no quedó solo en Tetelcingo, también se encontraron otras dos fosas comunes ilegales en el panteón municipal de Jojutla.

Apenas en agosto de este año, el secretario de Gobierno de Morelos, Pablo Ojeda, se reunió con autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Fiscalía General de la República (FGR), para revisar los avances relacionados con las fosas irregulares de Tetelcingo y Jojutla.

Informaron que al momento, cinco años después, apenas han sido identificados y entregados a sus familiares nueve de 119 cuerpos, incluido el de Oliver. ▪

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