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POLÍTICA / Valor civil
Los niños al poder
De manera irresponsable los legisladores han aprobado una ley por demás demagógica, pero al mismo tiempo de pésimos resultados. El caso es que ahora, a los 18 años se podrá ser diputado y a los 25 secretario de estado. Sin duda, decisiones totalmente ajenas a lo que se busca en los cargos públicos, mismos que implican madurez, experiencia y por supuesto capacidad.
Un joven que nunca ha votado, que tal vez inclusive siga integrado a la economía familiar, esto es, que sea dependiente económico, que aún se encuentre estudiando el bachillerato, sin más podrá ser ungido representante popular con una responsabilidad de medio millón y más de habitantes; ¿qué puede hacer ese jovencito en la Cámara de Diputados?, si jamás ha tenido la mínima experiencia como ciudadano y mucho menos se ha desempeñado en otros puestos que le permitan obtener experiencia, insistimos, y no se diga de alguna manera que esté capacitado intelectualmente, ya que se trata de un adolescente imberbe, con conocimientos escolares apenas de educación media.
Otro drama lo constituye el que pueda ser nombrado secretario de estado un ciudadano de 25 años, algo cómico y sumamente imprudente, como si a esa edad un cadete o recién egresado del Colegio Militar se convirtiera en secretario de la Defensa, pero más aún, quien acaba de recibirse de licenciado esté al frente de una cartera como secretario de Hacienda o bien, un médico sin ninguna especialidad se ocupe como secretario de Salud. Nótese, todo un desorden sustentado en una pérfida y aguda demagogia.
La política debe ser una profesión donde la prudencia y los buenos valores ocupen un lugar primario. Lamentablemente estos principios se han perdido en particular a partir
Dr. Eduardo López Betancourt elb@unam.mx
del sexenio de 1970-1976; antiguamente todo era manejado con seriedad, evitando el cualquierismo, el oportunismo y la audacia.
Es evidente que hasta el sexenio de 1970, los presidentes tuvieron antecedentes dignos de una carrera política, en particular en el ámbito legislativo con cargos administrativos relevantes; era imposible pensar que jovencitos impreparados, o bien llamado efebos, ocuparan cargos públicos de importancia; precisamente ese fue el error del sexenio de los 70, una gran cantidad de chamacos sin mayor experiencia ocuparon infinidad de cargos de altísima responsabilidad, todo ello provocó un desorden que hasta nuestros días estamos padeciendo.
Las pretensiones se intensificaron, además el cualquierismo ocupó el lugar preferente y el tema de la experiencia fue totalmente olvidado.
Se dieron casos verdaderamente ofensivos para la sociedad, destacó el de que quien carecía de grados académicos ocupara el sitial más importante en materia educativa. Es claro que la regla en los nombramientos ha sido el capricho, actitud tiránica que muestran los gobernantes de todos los tiempos.
Para evitar los estragos que tanto afectan a México, bien debería marcarse un alto a los poderes absolutos de los que gozan algunos gobernantes.
Los secretarios de Estado, por ejemplo, deben ser ratificados por órganos legislativos en una votación especial; de igual manera para cargos menores se debe exigir la máxima calificación en lo que ha sido abandonado, como lo es la carrera administrativa de servicio público.
Volviendo al tema de la edad de los legisladores, es un absoluto desacierto estos cambios que se proponen, que solo son un capricho y una clara orientación “electorera” para buscar el aplauso y simpatía de los nuevos votantes. <<
* Dr. Eduardo López Betancourt es Licenciado en Derecho, Maestro en Educación Cívica y Social, Maestro en Historia, Doctor en Pedagogía, Doctor en Historia, Doctor en Derecho, además de máster universitario en justicia criminal por la Universidad Carlos III de Madrid. Obtuvo mención honorífica en todos sus exámenes de grado y sus trabajos recepcionales tanto en la licenciatura en derecho como en historia fueron en el campo del derecho constitucional. Cuenta con una actividad docente de 54 años ininterrumpidos. Imparte clases en la licenciatura en Derecho y en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es autor de 79 obras jurídicas, 39 jurídicas y 40 de crítica socia, además de ser un crítico asiduo de los malos sistemas políticos. Su valor civil ha sido motivo de persecuciones y descalificaciones. Expresidente del Tribunal Universitario de la UNAM.