“LA INFRAESTRUCRA ECONOMICA” Por: Javier Hernández Urrutia jhurrutia48@gmail.com Cuando el Gobierno Federal en el año de 2007, dio a conocer el Programa Nacional de Infraestructura, despertó un fundado optimismo. En el se planteaba construir y modernizar 17 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales, con una inversión de 287 mil millones de pesos, en un período comprendido hasta finalizar el presente sexenio. Se consideraba también, una inversión adicional en aeropuertos. Esta cuantiosa cantidad, se conformaba con un 54% de inversión pública y un 46% privada. El proyecto, se complementaba con un Programa de cambios estructurales en el sector Comunicaciones y Transportes, con el propósito de darles un mayor impacto económico a éstos recursos. Es importante resaltar que dentro de América Latina, en cuanto a infraestructura carretera se refiere, México se encontraba atrás de países como: Barbados, Chile, Panamá, Jamaica, El Salvador o Uruguay, según datos del Foro Económico Mundial celebrado en el propio año de 2007. Del mismo modo, el nivel de inversiones en carreteras, puertos y aeropuertos era, hasta ese año, de la mitad o la tercera parte de lo que canalizaban Chile y China, respectivamente, en función del Producto Interno Bruto (PIB) correspondiente. Como la información acerca de cómo y cuando se ha llevado a cabo este Programa, en el supuesto de que así haya sucedido, se ha manejado con opacidad, es oportuno establecer que la infraestructura que México necesita para retomar su desarrollo económico y sostenerlo, se tiene que sustentar en unas amplias y modernas redes de: aeropuertos, puertos y carreteras. Estos parámetros deben ser la base de la infraestructura que es necesario construir, para la competitividad del país.
Todo este planteamiento viene a redundar en un impulso abierto y decidido, al proceso de DESARROLLO REGIONAL de nuestro país, que dicho sea de paso, se abandonó en los últimos quince años, constituyéndose esto en un lamentable error para el progreso de México. La política económica del gobierno, de manera ineludible, debe tener una visión básica de carácter regional. En la medida en que tengamos regiones fuertes, vamos a tener una nación más fuerte y apta para la competencia internacional dentro de la globalización. Necesariamente, se debe poner en la palestra y sacar adelante visiones de ámbito regional, para fortalecer la economía de México. Dentro de este contexto, es menester señalar la conveniencia de que vuelva a existir, un organismo que se encargue expresamente, de la construcción y modernización de los caminos alimentadores o rurales, como anteriormente lo hacía la desaparecida Comisión Nacional de Caminos Alimentadores y Aeropistas (CONACAL). Estas alternativas de comunicación, vienen a constituir las arterias de una eficiente infraestructura carretera. El desarrollo regional, representa la piedra angular del desarrollo económico. Por lo tanto, es vital fortalecer e impulsar ésa variable, para poder modernizar al país y abatir el centralismo. Además, no hay que olvidar que el DESARROLLO REGIONAL, está indisolublemente ligado con el DESARROLLO SOCIAL. Atendiendo adecuadamente éstas dos vertientes, podremos generar a lo largo y ancho del territorio nacional, empleo con buen salario, ya que esto último constituye el eje central del Crecimiento Regional. En virtud de los razonamientos vertidos, es por lo que resulta de toral importancia, el que se establezca y cumpla cabalmente, un auténtico Programa Nacional de Infraestructura para México.