


Con fragmentos del texto “La moda subversiva de las cholas en EU” de Bárbara Calderón”.

Imágenes tomadas del proyecto @veteranas_and_rucas en instagram
Con fragmentos del texto “La moda subversiva de las cholas en EU” de Bárbara Calderón”.
Imágenes tomadas del proyecto @veteranas_and_rucas en instagram
La estética chola empezó a desarrollarse por la juven tud chicana marginalizada del sur de California, la cual personifica la fuerza e independencia creativa que se necesita para sobrevivir en una sociedad en la que la movilidad social se ve frustrada por el racismo. La identidad chola sur gió como una cultura que lidiaba con guerras entre pandillas, violencia y po breza, además de los con servadores roles de género. La ropa que estas mujeres usaban era más que una declaración de moda: eran significantes de su lucha y de su identidad ganada.
Para entender el significado de la subcultura chola, debemos tomar en cuenta la historia de la opre sión y discriminación que invadió a las comunidades latinas en EU. Desde 1929 hasta 1944, en un lamentable incidente conocido en EU como la Repatriación mexi cana, el gobierno estadunidense sacó a la fuerza a casi dos millones de mexicanos del país —más de 1.2 millones de ellos eran ciu dadanos estadunidenses—. Es tas personas fueron deportadas ilegalmente. La campaña guber namental contra de los mexicoa mericanos continuó a lo largo del siglo: entre 1951 y 1961, la Autoridad de Vivienda de Los Ángeles confiscó a los mexicoamericano un área de más de un millón 200 mil metros cuadrados.
Imágenes tomadas de Democracy Now! www.democracynow.org
Fue durante la época de la Repatriación mexicana y la Segunda Guerra Mundial que las pachucas, progenitoras de las cholas, empezaron a aparecer en las calles de Los Ángeles. Las pachucas eran la con traparte femenina de los pachuchos, los adolescentes mexicoamericanos que usaban zoot suits: pan talones guangos a la cin tura y abrigos largos. Las pachucas también tenían su propia forma no confor mista de vestir. Se les cono cía por tener peinados de colmena, mucho maquillaje, suéteres pegados y panta lones o faldas a la rodilla que eran desafiantemente cortas para la época. Ellas eran una subcultura rebelde que rechazaba el espíritu blanco e híper patriota de la Segunda Guerra Mundial.
En 1943, en medio de la Segunda Guerra Mundial, hubo disturbios conocidos como los Zoot Suit Riots en Los Ángeles y en el sur de California: militares blan cos empezaron a atacar a los pachuchos, a quienes se les consideraba apátri das debido a la tela extra que se necesitaba para fabricar sus ropas, y también pervertidos a causa de su diferencia racial. Ese mismo año, la prensa llamó a las “cholitas” “las auxiliares de las bandas zoot suit”.
Además de decir tener una condición de mujer no blan ca, las pachucas también desafiaron las normas de género al usar pantalones e incluso a veces zoot suits.
Imágenes tomadas de States of incarceration: statesofincarceration.org
El término cholo apareció por primera vez en el léxico popular en los años sesenta y setenta en el sur de California, aunque se ha documentado en pinturas de castas del siglo 16. De acuerdo con algunos diccionarios latinoamericanos, simplemente significa “mestizo”, una persona con una mezcla de linajes amerindios o de indígena y europeo. Sin embargo, en los sesenta y setenta, la palabra se convirtió en un término de jerga para los pandilleros chicanos del
sur de California que usaban pantalones kaki, camisas de franela a cuadros encima de una playera blanca y gafas tipo gángster. En este tiempo, las pandillas eran lo que predominaba en los barrios. Éstas ofrecían la sensación de familia, de orgullo, de identidad, de autoestima y de pertenencia; cosas que los chicanos no recibían de la sociedad dominante. (Los miembros de las pandillas no eran sólo hombres: Los Ángeles ha tenido pandillas de chicas latinas al menos desde los años treinta).
La estética chola es resultado de mujeres pobres que trataban de hacer lo mejor que podían con lo poco que sus familias podían pagar. Muchos de los primeros cholos eran hijos de trabajadores agríco las, un grupo de personas extremadamente explotadas debido a su falta de educación formal y a su vulnerabilidad como indo cumentados. En 1965, la organización United Farm Workers estaba en una lucha por tener un salario de 1.25 dólares por hora;
por ende, las chicas usaban baratijas como playeras sin mangas y pantalones enormes de marcas como Dickies. La cholas tenían las cejas super delgadas, sus ojos tenían mucho delinea dor negro, su cabello estaba cardado y a veces tenían flequillos aplacados con spray para cabello. También usa ban joyas doradas: arraca das, placas con sus nombres o collares de cadena.
Muchas estrellas pop —desde Lana Del Rey, Gwen Stefani y Nicky Minaj hasta Fergie— han tomado elementos del estilo cholo y los han usado para sus propios fines. Stefani es una ve terana de la apropiación del “glamour cholo”, con sus delgadísimas cejas delineadas, sus labios con delineado oscuro, blusas rotas sin mangas y los lowriders pintados con aerógrafo de sus videos. Las celebridades recurren al estilo para denotar fiereza subversiva y feme nina. Sin embargo, existe una idea disfuncional en la apropiación chola: que un atuendo elaborado sea todo lo que necesites para entrar a una cultura.
Como en la mayoría de las instancias de apropiación cultural, cuando las estrellas del pop recurren al look cholo, éste se saca de contexto y se vuelve un disfraz. Las cholas son mucho más que subordi nadas latinas de Lana Del Rey o que conceptos en los videos de Fergie. La estéti ca chola se forjó por pri mera vez por la juventud chicana marginalizada del sur de California. Ésta per sonifica la increíble fuerza e independencia creativa que se necesita para so -
brevivir en una sociedad en la que la movilidad social se ve frustrada por el racismo.
1. Pasarela “Mexicana Victoriana” de Givenchy
2. Videoclip de Luxurious de Gwen Stefani.
1. Videoclip de L.A LOVE de Fergie
2. Prenda de la colección de Moschino x H&M
3. Pasarela de la colección de Moschino x H&M
Ser chola es mucho más que delinearse labios y ojos, que accesorios dorados o Dickies. Es una identidad forjada por una lucha para imponer una cultura y una historia, una lucha que aún continúa. Entonces, ¿seguiremos repitiendo los mismos patrones de apropiación y consumo ligero sin saber que hay profundas barreras de raza y clase que se han invisibilizado, o estableceremos una reflexión acerca de lo que nos vende el capitalismo y cómo solo es aceptado por estas estructuras que son libres de acomodar sus propios relatos? O, por el contrario, ¿podremos por fin dar un rostro y su propio relato a las expresiones originarias de moda sin condescendencia, exo tización y paternalismo, para por fin descolonizar, de verdad, una expresión que ha sido símbolo de aquellos que luchan por tener su propia voz?
Esta publicación se compuso usando Mulish sans por Christina Janus diseñada por Vernon Adams, Cyreal, Jacques Le Bailly