La transformación y el desarrollo del sector agrícola no dependen únicamente de proyectos de desarrollo, investigación y extensión centrados en la transferencia de tecnologías e información a los agricultores. Lo más frecuente es que estas tecnologías e información no sean utilizadas por los agricultores porque el proceso de obtención de estas suele realizarse en laboratorios y centros de investigación, lejos de sus usuarios objetivos: los agricultores. Durante este proceso de desarrollo tecnológico, la interacción entre los científicos/ académicos que han desarrollado estas tecnologías y los usuarios potenciales como los agricultores es escasa y, lo que es peor, nula. Y esto ocasiona, una baja adopción de la tecnología y apropiación del conocimiento por parte de los agricultores.
En este sentido, Agrosavia junto con la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC) y la Universidad del Tolima (UT) formularon un proyecto titulado “Implementación de un modelo de apropiación social del conocimiento para la optimización de los sistemas productivos de café, aguacate, limón y arracacha con pequeños productores del departamento del Tolima”. Este proyecto tiene el objetivo de “mejorar el nivel de apropiación social del conocimiento de los pequeños productores/as agropecuarios del departamento del Tolima” utilizando metodologías participativas como Escuela de Campo (ECA) y diálogo de saberes, en las cuales el papel de los agricultores
es el de ser participantes activos y co creadores de conocimiento, no sólo como receptores de información y de posibilidades tecnológicas. En este sentido, este proyecto espera lograr lo siguiente: 1) participación activa de los productores/as en la construcción de las soluciones tecnológicas y de innovación agropecuarias, a través de redes y comunidades de práctica; 2) creación conjunta con las comunidades de soluciones tecnológicas y de innovación a partir de los saberes ancestrales y de sus prácticas propias; 3) creación y difusión por parte de los productores/as de información tecnológica pertinente a sus necesidades productivas agropecuarias; y por ultimo, 4) empoderamiento de la gestión del conocimiento generado en el proceso para la apropiación del mismo.
El proyecto contiene elementos importantes que merece la pena documentar y presentar al público. primero, su enfoque metodológico o la forma en que se está implementando el proyecto y, segundo, es el cómo da importancia a la incorporación de los conocimientos, percepciones y experiencias de las familias campesinas en el proceso de investigación. En este sentido, esta revista presenta algunas de estas experiencias narradas y adquiridas por el equipo a la vez que desarrollaban las actividades asociadas al proyecto.
Quiero destacar que esta revista no es la publicación típica que uno acostumbra a leer. Como el lector notará al leer la
Directora general del proyecto - AGROSAVIA
publicación, la forma en que cada capítulo está escrito es muy diversa y de distintos estilos. Esto se debe a que cada aportante al contenido, proviene de diferentes formaciones educativas y de años de diversas experiencias, que revela la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad del proyecto. Además, cada artículo ilustra cómo cada investigador percibe e interpreta las realidades y experiencias compartidas con las familias campesinas, en las que se denota la importancia de incorporar la visión de los campesinos de sus respectivas realidades en sus contextos y territorios.
Los textos que aquí se presentan no abarcan, ni mucho menos, todas las actividades y resultados generados por el equipo del proyecto tras más de un año de ejecución. Estas narraciones e historias simplemente muestran la riqueza y complejidad de un proyecto que se centra en las dimensiones humanas y sociales de diversos sistemas productivos de cacao, café, limón, arracacha y aguacate.
Así pues, en este primer número de la revista, en un artículo veremos cómo empezó el proyecto desde su formulación, las fases por las que ha pasado para conseguir financiación y la reacción de la gente al enterarse del proyecto. Otro artículo trata sobre una actividad concreta que incorpora a la nueva generación en el proceso de investigación, en el que intervienen una serie de actividades de formación y capacitación, así como la forma en que se presentarán los productos para garantizar la participación de la comunidad. Y en el grueso del contenido veremos varias historias de agricultores, tanto hombres como mujeres, que luchan y construyen en su vida cotidiana.
Conoceremos las historias de personas que han sido agricultores toda su vida, los problemas a los que se enfrentaron y se siguen enfrentando hasta la fecha, como los conflictos armados, la variabilidad climática, el estado de las carreteras en zonas rurales, la falta de apoyo del gobierno y otros organismos para el desarrollo rural y el relevo generacional, por nombrar sólo algunos. También veremos historias de mujeres que, a pesar de la cultura patriarcal y machista, lograron mostrar su capacidad y conocimientos para ayudar a sus compañeros a mejorar la condición de sus familias.
En algunos capítulos se muestra el importante papel que desempeña la acción colectiva, como las asociaciones y las cooperativas, para avanzar hacia un futuro en el que la visión no es sólo hacer que las fincas sean más productivas, sino considerarlas como una empresa familiar en la que la colaboración y el trabajo colectivo son fundamentales.
Otros capítulos ilustran la transformación que está ocurriendo en el territorio en el cual algunos agricultores expresan los efectos negativos de la agricultura convencional particularmente del uso de insumos químicos y consecuentemente la necesidad de practicar otras formas de producción como la orgánica o un sistema con enfoque agroecológico. En este sentido, los agricultores enfatizan que a través de este enfoque más sostenible se puede lograr un verdadero desarrollo rural y agrícola donde, al mismo tiempo que se produce, se conserva la integridad y diversidad del medio ambiente. Asimismo, se presenta en esta revista la visión de un habitante de ciudad que logra sobrevivir en medio del caos de la urbe, tomándola como otra irónica tierra fértil como algunos autores que la connotan como una “recolectora de alimentos de la nueva generación”.
Espero que después de leer todos estos artículos, ustedes, nuestros amigos lectores, tengan la sensación de cómo es la vida en el área rural, con los campesinos, donde la mayoría de las veces, las infraestructuras, las instituciones y los servicios son escasos. Sin embargo, estos lugares son ricos en recursos naturales y en personas dispuestas, capaces y hábiles, que a veces, lo único que necesitan es algún tipo de orientación y guía para mejorar sus vidas. Estos campesinos, con la ayuda de instituciones académicas y de investigación como la Universidad de Cooperativa de Colombia, la Universidad del Tolima y AGROSAVIA, ya cuentan con amplios conocimientos y experiencias para mejorar sus vidas y dirigir el desarrollo rural y agropecuario de su territorio.
¡Muchas gracias y feliz lectura!
ASCTI Paisajes productivos
Lanzamiento del proyecto : Apropiación Social del Conocimiento
Adriana Lucía Ballesteros Bahamón
El pasado 05 de diciembre de 2022 en las instalaciones de la Universidad Cooperativa de Colombia se realizó el lanzamiento del proyecto “Implementación de un modelo de apropiación social del conocimiento para la optimización de los sistemas productivos de cacao, aguacate, limón, arracacha y café con pequeños productores del departamento del Tolima”, financiado con recursos del Sistema General de Regalías – SGR del departamento.
El proyecto ha tenido un largo trasegar, justamente 3 años antes de su lanzamiento, quedó como elegible para ser financiado en la convocatoria 4 de 2019 del SGR, sin embargo, llegó la pandemia por COVID – 19 en el 2020 y los procesos administrativos que conlleva la aprobación por el Órgano Colegiado de Administración y Decisión – OCAD
tardaron un poco más de 1 año, cumpliendo todos los requisitos y superando diversos obstáculos para el inicio de actividades en mayo de 2022.
Para el equipo del proyecto liderado por AGROSAVIA en alianza con la Universidad del Tolima y la Universidad Cooperativa de Colombia era de vital importancia dar a conocer el proyecto que beneficia a más de 500 personas de 17 municipios del departamento, por tal razón, se planeo y llevó a cabo el evento de socialización y lanzamiento del proyecto en mención.
Al espacio fueron convocados representantes de instituciones del orden territorial como Gobernación del Tolima y Alcaldías municipales, representantes gremiales,
Coordinadora de innovación regional - AGROSAVIA
universidades, SENA, ADR, ART y líderes de asociaciones de productores, por mencionar algunos. El evento inició sobre las 9:00 a.m. con auditorio lleno, el equipo en general se encontraba ansioso por ver la respuesta de los participantes a este proyecto que por su naturaleza resulta ser de difícil comprensión para algunos. En la mesa principal se ubicaron los representantes de las entidades aliadas y gobernación del Tolima como ente financiador. Cada uno de ellos tuvo su espacio para decir algunas palabras, evidenciando la gratitud que sentían de que finalmente el proyecto iniciara actividades y de la expectativa que gira entorno a los resultados esperados con su implementación.
Seguido a este espacio, se realizó la presentación del proyecto a cargo del equipo de AGROSAVIA liderado por Dra. Maricel Piniero y la Ing. Adriana Ballesteros. Con el lema de “El campo tolimense gestiona el conocimiento” se dio a conocer los detalles del proyecto, contando el paso a paso del proceso de aprobación y su naturaleza bajo el concepto de apropiación social como “proceso intencionado que convoca a todos los actores sociales
a participar de prácticas de intercambio, diálogo, análisis, reflexión y negociación, las cuales permiten la comprensión y transformación de sus contextos…“ (Minciencias, 2021, pág. 49).
Teniendo como punto de partida el intercambio de conocimiento y el dialogo de saberes entre pequeños productores y el equipo técnico conformado por un poco más de 30 profesionales entre ingenieros agrónomos, veterinarios, sociólogos, antropólogos, artistas plásticos y visuales, comunicadores sociales, economistas y administradores de empresas, se pretende reconocer el conocimiento de los productores agropecuarios sobre los sistemas productivos priorizados para la identificación de problemáticas y alternativas de solución a ser co-creadas a partir de procesos de investigación participativa para lograr mejorar el nivel de apropiación del conocimiento y obtener un modelo que servirá de guía para el sector agropecuario del departamento.
Terminada la presentación, se da apertura a la sesión de preguntas, en dónde varios de los participantes expresan sus inquietudes sobre como se llevarán a cabo las actividades planteadas y cómo se pueden articular con el proceso, llama la atención la intervención de un productor de lima ácida Tahití del municipio de Coello, quien resalta que “es la primera vez que un proyecto pregunta sobre las problemáticas y como los productores trabajan en el campo y no como siempre que llegan las instituciones con sus proyectos en la misma tónica”.
El evento culmina con gran satisfacción, considerando que en general existe aceptación y alta expectativa por los resultados esperados, lo que significa que todos los que al final posamos para la foto debemos esforzarnos para retribuir al campo tolimense a partir de un modelo en el que los productores y las productoras se sientan identificados para mejorar su nivel de apropiación social del conocimiento.
Como participante del proceso de formulación y ahora ejecución del proyecto, espero con gran ilusión que, a través del intercambio de conocimiento con los productores, podamos entender su realidad y contribuir a la mejora de su calidad de vida.
La caracterización participativa de los sistemas de producción de café, cacao y aguacate.
Jaqueline Chica Lobo Félix Augusto Moreno Elcure
Docente investigadora - UT
Docente investigador - UT
De manera sencilla la caracterización de un sistema productivo consiste en la descripción de las partes que los integran. Pero la agricultura campesina es una práctica cotidiana que cambia de un lugar a otro. Así que cuando se desea describir el manejo de un cultivo no hay mejor fuente de información que el conocimiento y la sabiduría que brindan los agricultores.
Una primera fase del proyecto ASCTI requería caracterizar los sistemas productivos, la Universidad del Tolima tuvo a su cargo los cultivos de café, cacao y aguacate en once municipios, una tarea que debía realizarse en un corto tiempo, lo que fue todo un reto. Por esa razón elegimos métodos participativos grupales cuyos actores imprescindibles fueron los productores. Una conclusión inmediata de este ejercicio es que las herramientas participativas utilizadas fueron muy apropiadas gracias al papel protagónico que asumieron los agricultores.
La planificación fue la base para este proceso, lo que incluyó la logística organizativa, la elaboración de instrumentos para la recolección de información, las estrategias de comunicación del equipo de agrónomos. Se programaron y realizaron talleres a los que se llevaba los instrumentos prediseñados con lo que se logró reducir los tiempos de intervención en las reuniones de grupos. Los talleres se utilizaron y validaron en las cadenas productivas de café, cacao y aguacate, los cuales se desarrollaron en las provincias norte, centro, sur y sur oriente.
Los talleres participativos fueron organizados en tres:
a.- caracterización del sistema productivo de interés del proyecto (café, cacao y aguacate),
b.- caracterización de los sistemas de producción alternos a los cultivos del proyecto c.- caracterización del hogar y las labores.
Se realizaron al menos una sesión por taller en cada municipio y cada uno de ellos se realizo con la participación de al menos 12 personas. Para un total de 38 talleres y una participación de aproximadamente 440 productores. Como resultado final, se elaboraron informes que recogían de forma resumida y organizada todo lo informado por lo productores por cultivo y municipio y se presentó y entrego a cada líder de las asociaciones que están apoyando el proyecto.
Los métodos participativos también pueden ser usados por los agricultores cuando requieran discutir o analizar los distintos problemas que surgen en los procesos productivos, asociativos y comerciales y sus posibles soluciones. En ese sentido estamos más que dispuestos a servir de guías a aquellos líderes y asociaciones que deseen conocer de estas estrategias metodológicas.
Jóvenes Reporteros Rurales, una búsqueda expresiva y comunicativa
Ricardo Andrés Pérez Bernal
En el desarrollo de este proyecto, cuya esencia es la apropiación social del conocimiento con las comunidades de pequeños productores de cinco sistemas productivos del departamento del Tolima, la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad son un aspecto diferencial para que los saberes de las comunidades, las Ciencias básicas, las Ciencias Humanas y las Artes se encuentren para generar verdadera democratización del conocimiento y de oportunidades vitales. En consecuencia, los saberes y el conocimiento en este proyecto se generan y se comparten entre los(as) campesinos(as), las asociaciones de productores, la comunidad académica-investigativa y la sociedad, como puede ocurrir -por ejemplo- en la divulgación de esta revista.
Por lo anterior, es que en la capacitación de Jóvenes Reporteros Audiovisuales se propone la apropiación y expansión de ese conocimiento y saberes a través de herramientas tradicionales y digitales de la era moderna de la comunicación y la información; y está dirigida a
jóvenes de cualquier edad, porque en este caso el concepto de jóvenes comprende a las personas dispuestas a aprender, independientemente de que tengan 5, 20 o 60 años, como las que hemos tenido hasta ahora. Las familias o asociaciones productoras, escogen las personas que se forman en realización y comunicación audiovisual, porque serán los vectores para narrar desde el territorio sus propias comunidades, familias y asociaciones. Esta actividad tiene un definitivo valor diferencial con respecto al trabajo que se realiza con comunidades campesinas en diversos proyectos, porque la interdisciplinariedad es el valor agregado que busca que las mismas comunidades lleguen a expresar su identidad campesina y los aspectos particulares en sus cultivos que le dan a sus productos un nivel especial y de calidad.
Esta formación, que dentro del proyecto figura con el numeral 3.1 y se describe como “Formar jóvenes reporteros rurales en reportería y escritura”, se planteó por la definitiva necesidad de que las comunidades mismas se narren, construyan sus
Docente investigador - UT
propios relatos de vida, de trabajo y de cultivos porque es la manera como también pueden proyectar sus productos que tienen origen en nuestros campos tolimenses. Está a cargo del profesor de la Universidad del Tolima Ricardo Pérez (Realizador de Cine y Televisión), y de los profesionales Eros Castaño (Maestro en Artes Plásticas y Visuales) y Cristhian Guarnizo (Comunicador Social-Periodista), egresados de la misma UT y del equipo de Ingenieras(os) Agrónomas(os) del proyecto porque también han podido asistir a las sesiones a tomarlas de primera mano, y a aportar a las mismas desde sus conocimientos, por ello es que se desarrolla una visión inter y transdisciplinaria.
La formación que se da en esta actividad está dividida en cinco sesiones que se dan en siete nodos del departamento repartidos en los cuatro puntos cardinales y el centro del Tolima, según dónde se pueda tener la cercanía necesaria para que las personas de las cadenas productivas de Cacao, Café, Limón, Arracacha y Aguacate (los cultivos con los que se trabaja en el proyecto), de distintas veredas y municipios, puedan tomarla con relativa facilidad.
En este primer año del proyecto, se ha hecho la primera jornada de capacitación en la que nos hemos encontrado con las personas del nodo Chaparral en el corregimiento El
Limón; con las del nodo Cajamarca, Ibagué y Rovira, en el corregimiento de San Bernardo; con las del nodo Espinal, Guamo y Coello, en la sede de la Universidad Cooperativa en Espinal; con las de Mariquita, Herveo y Fresno en la vereda Mireya; con las del nodo Líbano, Armero, Casabianca y Palocabildo en el municipio de Falan; con las de Dolores y Ataco en el municipio de Purificación y las personas de Río Blanco en dicho municipio.
Es así como hemos reconocido el Tolima por dentro, con su gente que trabaja la tierra con diferentes condiciones y procedencias, con el ejemplo de lideresas que se han sobrepuesto a condiciones de desplazamiento y han retornado a sus veredas a recuperar sus tierras, con campesinos que mantienen la finca heredada de sus padres y que ha tenido su familia por generaciones, con visionarias familias que se han concentrado desde los años 90`s del siglo pasado en dedicarse a los cultivos de la manera más natural y orgánica posible (como ocurría en siglos anteriores), con familias que le han apostado a la transformación agroindustrial de sus cultivos para llegar a producir pasabocas, yogures, artesanías, cremas, entre otras creaciones hechas con distintas partes de las plantas que cultivan.
Se observa y se vive un Tolima rico, que tiene toda la potencia de ser gran productora de alimentos y de transformación de los productos del campo, que conducen a posibilidades económicas para el sustento y el buen vivir de las comunidades con pleno bienestar.
Para el buen vivir es definitiva la paz, y esta paz se construye en el campo, por ello los campesinos desde el 13 de junio de 2023 (cuando se aprobó en último debate en la Cámara de Representantes, el proyecto que modifica la Constitución Nacional de Colombia) son sujetos especiales de derechos y de especial protección, este reconocimiento hace parte de la deuda histórica que se tenía en Colombia por ser ellos las víctimas principales del largo y violento conflicto colombiano que se ha dado principalmente en los territorios rurales.
Entonces, las comunidades campesinas sujetas del proyecto y que reciben esta capacitación de Jóvenes Reporteros, van a realizar narraciones y relatos audiovisuales de identidad, procesos productivos y sucesos, con los cuales podrán establecer planes de comunicación de sí mismas por sus propias redes masivas con el propósito de ser cultivadores diferenciados que trabajan en su tierra dando el alimento y productos para Colombia y el mundo.
En este proyecto los saberes y conocimientos nacen en las comunidades campesinas, se comparten y se mejoran con investigadores de la academia y se proyectan al mundo, para que puedan ser su definitiva fuente económica y de riqueza de vida, porque “en el campo tolimense, se cultiva conocimiento”.
Viajando por los cafés espa(e)ciales del Tolima.
Félix Augusto Moreno Elcure
investigador - UT
Un año conociendo las experiencias de producción de cafés en los municipios del proyecto ASCTI y cada vez más sorpresas. Comenzamos haciendo una identificación de actores en octubre del 2022 y nos percatamos sobre la diversidad de productores que existen en Dolores, Chaparral, Ataco y Rioblanco, ellos compartieron sus conocimientos de como producen en sus cafetales y la importancia de identificar compradores a diferentes escalas. También nos hablaron de sus organizaciones y las bondades que tiene el estar asociado y como en sus aprendizajes nos orientan sobre las lecciones aprendidas. Sistemas amplios y suelos tendidos en Dolores, producción especial por tener el café escondido en las Canoas – Ataco y bajo criterios especiales sin control químico de arvenses en Santiago Pérez – Ataco, sin dejar de hablar de las experiencias de producir organizadamente en el Limón Chaparral y las especialidades de Herrera – Rioblanco y fortalecimiento organizativo de Rioblanco capital.
Los jóvenes y sus emprendimientos nos sorprenden en el centro del departamento, Rovira con sus jóvenes deseosos de incursionar en nuevos sistemas productivos, con ansias de conocimiento y fortalecer las capacidades productivas, Ibagué caja de pandora con nuevas variedades, tostadores y comercializadores de cafés especiales. En ambos municipios el potencial hacia nuevas innovaciones como las fermentaciones, los cafés honney - naturales, el deseo de fortalecer sus capacidades locales.
Nos sorprendió también El Líbano y Fresno, tradición y valores que apuntan a una nueva caficultura, emprendedores que apuntan a mantenerse en sus territorios, incluyendo en la caficultura otras actividades con nuevos productos del café o iniciativas agroturísticas que fortalece el acervo cultura de una caficultura ancestral y con mucha historia que se mueve entre la tradición y las nuevas tecnologías.
En todas estas experiencias la mujer siempre presente a través de sus manos, manos de mujer, representantes legales mujeres, certificaciones por terceros, gerentes mujeres, derecho a la alimentación, sistemas de garantías participativas, circuitos cortos, educación inclusiva, educación rural, participación, niños y generación de relevo, articulación institucional, lideresas de la vida y sus territorios, siempre nuestros aplausos a ti mujer rural y a ustedes los jóvenes, que sienten el campo y son la generación de relevo.
Un año de visitas y nuevos retos, un año aprendiendo de sus actores, un año que no deja de crecer la lista de identificación de actores, porque en cada salida surgen nuevos interesados y que nos referencian nuevos procesos, asociaciones, productores independientes, potenciales facilitadores de procesos, compradores, certificadores, exportadores, innovadores. Semillas nuevas, plántulas o almácigos, cultivos asociados, pan coger, recolectores,
Docente
cosecha, andariegos, despulpado, fermentaciones, secadolavado, secado con baba, secado con pulpa, medio o alto el tostado, “es que no me gusta que no tiña”, tinto o café, tostadoras y los que tuestan, pero sobre todo sin azúcar ni panela, laboratorios de cata, proyectos de alianzas productivas, marcas, mercadeo, nuevas variedades, semillas, varietales … ¡increíble! Tolima café, agricultura campesina – familiar, cafés espaciales, perdón, especiales.
Arábigo, Borbón, Caturra, Colombia, Catimor que dicen que no da tasa, Papayo, Rosado, Típica, resistentes o susceptibles, Castilla de localidad, Costa Rica, Geisha, Wushwush y los que se me olvidan, de grano grande o menudo, con alto rendimiento o de alta taza, aromáticos con toque de frutos rojos, acidez media y sabor a caña, libres o con sombrío, con arboles maderables o frutales, con plátano o banano que se cultiva en franjas o intercalado, sin hablar de los asocios mientras se levanta el cultivo recién sembrado o en soca con maíz, frijol, yuca o ahuyama, todo ellos en un sistema integrado dentro del cafetal. Estos sistemas diversificados para comer, o para comprar el mercado mientras se espera la cosecha. La cosecha principal o “traviesa”, o con el cambio climático, cosechando todo el año que requiere que la familia ayude, como dice Félix
“pipeo”, en realidad creo que los productores dicen “pepeo”, producción en microlotes, empacados especiales, métodos de filtrado, para seguir probando y tomando el mejor café del mundo “El Café Tolimense”.
Y aunque no me quiero extender, no hay que dejar de pensar en lo que esta fuera del café como la caña, ganadería, piscicultura o gallinas, aguacate o cacao según la altura. cerca de la casa para que los que no puedan salir a trabajar, puedan atender y sirva para comer todos los días, huertas o cultivo de “pan coger”, meliponicultura, abejas y otros pequeños animales de producción o de compañía, mingas, mano vuelta, carreteras y juntas de acción comunal, historias que hacen pensar ¿qué hace falta en el cafetal? ¿qué no hay en los cafetales de Fresno, Líbano, Ibagué, Rovira, Rioblanco, Chaparral, Ataco y Dolores? si tienen marcas, colores, sabores, asociaciones y a ustedes caficultores.
El Cacao: una historia de vida
Ricardo Steven Cardona
Investigador - AGROSAVIA
La jornada para nosotros comienza desde muy temprano, aún los destellos de luz no se asoman y la oscuridad arropa a la noche que está a punto de terminar. Uno a uno los miembros del equipo somos recogidos en una camioneta Ford de color blanco que se dirige hacia las intrincadas montañas del norte del Tolima, pues allí esperamos reunirnos con un productor de quienes todos hablan por su elocuencia, liderazgo y profundo compromiso con su región.
La vía se dirige paralelamente hacia el norte de la cuenca del río Magdalena, que en esta zona del Tolima es casi siempre un lugar caluroso, con vista panorámica a las cordilleras que en ambos lados observan el tránsito de las aguas y de
las gentes – parece como si la carretera que se distorsiona visualmente por el calor se construyera a sí misma, pienso en mis adentros. Después de una hora de camino en medio de arrozales y ganado aparece un cruce vial que la gente llama San Felipe, esa es justamente la carretera que nos lleva al municipio de Palocabildo, a dónde nos dirigimos a nuestro encuentro.
Entre cuento, chisme y chanza, los compañeros comentamos lo accidentado del terreno, dialogamos sobre los problemas del campo colombiano, también sobre café, del proceso de industrialización del cacao, de los productores mismos y otras tantas cosas que llaman nuestra atención. El ascenso es rápido y se realiza en medio de curvas que abren a su
paso nuevas vistas de filos y montañas. Otro desvío nos conduce rápidamente a la vereda El Reposo, allí ingresamos por medio de un portón y en la pequeña meseta en donde se ubica una casa de gentes laboriosas se asoma un hombre de mediana estatura, con una camisa clara a rayas, pantalón oscuro, zapatos bien lustrados y una gorra de Agrosavia: se trata de nuestro protagonista Orlando Linares.
No sabíamos cómo era este hombre, pero fue fácil reconocerlo cuando lo vimos. Su gentileza y don de gentes acompañado de una sonrisa que nos decía “Por fin llegaron, sean bienvenidos”, fue el recibimiento que uno nunca espera pero que agradece profundamente. Don Orlando manifiesta que es grato volver a saber de la corporación. Hace años había participado de otro proyecto del cual tiene muchos recuerdos. Después de esto y con tinto en mano don Orlando nos comienza a contar:
Orlando Linares nació en el municipio de Palocabildo – un municipio intrincado en las montañas de la zona norte del Tolima -, sin embargo, no fue allí donde vivió toda su vida. Hubo una época en su juventud en la que probó suerte en la capital del país, y precisamente fue ahí donde conoció a su esposa Carmenza Martínez. Con ella decidió hace cuarenta y dos años compartirlo todo.
Un tiempo después ambos regresarían a Palocabildo para emprender juntos una vida de trabajo en el campo, alrededor de un paisaje encantador que destila tonalidades de gamas verdes y azules por sus encumbradas montañas y resplandecientes cielos. Además de ello, la vida les dio la oportunidad de tener cinco hijos: cuatro hombres y una mujer que se han formado al tesón de la disciplina y cariño de sus padres.
Por tradición del municipio y por vocación individual Orlando estuvo vinculado al café durante un largo periodo, no obstante, a raíz de las constantes crisis en los precios de comercialización de este grano y la aparición de todo tipo de plagas que hicieron insostenible la producción, hace aproximadamente quince años decidió aventurarse con el cultivo de cacao. Se decantó por este último porque consideró que su finca estaba a una altura óptima para la producción.
Don Orlando y Carmenza manifiestan que cuando comenzaron con este proyecto productivo en su finca no conocían sobre el manejo agronómico que se le debía dar específicamente a este cultivo. Todo lo aprendido fue gracias a la experimentación, es decir el ensayo y el error. Entre otras cosas, fue fundamental la unión y perseverancia que como familia siempre los mantuvo unidos alrededor de la esperanza de una mejor vida.
En este punto reflexiono sobre lo que acabo de escuchar. Pienso que, en nuestro asolado campo la gente vive de una esperanza perpetua, una que no avasalla a las personas de que en un futuro no muy lejano las cosas van a mejorar. cuántas veces habré visto la esperanza en los ojos de los agricultores, pero qué fácil es olvidar sus conflictos cuando se regresa a la ciudad. En este punto pestañeo un par de veces para volver con don Orlando quien continúa:
Con el trasegar de los años la iniciativa cacaotera los fue involucrando poco a poco en otras actividades de tipo comunitario, pues después de unos años don Orlando se convirtió en el líder de la asociación de cacaoteros – AGROCAMUS – del municipio. Su reflexión frente a los años de trabajo asociativo es que: “hemos tenido logros y desaciertos, pero un logro importante fue cuando tuvimos la oportunidad de entrar al concurso con el gobierno de Corea…”. Resulta que don Orlando impulsó junto a otros miembros un proyecto con el gobierno coreano y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que les sirvió entre otras cosas para el mejoramiento en calidad, aumento de la producción con miras a la exportación y la transformación del cacao.
Este proceso los condujo a la transformación para la producción de chocolate con marca propia. Nos explican que el proceso es completamente artesanal, pues después de la fermentación y secado del grano, este se debe tostar y todo eso se realiza en la finca. La venta se realiza con amigos, familiares y algunas personas que conocen la calidad del producto que ellos venden. Como no podía ser de otra manera, reservamos nuestra respectiva libra de chocolate para llevar a casa.
Cuando hablamos de dificultades tanto don Orlando, al igual que otros productores del municipio consideran que enfrentan diariamente problemas de nunca acabar. Bien podría mencionarse el problema de vías terciarias, las dificultades para sostener los procesos de apoyo con las entidades territoriales, las inclemencias de un clima que se hace cada vez más incierto, las dificultades para desarrollar un sentido de pertenencia por la asociación, la falta de capital humano o de relevo generacional para las labores de un campo que exige innovación y mano de obra capaz para enfrentar los obstáculos del cultivo, entre otros.
A pesar de lo anterior, don Orlando es un hombre optimista, pone sobre sus hombros la responsabilidad por la promoción de la participación de la comunidad. “A esto hay que tenerle ganas, voluntad y vocación, más que otra cosa, vocación”. De lo contrario, considera que va a ser muy difícil que se puedan sortear las dificultades actuales.
Tantos temas interesantes de los cuales hemos hablado y la sensación es que aún se pueden mencionar muchas otras cosas. Con Orlando estamos de acuerdo en que este proyecto nuevo que comienza de la mano de la corporación AGROSAVIA, es una oportunidad inmejorable para seguir conversando de las cuestiones que aquejan a los agricultores. De la misma manera, este trabajo conjunto con los productores es una excelente excusa para que la relación entre las instituciones y los territorios no se pierda. Cuánto daño le causa a la credibilidad de las entidades que estas desaparezcan de un día para otro, en esto volvemos a estar de acuerdo.
A futuro Orlando no espera más de lo que sabe que se puede conseguir. Quiere seguir viviendo dignamente de su finca alrededor de la labor agrícola. A pesar de que es consciente de los grandes problemas históricos que tienen las zonas rurales en el país, sabe que aún se pueden hacer muchos esfuerzos para mejorarlo todo un poco más. Tal vez no se ha hecho lo suficiente.
Con el cultivo de cacao ha querido proyectarse en el mercado de comercialización internacional. Lo que lo ha frenado es que como asociación es complejo comprometerse a una producción en el volumen que se requiere, porque nunca
se sabe cuando las condiciones climáticas, sociales o económicas afecten la producción. Sin embargo, no desiste de ninguna manera de buscar alternativas y alianzas que lo conduzcan a la consecución de ese objetivo.
Orlando piensa en voz alta, cuando alude que tal vez una de las mayores problemáticas que los aqueja como municipio es la desidia de los jóvenes para querer permanecer en el campo. Él no los culpa, y entiende perfectamente por qué a pesar de todo prefieren emigrar a las ciudades en busca de oportunidades. Nuevamente reflexiona y nos invita a hacerlo también, pues, ¿qué podemos hacer nosotros por dignificar la vida agrícola?
Apresurados por otros compromisos adquiridos con otros productores, con mil preguntas en la cabeza y luego de charlar por un par de horas más, nos llevamos con nosotros una radiografía bastante amplia de la situación del municipio. Estrecho con agrado la mano a Orlando y Carmenza y les agradezco por brindarnos su tiempo con la calidad que lo hicieron. Después acordamos un nuevo encuentro con él junto a la asociación y nos vamos repitiendo en nuestras mentes las historias que acabamos de escuchar.
Diálogo con Ciro Cuevas, un campesino de Coello, un apasionado por el campo
Mario Samuel Rodríguez Barrero Nubia Varón Triana
Docente investigador - UCC
Docente investigadora - UCC
La historia de Don Ciro Cuevas, un dedicado agricultor del municipio de Coello, Tolima, nos lleva a un viaje a través del tiempo y el esfuerzo incansable que ha dedicado a su finca. Cuando llegamos al centro poblado de Coello, Don Ciro nos recibió con una sonrisa cálida y nos llevó con él a su preciado terreno en la zona rural. Su historia comienza con la de su familia, que se trasladó a Coello en 1956 en busca de un nuevo comienzo. Su abuelo, un arriero del sur del Tolima, llevó a la familia a esta tierra prometedora. Ciro, a la edad de 6 años en ese entonces, se sumergió en una vida rural que marcaría su destino. Durante su juventud, acompañaba a su abuelo como mayordomo de la finca Seilan, ubicada a solo 10 minutos de la finca que ahora cultiva.
Hoy en día, Don Ciro cuida con pasión su finca, donde cultiva alrededor de 500 árboles, mientras que su hijo se encarga de otros 300. Sin embargo, este compromiso no está exento de dificultades. El viaje desde la ciudad a su finca lleva una hora y media a caballo, y después de que le robaran sus caballos en febrero de 2022, se ha visto obligado a alquilarlos. Además, enfrenta problemas de salud relacionados con su columna, posiblemente producto de su labor como agricultor. A pesar de estas adversidades, Don Ciro nos muestra un testimonio de productividad impresionante. En la última cosecha, un solo árbol produjo 6 canecas de limones, equivalente a 72 kilos. Sin embargo, la falta de infraestructura vial, como la ausencia de placa huella y señalización en la carretera, dificulta la venta de su producción.
El camino hacia la finca es un desafío en sí mismo, con 10 portones para cruzar y obstáculos naturales como pendientes empinadas y árboles caídos. La seguridad en la zona también es una preocupación constante. Don Ciro
recuerda cómo, hace 12 años, le robaron una yegua y su experiencia con la justicia no fue satisfactoria. Además, los robos recientes de ganado y caballos en la comunidad han generado desconfianza en el sistema de justicia local. A pesar de estas adversidades, Don Ciro continúa luchando por mantener su finca productiva, cultiva con productos orgánicos y ha construido tanques para el manejo del agua. Sin embargo, la dificultad para encontrar trabajadores dispuestos a llegar a la finca, sumado al costo del jornal, es otro obstáculo que enfrenta.
La historia de Ciro Cuevas revela su amor por la comunidad y el entorno natural que lo rodea, su caso representa el de miles de campesinos colombianos que comparten su misma inspiración, su dedicación infatigable y su pasión por el campo. Los agricultores como él se enfrentan a dificultades aparentemente insuperables, pero siguen adelante con constancia, prosperando incluso en medio de las más grandes dificultades. Esta historia es también un recordatorio de la importancia de brindar un apoyo real a las comunidades rurales. Es un llamado a la acción para invertir en mayor presencia del Estado con infraestructura, seguridad, salud, educación, conectividad, acceso a créditos y apoyo técnico, atendiendo las necesidades de estas comunidades, para asegurar así un futuro sostenible para todos los agricultores que, como Ciro, son la columna vertebral de nuestras comunidades y la fuerza impulsora detrás de nuestra nación, y la única fuente que nos puede garantizar la seguridad alimentaria.
Trabajo en equipo, una apuesta para el sistema productivo de Aguacate
Vivian Andrea Coy Rodríguez
Investigadora Máster - AGROSAVIA
Luz Mery Gallego y Freddy Alberto Ochoa una pareja de agricultores nacidos y criados en Herveo, actualmente dedican su vida a hacer del sistema productivo de aguacate, un sistema sustentable y económicamente viable. La pareja de esposos vive en la finca La Perla ubicada en la vereda Arenillo desde hace aproximadamente 3 años, a pesar de que adquirieron su finca desde hace casi 20 años, según relata la señora Luz Mery, fue el COVID-19 lo que les hizo replantear su vida y trasladarse a vivir al lugar donde ellos solo iban a descansar. El rol que ha desempeñado la señora Luz Mery según su esposo, ha sido trascendental en el buen desarrollo de su sistema de producción, toda vez que es ella quien lleva cuentas, hace documentos, está pendiente de los trabajadores, y participa activamente en la toma
de decisiones, por otra parte, don Freddy Alberto es quien coordina las labores de campo como preparar el terreno, sembrar, realizar manejo cultural y fitosanitario, así como, está pendiente de la cosecha y la comercialización; de esta manera se visibiliza la importancia del trabajo en equipo de la pareja para el buen funcionamiento de la finca.
Don Fredy Alberto desea que el sistema productivo de aguacate sea viable económicamente y amigable con el medio ambiente, para esto, además de priorizar el uso de abonos orgánicos, también usa productos biológicos para el control de plagas, como es el uso de aspersiones de mezclas con ají para el control del picudo, considera que los productos químicos contaminan el ambiente y
deterioran el suelo, además de afectar la fauna como aves y abejas, menciona que son las abejas las que polinizan y por esto quiere conservarlas.
Don Fredy Alberto valora el trabajo del agricultor y quiere que su hijo se involucre más en las actividades del campo para así lograr que continue con la tradición y costumbres, dice don Fredy Alberto: “nuestros abuelos y nuestros padres nos enseñaron a valorar el trabajo del campo”.
Por otra parte, la señora Luz Mery goza de reconocimiento en el municipio, lugar que se ha ganado gracias al liderazgo del proyecto de mujeres ahorradoras, en dónde enseñó los pilares para la creación y funcionamiento de microempresas. La Señora Luz Mery se enfoca en destacar la importancia de la mujer en las organizaciones sociales. En su trayectoria, ha capacitado a un total de 150 mujeres de las diferentes veredas del municipio, acompañándolas para que vencieran el miedo de montar un negocio, actualmente algunas de ellas cuentan con su propia microempresa como cafeterías, venta de empanadas, entre otras cosas; emprendimientos que les permite tener fondos para su sostenimiento, y de esta forma se aporta a que la mujer se sienta más segura de sí misma y de sus capacidades.
La señora Luz Mery de profesión administradora de empresas y don Fredy Alberto agricultor, están convencidos de que pueden hacer de su finca una empresa, y para esto además de velar porque sus cultivos estén en óptimas condiciones para obtener buenas cosechas, son socios activos de la asociación El Cable, a través de la cual han participado activamente en cursos que aportan a la implementación de buenas prácticas agrícolas, así como llevar contabilidad y obtener certificaciones para comercializar en mejores mercados.
La Asociación Integral de Productores de Herveo Tolima “Asociación El Cable”, busca mejorar las condiciones productivas y comerciales de agricultores de café, plátano y aguacate, don Fredy Alberto se encuentra vinculado a la asociación desde hace un poco más de 18 años y la señora Luz Mery desde hace dos años.
En el año 2020, la asociación “El Cable” se vinculó al proyecto liderado por AGROSAVIA “Plan Nacional de Semillas” que busca el fortalecimiento local de los sistemas de producción, donde se les enseña a los agricultores a que produzcan su propia semilla de calidad. Esta apuesta de cooperación interinstitucional entre AGROSAVIA, ICA, y el SENA, esta orientada hacia el mejoramiento de tres componentes: técnico-ambiental, organizacional y financiero; se busca que una vez los agricultores produzcan semilla de calidad, lo hagan de forma adecuada, con el objetivo de llevarlo a un modelo de negocio que impacte positivamente a las familias campesinas de la región. Esta pareja de esposos ha participado activamente en el proyecto Plan Nacional de Semilla, donde se logró consolidar un vivero ubicado en la finca de su propiedad, aportando con el abastecimiento de semilla de calidad para los integrantes de la asociación, lo cual implica un beneficio directo en la economía familiar.
La señora Luz Mery y don Fredy Alberto le apuestan a que el trabajo en equipo les permitirá hacer de su finca una empresa y lograr así mantener una economía que permita el crecimiento y bienestar de su familia. Ellos además desean que su hijo se involucre en todas las actividades que desarrollan, menciona la señora Luz Mery “a los hijos hay que enseñarles a que ellos quieran la finca, el sitio que les está dando la comidita”.
Tierra fértil
Datos agrícolas en pocas palabras.
La Agricultura Orgánica, un modelo de vida
Edwin Palacios Perea
Investigador - AGROSAVIA
Don Rafael Valenzuela es un campesino de 64 años, oriundo del municipio de Cajamarca Tolima, Ingeniero Agrónomo de profesión, productor de arracacha, café y hortalizas. Don Rafael nos cuenta que el primer trabajo que tuvo fue arrear mulas con café, momento en el cual comenzó a enamorarse de la agricultura. Hoy en día, Don Rafael se ha empeñado en implementar la agricultura orgánica o producción limpia en sus prácticas agropecuarias como modelo de vida y en la lucha contra la agricultura convencional o practicas indiscriminadas que alteren el equilibrio del medio ambiente.
En sus inicios en el mundo laboral y en el desarrollo de su profesión como agrónomo, se desempeñó como extensionista de la Federación Nacional de Cafeteros, asesorando nacional e internacionalmente las prácticas de beneficio y poscosecha de café, hasta que un día decidió cambiar de horizonte e iniciar una nueva etapa en su vida, la agricultura orgánica.
Don Rafa, como le decimos de cariño, manifiesta que lleva 8 años como productor y que cuando llegó a la finca se enfocó directamente en la agricultura orgánica como un modelo de vida y economía, indagando y profundizando cada vez más en estas prácticas que lo han llevado al éxito.
El camino para Don Rafa no ha sido fácil, ya que se ha enfrentado a muchos obstáculos para ejercer su modelo; siendo la principal dificultad el estar rodeado de predios en los cuales se practica la agricultura tradicional o convencional y por ende, es factible que por deriva causada por el viento o por agua de escorrentía lleguen trazas o partículas de pesticidas o agroquímicos a su predio. Debido a lo anterior, implementa prácticas de mitigación y desintoxicación de los suelos bajo el cual ejerce la agricultura.
La principal problemática que ha identificado don Rafa en las prácticas agrícolas convencionales es el uso indiscriminado de agroquímicos, lo cual considera altera la composición natural y estructura de la planta y de cualquier ser vivo, impactando negativamente la fauna y flora natural del ecosistema, pudiendo llegar a causar efectos irreversibles sobre la naturaleza.
También manifiesta que existe otra problemática, la cual ha denominado problema fisicoquímico debido a la compactación de los suelos causados por el sobre laboreo o mecanización y la pérdida de nutrientes. En relación, manifiesta que: “el sobre laboreo o el exceso de mecanización causa un movimiento de las partículas más pequeñas o finas hacia horizontes inferiores y por ende la acumulación de estas partículas a través del tiempo crea una capa compacta que dificulta la penetración de las raíces y por ende, dificulta la extracción de micronutrientes de los horizontes inferiores del suelo; causándole a la planta una desnutrición y haciendo que esta sea más lenta en su reacción contra ataques de plagas y por ende más susceptible a las mismas”.
En el marco del modelo de agricultura orgánica que maneja en sus cultivos, don Rafa maneja el árbol del cultivo de café como un huerto de frutos, es decir, eliminando mediante podas las ramas improductivas o que ya no van a producir. Para el caso de la arracacha, manifiesta que en lo posible trata la labranza mínima con el objetivo de conservar la estructura del suelo y evitar las problemáticas fisicoquímicas que menciona. Nos comenta que el manejo que le da a los colinos de arracacha es especial, ya que una vez cortados los deja en reposo entre 4 días a una semana, un día previo a la siembra sumerge los colinos en un caldo de microorganismos enraizadores que obtiene a partir de melaza y sábila; dándole así un recubrimiento o barrera contra microorganismos patógenos. Adicional, recubre los hoyos donde va a sembrar con microorganismos benéficos y una vez sembrados vuelve y aplica los microorganismos.
Estas técnicas y prácticas agroecológicas las aplica a un sin número de hortalizas que cultiva en su finca entre las cuales menciona; acelga, cilantro, pepino, espinaca, cebolla, tomate, pimentón, perejil y lechuga, entre otras. Sumado a estas prácticas, don Rafa experimenta con técnicas de desinfección de los suelos mediante la
conservación y el descanso de lotes, aplicación de sustratos ricos en microorganismos descomponedores de materia orgánica y otros elementos no benéficos para el suelo como las partículas o moléculas inorgánicas.
Al cierre de nuestra conversación, don Rafa nos comenta que se puede ser productivo a través de la implementación de una agricultura limpia y aunque los ecologistas están solos o no tienen dolientes, la investigación en temas de agricultura orgánica es aún incipiente y por ende, hay una gran potencial y un campo inmenso por explorar, así como él ha podido y sigue investigando por su propia cuenta la forma de mejorar día tras día su sistema productivo y su calidad de vida y de quienes se benefician de sus productos.
Por último, menciona que la clave de la vida es la conservación de la fauna y la flora, y que como lo dijo el científico químico y pionero de la microbiología moderna, Louis Pasteur “él no concibe la existencia de la vida en ausencia de los microorganismos”
Asociatividad en la Agricultura Colombiana:
Un Camino Hacia el Desarrollo Sostenible
Cristhian Leonardo Guarnizo Bustos
Colombia, nación montañosa y tropical que se encuentra enriquecida por la presencia de dos océanos y una vasta red hidrográfica. A pesar de sus condiciones geográficas óptimas para la agricultura, la población campesina ha enfrentado desafíos persistentes, incluyendo la disminución de jóvenes interesados en la agricultura y la competencia extranjera que afecta la producción local.
En este contexto, la asociatividad ha surgido como un pilar fundamental para el desarrollo agrícola en Colombia. Respaldada por políticas gubernamentales y leyes como la Ley 2219 de 2022, las asociaciones campesinas se han convertido en catalizadores para el crecimiento rural sostenible. Estas asociaciones no solo mejoran la productividad y la competitividad agrícola, sino que también impulsan el desarrollo social y económico integral de las comunidades rurales.
Dos ejemplos inspiradores ilustran el poder transformador de la asociatividad. En el Valle del Irco, Chaparral, Germán Villa ha liderado un proyecto familiar que comenzó con la producción de caña y panela y se expandió hacia la tecnificación del cultivo del café. La clave, según Villa, radica en la colaboración familiar y la unión de esfuerzos. Así nació Asolaunion, una asociación que ahora involucra a 23 socios activos y se ha convertido en un pilar de la comunidad.
Otro caso revelador es el de Ana Rodríguez y su asociación Agroarlinday, compuesta principalmente por mujeres cabeza de familia en la vereda Argentina Linday. A pesar de los desafíos personales y sociales, estas mujeres han construido una cooperativa con sus propias manos, desde la construcción de una bodega hasta la adquisición de una tostadora para transformar su café. Para Ana, el liderazgo
asociativo no solo se trata de lo económico, sino también de fortalecer los lazos sociales y mejorar la calidad de vida de las familias involucradas.
Además, es crucial destacar cómo la asociatividad no solo se trata de mejorar la producción y los ingresos, sino también de preservar la diversidad cultural y la tradición agrícola colombiana. Al unir fuerzas, los agricultores han logrado preservar conocimientos ancestrales y técnicas agrícolas tradicionales, asegurando así que las generaciones futuras también se beneficien de esta riqueza cultural.
En última instancia, la asociatividad en la agricultura colombiana no solo es un modelo económico, sino también un testimonio de la resiliencia y la determinación del pueblo colombiano. A medida que estas asociaciones continúan floreciendo, ofrecen una visión esperanzadora de un futuro donde las comunidades rurales prosperan, las tradiciones son preservadas y la agricultura sostenible se convierte en un pilar fundamental para el desarrollo nacional.
Profesional - UT
Historia de una mujer en el sector rural
Daniela Paola Villarreal Pacheco
Investigadora - AGROSAVIA
Gloria Yaneth Castro es una señora de 47 años, nacida y criada en el municipio de Cajamarca, vereda el Espejo. toda la vida se ha dedicado a actividades agrícolas, que su padre le enseñó trabajando en diferentes cultivos. Mientras vivió con sus padres nunca se encargó de realizar las labores domésticas; no le gustaba cocinar, hacer oficio o lavar la ropa, pues ella prefería estar con su papá en el lote, recogiendo café, arveja y frijol, preparando el terreno, sembrando, atendiendo las huertas caseras y recogiendo las cosechas.
Cuando se casó, notó que le correspondía realizar esas labores que tanto evitó por años; se iba todo el día para el tajo con su esposo, y al llegar la noche tenía acumulado todo el oficio de la casa. Así que no tuvo más opción que hacerle frente a un rol con el que nunca estuvo de acuerdo y además de eso convertirse en administradora del tiempo y los recursos de la finca. Atendía a los animales, el hogar y los asuntos financieros.
Actualmente vive con su esposo y su hijo en la finca que adquirieron gracias a los ahorros que obtuvo por sus trabajos anteriores, por la venta de huevos, leche, entre otros ingresos que le permitieron ir llenando su alcancía. Así fue como logró que le aceptaran un crédito bancario y poder comprar un lote en la vereda donde creció.
Después de muchos obstáculos que le impidieron realizar sus estudios en su infancia y adolescencia, con esfuerzo y dedicación logró graduarse como bachiller en el año 2018, lo que fue un orgullo para ella y su familia. A partir de esto, realizó diferentes capacitaciones en participación y equidad de género, incidencia política, escuelas de campo dirigidas por Agrosavia y otros talleres que le permitieron ampliar sus conocimientos. Como mujer productora se ha enfrentado a muchos retos, por ejemplo ir a la plaza, vender sus cosechas y hablar con los intermediaros, pues algunos la subestimaban pensando que podían comprarle al precio que ellos quisieran. Entonces
lidiar con este tipo de escenarios, le enseñó que debe tener diferentes alternativas de comercialización.
Durante su participación en las diferentes reuniones se encontró con algunos pensamientos y opiniones machistas, pues ella manifiesta que es difícil liderar procesos porque muchos hombres se quieren quedar con el protagonismo de las actividades que ella realiza, creen que tienen el poder de tomar todas las decisiones, y además de recibir comentarios cómo: “usted no es capaz”, “usted no sabe”. y también de terceros diciendo que “como es mujer ella es manejable”, “ella va a firmar lo que le digamos”, palabras que contribuyeron a bajarle la autoestima.
Al pasar por estas situaciones, la señora Gloria empezó a capacitarse y apoyar a otras mujeres, pues como ella dice “una mujer tiene derecho, una mujer puede salir adelante y enseñarle a las otras mujeres a subir el autoestima”, así fue como se vinculó a otras asociaciones donde la apoyaron y le enseñaron a hablar en público, poco a poco fue adquiriendo habilidades y capacidades para liderar proyectos, vender las cosechas producidas en su finca y ser la tesorera, presidenta o secretaria de alguna asociación.
En su comunidad se destaca por ser una mujer con liderazgo, pues desempeña diferentes roles en las asociaciones a las que pertenece. Todo este aprendizaje
le motivó a fundar ASOMUCA (Asociación Mujeres Campesinas de Cajamarca). allí se desempeña como presidenta y se encarga de conseguir y formular proyectos con entidades privadas y ONG. Y de paso, ayudar a las mujeres de su región y brindarles oportunidades laborales, económicas y formativas.
En los proyectos que ha participado, logró que a la asociación le entregaran una maquinaria para productos derivados de la arracacha, una bio fábrica de abonos orgánicos para este cultivo, un invernadero, un tanque de agua y un sistema de riego. También ha formulado e implementado diferentes proyectos, con los que ha logrado recursos para compra de herramientas, instalación de huertas caseras y diferentes actividades donde se han beneficiado todos los productores que participan activamente.
La historia de vida de la señora Gloria Yaneth, permite evidenciar como las mujeres pueden desempeñar diferentes roles en el sector rural y también en el trabajo agrícola, así como liderar proyectos, buscar recursos y oportunidades que beneficien a las mujeres de su asociación, transmitiéndoles seguridad e independencia emocional y económica. Su trayectoria inspira a muchas mujeres a salir adelante y superar estigmas, estereotipos, y patrones machistas que también sufre nuestro contexto rural.
Avances: Mediadores y líderes del sector agrícola y agroindustrial,
una estrategia para la apropiación del conocimiento
Luis Demetrio Delgado Morato
En esta actividad, se busca consolidar un grupo de promotores y líderes rurales, quienes, desde diversas estrategias educativas, se formarán para ser impulsores en el desarrollo y bienestar comunitario en sus regiones. Con ese propósito, desde una formación modular la cual comprende tres temáticas (generación de actitudes para la gerencia, técnicas de producción y técnicas agroindustriales) los líderes de la ruralidad estarán expuestos al aprendizaje, desde un proceso de inmersión, con un componente mediado por la tecnología. En ese sentido, en la primera etapa se abordarán temáticas como la comunicación, la innovación y el liderazgo, para el fortalecimiento de las cadenas productivas; y con la ayuda diversos medios, como la línea de tiempo, diagrama de Venn y otros, los líderes y promotores desarrollarán y descubrirán habilidades gerenciales replicables en sus regiones. Por otro lado, una segunda etapa abordará técnicamente la producción, es decir, comprenderá elementos del manejo integrado de plagas, enfermedades y arvenses; además, se abordará la
nutrición de los cultivos, desde un enfoque práctico, que permita la comprensión de elementos claves aplicables en los sistemas productivos; y la relación de las dinámicas del mercado con la planificación de la producción. Finalmente, en la tercera etapa formativa, se abordarán tres temáticas: manejo postcosecha, acopio y procesamiento y mercadeo. Se desarrollarán los componentes de cada etapa desde un enfoque transversal, considerando las cadenas productivas priorizadas (café, cacao, aguacate, cítricos y arracacha) y estará complementada la teoría con diferentes momentos prácticos en los cuales los líderes y promotores rurales tendrán la oportunidad de compartir con expertos y promover el intercambio de saberes. Se espera en esta actividad que los mediadores y líderes del sector agrícola y agroindustrial puedan apropiar conocimientos, experiencias y técnicas, para poder ser replicadas en sus comunidades y así contribuir al fortalecimiento de las cadenas productivas desde diferentes enfoques.
Profesional - UT
De la catedra al cultivo de cacao
Leidy Tatiana Suárez Palma
Investigadora - AGROSAVIA
En las entrevistas realizadas a algunos productores del municipio de Mariquita encontramos la historia de un profesor, quien después de años de ser docente, opto por dedicarse al cultivo de cacao. A sus de 79 años; oriundo de Arbeláez Cundinamarca. Don Pedro tomó la decisión de dedicarse a la producción de cacao, según él para tener en que entretenerse, ya que contaba con mucho tiempo libre; luego de comprar su finca, decidió asesorarse en ese entonces por la UMATA, y siguiendo las recomendaciones del técnico de aquel entones, optó por sembrar Cacao ya que el resultado de su análisis de suelo le recomendaba sembrar caña, cacao y plátano; y la finca tenía algunos árboles de cacao lo cual lo llevo a tomar la decisión por este cultivo, luego con la ayuda de Fedecacao inicio con el establecimiento de algunos clones de cacao que mantiene hoy en día.
Mientras conversábamos y el respondía nuestras preguntas nos cuenta sobre su vida, y como desde pequeño creció en el campo; además de que se ha vuelto un conocedor del cultivo de cacao gracias a las capacitaciones a las que asiste, los documentos y videos que observa al respecto. También nos comenta sobre el proceso de su cultivo , el cómo fue la preparación del suelo y que en ese entonces sembró con la medida de una cabuya de 3 metros, luego fueron trazando, utilizando dos varas de 3 metros y una cabuya, para así formar una figura de triangulo. Sin embargo, también comenta que hoy en día las cosas se hacen de otra manera y nos habla un poco del trazado a nivel para que los surcos queden bien parejos.
También nos narra que cuando él estaba pequeño los suelos se dejaban totalmente descubiertos y se limpiaban con machete; como el mismo dice: “hoy en día es más fácil todo, ahora se limpia con guadaña porque eso es otra cosa que tuvo que aprender, que el suelo para el cultivo de cacao se debe guadañar alto para no dañar las raíces”.
Una vez avanzábamos en la entrevista nos manifiesta como el manejo del cultivo ha cambiado y nos relata que anteriormente el cultivo de cacao no se fertilizaba, según él los suelos era más sanos, sin embargo, hoy en día con los nuevos cambios en la agricultura se habla del pH, de la aplicación de nutrientes mediante abonos. sin embargo, como él nos indica prefiere hacer aplicaciones orgánicas, aclarando que no hace aplicaciones de gallinaza o estiércol de gallina, ya que su aplicación en el cacao facilita la producción de hongos y además porque la gallinaza produce Cadmio que es un metal pesado que produce cáncer en el ser humano. Así mismo nos describe que anteriormente no se le prestaba atención a las podas y que no se conocían tantas plagas como las que tiene que manejar hoy en día; hoy con la asesoría de los técnicos
que lo visitan ha aprendido a hacer estas actividades en campo, las diferentes podas para que sus árboles tengan una mayor producción, y de esta manera también poder controlar las diferentes plagas y enfermedades que visitan su cultivo. Una de las enfermedades que más lo afecta es el la monilia, que es un hongo que parece como un polvo blanco que le da a las mazorcas o a los frutos del cacao; otra enfermedad que afecta su cultivo es la famosa Phytoptora, que la reconoce porque a la mazorca se le forma una mancha negra y esta suele ser uniforme. Para Don pedro las podas son de gran importancia ya que así puede controlar estas enfermedades, aunque a veces el clima no le ayuda, ya que el inverno hace que se proliferen con más frecuencia.
Al continuar el recorrido por la finca, se pudo apreciar las instalaciones con las que cuenta para la fermentación y el secado de sus productos, allí nos comparte su experiencia como comprador de cacao explicando por qué este proceso es el de mayor cuidado, si se busca un producto de calidad. Él nos explica que cuando llega el cacao para fermentar; este va a un cajón de madera, donde la temperatura esta
más o menos a 30 grados cuando se tapa el cajón, al día siguiente o a los dos dias ya la temperatura ha alcanzado los 55°C o 60°C, al destaparlo se debe mezclar muy suave, logrando que los granos que se encuentra encima queden debajo, este vuelve y se tapa, y la temperatura baja de 55°C a 30°C, luego se deja otro dos dias y vuelve a aumentar la temperatura a 55°C, este proceso se repite cada dos dias, por lo general este dura 6 dias en el cajón, luego los granos de cacao se llevan a las paseras para el secado. Para verificar si ya está listo, don Pedro procedió a tomar dos o tres granos más gruesos, y con una navaja abre el grano; luego hizo presión con la uña, si la almendra queda pegada es porque le falta sol si esta no se pega al hacer presión es porque ya está lista, este proceso puede durar entre 10 a 12 dias; en el cultivo de cacao como dice él hay mucho que investigar y mucho que aprender a manejar para poder obtener un producto de alta calidad.
Al finalizar, don Pedro nos comparte como él junto con otros productores de cacao ubicados en Fresno, Mariquita y Falán; crearon la Cooperativa Multiactiva Tolimense de Productores Agropecuarios “COAMUTOL”; con la finalidad
de poder comercializar su producción a un buen precio, aquí don Pedro aparte de ser socio activo, es el Tesorero y también el encargado de la compra del cacao y su respectiva comercialización, incursionando en la venta de cacaos finos y de aroma con el fin de cumplir con estándares de calidad para comercialización y exportación a países consumidores como es el caso de Europa.
Como conclusión podemos decir que la experiencia que ha tenido don Pedro con su cultivo, los conocimientos que ha adquirido mediante la lectura y al apoyo técnico que ha recibido; lo ha convertido en un gran conocedor de lo que se debe y no se debe hacer para sacar un producto de calidad, siendo ejemplo de perseverancia y dedicación que lo llevo a encontrar en el cultivo de cacao un nuevo proyecto de vida después de su jubilación; y como es importante que a través de la asociatividad y estandarización de los procesos se puede competir dentro de un mercado que está en crecimiento.
La resiliente voz del campo colombiano: Un testimonio de lucha y desolación
Jeniffer Rivas Gámez
Profesional - UT
En un tranquilo pueblo cafetalero del Tolima departamento de Colombia, conocí a Juana García, una mujer con firmes raíces campesinas y una historia de vida que trasciende las adversidades que ha enfrentado. Con el aroma del café fresco flotando en el aire, compartió conmigo sus experiencias, entre sonrisas y lágrimas, en un relato de valentía y supervivencia.
Juanita , como la llama su gente, cuenta el relato con destello en los ojos y manos curtidas por el trabajo de años en el campo cafetero, entrelazando cada una de sus frases con la sonrisa que la caracteriza:
-La vida en el campo, sembrando café, siempre fue nuestro sustento y pasión. Pero la tragedia tocó nuestras vidas de una manera que jamás imaginamos. No conocía más que mis plantas y los lotes de café que recorría con mi padre.”
El conflicto armado en Colombia había llegado a su región, cobrando vidas, sembrando miedo y desplazando miles de personas. Juana y su familia no fueron la excepción.
-Era una noche oscura, de esas que parecen no tener fin. Escuchamos disparos, y en cuestión de minutos, los guerrilleros entraron a la casa. Mi esposo tratando de protegernos , pero(...)-.
el susurro del silencio estremecía cada rincón de aquella dulce morada donde se plasmaba entre sus paredes pequeños recuerdos de su amoroso pasado. Las lágrimas inundaron los ojos de Juana mientras recordaba la pérdida de su esposo en ese fatídico momento. La violencia había dejado una marca indeleble en su familia.
Reanudó. -Mis hijos y yo logramos escapar de milagro. Pasamos meses en un campo de desplazados, sin saber si alguna vez podríamos volver a nuestra tierra-.
Sin más opciones en el campo, Juana y su familia decidieron trasladarse a la ciudad, en busca de oportunidades para reconstruir sus vidas. La ciudad era un mundo desconocido, muy diferente a la paz y la serenidad que habían conocido en su hogar rural. -La ciudad era abrumadora, el ruido constante, la multitud de gente, y la falta de espacio nos agobiaban. Buscamos trabajo en fábricas y tiendas, pero apenas ganábamos lo suficiente para sobrevivir-.
Los recuerdos de la vida en el campo continuaban persiguiendo a Juana. La pérdida de su esposo y la soledad de la ciudad la atormentaban, pero la determinación de proporcionar un futuro mejor para sus hijos la mantenía en pie.
La valentía y determinación de Juana le ayudaron a recuperar la esperanza después de años de conflicto. Finalmente, lograron regresar a su tierra natal.
-Volver al campo, al aroma de las montañas y el susurro del río, era un bálsamo para el alma. Pero el abandono del campo nos toca aún más fuerte. Las carreteras estaban destrozadas, las escuelas cerradas, y la violencia aún rondaba en las sombras-.
El regreso a la tierra no fue lo que Juana había soñado. A pesar de su amor por el café y su dedicación incansable al cultivo, el campo había cambiado, y la promesa de una vida mejor se esfumaba.
-Es triste ver cómo el campo que amamos se va desvaneciendo poco a poco. La juventud prefiere la
ciudad, y los sueños de una vida tranquila en el campo se desvanecen. ¿Qué será de nosotros y de esta tierra que tanto hemos cuidado? Nos costó adaptarnos, pero no teníamos otra opción. Mis hijos estudiaron en escuelas de la ciudad, y poco a poco comenzamos a sentirnos parte de la comunidad urbana. Estoy aquí pero sola, ellos vienen de visita, pero mis manos están agotadas, el café no da para mucho y las deudas son las que sacan el provecho de la cosecha”
La representación de Juana no es solo la vivencia de alguien que relata su cruda realidad , sino la recopilación y adaptación de muchas mujeres cafeteras que desnudan sus vivencias para relatar la el horror del conflicto, la pasividad de levantarse y la valentía de seguir. Esto no fue escrito por la recopilación de una mujer, sino que es el reflejo de muchas de ellas en la voz de Juana; Pilar, Jaquelin, Martha, Karen, Jésica y otras más que aparecen en el relato.
La historia de Juana García es una representación viva de la lucha de innumerables campesinos en Colombia que han enfrentado los horrores del conflicto armado, la pérdida de seres queridos y el desafío de reconstruir sus vidas en medio de la desolación. Su voz, llena de descontento y tristeza, nos recuerda la importancia de apoyar a las comunidades rurales y preservar la riqueza de la vida en el campo colombiano antes de que sea demasiado tarde .
Café, arraigo y conocimiento: el campesino como sujeto empoderado.
Rafaél Hernandez Salazar
Luego de pasar una buena parte de su vida como policía, Orlando Rodríguez, buscando algo diferente, terminó en un rinconcito montañoso del Tolima. “Esta finca la compramos en compañía con un hermano”. Buenavista, como se llama su predio (cafetero por excelencia), se ubica en la vereda Pericos, zona rural de Ibagué. “Yo soy de Boyacá. Por allá se da es la papa, la cebolla. De café sabía muy poco, pero aprendí”, recordó alguna vez, como siempre, con una sonrisa vivaz en la cara.
Don Orlando es un ejemplo a seguir en su vereda. Su finca es constantemente visitada por Universidades de la región, instituciones del estado, ONGs, o simples
curiosos. “Si lo que hago no funcionara, ustedes no estarían acá sentados”, nos dijo un día, en medio de una de tantas visitas. El motivo de la curiosidad de los externos es simple: su finca es manejada por completo bajo principios agroecológicos. Es decir, su marca de café (Café Don Orlando) proviene de cafetales sacados adelante sin productos de síntesis química, al igual que sus bananos, cerdos o naranjas.
“Yo no echo venenos y la finca mía es igual a la de los demás, produce igual”, suele explicar sobre el porqué de sus acciones. “Osea…los venenos para qué sirven ¿para qué sirve esa vaina?”. Profesional
En honor a la verdad, el atractivo de Bellavista, no está sólo en su concepción orgánica, o en sus cafetales ordenados, o en sus paisajes de revista, está también en la gracia de su dueño. Don Orlando es lo que popularmente podríamos llamar un ‘personaje’. Sus dichos sagaces (“Uno no puede ser el mejor hablando paja”), sus apuntes críticos (“Pues habría que mirarlo con números”), sus reflexiones casi siempre irrefutables (“Hay burocracia, pero no hay soluciones”), son la muestra clara de a lo que un campesino con conocimiento y arraigo por su tierra irremediablemente llega: empoderamiento. A don Orlando, difícilmente lo pueden engañar.
El conocimiento, entendido desde una perspectiva plural, adaptada a los contextos, es un vehículo para la transformación de las realidades de las comunidades, siempre para bien. Don Orlando ha logrado mejorar no sólo la calidad de su café y finca en general, gracias a la puesta en práctica de saberes agroecológicos, tradicionales y modernos, sino también su calidad de vida en términos de cero exposición a agroquímicos y mejores ingresos.
Sin embargo, el conocimiento por sí sólo no es garantía de bienestar, pues como se ve, su magia ocurre cuando se pone en práctica, y para ello hace falta arraigo por la tierra, amor por la agricultura.
Es cierto que el apego a las montañas verdes, los destellos dorados del sol en las mañanas y la sinfonía de pájaros a toda hora (todas condiciones propias de la existencia rural), va mucho más allá de la cantidad de dinero que una familia campesina obtenga a partir de lo que produce en su finca. Pero también es cierto que, cuando se tiene todos los días el pan sobre la mesa, la ropa sobre el cuerpo, y el corazón en equilibrio, se puede amar con más facilidad la profesión de hacer producir la tierra. El arraigo, ocurre más fácil con condiciones de vida dignas.
Así, el conocimiento y el arraigo son dos elementos complementarios, que cuando encuentran sinergias, casi siempre producen desarrollo en las comunidades rurales. Don Orlando es un ejemplo de ello; aprendió a manejar su cultivo de manera amigable con el ambiente, entendió qué
le servía y qué no, aplicó su intuición y lógica, y encontró así la mejor forma de administrar su pedazo de país.
Él sabe que la vida en el campo puede llegar a no ser tan fácil. Entiende la importancia del conocimiento y cómo a partir de él, las cosas pueden mejorar, que su aplicación puede ayudar a reducir costos y que el campo es el motor de Colombia, porque sin campo no hay ciudad.
Pero hay algo que entiende mejor. en medio de un atardecer sazonado por montañas, con la naturalidad de quien está acostumbrado a la realidad, sentencia: “Yo campesino no voy a dejar de ser, éso sí lo tengo claro”.
El valor agregado como estrategia para empoderar al café
Guillermo Andrés Lozano
Conocidos a nivel global como potencia cafetera, nuestro país desborda una biodiversidad en recursos naturales que son aprovechadas por entes multinacionales. De este modo, nos contentamos y decimos que uno de nuestros fuertes es la producción de café, producto que aún hoy en la era de globalización seguimos comercializando como una materia prima, donde aparte de este, no es sorpresa para nadie donde queda la ganancia de la transacción y la exportación.
Sin embargo, si queremos adentrarnos un poco en la realidad cafetera y campesina, a este ser recientemente reconocido como sujeto especial de derechos debemos reconocerle no solo el café con cuerpo ligero y notas a chocolate, sino la mayoría de alimentos que a hoy componen nuestra canasta familiar. Avalado por el Ministerio de Agricultura, que expone que cerca del 80% de los alimentos son producidos por sistemas de agricultura familiar.
Volviendo al mundo de la cafeína, hoy en día estamos viendo como van apareciendo marcas con diferentes logos, diseños, empaques, municipios y perfiles de taza que no son sino un reflejo del trabajo de una familia campesina que busca cerrar el ciclo de su producto. Pero una de las cosas que genera curiosidad es ¿cómo fue que empezaron con esto?
Más allá de los procesos diferenciados y las creaciones de marcas para el café tostado y molido, el valor agregado está dirigido hacia aquellas personas que desempeñan un papel
fundamental dentro de sus comunidades. Estos personajes se han encargado de hacer un proceso de concientización en sus territorios, compartiendo su conocimiento e invitando a las familias agriculturas a la innovación.
Desde Tano Daniel Hernández, con su pequeña tostadora de 3 kilogramos con la que realiza la maquila para la mayoría de cafeteros del municipio de Dolores. También en el Líbano, dónde Johanna con su empresa de maquila apoya los procesos de creación de marca y Alejandro Franco con sus procesos de oxidación y fermentación controlada que otorgan al café una taza capaz de ganar concursos. Y, por último, Víctor Gómez en Fresno con su finca Los Cámbulos dónde el tiempo siempre es poco para cubrir la gama de actividades y procesos que realiza allí.
Realmente es el capital humano, el que debería llegar a considerarse como el valor agregado, ante una realidad en la que los jóvenes están buscando mejores oportunidades en la ciudad, los suelos cada vez son más degradados, las condiciones climáticas con sus adversas fluctuaciones y la brecha entre costos e ingresos es cada vez más alta; invita a la reflexión sobre el futuro del agro, pero con más impacto, un sentido de admiración para todas aquellas personas que a pesar de todo, continúa dando la cara y promoviendo un cambio real que tenga un impacto positivo sobre sus comunidades.
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La ciudad también es fértil
Eros Castaño Olaya
Profesional - UT
Este artículo está escrito desde la visión satírica de un citadino habitante de la capital del Tolima, es decir, la urbe de Ibagué. A través de él conocemos cómo se accede a las hierbas aromáticas, al café (que no es recién molido, sino instantáneo), a los productos alimenticios, que están en los supermercados y, en general, al estilo de vida de la ciudad que no es el bucólico de nuestro campo. Entonces él como profesional que trabaja en el proyecto y ha vivido siempre en la ciudad, nos hace notar el poderoso contraste entre la vida mucho más saludable del campo y la vida en la ciudad que se ve imbuida de la contaminación y de las características civilizatorias que no son tan recomendables para nuestro bienestar.
Mi finca es la más fértil de toda la ciudad de Ibagué, en el andén, por ejemplo, crecen sin control yerbas aromáticas, gracias al riego dorado que hacen los perros de mis vecinos todas las mañanas. Esa potente acción aromática entra por las ventanas y vaporiza toda la sala en donde me tomo una taza de café instantáneo cargado y rojizo con cuatro cucharadas de azúcar. A pocas cuadras de mi casa está la gran despensa, (que es de todos y es de aquí) donde intercambio mi dinero por unos bananos perfectos que parecen de plástico y algunos paquetes y bebidas que traen sellos negros que advierten el exceso de nutrientes.
Soy un afortunado finquero, porque no tengo que recorrer trochas, ni lomas ni senderos espinosos, tampoco tengo que aventurarme en vehículos Jeep, que hacen arriesgadas maniobras en los cerros. En cambio, salgo a la esquina y cojo la buseta, siempre llena hasta el techo de gente angustiada, afanada y hedionda a Ibagué. con ellos voy cómplice, desconfiado, también contagiado de la fragancia, agarrando cualquier superficie pegajosa de cochambre para no caer.
Todos los productos que necesito los tengo a la mano; Los comerciantes de aguacate, limón, arracacha, vidrio templado, choco conos, pizza y mazamorra. Los escucho a seis cuadras cuando se aproximan con carretillas y megáfonos a un volumen competente, sonando ingeniosos Jingles y melodías. vienen en diferentes momentos del día, y a veces todos a la vez. los sujetos uniformados con guadañas que hacen la poda de mi pasto lo hacen sin necesidad de que los llame y me cobran en el recibo de la luz.
En mi finca ibaguereña, sólo hay un árbol que nunca produce. lo sembraron mis vecinos en mitad de la vía, y los coches pasan por los lados. Cuentan que cuando dio sus primeros platanillos, se los robaron durante la noche. De haber ocurrido en el día, seguro mis vecinos hubiesen tomado violentas medidas quizá para demostrarse hermandad entre sí.
El día a día en mi finca no siempre es fácil, sin embargo, es más llevadero gracias a insumos que encargo a domicilio una vez por mes y los tomo con un vaso de agua; fluoxetina, sertralina, amitriptilina y clonazepam, son algunos de ellos. Bajo los milagrosos efectos, salgo tranquilo a caminar por la gran Ibagué, para reflexionar y de paso hacer ejercicio, respirando espesos estornudos de exosto de carro, con notas a grasa quemada de motor y llenando mis pulmones de hollín con triturado de freno y vaporizado de indigencia. Entonces digo para mí mismo “La ciudad también es fértil”
Tierra fértil
Datos agrícolas en pocas palabras.
Avances: formación en cultura científica de las comunidades rurales, una estrategia para la apropiación del conocimiento
Lizeth Maritza Jiménez Laserna
Profesional - UT
La investigación es desarrollada también por las comunidades rurales, quienes, desde la identificación de un problema o situación, la abordan y obtienen datos importantes en la búsqueda de soluciones. Es así, como en esta actividad, los líderes rurales de las diferentes cadenas productivas, con espíritu investigador, serán formados en esa área para potenciar sus capacidades. De esa manera, la formación se desarrollará en cuatro
etapas de creación y formulación, y una etapa práctica en la cual los líderes plasmarán en la realidad sus ejercicios de investigación.
En una primera etapa se enseñará a las comunidades la necesidad de investigar para resolver problemas ambientales, económicos, productivos y otros que se puedan identificar. En la segunda etapa se plasmará la forma en la cual se investigarán los problemas o situaciones priorizadas para cada cadena productiva; como la muerte de árboles de aguacate, el componente de podas en el cultivo de cacao, utilización de abonos orgánicos en el cultivo de café y el componente nutricional en la cadena productiva de arracacha. En las siguientes dos etapas se enseñarán las diferentes formas para la toma y análisis de datos y la importancia de estos para establecer decisiones oportunas.
Finalmente, con la orientación de un facilitador, se guiará a la comunidad para que lo aprendido en las etapas anteriores, sea ejecutado en la realidad con un ensayo de investigación, en el cual se espera que los resultados sean útiles para mejorar los sistemas productivos en el sentido social, económico o ambiental. Se propone que las comunidades rurales vivan una experiencia de investigación en la cual puedan identificar de manera participativa problemas reales de los sistemas productivos. Además, que puedan plantear y ejecutar soluciones evaluables en diferentes momentos y espacios para llegar a construir conclusiones y que las mismas puedan ser compartidas y difundidas en diferentes regiones de impacto.