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PABELLÓN GRAIMAN

La propuesta redefine un único elemento como un edificio entero. Empezando con un apilamiento repetitivo de un módulo vacío, el diseño se convierte en un espacio cubico con dos esquinas periféricas jerárquicas. Por un lado, la esquina de la entrada, con módulos ortogonales bien definidos, y por otro lado, a medida que el proyecto se direcciona hacia la esquina contraria, los módulos empiezan a rotar en cinco grados hasta que llegan a los noventa grados. El proyecto cambia constantemente a medida que el usuario lo recorre.

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El proyecto nace a partir de una competencia a nivel nacional con el objetivo de generar un espacio a manera de showroom, ya que Graiman es uno de los productores e importadores de productos de recubrimiento más grandes en Ecuador. La única base para el concurso, era un diseño efímero, pocos elementos y una rápida construcción. Para el Pabellón Graiman se ha optado por un diseño que sea capaz no solo de mostrar la verdadera esencia de los productos Graiman y la sensibilidad que estos pueden llegar a evocar, sino también explorar sus posibilidades estéticas y funcionales. No se pensó en un lugar específico, la idea del pabellón es que siga la tendencia universal de los productos Graiman, para se propone un espacio genérico capaz de implantarse en cualquier región, y aun así ser capaz de generar su propio entorno por medio de micro-atmósferas, que relacionen al producto Graiman con: luz natural y artificial, espacios cubiertos y abiertos, interiores y exteriores.

Si bien se propone un diseño inspirado en el trabajo del artista cinético venezolano Carlos Cruz-Diez, la materialidad del pabellón está compuesto enteramente de productos Graiman, en donde la mayoría de los módulos son blancos, y solo adquieren color los módulos que van rotando, en una paleta que va desde tonos cálidos hasta fríos y sus respectivas transformaciones en el medio, esta es solo una forma de armar el pabellón, ya que al estar conformado a partir de un solo tipo de modulo, sus combinaciones son tan variadas como la infinidad misma de los productos Graiman.

Como resultado de la rotación de los módulos, el espacio comienza a difuminarse desde adentro hacia afuera, convirtiendo a la construcción en algo inmaterial.

“Estamos en una sociedad hiperbarroca, no hay reposo visual, no hay reposo auditivo y el color es fundamental en nuestra vida” (Carlos Cruz-Diez)

Tipo: Comisión

Cliente: Fundación

Guayasamín

Área: 360 m2

Año: 2019

Ubicación:

Quito-Pichincha, Ecuador

Etapa: Idea

Socio a Cargo: Andrés Córdova, Arquitecto.

Colaboración:

Josue Valarezo, Arquitecto

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