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Uro Oncología
Uro Andrología
Carcinoma de próstata de bajo riesgo: Vigilancia activa
Andropausia, hipogonadismo secundario o déficit androgénico
Dr. Pablo A. Vives
Dr. Alfredo W. Nazar
Para uso exclusivo de Profesionales de la Salud
AÑO 3 - N° 1 • 2014
Endourologia | Actualizaciones en Endourologia
La vejiga: Un órgano descuidado en el manejo de la hipertrofia prostática benigna. Prof. Dr. Osvaldo N. Mazza. Profesor Titular de Urología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
La hipertrofia prostática benigna (HPB) es la mayor causa de obstrucción infravesical en pacientes de sexo masculino, y se expresa clínicamente a partir de la sexta década de la vida mediante síntomas miccionales o síntomas del tracto urinario inferior (STUI). Constituye una consulta médica frecuente en más del 80% de los varones de la octava década. En el foro del reciente congreso de la American Urological Association (AUA) 2014, se sostuvo que la población de urólogos, en apenas pocos años, no podrá satisfacer esta demanda, debiendo recaer dichos pacientes en manos de médicos generalistas. La oferta de fármacos que alivian dramáticamente las molestias ocasionadas por los STUI, y la oportunidad, determinan que en nuestro país internistas y médicos de familia ya hayan adoptado dicho rol. La severidad de los STUI presenta una cerrada correlación con el aumento del volumen de la glándula prostática (VP), progresivo a través de los años a causa de la
HPB, si bien no es el único factor en juego. Enfermedades concomitantes como la diabetes, el síndrome metabólico, hiperlipemias, la enfermedad de Parkinson, alteraciones endócrinas (hipogonadismo del adulto mayor, hipotiroidismo) son responsables del STUI, aún con glándulas prostáticas de escaso volumen. Los STUI -generalmente de lenta aparición- son generadores de visitas a médicos por la demanda de una mejor calidad de vida. En años anteriores, sólo los casos de extrema dificultad miccional motivaban la consulta ante la otrora expectativa de que sólo la cirugía constituiría la solución adecuada. El panorama cambió radicalmente con la aparición de los α-bloqueadores, relajantes del músculo liso del tracto de salida de la vejiga (cuello vesical, uretra prostática y componente miogénico de la glándula prostática) y los inhibidores de la 5-α-reductasa (5ARI). Inicialmente, finasterida y, luego, el más potente dutasterida han demostrado detener el crecimiento de la HPB, cuando no reducirlo. Finalmente, la hiperactividad vesical secundaria a la HPB y la incontinencia de orina por imperiosidad (probablemente el STUI más demandante) se puede controlar mediante antimuscarínicos selectivos y agonistas β3-adrenérgicos que han demostrado no entorpecer
el ya afectado vaciado vesical cuando se los combina con los fármacos precedentes. El paciente demanda una pronta solución, generalmente incruenta, para sus problemas miccionales. El urólogo y otros especialistas tienen al alcance de la mano una farmacopea exitosa para tal fin, de fácil administración y con mínimos efectos adversos o rápidamente reversibles, mediante la supresión del fármaco que los causó y su eventual reemplazo por otro con mejor tolerancia. Si la tamsulosina provoca reducción y hasta ausencia del eyaculado, la alfuzosina probablemente no; si un 5ARI ocasiona re-
ducción de la libido o erección, un fitofármaco -de menor efectividadno lo hará. Los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa (sildenafil, vardenafil) son parches excelentes para mantener un 5ARI, y otro, como el tadalafil de toma diaria, también agregará beneficios en la calidad miccional, tal como ha sido autorizado por los órganos reguladores Food and Drug Administration (FDA) y la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
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