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El tiempo vivo
y la integración de la vida Maurice Nicoll La falta de conciencia y dificultad para despertar e iluminarnos, la desintegración vital en tantos sentidos está íntimamente ligada a nuestra vivencia del tiempo, gran parte de nuestra ansiedad y temores son una cuestión de tiempo. Si creemos que hay un posible nivel de conciencia o un grado de experiencia superiores inherentes a nuestra naturaleza, pensemos que hay otra forma de entender el tiempo conectada a ellos. “Nuestro actual nivel de conciencia está sujeto a nuestra experiencia y noción del tiempo y a todas las deducciones y conclusiones que obtenemos al tomar el tiempo por lo que aparenta ser”… éste nos condiciona a ver sólo la apariencia de las cosas. En tanto consideremos el tiempo de un modo pasivo y como nos parece ser a través de los sentidos: momentos que pasan a la nada, nuestro nivel de conciencia estará dominado por esa perspectiva ordinaria del tiempo. Sin embargo, podemos pensar que en realidad el futuro no viene hacia nosotros para hacerse realidad dentro de un tiempo, sino que noso-
Editorial Yug tros vamos hacia una realidad ya existente, o que es el tiempo el que hace que veamos a las cosas del mundo desaparecer… podemos creer que la experiencia consciente en un nivel superior al de nuestro estado de sueño se encuentra más allá de la secuencia del tiempo; quizá sólo de ese modo será posible entender cómo una diferente noción del tiempo puede abrir el camino a la posibilidad de nuevas experiencias. “En verdad, deberíamos más bien decir que una percepción interna del significado de otro punto de vista del tiempo podría producir este resultado”. Que nos digan que el tiempo es una ilusión no sirve de nada ni a nosotros, ni a nadie, a menos que se haya ya captado un vislumbre de otra idea del tiempo. Maurice Nicoll desarrolla esa idea y la pone a nuestra disposición retándonos a desarrollarla y conseguir otra vivencia del tiempo. Si nos damos tiempo para leer este libro, podríamos desarrollar la sabia virtud de conocer el tiempo, como decía nuestro poeta.