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DE PUNTA SON ESPECIALMENTE CRUELES»
El resultado es un capítulo nuevo del Balletcore, esa estética que se regodea en la mística de las bailarinas, y una evolución de la tendencia de la ropa deportiva que lleva años explorando todas sus posibles facetas. La moda ha romantizado en muchas ocasiones la hiperfeminidad de la bailarina, centrándose siempre en un estereotipo muy concreto, el de la mujer blanca y delgadísima, casi aniñada, producto de una cultura estética y unos cánones muy alejados de la conciencia.
Así que el regreso de la bailarina solo podía suceder rompiendo con esos clichés: ahora se combina con prendas de aire poderoso, como en el desdile de Miu Miu (que ya las había declinado en su colección del verano 2016) o en el Instagram de Rosalía, que ha acabado por sentenciar que las bailarinas ya no son un calzado cursi, pijo ni ñoño. Para llevar bailarinas hay que ser fuerte de espíritu. Ser una bailarina es complicado, pero la pasión es más grande que cualquier cosa, por encima de todo, todo se puede lograr, es posible hacerlo.
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