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Cómo afecta la familia la Salud mental?
La salud mental en América Latina
La depresión es el trastorno mental más común a nivel mundial. En América latina el 5% de la población adulta padece de ella, pero la mayoría no busca, ni recibe tratamiento, Para dar una idea de la dimensión del problema: los trastornos mentales y neurológicos representan casi una cuarta parte de la carga de las enfermedades en América latina y el Caribe. Estos van desde depresión y ansiedad hasta el trastorno bipolar.
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En el peor de los casos, la depresión puede conducir al suicidio. Se estima que cada año unas 63 mil personas se quitan la vida en América
Además del impacto en la vida personal, las enfermedades mentales también afectan el desarrollo de un país ya que son una de las mayores causas de discapacidad en el mundo. La inadecuada salud mental también afecta más a los pobres, empeorando el círculo vicioso de la desigualdad en los países latinoamericanos.
Los pobres no solamente tienen más riesgo de padecer de un trastorno mental, si no que también tienen menos acceso a un cuidado y atención adecuados. Para enfrentar este problema, las organizaciones internacionales proponen reforzar la atención primaria en salud y en salud mental. Esto significa una atención cerca de las personas, en las comunidades, pero también que el personal médico general sea capacitado para reconocer trastornos mentales y al mismo tiempo el incremento de personal médico que atienda a los sectores más vulnerables Las enfermedades crónicas, graves o letales (por ejemplo el cáncer, la diabetes, las cardiopatías o el sida) representan una carga tremenda para quienes las padecen y con frecuencia conducen a serios trastornos psicológicos, entre los que destaca por su frecuencia, la depresión.
De esta manera, se ha demostrado que las personas que adolecen de serias y persistentes afecciones mentales se ven frecuentemente afectadas por una serie de trastornos y complicaciones físicas, por lo que es fundamental ser conscientes de que para promover la buena salud en general, y el bienestar de la población, es preciso tener en cuenta la salud mental.
Estas enfermedades impactan el día a día de las personas: desde su trabajo, hasta cualquier actividad cognitiva, estudiar, actividades familiares, actividades sociales. -Dr. José Miguel Uribe
el papel de la alimentación y el sueño en la salud mental
Que una alimentación saludable influye positivamente en la salud física es una evidencia médica demostrada que ya nadie discute, el cerebro humano tiene una exigencia energética alta y constante, por lo que un buen estado nutricional es importante y clave para la salud mental, es decir, si la calidad de los alimentos que ingerimos es baja esto podría contribuir al desarrollo de alguna patología mental.

Incluso hasta el día de hoy se ha demostrado que ciertos nutrientes pueden ayudar a aliviar los síntomas de ciertas enfermedades mentales, aumentar, en ciertos casos, la efectividad de los medicamentos o disminuir los efectos secundarios de algunos otros. Por otro lado, la falta de algunos nutrientes en la alimentación o una alimentación pobre podría estar asociada con el desarrollo de algunas enfermedades mentales.
Una dieta balanceada está directamente relacionada con menos índices depresivos, y si bien no cura por sí solo este trastorno de salud mental “se ha comprobado que es un factor que incide en el tratamiento”, aclara el especialista. Y agrega: “comúnmente, los pacientes con depresión presentan falta de triptófano, un aminoácido que no produce el organismo, y que se encuentra en alimentos como el chocolate, carnes magras, huevos y almendras”.
Y no solo se trata de lo que se consume, aquí también es importante ordenar los horarios de las comidas y tener buenos hábitos en otros sentidos, como hacer ejercicio y mantener horas ordenadas y reparadoras de sueño. Todos estos factores son importantes para el cuidado de la salud mental y deben comenzar desde la más temprana infancia. No descansar el tiempo suficiente tiene consecuencias mucho más graves que sentirte cansadx o irritable todo el día.
El panorama actual no es muy alentador en este sentido: un estudio del CONICET y del Observatorio de la Deuda Social de UCA confirma que el 14,22% de lxs argentinxs duerme mal. Como si esto fuera poco, se demostró que dormimos 2 horas menos que hace 30 años y que el 22% de nuestrxs compatriotas padece de Sumado al hecho de que debilita nuestro sistema inmunológico y genera daños a largo plazo (presión arterial alta, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular), no dormir entre 7 y 9 horas por día puede ser muy perjudicial para nuestra salud mental. Si dormimos mal constantemente, aumentan las probabilidades de tener depresión, ansiedad y que nuestra estabilidad emocional sea como un samba en pleno verano costero.

Tu cuerpo es templo de la naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano, respétalo, estúdialo y concédele sus derechos.
Henri Frédéric Amiel
Salud mental durante la pandemia
Lasencuestas muestran un aumento considerable en el número de adultos que reportan síntomas de estrés, ansiedad, depresión e insomnio durante la pandemia, comparado con las encuestas previas a la pandemia. Algunas personas han aumentado el consumo de alcohol o drogas ilícitas, ya que piensan que pueden ayudarlos a afrontar sus miedos sobre la pandemia. En realidad, consumir estas sustancias puede empeorar la ansiedad y la depresión.
Las personas con trastornos de consumo de sustancias, especialmente aquellas adictas al tabaco o a los opioides, probablemente tendrán peores resultados si contraen la COVID-19.
Esto se debe a que estas adicciones pueden dañar la función pulmonar, debilitar el sistema inmunitario y provocar afecciones crónicas, como enfermedades cardíacas y pulmonares, lo que aumenta el riesgo de sufrir
complicaciones graves de la COVID-19.
- Albert S chweitzer
La pandemia de COVID-19 tuvo un efecto devastador en la salud mental.
El doctor Anselm Hennis, Director de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de la OPS, comentó: “Además de manejar el miedo a enfermar y el trauma de perder a los seres queridos a causa del nuevo coronavirus, la gente de las Américas ha sufrido desempleo, pobreza e inseguridad alimentaria, y el impacto adverso en la salud mental ha sido generalizado”.
Aunque no son solo estos problemas los que se evcidenvciaron durante este tiempo, se registró un aumento en las líneas telefónicas de ayuda, se evideció un aumento de casos denunciados de violencia doméstica, en particular el maltrato infantil y la violencia de pareja contra las mujeres, lo que afectó la salud mental de las familias que estuvieron en un encierro prolongado.
Sin embargo, los datos demuestran que a un tercio de las personas que sufrieron COVID-19 se les ha diagnosticado un trastorno neurológico o mental.
En las personas sin antecedentes psiquiátricos, el diagnóstico de COVID-19 se asoció con una mayor incidencia de un primer diagnóstico psiquiátrico en los siguientes 14 a 90 días. La pandemia también ha contribuido a la recaída y a la exacerbación de los síntomas de salud mental en personas con condiciones preexistentes. Además, se descubrió que las personas con un diagnóstico reciente de un trastorno mental tenían un mayor riesgo de infección por COVID-19 y también una mayor frecuencia de resultados adversos, lo que representa un factor de riesgo adicional para el empeoramiento de la salud mental
