Vol 46, núm 85 (2014) habitar en el ciberespacio

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REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES

Sebastián López

TIC y mediaciones culturales en la educación superior: hacia un programa multidimensional Juan Sebastián López López Didier Arnulfo Santiago Franco

El (des)orden de las ciudades Carlos Eduardo Maldonado

Internet: Entre las posibilidades de lo intangible, la dinámica social y las reconfiguraciones del capital Horacio Edgardo Correa Lucero Julio Edgardo González

Avatar-habitar-actuar. Jóvenes en las redes sociales virtuales: ¿habitantes, navegantes o actores digitales? Mónica Eliana García Gil Edwin Arcesio Gómez Serna

Club Penguin de Disney: los nuevos modos de construcción social de la infancia Sergio Alvarado Vivas

Ciudadanía digital: inclusión y exclusión. Análisis de la habitabilidad en los MOOC Alicia Natalie Chamorro Manuel Darío Palacio

Ciberespacio y ciudadanos: una mirada a través de los ayuntamientos españoles Antonio García Jiménez Beatriz Catalina García

Universidad, ciudadanía y TIC José Ignacio Chávez Gil

Pautas para los autores

Habitar en el ciberespacio

DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES Y FORMACIÓN INTEGRAL

Certificado SC 4289-1

Análisis

Bogotá, D. C. Colombia

N.º 85

pp. 155-374

Jul. - dic.

2014

ISSN 0120-8454


UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

ANÁLISIS REVISTA COLOMBIANA DE HUMANIDADES

Vol. 46 / No. 85 julio-diciembre de 2014

Publindex - Categoría C Latindex Dialnet SIFCO Clase

Bogotá, D.C.

Análisis

Bogotá, D.C. Colombia

Vol. 46 pp. 155-374 jul. - dic. 2014 ISSN No. 85 0120-8454


UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS CONSEJO EDITORIAL P. Carlos Mario Alzate Montes, O. P. Rector General P. Eduardo González Gil, O. P. Vicerrector Académico General P. Diego Orlando Serna Salazar, O. P. Vicerrector Administrativo y Financiero General P. Érico Juan Macchi Céspedes, O. P. Vicerrector General de Universidad Abierta y a Distancia -VUADDr. Henry Borja Orozco Director Unidad de Investigación Daniel Mauricio Blanco Betancourt. Director Ediciones USTA María Carolina Suárez Sandoval Coordinadora Revistas Científicas

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Comité Científico Dr. Germán Marquínez Argote Fundación Xavier Zubiri, España Dr. Alfredo Gómez Müller Universidad de Tours, Francia Dr. Lucas Krotsch Universidad Nacional Tres de Febrero, Argentina

Editor científico de este número Mg. Juan Sebastián López López Universidad Santo Tomás, Colombia

Dr. Mauricio Beuchot Puente Universidad Nacional Autónoma de México

Comité Editorial

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Dra. Myriam Kriger Universidad de Buenos Aires - Argentina Dr. Luis Álvarez Falcón Universidad de Zaragoza, España Dr. Fernando Cardona Suárez Pontificia Universidad Javeriana, Colombia Dr. Olvani Fernando Sánchez Hernández Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

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Dra. Diana Paola Guzmán Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Colombia

Dr. Diego Pérez Villamarín Universidad Santo Tomás, Colombia

Dr. Antonio José López López Universidad Santo Tomás, Colombia

Árbitros para este número

Mg. Didier Arnulfo Santiago Franco Universidad Santo Tomás, Colombia Versión electrónica Mg. Didier Arnulfo Santiago Franco Universidad Santo Tomás, Colombia

Publicación dirigida a la comunidad académica nacional e internacional interesada en las humanidades, formación humanística y disciplinas afines.

Dr. Vianney Rocío Díaz Pérez Universidad Militar Nueva Granada, Colombia Dr. Julio Ernesto Rojas Mesa Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia Dr. Hernando Arturo Estévez Cuervo Universidad de la Salle, Colombia Mg. Leonardo Andrés Ballesteros Universidad Santo Tomás, Colombia Mg. Alexander Parada Universidad Santo Tomás, Colombia



Contenido Editorial 163 Sebastián López TIC y mediaciones culturales en la educación superior: hacia un programa multidimensional Juan Sebastián López López Didier Arnulfo Santiago Franco El (des)orden de las ciudades Carlos Eduardo Maldonado Internet: Entre las posibilidades de lo intangible, la dinámica social y las reconfiguraciones del capital Horacio Edgardo Correa Lucero Julio Edgardo González Avatar-habitar-actuar. Jóvenes en las redes sociales virtuales: ¿habitantes, navegantes o actores digitales? Mónica Eliana García Gil Edwin Arcesio Gómez Serna Club Penguin de Disney: los nuevos modos de construcción social de la infancia Sergio Alvarado Vivas Ciudadanía digital: inclusión y exclusión. Análisis de la habitabilidad en los MOOC Alicia Natalie Chamorro Manuel Darío Palacio Ciberespacio y ciudadanos: una mirada a través de los ayuntamientos españoles Antonio García Jiménez Beatriz Catalina García

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Universidad, ciudadanía y TIC José Ignacio “Iñaki” Chaves

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Pautas para los autores

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Contents Editorial 175 Sebastián López ICT and cultural mediation in higher education: towards a multidimensional program Juan Sebastián López López Didier Arnulfo Santiago Franco The (dis)order of the cities Carlos Eduardo Maldonado Internet: Among the possibilities of the intangible, social dynamics and reconfigurations of capital Horacio Edgardo Correa Lucero Julio Edgardo González Avatar-live-act. Youth in virtual social networks: residents, Internet surfers or digital actors? Mónica Eliana García Gil Edwin Arcesio Gómez Serna Disney Club Penguin: new modes of social construction of childhood Sergio Alvarado Vivas Digital Citizenship: inclusion and exclusion. Analysis of the habitability of the MOOC Alicia Natalie Chamorro Manuel Darío Palacio

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Cyberspace and citizens: a view to Spanish town halls Antonio García Jiménez Beatriz Catalina García

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University, citizenship and ICT José Ignacio "Iñaki" Chaves Guidelines for authors

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Contenu Editoriale 183 Sebastián López TICS et médiations culturelles en enseignement supérieur: vers un programme multidimensionnel Juan Sebastián López López Didier Arnulfo Santiago Franco Le (des)ordre des villes Carlos Eduardo Maldonado Internet: entre les possibilités de l’intangible, la dynamique sociale et les reconfigurations du capital Horacio Edgardo Correa Lucero Julio Edgardo González Avatar-habiter-agir. Des jeunes sur les réseaux sociaux virtuels: des habitants, des navigateurs ou des acteurs digitaux? Mónica Eliana García Gil Edwin Arcesio Gómez Serna Club Penguin de Disney : les nouvelles manières de construction sociale de l’enfance Sergio Alvarado Vivas La citoyenneté numérique: l'inclusion et de l'exclusion. Analyse d'habitabilité dans MOOC Alicia Natalie Chamorro Manuel Darío Palacio Le cyberespace et les citoyens : un regard à travers des municipalités espagnoles Antonio García Jiménez Beatriz Catalina García

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L’université, la citoyenneté et TIC José Ignacio "Iñaki" Chaves

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Lignes directrices pour les auteurs

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 163-173.

Editorial Sebastián López

Si se analizan las transformaciones del ecosistema comunicativo a lo largo de las últimas décadas, se hace evidente que el problema de la habitabilidad del ciberespacio es mucho más que una moda intelectual. Efectivamente, la vida en la era de los medios digitales tiene muchísimo que ver con la creciente autoridad de la ciencia y la tecnología en los modos como se construye y transmite el conocimiento, y en los procesos de formación de la conciencia, la percepción y la sensibilidad del hombre contemporáneo. Por tanto, se hace necesario reconocer el carácter comunicativo y tecnológicamente mediado de la vida en sociedad, a fin de comprender mejor los cambios sociales que venimos experimentando. Asimismo, hablar de vida en sociedad implica referirse a la educación en tanto es un proceso a través del cual se cultiva la humanidad y se forman ciudadanos. Con respecto a la situación actual de la educación, algunos informes de referencia (Unesco, 2005; European Commission, 2008; Johnson et al. 2013) describen un cambio de paradigma educativo propiciado por las nuevas tecnologías. Plantean dichos informes que la utilización razonable de las nuevas tecnologías podría abrir interesantes oportunidades de aprendizaje permanente y desarrollo humano y sostenible. Las tecnologías móviles en particular, ayudarían a resolver la inequidad en el acceso (brecha digital de primera generación) mucho mejor que los computadores personales, y propiciarían el surgimiento de nuevas conceptualizaciones con respecto al uso y aplicación de las tecnologías, reforzando las nociones de desinstitucionalización, personalización e informalidad del aprendizaje. Sin embargo, valdría la pena preguntarse si al dar tanta relevancia a la dimensión tecnológica no se están descuidando las dimensiones pedagógicas, culturales y políticas de lo que en el fondo es un asunto educativo. Al respecto, hay evidencias (Cobo, 2010) que indican que la inversión en tecnología de punta no es garantía suficiente de un mejor desempeño académico. Con lo cual, parecería que el factor de cambio educativo seguiría gravitando mucho más en torno a la relación enseñanza-aprendizaje que alrededor de la innovación tecnológica (Cobo y Moravec, 2011; Davidson y Goldberg, 2009). Ahora bien, las lecturas en clave de cambio no son exclusivas de los ámbitos educativos, sino que se extienden al análisis de la sociedad actual. En este sentido, no se habla solamente de un cambio de paradigma educativo, sino de un cambio de época en el sentido de un declive de las instituciones sociales

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tradicionales y la emergencia de nuevas formas de poder y sociabilidad (Melucci, 2001; Touraine, 2007; Bauman, 2012; Sampedro, 2011). En este caso, la tecnología también ha sido un poderoso recurso interpretativo, pues se asume que el desarrollo acelerado de tecnologías de la información y la comunicación terminó por debilitar las identidades asociadas a la clase social, la comunidad local o el Estado-nación. Así, los términos y categorías que permiten comprender la vida social se han venido desplazando de los ámbitos económico y político a los dominios tecnológico y cultural, situando a la comunicación y a los procesos de construcción identitaria en la base de las nuevas lecturas de la sociedad actual (Touraine, 2007). La inclusión/exclusión social giraría ahora en torno al acceso de los actores sociales a las redes de información y a la apropiación de determinados protocolos de comunicación (Castells, 2010). Por otra parte, las actitudes sociales frente a la tecnología dan cuenta del vínculo analítico entre cultura, medios y comunicación. En un plano educativo, se recomienda desarrollar campañas orientadas a reflexionar sobre las actitudes frente a los medios digitales con vistas a superar el fetichismo informacional de cualquier signo (optimismo/pesimismo). Desde un plano sociocultural, dichas actitudes remiten a la ambivalencia intrínseca de la cultura, que fomenta la creatividad al mismo tiempo que impone una regulación normativa (Bauman, 2000) sobre los ecosistemas comunicativos que posibilitan las nuevas tecnologías. Ese vínculo entre cultura, medios y comunicación tiene, además, una doble lectura: por un lado, es posible detectar ciertos patrones culturales, resultado de los cruces entre valores y prácticas mediáticas en los sistemas de comunicación globalizados; por otra parte, los medios digitales aparecen como grandes símbolos sobre la modernidad, el presente y el futuro. Así, si bien es cierto que, por ejemplo, Internet ha logrado imponerse al espacio territorial echando por tierra la noción de viaje y de distancia (Bauman, 2013), también es cierto que la disputa por el futuro de Internet y de lo que implica socialmente es en muchos sentidos una puja entre metáforas y relatos (Feenberg, 2013; Pardo, 2010; Kelly, 2006; Cook; 2006) que se libra en la mente de las personas. Desde esa perspectiva que vincula a las personas con grandes estructuras narrativas, se viene prestando cada vez más atención al papel de los actores sociales (jóvenes/educandos para el caso de la educación) en la configuración de unas nuevas formas culturales. En lo que atañe a la educación, se postula que los jóvenes son agentes sociales (Carrie, 2009) y productores mediáticos, ya que se apropian y reconstruyen los códigos y narrativas que dan forma a la cultura popular (Jenkins, 2008; 2009). Asimismo, se advierte que muchas de las prácticas mediáticas juveniles están insertas en estructuras de significado de difícil comprensión para una mirada adulta. De hecho, existen en la actualidad toda una serie de vínculos intangibles y poco explorados, pero que fortalecen los lenguajes, narrativas, códigos morales, rituales y lazos afectivos que dan cohesión a comunidades virtuales, foros, grupos de fans, etc., en escenarios escolares y extra escolares (Ito et al. 2008). Ello exige a maestros e investigadores partir un análisis generacional y culturalmente más robusto a la hora de abordar la cuestión de la alfabetización digital. Además, implicaría una 164

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postura teórica y metodológica atenta al contexto cultural y a los entramados de significado que dan sentido a las prácticas juveniles (Chávez y Soep, 2005). El ciberespacio, entonces, no podría ser analizado solamente como un campo de interacción funcional o instrumental al ser, sobre todo para los jóvenes, un lugar susceptible de ser habitado. Por otra parte, los discursos sobre la sociedad en general, y sobre la sociedadred en particular (Castells, 1997; Lee y Wellman, 2012) hacen énfasis en que todo cambio social implica una correlación entre desarrollo tecnológico y valores sociales, fruto de lo cual es una cultura de la convergencia (Jenkins, 2008) que redefine el papel de los consumidores de medios. De ser así, las prácticas comunicativas de las antes denominadas audiencias vendrían a ser ahora los ejes centrales de unos protocolos de comunicación cimentados en el acto de compartir y redistribuir. Por tanto, las audiencias, entendidas ahora como actores culturales que producen comunicación, podrían reivindicar su autonomía desarrollando su capacidad para interpretar, remezclar y re-producir todo tipo de mensajes y productos mediáticos. El tema de la alfabetización mediática y la competencia digital adquiere relevancia, pues además de centrar la atención en el estudiante como pivote analítico, conduce la discusión hacia la consideración de las capacidades que una educación para el siglo XXI debe promover. Por tanto, a la centralidad del estudiante y de las formas culturales emergentes, se añade también la cuestión de los retos y responsabilidades de la escuela. A raíz de todas estas consideraciones, puede afirmarse que la tarea más urgente de las instituciones educativas con respecto a los medios digitales es la de construir mediaciones (Martín-Barbero, 1987; 2022) que permitan a sus estudiantes aprovechar el potencial de las tecnologías para la consecución de objetivos académicos, cívicos y profesionales. De ahí que la escuela tenga la responsabilidad de abordar el fenómeno de la comunicación desde las dimensiones estéticas, políticas, ideológicas y económicas, y de aportar definiciones, horizontes de comprensión y formas alternativas de relacionarse con los medios de comunicación. La escuela también debe enfrentarse al reto de ampliar sus competencias sin dejar de lado las habilidades tradicionales (Jenkins, 2009), de tal manera que los estudiantes puedan participar plenamente de una cultura de código abierto tanto dentro como fuera del aula desde un horizonte de madurez digital (Cobo y Moravec, 2011) y aprendizaje significativo (Shank, 2011). La discusión sociocultural de fondo sobre las responsabilidades y retos de la escuela frente a los medios digitales estriba en que gran parte de la teoría (crítica, inclusive) sobre la modernidad y las tecnologías dependen en exceso de la noción de racionalización (Feenberg, 2013). Con lo cual, es importante empezar a considerar modos epistémicos (Reed, 2011) de talante más interpretativo y multidimensional que permita resolver la tensión entre las teorías sobre la sociedad actual y los estudios sobre los medios digitales. Un punto de partida que podría llegar a ser interesante sería el de entender el determinismo como un discurso que influye en el desarrollo tecnológico, lo que llevaría a entender la

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racionalidad como una red de símbolos tejida en torno a la tecnología, antes que como el único marco de interpretación posible de todo fenómeno tecnológico. A partir de allí, se podría concretar una perspectiva analítica menos dependiente de la cuestión de la brecha digital y más cercana a una concepción de medio digital como conjunto de protocolos asociados o prácticas sociales y culturales que se desarrollan en torno a las tecnologías (Ardévol et al. 2010).

Sobre los autores y artículos que componen

este número

George Steiner afirmaba en Lecciones de los maestros (2011), que para la cultura occidental enseñar y aprender equivale a construir una comunidad sobre la base de la comunicación. Desde esta perspectiva, se podría decir que el presente número de Análisis, Revista Colombiana de Humanidades, es el resultado de una serie de actos de enseñanza y aprendizaje que esperamos contribuya a la consolidación de una comunidad interesada por comprender e investigar las formas como se ha venido habitando el ciberespacio. Ahora bien, en no pocas ocasiones se espera que una comunidad se proyecte al mundo con una sola voz en muestra de coordinación y compromiso con una causa determinada. Sin embargo, este no es el caso. Por el contrario, este número evidencia los rasgos que caracterizan a las comunidades académicas del siglo XXI. Es producto de una red compuesta por grupos e individuos que aportan un alto grado de diversidad a nivel de nacionalidades, localización geográfica, experiencias profesionales, enfoques teóricos y metodológicos, y que así mismo están abiertos al intercambio de ideas y a trabajar para la consecución de objetivos comunes. El texto que abre el número, es autoría de Didier Santiago y Sebastián López, profesores del Departamento de Humanidades, y parte de una problemática de orden cultural, transversal al debate sobre medios digitales y educación superior: pese a que a lo largo de la última década todo lo relacionado con Internet ha llegado a ser en ámbitos académicos un trendingtopic, no acaba de concretarse una postura simbólicamente robusta sobre los medios digitales, lo que genera serias dudas acerca del rol de la variable cultural, tanto en el corpus teórico y metodológico de los estudios en cibercultura, como en el debate actual sobre una educación digitalmente mediada. Desde una perspectiva hermenéutica se preguntan por las estructuras simbólicas y narrativas que podrían llegar a informar y, por consiguiente, a ser la clave interpretativa de todos los procesos asociados a la habitabilidad del ciberespacio por parte de jóvenes universitarios. De esta forma, podría hablarse de multidimensionalidad en el sentido de un intento por vincular, primero, los niveles macro de la estructura y el orden social con los niveles micro de las interacciones y la acción individual y, segundo, los medios teóricos “no fácticos” con los medios empíricos “fácticos” en la investigación sobre medios digitales. Dicho programa para un análisis multidimensional de la relación medios digitales-educación superior solo es posible, en nuestro concepto, si se comprende que la tecnología es, además de una herramienta, 166

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un discurso, un sistema de signos que está sujeto a imperativos semióticos, abierto a demandas sociales y psicológicas, y que se encuentra empotrada en estructuras culturales que determinan los usos apropiados o inapropiados de las mismas (Alexander, 2000). El texto de Carlos Maldonado, profesor titular de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad del Rosario (Bogotá-Colombia), podría ser visto también como el planteamiento de un programa para el estudio de la habitabilidad del ciberespacio desde una perspectiva compleja y multidimensional. Siguiendo a Maldonado, podría afirmarse que reflexionar en torno a los hipertextos, los agentes inteligentes, el aprendizaje, etc., supone introducirse en una lógica de redes que pone en entredicho lecturas monolíticas y estrictamente disciplinares del mundo (o los mundos) digital(es). Así, el estudio de las redes complejas, la física (nueva y antigua), la ekística y la biología resultarían ser condiciones ineludibles para comprender, de forma más integral, el tránsito de los sistemas análogos a los sistemas digitales que marcan las ciudades y la vida contemporánea. Para Maldonado, las ciudades y los sistemas digitales comparten una misma condición: ambos son artificios culturales y simbólicos que metabolizan información a través de dos tecnologías primigenias: el lenguaje y la comunicación. Sin embargo, la particularidad que advierte el autor en lo que atañe al presente tiene que ver con un tránsito de lo analógico a lo digital, que es también el tránsito de un mundo continuo a uno discontinuo; lo que en sus palabras supone la consolidación de una concepción “esencialmente probabilística de la realidad, la naturaleza y la sociedad”. El trabajo de Julio González y Horacio Correa, investigadores asociados a la Universidad de Quilmes (Bernal-Argentina), versa sobre los actos políticos relacionados con el diseño y la construcción de Internet en tanto conjunto de tecnologías. En este sentido, su texto persigue fundamentar teóricamente un análisis de la producción tecnológica que no pierda de vista el potencial político de las tecnologías en general y de Internet en particular. Retomando algunos principios de lo que Wiebe, Hughes y Pinch (1987) denominan “construcción social de sistemas tecnológicos”, González y Correa consideran que es necesario involucrar una noción de estructura social más amplia al análisis de la producción tecnológica, lo que implicaría estudiar el papel que juegan el capitalismo y los significados que a propósito de la tecnología elaboran los grupos sociales encargados de diseñar y producir tecnologías. González y Correa afirman también que, para una comprensión integral de la relación entre tecnología y sociedad actual, es necesario revisar los discursos que han mediado en un posicionamiento social frente al fenómeno tecnológico fuertemente asentado en criterios de racionalidad y eficiencia técnica. En este sentido, los autores sostienen que, contrario a lo que predican los discursos tecno-deterministas, son las sociedades modernas las que en último término definen los límites y usos de las TIC. La sociedad sería, entonces, la medida de

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la técnica. No obstante, las consecuencias que González y Correa advierten de tal situación no son para ellos del todo positivas. A su juicio, hay una serie de instituciones y actores sociales que dirigen el desarrollo tecnológico en función de intereses particulares, muestra de lo cual podría ser la muerte de la web a la que se refieren Anderson y Wolf (2010). A partir de este punto, la argumentación comienza a girar en torno a las experiencias de jóvenes y niños en redes sociales y plataformas multijugador, con el texto de Mónica García y Edwin Gómez, profesores de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás (Bogotá-Colombia), quienes abordan la problemática de las prácticas políticas de grupos de jóvenes en Facebook como formas de habitar escenarios virtuales. Tras argumentar por qué los jóvenes son sujetos políticos, García y Gómez examinan los cambios que los medios digitales introducen en los procesos de participación política en el caso concreto de jóvenes universitarios de Bogotá y Manizales. Al corriente del debate más reciente sobre jóvenes, medios digitales y acción política (Ito et al. 2008; Kahne, Lee y feezell, 2011; Skoric y Kwan, 2011; Conroy, Feezell y Guerrero, 2012; Kahne et al. 2012), los autores enfatizan en la necesidad de superar el principio de territorialidad que enmarca las prácticas políticas en las democracias liberales, y de reconocer que con Internet se reconfiguran las nociones de tiempo, espacio y vínculo social que daban forma al ejercicio de la política moderna. Para Mónica García y Edwin Gómez, Facebook es, entonces, un magnífico laboratorio para identificar y analizar las distintas formas de conectividad, de difusión de las ideas, de adhesión a determinadas causas políticas y de expresión identitaria. Eso hace pensar que al interior las prácticas políticas juveniles digitalmente mediadas acontecen una serie de dinámicas que vinculan fuertemente los ámbitos online y offline ajenas al control y la comprensión parental. De ahí que tenga pleno sentido una investigación de tipo etnográfico, como la de García y Gómez, orientada a sacar a la luz las múltiples y complejas relaciones entre navegar, habitar y actuar en escenarios digitales. Por su parte Sergio Alvarado, docente de Comunicación y Periodismo Digital de la Universidad Minuto de Dios (Bogotá-Colombia), realiza un análisis de cómo se ha ido construyendo, desde un punto de vista socio-histórico, la noción de infancia, lo que le servirá de base para examinar el discurso Disney que fundamenta el diseño de la red social para niños Club Penguin. A su juicio, parte importante de un programa para la investigación sobre la comunicación y la educación en la infancia pasa por estudio de los modos en que los niños interactúan y se comunican en un mundo mediado no solamente por tecnologías digitales, sino también por unas lógicas de consumo y territorialidad que determinan su propio comportamiento. En este sentido, la problemática de fondo que advierte Alvarado en el modelo de interacción entre usuarios promovido por Club Penguin, es que en el proceso de garantizar a los padres la seguridad de los niños en la plataforma, gana en libertad para promover una dieta cultural favorable a los intereses económicos del emporio Disney. Ello lleva a Alvarado a advertir que, pese a ofrecer altos grados de seguridad ante peligros como el 168

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ciber-acoso, a través del Club Penguin también se transmite una ideología de consumo y ascenso social que no puede dejarse de lado en términos analíticos. El trabajo de Alvarado aporta, además, una perspectiva valiosa a la hora de reflexionar en torno a la actualidad de autores clásicos sobre la cuestión Disney, tales como Dorfman y Mattelart (1973). Asimismo, el enfoque cualitativo de su trabajo, que toma como referentes a Berger y Luckmann (1966), permite complementar el análisis de una cuestión (la de la infancia y las industrias culturales) normalmente abordada desde una perspectiva top-down, que en el fondo no reconoce la capacidad de agencia de los usuarios, con un análisis mucho más atento a la perspectiva de los niños y sus padres. Podría decirse entonces que los niños son también ciber-habitantes, y que casos como el del Club Penguin dan muy buena cuenta de todos los intereses, discursos y narrativas culturales offline que resultan decisivos para comprender cómo, desde la infancia, se empieza a habitar el mundo online. Los tres trabajos finales incluidos en este número exploran la noción de ciudadanía; Nathalie Chamorro, becaria del doctorado en Filosofía de la Universidad Javeriana (Bogotá- Colombia), y Manuel Palacio, becario del Doctorado en Filosofía de la Universidad de los Andes (Bogotá-Colombia), realizan un muy valioso aporte al análisis de la relación entre ciudadanía y habitabilidad del ciberespacio desde los conceptos de isegoría e isonomía. Partiendo de que la ciudadanía digital es un ejercicio de los derechos políticos de un individuo a través de Internet, Chamorro y Palacio indagan en las formas como esta se hace efectiva no solamente en el marco de los entornos legislativos locales, sino también en un mundo globalizado donde las nociones que otrora fundamentaban la concepción moderna de ciudadanía han dejado de estar ancladas a un territorio o nacionalidad. En este sentido, los autores advierten que, si en su momento el alfabetismo condicionaba el ejercicio pleno de la ciudadanía, actualmente es imprescindible considerar la competencia digital en un sentido análogo. Según los planteamientos de Chamorro y Palacio, las posibilidades actuales de empoderamiento y acción ciudadana se deben asentar tanto sobre el principio de igualdad en la participación en los asuntos públicos como en la garantía de igualdad de oportunidades en el acceso y la producción de información. De ahí que los MOOC (Massive Open Online Course) sean una excelente plataforma para analizar, a través de las experiencias de formación en línea, cómo se van concretando nuevas experiencias de isegoría e isonomía y, junto a estas, nuevas formas de habitar el ciberespacio. De todo ello dan cuenta los resultados expuestos por los autores, fruto de un juicioso análisis cualitativo inspirado en la teoría fundamentada (Strauss y Corbin, 1998). En contraste, Beatriz Catalina García, investigadora asociada a la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid-España), y Antonio García Jiménez, decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la misma Universidad, abordan la relación entre ciudadanía y ciberespacio por medio de un análisis de las páginas web de los ayuntamientos españoles. Fruto de ese análisis de contenidos, los

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autores plantean la necesidad de pensar en la naturaleza de los cambios a efectuar en la comunicación digital de dichos ayuntamientos. Siguiendo a Beatriz García y Antonio García, podría afirmarse que a fin de hacer del ejercicio de la política una experiencia más participativa, resultaría más urgente trabajar en el nivel de la cultura política de ciudadanos y gobernantes que emprender aventuras tecnológicas guiadas por el afán de estar actualizado. Esa sería una posible lectura de las recomendaciones finales que aporta el texto, sobre todo cuando se refiere a la promoción de una interacción ordenada y de un tejido colectivo aunado por tradiciones y aficiones populares. Por último, José Ignacio Chaves, profesor de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Universidad Santo Tomás (Bogotá-Colombia), plantea que no es posible hablar de ciudadanía sin referirse también al papel de la educación superior y las TIC en la construcción de espacios de debate democrático. Para el autor, las universidades en general y las universidades públicas en particular tienen la responsabilidad de dar cuenta ante la sociedad no tanto por la instrucción técnica de sus estudiantes sino ante todo por su formación humana, ética y cívica. Sin embargo, ese proceso forzosamente pausado y reflexivo de indagar en la situación de la Universidad en el siglo XXI, afirma Chaves, entra en conflicto con los criterios tecnocráticos que parecieran dirigir con un ritmo acelerado el devenir de la educación superior. Tal vez por ello, Chaves manifiesta su preocupación por nuestra obsesión creciente por las clasificaciones, los rankings, los ratings y demás instrumentos de medición de la calidad educativa forjados en la lógica del mercado del conocimiento. En este orden de ideas, su texto deja abierta la pregunta sobre el papel de las TIC en la transformación o el mantenimiento de la misión de la educación superior.

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotรก, jul. - dic. / 2014

pp 175-181.

Editorial Sebastiรกn Lรณpez

If you analyze the transformations in the communicative ecosystem throughout the past few decades, it becomes evident that the problem of the habitability of cyperspace is much more than a passing intellectual fancy. Indeed, life in the age of digital media has a lot to do with the increasing authority of science and technology in the ways in which knowledge id constructed and transmitted, and in the formative processes of consciousness, perception and sensitivity of contemporary man. Therefore, it becomes necessary to recognize the communicative and technologically mediated character of life in society in order to better understand the social changes we have been undergoing. Likewise, to speak of a life in society implies referring to education as a process by which humanity is cultivated and citizens are formed. With respect to the current situation regarding education, several reports of reference (UNESCO 2005; 2013; European Commission, 2008; Johnson et al. 2013) describe a change of educative paradigm propitiated by new technologies. These reports propose that the reasonable use of new technologies could open up interesting opportunities for permanent learning and sustainable human development. Mobile technologies in particular, could help to resolve the inequality regarding access ( first generation digital gap)much better than personal computers and would propitiate the emergence of new conceptualizations with respect to the use and application of the technologies, re-enforcing the notions of the deinstitutionalization, personalization and informality of learning. However, it would be worthwhile to ask if upon giving so much relevance to the technological dimension are we neglecting the pedagogical, cultural and political dimensions of what basically is an educative matter. In this regard, there is evidence (Cobo 2010) which indicates that the investment in state of the art technology is not enough guarantee of a better academic performance. With which, it would appear that the educative change factor would continue to gravitate around the teaching- learning relationship rather than around technological innovation (Cobo y Moravec, 2011; Davidson and Goldberg, 2009). However, the readings in terms of change are not exclusive to educational areas, but they extend to the analysis of present day society. In this sense, we do not speak only of a change of educational paradigm but a change of era in

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the sense of a decline of the traditional social institutions and the emergence of new forms of power and sociability (Melucci, 2001; Touraine, 2007; Bauman, 2012; Sampedro, 2011). In this case, technology has also been a powerful interpretative resource, because it is assumed that the accelerated development of information technologies and communications ended up debilitating the identities associated to social class, local community or the Nation-State. Thus, the terms and categories which permit the understanding of social life have been shifting from the economic and political ambits to the technological and cultural domains placing communication and the identity construction processes at the base of the new interpretations of present day society (Touraine, 2007). Social inclusion/exclusion would revolve around the access that the social actors have to information networks and to the appropriation of determined communication protocols (Castells, 2010). On the other hand, social attitudes regarding technology attest to the analytical bond between culture, media and communication. On an educational plane, it is recommended to develop campaigns oriented towards reflecting about attitudes regarding digital media with a view to overcoming the informational fetishism from whichever sign(optimism/pessimism).From a sociocultural vantage point, said attitudes remit to the intrinsic ambivalence of culture, that encourages creativity at the same time that it imposes normative regulation (Bauman, 2000) on the communicative ecosystems that make new technologies feasible. This bond between culture, media and communication also has a double reading: on one side it is possible to detect certain cultural patterns, resulting from the crossings between values and media practices in the systems of globalized communication; on the other hand, the digital media appear as great symbols of the modern era, the present and the future. Thus, although it is true that, for example, Internet has been able to prevail in the territorial space discrediting the notion of journey and distance (Bauman, 2013), it is also true that the dispute regarding the future of the Internet and what it implies socially is in many ways a struggle between metaphors and tales (Feenberg, 2013; Pardo, 2010; Kelly, 2006; Cook; 2006) that is carried out in people’s minds. From this perspective which bonds people with great narrative structures more and more attention is being paid to the role of the social actors (youths/educated for the case of education) in the configuration of new cultural forms. Concerning education, it is propounded that young people are social agents (Carrie, 2009) and producers of media because they appropriate and reconstruct the codes and narratives that give shape to popular culture (Jenkins, 2008; 2009). Likewise, it must be pointed out that many of the juvenile media practices are inserted in structures that are difficult to understand from an adult viewpoint. Indeed, currently there exists a series of intangible and unexplored bonds that nevertheless strengthen the languages, narratives, moral codes, rituals and affective bonds that give cohesion to virtual communities, forums, fan groups, etc., in scholarly and extra-scholarly scenarios (Ito et al.; 2008). This demands that teachers and researchers start from a more robust generational and cultural analysis when tackling the question of digital literacy. Also, this would imply a theoretical and 176

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methodological posture attentive to the cultural context and maze of meanings that make sense of juvenile practices (ChĂĄvez and Soep, 2005). Cyberspace, then, cannot be analyzed solely as a field of functional or instrumental interaction upon being, especially for young people, a place susceptible to being inhabited. On the other hand, the discussions regarding society in general, and regarding the society-network in particular (Castells, 1997; Lee and Wellman, 2012) emphasize that all social change implies a correlation between technological development and social values, a result of which is a culture of convergence (Jenkins, 2008) which redefines the role of the consumers of media. If so, the communicative practices of the formerly called audiences would now become the central axles of a few communication protocols established in the act of sharing and redistributing. Therefore, the audiences now understood as cultural actors who produce communication, could vindicate their autonomy developing their capacity to interpret, remix, reproduce all types of messages and media products. The subject of media literacy and digital competence acquires relevance, because aside from focusing attention on the student as an analytical pivot, it leads the discussion towards the consideration of the capacities that an education for the twenty first century should promote. Therefore, to the centrality of the student and of the emerging cultural forms, the question regarding the challenges and responsibilities of school is also added. Based on these considerations, it can be affirmed that the most urgent task of the educative institutions with respect to digital media is that of constructing mediations (MartĂ­n-Barbero, 1987; 2022) that allow for students to take advantage of the potential of the technologies for the obtaining of academic, civic and professional objectives. Thus the school has the responsibility to take on the phenomenon of communication from the aesthetic, political, ideological and economic dimensions and of contributing definitions, horizons of comprehension and alternate forms of relating to the communication media. The school also should confront the challenge of expanding its competences without neglecting traditional abilities (Jenkins, 2009), so that the students can participate fully in an open code culture in and outside of the classroom from a horizon of digital maturity (Cobo and Moravec, 2011) and significant learning (Shank, 2011). The basic sociocultural discussion regarding the responsibilities and challenges of the school with regard to the digital media lies in the postulation that a great part of the theory (criticism even) regarding modernity and technologies depends excessively on the notion of rationalization (Feenberg, 2013). With the result that it is important to begin to consider epistemic modes (Reed, 2011) of a more interpretative and multidimensional order which would allow for the resolution of the tension between the theories regarding present day society and the studies regarding the digital media. A starting point that could become interesting would be that of understanding determinism as a discourse that influences technological development, which would lead to the understanding of rationality as a network of symbols woven around technology, rather than the only possible framework of interpretation of all technological phenomena.

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Based on that, a less dependent analytical perspective could be formed regarding the question of the digital gap and closer to a conception of digital media as a set of associated protocols or social and cultural practices developed around technologies (Ardévol et al. 2010).

The authors and the articles composing this issue George Steiner said in Lessons of the Masters (2011) that for western culture teaching and learning is the same as building a community based on communication. From this view point, we can say that this current issue of Análisis, Colombian Magazine of Humanities, is the result of a series of learning and teaching acts which we hope to contribute to consolidate an interested community in understanding and researching the ways how the cyberspace has been dwelled. Now, in few times we expect a community to project to the world with one voice as a proof of coordination and commitment with a specific cause. However, this is not the case. On the contrary, this journal issue makes evident the features which are part of the academic communities in the twenty first century. It is a product resulting from a net composed by groups and individuals which contribute with a high level of diversities of nationalities, geographic location, professional experiences, theoretical and methodological approaches, and who are open to exchange ideas and to work in order to achieve common objectives. The text which opens this issue, by Didier Santiago and Sebastián López, both professors at Department of Humanities, arising from a cultural and transversal problem to the debate about digital media and higher education: in spite that all over the last decade everything related with Internet has been a trending topic in the academic world, a strong position about digital media has not been consolidated. This generates serious doubts around the role of the cultural variable in the theoretical and methodological corpus of studies in ciberculture as well as in the current debate on an education mediated digitally. From a hermeneutic view point we wonder for the symbolic and narrative structures which could inform, and consequently, to become the interpretative key associated with the occupancy of young university students at cyberspace. Thus, we could talk of multidimensionality in the way of joining, first, the macro levels of structure and social order with the micro levels of interactions and individual action and, secondly, joining “non factual” theoretical means with “factual” empirical means on digital media research. Such program is only feasible for a multi-dimensional analysis of the relationship between digital media and Higher education if it is understood that technology is, not only a tool, but a discourse, a sign system which is subject to semiotic imperatives, open to social and psychological demands, and it is inserted in cultural structures which determine the proper uses or their improper uses (Alexander 2000). Carlos Maldonado’s text, Professor at the Faculty of Political Sciences and Government at Universidad del Rosario (Bogotá-Colombia), may be seen as an 178

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outline of a program to study of cyberspace habitability from a complex and multidimensional view point. By understanding Maldonado, we could say that reflecting on hypertexts, intelligent agents, learning,etc, we could introduce in a network logic which questions monolithic and strictly disciplinary readings of digital world(s). Thus, studying complex networks, physics (new and classic), ekistics and biology would become unavoidable to understand, in a more holistic way, the transition of analogic systems to digital ones which set up cities and modern life. For Maldonado, cities and digital systems share a common condition: both are cultural and symbolic which process information through two basic technologies: language and communication. However, this author warns about the change from an analogical system to a digital one also means change from continuous to discontinuous, which in his words mean the consolidation of a conception which is “basically a probability of reality, nature and society”. Julio González and Horacio Correa’s work, associated researchers at Universidad de Quilmes (Bernal-Argentina), deals with the political acts related to the design and construction of Internet around many sets of technologies. In this way, their text intends to support theoretically an analysis of technologic production which keeps the track the political potential of technologies and Internet. By taking some principles that Wiebe, Hughes and Pinch (1987) call “social construction of technology,” González and Correa consider that it is necessary to involve a wider concept of social structure to the analysis of technological production, which implies to study the role of capitalism and the meanings which social groups make, based on technology, and who are also in charge of designing and producing technologies. González and Correa also say that, to understand a whole view of the relationship between technology and present society, it is necessary to review the discourses which have mediated a social positioning strongly based on rational and technical efficiency criteria in the technologic boom. In this manner, these authors state in opposition to what techno-determinist discourses say, at the end modern societies define the uses and limits of ITs. So, society would be a way to measure technic. However, the consequences that Gonzalez and Correa warn about that situation are not for them all positive. According to them, there are a series of institutions and social actors that run technological development based on particular interests, a clear example of this is what Anderson and Wolf (2010) talk about, the death of the web. From this view point, argumentation starts going around experiences of young people and children in social networks and multiplayer platforms, with Mónica García and Edwin Gomez’ text, professors at the Faculty of Social Communication at Universidad Santo Tomás (Bogotá-Colombia), who deal with the issue of political practices in young people on Facebook as their way to dwell in virtual environments. After Garcia and Gomez state that young people are political subjects, they review the changes which digital media implement in the

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processes of political participation, more specifically in university students from Bogota and Manizales. As they keep on the trend of the most recent debate about young people, digital media and political action (Ito et al., 2008; Kahne, Lee & feezell, 2011; Skoric & Kwan, 2011; Conroy, Feezell y Guerrero, 2012; Kahne et al., 2012), these authors make emphasis on the need to overcome the territory principle which is the base for political practices in liberal democracies, and to recognize that through Internet time concepts, space and social attachment are re-settled and which shaped modern politics. For Mónica García and Edwin Gómez, Facebook is a great laboratory to identify and analyse different ways of connectivity, spreading ideas, joining to political causes and identity expression. This make us think that inside political young digitally mediated practices occur a series of dynamics which link both online and offline environments which are out of parental control and understanding. In that way, it makes sense an ethnographic research, as García and Gómez’s, lead to reveal multiple and complex relationships between navigating, dwelling and acting in digital environments. Sergio Alvarado, communication and digital journalism professor at Universidad Minuto de Dios (Bogotá-Colombia), makes an analysis of how the concept of childhood, from a socio-historical viewpoint, has been consolidated, which helps as a base to examine Disney’s discourse which is the foundation for the social network for children Penguin Club. According to him, something important to research on communication and education on childhood is studying how children interact in an environment which is not only digitally mediated but also mediated by consumption and territorial logics which set their behavior. In this way, Alvarado warns about the issue of the interaction model between users which Club Penguin promotes. This model guarantees security for children but it wins in promoting a cultural diet which favors Disney empire. Thus, Alvarado warns that in spite of Penguin Club offering high protection against cyber-harassment, it transmits a consumption ideology and social climbing which cannot be left aside. Additionally, Alvarado cites classical authors like Dorfman and Mattelart (1973) in order to deal with Disney issue. In the same way, his qualitative approach which is based on Berger and Luckmann (1966), permits the analysis of an issue (childhood and cultural industries), normally dealt with a top-down approach which does not recognize the agency capacity of users, through a more careful exploration to the children and parents’ insights. Thus, children are cyberhabitants, and cases like Penguin Club may demonstrate the interests, discourses and offline cultural narratives which become decisive to understand how from childhood commence online population. Finally, the three last papers explore the concept of citizenship; Nathalie Chamorro, scholarship holder of Philosophy PhD from Universidad Javeriana (Bogotá-Colombia), and Manuel Palacio, scholarship holder of Philosophy PhD from Universidad de los Andes (Bogotá-Colombia), make a valuable contribution 180

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to the analysis of the relationship between citizenship and dwelling at cyberspace based on the concepts of isocracy and isonomy. Taking into account that digital citizenship is the exercise of political rights of an individual through Internet, Chamorro and Palacio inquire in the ways how this citizenship become effective not only at the local legislative circles but also in a globalized world where concepts which were the base of citizenship does not belong anymore to a territory or nationality. In this manner, the authors warn, if illiteracy in certain moment conditioned full exercise of citizenship, currently digital competence is essential in an analogical way. According to Chamorro and Palacio, current possibilities of empowerment and citizen action must be based on the principle of equality of participation in public affairs as well as in a guaranty of equal opportunities to access and to produce information. Thus, MOOC (Massive Open Online Course) may be an excellent platform to analyze, through on-line education experiences, new ways to dwell cyberspace. All of this can be proved through these authors’ findings, resulting from a devoted and qualitative analysis inspired on a Grounded Theory (Strauss and Corbin, 1998). In contrast, Beatriz Catalina Garcia, associated researcher at Universidad Rey Juan Carlos (Madrid-Spain), and Antonio García Jiménez, Dean at the Faculty of Social Communication Science from the same university, deal with the relationship between citizenship and cyberspace through an analysis of Spanish town halls’ web pages. As a result of this content analysis, the authors propound a need to think in the changes to make in the digital communication of these town halls. Based on what Beatriz Garcia and Antonio Garcia say, we could state that in order to make politics a more participative experience, it would become more urgent to work on the political culture of both citizens and governing authorities who undertake technological ventures just for a rush of being updated. That would be a possible interpretation to the final recommendations which are found in the paper, especially when it deals with the promotion of an organized interaction and a collective tissue linked by popular hobbies and traditions. Lastly, José Ignacio Chaves, Master Professor in Communication, Development and Social Change at Universidad Santo Tomás (Bogotá-Colombia), states that it is not possible to talk about citizenship without the role of Higher education and ICT in building up spaces of democratic debate. For him, universities and particularly public universities are accountable to society not for their students’ technical education but for their human, ethical and civic education. However, that process of inquiring the situation of universities in the twenty first century, Chaves says, is in conflict with the technocratic criteria which seem to run Higher Education at an accelerated speed. For that reason, Chaves demonstrates his concern for our growing obsession for rankings, ratings and other measure instruments of educational quality created based on the logic of the knowledge market. So, in this way his text raises a question about the role of ICT in changing or keeping the Higher Education mission.

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 183-190.

Editoriale Sebastián López

Si les changements dans l’écosystème de communication au cours des dernières décennies sont analysés, il devient clair que le problème de l’habitabilité du cyberespace est beaucoup plus qu’une mode intellectuelle. En effet, la vie dans l’ère des médias numériques concerne l’autorité croissante de la science et de la technologie dans la façon où la connaissance est construite et transmise, et lors des processus de formation de la conscience, la perception et la sensibilité de l’homme contemporain. Par conséquent, il est nécessaire de reconnaître la nature de la médiation technologique et communicative de la vie en société afin de mieux comprendre les changements sociaux que nous vivons. De même, faire mention de la vie en société implique se référer à l’éducation en tant que processus par lequel l’humanité est cultivée et les citoyens sont formés. À l’égard de l’état actuel de l’éducation, quelques rapports de référence (UNESCO 2005; 2013; Commission Européenne, 2008; Johnson et al. 2013) décrivent un changement de paradigme éducatif encouragé par les nouvelles technologies. Ces rapports soulèvent que l’utilisation raisonnable des nouvelles technologies pourrait créér des opportunités intéressantes pour l’apprentissage continu et le développement humain durable. Les technologies mobiles, notamment, permettraient de résoudre les inégalités d’accès (fracture numérique générationnelle) beaucoup mieux que les ordinateurs personnels et favoriseraient l’émergence de nouveaux concepts concernant l’utilisation et l’application de technologies, en renforçant les notions de la désinstitutionalisation, la personnalisation et l’apprentissage informel. Cependant, il convient de se demander si le fait d’accorder tant d’importance au volet technologique ne néglige pas pour autant les dimensions pédagogiques, culturelles et politiques constituant le noyau de la question éducative. À cet égard, il existe des preuves (Cobo, 2010) indiquant que l’investissement dans la technologie de pointe ne suffit pas à garantir une meilleure performance académique. Ainsi, semblerait-il que le facteur de changement éducatif continuerait de graviter autour de la relation l›enseignement - apprentissage plutôt qu’autour de l›innovation technologique (Cobo et Moravec, 2011; Davidson et Goldberg, 2009). Or, les lectures clefs de changement ne sont pas exclusives des milieux éducatifs, mais elles s’étendent à l’analyse de la société actuelle. En ce sens, il ne s’agit pas

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seulement d’un changement de paradigme éducatif, mais d’un changement d’époque dans le sens d’un déclin des institutions sociales traditionnelles et l’émergence de nouvelles formes de pouvoir et de sociabilité (Melucci, 2001; Touraine, 2007; Bauman, 2012; Sampedro, 2011). En l’occurrence, la technologie a également été une puissante ressource interprétative, car l’on suppose que le développement accéléré des technologies de l’information et de la communication a éventuellement affaibli les identités associées à la classe sociale, la communauté locale ou l’État-nation. Ainsi, les termes et les catégories permettant de comprendre la vie sociale se sont déplacé des sphères économiques et politiques vers les domaines technologique et culturel, en plaçant la communication et les processus de construction identitaire sur la base des nouvelles lectures de la société actuelle (Touraine, 2007). L’inclusion / exclusion sociale tournerait maintenant autour de l’accès des parties prenantes aux réseaux d’information et de l’appropriation de certains protocoles de communication (Castells, 2010). En outre, les attitudes sociales envers la technologie réalisent le lien analytique entre la culture, les médias et la communication. Sur le plan éducatif, il est recommandé de développer des campagnes centrées sur la réflexion des attitudes vis-à-vis des médias numériques afin de surmonter le fétichisme informationnel de tout signe (optimisme / pessimisme). Sur le plan socioculturel, ces attitudes se rapportent à l’ambivalence intrinsèque de la culture qui encourage la créativité tout en imposant une régulation normative (Bauman, 2000) sur les écosystèmes communicatifs qui rendent possible les nouvelles technologies. Ce lien entre culture, médias et communication a, en outre, une double signification: d’une part, il est possible de déceler certains schémas culturels, résultant des croisements entre les valeurs et les pratiques médiatiques dans les systèmes de communication globalisés; d’autre part, les médias numériques apparaissent comme des grands symboles de la modernité, du présent et de l’avenir. Certes, par exemple, l’Internet a réussi à s’imposer sur l’espace territorial en brisant la notion de voyage et de distance (Bauman, 2013), il est également vrai que le différend sur l’avenir de l’Internet et de ses implications sur le plan social est, à bien des égards, une lutte entre des métaphores et récits (Feenberg, 2013; Brown, 2010; Kelly, 2006; Cook, 2006) ayant lieu dans l’esprit des gens. De ce point de vue reliant les gens avec de grandes structures narratives l’on prête de plus en plus attention au rôle des acteurs sociaux (jeunes/étudiants, dans le cas de l’éducation) dans l’élaboration de nouvelles formes culturelles. En ce que concerne l’éducation, l’on postule que les jeunes sont des acteurs sociaux (Carrie, 2009) et de producteurs médiatiques puis qu’ils s’approprient et reconstruisent les codes et narratives qui façonnent la culture populaire (Jenkins, 2008; 2009). De même, il est à noter que bon nombre des pratiques médiatiques des jeunes sont insérées dans des structures de signification de difficile compréhension pour un regard adulte. En fait, il existe actuellement toute une série de liens intangibles et peu explorés, mais qui fortifient les langages, les narratives, les codes moraux, les rituels et les liens affectifs contribuant à donner cohésion aux communautés virtuelles, aux forums, aux groupes de fans, etc., ans des scénarios scolaires et parascolaires (Ito et al. 2008). Cela exige des enseignants et 184

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des chercheurs de prendre comme point de départ une analyse générationnelle plus solide au moment d’aborder la question de l’alphabétisation numérique. En outre, il serait nécessaire d’entamer une position théorique et méthodologique attentive au contexte culturel et aux et trames de signifié qui fournissent du sens aux pratiques de la jeunesse (Chavez et Soep, 2005). Le cyberespace pourrait donc être analysé comme un domaine d’interaction fonctionnel ou instrumental, du fait qu’il est, surtout pour les jeunes, un endroit susceptible d’être habité. D’ailleurs, les discours sur la société en général, et sur la société en réseau, en particulier, (Castells, 1997; Lee et Wellman, 2012) soulignent que tout changement social implique une corrélation entre le développement technologique et les valeurs sociales, est le résultat d’une culture de convergence (Jenkins, 2008) qui redéfinit le rôle des consommateurs de médias. Si tel est le cas, les pratiques communicatives des susmentionnées audiences deviendraient maintenant les axes centraux de certains protocoles de communication fondés sur l’acte de partage et de redistribution. Par conséquent, les audiences, considérées désormais comme des acteurs culturels produisant la communication, pourraient revendiquer leur autonomie en développant leur capacité d’interpréter, de remélanger et de reproduire toute sorte de messages et de produits médiatiques. Le sujet de l’éducation médiatique et de la concurrence numérique acquiert de l’importance, car outre se concentrer sur l’étudiant comme pivot analytique, mène la discussion sur la considération des capacités qu’une éducation pour le XXIe siècle se doit de promouvoir. C’est pourquoi, à la centralité de l’élève et des formes culturelles émergentes, s’ajoute la question des défis et des responsabilités de l’école. Suite à ces considérations, l’on peut affirmer que la tâche la plus urgente des établissements d’enseignement en matière de médias numériques est celle de construire des médiations (Martín-Barbero, 1987; 2022) pour permettre à leurs étudiants d’exploiter le potentiel des technologies pour la réalisation des objectifs académiques, civiques et professionnels. De ce fait, l’école a la responsabilité de lutter contre le phénomène de la communication à partir des dimensions esthétiques, politiques, idéologiques et économiques, et de fournir des définitions, des horizons de compréhension et des formes alternatives d’interagir avec les médias. L’école doit également relever le défi de l’expansion de ses compétences sans pour autant négliger les compétences traditionnelles (Jenkins, 2009), afin que les élèves puissent participer pleinement à la culture open source tant au dehors qu’en dehors de la salle de classe dès un horizon de maturité numérique (Cobo et Moravec, 2011) et de l’apprentissage significatif (Shank, 2011). La discussion socioculturelle de fond sur les responsabilités et les défis de l’école face aux médias numériques repose sur le fait qu’une grande partie de la théorie (critique, même) sur la modernité et les technologies dépend, en excès, de la notion de rationalisation (Feenberg, 2013). Ainsi donc, il est capital de commencer à envisager des modes épistémiques (Reed, 2011) d’inspiration interprétative et multidimensionnelle permettant de résoudre la tension entre les théories sur la société moderne et les études des médias numériques. Un point

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de départ devenant intéressant serait de comprendre le déterminisme comme un discours influençant le développement technologique, ce qui conduirait à comprendre la rationalité en tant que réseau de symboles tissé autour de la technologie, plutôt qu’en tant que cadre unique d’interprétation possible de tout phénomène technologique. A partir de là, l’on pourrait concrétiser une perspective analytique moins dépendante de la question de la fracture numérique et plus proche d’un concept de médias numériques entendu comme un ensemble de protocoles associés ou de pratiques sociales et culturelles qui se développent autour des technologies (Ardévol et al. 2010).

À propos des auteurs et des articles parus

dans ce volume

George Steiner affirmait dans son ouvrage Leçons des Maîtres (2011) que pour la culture occidentale enseigner et apprendre équivaut à construire ‘une communauté sur la base de la communication. Depuis cette perspective, l’on pourrait dire que ce volume de «Análisis, Revista Colombiana de Humanidades», est le résultat d’une série d’actes d’enseignement /apprentissage que, l’on espère, contribuera à la consolidation d’une communauté intéressée à comprendre et à enquêter sur les formes où le cyberespace est habité. Or, à plusieurs reprises l’on attend qu’une communauté se projette au monde d’une seule voix preuve de coordination et d’engagement en faveur d’une cause déterminée. Cependant, ce n’est pourtant le cas. Au contraire, ce volume met en évidence les traits qui caractérisent les communautés académiques du XXIe siècle. C’est le fruit d’un réseau composé par des groupes et des individus apportant un haut degré de diversité du fait de la variété de nationalités, de situation géographique, d’expériences professionnelles, d’approches théoriques et méthodologiques; et qui sont ouverts, de même, à l’échange d’idées et au travail en équipe afin d’atteindre des objectifs communs. Le texte ouvrant le volume, rédigé par Didier Santiago et Sebastián López, professeurs auprès du Département des sciences humaines, prend comme point de départ une problématique d’ordre culturel, transversal au débat sur les médias numériques et l’enseignement supérieur: en dépit du fait que tout au long de la dernière décennie, tous les sujet ayant trait à l’Internet sont devenus, en milieu universitaire, Trending Topic, une position symbolique plus solide sur les médias numériques, n’a pas encore été adoptée, ce qui soulève de graves questions sur le rôle de la variable culturelle tant sur le corpus théorique que méthodologique des études sur la cyberculture tel le débat actuel sur l’éducation par le numérique. Du point de vue de l’herméneutique il se questionnent sur les structures symboliques et narratives pouvant informer et, par conséquent, être la clé d’interprétation de tous les processus associés à l’habitabilité du cyberespace par les étudiants universitaires. Ainsi, on pourrait parler de multi dimensionnalité dans le sens d’une tentative de lier, d’abord, les niveaux macro de la structure et l’ordre social avec les niveaux micro des interactions et de 186

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l’action individuelle et, en deuxième lieu, les moyens théoriques «pas factuelle «avec les moyens empiriques « factuels » dans la recherche sur les médias numériques. Le programme pour une analyse multidimensionnelle du rapport entre médias numériques et enseignement supérieur n’est possible, à notre avis, que si l’on comprend que la technologie est, outre un outil, un discours, un système de signes qui est soumis à des impératifs sémiotiques ouvert à des exigences sociales et psychologiques, et ancré dans les structures culturelles qui en déterminent leur usage approprié (Alexander, 2000). Le texte de Carlos Maldonado, Professeur Titulaire de Chaire à la Faculté de Science Politique et Gouvernement de l’Université du Rosario (Bogota, Colombie), pourrait également être considérée comme l’approche d’un programme pour l’étude de l’habitabilité du cyberespace depuis une perspective complexe et multidimensionnelle. Selon Maldonado, réfléchir autour des hypertextes, des agents intelligents, de l’apprentissage, etc. comporte s’introduire dans une logique de réseaux qui remet en question des lectures monolithiques et strictement disciplinaires du monde (ou des mondes) numérique(s). Ainsi, l’étude des réseaux complexes, physiques (nouveaux et anciens), l’ékistique et la biologie s’avéreraient des conditions incontournables pour comprendre de façon plus globale, le passage des systèmes analogiques aux systèmes numériques qui font ressortir les villes et la vie contemporaine. Pour Maldonado, les villes et les systèmes numériques partagent le même statut: ils sont tous les deux des artifices culturels et symboliques qui métabolisent l’information grâce à deux technologies fondamentales: le langage et la communication. Toutefois, la particularité que l’auteur signale par rapport au présent concerne le passage de l’analogique au numérique, qui est aussi le passage d’un monde continu vers un monde discontinu; qui, d’après lui est la consolidation d’une conception «essentiellement probabiliste de la réalité, de la nature et de la société». La recherche de Julio González et Horacio Correa, chercheurs associés à l’Université de Quilmes (Bernal-Argentine), porte sur les événements politiques liés à la conception et la construction de l’Internet en tant qu’ensemble de technologies. En ce sens, leur texte vise à étayer théoriquement une analyse de la production technologique sans perdre de vue le potentiel politique des technologies en général et d’Internet en particulier. En reprenant quelques principes de ce que Wiebe, Hughes et Pinch (1987) appellent «construction sociale de systèmes technologiques», González et Correa considèrent qu’il est nécessaire d’insérer une notion de structure sociale plus vaste à l’analyse de la production technologique, ce qui impliquerait d’étudier le rôle qui jouent le capitalisme et les significations, qui à ce a propos, élaborent les groupes sociaux chargés de dessiner et de produire des technologies. González et Correa soutiennent également que, pour une compréhension globale de la relation entre technologie et société actuelle, il s’avère nécessaire de revoir les discours ayant renforcé le positionnement social face au phénomène

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technologique fortement établi sur des critères de rationalité et d’efficacité technique. En ce sens, les auteurs assurent que, contrairement à ce qui prêchent les discours techno-déterministes, il revient aux sociétés modernes de définir, en dernière instance les limites et les usages des TICS. La société serait alors l’instrument de mesure de la technique. Nonobstant, les conséquences d’une telle situation, d’après Correa et González, ne sont pas entièrement positives. À leur avis, un certain nombre d’institutions et d’acteurs sociaux qui dirigent le développement technologique en fonction des intérêts particuliers, comme en témoigne la mort du web à laquelle font allusion Anderson et Wolf (2010). À partir de ce point, l›argument commence à tourner autour de l›expérience des jeunes et des enfants dans les réseaux sociaux et les plates-formes multi joueur, comme le montre le texte de Monica Garcia et Edwin Gomez, professeurs de la Faculté de communication de l›Université Santo Tomas (BogotaColombie), qui abordent la problématique des pratiques politiques des groupes de jeunes dans Facebook en tant que formes d›habiter des scénarios virtuels. Après avoir argumenté sur la raison pour laquelle les jeunes hommes sont des sujets politiques, García et Gómez auscultent les changements que les médias numériques introduisent dans les processus de participation politique dans le cas particulier de jeunes universitaires de Bogotá et de Manizales. Au courant des plus récents débats sur la jeunesse, les médias numériques et l’action politique (Ito et al. 2008; Kahne, Lee & feezell, 2011; Skoric & Kwan, 2011; Conroy, Feezell y Guerrero, 2012; Kahne et al. 2012), les auteurs insistent sur le besoin de surmonter le principe de territorialité encadrant les pratiques politiques dans les démocraties libérales, et de reconnaître qu’avec l’avènement de l’Internet il y a une reconfiguration des notions de temps, d’espace et de lien social qui façonnaient l’exercice de la politique moderne. Pour Mónica García et Edwin Gómez, Facebook est, donc, un laboratoire magnifique servant à identifier et à analyser les différentes formes de connectivité, de diffusion des idées, d’adhésion à des déterminées causes politiques et d’expression identitaire. Cela suggère qu’à l’intérieur des pratiques politiques de la jeunesse par le numérique surviennent une série dynamiques qui lient fermement les domaines en ligne et hors ligne échappant au contrôle et à la compréhension parental. D’où le fait que la recherche ethnographique soit si significative, telle celle de Garcia et Gómez, visant à mettre en lumière les nombreuses relations complexes entre surfer, habiter et agir dans des scénarios numérique. De son côté, Sergio Alvarado, enseignant de communication et journalisme numérique de l’Université «Minuto de Dios» (Bogota, Colombie), effectue une analyse de la façon dont a été construit, dans une perspective socio-historique, la notion de l’enfance, ce qui servira à examiner le discours Disney qui sous-tend la conception du réseau social pour les enfants du Club Penguin. À son avis, une partie importante d’un programme de recherche sur la communication et l’éducation dans l’enfance concerne l’étude des façons dont les enfants interagissent et communiquent dans un monde médiatisé non seulement par les 188

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technologies numériques, mais aussi par la logique de la consommation et de la territorialité qui déterminent leur comportement. Dans ce sens, le problème de fond remarqué par Alvarado dans le modèle d’interaction entre utilisateurs favorisé par le Club Penguin consiste à ce pour assurer aux parents la sûreté des enfants dans la plate-forme, l’on gagne en liberté pour promouvoir une diète culturelle favorable aux intérêts économiques du centre commercial Disney. Cela conduit Alvarado à avertir qu’en dépit du haut degré de sécurité offert face aux les menaces telles la cyber intimidation, Club Penguin transmet de même une idéologie de consommation et de mobilité sociale qui ne peut pas être ignorée en termes analytiques. L’étude d’Alvarado fournit également une perspective intéressante lors de la réflexion autour de l’actualité des auteurs classiques sur la question Disney, tels Dorfman et Mattelart (1973).De même, l’approche qualitative de son étude, qui prend comme références Berger et Luckmann (1966), permet de compléter l’analyse d’une question (celle de l’enfance et les industries culturelles), habituellement abordée d’un point de vue top-down, qui au fond ne reconnaît pas la capacité d’agence des utilisateurs, avec une analyse beaucoup plus attentive à la perspective des enfants et de leurs parents. On pourrait estimer que les enfants sont également les cyber-citoyens, et que des cas tels le Club Penguin constate que les intérêts, les discours et les récits culturels hors ligne sont essentiels pour comprendre la façon dont, dès l’enfance, l’on commence à habiter le monde en ligne. Enfin, les trois derniers documents inclus dans ce volume explorent la notion de citoyenneté; Nathalie Chamorro, boursière du Doctorat en Philosophie à l’Université Javeriana (Bogota Colombie), et Manuel Palacio, boursier du Ph.D. en Droit et Philosophie de l’Université de los Andes (Bogota Colombie), mènent à bien une précieuse contribution à l’analyse de la relation entre citoyenneté et habitabilité du cyberespace à partir des concepts d’isonomie et d’iségorie. Étant donné que la citoyenneté numérique est un exercice des droits politiques d’un individu sur Internet, Chamorro et Palacio enquêtent sur les formes où elle se met en application non seulement dans le contexte des environnements législatifs locaux, mais aussi dans un monde globalisé où les notions qui soustendaient jadis la conception moderne de la citoyenneté ne sont plus ancrées à un territoire ou à une nationalité. En ce sens, les auteurs avertissent que si à l’époque l’alphabétisation conditionnait le plein exercice de la citoyenneté, de nos jours, il est indispensable de considérer la compétence numérique dans le même sens. Selon des approches de Chamorro et Palacio, les possibilités actuelles d’autonomisation et d’action citoyenne doivent se fonder tant sur le principe de l’égalité à la participation aux affaires publiques que sur la garantie de l’égalité des possibilités à l’accès et à la production d’information. C’est pourquoi, les MOOC (Massive Open Online Course) sont une excellente plate-forme pour analyser, à travers les expériences de formation en ligne, la façon dont se précisent des nouvelles expériences d’iségorie et d’isonomie, et avec elles, des

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nouvelles manières d’habiter le cyberespace. En font état, les résultats fournis par les auteurs, fruit d’une analyse exhaustive inspirée dans la théorie. (Strauss y Corbin, 1998). En revanche, Catalina Beatriz García, chercheuse associée à l’Université Rey Juan Carlos (Madrid, Espagne), et Antonio García Jiménez, doyen de la Faculté des Sciences de la Communication auprès de la même université, abordent la relation entre citoyenneté et cyberespace au moyen d’une analyse des sites web des municipalités espagnoles. Les auteurs suggèrent la nécessité de réfléchir à la nature des changements à mettre en œuvre dans la communication numérique de dites municipalités. D’après Beatriz Garcia et Antonio García, l’on pourrait faire valoir que, afin de rendre la pratique de la politique une expérience plus participative, il serait plus nécessaire de travailler sur le plan de la culture politique des citoyens et des dirigeants que d’entreprendre des aventures technologiques guidées par le désir d’être mis à jour. Ce serait une lecture possible des recommandations finales fournies par le texte, surtout en ce qui concerne la promotion d’une interaction ordonnée et d’un tissu collectif rassemblé par les traditions et les loisirs populaires. En dernier lieu, José Ignacio Chaves, professeur de la Maitrise en Communication, Développement et Changement Social de l’Université Santo Tomas (BogotaColombie), soulève qu’il n’est pas possible de discuter citoyenneté sans se rapporter au rôle de l’enseignement supérieur et des TICS dans la construction d’espaces de débat démocratique. Pour l’auteur, les universités en général et notamment l’université publique, ont la responsabilité de rendre compte auprès de la société non seulement de l’instruction technique de ses étudiants mais avant tout de leur formation humaine, éthique et civique. Toutefois, ce processus nécessairement lent et réfléchi d’enquêter sur la situation de l’université au XXIe siècle, affirme Chaves, entre en conflit avec les critères technocratiques qui semblent diriger avec un rythme accéléré le devenir de l’enseignement supérieur. Pour cela peut-être, Chaves exprime sa préoccupation vis-à-vis de notre obsession croissante pour les classifications, les rankings, les ratings et autres instruments de mesure de la qualité de l’enseignement forgés dans la logique du marché de la connaissance. Dans cet ordre d’idées, son texte laisse ouverte la question sur le rôle des TICS dans la transformation ou le maintien de la mission de l’enseignement supérieur.

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 191-213.

TIC y mediaciones culturales en la educación superior: hacia un programa multidimensional Juan Sebastián López López* Didier Arnulfo Santiago Franco** 1

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Recibido: 17 de julio de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen Tras una primera etapa de reflexión sobre la relación TIC-educación centrada en la brecha digital, se viene reconociendo la necesidad de estudiar, además, la cuestión de la capacitación necesaria para sacar provecho a los recursos tecnológicos disponibles. Sin embargo, se sigue prestando poca atención a la dimensión simbólica de la tecnología en general y de las TIC en particular, lo que genera serias dudas acerca del papel real que juega la cultura tanto en el discurso de la cultura digital como en el debate sobre la educación en la sociedad del conocimiento. En este sentido, el paso de la cultura como categoría residual a variable independiente surge de reconocer que: (a) las personas no sólo usan las tecnologías, sino que, sobre todo, las personalizan, las dotan de sentido y las hacen parte integral de su experiencia de mundo, y que (b) dichos procesos emergen no solo de experiencias subjetivas con las TIC, sino de robustas narrativas culturales en torno a las tecnologías. Este giro epistemológico hace posible un análisis multidimensional de las TIC en la educación, en el que la convergencia entre las dimensiones funcional y sociocultural de la tecnología arrojaría luces sobre la contradicción que muchos críticos de las nuevas tecnologías han puesto de manifiesto: la alta disponibilidad de recursos tecnológicos no garantiza mejores resultados en el plano cognitivo ni un enriquecimiento de nuestro capital cultural como sociedad. De ahí que la introducción de un programa cultural, ambicioso y dinámico, sea decisivo en el futuro de la investigación sobre educación superior y TIC. Palabras clave: TIC, cultura, educación superior, símbolo, análisis multidimensional. *

Docente de la Universidad Santo Tomás, líder del proyecto de investigación “Habitar en espacios digitales” y candidato a Doctor en Investigación en Medios de Comunicación en la Universidad Carlos III de Madrid, España. Máster en Comunicación y Problemas Socioculturales de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España y Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás de Colombia. Dirección Postal: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: sebastianlopez@usantotomas.edu.co

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Docente de la Universidad Santo Tomás y la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Orienta las cátedras de Tecnología y Educación, y un seminario sobre John Dewey. Investigador en Filosofía para Niños. Magister en Filosofía de la Universidad del Rosario. Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás. Dirección Postal: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: didiersantiago@usantotomas.edu.co

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ICT and cultural mediation in higher education: towards a multidimensional program Juan Sebastián López López* Didier Arnulfo Santiago Franco* 3

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Abstract Following an initial reflection stage with regard to the ICT- education relationship centered on the digital gap, there is a recognized need to also study the question with regard to the necessary training to take advantage of the available technological resources. However ,little attention is being paid to the symbolic dimensión of technology in general and ICT in particular, which generates seroius doubts regarding the real role played by culture in the discourse regarding digital culture as well as in the debate with regard to education in the society of knowledge. In this sense, the change of culture as a residual category to independent variable comes from recognizing that: (a) people do not only use technologies, but above all they personalize them, they endow them with sense and make them an integral part of their experience of the world. And that (b) said processes emerge not only from subjective experiences with ICT, but from robust cultural narratives having to do with technologies. This epistemological turn of events makes possible a multidimensional analysis of ICT in education, in which the convergence between the functional and sociocultural dimensions of technology would shed light on the contradiction that many critics of the new technologies have made manifest: the high availability of technological resources does not guarantee better results in the cognitive plane or an enrichment of our cultural capital as a society. From this it is clear that the introduction of an ambitious and dynamic cultural program needs to be decisive in the future of research having to do with ICT and higher education. Keywords: ICT, culture, higher education, symbol, multidimensional analysis. *

Professor at the Universidad Santo Tomás, leader of research project “Inhabiting digital spaces”; and PhD candidate in Research in Communication media at Universidad Carlos III de Madrid, Spain. Masters in Communication and Socio-Cultural problems of the Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Spain, and bachelor’s in Philosophy from the Universidad Santo Tomás of Colombia. Address: Carrera 9, 51-11. Email: sebastianlopez@usantotomas.edu.co.

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Professor at the Universidad Santo Tomás and at the Corporación Universitaria Minuto de Dios. Orients the subjects of Technology and Education, and a seminar regarding John Dewey. Investigator in Philosophy for children. Masters in Philosophy from the Universidad del Rosario. Bachelors in Philosophy from the Universidad Santo Tomás. Address: Carrera 9, 51-11. Correo electrónico: didiersantiago@usantotomas.edu.co.

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TICS et médiations culturelles en enseignement supérieur: vers un programme multidimensionnel Juan Sebastián López López* Didier Arnulfo Santiago Franco* 5

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Résumé Après une première étude de réflexion sur la relation TICS- éducation fondée sur la fracture numérique, on reconnait de plus en plus la nécessité d’étudier, en outre, la question de la formation nécessaire pour tirer profit des ressources technologiques disponibles. Cependant, l’on continue d’accorder moins d’attention à la dimension symbolique de la technologie en général, à celle des TICS en particulier, ce qui soulève des doutes sérieux sur le rôle réel de la culture d’une part, lors du discours de la culture numérique et d’autre part lors du débat sur l’éducation dans la société de la connaissance. En ce sens, le passage de la culture de catégorie résiduelle à variable indépendante vient de la reconnaissance du fait que (a) les gens n’utilisent pas seulement les technologies, mais, surtout, ils les personnalisent, leur donnant et les intègrent à leur expérience du monde et que (b) ces processus émergent non seulement des expériences subjectives avec les TICS, mais des récits culturels solides autour de la technologie. Ce tour épistémologique rend possible une analyse multidimensionnelle des TICS dans l’éducation, où la convergence entre les dimensions fonctionnelles et socioculturelles de la technologie permettrait de faire la lumière sur la contradiction que de nombreux détracteurs des nouvelles technologies ont montré: la haute disponibilité des ressources technologiques ne garantit pas de meilleurs résultats sur le plan cognitif ni l’enrichissement de notre capital culturel en tant que société. C’est pourquoi, la mise en marche d’un programme culturel ambitieux et dynamique, est crucial pour l’avenir de la recherche sur l’enseignement supérieur et TICS. Mots clés: TICS, culture, enseignement supérieur, symbole, analyse multidimensionnel. *

Enseignant de l’Université Santo Tomás, leader du projet de recherche “Vivre dans des espaces numériques” et candidat au doctorat en recherche des médias auprès de l’Université Carlos III de Madrid, Espagne. Master en Communication et Problèmes Socioculturels de l’Université Rey Juan Carlos de Madrid, Espagne et Licencié en Philosophie de l’Université Santo Tomás de Colombie. Adresse: Carrera 9, 51-11. Email: sebastianlopez@usantotomas.edu.co.

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Enseignant de l’Université Santo Tomás et de la “Corporación Universitaria Minuto de Dios”. Dispense les chaires Technologie et d’Éducation, et un séminaire sur John Dewey. Chercheur en Philosophie pour enfants. Master en Philosophie de l’Université del Rosario. Licencié en Philosophie de l’Université Santo Tomás. Adresse: Carrera 9, 51-11. Email: didiersantiago@usantotomas.edu.co.

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Introducción Al interior de la comunidad académica se viene estudiando con cada vez más fuerza el nuevo paisaje mediático que Internet ha ayudado a consolidar (Jenkins, 2008:2009; Ardévol et al. 2010; Ito et al. 2009; Scolari, 2010). Ese interés creciente por el fenómeno digital puede deberse a la constatación de que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han posibilitado una serie de cambios profundos en todos los niveles de la sociedad (Castells, 2007; 2010). En ese orden de ideas, no sorprende que haya cada vez más investigaciones desde el campo educativo sobre cambio social y tecnológico, brecha digital, alfabetización mediática o competencias digitales (Davies et al. 2011; Ferres y Piscitelli, 2011; Cobo, 2009). Junto a estas líneas de análisis, también es posible advertir, de un tiempo para acá, una perspectiva cada vez más robusta que pretende integrar la cultura a la ecuación TIC-educación (Balsamo, 2011; Kangas, 2011; Ardévol et al. 2010; Ito et al. 2009; Jenkins, 2008; 2009; 2009b). Por esta vía, se han obtenido importantes resultados que evidencian cómo ciertas dinámicas culturales reconfiguran la vida social. Por lo tanto, esa atención prestada a la cultura exige plantearse la posibilidad de hacer converger todos estos resultados empíricos con una teoría multidimensional de las TIC y la educación. Y es que, debido a su fuerte carga cognitivista y racionalista, los vínculos entre estructura cultural y acción comunicativa que viene elaborando la comunicología carecen en muchos casos de fuerza explicativa, por lo que esa relación TIC-educación divaga con frecuencia entre el voluntarismo y el determinismo tecnológico, y entre la nostalgia y el optimismo cultural. En este orden de ideas consideramos pertinente proponer un programa “fuerte” de análisis cultural para el estudio de las prácticas mediáticas en contextos de educación superior. Dicho programa estaría sustentado en dos principios que estructuran lo que J. Alexander denomina “sociología cultural”. El primero de ellos es que los objetos de estudio de la ciencia social participan como significantes en sistemas de significados dobles o binarios. El segundo, que la acción social puede ser entendida como un performance; es decir, que es esencialmente discursiva y está cargada de pretensiones simbólicas (Reed y Alexander, 2009, p. 30). Así pues, para llevar a cabo un estudio culturalmente reconstruido del papel de las TIC en la educación superior, será necesario determinar, en primer lugar, cuáles son los significados atribuidos tanto a las TIC como a las prácticas mediadas por estas en el caso de estudiantes universitarios. Consideramos que, por esta vía, es posible arrojar luces sobre un problema teóricamente conflictivo para las ciencias sociales y los estudios en educación: la relación entre las estructuras culturales (en este caso relativas al aprendizaje y las TIC) y las interpretaciones que hacen los actores sociales (en este caso estudiantes universitarios) de esa estructura, y que dirigen y orientan su acción (Alexander, 2008, p. 160). 194

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Planteamiento del problema Tras una primera etapa de reflexión sobre la relación TIC-educación centrada en la brecha digital, se viene reconociendo la necesidad de estudiar, además, cuáles serían las competencias necesarias para sacar provecho a los recursos tecnológicos disponibles. Sin embargo, se sigue prestando poca atención a la dimensión simbólica de la tecnología en general y de las TIC en particular, lo que genera serias dudas acerca del papel real que juega la cultura tanto en el discurso de la cultura digital como en el debate sobre la educación en la sociedad del conocimiento (Unesco, 2005). En este sentido, el necesario paso de la cultura como categoría residual a variable independiente que aquí sugerimos como programa para un estudio más integral de la relación TIC-educación, parte de reconocer, primero, que las personas no solo usan las tecnologías, sino que, sobre todo, las personalizan, las dotan de sentido y las hacen parte integral de su experiencia de mundo (Baudrillard, 2012) (Melucci, 2001) y, segundo, que dichos procesos emergen no solo de experiencias subjetivas con las TIC, sino de robustas narrativas culturales que anteceden e informan nuestra relación con la tecnología (Alexander, 2003). De ahí que desde un análisis multidimensional de las TIC en la educación se ensanchen las posibilidades de hacer frente a la evidencia de que la alta disponibilidad de recursos tecnológicos no garantiza mejores resultados en el plano cognitivo (Barrera-Osorio y Linden, 2009) ni un necesario crecimiento de nuestro capital cultural (Wolton, 2000). En este orden de ideas, nuestra propuesta se estructura en torno a tres hipótesis: 1. Existe una contradicción entre los niveles de inmersión en entornos tecnológicos y mediáticos de los estudiantes en educación superior y el poco uso que estos le dan a las TIC para fines académicos e investigativos. Puede que ello se deba a que los estudiantes asocian las TIC a valores negativos (dispersión, distracción, aislamiento, etc.) y que en ese proceso influyan las posturas de los docentes y de la misma Universidad, a su vez informadas por un debate helicoidal a nivel de teoría social entre apocalípticos e integrados tecnológicos. 2. Por tanto, para dar cuenta de por qué no hay aún una correlación directa entre acceso a TIC y usos innovadores en términos académicos e investigativos, es necesario estudiar los significados, valores y creencias atribuidos a las TIC. Solo así se podrá comprender mejor cuál es el entorno simbólico que configura las prácticas mediáticas de los estudiantes universitarios y que da forma a su relación con las tecnologías. 3. Integrar el nivel de los significados atribuidos a los niveles de acceso y usos académicos e investigativos de las TIC daría lugar, entonces, a concretar una lectura multidimensional del debate sobre la brecha digital en la educación superior. Ello permitiría a las instituciones educativas interesadas en esta

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perspectiva reconstruir sus planes de alfabetización y sus políticas sobre TIC, en pro de un mejoramiento profundo e integral de la competencia digital de su comunidad académica. Con esto en mente, a continuación describiremos algunas bases conceptuales que dan forma este programa analítico aplicado en el contexto específico de la comunidad estudiantil de la Universidad Santo Tomás de Aquino de Bogotá.

Perspectiva teórica El hombre capaz: decir, actuar y narrar La primera coordenada teórica que vale la pena describir es la noción de hombre capaz de Paul Ricoeur. Según esta noción, la persona es su historia, una historia marcada por la capacidad de decir, actuar y contar (Ricoeur, 2005): poder decir, dada la capacidad de las personas de producir un discurso sensato; poder actuar, como la capacidad de producir acontecimientos en la sociedad y la naturaleza; y poder contar, como el arte milenario de contar historias. En palabras de Ricoeur: “los acontecimientos de cualquier origen solo se vuelven legibles e inteligibles cuando se cuentan dentro de una historia” (Ricoeur, 2005). Por ende, para comprender la compleja relación que generan las personas con la tecnología desde la noción de hombre capaz, habrá que indagar en los discursos producidos, las acciones realizadas y las historias relatadas. En el caso concreto de los estudiantes, ello permite acceder a un nivel rico en datos y muy poco explorado: las experiencias que estos van elaborando con sus pares y su relación con los sistemas tecnológicos y socioculturales que funcionan como entorno de esas experiencias (Ricoeur, 2000, p. 194). En términos hermenéuticos, se trataría de analizar si los motivos de los agentes1 y las reglas de configuración de la realidad poseen un sustrato simbólico, y si dicho sustrato, por consiguiente, resulta ser la clave interpretativa de su acción en lo que respecta a las TIC. Ese sustrato simbólico y cultural es desarrollado por Ricoeur a través de su noción de identidad narrativa2 que surge desde las relaciones que se generan entre la vida y la narración. Según Ricoeur, la vida es el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la muerte, de ahí que la vida pueda ser pensada como un texto en el que las personas unifican el relato histórico con el relato de ficción.

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El término agencia implica la capacidad que tiene una persona de efectuar cambios en el mundo físico y social al mismo tiempo que se reconoce como productor de dichas acciones. En el ámbito de la tecnología es revisar el cómo los agentes tienen la capacidad de producir tecnologías, apropiarse de ellas y construir nuevas formas de narración que configuran la realidad social.

2

La noción de identidad narrativa es elaborada por Paul Ricoeur en la última parte de Tiempo y narración (Ricoeur, 2006, pp. 994-1002), en una conferencia que pronuncia con motivo de su doctorado Honoris Causa en la Universidad de Neuchâtel (Ricoeur, 1986), en Sí mismo como otro (Ricoeur, 1996), como también en el texto La vida: un relato en busca de un narrador (2006).

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Ricoeur busca restablecer la separación que ha habido entre el relato y la vida, pues “el saber parece alejar el relato de la vida en tanto que vivida y que confina al relato en el campo de la ficción” (Ricoeur, 2006, p. 9). El tipo de sujeto del que parte Ricoeur para enunciar su noción de identidad narrativa es un individuo histórico, finito y reflexivo que se designa como agente, locutor y enunciador (Ricoeur, 1986). En ese sentido, el análisis del ser humano parte de la reflexividad e interpretación de sí mismo, de su narración, de los otros y de las instituciones. Así, el hombre pasa por tres momentos: primero, al reflexionar sobre sí mismo se reconoce como autor de sus propias acciones, al mismo tiempo que evidencia la imbricación de su historia personal con la historia de otros (padres, amigos, compañeros trabajo etc.); segundo, en el encuentro con los otros los reconoce como agentes capaces, los ve a la cara y les dice: ¡tú también eres capaz!, ¡tú eres como yo!; tercero, las instituciones se convierten para el sujeto en garantes de la vida en comunidad, pues representan una estructura de convivencia que no puede ser reducida a las relaciones interpersonales (Moratalla, 2007, p. 291). Podría afirmarse, entonces, que desde estos tres escenarios de relación en los que el hombre se desarrolla, la tecnología deviene como un gran símbolo a la luz del cual el hombre puede interpretar sus relaciones personales, sociales e institucionales. No puede perderse de vista que, para Ricoeur, el simbolismo confiere a la acción una primera legibilidad, y hace de la acción un cuasi-texto para el cual los símbolos proporcionan las reglas de significación en función de las cuales tal comportamiento se puede interpretar (Ricoeur, 2006, p. 18). En otras palabras, los símbolos pueden operar como signos de reconocimiento entre miembros de una comunidad3. De este modo, la tecnología puede convertirse en una forma de interpretación y comprensión de la realidad personal, social e institucional.

Sociología cultural y performance social Siguiendo la línea de los planteamientos de Ricoeur, la sociología cultural (SC) que lidera Jeffrey Alexander insistirá en la necesidad de vincular los niveles macro de la estructura y el orden social con los niveles micro de las interacciones y la acción individual, así como los medios teóricos “no fácticos” con los medios empíricos “fácticos” del continuum del pensamiento científico (Alexander, 2000b). Por esta vía, la SC buscará superar polaridades recurrentes en el pensamiento sociológico, como las de acción instrumental versus acción cultural, y orden cooperativo versus orden coercitivo. Al respecto, afirma Alexander (2005, p. 2): We need to do away with the traditional concepts of action and structure, and to dissolve, not reify, such dichotomies as culture versus institution and instrumental versus normative (Alexander, 2005). 3

Sobre esta afirmación del símbolo como forma de reconocimiento. Cfr. Ricoeur, Le destinataire de la religion: l´homme capable (2013).

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Desde su perspectiva, entonces, no es posible considerar los hechos sociales de un modo naturalista, como cosas que pueden existir en y por sí mismas, sin la mediación de códigos culturales (Alexander, 2000, p. 169). De hecho, afirma que el análisis de los significados debe complementar el de las dimensiones materiales del objeto de estudio. Para Alexander no será necesario un retorno al materialismo para explicar la materia (2009, p. 8), por el contrario, afirmará que el poder explicativo de esta versión reconstruida de las ciencias sociales radica en asumir la cultura como constitutiva de lo social (Reed y Alexander, 2009). Es en ese nivel de la investigación social donde las humanidades vienen a ocupar, a juicio de Alexander, un lugar central tanto en términos de sus objetos de estudio como de las herramientas teóricas e investigativas que han desarrollado para atender al valor del significado en la vida social. Alexander afirmará que a partir del estudio de la estética y de la actuación teatral se podrán entender las formas como se construyen modos de experiencia entre los individuos y los objetos que les rodean, así como los alcances simbólicos de su acción. De ahí que Alexander (2009, p. 7) se pregunte, con respecto a la tecnología avanzada, si podemos medir su impacto solo en función de su potencia en el procesamiento de datos y de su rol económico y político: …en tanto entidad con respecto al sistema social, puede tocarse, medirse, racionalizarse; pero con relación al sistema cultural del que hace parte, es un significado y un significante en el que los actores no pueden separar su estado subjetivo de su mente (…). La tecnología debe aprender a verse como un discurso, como un sistema de signos que está sujeto a imperativos semióticos y abierto a demandas sociales y psicológicas (Alexander, 2000, p. 185).

Podría afirmarse, entonces, que para Alexander las tecnologías contienen una carga estética (textual e icónica) que impacta profundamente la vida social y cultural contemporánea y que es fundamental para recuperar el sentido de su dimensión material (2008b). De ahí que insista, en primer lugar, en atender a las experiencias icónicas y estéticas en las que nos introducen las tecnologías: Iconographic experience explains how we feel part of our social and physical surroundings, how we experience the reality of the ties that bind us to people we know and people we don’t know, and how we develop a sense of place, gender, sexuality, class, nationality, our vocation, indeed our very selves (Alexander, 2008c, p. 7).

Por otra parte, afirma con respecto no solo al carácter estético de las tecnologías en sí mismas sino a los alcances simbólicos de las prácticas tecnológicas, que tampoco se puede perder de vista la relación analítica que estas guardan con las estructuras culturales de la sociedad en general, en los modos como se ordenan en torno a las nociones de éxito o fracaso. Alexander otorga a este marco de evaluación (éxito o fracaso) una importancia enorme a la hora de comprender cuál es la finalidad que persigue toda acción en un mundo caracterizado por interacciones sociales tecnológicamente mediadas. Con ello se persigue, en sus 198

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propias palabras, “establecer qué hace al significado importante, para entender qué hace a algunos hechos sociales plenamente significativos” (Alexander, 2005b, p. 9). Por ello, afirmará que la comunicación entre actores, y por consiguiente las posibilidades de éxito o fracaso en el posicionamiento de un significado, estriban en re-fusionar la realidad por medio de la encarnación de guiones que puedan llegar a ser socialmente compartidos: Communication of belief is accomplished, metaphorically speaking, by becoming an actor in a script. Then, you need to get the others who constitute the putative audience for your action to take this script as real, to experience it, not as a “script,” not as symbolic or contrived, but as completely real, as having an ontological status (…). They must accept your symbolic projection. They must speak your language, so that you are both reading from the same page (Alexander, 2005, p. 3).

En ese sentido, su perspectiva se aleja de postulados teóricos que entienden la acción social como desde un punto de vista racional y del interés particular. Por el contrario, para la SC la acción siempre será significativa y estará inscrita en estructuras culturales socialmente compartidas que informan, incluso, las nociones de pragmatismo que elaboran los actores sociales. De ahí que Alexander afirme con respecto a la investigación social: Researching society empirically involves, instead, a complex double reading. Social actors are ‘reading’ reality, moving pragmatically in relation to their meaning systems, and we are ‘reading them’, trying to get inside their own arrangements by using our own meanings. When we do so successfully, we have the beginnings of a sociological explanation (Alexander, 2009, p. 34).

En este orden de ideas, Alexander (2005; 2005b) propone estudiar la acción social desde un paradigma que él denomina “performance social”. Grosso modo, estas serían las principales dimensiones de análisis de una acción social entendida en términos performativos: 1. Los sistemas de representaciones colectivas, entendidos como “mundos (que) proveen los símbolos de fondo para las actuaciones sociales” (Alexander, 2005b; p. 21). 2. Los actores que como “intérpretes o actuantes tienen subjetividades internas que manifiestan sus particularidades e identidades sociales y que reflejan su estatus socialmente definido” (Ídem). 3. Las audiencias, en tanto “observadores de la actuación cultural. Ellos decodifican lo que los actores han codificado pero lo hacen de formas variadas” (Ídem). 4. Los medios de producción simbólica, entendidos como “las cosas materiales mundanas sobre las cuales se pueden hacer proyecciones. Ellos (los actores)

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necesitan objetos que sirvan como representaciones iconográficas, para que los ayuden a dramatizar y hacer vívidos los símbolos invisibles que están tratando de representar” (Ídem, p. 22). 5. Puesta en escena. Se asume como el proceso en el que los actos son “codificados, narrados, y retóricamente configurados (…). La actuación tiene una secuencia temporal, está coreografiada espacialmente y obedece leyes artísticas que reflejan estas exigencias” (Ídem). 6. Poder social, que “afecta profundamente el proceso de performance (…). No todos los textos son igualmente legitimados (…). No a todas las actuaciones, y no a todas las partes de una actuación en particular se les permite proceder” (Ídem).

Diseño metodológico Desde el marco teórico esbozado líneas arriba, y a fin de ir concretando algunos enunciados teóricos en estrategias metodológicas, diseñamos un modelo de trabajo de campo que nos permitiera estudiar las representaciones simbólicas en torno a las TIC y las prácticas mediáticas de algunos grupos de estudiantes de la Universidad Santo Tomás. Escogimos trabajar con estudiantes debido a que consideramos que son ellos el centro del proceso académico (al menos en lo que toca a la educación superior). Nuestro primer objetivo fue el buscar relaciones entre una supuesta estructura cultural y las prácticas comunicativas de los estudiantes a través de una serie de relatos asociados a las TIC y el mundo actual. De esa forma intentaríamos establecer vínculos entre construcciones simbólicas colectivas y usos personales y comunitarios de las TIC. También nos interesaba comprender si las prácticas mediáticas de los estudiantes con los que trabajamos estaban impregnadas de significado para, de ser así, tratar de establecer sus contenidos. Por tanto, quisimos indagar en los siguientes niveles: 1. Guiones. El entramado compuesto por cultura, códigos, narrativas básicas y configuraciones retóricas que enmarcaban las prácticas mediáticas de los estudiantes y que sirven de fondo a sus prácticas mediáticas. 2. Las interpretaciones mismas de los estudiantes sobre estos guiones y narrativas. 3. Las tecnologías y medios que los estudiantes privilegian y con los que se relacionan de manera profunda e intensa, construyendo patrones de uso, representaciones significativas y narraciones. 4. Las intenciones, intereses e influencias personales o grupales que ordenan las prácticas mediáticas de los estudiantes. 200

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5. Los procesos de negociación y generación de discursos en torno a los usos apropiados, legítimos y productivos de las TIC entre docentes y estudiantes. 6. Las relaciones entre pares (estudiante-estudiante). 7. El acceso a tecnologías. 8. Los procesos de re-fusión más exitosos por parte de estudiantes en lo que atañe a sus prácticas mediáticas de tipo lúdico y académico. Así pues, seleccionamos ocho grupos constituidos por estudiantes de distintos programas de la USTA, que cursaban en ese entonces las cátedras de Filosofía Institucional (1° semestre), Epistemología (6° semestre) y Ética (9° semestre), todas ellas pertenecientes al núcleo de formación integral del Departamento de Humanidades. La elección de estos grupos obedeció a que, en nuestro criterio, el carácter transversal de las cátedras de humanidades garantizaba en la práctica un alto grado de diversidad en la procedencia disciplinar de los estudiantes que las conforman, así como un alto grado de pluralidad en sus opiniones. A fin de cumplir con las metas que nos habíamos trazado, nos decantamos por llevar a cabo ocho sesiones de grupos focales sobre dos grandes niveles de indagación que denominamos: (1) tecnología, sociedad e individuo, y (2) negociación entre actores. Establecimos también una serie de tópicos de indagación que respondían a las inquietudes que a nivel teórico nos habíamos planteado hasta entonces. Por esta vía pretendíamos estudiar las representaciones simbólicas relativas a las TIC que pudieran ser influyentes en los estudiantes de la USTA y, siguiendo a Ito et al. (2009), indagar en los cambios profundos que acontecen en entornos digitales, específicamente en las formas como los estudiantes negocian lo relativo al ocio, el aprendizaje y la producción de conocimiento (ver tabla 1). Una vez empezamos a obtener los datos fruto de las sesiones grupales, procedimos a revisar la información y a codificarla. A continuación expondremos algunos de los resultados que nos parecieron más interesantes, acompañados de algunas intervenciones puntuales de los estudiantes. Con esto pretendemos estimular las posibles interpretaciones de los lectores de este texto, a la vez que evitar, al menos en principio, la formulación de categorías muy cerradas. Valga decir que los datos aportados por los estudiantes han sido tan densos e interesantes que aún estamos en fase de reflexión sobre los mismos. Por eso, insistimos, se intentará respetar al máximo las intervenciones de ellos.

Resultados En principio, parecería que los estudiantes tienen una relación naturalizada con las TIC. Esto quiere decir que, al parecer, sus prácticas comunicativas, relaciones sociales y tareas cotidianas se llevan a cabo a través de mediaciones tecnológicas sin que la tecnología en sí misma llegue a ser objeto de reflexión significativa.

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Tabla 1. Plan de trabajo con grupos focales FOCUS GROUPS CON ESTUDIANTES TÓPICO DE INDAGACIÓN

No. 1. TECNOLOGÍA, SOCIEDAD E INDIVÍDUO

Representaciones generales en torno a la tecnología

Intenta definir la palabra “tecnología”. ¿En qué piensas cuando escuchas esa palabra?

Representaciones generales relación mundo social/ tecnologías

¿Ha cambiado el mundo con las tecnologías actuales? ¿De qué manera?

Atribución éxito/fracaso social de tecnologías y sus causas

A tu juicio, cuáles son las tecnologías más populares, las que más se usan en tu medio. ¿Por qué crees que ello es así?

Relación general tecnologías/ individuo/vida cotidiana

¿Qué tecnologías utilizas en tu vida cotidiana y qué haces con ellas?

Representaciones generales relación individuo/tecnologías

¿Ha cambiado tu vida con las tecnologías que utilizas día a día? ¿De qué manera?

Atribución éxito/fracaso individual de tecnologías y sus causas

¿Qué tecnologías te resultan más y menos atractivas? ¿De qué depende tu elección?

Negociación de tiempos y rutinas de ocio

¿Qué haces en tus tiempos de ocio? ¿Involucras algún tipo de tecnología o plataforma digital? ¿Percibes alguna influencia de tus profesores, amigos y compañeros?

Negociación de procesos de aprendizaje y de producción de conocimiento

¿Cómo organizas tus rutinas y tiempos de estudio? ¿Involucras algún tipo de tecnología o plataforma digital? ¿Percibes alguna influencia de tus profesores, amigos y compañeros?

Amalgama de significados de las estructuras culturales en que se desenvuelven estudiantes y docentes

¿Qué diferencias y similitudes encuentras entre lo que dicen tus profesores con respecto a las TIC e Internet y lo que dicen tus compañeros? ¿Con cuál grupo te identificas más?

Relación e intercambio entre actores y audiencias

¿Consideras que las ideas que tienen tus maestros sobre las tecnologías son válidas e influyentes? Justifica tu respuesta

Subculturas, patrones y objetos de identificación

Describe las prácticas más comunes, mediadas por TIC e Internet, de los estudiantes en el aula de clase. ¿Qué sentido tienen estas?

Percepción de orden cooperativo versus orden coercitivo

¿Qué tecnologías utilizas por obligación y cuáles por gusto? ¿De qué o quiénes depende esa diferencia? Fuente: elaboración propia

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No. 2. NEGOCIACIÓN ENTRE ACTORES


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En este sentido, cuando preguntamos por lo que cada uno de ellos pensaba de las tecnologías en general y las TIC en particular, abundaron las definiciones generales, asociadas a la facilitación de tareas y en un tono optimista. Nos encontramos, entonces, con comentarios como estos: • La tecnología es un conjunto de herramientas que se están renovando activamente y que ayudan al ser humano a mejorar sus actividades diarias (…), esto obliga a que las cambiemos porque van a ser dejadas de lado (renovadas) (G.F.1., 2013). • Lo primero que a mí se me viene a la mente son los avances, la facilidad a la hora de hacer las cosas, las grandes posibilidades que podemos llegar a hacer con eso (Ídem). • Se me viene a la mente la palabra “innovación”; es como algo de avance, es como algo que va a mejorar (Ídem). • (La tecnología) facilita las actividades cotidianas, que está en constante evolución, que cambia y que siempre va mejorando; y comunicación (Ídem). Los sujetos reconocieron, sin embargo, la existencia de ciertas influencias discursivas en lo que atañe a su relación con las TIC por parte de cuatro grupos predominantes: la publicidad, la familia, la Universidad y los compañeros. No obstante, afirmaron también que la validez y facticidad otorgada a cada uno de esos discursos variaba según las necesidades o demandas de la situación concreta en la que se encontrasen. En palabras de algunos estudiantes: …hay mucho consumismo, creo que estamos bombardeados de mucha publicidad en los medios de transporte, en los celulares, más que todo donde hay Internet, televisión, entonces nos volvemos consumistas, digamos si vemos algo más avanzado dejamos de lado lo que utilizamos y pues eso es ser como ser civilizado ahorita, entonces pues ya estamos creando, o sea, no hay una consciencia de sino de desechar por desechar, no hay una consciencia de la utilización que verdaderamente se le debe dar a un aparato, también que las personas tienen menos tiempo de ocio entonces el descanso ya no es como las horas que tienen que dormir tanto tiempo sino que me la paso en face tanto tiempo, después hago trabajos, etc. (G.F.3., 2013). En mi casa son muy tecnológicos y en ocasiones por ejemplo llega la hora de la comida, mi mamá por el teléfono me escribe “a comer” entonces uno dice como: ¿qué? -risas- ¡si estamos en la misma casa! (G.F.1., 2013). La Influencia de amigos, la sociedad o el ambiente laboral para que uno tenga un celular para estar en contacto genera la necesidad de que el otro también lo tenga (G.F.2., 2013b).

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Las tecnologías de punta te dan un estatus (…), además, el tema social te crea la necesidad de estar conectado con la gente. Necesitas ser reconocido. A veces las tecnologías de la información y el Facebook te alimentan el ego (Ídem). Soy un usuario frecuente de Internet, lo uso todos los días que estoy en casa. También tiene estrecha relación con la Universidad (…), con los compañeros de la Universidad (para) discutir algunas cosas en cuestiones del panorama político actual de los que se discuten en las redes sociales, es algo que me consume algún tiempo: los amigos, la familia, sobre todo los que están lejos -fuera del país-, hablo mucho con ellos (Ídem). Lo que decía Diana: todo el mundo con Iphone y con Black Berry y uno con celular ahí todo feíto, da pena sacarlo o que lo llamen a uno, ¡huy no! (G.F.6., 2013).

Asimismo, los sujetos se expresaron en términos conflictivos y dicotómicos con respecto a lo que para ellos representaban las TIC. Además de asociar las TIC a innovación, eficiencia, ubicuidad y portabilidad, las asociaron también a consumismo, moda, facilismo, aislamiento y dependencia, otorgándole mucha importancia a la autonomía personal: Yo creo que el mundo ha cambiado drásticamente con el uso de las tecnologías, o sea uno ve cada día que es muchísimo más el cambio que se da más que todo en la parte social, porque creo que se ha generado una ruptura muy seria frente a las relaciones interpersonales, (en tanto) que las personas que tienen un uso masivo de las tecnologías prácticamente están aisladas de las comunidades con las que comparten. Yo no me siento así porque mantengo muchas relaciones interpersonales con muchas comunidades, amigos. Pero hay otras personas que uno si las ve (dependientes). Por ejemplo, una pareja cenando y (al mismo tiempo chateando) están tan cerca pero a la vez tan distanciados (…), siento que eso ha afectado mucho la parte social (…), la gente se siente feliz que las tecnologías estén aplicadas en el mundo (…), se siente contento que con el Internet… (G.F.1., 2013). …(La tecnología) es mejor para buscar información, pero también tienen aspectos negativos (…) separó mucho a las familias, cada uno es más individualista, cada uno está con su aparato electrónico. (Las familias) ya no se reúnen como antes; también (las tecnologías) clasificaron mucho la sociedad, el prestigio (de) las personas (se determina) por los aparatos que tienen. (También) es una herramienta importante para los sectores privados, la policía, la DIAN (pues) les permite desarrollar sus actividades fácilmente. (Por ejemplo) o sea la policía está buscando a alguien que se desapareció y tenía en el carro un GPS pues le queda más fácil ubicarlo que antes que no tenía nada de eso (G.F.2., 2013b). 204

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En cierta parte (las TIC) facilitan algunas cosas, pero ya depende del uso que uno le quiera dar porque nos hemos vuelto muy conformistas. Entonces ya está el Internet y la gente de ahí saca todo. Que ir más allá, como esforzarse por hacer las cosas porque entonces uno se vuelve facilista (Ídem). Yo detecto como un conflicto. Tengo una contradicción porque una de las tecnologías que más me resulta atractiva es el celular, precisamente por lo que hemos hablado, pero a la vez se me hace peligrosa porque las personas, las que no saber portar un celular, dependen de ellas (Ídem). …(Internet) es bueno y es malo si uno sabe manejarlo. En Facebook uno está hablando con una persona pero si al lado hay otra uno no le pone atención a ella porque está hablando por el Facebook (…), en mi familia siempre son así, se la pasan conectadas a esos aparatos y uno les habla y nada (G.F.5, 2013).

De hecho, los sujetos fueron mucho más detallados en la descripción de lo que a su juicio eran los peligros que entrañaban las TIC, generándose tras cada intervención un consenso que se manifestaba en gestos de asentimiento, risas, y comentarios a propósito de lo que se estaba diciendo. En este punto, abundaron las referencias a la moda, la globalización y el capitalismo como referentes de consumismo, y el debilitamiento de la sociabilidad presencial por cuenta de una constante comunicación online: …la tecnología nos la venden como el hecho de tener algo mejor que lo que tiene el otro (G.F.6., 2013). La cosa que uno tiene un computador de tal manera con tal programa y luego sale otro programa y uno lo quiere para estar a la altura de la tecnología de otra persona (F.G.7., 2013). Esta época lo que es importante por así decirlo es la cibernética, lo que nos mantiene conectados, la máquina. Es el boom del momento, la producción en serie (G.F.1., 2013). Lo que me pasa a mí en Internet es ponerme a ver videos estúpidos -risas-, es algo estúpido no sé por qué uno gasta tanto tiempo en eso. Es tiempo de ocio bobo o en televisión uno ve puras bobadas y pierde tiempo y pierde todo un fin de semana donde uno puede hacer muchas cosas, y después deja todo por eso (por estar conectado). No sabemos utilizar (las tecnologías) aquí en Colombia (…): llegamos tarde a todo, no hacemos las cosas y cuando nos damos cuenta se ha pasado el tiempo y lo hacemos rápido y mediocre (Ídem). Estamos en un país capitalista, la globalización es capitalista (…), la globalización hace que se acerquen más entre países, entre

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ciudades. Así empezó este cuento del orden en Estados Unidos, se facilita más el intercambio de bienes y servicios. (Esto) hace que lleguen acá (a Colombia) los productos (…). Tenemos un contacto más central con Estados Unidos y otros países (…), todos estamos en el mismo punto, todos tenemos las mismas tecnologías (que nos permiten) avanzar en este mundo globalizado (G.F.3., 2013b). Nosotros queremos adoptar unas culturas que no son propias de nosotros. También influye lo de la globalización (…); (o como producto de la moda). Por ejemplo, por que digamos hace más o menos un año y medio todo el mundo tenia BlackBerry y ahora todo el mundo tiene Iphone y todo el mundo empieza a cambiar a Iphone porque tiene mejores especificaciones. Porque BlackBerry cayó y se vuelve más de moda que por necesidad (G.F.3., 2013).

Algo similar sucedió con los tiempos de ocio, en donde los sujetos diferenciaron actividades online y offline. Al respecto, manifestaron tener mayor estima por las actividades presenciales y al aire libre, aun cuando estas se organizaban vía redes sociales o aplicaciones móviles. Asimismo, reconocieron pasar la mayor parte de su tiempo de ocio conectados a Internet, desde donde accedían tanto a redes sociales como a servicios de radio y televisión. En este punto, le asignaron una influencia decisiva a amigos y compañeros en el diseño de esas prácticas, como se subraya en las siguientes opiniones: (La tecnología) es importante, es buena porque la tecnología es para todo, pero no es tan bueno porque uno se involucra demasiado en el tema (la tecnología) y deja de hacer otras cosas (como) hacer (actividades) al aire libre (…). Hay muchas redes sociales en las que uno tiene amigos, pero no es como tener el contacto personal (G.F.1., 2013). Recuerdo que una vez fui a un restaurante (y observé a dos personas) Los dos estaban así tecleando, ni se miraban (…). Uno sale para un momento de ocio, para entretenerse, hablar: ¡no hay cosa más chévere que hablar con una persona! Yo a veces prefiero gastar un minuto (de celular) y hablar con una persona (…). Me parece que es importante el celular pero hasta cierto punto, hay que saber dividir en qué momento (es un contacto) personal (y cuando se convierte en) impersonal (Ídem). Uno puede salir a jugar, digamos yo personalmente todos los sábados salgo a jugar fútbol pero salgo a jugar sino estoy conectado, igual, me conecto y me da pereza salir porque quiero quedarme conectado (G.F.4., 2013). Bueno pues yo en ese sentido lo hago como muy combinado, procuro digamos a veces estar en el parque: con el perro, con mi familia. Pero igual la mayoría del tiempo que estoy en mi casa: viendo televisión, jugando video juegos, escuchando música o 206

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chateando con mis amigos. Es que la tecnología es un punto súper importante (…). De hecho todo el día uno ya está usando (celular) la tecnología viviendo a través de esos medios (Ídem).

Los espacios académicos se presentaron, además, como diferenciados de los tiempos de ocio. Los sujetos describieron a sus profesores como figuras de autoridad científica, agentes que trazan límites y restricciones en los usos de las TIC en el aula, y generadores de protocolos para la investigación mediada por las TIC, como se puede detallar en los siguientes sentires: Los profesores pienso que obviamente en una institución, dicen que uno no puede estar chateando en el celular, lo dicen porque uno se desconcentra de la clase. Hay restricciones, en la Universidad, en las salas de cómputo, no se puede acceder a YouTube o a ciertas páginas como Facebook (G.F.8., 2013). Los docentes han tenido influencia porque al ellos manejar este tipo de medios lo incitan a uno a usarlos, entonces toca aprender a manejarlos y los amigos también influyen. Pero en mi caso ha sido más empírico (G.F.7., 2013). Los profesores porque son los que dan las fechas de entrega, ellos son los que dan las pautas durante la semana, es la influencia del profesor la que indica los tiempos de estudio (Ídem).

En principio, los sujetos generaron una relación directa entre las oposiciones ocio/academia, gusto/obligación, y redes sociales/Moodle. Por obligación el Moodle, porque es un requisito de la Universidad para trabajos, notas, avisos, eventos de la Universidad. Por gusto Facebook y YouTube, Monopolio Urbano, una página donde me llegan las canciones de los estrenos y yo las escucho antes de que salgan (G.F.4., 2013). …es claro saber para qué se usan las redes sociales y para qué se usa el Moodle (…). Moodle es para uso académico, creo yo, y las redes sociales, aunque a veces ayudan a comunicarnos para lo académico, están más enfocadas en lo social (hablar, saber de la vida de los demás, chismosear), entonces para mí es clara la diferencia (Ídem).

Sin embargo, dicha relación entró en conflicto cuando se les preguntó específicamente si su presencia en redes sociales en tiempos de ocio obedecía más a un principio de gusto que de necesidad. Así se expresaron algunos de los sujetos: Ahorita a muchos de nosotros en la utilidad uno cuenta todo: el Twitter, el Facebook sirve para narrar todo, es por uno. Soy adicto a las redes sociales y eso, a que voy a hacer tal cosa y no es porque nadie más lo obligue sino es por contarle al mundo lo que uno va a hacer, ¡es algo loco! (G.F.1., 2013).

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Pues se han dado como las dos posturas: (primera) algunos profesores ni siquiera el Moodle les gusta, dicen que uno debería estudiar como en sus tiempos, porque aprendían más con los libros, leyendo, asistiendo a bibliotecas, sin tener que buscar todo por Internet, (segunda) como hay muchos que se apoyan con las tecnologías en clase y esas cosas y se enfocan más en saberlas manejar y no estar con los distractores: las aplicaciones, las redes sociales o lo que no competa a la clase, y creo que en algunos casos tanto profesores como compañeros mantienen las mismas prácticas. Es la misma cosa como consecuencia de los adelantos de la tecnología que lo llevan estar a uno ahí. (Por esta razón) las (personas) muy poco van a las bibliotecas. A esa tendencia están sometidos tanto profesores como alumnos (G.F.2., 2013). No encuentro cuáles son las que uno tiene que usar por obligación; todo es ya como por gusto. ¡Ah no! ¡Pero! Moodle ¡No!, ¡no! (Ídem).

Finalmente, manifestaron su incomodidad y desconcierto ante las políticas de restricción de sitios web (Facebook, YouTube, Twitter) que ha establecido la Universidad, y que estos interpretaron como desconocimiento por parte de la institución de los canales a través de los cuales se accede hoy en día a la información. (Las redes sociales) contribuyen a los procesos formativos porque son una herramienta bastante útil, por el acceso que tenemos al acceso de información global e instantánea. Pero tiene limitaciones en cuanto a que empresas y colegios tienen una serie de páginas bloqueadas porque decimos que lo académico se convierte en ocio, y como dicen otros que el YouTube es de ocio y pueden usarlo para otras cosas, entonces asumen que acceden solo para lo del ocio, y docentes han solicitado que desbloqueen el Facebook porque ellos lo están utilizando académicamente como comunidad (…). Entonces, ¿por qué solo verlo como ocioso? Si se le puede sacar un provecho académico y eso lo he escuchado más a los profesores (…), porque es una plataforma de comunicación para otro tipo de cosas: ofertas de empleo, reuniones de interés de la facultad (G.F.2., 2013b). En términos de los problemas que tienen es que básicamente el sistema escolar está separado de la tecnología, el sistema de calificación, los modelos pedagógicos, y no tiene una conexión con los modelos tecnológicos, esto del trabajo de la realidad ampliada para contenidos de biología y química, y hay profesores del siglo XVIII para estudiantes del siglo XXI. Entonces no hay una relación directa en eso, y oportunidad es un espacio para crear conocimiento y difundir proyectos que uno tenga, apuestas a nivel personal (Ídem). Creo que las redes sociales son muy importantes para el aprendizaje (…). Facebook es una quimera, creo que uno puede adquirir conocimiento y compartirlo, podemos referenciar muchas cosas 208

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en donde nos podemos basar. Por ejemplo, otra red social que es como una adicción para mí es YouTube, porque es una red social en donde aprendo, así fue como pasé mis cursos de cálculo, me empiezan a mostrar cómo se hace el ejercicio, pauso el video y sigo haciendo el ejercicio, he aprendido cómo instalar juegos, programas, despinchar una llanta, he aprendido cómo hacer ejercicio (…), puedo ver opiniones de personas de España, cosas en otro idioma con subtítulos de los noticieros, veo documentales para estudiar geología: el profesor nos colocaba el link de YouTube y empezaba a explicar lo de la tierra (Ídem).

Conclusiones Según los resultados antes descritos, podría pensarse que la educación emerge como espacio en el que forzosamente convergen: (a) narrativas sobre nuestro tiempo y sobre la centralidad del fenómeno tecnológico en el cambio de época que vivimos, y (b) de distintos actores con arraigos generacionales y disciplinares igualmente diversos. La Universidad resultaría así ser un laboratorio cultural que se presta tanto para la creatividad como para la regulación normativa (Bauman, 2002). De ahí que las prácticas educativas puedan entenderse como una serie de actos y representaciones (performance) compuestas de narrativas básicas, intérpretes, medios de producción simbólica y puestas en escena legitimadas o en conflicto con la sociedad en la que acontecen. En este sentido, se identificaron tres dinámicas que permitirían comprender los vínculos entre mediaciones culturales y prácticas mediáticas: (1) el establecimiento de códigos y protocolos, (2) la búsqueda de re-fusión, es decir, la intención de los actores de hacer exitosas sus interpretaciones sobre el significado de fenómenos considerados por ellos relevantes, y (3) procesos de negociación entre estudiantes en lo relativo a los usos de las tecnologías, muchos de los cuales escapan a la mirada del docente. El uso de enunciaciones dicotómicas es constante, lo que lleva a pensar que la tecnología está enmarcada por consideraciones binarias recurrentes en las intervenciones de los estudiantes. En lo que se refiere a las TIC, las posturas de los sujetos denotaban la convivencia de convenciones apocalípticas e integradas (Eco, 1965) de carácter tecnológico y sociocultural. Su uso se hizo extensivo al análisis de los tiempos de ocio y aprendizaje, situación que podrían estar reforzando tanto los docentes como la institución al privilegiar (o restringir) el uso de determinadas plataformas o prácticas académicas, informáticas y comunicativas. Podría ser que la interpretación del fenómeno tecnológico en clave binaria sea una forma de reflexividad transversal a los niveles agencial, institucional-educativo, científico y mediático, en tanto es una forma elemental (Durkheim, 1993) de la vida cultural. De acuerdo a los resultados arriba expuestos, son básicamente cinco los agentes con capacidad de configuración de los procesos educativos: los medios (en especial la publicidad), la familia, la institución universitaria, los docentes y los

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mismos estudiantes. Enfatizamos en que la validez que los sujetos otorgaron a los medios, la familia, la Universidad y los docentes variaba en función de las circunstancias concretas en las que se encontrasen. No tanto así en lo que respecta a la relación de los sujetos con sus pares, cuya influencia es evidente y constante, más allá de tiempos (ocio o academia), escenarios (redes sociales, Moodle o aula de clases) y actividades concretas. Cabe señalar que hubo dos dispositivos que destacaron como catalizadores de la discusión: los computadores portátiles y los teléfonos móviles. Los primeros por sus prestaciones, eficiencia y carácter multimedial, y los segundos debido a su portabilidad, su aura innovadora y como símbolo de estatus. Asimismo, las redes sociales fueron descritas como espacios que permiten la habitabilidad de Internet en tanto se comparte información, se construye una identidad y se generan, mantienen o transforman las relaciones sociales. Una de las claves en términos de educación mediática y competencia digital podría ser, como lo sugiere uno de los comentarios de los estudiantes, definir el tipo de tecnologías que se deben incorporar en función de las prácticas que se buscan promover, los sujetos de esas prácticas, y los entornos y necesidades institucionales. En este sentido, la inversión en TIC debe ir acompañada de criterios claros sobre la cultura material que se desea consolidar en cada institución.

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TIC y mediaciones culturales en la educación superior

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Juan Sebastián López López - Didier Arnulfo Santiago Franco

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 215-231.

El (des)orden de las ciudades Carlos Eduardo Maldonado*

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Recibido: 26 de mayo de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen Las ciudades son sistemas físicos, y estos tienen un orden. En la física clásica –esto es, en la mecánica clásica–, el orden era estable, rígido, jerárquico o regular y periódico. Los principios que explican dicho orden son, en verdad, elementales. Sin embargo, con la nueva física, dicho orden se revela como de mayor complejidad. Asimismo, las ciudades son sistemas vivos exactamente en la medida en que metabolizan información, materia y energía. Ahora bien, la complejidad del mundo actual está relacionada profundamente con la digitalización del mismo. Ello implica nuevos modos de escritura, nuevos modos de lectura, nuevos modos de comunicación y, manifiestamente, nuevos lenguajes. De allí que se advierta la emergencia de una nueva clase social: la de los migrantes y los nativos en las tecnologías convergentes. Son ellos los que están redefiniendo el (des)orden de las ciudades. Pues no sin ambages, la ciudad es ahora y cada vez más, el lugar de la comunicación y el lenguaje, de las vivencias y el convivio. Y para escándalo de las mentalidades tradicionales, el convivio y el habitar, la comunicación y el lenguaje son cada vez más digitales. Una auténtica revolución, en toda la línea de la palabra. Palabras clave: ciudad, sistema físico, orden, complejidad, mundo digital.

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Profesor titular de la Universidad del Rosario, Facultad de Ciencia Política y Gobierno. PhD en Filosofía, Katholieke Universiteit Leuven, Lovaina, Bélgica. Profesional en Filosofía, Universidad Nacional de Colombia. Ha sido Visiting Scholar, Departement of Philosophy, University of Pittsburgh, 1996; Visiting Research Professor, Council for Research in Values and Philosophy y Center for the Study of Culture and Values, The Catholic University of America, Washington, D.C., 2006; Visiting Scholar-Academic Visitor, Faculty of Philosophy, University of Cambridge, 2008. Dirección postal: Calle 12C No. 6-25. Correo electrónico: carlos.maldonado@urosario.edu.co

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The (dis)order of the cities 2

Carlos Eduardo Maldonado*

Abstract Cities are physical systems and they have an order. In classical Physics –that is in classical mechanics– order was stable, rigid, hierarchical or regular and periodic. The principles which explain said order are in truth, elemental. However, with new Physics said order is revealed as being of greater complexity. Likewise, cities are living systems exactly insofar as they metabolize information, matter and energy. Indeed, the complexity of the present day world is profoundly related to the digitalization of the world. This implies new methods of writing, new methods of reading, new methods of communication and manifestly new languages. Thus appears the emergency of a new social class: that of the migrants and the natives in converging technologies. They are those that are redefining the (dis)order in the cities. Without circumlocution, the city is now and each time more so, the place of communication and language, of life experiences and communal living. And to the chagrin of the traditional mentalities, living together and dwelling, communication and language are constantly becoming more and more digital. An authentic revolution in every sense of the word. Keywords: City, physical system, order, complexity, digital world.

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Professor at the Universidad del Rosario, Faculty of Political Science and Government. PhD in Philosophy, Katholieke Universiteit Leuven, Leuven, Belgium. Professional of Philosophy, Universidad Nacional de Colombia. He has been Visiting Scholar, Departement of Philosophy, University of Pittsburgh, 1996; Visiting Research Professor, Council for Research in Values and Philosophy y Center for the Study of Culture and Values, The Catholic University of America, Washington, D.C., 2006; Visiting Scholar - Academic Visitor, Faculty of Philosophy, University of Cambridge, 2008. Address: Calle 12C, 6-25. Email: carlos.maldonado@urosario.edu.co.

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Le (des)ordre des villes Carlos Eduardo Maldonado*

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Résumé Les villes sont des systèmes physiques, et ceux-ci ont un ordre. En physique classique, c’est-à-dire en mécanique classique, l’ordre était stable, rigide, hiérarchique ou régulier et périodique. Les principes qui expliquent cet ordre sont en effet élémentaires. Toutefois, avec la nouvelle physique, cet ordre apparaît notamment comme l’un de plus complexes. De même, les villes sont des systèmes vifs dans la mesure où elles métabolisent l’information, la matière et l’énergie. Or, la complexité du monde actuel est profondément lié à la numérisation. Cela entraîne des nouvelles formes d’écriture, des nouveaux modes de lecture, des nouvelles démarches de communication et, évidemment, des nouvelles langues. D’où l’émergence d’une nouvelle classe sociale: celle des migrants et des autochtones dans les technologies convergentes. Ce sont eux qui redéfinissent le (des)ordre des villes. Puisque sans ambages, la ville est maintenant et de plus en plus, le lieu de la communication et le langage, des expériences et de la cohabitation. Et au grand scandale des mentalités traditionnelles, la cohabitation et la coexistence, la communication et le langage sont de plus en plus digitaux. Une révolution authentique, dans tous les sens du terme. Mots clés: Ville, système physique, ordre, complexité, monde numérique.

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Professeur Titulaire de Chaire de l’Université del Rosario, Faculté de Sciences Politiques et Gouvernement. PhD en Philosophie, Katholieke Universiteit Leuven, Louvaine, Belgique. Licencié en Philosophie, Université Nationale de Colombie. Étant chercheur invite auprès du Département de Philosophie, Université de Pittsburgh, 1996; Enseignant chercheur invité, auprès du Council for Research in Values and Philosophy et auprès du Center for the Study of Culture and Values, auprès de The Catholic University of America, Washington, D.C., 2006; chercheur invite auprès de - Academic Visitor, Faculty of Philosophy, University of Cambridge, 2008. Adresse: Calle 12C, 6-25. Email: carlos.maldonado@ urosario.edu.co.

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I Las ciudades son sistemas físicos. Y los sistemas físicos tienen un orden. En la física clásica –esto es, en la mecánica clásica-, el orden era estable, rígido, jerárquico o regular y periódico. Los principios que explican dicho orden son, en verdad, elementales. Sin embargo, con la nueva física, dicho orden se revela como de mayor complejidad. La nueva física puede ser comprendida de tres maneras, así: se trata, de un lado, de la teoría de la relatividad, la cual integra a la mecánica clásica como un caso particular suyo; de otra parte, surge la física cuántica con nuevos y sorprendentes descubrimientos, y la dificultad inmediata que emerge es el de la posibilidad de integración entre ambas, una tarea inacabada hasta la fecha. Finalmente, la nueva física propiamente dicha, es aquella que reconoce la importancia de la irreversibilidad de la flecha del tiempo, la diferencia cualitativa por tanto, entre el pasado y el futuro, y el orden a través de fluctuaciones. Se trata de la física de la termodinámica del no-equilibrio, la física del caos y la importancia de la impredecibilidad a mediano y largo plazo, y la física de los fenómenos de redes complejas caracterizados por percolación e irrupciones (bursting). De suerte que si las ciudades son sistemas físicos, se hace necesaria una comprensión de la clase de física que se emplea para explicarlas, y para hacerlas posibles. Sin embargo, al mismo tiempo, las ciudades son sistemas vivos y se comportan como si (es)tuvieran vivas. Desde este punto de vista, se hace necesaria una comprensión de la biología, pero con ella, entonces también de la ecología, entendida esta última como el marco general dentro del cual aquella actúa y tiene sentido. La biología ha conocido magníficas transformaciones recientes que han ampliado en mucho la comprensión que tenemos acerca de los sistemas vivos. El punto que unifica a la biología con la ecología es conocido como la perspectiva evo-devo, la biología evolutiva del desarrollo. En este sentido, las ciudades pueden ser vistas al mismo tiempo como organismos que se desarrollan y exhiben exactamente todas las propiedades y características de los demás sistemas vivos –nacimiento, crecimiento, desarrollo, enfermedades, metabolización, enfermedades, muerte, por ejemplo–. Pero a la vez, se inscriben en un entorno que es continuamente cambiante, al cual las ciudades se adaptan pero al cual modifican en la medida misma en que las adaptaciones tienen lugar. De manera puntual, el enfoque evo-devo permite comprender la emergencia de las novedades evolutivas. Dicho en términos muy básicos, en las ciudades suceden procesos de orden físico y biológico –en toda la acepción de la palabra–. Y su entrecruzamiento. Y desde luego, numerosos procesos de orden simbólico. Sin embargo, la comprensión y el estudio de las ciudades se corresponde siempre –aunque no necesariamente de manera causal– con la imagen, la comprensión o la explicación que en general del mundo, del universo y la realidad que tienen los seres humanos. 218

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El (des)orden de las ciudades

Sin hacer aquí un estudio pormenorizado acerca de las diversas cosmovisiones que han existido en la historia de Occidente, y cómo estas se entrelazan con la explicación del orden. O si es preciso, del desorden. Ese es, con seguridad, uno de los más apasionantes de todos los retos al entender y explicar las ciudades. Desde sus estructuras fractales, hasta las reticulares; desde las políticas centralizadas à la Napoleón, hasta las minimalistas y sectorizadas, por ejemplo.

II Hay ciudades que se han formado sobre otras anteriores, a la manera de sedimentos geológicos. Otras que han sido instauradas y creadas artificialmente, como Brasilia, Dubai, o Cancún, por ejemplo. Hay ciudades legendarias, milenarias, que se vuelven en puntos de referencia, como Alejandría, Oxford o Chichen Itzá, a veces vivas, a veces lugares arqueológicos. Hay lugares que se han saltado la geografía y el entorno y se mantienen en la memoria como egregios ejemplos, como Machu Pichu, Kyoto o Bolugarvik. Las ciudades son sistemas y se comportan como si estuvieran vivas o exhibieran vida. Nacen, crecen, se mutiplican, se extienden, se reproducen, se enferman, se atrofian, y mueren. Ayer como hoy, como ese ejemplo evidente de languidecencia y muerte que es Detroit: una ciudad que se muere viva, de un día para otro, de un mes al siguiente. Crónica, crítica, agudamente. Para algunas miradas, las ciudades son las construcciones; las vías y los canales; el mar y las montañas; las avenidas y los recovecos. Para otras se trata, por el contrario, de las costumbres y las gentes, de los ritos y los días cotidianos y anónimos, de los animales, las plantas y la forma como la vida se hace posible, o busca hacerse posible. En otras palabras, es la sempiterna tensión entre la forma urbana –la urbs– y el funcionamiento de las ciudades –la civitas–. Una confusión, una tensión que se mantiene hasta el día de hoy, y que es la que determina la lectura del orden, o del desorden de las ciudades. Con esa denostable herencia del derecho romano. La distinción entre el derecho público y el derecho privado. Y con él, con ellos, entre los bienes públicos y los bienes privados. Que no es, en rigor, sino una traducción o un modo del conflicto entre lo urbano y la civilidad. Bienes de uno o algunos y bienes de todos, y por tanto, consecuentemente, de nadie, de ninguno. Y entonces las campañas y políticas por cuidar los espacios, por lograr la convivencia, por hacer lo de todos que sea de cada uno, por vigilar y castigar, por prevenir y securitizar las ciudades. Y claro, sus fronteras, lindes, dependencias, umbrales e interacciones con el campo. O con lo que quiera que eso sea, pues la distinción campo-ciudad es en el mundo de hoy arcaica. Pues se ha llegado a hablar de ciudades pequeñas, medianas, grandes, megalópolis, áreas metropolitanas y otras designaciones, habitualmente administrativas y políticas. Para no mencionar esos neologismos como pequeñas eperópolis, eperópolis propiamente dichas, y hasta la ecumenópolis.

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Las ciudades contienen espacios, ciertamente. Pero el mejor concepto para entenderlas es el de territorio. En contraste con el concepto de espacio visto desde la geometría de Euclides, desde la física de Newton o la filosofía de Kant, el territorio no es estático y fijo. Cambia, se adapta, se mueve, y se transforma. El territorio está vivo e implica vida, contrario sensu al espacio de concepciones rígidas y verticales. Del espacio que no sabe de tiempo y es distinto completamente a la temporalidad. Las ciudades contemporáneas se leen como territorios, y los estudios territoriales vienen a nutrir y a alimentarse, a la vez, de y con arquitectura y urbanismo, demografía y economía, ecología y biología, y también la física. Conjuntamente, desde luego, con esos conjuntos abiertos e inacabados que son las ciencias sociales y humanas. Las ciudades están vivas, e implican vida. Se comportan como si estuvieran vivas y todo lo que en ellas atañe y acaece es vida. De esta suerte, el estudio de las ciudades debe implicar un cierto conocimiento y sabiduría de nuevas ciencias, contrariamente a lo que la corriente principal podría hacerlo creer. Ciencias como las ciencias de la vida, y las ciencias de la salud. Pero también ciencias del espacio y las ciencias de la complejidad. Pues la complejidad de la comprensión y explicación del (des)orden de las ciudades estriba justamente en el carácter dinámico del (des)orden. Precisamente como el continuum salud-enfermedad.

III La ekística ha sido uno de los más recientes modos para comprender la polifonía y el cromatismo de las ciudades. Comprender a las ciudades en términos de inter, trans y multidiciplinariedad. Para que entonces encontremos las articulaciones necesarias de la ekística con la economía, las ciencias sociales, la ciencia política y la administración (pública y privada), las disciplinas técnicas (ingenierías y demás), y todas las disciplinas culturales. O bien, equivalentemente, los ejes de la ekística, que pueden ser comprendidos como los tejidos integrativos entre la dimensión de la naturaleza, el ser humano en general, la sociedad, las redes, y los entornos plurales. En otras palabras, antes que presuponer una cierta noción de orden y considerar si el mundo o la realidad –en este caso, las ciudades– se adecúan o no a él, cómo y sino por qué razón, se trata en el caso de la ekística de observar la estructura y la función, por decirlo en términos clásicos, y estudiar la forma como se corresponden o no. En biología, la función determina la estructura. En geometría, la estructura es la que determina la función.

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El (des)orden de las ciudades

IV Y los tamaños. El tamaño importa, y mucho. Cabe distinguir pequeñas ciudades con alta calidad de vida. Grandes ciudades con prácticamente infinitas posibilidades pero al costo de una alta contaminación, polución y estrés; y mucha violencia en sus distintas formas. La coexistencia de Dios y el demonio. Y las ciudades intermedias amables demográficamente, y con un balance armónico entre ventajas y desventajas. Las ciudades se han desplazado, en su importancia, a lo largo de la historia, y de la geografía. Y también en sus formas. Mejor, en su geometría. Para no mencionar las distinciones en casi todas las grandes ciudades entre el centro y la periferia. Con esa figura norteamericana que son los suburbios, y el downtown, centro histórico, dejado a los invisibles y los inferiores. El tema y el problema de base que ha venido a redefinir la geometría de las ciudades es de orden transversal y se condensa en el título: calidad de vida. Es exactamente a este problema como se dirimen las controversias entre el tamaño de las ciudades y las formas que han adoptado en la historia, y más recientemente. Dados los fenómenos de densificación de los espacios de convivencia, las redes tejidas alrededor del convivio y las redes mismas que la convivencia permite establecer, la calidad de vida pasa hoy por hoy medularmente por los tamaños y modo de vida que las ciudades exigen y permiten. Así, el concepto de calidad de vida se ha complejizado y está medularmente marcado por los tipos de intercambios reales y posibles entre los seres humanos y su entorno. Un entorno que es, por definición, esencialmente abierto e indeterminado. El carácter desarrollado de una ciudad –algo que se encuentra colindante con los temas y problemas propios de la economía en relación con la comprensión y los ejes del desarrollo; por ejemplo de una economía desarrollada; o bien, igualmente, con los temas atinentes al desarrollo humano–, implica en los países más desarrollados una distribución más equitativa y menos centralizada o focalizada geográficamente, acerca de aspectos sensibles como la prestación de los servicios de salud, la calidad de educación, el acceso de fuentes de cultura, formación y entretenimiento, la existencia de librerías y bibliotecas de primer orden, servicios de comunicación e información, y otros aspectos semejantes. Para decirlo en pocas palabras: se trata de la proporcionalidad entre el tamaño de una ciudad, y el disfrute de oportunidades de vida, de desarrollo y de conocimiento. Pues bien, en los países menos desarrollados, como es sabido, la diferencia entre los tamaños de las ciudades hace referencia exactamente a una fuerte asimetría entre la ciudad y sus ciudadanos y habitantes, y el acceso a oportunidades de

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desarrollo, de tal suerte que las grandes ciudades permiten mayores y mejores oportunidades, inversamente al tamaño mediano o menor de las ciudades. Esto explica la fuerte asimetría demográfica y poblacional y expresa igualmente serios problemas de políticas públicas y sociales. El desarrollo armónico de las ciudades puede y debe ser pensado de tal suerte que el tamaño no importe en el sentido de la proporcionalidad a las posibilidades y oportunidades de afirmación, gratificación, posibilitamiento y desarrollo de la vida. Dentro de lo cual entra, no en última instancia, las relaciones con la naturaleza. Pues de manera atávica, la ciudad ha sido concebida y desarrollada como “lo otro” de la naturaleza. En este sentido se entiende la clásica oposición o distinción entre ciudad y campo –un arcaísmo hoy en día–, y cómo las ciudades fueron concebidas, a partir del desarrollos de los burgos como distanciamiento y aislamiento de la naturaleza. Esta como lo agreste e incontrolado, aquella como lo culto y civilizado. Esta como herramienta y utilidad, aquella como fin y otorgador de sentido. Más exactamente, el tamaño de las ciudades puede y debe ser visto como el proceso de construcción de las ciudades de espaldas a la naturaleza. Así las cosas, en el sentido tradicional de la palabra, las ciudades son artificios culturales y simbólicos perfectamente autorreferenciales. Tautologías en piedra, hierro y cemento.

V Las ciudades son sistemas vivos exactamente en la medida en que metabolizan información, materia y energía. La metabolización puede ser igualmente entendida como el procesamiento de información, materia, energía. Procesar o metabolizar consiste, simple y llanamente en la capacidad de transformar una cosa en otra. Así, sin dificultad, la ciudad es una gran procesadora de materia, información y energía en muchos otros elementos, unos favorables y positivos, otros más negativos. Los resultados del procesamiento o metabolización se dan como cultura, arte, violencia, represión, estrés o convivencia. En anomia y disfuncionalidad, tanto como, al mismo tiempo, transversalidad e integración. Existe, en física como en los procesos humanos y naturales, buena y mala energía, buena y mala materia, buena y mala información. Por ejemplo, nutrición, información, cultura y entretenimiento, radiaciones solares y electromagnéticas, y de otra índole adicional. Dicho de manera general, es esa clase de materia, energía e información la que produce salud o enfermedad tanto en los individuos y grupos que habitan las ciudades como en las construcciones, naturales y artificiales que las soportan, las cruzan o las implican. Existen criterios y aprendizajes que permiten distinguir, de antemano, qué clase de materia o información es beneficiosa o perjudicial, por ejemplo. Pero 222

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El (des)orden de las ciudades

lo cierto es que las costumbres se modifican con los tiempos, y con la incidencia de poderes de distinta índole. Las ciudades se alimentan, literalmente, y en ocasiones metabolizan bien lo que las alimenta, y en otros momentos no asimilan bien sus alimentos. En el sentido más amplio e incluyente de la palabra. El caso quizás mejor documentado, gracias a las contribuciones de la arqueología al respecto, es el caso de la sequía que produjo, al cabo, la (misteriosa) desaparición del pueblo Maya. El aprendizaje no puede ser menos contundente. En la historia no solamente nacen y mueren individuos y grupos. Además, nacen y mueren sociedades, culturas enteras e incluso civilizaciones. El concepto acuñado para los casos más dramáticos es el de colapso. El colapso de culturas, sociedades y civilizaciones. Pues bien, el factor mediador, el elemento catalizador, por así decirlo entre las escalas microscópicas y macroscópicas es justamente el de las ciudades. Pues ellas son el título que comprende y atraviesa escalas micro, meso y macro de nacimiento y muerte. Esto es, básicamente, de metabolización y procesamiento. Lo cual implica, análogamente a lo que acontece, notoriamente, en el caso de la biología del desarrollo, que un crecimiento acelerado, o bien un crecimiento lento se corresponde fractalmente con procesos de asimilación de materia, información y energía. Sin exageraciones, una buena alimentación y metabolización se corresponde con lo que en medicina y ciencias de la salud se conoce como hábitos saludables. Una expresión fácil a escala individual, pero mucho más complicada a escala de las ciudades y las sociedades.

VI El (des)orden de las ciudades ha sido considerado en función de la dúplice relación entre física cuántica y ciencias de la complejidad. Un enfoque que no es amplio ni suficientemente conocido por parte de la corriente principal de trabajo en estudios urbanos o urbanísticos, en arquitectura o en los estudios sobre ciudad en general. A partir de un libro desafortunado pero clásico de Balandier (1996) –El desorden. La teoría del caos y las ciencias sociales. Elogio de la fecundidad del movimiento–, la noción de orden y de desorden se introduce en el conjunto de temas y problemas de las ciencias sociales y, por derivación, es posible comprender a las ciudades relativamente a los temas y problemas relacionados con el caos. “Ciudades caóticas”, se dice en el sentido popular de la expresión, y los grandes medios reproducen y amplifican la expresión. Con lo cual lo que se quiere expresar, en realidad, es que las ciudades perdieron hoy en día la noción de orden que clásicamente tuvieron o pudieron haber tenido. Como si el caos fuera sinónimo de desorden. Por el contrario, el estudio del caos como fenómeno científico –específicamente al interior de las ciencias de la complejidad– pone justamente de manifiesto que

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detrás o debajo de caos existen patrones y regularidades, explicaciones y razones que hacen que las cosas se expresen de manera caótica. Es decir, para decirlo de manera franca y directa, como ausencia de regularidad y periodicidad de cualquier tipo. Los ritmos, procesos y fenómenos caóticos son no-periódicos, y en consecuencia no cíclicos. Esta idea representa una doble faceta que es importante considerar. De un lado, se trata del hecho de que una imagen única y monocromática de la ciudad, por así decirlo, ya no es posible. Ciudad es, en verdad, el título de un conjunto de fenómenos, comportamientos y procesos que se caracterizan por asimetría, nolocalidad, fraccionamiento, diversificación y paralelismo, conjuntamente con dinámicas multinivel, híbridas y no centralizadas ni rígidas. Para decirlo de manera episódica, en esto exactamente consisten las dificultades de las relaciones entre ciudad y territorio de un lado, con la administración pública, en toda la línea de la palabra. Es decir, lo que salta inmediatamente a la vista es el conflicto entre la formalidad de la norma y no en última instancia de las políticas públicas, y el carácter vivo y adaptable, caótico y complejo de la vida de las ciudades. Literalmente: la vida de las ciudades. Al mismo tiempo, de otra parte, una comprensión de la complejidad de las ciudades exige una visión no rígida y centralizada, sino, más orgánica y evolutiva. Así, las ciudades pueden y deben ser vistas como una red de redes, o también como un sistema de sistemas. Y es en ese entramado de redes o sistemas que se dirime la calidad de vida de las ciudades. Más uniforme e isomorfa, o más desigual y focalizada, con factores y niveles diferenciales, por ejemplo. El estudio de las ciudades en esta última dúplice característica ha sido el objeto del estudio de las ciudades conjuntamente con las ciencias de la complejidad. Si bien este estudio es reciente, ha producido ya algunos referentes importantes y valiosos que permiten arrojar nuevas y mejores luces al respecto. Cronológicamente vistas, sin ninguna duda, los textos que destacan en esta dirección incluyen a los siguientes libros: Batty and Longley, Fractal Cities (1994); Charles Jencks, Architecture of the Jumping Universe; A Polemic: How Complexity Science is Changing Architecture and Science (1997); NØrtretranders, The Users Illusion: Cutting Counsciousness Down to Size (1999); Chris Abel, Architecture and Identity: Responses to Cultural and Technological Change (2000); Manuel de Landa, Thousand Years of Nonlinear History (2000); Ayssar Arida, Quantum City (2002); Chloé E. Atreya, Invisible Cities. A Metaphorical Complex Adaptive System (2004). Una mirada cuidadosa a estos estudios permite ver de qué manera la cosmovisión y las herramientas conceptuales y teóricas de lo mejor del conocimiento de punta permiten arrojar nuevas luces y al mismo tiempo modifica el foco de las miradas tradicionales.

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VII Vivir bien. Se dice fácil, pero es endemoniadamente difícil hacerlo. Todo el problema de base del convivio y de la vida en y alrededor de las ciudades es, finalmente, un asunto –básico y vital– de cómo vivir; esto es, cómo aprender a vivir. Mejor aún, cómo vivir bien. Hoy no existe arquitectura ni urbanismo, solo curadurías, y urbanizadores. La estética de las ciudades está siendo impuesta por los gustos y las culturas de urbanizadores: hombres de empresa sin ninguna cultura del mundo. La arquitectura se ha vuelto un apéndice de la ingeniería, y está al servicio de los constructores y urbanizadores. Si hay un aire que caracterice a las ciudades en la modernidad hasta hoy, específicamente a partir de ese dramático descubrimiento involuntario llevado a cabo por Cézanne que fue la publicidad, es justamente ese: las ciudades tienen todo el aire de la propaganda y la publicidad. Publicidad y propaganda que desde las ciudades invade las carreteras, se cuela a través de los medios de comunicación de masas y llega a los lugares más recónditos de los sectores agrarios. La ciudad es publicidad y propaganda, pero esa no es, en realidad, sino la epidermis de un problema aún más dramático: el hiperconsumismo. Consumo masivo de bienes y servicios, y los nuevos templos: los (grandes) centros comerciales (malls). Vivir bien es, por tanto, un asunto difícil en medio de un sistema martillante que invita y compele al consumismo. Generación de necesidades, generación de gustos. Y siempre, por delante, el diseño en todas sus formas: diseño gráfico, diseño industrial, diseño textil, y demás. Apariencia y superficie. Y las construcciones se definen en torno a esos comportamientos y actitudes, a esa estética. Desde la vivienda a las calles, desde las fachadas a los avisos, desde los edificios a los monumentos, en fin, desde la periferia hasta el centro. Los gustos humanos en general, incluso la sensibilidad humana termina siendo moldeada y esculpida, dicho genéricamente, por las ciudades; y en términos más específicos, por ese conjunto que se refuerza positivamente a sí mismo compuesto por urbanizadores, publicistas, propagandistas, medios de comunicación y diseñadores. Las ciudades, por tanto, son sistemas sensibles. Aun cuando, por definición, su estética no sea refinada sino masiva. Esa sociedad de masas que lúcidamente vio, el primero, R. Musil en su imponente historia sobre Ulrich, El hombre sin atributos. Eso, sin un atributo mejor que otro; sin un atributo más destacado que cualquier otro. Y a partir de lo cual E. Cannetti, inspirado por Musil, escribirá ese análisis y estudio singular que es Masa y poder. Y siempre, la ciudad respirando sus gustos y sensibilidades.

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Vivir para los seres humanos fue un asunto de comunidad; comunidades en rigor. Pero con los procesos crecientes de urbanización, masificación y anonimato a gran escala y sistemática, la vida en comunidad ha sido definida, por primera vez en la historia de la humanidad como vida en sociedad. Y en sociedad ya no hay grupos ni individuos, sino un todo uniforme e indiferenciado. Las ciudades se debaten, por tanto, en la tensión entre comunidad y sociedad. Y sí: a decir verdad, la ciudad es ambas cosas a la vez. Aunque generalmente la sociedad imponiéndose y superponiéndose a la comunidad; las comunidades, en plural. La comunidad puede ser de sexo o de barrio; de actividad o de religiosidad; de retos y problemas, o de desafíos y apuestas. La comunidad permite los encuentros más próximos, y tiene un cierto grado de familiaridad. La sociedad, en contraste, relaciona a todos los individuos como poseedores de deberes o de derechos, y sujetos a las mismas normas jurídicas y otras, en principio vinculantes para todos y cada uno. Ya M. Granovetter había puesto de manifiesto en 1973 la fuerza de los lazos débiles. Los vínculos fuertes son el poder y la ley, las normas y las instituciones. Que aparentemente fungen como el cemento de la sociedad. Y sin embargo, antes que y por encima de esos lazos fuertes, son los vínculos débiles los que verdaderamente cohesionan a los hombres. Y entonces, a las ciudades. Vínculos débiles como la amistad y el amor, la solidaridad y el vecindazgo, la lealtad y la fidelidad, por ejemplo. Que son todos, manifiestamente, vínculos de comunidad, antes que de sociedad. La ciudad, ese entramado de vínculos fuertes y débiles. Y entre ambos, el esfuerzo por hacer posible la vida, y aprender-saber vivir bien.

VIII La arquitectura ha carecido durante mucho tiempo de una teoría –digamos, siquiera, robusta–. La formación de los arquitectos consiste por lo general en un trabajo técnico, empírico y aplicado sin mayores problematizaciones con respecto a la teoría. Intrínsecamente vinculados con temas de urbanismo y próximos a la ingeniería (civil) y al diseño, de manera tradicional la formación de arquitectos conserva la teoría como un área periférica. Al fin y al cabo, como bien lo advirtió Einstein, la importancia de la teoría estriba en que es ella la que permite ver los fenómenos. Esto es, por fuera de un cuerpo teórico y de conceptos sólidos, la realidad es una especie de marasmo. Ahora bien, hablar de un cuerpo teórico y de un soporte conceptual tiene un nombre propio en epistemología e historia y filosofía de la ciencia. Se trata de la filosofía. Con lo cual la relación que salta inmediatamente a la vista es entre 226

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arquitectura y filosofía. Pensar el hábitat humano, pensar, más sencillamente, el habitar. Habitar, pensar, vivir, una sola y misma cosa. Dos autores conspicuos que han llamado críticamente la atención sobre esta situación son N. Salingaros y Ch. Alexander. Uno más inclinado al diálogo con el estudio de los sistemas complejos no-lineales, y el otro bastante más sensible hacia los temas y problemas relativos a llevar una buena vida y vivir bien en el planeta. Salingaros toma la avanzada con dos libros particularmente importantes: Unified Architectural Theory: Form, Language, Complexity (2013), conjuntamente con otros destacados teóricos, arquitectos e investigadores dentro de los cuales destaca justamente Alexander. Y el segundo es A theory of Architecture (2008). Por su parte, de Alexander cabe resaltar The Battle fot he Life and Beauty of the Earth. A Struggle Between Two World-Systems (2012) y, en cuatro volúmenes, The Nature of Order (1998-2003). De lejos, y de manera crítica y creativa a la vez, estos constituyen los dos referentes fuertes y claros en relación con una teoría de la arquitectura, que se amplía, en el contexto de la complejidad, hacia una teoría del mundo y del habitar. En verdad, es imposible, en el mundo contemporáneo, alta y crecientemente entrelazado e interdependiente en diversa escalas y niveles, pensar con seriedad la arquitectura y los fenómenos y dinámicas de las ciudades sin tener una idea básica pero abarcadora acerca de las estructuras y procesos del mundo como un todo. Consecuentemente, la interdisciplinariedad, los enfoques cruzados y transversales, y muy particularmente los trabajos en torno a los sistemas de complejidad creciente se tornan a la vez en necesarios y fundamentales. Al fin y al cabo, el tema que emerge así es el del pensamiento y la ciencia de punta, tomando el concepto de “ciencia” en el sentido al mismo tiempo más fuerte, incluyente e innovador de la palabra. Y que, por tanto, no tiene nada que ver con el concepto clásico de ciencia. En efecto, mientras que el concepto clásico de ciencia –y por derivación, el de arquitectura y estudio de ciudad– se caracteriza por ser ciencia de control, la nueva ciencia de punta se caracteriza, en marcado contraste con toda la historia procedente de la humanidad occidental por el hecho de que la ciencia actual de punta (spearhead science) ya no busca el control, la manipulación y en consecuencia la predicción de los fenómenos, la sociedad y la naturaleza. Por el contrario, más radicalmente, la ciencia de punta contemporánea –y muy específicamente las ciencias de la complejidad– trabajan en función de armonía: armonía entre los seres humanos, armonía entre el ser humano y la naturaleza. Una forma rápida pero puntual de expresar esta idea es el reconocimiento de la importancia que el concepto de cooperación tiene en las estructuras lógicas, metodológicas y epistemológicas de la ciencia actual.

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Así, una teoría, o bien, más ampliamente, un estudio, comprensión y explicación de la ciudad en general, consiste en resaltar sí y cómo la cooperación es posible. Al fin y al cabo, habitar, vivir, son actos solidarios y que exigen y permiten de mucha cooperación. A esto apuntan tanto el concepto de calidad de vida, como de vínculos débiles, mencionados antes.

IX La tecnología constituye con seguridad la forma más destacada de los sistemas de cooperación. Al fin y al cabo la primera tecnología en la historia del planeta es la comunicación, el lenguaje. Y existen, naturalmente, numerosos y diversos lenguajes, desde las colonias de bacterias hasta los seres humanos, y desde estos hacia las tecnologías creadas por estos. Por ejemplo, la comunicación o el lenguaje por quimiotaxis, comunicación acústica, visual, y otras hasta la comunicación de tipo eminentemente simbólico y abstracto. La ciudad contemporánea, de un lado, y en general el habitar en los tiempos que corren están permeados (un concepto más idóneo que decir “marcados”) por la impronta del tránsito de los sistemas análogos a los sistemas digitales, de comunicación, de interacción, de pensamiento y de vida. Esta transición de sistemas análogos a sistemas digitales constituye, sin lugar a dudas, la más radical revolución cultural desde que apareció o se inventó la escritura. Por tanto, cuando se llevó a cabo la transición de la tradición oral a la tradición escrita, alrededor del años hacia el año 3500 (a.e.c.). La más radical de las implicaciones del tránsito de la era analógica a la digital es el tránsito de un mundo continuo, a un mundo discontinuo; de un tiempo y espacio continuos, a un tiempo y espacio discretos; de una concepción continua de la realidad y la naturaleza, para decirlo en otras palabras, a la concepción esencialmente probabilística de la realidad, la naturaleza y la sociedad. Así, puede decir que abierta o tácitamente toda la historia de la humanidad –particularmente a partir de la instauración de esa civilización que se denomina a sí misma como Occidente–, es la historia en la que no existen, en manera alguna, rupturas ni discontinuidades de ninguna clase, y ciertamente no dramáticas, abruptas e irreversibles. Los quiebres o las bifurcaciones son, en esa historia precedente, cíclicas periódicas, regulares; en una palabra, susceptibles de predicción –por vía racional o de fe–. Ahora bien, la última y ciertamente mejor forma de tecnología desarrollada se funda en el lenguaje y estructuras digitales. No ya analógicas. Y el futuro previsible será igualmente digital. El mundo y las ciudades, la vida y la experiencia están siendo crecientemente marcados por las tecnologías digitales. Un mundo digital, por su parte, es aquel en el que suceden discontinuidades y en el que estas desempeñan un papel protagónico o fundamental a la hora de 228

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explicar y comprender los fenómenos, o de vivirlos. Vivir la discontinuidad, y explicarla y comprenderla también. Pues bien, la discontinuidad y lo discreto consisten exactamente en el tema de base de las matemáticas de la complejidad, que son las matemáticas discretas, o también matemáticas de sistemas discretos. Sin embargo, la faceta más conocida del mundo digital es el efecto, la consecuencia o la manifestación de las matemáticas de sistemas discretos. Se trata, notablemente, de los hipertextos, las redes, la interactividad, la emergencia y la importancia de los agentes inteligentes, el aprendizaje, el significado sensible de la construcción y creación, y la simulación, principalmente. En efecto, las matemáticas de sistemas discretos incluyen los conjuntos parcialmente ordenados (conocidos técnicamente como poset–partially ordered sets), los conjuntos extremos, la geometría discreta y combinatoria, los problemas combinatorios (complejidad combinatoria), la teoría de juegos y la teoría de la decisión racional, la topología, algunas lógicas no-clásicas, y las matemáticas de los sistemas computacionales. Asimismo, los sistemas discretos se estudian mediante teselados, los temas y problemas de enumeración, la teoría de redes (notablemente la teoría de redes complejas), los grafos e hipergrafos, y toda la teoría de la codificación. Como se aprecia claramente, para decirlo de manera puntual, las matemáticas de los sistemas computacionales y la teoría de la codificación son, sumariamente, la base científica de la computación de punta; cuya epidermis son entonces, manifiestamente, los hipertextos y demás, mencionados anteriormente. En contraste, las matemáticas consisten esencialmente en el estudio de funciones, cálculo (integral y diferencial), álgebra, estadística (descriptiva, inferencial, etc.) y los problemas de optimización. Pues bien, la interfaz entre tecnología y matemáticas de sistemas discretos tiene una expresión puntual. Y sin ninguna duda expresa el más apasionante, difícil e innovativo de todos los aspectos en la evolución de la vida en general, y de los seres humanos en particular. Se trata de las reflexiones y trabajos en torno a la próxima singularidad cósmica; o también, la próxima singularidad tecnológica (como se prefiera). El concepto de singularidad cósmica hace referencia a las interacciones y la interfaz entre el ser humano y el chip; entre el cerebro y el chip. Una presentación popular denota entonces imaginarios sociales como el “hombre biónico”, “iron man”, y otras representaciones semejantes. Pues bien, las discusiones de punta en ciencia e ingeniería no giran ya en torno a la pregunta sobre si tal interfaz va a suceder o no, sino cuándo. Los más conservadores sostienen que sucederá dentro de cincuenta años; los más optimistas, por el contrario, en el lapso de veinticinco años. Esto es, nos encontramos a una o dos generaciones de la próxima singularidad cósmica, de la próxima singularidad

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tecnológica. Y con seguridad, cuando se produzca estarán sentadas todas las condiciones para una mutación biológica. Pero ese ya es otro tema aparte. Como quiera que sea, se trata del futuro inmediato –en escala histórica e incluso demográfica–. Y es exactamente en este punto en donde se enraíza y adquiere todo su sentido el tema, el problema del habitar espacios y ciudades digitales. Dicho negativamente, el asunto concierne al habitar de cara a un futuro previsible que habrá de significar una clara inflexión de orden biológico y cultural. Un tema intelectualmente apasionante, y existencialmente, con claros dejos dramáticos.

X Con un mundo digital, el mundo se ha vuelto pequeño. Es la teoría del mundo pequeño (small world theory) que, justamente, se encuentra en la base de la ciencia de redes complejas (complex networks).

XI Las tecnologías digitales se fundan en la ciencia de carácter digital. Y de lejos la más importante es la física cuántica. La física cuántica es el fundamento científico y epistemológico de la digitalización del mundo y la realidad. Cuidado con la cantidad de basura cuántica que existe en el mundo hoy. “La empresa cuántica”, “el yo cuántico”, “liderazgo cuántico”, y qué sé yo tantas expresiones fáciles del mismo corte. La física cuántica tiene dos momentos fundamentales. Uno antes de la Primera Guerra Mundial y cuyo ápice es la discusión de Copenhague. Los nombres centrales son todos los fundadores de la física y la mecánica cuántica: Planck y Einstein, Schrödinger y Bohr, De Broglie y Heisenberg, Dirac y Born, para mencionar los más destacados. Y después de la Segunda Guerra Mundial, los nombres son menos conocidos entre el gran público: D. Bohm, J. Bell, Zeilinger, Fuchs, Frey, Vlatko, y Smolin, entre los más destacados (toda lista es siempre, por definición, incompleta).

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Referencias Abel, Ch. (2000). Architecture and Identity: Responses to Cultural and Technological Change. Architectural Press. Alexander, Ch. (2012). The Battle fot he Life and Beauty of the Earth. A Struggle Between Two World-Systems. New York: Oxford University Press. Alexander, Ch. (2003). The Nature of Order. An Essay on the Art of Building and the Nature of the Universe, Book 1-4. London: Routledge. Arida, A. (2002). Quantum City. London: Routledge. Atreya, C. E. (2004). Invisible Cities. A Metaphorical Complex Adaptive System. Ann Arbor, MI: Edwards Brothers Inc. Balandier, G. (1997). El desorden. La teoría del caos y las ciencias sociales. Elogio de la fecundidad del movimiento. Barcelona: Gedisa. Batty, M., y Longley, P. (1994). Fractal Cities: A Geometry of Form and Function. San Diego, CA and London: Academic Press. Canneti, E. (2005). Masa y poder. Madrid: Alianza Editores. De Landa, M. (2000). Thousand Years of Nonlinear History (2000). Swerve Editions. Granovetter, M. (1973). The Strength of Weak Ties. En American Journal of Sociology, 78(6), 1360-1380. Jencks, Ch. (1997). Architecture of the Jumping Universe; A Polemic: How Complexity Science is Changing Architecture and Science. San Diego, CA and London: Academic Press. Musil, R. (2004). El hombre sin atributos. Dos volúmenes. Barcelona: Seix Barral. NØrtretranders, T. (1999). The Users Illusion: Cutting Counsciousness Down to Size. London: Penguin Press. Salingaros, N. (2013). Unified Architectural Theory: Form, Language, Complexity (A Companion to Christopher Alexander’s The Phenomenon of Life – The Nature of Order, Book 1). Sustasis Press. Salingaros, N. (2008). A theory of Architecture. ISI Distributed Titles.

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 233-251.

Internet: entre las posibilidades de lo intangible, la dinámica social y las reconfiguraciones del capital 1

Horacio Edgardo Correa Lucero* 2 Julio Edgardo González**

Recibido: 22 de julio de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen En este artículo se esbozan elementos teóricos para el análisis de las nuevas tecnologías y en especial de Internet, dada la interrelación e influencia continua entre sociedad y tecnología. Ello permite abordar Internet como una serie de tecnologías digitales caracterizadas por un conjunto de capas imbricadas de carácter intangible y tangible. La hipótesis de este trabajo es que Internet ha puesto en crisis las formas clásicas de valoración del capital en relación a mercados signados directamente por precios y a la propiedad privada. De ahí que se concluya que los procesos en curso de configuración de la web sean producto de un entrecruzamiento entre las posibilidades que brindan los códigos técnicos en Internet desde sus inicios y la lógica del capital que, en cada caso particular, asume matices de ambas formas. De esto se sigue la importancia de analizar las particularidades del diseño y construcción de tecnologías, para comprender, a raíz de ello, las potencialidades y posibilidades políticas implicadas en los códigos técnicos del conjunto de tecnologías que componen Internet. Palabras clave: tecnología, sociedad, Internet, capital, mercado.

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Máster en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología por la Universidad de Salamanca (España) y doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Quilmes. Fue becario del programa de formación de la Fundación Carolina (España) y actualmente es becario de posgrado del Conicet (Argentina). Sus intereses de investigación incluyen los estudios sociales de la tecnología, redes sociales y economía política de la comunicación. Dirección postal: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: hecorrealucero@gmail.com

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Estudiante y becario de la Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Nacional de Quilmes (Argentina). Ex director de arte y diseño y editor en Wicked Magazine y Avantt Magazine. Ex director y creador de Avantt Media. Sus intereses de investigación incluyen los estudios sociales de la tecnología, la economía política de la comunicación, la teoría del actor red y el posestructuralismo. Dirección postal: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: juliogonzalezunq@gmail.com

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Internet: Among the possibilities of the intangible, social dynamics and reconfigurations of capital 3

Horacio Edgardo Correa Lucero* 4 Julio Edgardo González*

Abstract In this article, theoretical elements for analysis of new technologies, especially the Internet are outlined, given the interrelationship and the continuing influence between society and technology. This allows to address the Internet as a series of digital technologies characterized by a set of tangible and intangible overlapping layers. The hypothesis of this study is that the Internet has placed the classical forms of capital in a critical situation regarding markets designated directly by private property and by prices. Hence, it is concluded that the ongoing processes of web configuration are the product of a cross-linking between the possibilities offered by technical codes on the Internet since its onset and the logic of capital that in each particular case assumes nuances of both forms. The result of this is the importance of analyzing the peculiarities of design and construction technologies, to understand, as a consequence, the potential and political possibilities involved in technical codes of the set of technologies that are part of the Internet. Keywords: Technology, Society, Internet, capital market.

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Master in Social Studies of Science and Technology from the University of Salamanca (Spain) and PhD Doctorate in Social Sciences, National University of Quilmes. He was a fellow of the training program of the Carolina Foundation (Spain) and is currently a graduate fellow of CONICET (Argentina). His research interests include social studies of technology, social networks and political economy of communication. Address: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Email: hecorrealucero@gmail.com.

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Student and fellow Masters in Social Sciences and Humanities, National University of Quilmes (Argentina). Former director of art and design and Wicked Magazine editor and Avantt Magazine. Former director and creator of Avantt Media. His research interests include social studies of technology, political economy of communication, actor network theory and post-structuralism. Address: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Email: juliogonzalezunq@gmail. com.

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Internet: entre les possibilités de l’intangible, la dynamique sociale et les reconfigurations du capital 5

Horacio Edgardo Correa Lucero* 6 Julio Edgardo González*

Résumé Cet article présente les éléments théoriques pour l’analyse des nouvelles technologies et notamment de l’Internet, compte tenu de l’interaction et de l’influence continue entre la société et la technologie. Cela permet d’aborder l’Internet en tant que série de technologies numériques caractérisées par l’ensemble de couches imbriquées de nature tangible et intangible. L’hypothèse de ce travail consiste en ce que l’’Internet a mis en crise les formes classiques d’évaluation du capital par rapport aux marchés signés directement par des prix et à la propriété privée. On peut conclure donc, que les processus web en cours de configuration soient le fruit d’un croisement entre les possibilités offertes par les codes techniques sur Internet depuis sa création et de la logique du capital qui, pour chaque cas individuel, suppose des nuances de ces deux formes. D’où s’ensuit l’importance d’analyser les particularités du dessin et de la construction de technologies, pour saisir, de ce fait, les potentialités et les possibilités politiques impliquées dans les codes techniques de l’ensemble de technologies composant Internet. Mots clés: Technologie, société, Internet, capital, marché.

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Master en Études Sociales de la Science et la Technologie de l’Université de Salamanca (Espagne) et candidat au doctorat du programme Docteur en Sciences Sociales de l’Université Nationale de Quilmes. Bouisier du programme de formation de la Fondation Carolina (Espagne) et actuellement boursier du master du CONICET (Argentine). Ses intérêts de recherche comprennent les études sociales de la technologie, les réseaux sociaux et l’économie politique de la communication. Adresse: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Email: hecorrealucero@gmail. com.

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Étudiant et boursier du Master en Sciencies Sociales et Humaines de l’ Université Nationale de Quilmes (Argentine). Ex directeur d’art et dessin, éditeur chez Wicked Magazine et Avantt Magazine. Ex-directeur et créateur de Avantt Media. Ses intérêts de recherche comprennent les études sociales de la technologie, de l’économie politique de la communication, la théorie de l’acteur-réseau et le poststructuralisme. Adresse: Roque Sáenz Peña 352, Bernal, Buenos Aires, Argentina. Email: juliogonzalezunq@gmail.com.

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Horacio Edgardo Correa Lucero - Julio Edgardo González

Fundamentación teórica y metodológica Internet se manifiesta como un conjunto múltiple de tecnologías que, en su diseño, encierra una serie de limitaciones, como así también, de potencialidades. Al no presentar un control centralizado, Internet habilita la utilización de diversas plataformas y sitios web como vías de promover o contribuir a la participación política. Sin embargo, este conjunto de tecnologías y elementos abarcados por Internet habilita el pensamiento político y crítico sobre su propia construcción y, en definitiva, sobre las propias posibilidades políticas de la red de redes. En otras palabras, al comprender que la tecnología es política, observamos que ella misma (su propio diseño y construcción) implica actos políticos. De esto se sigue, a nuestro entender, la importancia de analizar las particularidades del diseño y construcción de tecnologías, para comprender, a raíz de ello, las potencialidades y posibilidades políticas implicadas en los códigos técnicos del conjunto de tecnologías que componen Internet. Dada la creciente expansión de Internet en países latinoamericanos (y las políticas emprendidas para su mayor expansión territorial en estas latitudes), consideramos clave poder contribuir en esta elucidación teórica. Las producción teórica sobre dinámica (o cambio) social e Internet es amplia y presenta un crecimiento sustancial en los últimos años, tanto en la literatura anglosajona, como en aquella publicada en nuestro idioma. Desde todos los sectores del amplio espectro de las ciencias sociales se han realizado estudios; algunos observan las posibilidades para el desarrollo social (Finquelievich y Prince, 2007), la inclusión social (Amariles, Paz, Russell, y Johnson, 2006; Parkinson y Lauzon, 2008; Warschauer, 2003), o el desarrollo comunitario (Gómez y Barón Porras, 2010; Unwin, 2009), donde Internet es usualmente observada (directa o indirectamente, consciente o inconscientemente) como una herramienta para el desarrollo y el bienestar social, como si las políticas de acceso a la capa tangible de Internet (hardware, incluyendo infraestructura) fuera condición necesaria y suficiente para garantizar mejoras sociales. Otros analizan las potencialidades para el cambio social que ofrece Internet, comprendiendo las modificaciones al repertorio político que esto significa para los movimientos sociales (Earl y Kimport, 2011), o bien, los modos en que los seres humanos lo usan para cambiar las instituciones sociales y, en caso de concebir que esos cambios suceden, para analizar si los mismos son graduales o si implican transformaciones de los modos previos de organización (Surrat, 2001). En una línea similar, Micah White propuso el término “clicktivismo” para sostener que el activismo basado en firmar peticiones online, o en dar “clics” a diversas campañas, simplemente arruina el activismo de izquierda, y toda posibilidad de transformación radical de la sociedad. El uso de estrategias de mercadeo y de publicidad en este tipo de campañas políticas, alimenta esas lógicas, en detrimento de la política (White, 2010). En estas visiones, suele dejarse de lado un aspecto de vital importancia para la compresión política de las tecnologías digitales y de Internet en particular: su diseño y construcción y, consecuentemente, sus códigos técnicos. Si bien todas 236

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Internet: Entre las posibilidades de lo intangible…

ellas tienen elementos de importancia para el análisis político de Internet, de ellas, si bien no es algo que utilicemos en el desarrollo teórico, la propuesta de Micah White puede encerrar algo de mayor utilidad. A nuestro entender, permite visibilizar el modo en que el capitalismo busca subsumir todo bajo su lógica, incluso el activismo político; uno de los modos en que describiremos esto será con la afirmación de que el capitalismo busca la creciente “mercantilización de todas las cosas” (Wallerstein, 1988, p. 4). En concreto, dicho esto, podemos afirmar dos cuestiones centrales. Por un lado, nuestra intención de señalar el modo en que el diseño y la construcción de tecnologías digitales encierra una importancia central en términos políticos. Por el otro, nuestra visión acerca de la necesidad de considerar una estructura social más amplia, como el capitalismo, para visibilizar las potencialidad políticas de las tecnologías (y sus sesgos). Comprender dónde estas se inscriben y las tensiones por su apropiación, devienen temas centrales para el análisis teórico. El primer elemento lo desarrollamos en el punto 2, y partir de él, surgirá la necesidad de comprender los principios teórico-técnicos de Internet como conjunto de tecnologías digitales, algo que desarrollaremos en el punto 3. Luego de ello, en el punto 4, estaremos en condiciones de exponer las tensiones emergentes en Internet y sus nexos con las potencialidades para el cambio social. Antes de comenzar, conviene realizar algunas aclaraciones. El presente artículo es parte de una investigación mayor centrada en el caso de YouTube en su relación con la Industria Cultural, desde sus inicios en el año 2005 hasta el presente. Por razones operativas la hemos divido en dos partes fundamentales. La primera, presentada aquí, consiste en el relevamiento teórico para desplegar el análisis empírico. Hemos realizado una propuesta teórica para analizar las tecnologías digitales e Internet en particular. Por otro lado, la segunda parte de la investigación (trabajo que hemos comenzado a realizar y concluiremos en los próximos meses, razón que explica su no inclusión aquí), implica el relevamiento de información sobre nuestro caso de estudio, YouTube. Las fuentes, en este caso, son secundarias (noticias y libros publicados sobre YouTube). En una segunda etapa, incluiremos entrevistas orales a ejecutivos de la firma en Argentina (incluyendo ejecutivos de Google Inc.). De este modo, la parte aquí publicada, puede ser caracterizada como investigación exploratoria, basada en fuentes secundarias y de corte netamente teórico. En este sentido, presentamos en el presente artículo una propuesta de abordaje teórico de Internet, como paso fundamental para poder analizar las potencialidades políticas de la red de redes. Así, un intento de aprehensión dialéctica de las tecnologías digitales es lo que guía, en un comienzo, nuestro trabajo teórico. De esta manera, comenzamos brindando una visión abstracta de las tecnologías digitales, hasta llegar a un nivel de concreción donde estas aparecen con todas sus determinaciones socio-técnicas. Así llegaremos a analizar la fragmentación por capas que caracteriza a Internet y, a partir de allí, desprendemos una serie de actores que participan de uno u otro modo en esos “espacios” de Internet.

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Horacio Edgardo Correa Lucero - Julio Edgardo González

Nuestras unidades de análisis son: Internet (como espacio conformado por un conjunto de tecnologías digitales), sujetos (que surgen en cada capa de Internet: empresas, activistas, desarrolladores de software, usuarios/productores). Nuestro objeto de estudio se encuentra en la comprensión teórica de Internet y de sus potencialidades políticas, a raíz de su inserción en un contexto social más amplio (el capitalismo).

2. Tecnología y sociedad: conceptos de relevancia1

Andrew Feenberg entiende, siguiendo a autores constructivistas, que el diseño y construcción de objetos técnicos es emprendido por grupos sociales interesados en tales procesos. Esos grupos realizan prácticas a través de lo que la tecnología significa para ellos, pero, a su vez, ese significado influye en sus desarrollos tecnológicos. Tales grupos forman parte del horizonte cultural de la sociedad en la que están circunscriptos (Feenberg, 2010, p. 16). El horizonte cultural refiere a supuestos culturales generales e incuestionables que están en la vida social misma y que son manifestación cultural de relaciones de poder dentro de una sociedad. Expresado de otro modo, son meras formas hegemónicas naturalizadas (Feenberg, 2010, p. 16; Gramsci, 1986). El horizonte cultural de la tecnología moderna está asentado en la racionalidad (en el creciente cálculo y en el control de la vida social) (Weber, 1998) y en la eficiencia técnica; pero a su vez se encuentra limitado por normas de la cultura y la tradición. Estos valores cristalizan en la estructura de las máquinas y en su diseño (Feenberg, 2010, p. 17) estableciendo códigos técnicos, los cuales atraviesan una serie de disputas tecnológicas, culturales y políticas hasta que se concretizan. Esto indica que para cualquier problema hay distintas soluciones posibles en función de las interpretaciones de los diversos grupos que buscan definir las tecnologías de acuerdo a sus propios significados (Bijker, 1997). Esta perspectiva ha entendido que existen tantos artefactos como grupos sociales relevantes hayan en el momento en que una tecnología se encuentra en proceso de construcción. De este modo, las innovaciones deben conciliar diversos factores contextuales. El código técnico deja entrever que la eficiencia no es el único valor en juego en la construcción de tecnologías (Feenberg, 2010, p. 66). Eso llamado racionalidad en la tecnología tiene algo de fiasco inmanente, debido a que se presenta como el único y fundamental elemento en el diseño de las tecnologías, sin serlo. Consagrada la visión de un grupo, es decir, superadas las controversias, la tecnología se cristaliza y se consolida durante un tiempo prolongado (Feenberg, 2010, p. 10) y, a la vez, actúa validando e imponiendo un orden, un sesgo (eliminando

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El desarrollo teórico aquí expuesto es una concepción aún en desarrollo. Tal como hemos expuesto en la fundamentación teórica y metodológica, esta visión teórica es resultado de la primera parte de nuestro trabajo de investigación. A partir de lo desarrollado en la segunda parte (empírica y aquí no publicada por encontrarse en realización) estos conceptos serán profundizados. Por todo esto, la exposición aquí realizada representa un avance de nuestra investigación teórica.

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contingencias) a la sociedad, en tanto este horizonte cultural dominante se presente inconsciente a ella (Feenberg, 2010, p. 18). El objeto técnico, en su construcción, debe cumplir ciertas funciones para resolver problemas específicos, esto acota certeramente las normas de su uso técnico, sin embargo, “los ingenieros no tienen control de todas las variables sociales que atraviesan a las tecnologías, ni de sus efectos sobre las sociedades y los patrones de vida” (Feenberg, 2010, p. 23). El uso de tecnologías instaura conflictos, controversias y nuevas demandas. Originan resistencias que pueden traducirse en nuevos códigos técnicos. Feenberg afirma que entre tecnología y sociedad existe una comunicación constante mediada por la realización de valores en el diseño y el impacto del diseño en los valores. Aquello que Latour denomina “delegación” (Latour, 1992). De este modo las tecnologías encuentran sustento para poder mantener su hegemonía en el tiempo (Feenberg, 2010, p. 68). Los objetos técnicos son atravesados por la sistematización y mediaciones valorativas. Con sistematización Feenberg se refiere a: El sistema de significados socialmente establecidos que determina la naturaleza de las tecnologías y las interconexiones entre sus diversas partes y sus entornos técnicos, humanos y naturales. Con mediaciones valorativas se refiere a los aspectos que gobiernan las tecnologías que incluyen criterios éticos, estéticos y otros normas sociales generales (Feenberg, 2010, p. 73).

La interacción de estos dos aspectos (…), es un proceso iterativo en el que el significado que las tecnologías asumen en la vida se alimenta en su diseño de una etapa de su desarrollo a la siguiente (Feenberg, 2010, p. 73). Siguiendo ideas de Miki (1967) la tecnología es “subjetivo-objetiva.” Por un lado requiere de la subjetividad para su creación y, por otro, se objetiva en una forma concreta externa que se nos enfrenta como una realidad tangible. De este modo, Miki explica a la historia como un “movimiento” que no puede escindirse de la creación tecnológica (Miki, 1967, p. 211). En definitiva, Feenberg sostiene que, en su trayectoria, las tecnologías satisfacen necesidades creando nuevas necesidades y con esto, co-construyen nuevos seres humanos y sociedades (Feenberg, 2010, p. 146). Es decir, ninguno de los elementos es determinante unidireccionalmente del otro. Finalmente, Feenberg añade la necesidad de considerar el contexto social más amplio donde se despliegan las tecnologías. Este es el sistema capitalista, la lógica de valorización del capital, como elemento central para comprender los procesos de desarrollo y diseño tecnológico. Aquí, el conjunto de valores presentes en el ambiente de desarrollo de ciertas tecnologías específicas, reproducen o intentan evadir, la lógica mercantil.

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Lo digital intangible y tangible Con el fin de llegar a una aprehensión teórica de lo que es Internet y de alguno de sus elementos componentes, creemos que debe realizarse un repaso de lo que consideramos esencial en la red de redes: las tecnologías digitales. Si bien es un texto de ciencias sociales, la explicación técnica es necesaria, a nuestro entender, debido a que de ello se siguen implicaciones teóricas de vital importancia para la comprensión de Internet. Lo digital es, en primera instancia, en términos abstractos, un ente conformado por bits, esto es, dígitos binarios. Esos bits representan una esencia, una permanencia (en tanto haya alguna forma de vida o máquina que pueda interpretarlas y alojarlas) puramente abstracta propia de este tipo de bienes. El ordenamiento de bits es, de algún modo, eterno. Su naturaleza es la del número, y como tal, lo digital se encuentra más allá de lo real, de lo aprehensible, ya que, en tanto número, es ontológicamente ideal. Este ente ideal, abstracto, que representan los bits, se inscribe en una totalidad donde cobra sentido técnico. Así, la sucesión ordenada de 1 y 0 es lo que la máquina o dispositivo físico (hardware) puede leer directamente. El sentido de “lectura” por parte de la máquina, implica la existencia de un lenguaje, de ahí el nombre dado a estos bits ordenados: lenguaje máquina o código objeto. Estos lenguajes son empleados para poder darle órdenes a las máquinas, sacarles provecho o incrementar, incluso, sus funcionalidades técnicas. Los existe de diferentes niveles: lenguaje máquina o lenguaje binario (lidian directamente con 1 y 0), lenguajes de programación o lenguajes de alto nivel (constituyen el código fuente). Finalmente, entre ambos, se encuentran los traductores, usualmente conocidos como ensambladores, compiladores o intérpretes (necesarios debido a que los dos primeros lenguajes no hablan el mismo “idioma”). Más allá de estos lenguajes, las instrucciones siguen una lógica algorítmica. Es decir, los binarios representan instrucciones realizadas mediante el desarrollo y utilización de algoritmos. El lenguaje binario (en conjunto con el hardware) brinda también la posibilidad de almacenar y reproducir datos o información de cualquier tipo y, además, de representar formas visuales, auditivas o sonoras. En este proceso, la parte física o tangible está dada, en el caso, por ejemplo, de un disco rígido, por las posibilidades de dotar de carga positiva o negativa a los cabezales magnéticos del disco donde se almacenan estos datos, utilizando la codificación propia del lenguaje binario. A nivel físico podemos encontrar, ya en los chips y microchips, también un flujo de electrones movilizado con dos niveles de voltaje, representando cada nivel, nuevamente los 1 y 0 propios del lenguaje binario. Esto nos permite visualizar que la estructura binaria está presente tanto en la arquitectura del hardware, como en la del software (o componente intangible del bien digital). En consecuencia, abstrayendo lo intangible, es posible hallar la materialidad técnica donde todo lo anterior (los números, los algoritmos, las cargas 240

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eléctricas) funciona, es decir, donde las cargas eléctricas se movilizan. En tanto materialidad, lo digital ya no aparece como eterno o inaproximable, sino como su opuesto. La materialidad implica un desgaste permanente y un camino sin retorno hacia la obsolescencia. En la tecnología digital, lo intangible y lo tangible, pueden convivir en un dispositivo o, estar tan distanciados como geográficamente sea posible. En el primer caso puede tratarse de una computadora aislada, donde todos estos procesos funcionan en el nivel de la CPU, sin olvidar la comunicación con sus periféricos; en el segundo, de cualquier dispositivo conectado a alguna red o a la WWW, donde los procesos ocurren tanto a nivel local como en la red. Ahora bien, una vez presentado lo digital en términos intangibles, es tiempo de incorporar los elementos sociales intervinientes en el análisis. Así, puede sostenerse que, en su unión, estos dispositivos físicos y numéricos (o intangibles) encuentran una funcionalidad técnica en la sociedad. El sentido que estos dispositivos digitales poseen, se vincula, en consecuencia, directamente con la sociedad donde funcionan y ella misma le implica una serie de restricciones a sus posibilidades técnicas2. Esto es, existe una estructura social que marca los límites del desarrollo contingente de los dispositivos técnicos. Ambos elementos, lo tangible y lo intangible, son centrales para la comprensión de los modos en que se estructura Internet. La propia posibilidad de escindir ambos elementos es la base de la construcción de la red de redes. Estos mismos elementos, permiten una estructuración primaria de Internet en dos grandes capas, la intangible y la tangible. En la primera encontramos el software, los protocolos, la web, las redes sociales, etc. En la segunda, encontramos los espacios técnicos donde esos intangibles funcionan. La estratificación, a partir de este momento, puede ser ampliada, vista en mayor o menor detalle, en cualquier caso, siempre preferimos utilizar definiciones que no consideren al objeto digital como monocapa (Latour y Zadunaisky, 2008, p. 209). En cuanto a otras visiones podemos citar tanto a Ariel Vercelli (2009), quien sostiene que existen tres capas: material, lógica y de contenidos (Vercelli, 2009, pp. 75-76), como a Mariano Zukerfeld quien propone cinco capas fundamentales: infraestructura, hardware, software, de contenidos y, finalmente, red social (Zukerfeld, 2010). Las diferencias son menores entre estos elementos, solo establecen matices. Lo importante es que los dos grandes aspectos de las tecnologías digitales se manifiestan en esa misma estratificación: por un lado hallamos una parte intangible y, por el otro, una tangible o física. Según nuestra caracterización, en la capa intangible (lógica y de contenidos) funcionan las tecnologías y contenidos digitales intangibles de Internet, esto es, redes sociales, software, protocolos, aplicaciones,

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Para un desarrollo en detalle acerca de las limitaciones en la conformación de las propiedad técnicas, en el diseño y construcción de una tecnologías que ofrece el sistema social donde funciona (el capitalismo) ver Söderberg, 2010.

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programas, contenidos digitales: música, fotos, videos, textos, etc.). A estos elementos los llamaremos, en forma intercambiable, bienes digitales de Internet. Dentro de las ciencias sociales, la emergente disciplina de los Estudios de Internet (o Internet Studies) presenta análisis relativos a las capas de contenido y de software fundamentalmente (sin nombrarlas de ese modo), dejando a un lado el otro componente central de las tecnologías digitales, lo tangible o el hardware. Para nosotros, todo contenido que existe en Internet, funciona en todas esas capas. Si una falla, el bien de Internet no funciona, por lo tanto, de uno u otro modo, esos elementos deben considerarse.

Tensiones en Internet Los elementos que constituyen (en sus vínculos) la capa digital intangible de Internet (información digital, aplicaciones, programas y software), en su producción y circulación social, pueden originarse o manifestarse en relaciones que tiendan a no reproducir las formas capitalistas ancladas en la relación capitaltrabajo, el mercado y la propiedad privada. Lo anterior no es una probabilidad vacía (o quizá no lo sea solo en cierto sentido)3. La diversidad de dispositivos que consolidan su producción (computadoras, teléfonos con wifi, tablets, etc.) se halla (en el momento de nuestra escritura) inmersa en las geografías, los sentidos y los cuerpos humanos, derramando así lo digital intangible desde/hacia variados planos drásticamente. Su creciente penetración afecta individualidades e intersubjetividades, originando, reconfigurando y (re)creando conexiones sociales (Wittel, 2012, p. 317). Estas máquinas digitales, soportes de materialidad sólida, funcionan, junto a lo digital intangible, como un nudo borromeo que puede disolver las fronteras entre agenciamientos fundamentales de la humanidad: el producir y el consumir. De este modo, la posibilidad técnica de subvertir la lógica del capital se introyecta en una creación cultural de potencial universal y de manifestación instantánea (Lessig, 2004, pp. 21-54-251). Sin embargo, tal como sucede con todo objeto que, en su trayectoria histórica, haya sido resignificado (o producido) como mercancía para el capital, las creaciones digitales intangibles se enfrentan (además de a las necesidades de acumulación del capital, cuyo único límite es aquello no valorizable) a un dominio legal y tradicional que es el territorio en el cual se inscribe el poder ideológico intrínseco a las sociedades capitalistas (Aouragh, 2012, p. 524; McGuigan, 2012, p. 427). Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su gusto, no la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos, sino bajo circunstancias directamente encontradas, dadas y transmitidas desde el pasado (Marx, 1972, p. 10).

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Si se tiene en cuenta la variedad de capas tangibles en Internet, en toda producción de bienes en la red, intervienen en varios modos la relación capital-trabajo.

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Este dominio se cimenta en una específica concepción de la propiedad de las cosas: la propiedad privada. Tal forma de propiedad no solo se relaciona a objetos, sino también a los sujetos, en cuanto su carácter privativo se inscribe respecto al no uso o copia de los mismos por un otro no propietario (Wittel, 2012, p. 329). La naturalización de la propiedad privada es una hendidura fundamental en el contenido subjetivo de los mundos mentales inmersos, de las representaciones sociales en las regiones de dominio capitalista. Diversos elementos han incidido en una Internet no subsumida a la lógica de valorización del capital desde sus inicios4. Entre ellos, podríamos citar su origen académico-militar, los indispensables recorridos temporales de difusión de cualquier tecnología en una sociedad o, simplemente, múltiples y añejas desilusiones empresariales. Sin embargo, la exigua importancia que las empresas capitalistas pudieron haber conferido a Internet en sus comienzos se encuentra en radical desvanecimiento, se evapora a través de su historia. Internet, en todas sus capas, presenta crecientes posibilidades de valorización del capital. En la gran red operan plenamente formas capitalistas transformando a la misma en una tecnología operativa a sus intereses hegemónicos (Schröter, 2012, p. 303). Esta tendencia del capitalismo de mercantilizar todo, se inscribe, si bien con algunas variaciones, en el paisaje narrativo de diversos autores (Adorno y Horkheimer, 2007; Hall y Stahl, 2012; Jameson, 2011; Lefebvre, 1974; Marx, 1973; Mosco, 2010; Peekhaus, 2012; Prodnik, 2012). “El desarrollo histórico del capitalismo ha implicado una tendencia a la mercantilización de todas las cosas” (Wallerstein, 1988, p. 4).

Cabe aclarar (otra vez), que mercantilizar nuevas cosas es también resignificarlas, transformarlas en sí y en su relación con el/los mundo/s humano/s. El capitalismo, al expandirse, al convertirse en algo cercano a una totalidad que fluye influyendo, ejerce un movimiento contradictorio. Mientras más es, más pulveriza eso que es, eso que ocupa. Mediante la propiedad privada fragmenta los espacios, es decir, cada fragmento priva su propiedad (Hardt y Negri, 2002, 2006; Lefebvre, 1974, pp. 221-224; Prey, 2012). Resituándonos en la materialidad sólida, el soporte es la interfaz entre el/los objeto/s digital/es intangible/s y su utilización con el fin de satisfacer necesidades y deseos humanos. Y además es, de acuerdo a su código técnico, aquello que ubica a las formas privativas y excluyentes del capitalismo clásico en una inexorable crisis, dado que la capa intangible de Internet no presenta limitaciones tecnológicas o económicas para su reproducción emancipatoria. De nuevo, pretender aplicar la propiedad privada (copyright tradicional) sobre la capa intangible de Internet es simplemente desconocer el sesgo que introdujo su código técnico original. 4

Recordemos que Internet se origina a partir de Arpanet, una red diseñada por la agencia militar estadounidense DARPA. En ella trabajaron científicos y tecnólogos académico-militares.

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Ante cualquier intención de signar la mediación de objetos intangibles creados en Internet a través de precios de mercado, tal agenciamiento suscitará diversas (re)acciones (Lessig, 2004, p. 217). En primer lugar, en el marco de la republicana aceptación, respeto (o devoción) por la legalidad, emergerán, tanto creaciones alternativas de entorno abierto como competencias intercapitalistas asentadas en modelos de negocios de bienes libres y gratuitos, por dar solo dos ejemplos. A la vez, ante la prohibición amenazante de herramientas como el copyright o el derecho de autor, diferentes usuarios harán valer su legítimo e ilegal “derecho a la resistencia”, el ius resistentiae, con el fin de salvaguardar sus formas de vida y costumbres afirmadas (Virno, Estop, y Santucho, 2003). Diversas transgresiones, tales como la piratería, el cracking, el hacking (Lessig, 2004, p. 176) son prácticas culturales difundidas (no exentas de contrasentidos y de particularidades) (ver Lessig, 2004; Stallman, 2004; Vercelli, 2009). El copyright y el derecho de autor, tal como se manifiestan hoy (el marco legal ha cambiado su espíritu desde sus orígenes (Lessig, 2004, pp. 20-30-105-106-159-161)) de la mano de los requerimientos de la Industria Cultural, interfieren en “las formas habituales en las cuales los individuos crean y comparten la cultura” (Lessig, 2004, p. 21). Es la presencia de un marco regulatorio que viola las necesidades sociales y a sus poseedores. La propiedad privada en Internet gira en torno al copyright, ya que cada obra que se comparte automáticamente crea una copia (Lessig, 2004, p. 164). El copyright le da a su dueño el derecho a decidir los términos bajo los cuales se comparten (o valorizan) sus contenidos5 (Lessig, 2004, p. 82). Sería imposible la ciencia si ella funcionara como funciona la Industria Cultural: “Perdone, Profesor Einstein, pero, ¿me podría dar permiso para usar su teoría de la relatividad para demostrar que usted estaba equivocado por lo que respecta a la física cuántica?” (Lessig, 2004, p. 41). Sin embargo, lo precedente no imposibilitó la proliferación de empresas capitalistas en Internet. Por el contrario y, como ejemplo, diversos estudios revelan una alta concentración (en términos de visitas, páginas vistas, tiempos de uso, etc.) en un ínfimo número de firmas (en su mayoría empresas capitalistas) respecto al dominio de la World Wide Web. Lo que intentamos presentar, en realidad, son las limitaciones que el código técnico original (y los posteriores) de Internet impone a las clásicas formas de valorización directa del capital por medio de precios entre productores y consumidores (Lessig, 2004, p. 216). El escenario existente (y verificable), favorece, principalmente, a una propensión hacia un modelo de negocios de plataformas sociales (Google, Facebook, Twitter, YouTube) de conexión y distribución de subjetividades y objetos intangibles culturales altamente concentrado. El valor de uso de tales plataformas se asienta en la potencialidad de inclusión/exclusión de las conexiones y distribuciones subjetivo-objetivas que las mismas posibilitan y controlan (Prey, 2012, pp. 253-255). Es decir, permiten a sus usuarios producir “redes de significados, universos simbólicos y campos semánticos” con el fin de asociarse (Fisher, 2012, p. 177). En esta fluidez virtual

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Es cierto que hay distintos tipos de copyright, algunos, minoritarios, permiten grados de uso más razonables, por ejemplo: Creative Commons (Lessig, 2004, p. 312) o Copyleft.

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en la cual acontece crecientemente el tiempo de la vida social, también se instaura el valor de cambio de las plataformas, relacionado a la capacidad de controlar y obtener datos susceptibles de valorización de las asociaciones/conexiones que potencian. Es decir, de su poder de adquirir información semántica y demográfica detallada tipeada por las propias fuentes subjetivas que las conforman. Esta información es un insumo fundamental del ciclo de valorización del capital y permite identificar, crear o reconfigurar nuevas prácticas consumistas de bienes de mercado (Fisher, 2012, p. 177). Esta información, desde otra mirada, lleva incrustada las normas y reglamentaciones impuestas por los sistemas que permiten su existencia (Prey, 2012, p. 255). Tal como afirmaron Jhally y Sut: “el valor de cambio de las mercancías culturales domina a su valor de uso” (Jhally y Sut, 1989). La mercancía de estas empresas es el consumo potencial de sus audiencias o usuarios, tal como planteó Dallas Smythe (1977) en su teoría de la triada de “medio-audiencia-anunciante” (Ekman, 2012, p. 166; Fisher, 2012, p. 172; Mosco, 2010, p. 137; Nixon, 2012, p. 450; Prodnik, 2012, p. 290; Smythe, 1977). Desde nuestra perspectiva, el análisis teórico de Smythe es útil para comprender el trasfondo de mercantilización en la Industria Cultural. Sin embargo, consideramos que en el caso de plataformas sociales, esta triada no tiene tres partes. Es más, sería extraño hablar de un número específico de actantes. Si bien es un tema para profundizar en otro trabajo, entendemos que en el proceso de producción y mercantilización que, en la actualidad es controlado en gran medida por escasas plataformas sociales (ya mencionadas), participan infinidad de agentes desde diversos roles, influencias o jerarquías. Entre ellos podemos citar: las audiencias, los productores de contenidos culturales, los anunciantes, las empresas publicitarias, las plataformas y los dispositivos digitales tangibles. A este punto de la trayectoria narrativa, deberían resultar perceptibles dos formas de creación o producción de objetos intangibles en Internet circunscriptos bajo valores diferentes, aunque aproximables. La primera de ellas, es la establecida por el código técnico inicial y los primeros usos de Internet, relacionados con la creación colaborativa, acumulativa, libre y gratuita. La otra forma es la de la producción de valores de mercado asociados a la propiedad privada (copyright y derechos de autor tradicionales), signados por precios. Ciertamente, estas formas, las cuales pueden actuar como límites, solo sirven para establecer las fronteras de una cartografía de las múltiples realidades de creación o producción en Internet, las cuales, no pueden ser más que específicas y diversas combinaciones de algunas de las características de estos límites infranqueables de la Internet actual. Es por esto que cualquier producción social que tenga alguna característica marcada, sea un producto industrial, un verso, una fórmula, una idea política que apareció un día en alguna parte en un rincón de un cerebro, sueña como Alejandro con conquistar el mundo, trata de multiplicarse por miles y millones de copias en todas partes donde hay seres humanos y nunca se detendrá salvo si es contenida por una producción rival tan ambiciosa como ella (Tarde, 1895; 1999, p. 96 en Latour y Zadunaisky, 2008, p. 32).

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Es innegable que la capa intangible de Internet se ha derramado sobre cada ámbito de lo social (que disponga de soportes y conexión), incluyendo, por ejemplo, tanto a la producción y comercialización de bienes materiales (Hardt y Negri, 2006), como a los Estados, debido a las drásticas reducciones económicas que implican, entre otras de sus virtudes. No obstante, la autonomía de la capa intangible de Internet respecto a la relación capital-trabajo y a la valorización del capital, se enfrenta a una serie de inconvenientes por su distanciamiento de los mercados. El compromiso con un proyecto de producción de bienes digitales intangibles (información digital, aplicaciones, programas y software) de distribución libre y gratuita implica, si nos place contemplar la existencia de temporalidad y la necesidad de subsistencia humana, la obligatoriedad de que los productores puedan financiarse por otros medios. Las desventuras económicas son un importante incentivo que influye en que cualquier producción colaborativa en Internet desemboque en un isomorfismo radical que conduzca hacia formas capitalistas o perezca. Además, dado el ineludible requerimiento de capas tangibles para desarrollar cualquier objeto intangible de Internet, cualquier emprendimiento que desee extender su existencia debe cumplir con ciertos requisitos que demanda el actual desarrollo de la World Wide Web en relación a disponibilidad de servidores, energía, entre otras cuestiones (Press, 2011). Es decir, la producción de estos bienes, salvo en un inmenso número de excepciones, tiene costos sustancialmente menores a la clásica producción de bienes materiales. Aun así, el continuo desarrollo y dinámica competitiva de la WWW requiere cada vez mayores niveles de erogaciones. Y, además, en términos absolutos, el costo de producción en un proyecto colaborativo no debería tener el mismo impacto que en una empresa capitalista, dado que esta última puede enfrentar tales gastos con la valorización de su capital, es más, estos son requeridos para tal valorización. Finalmente, no deben desmerecerse diversas alternativas de financiación ampliamente difundidas en Internet como: colaboraciones, donaciones, crowdfunding, etc. Internet presenta una diversidad de formas de producción de bienes intangibles que van desde las formas clásicas capitalistas asociadas a la propiedad privada que, criminalizan, traban y eliminan la libre circulación y reproducción de mercancías creadas (originalmente y en muchos casos para otros medios culturales) bajo su lógica de acumulación; pasando por un reducido grupo de empresas que centralizan gran parte del tráfico de la Internet mundial distribuyendo contenidos no producidos por ellos -y sus negocios- (Google, Facebook, Twitter, etc.); siguiendo por un sinfín de pequeñas empresas con múltiples y dinámicas estrategias de valorización y, finalizando, en comunidades o grupos de desarrolladores que producen código abierto por el beneficio social pero que, lamentablemente, ante “la producción en masa de productos comunicacionales se encuentran con poco espacio para sus ideas alternativas” (Pleios, 2012, p. 232). Sin dudas la cartografía completa de Internet no puede ser dibujada, menos aún ser aprehendida. Los actores mismos son los que construyen Internet y 246

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se posicionan con visiones propias durante su existencia o, por el contrario, se descomponen o desaparecen (Latour y Zadunaisky, 2008, pp. 52-56). La permanencia de las plataformas en Internet es una excepción reducida en número, pero impactante en cuanto a sus conexiones. El resto de los sitios es de existencia menor, en gran medida efímera. Nada es fijo, ni siquiera lo que mantiene su existencia. ¿Es lo mismo YouTube en el 2006 que en los últimos meses? Como hipótesis, cabe señalar que, probablemente, con el paso de los años, las clásicas formas de valorización del capital, asociadas a lo privativo y al consumo excluyente tiendan a desaparecer definitivamente. Es probable que emerja un escenario, en el cual los bienes con características gratuitas y de libre difusión dominen una Internet en la cual la totalidad de sitios y audiencias estén monopolizadas por un reducido número de gigantes capitalistas nacidos, en un principio, bajo formas de un “saber social general” (Marx, 1973). Estos actores podrán ser capaces de generar valor de cambio mediante la venta de información detallada de las necesidades y deseos de sus audiencias a empresas productoras de bienes materiales que busquen colocar sus mercancías. De este modo, el precio dejaría definitivamente de mediar directamente las relaciones sociales en Internet. En su reemplazo emergerían los paradigmas de la universalidad, la gratuidad y las comunidades cautivadas/valorizables. La Internet concebida como una red lógica descentralizada de alcance global, con el transcurrir del tiempo, atraviesa nuevas asociaciones, nuevos actores, nuevas relaciones de poder que en conjunto constituyen su colectivo (Latour y Zadunaisky, 2008, pp. 28-30).

Conclusiones En el presente trabajo se ha intentado brindar un avance de un marco teórico actualmente en elaboración para el análisis de las nuevas tecnologías y, en especial, de Internet. Iniciamos el trabajo con la intención de presentar la interrelación e influencia continua entre sociedad y tecnología. Luego, introdujimos algunas categorías técnicas para aprehender a Internet como una serie de tecnologías digitales caracterizadas por un conjunto de capas imbricadas de carácter intangible y tangible. Por sus características intrínsecas, las capas intangibles pueden disociarse de sus soportes tangibles. A raíz de esto, se habilita la posibilidad de poder crear contenidos culturales de difusión universal evadiendo la relación capital-trabajo y la propiedad privada. La hipótesis de este trabajo es que esto genera un conflicto con las clásicas formas de valoración del capital en relación a mercados signados directamente por precios y a la propiedad privada. Nuestra conclusión es que la diversidad de realidades en la WWW es un entrecruzamiento entre las posibilidades que brindan los códigos técnicos en Internet desde sus inicios y la lógica del capital que, en cada caso particular, asume matices de ambas formas. El número de sitios visitados en la World Wide Web hoy en día pertenece, como ya hemos mencionado, a un reducido número de empresas, las cuales ejercen su

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poder económico y tecnológico sobre producciones de bienes alternativos que puedan amenazar su posición dominante. Este tipo de conductas se suman a otras, por ejemplo, en la adquisición de empresas y la contratación de los desarrolladores del software alternativo. Estas conductas se amparan en una ínfima regulación legal que convirtió a Internet en un ámbito plenamente asimétrico. Sin embargo, las plataformas sociales más importantes tienen buena recepción en la sociedad y son incorporadas por todo tipo de usuarios individuales o institucionales debido a sus innumerables ventajas y servicios gratuitos. Estas empresas se han convertido en parte del sustrato de la vida diaria de la humanidad conectada, son gigantes monopólicos de alcance universal (en los territorios que el capitalismo circunscribe su universalidad).

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 253-283.

Avatar-habitar-actuar. Jóvenes en las redes sociales virtuales: 1 ¿habitantes, navegantes o actores digitales?* Mónica Eliana García Gil** Edwin Arcesio Gómez Serna*** 2

3

Recibido: 22 de julio de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen Este artículo tiene como eje central la pregunta por cómo la acción colectiva y las prácticas políticas de grupos de jóvenes con presencia en la red social Facebook, pueden considerarse formas de habitar y configurar escenarios virtuales, al tiempo que contribuyen a la construcción y actuación de los jóvenes como sujetos políticos. Busca un acercamiento a la relación entre prácticas de participación política y formas de habitar, crear identidades (políticas, principalmente), y establecer relaciones en escenarios virtuales, en el marco de las particularidades que imponen el ciberespacio y la cibercultura. Desde esta relación se establece un vínculo con los procesos de construcción de lo público y el ejercicio de la ciudadanía, soportado en categorías tanto de la comunicación como de la política, a saber: mediación (Debray; Torrico; Martín-Barbero); participación política, prácticas de participación política (Alvarado; Vommaro; Aguilera; Botero y Torres; Balardini; Pisani y Piotet; Rueda; Saintout); cultura política (López de la Roche), lo público, la

*

El artículo tiene como base los hallazgos conceptuales y metodológicos de la investigación “Prácticas de participación política de jóvenes universitarios residentes en Bogotá y Manizales, mediadas por las redes sociales virtuales” realizada por investigadores de las universidades Santo Tomás (Bogotá) y de Manizales, con recursos del Fondo para el Desarrollo de la Investigación de la Universidad Santo Tomás.

**

Mónica García es Magister en Comunicación Televisiva, Comunicadora Social-Periodista (Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín) con estudios de Maestría en Comunicación (Universidad Javeriana, Bogotá), integrante del grupo de investigación Comunicación-Paz/Conflicto, de la Facultad de Comunicación Social para la Paz, de la USTA; de la Red Iberoamericana de Investigación en Narrativas Audiovisuales –INAV–; y socia de la Red Académica Iberoamericana de Comunicación –RAIC–. Es docente de la Facultad de Comunicación Social para la Paz (1999-2013) y de la Especialización en Gerencia de Multimedia de la Universidad Santo Tomás (2010-actualmente) y coordinadora de Evaluación y Regulación Académica en la misma institución. Investigadora principal por la USTA de la investigación que da origen a este artículo. Dirección postal: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: monicagarcia@ usantotomas.edu.co

*** Licenciado en Filosofía y Letras, Magister en Educación y Desarrollo Humano. Integrante de la línea Sociología del Deporte del grupo de Investigación Ciencias Sociales, Cultura Física Deporte y Recreación, Facultad de Cultura Física. Universidad Santo Tomás, Bogotá. Dirección postal: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: edwingomez@usantotomas.edu.co

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ciudadanía; y los jóvenes como sujetos políticos. Se incorporan también las categorías habitar (Michel de Certeau), Ciberespacio y cibercultura (Castells; Pierre Lévy; Rocío Rueda) y la construcción de identidades (individuales y colectivas) en el ciberespacio (Turkle; Piscitelli; Castells; Finquelievich). Esta investigación tiene un enfoque cualitativo y sustenta sus instrumentos y estrategias de recolección de información en postulados etnográficos, con énfasis en la etnografía virtual. El análisis de la información es de tipo hermenéutico, a partir del seguimiento a grupos, páginas y perfiles creados en Facebook, junto con entrevistas a algunos de los sujetos de la investigación. Palabras clave: Facebook, escenario virtual, sujeto político, identidad, ciudadanía.

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Avatar-live-act. Youth in virtual social networks: 4 residents, Internet surfers or digital actors?* Mónica Eliana García Gil** Edwin Arcesio Gómez Serna*** 5

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Abstract This article has as its central axis the question how collective action and political practices of youth groups with a presence in the social network Facebook, can be considered ways of living and configuring virtual scenarios, while contributing to the construction and performance of young people as political subjects. It seeks an approach to the relationship between practices of political participation and ways of living, creating identities (political, mainly) and relationships in virtual scenarios in the context of characteristics imposed by the cyberspace and the cyberculture. From this relationship a link to the processes of construction of the public and the exercise of citizenship is produced, supported in both categories of communication and politics, namely establishing ,mediation (Debray; Torrico; Martín-Barbero), political participation, practices of political participation (Alvarado,; Vommaro; Aguilera; Botero and Torres; Balardini; Pisani and Piotet; Rueda; Saintout) political culture (López de la Roche), what’s public, citizenship and young people as political subjects. We also incorporate the categories living (Michael de Certeau), cyber-space and cyber-culture (Castells; Pierre Lévy; Rocío Rueda) and the construction of identities (individual and collectives) in the cyber-space (Turkle; Piscitelli; Castells; Finquelievich). This *

Article is based on the conceptual and methodological research findings “Practice of political participation of university young people living in Bogota and Manizales, mediated by virtual social networks” conducted by researchers from the Universities Santo Tomás (Bogotá) and Manizales, from the Fund for Development Research, University Santo Tomas.

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Mónica García is Magister Television Communication, Social-Journalist Communicator (Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín) with a Masters in Communication (Universidad Javeriana, Bogotá) Member of the research group Communication-Peace / Conflict, Faculty of Social Communication for Peace, USTA; American Network for Research in Audiovisual Narratives, INAV; and Partner of the Academic Network Iberoamericana Communication RAIC. He is Professor of the Faculty of Social Communication for Peace (1999-2013) and the Specialization in Management of Multimedia University Santo Tomas (2010- present) and Coordinator of Academic Evaluation and Regulation at the same institution. Principal investigator for the USTA research that gives rise to this article. Address: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: monicagarcia@usantotomas.edu.co.

*** Bachelor of Arts, Master of Education and Human Development. Member of the Sociology of Sport Line Research Group Social Sciences, Physical Culture Sport and Recreation, Faculty of Physical Culture.University of Santo Tomas, Bogotá. Address: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: edwingomez@usantotomas.edu.co.

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research has a qualitative approach and supports its instruments and strategies for collecting information on ethnographic principles, with emphasis on virtual ethnography. The analysis of the information is hermeneutical, from monitoring groups, pages and profiles created on Facebook, along with interviews with some of the research subjects. Keywords: Facebook, virtual scenario, political subject, identity, citizenship.

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Avatar-habiter-agir. Des jeunes sur les réseaux sociaux virtuels: des habitants, des navigateurs 7 ou des acteurs digitaux?* Mónica Eliana García Gil** Edwin Arcesio Gómez Serna** 8

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Résumé Cet article a pour axe central la discussion de comment l’action collective et les pratiques politiques de groupes de jeunes (avec une présence dans le réseau social Facebook) peuvent se considérer comme formes d’habiter et configurer des scènes virtuelles. Au même temps la manière comme ces scènes virtuelles contribuent à la construction et la façon d’agir des jeunes comme sujets politiques. On cherche un rapprochement à la relation entre des pratiques de participation politique et les formes d’habiter, de créer des identités (politiques, principalement) et établir des relations dans des scènes virtuelles, dans le cadre des particularités qui imposent le cyberespace et la cyberculture. A partir de cette relation s’établit un lien avec les processus de construction du public et l’exercice des citoyens supporté dans des catégories de la communication et de la politique, médiation (Debray; Torrico; Martin-Barbero); une participation politique, des pratiques de participation politique (Alvarado; Vommaro; Aguilera; Botero et Torres; Balardini; Pisani et Piotet; Rueda; Saintout); culture politique (López de la Roche), le public, la citoyenneté; et les jeunes comme sujets politiques . *

L’article a pour base les découvertes conceptuelles et méthodologiques de la recherche «les Pratiques de participation politique de jeunes universitaires résidants à Bogotá et Manizales, interposées par les réseaux sociaux virtuels» réalisée par des enquêteurs des Universidad Santo Tomas (Bogotá) et de Manizales, avec des ressources du Fond pour le Développement de la Recherche de l’Université Santo Tomas.

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Mónica García est Magister dans la Communication de la télévision, Communicatrice Sociale-journaliste (l›Université Pontificia Bolivariana, Medellín) avec études de Maîtrise en Communication (l›Université Javeriana, Bogotá) l›Intégrant du groupe de recherche Comunicación-Paz/Conflicto, de la Faculté de Communication Sociale pour la Paix, de l›USTA; du Réseau Latino-américain de recherche dans les Narrations Audiovisuels, INAV; Partenaire de la Sociétaire du Réseau Académique Latino-américain de Communication, RAIC. Elle est Enseignant de la Faculté de Communication Sociale pour la Paix (1999-2013) et de la Spécialisation dans la Gérance de Multimédia de l›Université Santo Tomas (2010-actuellement) et Coordinatrice d›Évaluation et de Régulation Académique dans la même institution. Investigatrice principale par l›USTA de la recherche qui donne naissance à cet article. Adresse: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: monicagarcia@usantotomas.edu.co.

*** Licencié en Philosophie et des Lettres, Magister en Education et le Développement Humain. Intégrant de la ligne Sociologie du Sport du groupe de recherche les Sciences Sociales, la Culture Physique sport et la Récréation. Faculté de Culture Physique.Université Santo Tomas, Bogotá. Adresse: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: edwingomez@ usantotomas.edu.co.

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Aussi on incorpore les catégories habiter (Michel de Certeau), Cyberespace et la cyberculture (Castells; Pierre Lévy; Rocio Rueda) et la constructiond’ identités (individuelles et collectives) dans le cyberespace (Turkle; Piscitelli; Castells; Finquelievich). Cette recherche a un objectif qualitatif et elle soutient ses instruments et stratégies de récolte d’information dans des postulats ethnographiques, avec emphase dans l’ethnographie virtuelle. L’analyse de l’information est d’un type herméneutique, à partir du suivi aux groupes, des pages et des profils créés dans Facebook, avec des interviews à certains sujets de la recherche. Mots clés: Facebook, une scène virtuelle, un sujet politique, une identité, une citoyenneté.

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Avatar-habitar-actuar. Jóvenes en las redes sociales virtuales

Introducción La investigación que da origen a este escrito se propuso establecer cuáles son las prácticas de participación política de los jóvenes universitarios de Bogotá y Manizales mediadas por redes sociales virtuales como Facebook; dar cuenta de las particularidades que impone la mediación de lo virtual a la participación política de los jóvenes, e indagar por la existencia de una cultura política entre los jóvenes que se construye y se expresa en las redes sociales virtuales. Con base en la metodología de la etnografía virtual, principalmente. Lo anterior se sustenta en el papel que las redes sociales virtuales tienen hoy frente a nuevas y todavía innumerables posibilidades para el actuar político, social y cultural de grupos, colectivos, movimientos sociales y ciudadanos, así como de activistas, que con gran velocidad se trasladan de la esfera pública (espacio para lo público) tradicional a este “otro” espacio virtual que ya se escucha nombrar como “espacio público ampliado”, “espacio público digital”, escenario de “cibermovilizaciones” y del “ciberactivismo”, así como el nicho de las “comunidades digitales”. Para comprender este fenómeno se requiere superar la idea de la “política del lugar” atada a experiencias colectivas aferradas a dimensiones espaciales de territorio, en donde “tanto individuos como comunidades desarrollan profundos sentimientos de apego a través de sus experiencias y memorias” (Oslender, citado por Aguilera, 2010) y reconocer la reconfiguración de las dimensiones de tiempo y espacio que afectan al ejercicio de la política en entornos digitales. Así, entonces, una mirada a los grupos de jóvenes que hacen uso de las redes sociales virtuales significa también proponer una nueva perspectiva frente a aquel ejercicio de la política desde la periferia (versus el centro institucionalizado por leyes, el sistema político, las instituciones políticas), entendida esta como el lugar de “lo que ha sido invisibilizado desde el centro de lo político” (Hurtado, 2010, p. 103), para dar paso a las retóricas, las estéticas, las poéticas, los referentes simbólicos utilizados por los sujetos para divulgar sus proyectos y convencer a los otros. En este capítulo, las categorías de análisis y algunos de los resultados de la investigación mencionada entran en diálogo con las posibilidades del habitar y el actuar en entornos y plataformas digitales, a partir de acciones colectivas y prácticas políticas por parte de grupos de jóvenes que tienen presencia en la web, principalmente en la red social Facebook, asimismo, con otros conceptos que cobran fuerza en el ciberespacio y como parte de la cultura que allí se genera (cibercultura) como avatar, habitar, navegar, web 2.0, entre otros, que contribuyen a la especificidad del escrito que acá nos convoca. Se presentan también aspectos metodológicos asociados a la etnografía virtual, en la cual se basó el seguimiento y la recolección de información a los grupos de jóvenes seleccionados.

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Mónica Eliana García Gil - Edwin Arcesio Gómez Serna

Categorías de análisis Esta investigación se soporta en categorías de la comunicación y la política como: mediación, redes sociales virtuales, prácticas políticas, participación política, cultura política, lo público y la ciudadanía; con énfasis en la relación entre comunicación y política en entornos y plataformas digitales, bajo un enfoque hermenéutico– etnográfico virtual, lo que aporta una dimensión novedosa a esta investigación, a razón de los pocos estudios que se han realizado sobre el tema en Colombia y América Latina bajo esta metodología. La categoría Mediación se asume como aquello que está en el centro, en el corazón, intermediario entre dos extremos, a través del cual las obras toman forma y cuerpo, así entonces que “la mediación es más que «eso que hay en medio», ya que elabora aquello que mediatiza” (Debray, 2001, p. 159). También se asocia con cualquier recurso – humano, físico o tecnológico– capaz de vehiculizar, en la transmisión o la circulación, una simbolización (idea, mensaje) y de convertirla en fuerza colectiva (visión de mundo, sentido común) (Torrico, 2004; Debray, 2001). Siguiendo a Debray, este estudio aborda la mediación más centrada en la enunciación – el acto, el modo, el valor performativo de las prácticas– y menos en el enunciado –el contenido–. Particularmente, el abordaje de la categoría Mediación en el contexto de las redes sociales que tienen lugar gracias a las TIC, requiere identificar los procesos de interactividad, intersubjetividad y flujo comunicativo que allí tienen lugar. En el caso del flujo comunicativo entre sujetos mediado por la máquina (mediación tecnológica propiciada por el computador o cualquier otra TIC), la mediación tecnológica posibilita nuevas formas de interacción que implican una dimensión práctica, una dimensión cognitiva y una dimensión estética (Abril, 1998). La dimensión práctica se refiere a las condiciones de organización social, de definición de medios, fines, objetos y relaciones intersubjetivas que las tecnologías propician. En tanto que “práctica” remite a los comportamientos, las actitudes y las representaciones de los usuarios directos o indirectos de las herramientas. La dimensión cognitiva remite a las condiciones empíricas y trascendental-históricas del conocimiento, que condicionan el desarrollo, la aplicación de las destrezas y los usos técnicos, y la dimensión estética tiene que ver con la experiencia sensible, con el sensorium que las técnicas potencian o inhiben selectivamente (Íbid, p. 62-63). La construcción del estado del arte de esta investigación permitió identificar que buena parte de los estudios acerca de Internet presentan limitaciones en la medida en que suelen restringir el significado del concepto de medio en tanto soporte, que viene a ser una sola de sus cuatro dimensiones, como lo señala Debray: Un medio puede designar: (1) un procedimiento general de simbolización (palabra articulada, signo gráfico, imagen analógica); (2) un 260

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código social de comunicación (la lengua utilizada por el locutor o el escritor); (3) un soporte físico de inscripción y almacenaje (piedra, papiro, soporte magnético, microfilmes, CD-ROM); y (4) un dispositivo de difusión con el modo de circulación correspondiente (manuscrito, impreso, numérico) (2001, p. 56).

A la luz de la Teoría de la Mediación (Manuel Martín Serrano, 1986), aunque no pensada en sus orígenes en función de plataformas digitales, ni de las redes sociales virtuales, es posible construir un marco de comprensión mayor de las transformaciones que han traído estas en, por lo pronto, los siguientes aspectos: • La descentralización, desinstitucionalización y desprofesionalización en los procesos de construcción de las agendas informativas y el adelgazamiento de sus tradicionales fuentes legitimadoras. • La puesta en cuestión, o cuando menos la relativización, de la racionalidad de los parámetros de interpretación de los aconteceres elegidos por los medios tradicionales. • La aparición de otros modos de contar los aconteceres y por lo tanto también la relativización de las formas tradicionales del relato periodístico. En el contexto de las plataformas y tecnologías digitales, marcadas por procesos como la interactividad, la interconectividad, la no linealidad, la fragmentación, la hipertextualidad, tanto en la producción, como en la circulación y recepción de contenidos y formas de interacción, entre sujetos y sujetos–máquinas, se requieren nuevos parámetros para comprender las transformaciones a las que asistimos por causa de nuevas mediaciones. En cuanto a las Redes Sociales Virtuales –RSV–, estas son entendidas como el escenario que posibilita formas de interacción social, definidas como un intercambio dinámico entre personas (conocidas o desconocidas), grupos e instituciones. Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas y que se organizan para potenciar sus recursos (Caldevilla, 2010). Compartimos también el planteamiento de Florencia Saintout (2009), extensivo a las RSV, para quien la red es un dispositivo para el encuentro y un nuevo territorio de lo común para los jóvenes. Reconocemos como características de las redes sociales virtuales la ruptura de las dimensiones espacio-temporales; la fluidez en su funcionamiento; la capacidad de adhesión de múltiples usuarios en tiempo real; donde predomina la igualdad y son posibles acciones colectivas; en donde la toma de decisiones no es binaria, en términos solamente de “sí” o “no” sino que alguien propone y otros se suman por voluntad o simpatía con las propuestas, en donde los líderes, en un cierto sentido, “ya no pueden tomar decisiones pero juegan con su trayectoria, prestigio e identificación con los valores que aglutinan la red o parte de ella a la hora de proponer acciones comunes” (de Ugarte, 2011). En las RSV la capacidad para transmitir es la capacidad para unir voluntades, para

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convocar, para actuar. La capacidad para transmitir es una condición previa a la acción política y, en estas redes sociales, dicha capacidad se concentra, en realidad, en unos pocos nodos. Esta investigación se centró en la red social Facebook, que permite crear comunidades virtuales. Esta plataforma es un espacio virtual en el cual se puede interactuar, publicar o hacer visible información personal, establecer y mantener redes sociales con sus “amigos1”, relaciones de carácter personal, laboral, románticas o para mantener conexión con personas con intereses comunes como la música o la política. Redes de este tipo se configuran a partir de la relación de una persona con sus amigos y conocidos, quienes a su vez, le permiten ampliar sus redes a nuevos conocidos. En la plataforma de Facebook es posible identificar tres tipos de cuenta: perfil, grupos y páginas2. • Perfil: es la página personal del usuario y sirve para comunicarse con los amigos. Contiene la información personal, la que alimenta la línea de tiempo de la biografía. • Grupos: de forma general, un grupo es un encuentro de dos o más personas (que han creado sus propios perfiles) que tienen intereses comunes y que se unen para lograr un objetivo. Para pertenecer a un grupo no es necesario que todos los integrantes sean amigos entre sí. Los contactos del grupo son conocidos como miembros del grupo, y estos pueden invitar a sus contactos a pertenecer al grupo. Las actualizaciones son visibles solo para los miembros del grupo. En Facebook, un grupo está supeditado a las posibilidades y limitaciones tecnológicas y aquellas que tiene el administrador del sitio. • Páginas: representa un producto, servicio, organización o personalidad. Se comunica con un gran número de seguidores o personas que han creado sus propios perfiles. Este tipo de cuenta es usado para compartir un gran volumen de información y llegar a un alto número de usuarios. Por su parte, las prácticas políticas se refieren al proceder de las personas –que en alianza con otras– ejercen planes conjuntos que aportan a la construcción de la sociedad. Los procesos de participación política de los jóvenes se hacen evidentes por medio de las prácticas que estos realizan. Es decir, no puede pensarse que las acciones que ejerce un individuo tendrán solo consecuencias en él; al convivir y relacionarse con otros, sus acciones también tienen efecto en el transcurrir de la vida del otro.

1

Personas que conocía antes fuera de línea o personas que conoció en la red. Para hacerse amigo de alguien se debe agregar como amigo.

2

Se toma en este aparte como referencia la investigación de Gladys Lucía Acosta Valencia y Claudia María Maya Franco: Participación política en redes sociales: el caso de los grupos en Facebook, publicada por la Universidad de Medellín (2012). Para ampliar lo concerniente a la caracterización de Facebook y su forma de operar, consultar esta publicación.

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Cuando se indaga desde la perspectiva teórica sobre la existencia de estas prácticas en relación con la juventud, es posible identificar dos grandes tendencias: en la primera, las prácticas se interpretan a la luz del sistema político institucionalizado (Sabucedo, 1988; Hopenhayn, 2004; Abad, 2006), por lo tanto las acciones de los colectivos juveniles se pliegan a dicho sistema y su interpretación. Desde la perspectiva académica son leídas como acciones de apoyo o confrontación. Sin embargo, las prácticas políticas también pueden ser estudiadas enfatizando en componentes culturales y comunicativos, que se soportan en lecturas contextuadas de dichos colectivos (Balardini, 2005; Reguillo, 1998; Muñoz, 2006). Mientras en la primera postura se identifica como centro el Estado, sus instituciones y discursos, en la segunda perspectiva el énfasis se da en el individuo y el colectivo en su relación social e histórica, enmarcado todo esto en contextos claramente diferenciados. Es por esto que las prácticas políticas cubren un amplio espectro de modalidades: de la conformación de colectivos organizados fundamentados en construcciones con un fuerte contenido ideológico, soportado en categorías de corte universalista (Arendt, 1998), a la exaltación de la dimensión del individuo y la subjetividad, la poca o nula fundamentación ideológica y el reconocimiento de motivos y argumentos más cercanos a las realidades concretas e individuales de los jóvenes (Botero y Alvarado, 2006). Las prácticas políticas también pueden expresarse de manera más cercana a los jóvenes y a sus construcciones identitarias: su cuerpo, su música, su arte y valoraciones estéticas (Botero, Ospina, Gómez, Gutiérrez, 2008). Estas se establecen sobre pocos supuestos de carácter ideológico-político y más bien buscan la eficiencia y eficacia por medio de acciones de diverso tipo: estéticas, culturales, comunicativas. Las acciones –aspecto clave en el desarrollo del concepto práctica– develan el alcance de un objetivo que en primera instancia nace en el sujeto, luego encuentra aliados y afinidades en otras personas, grupos o instituciones, lo que conlleva a la afiliación, cuyo fin principal radica en encontrar alternativas para su materialización; en otras palabras, se traza un plan que permite el trabajo cooperativo y que apunta a intervenir y transformar la situación inicial, por aquella deseada, obteniendo como resultado beneficios individuales y colectivos. A partir de lo anterior, se asumirá que las prácticas políticas de los jóvenes son las “diferentes formas de acción propias, a partir de las cuales configuran y viven en su cotidianidad el hacer parte de una comunidad política en construcción” (Londoño y Pinilla, 2009, p. 76). Este tipo de actuaciones colectivas desencadena e impulsa otras acciones, cuya esencia es la permanente búsqueda de formas alternativas de vivir la política como actores sociales, y que encuentran en el escenario de lo público una oportunidad para hacer visibles posiciones frente al mundo, y lanzar propuestas que generen eco e impacten el orden social que se busca a través de la política. En estrecha relación con las prácticas políticas, esta investigación asume la noción de participación política en relación con toda aquella acción de los ciudadanos tendiente a incidir en la designación de gobernantes y en los mismos respecto

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de la política estatal, de los procesos legislativos y constitucionales. Estas formas de acción cubren un amplio espectro de modalidades que van desde el escenario electoral hasta las movilizaciones públicas. La participación de la sociedad civil a través de una veeduría ciudadana constante, de una vigilancia de los gobernados sobre el actuar de los gobernantes, se sustenta en una concepción de la democracia que enfatiza la participación sobre la representación política (MacPherson, 1982; Pateman, 1970; Barber, 2000). En cuanto al ejercicio de la política en entornos digitales, esta investigación retoma los planteamientos de Manuel Castells (1998) sobre sociedad red, virtualidad, movimientos sociales e Internet y redes sociales virtuales, que reconocen la emergencia de un entorno simbólico en el contexto de la sociedad informacional, bajo una estructura soportada por el paradigma de la tecnología de la información, así como el surgimiento de una política informacional ejercida a través de medios tecnológicos que afectan las dinámicas y la sustancia de la política, y también otros escenarios emergentes como el de la Política 2.0, que traen consigo las nuevas caras, transformaciones y posibilidades de la política en ambientes virtuales, impulsadas por comunidades y redes. Para Castells, los medios electrónicos se han convertido en el espacio privilegiado de la política, y sin ellos no hay posibilidad de obtener o ejercer el poder. La política de los medios no es toda la política, pero toda la política debe pasar a través de los medios para influir en la toma de decisiones y al hacerlo queda encuadrada en su contenido, proceso y liderazgo por la lógica inherente de los sistemas de medios, sobre todo por los nuevos medios electrónicos (Castells, 1998, p. 349).

Asimismo, el término 2.0 que acompaña ahora a la Política va más allá del uso instrumental de las tecnologías en las campañas políticas, y se asocia a un nuevo estilo de entender las relaciones entre gobernantes y gobernados que escapa al esquema clásico de representación, donde la democracia se activa solo al momento del sufragio y por el contrario, propone una acción de diálogo permanente (Mateus, 2010). En este contexto, las redes sociales virtuales configuran otros escenarios para el actuar político y participar en asuntos de “todos”. Si entendemos que la participación política es aquella acción (actuación también) que busca impactar en temas relacionados con lo “público” y lo “común”, entonces desde las redes sociales y las plataformas virtuales, muchas de las acciones que se gestan desde allí tienen la potencia de ser políticas y la capacidad de incidir fuera de ellas. Es así como las RSV, por su cobertura, su inmediatez y la manera como se construyen los mensajes (más asociados a la emocionalidad que a la racionalidad, en muchos casos) llegan a politizar y a poner en las agendas de “lo público” asuntos que en otros contextos o momentos históricos no serían tratados por la sociedad, no generarían discusión y mucho menos impulsarían la movilización de los ciudadanos.

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Aspectos metodológicos de la investigación El proceso metodológico para la recolección de la información se planteó a partir de la investigación documental y la etnografía virtual (seguimiento a varios grupos en redes sociales como Facebook, a foros, blogs y chats sobre temas relacionados con política y a movimientos sociales virtuales con la participación de jóvenes residentes en Bogotá). Se realizó también un diagnóstico inicial basado en la observación no participante con el fin de conocer y comprender la dinámica de las redes y las plataformas virtuales (foros, chats, etc.), y a partir de entrevistas y de la observación participante se logró la interacción con varios de los jóvenes activistas o miembros de grupos “conectados” a la red, que hacen parte de iniciativas que tienen carácter político. Desde la perspectiva metodológica, y siguiendo a Canevacci, M. (2004), se hace evidente que la etnografía, como método de acceso e investigación en las ciencias sociales, vive el cambio de sus fundamentaciones epistémicas, en la medida que hoy: “es necesario desafiar la etnografía tradicional y aplicar este reto a la web como campo de trabajo” (Canevacci, 2004, p. 138), en la medida que la web, sus productos y relaciones se establecen como un nuevo escenario e interacción de los individuos, colectivos y organizaciones. En este orden de ideas, el acceso a las páginas y perfiles de los usuarios se fundamentó en el método etnográfico, pero adecuado al escenario de la web. Para este estudio la utilización de Internet con el fin de obtener información o datos de interés en procesos de investigación social y documental, parte de asumir a Internet como método (Ardévol, 2011) que tiene su correlato en el desarrollo de metodologías específicas desarrolladas a través de la red, que permiten analizar las características de datos textuales, visuales o audiovisuales obtenidos a través de correo electrónico, encuestas online, focus groups en foros electrónicos, entrevistas por chat, entre otros. Asimismo, siguiendo a Ardévol, se considera a Internet como un “repositorio” de representaciones sobre determinados fenómenos de la vida social, a los que se puede acceder al estudiar imágenes, escritos y comentarios que distintos usuarios en todo el mundo “cuelgan” en la web. Al estudiar el actuar de grupos, colectivos o movimientos sociales que hacen uso de Internet no se puede descartar cómo estos mismos incorporan esta tecnología en sus estrategias políticas o en las formas de organización y participación, así como en el mantenimiento de vínculos sociales con las comunidades de origen. De acuerdo con Ardévol (2011), las TIC no son solo un medio que utiliza el etnógrafo, sino un medio que utilizan también sus sujetos de estudio y, por tanto, este medio es parte del objeto de estudio y parte del “campo” donde se desarrolla la investigación. El punto de partida es justamente la progresiva imbricación de Internet en la vida cotidiana de las personas, la idea de que Internet ya no constituye por defecto un “mundo aparte” sino un

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epifenómeno de la cultura, lo que nos permite analizar cuestiones sociales específicas a través del extenso registro documental de Internet (Ardévol y Estalella, 2010, p. 7).

Al iniciar el estudio se seleccionó un grupo de colectivos y grupos de jóvenes que utilizaban las plataformas virtuales con intencionalidad política (por las temáticas, acciones, discursos, postura ideológica), posteriormente se realizó un seguimiento utilizando herramientas propias de la etnografía virtual como la observación y el seguimiento a las páginas y su desarrollo; se logró también la interacción con algunos de sus integrantes por este mismo medio; y se realizó el envío de cuestionarios para generar diálogos.

Habitar-navegar-actuar Las tres palabras que componen el título de este capítulo definen una ruta en tanto el contenido que abarcan y lo que cada una de ellas implica. Se presentan a continuación las formas como el grupo de investigadores las ha comprendido y apropiado, posteriormente se evidenciará la relación de estas con las categorías ya mencionadas aplicadas a la experiencia de grupos de jóvenes en Facebook y sus formas de habitar-navegar-actuar en esta plataforma virtual. El concepto de Avatar, que encabeza el nombre de este capítulo, tiene una primera referencia en el campo de la cibercultura, según Schelemmer, E.; Trein, D.; Oliveira, C. (2009), a partir de los trabajos realizados por Neal Stephenson quien la usó en 1992 para referirse a la representación visual de un humano en el ciberespacio. Avatar es una palabra india que se utiliza cuando se quiere indicar la representación corporal de un ser inmortal, entendiendo que dicho ser se encuentra en “otro mundo” que tiene existencia paralela al nuestro. En el contexto digital, el término se asocia a la representación gráfica de un sujeto en el escenario virtual. Dependiendo del nivel de desarrollo tecnológico, esta imagen puede variar desde un simple ícono (en las primeras versiones de chats se encontraban imágenes prediseñadas), hasta modelos de dos o tres dimensiones de cuerpo entero y con movimiento. La complejidad para la construcción del avatar depende del tipo de plataforma y de los recursos a los que el usuario tenga acceso. Sin embargo, el uso de esta expresión ha superado la sola representación visual del individuo en los escenarios virtuales, y se ha utilizado también en relación con la identidad digital. Giones Valls (2010) indica que: “estar en el ciberespacio significa tener una representación de uno mismo, una identidad digital que se va construyendo a partir de la propia actividad en Internet y de la actividad de los demás” (2010, p. 3). Hoy la construcción de una identidad digital desde los recursos de Internet es un proceso que vincula imágenes, videos, textos y demás productos en la web. Uno de los escenarios en donde esta situación se hace más evidente es en las redes sociales, las cuales construyen una primera 266

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aproximación a dicha identidad a partir del perfil de usuario que cada sujeto construye al acceder a estas redes, y que necesariamente es una condición sine qua non para poder participar. En relación con la visibilidad que se da en estos escenarios, podemos retomar acá los planteamientos de Goffman (1981), quien indica que los individuos se presentan ante los demás buscando trasmitir cierta imagen que proyectan por los diversos medios. Esta proyección de la identidad buscará ser contrastada con la información que se tiene del individuo por los otros apelando a los productos (imágenes, videos, textos, referencias a lugares y escenarios, etc.) que hacen parte de dicha proyección. Siguiendo con la reflexión planteada por Gionnes Valls (2010), es importante señalar que toda actividad realizada por un individuo en Internet constituye su visibilidad. Esta puede ser autoconstruida, cuando se realiza en forma consciente la configuración de un perfil y se vincula a productos, videos, páginas y demás productos con la intencionalidad de “mostrarse” de determinada forma. Pero también es posible constatar que la construcción de dicha identidad no solo es producción propia del autor, sino que también puede manifestarse a partir de las referencias, comentarios y observaciones de terceros, utilizando una metáfora offline: “dime qué dicen de ti y te diré quién eres”. Cuando hablamos de Habitar entornos digitales, plataformas y redes sociales virtuales, es necesario superar concepciones atadas al arraigo, el sentido de pertenencia, el apego, que tradicionalmente han estado asociadas a la noción del habitar, así como a la habitabilidad, desde un acto de apropiación o de ser-enel-mundo, como lo planteara Heidegger. Para él, “yo soy, quiere decir habito” y “ser hombre significa ser habitante” (En: Yory, 2007, p. 57). Es importante acá retomar la lectura que Carlos Mario Yory (2007) hace de este filósofo en relación con el concepto de habitar como algo propio de los seres humanos: El ser del hombre como ser-ahí, es decir, como un ser que define su estancia en el mundo bajo la forma de la habitación, es distinta de la forma de estar de los entes que no tienen su misma forma de ser y que llamaremos: ocupación. De este modo, el habitar se presenta como la condición más propia y exclusiva del ser humano, en la medida en que ésta lo determina y hace tal (Yory, 2007, p.29).

Este planteamiento delimita entonces el concepto de habitar en tanto “exclusivo del hombre, dado el horizonte de sentido sobre el cual se proyecta la dimensión significacional que, de suyo, le es propia (Íbid). El habitar se origina también en una construcción social, que recoge el sentir colectivo en torno a las maneras como se asumen las relaciones, los usos y las apropiaciones frente a lugares y espacios. Es la relación particular y creativa del individuo con su entorno (Hernández, 2003). En el terreno de las redes sociales virtuales y las plataformas digitales, caracterizadas por ser entornos inmateriales, deslocalizados, por fuera de las coordenadas

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de tiempo y espacio comúnmente conocidas y practicadas, “las relaciones tiempo-velocidad, multiplicidad-fragmento y las demás que habrán de surgir serán a la vez reconstrucciones potenciales, virtuales de lo que hasta ahora nos habíamos conformado con denominar espacio, sujeto, tiempo” (González en Hernández, 2003, p. 147); en donde la lectura ya no es en clave de identidad, arraigo o apropiación, sino, más bien, en términos de una producción de sentido que surge en torno al habitar a partir de la interacción con el contexto cultural y de conocimiento (Hernández, 2003) que estas mismas generan. Las transformaciones en las dimensiones del tiempo y el espacio, que emergen en los entornos y las plataformas digitales, van a estar marcadas por: la desterritorialización, el desanclaje del sujeto a un lugar determinado físicamente; la pérdida de significado cultural e histórico de muchos referentes localizados; las experiencias de corta duración, en un tiempo atemporal donde pasado, presente y futuro pueden reagruparse para aparecer simultáneamente en un producto o mensaje. Prima la flexibilidad, las interconexiones, los espacios de flujos continuos y de redes que sustituyen a los lugares geográficos. Mundos y relaciones sin centro, múltiples nodos de sentido con ciudadanos conectados, en donde los mensajes se tornan globales –universales–, sin desconocer lo local que se proyecta y trasciende más allá de sus fronteras. De ahí que se hable de una cultura planetaria, en donde conviven lo colectivo-interconectado-global, con lo individual-local-fragmentado (García, 2005). Tienen lugar también diferentes apropiaciones mediatizadas del tiempo, el espacio y la historia, en nuevas redes de sentido basadas en la fragmentación, la no linealidad, la ubicuidad de los discursos y la constante movilidad de los sujetos y los mensajes, que cambia la noción tradicional de diálogo, ahora marcado por la evasión, el fluir constante, la aceleración en el ritmo de las acciones, los sentimientos y los intercambios. Las redes como espacio social propician nuevas formas de estar juntos, más allá de tele- conectarnos, son espacios para tele-encontrarnos en mundos redes (Piscitelli, 2002)3. Se dan nuevas formas de comunicación, universales y en vivo. Los mensajes se separan de su contexto de producción, hay mayor participación incluso en tiempo real, dando paso a la instantaneidad y a la ruptura de las rutinas tradicionales impuestas por la lógica del reloj. Hoy la aceleración y la velocidad se entienden como valor. De acuerdo con Castells (1997), el espacio organiza el tiempo en la sociedad red bajo una nueva lógica que él denomina el espacio de los flujos, interconectado y ahistórico, que se opone al espacio de los lugares como lógica de organización del espacio arraigada en la historia de la experiencia común, para dar paso a lugares dispersos y segmentados.

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Piscitelli plantea la agrupación de los mundos redes en tres categorías: sociales, laborales y educacionales.

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El espacio de los flujos, que plantea Castells (1997), es la organización material de las prácticas sociales en tiempo compartido que funcionan a través de los flujos. Toda sociedad está en contacto permanente con flujos de capital, flujos de información, flujos de tecnología, flujos de interacción, de imágenes, sonidos, símbolos, etc. Los flujos se entienden acá como las secuencias de intercambios e interacciones determinadas, repetitivas y programables, entre las estructuras de la sociedad. Debido a las tecnologías de la información y la comunicación, a las plataformas digitales y los dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada, el mundo y su forma de habitarlo han cambiado. La construcción del espacio-tiempo se da ahora bajo condiciones de interactividad, en donde la recepción no es más un término cerrado o estático, por el contrario, implica la obligatoriedad de una movilidad de todos los sentidos hacia la construcción de la novedad-otredad de lo sensible, en donde se remplaza la presencia física por la participación en una red de comunicación electrónica (González en Hernández, 2003). Bajo las lógicas contemporáneas, el computador pasa de ser un objeto a ser un espacio, que se rige por coordenadas espacio-temporales para la comunicación, el encuentro, el intercambio, la interacción. “La máquina ha dejado de ser una simple herramienta para asumir un rol interactivo de producción-creación de espacio-tiempo, en múltiples direcciones” (Op. cit., p. 146). Asimismo, podríamos, como lo ha advertido Virilio, encontrarnos frente a un nuevo nomadismo. Interactuamos, navegamos sin detenernos, sin que se nos quite tiempo, en cualquier parte del planeta en que nos encontremos seremos referenciados. Dialécticamente podríamos catalogarlo como un nuevo acto de concertación y de convivencia o como detonante de la más profunda y total desintegración de la vida cotidiana (Íbid).

De tal forma que “las relaciones tiempo-velocidad, multiplicidad-fragmento y las demás que habrán de surgir serán a la vez reconstrucciones potenciales, virtuales de lo que hasta ahora nos habíamos conformado con denominar espacio, sujeto, tiempo” (Op. cit., p. 147). En la misma línea de las transformaciones expuestas previamente, al preguntarnos por las nociones del navegar y el actuar, seguimos a Pisani y Piotet (2009) quienes reconocen el salto que se ha dado entre los jóvenes usuarios de Internet (y sus aplicativos), quienes han pasado de ser internautas, navegadores, visitantes de páginas y sitios web, consumidores de información; a ser usuarios con un papel más protagónico, a quienes estos autores definen como “webactores”: Estos actores de la web moldean los sitios existentes en la web a su gusto, no se conforman con ser navegantes o usuarios, proponen servicios y contenidos propios, comentan y discuten informaciones

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disponibles, se implican en los sitios web que visitan, cuando no los crean ellos mismos (2009, p. 15).

A diferencia de la web 1.0 que se limitaba a la navegación, al recorrido, al compartir documentos o información, con iniciales posibilidades para la bidireccionalidad, la web 2.0 permite modificaciones en la web, por ejemplo cuando se envían mensajes, se escribe un comentario en un blog o en un muro de Facebook, cuando hay conversaciones por mensajería instantánea, cuando se hacen aportes a una wiki, entre otros. En el contexto de la web 2.0 los “webactores” se definen por su capacidad de producir, actuar, modificar y dar forma a la web de hoy (Ibid, 109). Así las cosas, y continuando con los autores citados, “los internautas utilizaban Internet; los “webactores” le dan forma con el contenido que generan y su capacidad para organizarlo” (2009, p. 110). Estudiar, analizar e identificar las formas en que los jóvenes actúan y se desenvuelven en entornos virtuales, supone tener en cuenta, fundamentalmente, el modo en que tienen lugar los procesos de socialización, la creación de vínculos, las acciones colectivas, la motivación para abordar asuntos públicos, la capacidad de convocatoria y de interpelar a diferentes sectores de la sociedad, así como la incidencia de estas actuaciones en espacios tanto reales como virtuales. Esta afirmación se explicita en la siguiente figura que permite dar cuenta de las formas como los jóvenes (sujetos del estudio ya mencionado) llevan a cabo un actuar político en las redes sociales virtuales, a partir de propuestas colectivas e individuales, bajo las posibilidades y particulares que impone la mediación de las plataformas digitales. Figura 1. Elaboración propia. • Colectivo • Marco Temporo-Espacial • Acciones de apoyo-crítica (confrontación) • Características de las acciones off line/on line/ resisitencia/confrontación información/sensibilización

• Tipo de vínculos • Tipo de lenguajes • Identificación de pares-contrariospúblico objeto de la acción

Interacción

Motivación • Emociones • Tipo de lenguajes (visual, audiovisual, multimedial). • Nivel de compromiso

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Acción(es) políticas

Incidencia

• Colectivo-individuo • En el interior de las propias RSV • Relación con otros escenarios mediáticos: Medio de comunicación Tradicional (radio, televisión, prensa) • Impacto en escenarios de política “tradicional”


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Los componentes de este diagrama tienen directa relación con la categoría mediación, presentada en líneas anteriores, que resulta fundamental para entender cómo se pueden establecer relaciones entre dos cosas o dos seres (Quéau, 1995), para este caso entre jóvenes y las redes sociales virtuales, así como entre jóvenes y un actuar político mediado por redes sociales virtuales, relación que puede ser real o simbólica (Íbid). Para el primer caso basta con indagar y reconocer los dispositivos, herramientas y recursos materiales que hacen posible la mediación; para el segundo asumimos acá el papel fundamental que cumplen la comunicación, el lenguaje y las imágenes para mover y conmover. Las posibilidades de las redes sociales como Facebook, y de repositorios de imágenes y videos como Flickr y Vimeo, varían según el perfil y las intenciones de los usuarios que hacen de ellos un escenario significativo para formas de actuar con carácter político. Acá la noción de habitar se asocia también a la de un estado nómada, de movilidad, fluctuación y constante cambio, en donde prima lo inmaterial, la deslocalización y la velocidad, que da pie a la creación de formas de compartir e interactuar, más en el orden de lo simbólico y lo sensible, con predominio de expresiones estéticas y afectivas (simpatía, amistad, colegaje, empatía); así como formas diversas de relacionarse y construir entramados de relaciones basados en la ubicuidad, la instantaneidad y la inmediatez, más que en la forma o el tipo del espacio que se habita (Hernández, 2003). Lo anterior significa rupturas con las formas tradicionales como se han asumido el territorio, los lugares y las fronteras. Ya no se crea el espacio cuando se habita, como dijera Heidegger; tampoco estar presente es estar cerca, físicamente; ya no se formula el espacio como algo a priori (Aguilera, 2003). Las coordenadas se transforman, los espacios y lugares se diluyen, para dar paso a creaciones virtuales en donde todo es posible o está en potencia de llegar a ser. Para el caso del análisis que propone este escrito, se presentan a continuación apartes del seguimiento a varios grupos de jóvenes que utilizan Facebook y otras redes virtuales, así como páginas y sitios web especializados, a la luz de las categorías presentadas en la figura 1 (interacción, motivación, acciones políticas e incidencia etc.). El énfasis mayor se hará acá en las formas de actuación, teniendo en cuenta que es la relación con el ciberespacio que más genera evidencias acordes con el estudio realizado, no tanto así el concepto de habitar, que todavía resulta ser un tema por desarrollar, dadas las transformaciones ya mencionadas. Grupos y organizaciones de jóvenes como la MANE, (http://manecolombia. blogspot.com/); (https://es-es.facebook.com/pages/Mesa-Amplia-NacionalEstudiantil-MANE Colombia/243604319024561); Ruta pacífica de Mujeres (www.facebook.com/rutapacifica.delasmujeres) y Colombia Diversa (www.facebook. com/pagecolombiadiversa?fref=ts) presentan un alto flujo de movimiento y al momento de revisar su trazabilidad en el tiempo se identifican usuarios que participan y las siguen.

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También se identificaron otros grupos como la Federación de Estudiantes Universitarios (https://www.facebook.com/federacionde.estudiantesuniversit arios?fref=ts) y Anonymous Colombia (www.facebook.com/AnonsColombia. com) que no presentaron mayor nivel de movilización e interacción con el grueso de usuarios4. Frente a la interacción se pudo observar, de acuerdo también con Arda (2011), la existencia de tres tipologías frente a los procesos de interacción mediados por escenarios digitales: un primer grupo de individuos a los que no les importa la visibilización en las redes sociales virtuales ni en otros escenarios digitales, y es por esto que no tienen cuentas en Facebook, Twitter o LinkedIn, o si son usuarios, el nivel de uso e interacción es ocasional y por lo tanto muchas veces son declarados como “inactivos” por los sistemas de administración de estas redes. Con respecto a este tipo de usuarios, tanto su navegar como su actuar son mínimos, casi excepcionales y es por esto que no se presenta mayor información al respecto en este escrito. Un segundo grupo de usuarios utiliza este tipo de herramientas como instrumentos para comunicarse y ser visibles en la red, es decir, su navegar y su actuar en la red es motivado fundamentalmente por los procesos de identificación y adscripción identitaria a grupos sociales: familia, trabajo, estudio, intereses políticos etc. Por lo tanto, el navegar se da a partir del conocimiento básico que tienen de los dispositivos a su alcance siguiendo la misma lógica offline, es decir: dentro de su círculo de amigos y conocidos, y escenarios laborales más cercanos. En este contexto, para ellos la web 2.0 es básicamente una plataforma de aplicaciones, y en este sentido su actuar se encuentra mediado por lo virtual en la medida que es “útil” a sus intereses, entiéndanse estos a nivel individual como colectivo (en el caso de grupos con una clara acción política). Existe un tercer grupo de usuarios que tienen cuentas en todos los tipos de redes sociales conocidas y las utilizan en forma amplia y activa, ya sea por razones laborales o sociales. Se encuentran activos permanentemente y asumen que su construcción virtual es tan valiosa como su presencia física offline. Este tipo de usuario construye una identidad digital altamente influenciada por los contenidos propios de las redes, buscan ser reconocidos y en muchos casos fundamentan su identidad en la red bajo la forma del avatar, es decir: entidades que tienen una existencia tanto real como virtual. La revisión de las páginas de los distintos grupos de jóvenes permitió identificar usuarios que demostraban su apoyo a las apuestas políticas de estos grupos. No solo compartían la información, sino que hacían aportes a la discusión de las temáticas, establecían relaciones con otros usuarios y recomendaban la participación en acciones on y offline.

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Hasta la fecha de cierre de la investigación se enviaron invitaciones para seguir la página y no se recibió respuesta.

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Recuperando el concepto de identidad digital, y a la luz de los resultados de la investigación realizada, no es posible establecer una clara diferenciación entre las manifestaciones individuales o colectivas revisadas. La revisión indica que, en coherencia con lo planteado por Canevacci (2004), ya no es posible hablar del individuo tradicional, en donde el énfasis está en la singularidad, sino de uno multi-vidual, es decir, un sujeto que se despliega mediante diversas construcciones identitarias y sus representaciones. Aunque Canevacci se adelanta al indicar que “el avatar es la interfaz que en el futuro permitirá que las personas experimenten en ambientes virtuales con nuevos sentidos y extendiendo las formas de comunicación”, es claro que desde la perspectiva de este trabajo la referencia al avatar se orienta hacia la “experiencia de una subjetividad muti-vidual y al mismo tiempo la producción de múltiples lenguajes” (2004, p. 149). Sin embargo, se hace necesario aclarar que, con respecto a esta situación fue posible identificar algunos avatar que se configuran en el interior de las redes y grupos con fines diferentes a los propiamente identitarios. En relación con los procesos de motivación, son fundamentales el lenguaje y los recursos empleados en las convocatorias, los cuales buscan motivar y vincular a los seguidores de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil –MANE–, por medio de estrategias basadas en lo emocional y en lo afectivo, con un marcado énfasis en los componentes visuales y audiovisuales. Mientras el blog de la MANE se concentra en la presentación de comunicados e información visual sobre movilizaciones y campañas; la página en Facebook aprovecha en forma amplia el componente visual y audiovisual de la plataforma. Es constante la presencia de fotografías y caricaturas, algunas propias, otras recuperadas de medios de comunicación. En cuanto a las acciones políticas, se identificó que la MANE las fomenta y difunde por medio de Facebook, y obedecen especialmente a dos tipos de lógicas: de una parte, la página es utilizada para difundir elementos del contenido programático de la Mesa como sus encuentros, los resultados de las diferentes reuniones (por medio de comunicados), y las acciones y procesos que se dan en las universidades pertenecientes a la MANE. Por otra parte, la página se convierte en un escenario para convocar e invitar a los diferentes estamentos estudiantiles a participar de iniciativas como marchas, reuniones, encuentros, actos artísticos, etc. En el caso de colectivos que por medio del arte buscan reivindicar la memoria y los derechos humanos en un país con diversas formas de conflicto como Colombia, el acercamiento a la web genera nuevas posibilidades para expandirse, más allá de los límites geográficos, de las dimensiones espacio temporales que los hacen vulnerables en la calle, para así trascender en el entorno digital y lograr perdurabilidad. En particular el colectivo Dexpierte, conformado por jóvenes universitarios, y cuyo origen se ubica en la ciudad de Bogotá; quienes se definen como una

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“iniciativa juvenil artística de resistencia frente al olvido y a las “amnesias” marcadas por la mentira, el silencio y el dominio como parte estructural de un sistema político y económico genocida con su propio pueblo” (Dexpierte, 2013a). Utiliza la pintura mural, el grafiti y el esténcil como formas de oposición a las desigualdades que vive el país, a la desviación de información, a la falta de garantías frente a los Derechos Humanos, a las políticas económicas y sociales de los gobiernos, entre otros. Para este colectivo la red es: Un escenario de subversión en el que puedes conservar de alguna manera tu anonimato, difundir acciones directas de manera rápida e incluso enterarte de otras movidas en las que anda el mundo actualmente y con el cual puedes generar contacto y posibles colaboraciones e intercambio de experiencias (Dexpierte, 2013b).

Para sus formas de interacción, Dexpierte ha creado un blog, un perfil en la red de Flickr y otro en Vimeo para dar a conocer sus campañas, sus trabajos artísticos y sus propuestas de “investigación y experimentación” (Dexpierte, 2013a). En el blog se condensan las acciones en general que hemos realizado, es una buena plataforma de presentación, allí se archivan las fotografías, textos, reflexiones, videos, cartografías, links de otros compañeros con los que hemos trabajado, etc. Flickr y Vimeo son plataformas externas que ayudan a la difusión de nuestro trabajo, pero las hemos utilizado primordialmente por la capacidad que nos brindan al subir fotos y videos con muy buena calidad. Además estas redes reúnen productos gráficos, de fotografía y audiovisuales a nivel mundial, lo que nos permite generar una retroalimentación permanente, crear redes y conocer otro tipo de técnicas y trabajos (Dexpierte, 2013b).

En el blog aparecen varios enlaces que permiten la interacción con sus seguidores, entre los que se destacan la cartografía; capturas; acciones y recorridos de memoria. Este último se despliega en murales, acciones colectivas y cartelismo, en donde se presentan las actividades en torno a estos ejes, y las experiencias realizadas en municipios y ciudades de Colombia tanto por Dexpierte como por otros colectivos artísticos que se unen a las campañas o lideran otras bajo la misma motivación que dio origen a Dexpierte (DXPT). La imagen del blog se basa en ilustraciones, gráficos y fotografías, con insertos de videos. Allí aparecen los murales que realizan y las actividades que giran en torno a ellas con diversas poblaciones. Sus “aliados digitales”5 se denominan en el mismo blog “conspiradores”, allí aparecen los enlaces de otros grupos y colectivos con propuestas, intereses y preocupaciones similares6.

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Estos contribuyen a la interacción del grupo virtual con otras instancias digitales de donde se nutre para obtener y compartir contenidos.

6

Ver: http://dexpierte.blogspot.com/

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Los integrantes de este colectivo expresan abiertamente su desinterés por una de las redes sociales más concurridas en la actualidad, en tanto no refleja el propósito de sus acciones: A pesar de que los integrantes del colectivo tienen un perfil personal en Facebook, el colectivo como tal, no tiene su perfil o su fan page en esta red social, ya que consideramos suficiente con las plataformas que utilizamos. Aunque reconocemos que Facebook es en la actualidad un espacio virtual que ha incidido en el activismo y en el cyberactivismo; creemos que es un lugar saturado de información basada en superficialidades como el número de likes que socialmente indican una cierta aprobación o desaprobación de acciones a las que el colectivo no le interesa ser sometido (Dexpierte, 2013b).

Como acciones políticas el colectivo reconoce las posibilidades de dotar de sentido y de intencionalidad política a las redes sociales y a los espacios virtuales, asimismo sus limitaciones para lograr transformaciones reales. Para sus integrantes: El uso político que se les da a las redes sociales, contiene la posición política de las personas que las utilizan. La intención con que usan las redes viene siendo el desarrollo de estos ideales. Consideramos que el papel de estas redes y precisamente bajo esta intención política independientemente de la que sea, es difundir el pensamiento, las posiciones, algunas veces con una construcción personal o colectiva clara y justificada; otras veces no. Esto puede observarse en que en el mundo virtual existe de manera masiva un activismo hacia causas comunes que no necesariamente logran ser expuestas o desarrolladas en un espacio público real de manifestación, reclamo o acción colectiva. Muchas de ellas quedan en el espacio cibernético e imaginario y sin un contenido real de transformación. El papel de las redes sociales virtuales para la política, es un gran receptáculo y plataforma de información que no necesariamente repercute al plano real de confrontación o cuestionamiento del orden político (Dexpierte, 2013b).

Una de las formas de evidenciar la apropiación y la acción política es el segmento del blog dedicado a las Acciones y recorridos de memoria, donde aparece una “cartografía de Investigación y Experimentación artística frente al olvido y a los diferentes recorridos de desmemorialización y memoria. Recorridos y acciones que rodean una memoria viva alrededor de los Crímenes de Estado en Colombia”, con el mapa que ubica los diferentes recorridos, acciones colectivas, murales y cartelismos desarrollados en el país desde enero de 2011 a la actualidad (Dexpierte, 2013). Al revisar las plataformas digitales en donde este colectivo tiene presencia (Blogspot, Flickr, Vimeo, YouTube), es posible evidenciar cómo estos se constituyen en escenarios de lucha por el sentido y la significación, en el orden de lo simbólico; repositorios de la memoria; arenas de resistencia desde lenguajes

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y discursos que van en contra del pensamiento hegemónico y el orden social establecido. Estas formas de resistencia, asociadas al arte y a la estética, como formas de activismo político, apelan a lo sensible, a la emoción y a los afectos, compartiendo visiones de mundo, en respuesta a parámetros institucionalizados para leer “la realidad”. Lo anterior está en concordancia con la forma como este colectivo asume el actuar político, dentro y fuera de los escenarios digitales: Actuar políticamente podríamos entenderlo como la capacidad de proceder de manera individual o colectiva a través de la acción crítica, reflexiva y cuestionable como un escenario en el que se propicie el diálogo, el conflicto y los acuerdos. Es abrir un espacio en donde las ideas sean construidas colectivamente y surjan de ella acciones que subviertan el orden pero que sean objetivadas y argumentadas (Dexpierte, 2013b).

Del trabajo realizado por Dexpierte bien se puede inferir que la incidencia se asocia a: La intervención como acción política contenida de fracturas y quiebres de la cotidianidad frente a lo normal, lo legal, lo legítimo, lo recordable y lo aceptable, permite plantear en lo que se denomina Arte-memoria el foco de transform-acción […]. Bajo esta lógica, el acto de documentar y generar evidencia sobre el trabajo que se realiza, el Arte-memoria se apoya en ayudas visuales haciendo uso del video o la fotografía; archivando o exhibiendo en galerías virtuales o físicas esa memoria que se ha colectivizado, ese espacio que se ha ocupado, generando alguna incidencia o fuga en los circuitos comunicativos a través de redes sociales, revistas y artefactos televisivos que finalmente terminan siendo espacios privados pero perceptibles o sensibles a la intervención desde lo que se ha hecho público (Dexpierte, 2013a).

Conclusiones Al indagar por las posibilidades que ofrecen las Tecnologías de la Información y Comunicación –TIC–, y las plataformas digitales para el habitar, navegar y actuar de jóvenes, principalmente aquellos que pertenecen a grupos con carácter político que tienen presencia en Facebook, podemos establecer que, en gran medida, las redes sociales virtuales, se convierten en escenarios, territorios del navegar y el actuar para los jóvenes nómadas, para quienes no estar conectados es equivalente en el mundo actual a no tener un lugar, un territorio, a no existir (González en Hernández, 2003). 276

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Frente a la emergencia de otras subjetividades (para este caso, las de los jóvenes que hacen uso de la web) compartimos la afirmación de Rocío Rueda en cuanto a que “las nuevas formas de comunicación del ciberespacio están propiciando la construcción de nuevas identidades ciudadanas que nunca más serán entendidas como algo fijo, sino en su carácter móvil y nómada (2009, p. 126). Si proponemos que el habitar se asocia a una construcción de sentido, individual o colectivo, a unos procesos de apropiación y arraigo, a maneras particulares de relación entre sujetos con su entorno, en el tipo de investigación realizada, centrada en Facebook, son más evidentes las formas del navegar y el actuar; asociadas también a la emergencia de subjetividades que encuentran en el ciberespacio posibilidades para la visibilidad y la audibilidad, que les fuera negada o censurada en espacios reales (como es el caso de las minorías, las poblaciones en condición de vulnerabilidad, movimientos sociales y ciudadanos, los grupos de mujeres, los jóvenes). Son estas plataformas también escenarios para desplegar la dimensión simbólica de la comunicación y la estética, en donde se apela principalmente a lo sensible, lo emocional y lo que impacta los sentidos (desde audios, videos, audiovisuales), dando paso a formas de interacción, interrelación e intercomunicación que no se basan en la racionalidad tradicional, ni en discursos en donde prima la oralidad. Por lo tanto, siguiendo a Rocío Rueda (2009), quien afirma que: Las TIC posibilitan el surgimiento de escenarios de socialización desterritorializada (y reterritorializada), que se insertan en una matriz cultural de intercambio simbólico altamente mediatizado por tecnologías, que activan un nuevo sujeto heterogéneo y complejamente conexo a un entorno múltiple: virtual y actual, selectivo y masivo, local y global, posicional y nómada al mismo tiempo (Rueda, 2009, p. 119).

Las acciones colectivas de carácter político, las movilizaciones sociales, los debates, y todas las demás expresiones del actuar político, están, particularmente en la red, moldeadas por varios factores estructurantes del medio mismo que las posibilita. Asimismo, la mediación tecnológica le abre paso a otras formas de lo sensible producto de la experimentación sensorial y estética, un nuevo sentido del goce y nuevas formas de placer a partir de experiencias como la actuación (el usuario asume el lugar de los personajes de la historia, toma decisiones, marca los recorridos), la inmersión (como la posibilidad de sumergirse en un lugar ficticio) y la transformación (el usuario puede cambiar su apariencia) (Murray, 1999). Esto sumado a la descentralización, la diversificación y la personalización; los cambios en las nociones del tiempo y el espacio; la flexibilidad y los flujos. Tienen lugar también diferentes apropiaciones mediatizadas del tiempo, el espacio y la historia, en nuevas redes de sentido basadas en la fragmentación,

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la no linealidad, la ubicuidad de los discursos y la constante movilidad de los sujetos y los mensajes, que cambia la noción tradicional de diálogo, ahora marcado por la evasión, el fluir constante, la aceleración en el ritmo de las acciones, los sentimientos y los intercambios. En este mismo sentido, las TIC hacen de “lo real” operaciones matemáticas, que dan paso a imágenes inmateriales, autorreferenciales, abstractas sin objeto que las preceda, en donde se desconoce la procedencia del original, y prevalecen flujos de interacción descorporeizada, como parte de un fenómeno cultural que tiene como rasgo más general la desvinculación con el cuerpo, en donde los sujetos pueden reinventarse una y otra vez a su gusto. Es posible, entonces, cambiar de género, definir unas características particulares físicas e intelectuales, adoptar diferentes personalidades y asumir distintos papeles a la vez. De esta forma, se abren diversas posibilidades para la construcción de identidades y nuevas concepciones del yo, en sistemas descentralizados y múltiples en donde es posible crear muchos yo que se mezclan entre el espacio real y el creado por el computador. De esta forma, “nuevas imágenes de multiplicidad, heterogeneidad, flexibilidad y fragmentación dominan el pensamiento actual sobre la identidad humana” (Turkle, 1997, p. 226). La investigación permite identificar que la existencia de variadas formas de conectividad y de representación de los sujetos en Internet lleva a los individuos a un estado de “hiperconectividad” que está generando situaciones de vértigo frente a una multiplicidad ilimitada de expresiones identitarias (Gergen, 2006). Esto deriva en que los individuos se presenten y representen con diversas orientaciones, no solo en atención a sus necesidades identitarias y de reconocimiento propio (mismidad), sino en clara referencia a los diferentes escenarios de “visibilización” en Internet: escenarios sociales, académicos, políticos, laborales, etc. Estas presentaciones y representaciones (que recogeremos bajo el concepto de avatar) tienen diversas intencionalidades, lo que les otorga un carácter estratégico. En este sentido, exigen a los sujetos que su presentación en los escenarios virtuales sea coherente con el perfil que se hace visible. Así un usuario de redes sociales que se considere crítico al Estado, deberá compartir –con cierta regularidad– información, imágenes y demás contenidos que sean coherentes con dicho perfil, para que así se logre “validar” la existencia real de dicho usuario. La investigación muestra que pocos perfiles presentan una coherencia clara entre ciertos aspectos identitarios y sus manifestaciones. También se observan perfiles “demasiado coherentes”, lo que nos permite pensar en la construcción de avatar, que no tiene una referencia en seres “reales” o con una existencia real offline. Sin embargo, esto es algo que requiere mayor tiempo de seguimiento e interacción para llegar a ser concluyente. En relación con los jóvenes, su actuación y su participación política, se identificaron demandas, inquietudes, necesidades y motivaciones de los jóvenes que encuentran en la web y en las redes sociales la posibilidad de ser movilizadas y concretadas. Allí la participación política de los jóvenes puede estar encaminada 278

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a promover desde la discusión (por medio de los chat, los blogs, los foros) hasta la acción concreta que trasciende el ciberespacio y se materializa en marchas, protestas, movilizaciones, peticiones al gobierno y a instancias estatales, entre otros. En cuanto a la metodología de la investigación, en tanto se reconoce al ciberespacio como un lugar en el que se actúa (Hine, 2044, p. 33), es posible desarrollar estudios acerca de lo que allí se hace, por qué se hace y en qué términos, por medio de interacciones de distinta naturaleza, como por ejemplo: intercambio de correos electrónicos con los participantes, entrevistas electrónicas por videoconferencia y planteamiento de preguntas a grupos amplios (Hine, 2004, pp. 33-34) o a individuos. Lo anterior se puede complementar con análisis de los contenidos de las páginas y de las discusiones, así como con las muestras cruzadas entre grupos de noticias. Finalmente, quienes desarrollamos esta investigación, creemos que este tipo de estudios debe generar un cambio de paradigma en la lectura que se hace en diversos escenarios académicos, frente a la construcción de las subjetividades individuales y colectivas en Internet y sus implicaciones, entre ellas: la ampliación, a un número cada vez mayor de usuarios en estos nuevos entornos que se presenta con el nombre real y no con seudónimos; la capacidad de vincular, cada vez en mayor cantidad, información referente a lo vivido en el mundo offline, que termina teniendo representación y “realidad” en el mundo online; los procesos de reconocimiento y construcción de la identidad a partir de lo que los otros dicen y piensan sobre los diferentes sujetos individuales en los escenarios virtuales (alteridad), promueve un principio de autenticidad mediado por el escenario virtual. Pero también dicho principio de autenticidad, debe leerse a partir de nuevas herramientas que permiten ocultar y re-crear esos yo (es) que se muestran a los otros, y en este sentido es necesario estudiar con detenimiento este tipo de fenómenos.

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Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE: http://manecolombia.blogspot.com/; https://es-es.facebook.com/pages/Mesa-Amplia-Nacional-EstudiantilMANE Colombia/243604319024561 Ruta Pacífica de Mujeres: www.facebook.com/rutapacifica.delasmujeres Colombia Diversa: www.facebook.com/pagecolombiadiversa?fref=ts

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 285-301.

Club Penguin de Disney: los nuevos modos de 1 construcción social de la infancia* 2

Sergio Alvarado Vivas**

Recibido: 29 de abril de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen Producto de cierta ambigüedad histórica respecto del lugar de los niños en la sociedad, en el siglo XX se edificó una noción de infancia asociada a la promoción de espacios seguros para su desarrollo personal, social y educativo. En ese contexto, surge el emporio mediático Disney, el cual apunta en el nuevo milenio a nuevos horizontes: las MMO (Massively Multiplayer Online) para niños. Prueba de ello ha sido la adquisición, por parte de dicha compañía, del Club Penguin, una plataforma que posee más de 12 millones de usuarios registrados. En el presente trabajo, se analiza la construcción de realidad que hacen los niños en Club Penguin, así como sus formas de interactuar y comunicarse en un mundo virtual mediado por el consumo, el control y múltiples concepciones de territorio. De igual forma, el estudio aborda cómo los padres de familia entienden el ciberespacio y por qué Disney se configura como un sinónimo de confianza o de protección para sus hijos. El análisis del Club Penguin se hace desde una postura crítica, con el objetivo de evidenciar el grado de penetración del discurso Disney en edades tempranas, el cual se enmascara en una MMO que pese a ofrecer altos grados de seguridad ante peligros como el ciberacoso, también transmite componentes ideológicos que pueden llegar a ser nocivos. Palabras clave: infancia, Disney, MMO, Club Penguin, construcción de realidad. *

Artículo que presenta resultados parciales de una investigación. El presente escrito se adscribe al proyecto de tesis doctoral que actualmente desarrollo y se denomina “Club Penguin de Disney: Los nuevos modos de construcción social de la infancia a través de plataformas masivas multijugador en línea”, inscrito en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de España.

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Docente en la Corporación Universitaria Minuto de Dios y de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Universidad Santo Tomás. Orienta las cátedras de Investigación en Comunicación, Lenguajes Globales y Comunicación en Medios Digitales. Doctor en Comunicación y Ciencias Sociales, por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España. Máster en Comunicación y problemas socioculturales de la misma Universidad. Comunicador Social egresado de la Universidad Santo Tomás (Bogotá). Dirección postal: Cra. 74 # 81 C-05, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: sergioalvarado@usantotomas.edu.co

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Disney Club Penguin: new modes of social 3 construction of childhood* Sergio Alvarado Vivas**

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Abstract Product of certain historical ambiguity about the place of children in society, in the twentieth century a notion of childhood associated with promoting safe spaces for their personal, social and educational development was built. In this context. The media emporium Disney arises which aims in the new millennium to new horizons. The MMO (Massively Multiplayer Online) for children:. Proof of this was the acquisition by that company, of Club Penguin, a platform that has over 12 million registered users. In this paper, the construction of reality that children do in Club Penguin is analyzed, and their ways of interacting and communicating in a virtual world mediated by consumption, control and multiple conceptions of territory. Similarly, the study addresses how parents understand cyberspace and why Disney is configured as a synonym of trust or protection for their children. The Club Penguin analysis is done from a critical stance in order to demonstrate the degree of penetration of the Disney speech in an early age, which is masked in a MMO that despite offering a high degree of security against dangers such as cyberbullying, also broadcasts ideological components that can become harmful. Keywords: Children, Disney, MMO, Penguin Club, construction of reality.

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Article which submits partial results of a research project. This paper is part of a PhD thesis currenlty under development and called “Disney’s Penguin Club: New ways of social construction in childhood through MMOs” registered at the Faculty of Communication Sciences at Universidad Rey Juan Carlos de España.

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Professor at the University Corporation Minuto de Dios and the Master of Communication, Development and Social Change at the University Santo Tomas. Orienta Research Chairs in Communication, Global Languages ​​and Communication in Digital Media. PhD in Communication and Social Sciences, Rey Juan Carlos in Madrid, Spain University. Master in Communication and socio-cultural problems at the same university. Social Communicator graduated from the University of Santo Tomas (Bogotá). Address: Cra. 74, 81 C-05, Bogotá, Colombia. Email: sergioalvarado@usantotomas.edu.co.

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Club Penguin de Disney : les nouvelles manières de 5 construction sociale de l’enfance* 6

Sergio Alvarado Vivas**

Résumé Produit de certaine ambiguïté historique en relation au lieu des enfants dans la société, dans les XXe siècle s’est édifié une notion d’enfance associée à la promotion d’espaces sûrs pour son développement personnel, social et éducatif. Dans ce contexte, il surgit, le grand emporium médiatique Disney qui met en joue dans le nouveau millénaire à de nouveaux horizons : les MMO (Massively Multiplayer En ligne) pour des enfants. Une preuve de cela a été l’acquisition, de la part de la dite compagnie, de Club Penguin, une plate-forme qui possède plus de 12 millions d’utilisateurs inscrits. Dans ce travail, on analyse la construction de la réalité que les enfants font dans le Club Penguin, ainsi que ses formes d’interagir et de communiquer dans un monde virtuel à moitié plein, médié par la consommation, le contrôle et les multiples conceptions de territoire. De la même manière, l’étude aborde comment les parents de famille entendent le cyberespace et pour quoi Disney se configuré comme le synonyme de confiance ou de protection pour ses enfants. L’analyse de Club Penguin est faite à partir d’ une attitude critique avec l’objectif de mettre en évidence le degré de pénétration du discours Disney dans les âges précoces, lequel se masque dans une MMO qui malgré offrir de grands degrés de sécurité en face des dangers comme le cyberharcèlement, il transmet aussi les composants idéologiques qui peuvent arriver à être nocifs. Mots clés: L’enfance, Disney, MMO, Club Penguin, la construction de réalité. *

Article montrant les résultats partiels d’une recherche. Le texte est rattaché au projet de thèse de doctorat en cours, intitulée «Club Penguin de Disney: les nouveaux modes de construction sociale de l’enfance par le biais des platesformes massives multijoueur en ligne» inscrite dans la Faculté des Sciences de la Communication de l’Université Rey Juan Carlos (Fuenlabrada, Espagne).

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Enseignant dans la Corporation Universitaire Minute de Dios et de la Maîtrise dans la Communication, le développement et Cambio Social de l’Université Santo TomasTomas. Il oriente les cours de recherche à la Communication, les Langages Globaux et la Communication des médias digitaux.PhD dans la Communication et les Sciences Sociales, par l’Université Roi Juan Carlos de Madrid, Espagne. Master en Communication et les problèmes socioculturels de la même université.Communicateur Social diplômé de l’Université Santo Tomas de aquino (Bogotá). Adresse: Cra. 74 # 81 C-05, Bogotá, Colombia. Email: sergioalvarado@usantotomas.edu.co.

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Introducción Internet ha proporcionado nuevos modos de comunicarse, lo que ha propiciado el surgimiento de redes sociales de todo tipo, donde usuarios del mundo entero interactúan entre sí intercambiando información y estableciendo lazos de comunicación multimediales. Sin embargo, la exposición de datos e información a través de Internet supone un peligro latente para cualquier tipo de usuario. A consecuencia de ello, colectivos como el infantil pueden encontrarse amenazados por ciberacosos o suplantaciones de identidad con fines diversos, pero negativos en todos los casos. Por consiguiente, la preocupación generalizada en la sociedad por la vulnerabilidad de los niños, impulsó el surgimiento de aplicaciones dedicadas exclusivamente para ello, entre ellas nacieron plataformas masivas multijugador online (MMO) para niños, donde una de sus pioneras es Club Penguin, una plataforma desarrollada por informáticos canadienses, la cual sería comprada años más tarde por el emporio Disney, y que en la actualidad marca la pauta en el campo de las MMO infantiles como alternativas y espacios que ofrecen seguridad y modos de control por parte de los padres. Así pues, el presente artículo expone los resultados de una investigación encaminada a comprobar la hipótesis de que las plataformas MMO (Massively Multiplayer Online) dirigidas a niños, tales como Club Disney, propician nuevos modos de construcción social de la realidad, al trasladar a un territorio seguro del ciberespacio, diversas dinámicas y espacios del mundo real, tales como la adquisición de bienes y servicios, la interacción con otros sujetos con fines diversos, el desenvolvimiento en lugares privados y públicos. Sin embargo, esto supone la inducción al público infantil, a su vez, a dinámicas consumistas y materialistas desde edades tempranas, deformando en parte la idea inicial de territorio seguro y ausente de peligros.

La infancia a través de la historia Si nos remontamos a la antigüedad, podemos observar que en grandes imperios como el egipcio (2500 a. C.), los conocimientos sobre la infancia eran muy ignotos, por lo que se daban una serie de contradicciones. Por una parte los niños cumplían importantes papeles en ritos y actividades religiosas, pero a su vez, se daban situaciones contrarias donde las madres egipcias creían todo un honor el sacrificar a sus hijos a los cocodrilos del Nilo, ya que esto significaba tener contenta a esa deidad, caso que se solía replicar con otras de los innumerables dioses que por ese entonces tenían. En materia de literatura, las historias que se referían a niños tocaban temas como el abandono, aquellos relatos narraban las penurias y desventuras de chicos que abandonados en bosques o lugares alejados de sus hogares, se debían 288

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enfrentar a toda una serie de situaciones dramáticas y llenas de dificultades, aquellos infantes serían reseñados a lo largo de la historia como “expósitos” (Buenaventura, 1998). Esta constante relacionada al abandono en mitologías como la romana también estaban presentes; no hace falta irse muy lejos para poner en evidencia relatos como el de los niños gemelos Rómulo y Remo, los legendarios fundadores que sobrevivieron gracias a que fueron amamantados por una loba, pues fueron abandonados por su madre para evitar que su esposo, el rey Amulio, se enterase de su infidelidad. Por su parte, cosmogonías como la griega tocaban los temas de abandono de niños de forma recurrente, donde los errores y dejaciones de los humanos eran justificados por sus dioses, así que si sus grandes deidades devoraban niños (tal como lo hizo Neptuno con sus hijos, a excepción de Zeus) para conservar su trono, porque no ha de justificarse el abandonar en frondosos bosques a los niños que en algún momento dado podían representar una carga. Seguida al esplendor de la época romana llegaría la Edad Media, donde en general los intentos de representar la infancia eran muy escasos, no por dificultades o faltas de capacidad, sino por el simple hecho de que los niños no tenían un espacio claro en el arte ni en las diferentes formas de representación de aquella época. Phillippe Ariès (1962) da cuenta de ello, al poner como ejemplo pinturas donde los protagonistas son evidentemente los niños; escenas provenientes de los evangelios como la de Jesús pidiendo que los niños se acerquen a él, son representadas en aquellos años como hombres pequeños, de menor talla que Jesucristo pero sin ningún rasgo visible de niño. Luego de varios siglos, con la llegada del renacimiento (siglo XIV) se continuará con la evolución de las representaciones de los niños, Ariès (1962) destaca en especial la figura religiosa de la Virgen María y el niño Jesús, la cual comenzó a trascender como una escena real, propia de una situación cotidiana y que se replicaría en otras figuras religiosas tales como la infancia de Juan Evangelista, donde las nociones maternidad e infancia se harían más y más sólidas. No obstante, esta reiterada representación de impúberes estrechamente relacionados con lo divino y religioso empezaría a trascender en el terreno laico en los siglos XV y XVI (Ariès, 1962). Con la venida de la Ilustración o Siglo de las Luces (siglo XVIII) inicia lo que en palabras de Ariès (1962) sería el descubrimiento de la infancia. Por una parte, se empiezan a emplear sobrenombres y maneras diferentes para referirse a los niños, llámese chiquillo, nene o chaval (por poner ejemplos en nuestro idioma español), lo que en los ámbitos privados (familiares) comenzaron a ser muy usados, promovidos por las nodrizas quienes eran las que tenían bajo su cuidado la mayor parte del tiempo a los infantes. Sin embargo, sería hasta la edad contemporánea (siglo XIX) cuando la literatura caló en buena parte de los sectores de la sociedad, y aprovechándose de la invención de la imprenta varios siglos atrás, más exactamente en 1450, comenzaría un

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progresivo incremento en la difusión de escritos de toda clase. Dicha situación con el pasar de los siglos llevaría a despertar el interés por parte de diversos autores europeos por recolectar y consignar de manera escrita muchos de los relatos populares, que llevarían a la niñez a verse cada vez más participes de este tipo de historias. De esta manera se comienzan a mover unas fuertes corrientes por el territorio europeo, empeñadas en recuperar y preservar el “Folklore” (término acuñado por William John Thoms en 1846 que se refiere al saber popular) que comenzarían a dar sus frutos en el campo de la literatura para niños gracias al francés Perrault y a los hermanos Grimm, quienes serían los primeros en publicar libros de cuentos y relatos populares, que curiosamente pese a no ser en principio dirigidos a lectores infantiles, serían los que responderían de mejor manera a aquellas historias inmersas en fantasías y aventuras (Jiménez, García y Maroto, 1999). Asimismo, Buenaventura (1998) nos expone cómo este fenómeno se replica en diferentes latitudes; uno de los más referentes y conocidos por todos son las novelas de Charles Dickens, que arroja datos sobre la vida infantil por aquellos años, en medio de metáforas y relatos autobiográficos. Obras como “Oliver Twist” y “David Copperfield” tendrían una gran acogida en Inglaterra, a razón de ser las primeras novelas que ponían como protagonista a un niño en medio de las condiciones sociales más precarias que se podían encontrar por ese entonces en la isla británica. Ya en el siglo XX, a razón de los grandes acontecimientos bélicos de la primera mitad del siglo XX, el niño empezó a ser visto como una mano de obra barata y un nicho a explotar con fines particulares, donde a razón de las dos guerras mundiales la niñez fue un foco de explotación en diversas áreas, especialmente en los bandos soviéticos y alemanes como manera de suplir la ausencia de infantería suficiente para las confrontaciones territoriales. Sin embargo, con el fin de la guerra se comenzaría a dar cabida a la protección de la infancia con la declaración de los Derechos del Niño en 1959, donde en una carta magna se consignó una serie de lineamientos a cumplir en el mundo entero más allá de la raza, etnia, nacionalidad, religión o estatus económico. En aquella carta se destacaron derechos tales como el derecho a una nacionalidad, a un nombre, a seguridad social, a recibir afecto y amparo, a recibir educación, a no ser abandonados, entre otros. La posguerra a su vez dio pie a un fenómeno crucial, que quisiera destacar particularmente: el “baby boom”, suscitado particularmente en Estados Unidos e Inglaterra, quienes entre 1946 y 1960 mostraron una notable explosión de natalidad luego de la vuelta a la vida civil de muchos de los combatientes que estuvieron en la prolongada confrontación bélica. Esta situación sería aprovechada por un emporio muy conocido por todos: Disney.

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El discurso Disney Como es bien sabido, la industria creada por Walter Disney es sinónimo casi obligado de inocencia infantil, eso en cuanto al pensamiento popular claro está, donde la constante asociación con símbolos de seguridad y felicidad que resguardan a los niños con el pasar de los años se vuelven más fuertes y sólidos (Giroux, 2001). Así pues, resulta valioso recorrer algunos de los aspectos más sobresalientes que se refieren a Disney y su manera de insertarse en la cultura popular de la gente, para comprender su amalgama inevitable que combina familia, infancia y consumo. Walt Disney consciente de la situación de la sociedad donde se desenvolvía, adquirió como uno de sus estandartes a la inocencia como su forma de expresar una serie de relatos que se soportaron en esa asociación de niñez, inocencia y entretenimiento. Como bien lo expresa Giroux (2001), quien nos expone que la concepción “disneysiana” nació de la elaboración de un lenguaje donde los niños y los mayores encontraran placer y diversión sumado a un conjunto de elementos identitarios. De esta manera los relatos portadores de la “inocencia Disney” se incluyeron poco a poco dentro de cada uno de los hogares, mezclándose no solo con una serie de elementos propios de la cultura popular, sino además fomentando un ambiente propicio para el consumismo de los productos, al otorgar un determinado status dentro de los cánones populares, como contenidos “adecuados” y desprovistos de elementos negativos para el niño y su familia. Y es que el encanto Disney se construyó a partir de un discurso que se basaba en el lado alegre de la vida, donde tomando ejemplos descritos por Dorfman y Mattelart (1973), podemos evidenciar caracterizaciones en las cuales hasta el más avaro de los personajes, Rico McPato, un tacaño millonario, muestra en determinados momentos rasgos de humanidad con sus sobrinos, en medio de las diferentes aventuras que atraviesan con el fin de conservar intacta su fortuna. Así pues, se trata de un constante juego entre la fantasía y lo real, donde existen semejanzas con la realidad pero a su vez expresa ideales y aspiraciones de patrones de conducta. Pero Walter Elías Disney consideraba un elemento adicional además de la familia, infancia y consumo: la educación. Ya que a su juicio él consideraba que la escuela no podía ser el único canal educativo, para Disney era clave la cultura popular como productora de conocimiento y como entorno próximo a sus audiencias, y en consecuencia para Walter Disney el entretenimiento y la diversión eran la clave para articular educación y cultura popular. Esta postura descrita, llevó a que Disney efectuara una inevitable formación de una frontera muy difusa entre educación y entretenimiento, que le permitió insertar y justificar las figuras comerciales tales como Disneylandia, eso sin contar todo el llamado “merchandising” que se fundió con la cotidianidad y el

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devenir de cada una de las familias que de una u otra forma le fueron abriendo sus puertas al universo Disney. Y es que cuando nos referimos a los elementos familia, infancia y su apertura a lo que Giroux (2001) denomina esfera de consumo, es inevitable recurrir a Dorfman y a Mattelart (1973), quienes identifican en los personajes y relatos de Disney todo un cúmulo cultural que se ha insertado en cada hogar. Situación que retribuye la industria Disney al hacerlos participes de una gran familia: el hogar Disney. Más allá de la cotización bursátil, sus creaciones y símbolos se han transformado en una reserva incuestionable del acervo cultural del hombre contemporáneo: los personajes han sido incorporados a cada hogar, se cuelgan en cada pared, se abrazan en los plásticos y las almohadas, y a su vez ellos han retribuido invitando a los seres humanos a pertenecer a la gran familia universal Disney, más allá de las fronteras y las ideologías, más acá de los odios y las diferencias y los dialectos (Dorfman y Mattelart, 1973, p. 8). Así que todo este panorama nos lleva a ver de primera mano la fuerza y el impacto de la industria cultural promovida por Disney, que ha sido capaz de influir en gran parte de las facetas de nuestras vidas. Pero aun algo más importante se da, y es cómo el niño establece una relación con inocencia, ciudadanía y consumo, lo que en palabras de Giroux (2001) se traduce en el cómo la infancia enlaza valores cívicos y valores mercantiles. De allí surge la preocupación generalizada por parte de los críticos hacia el fenómeno Disney, la cual se fundamenta en el temor a la voraz cultura corporativa de conglomerados que generan gran atracción en el público infantil, y que apuntan hacia incentivar el gasto de capital por parte de los niños y las familias, que juegan con el peligroso postulado social que se insinúa en términos generales, donde la juventud que no consume sencillamente no cuenta por ser eminentemente potenciales sujetos problemáticos. Así pues, la dinámica de Disney radica en sus incansables intentos porque su mundo sea aceptado como natural, y que enmascarado en el mundo animal representado en sus animaciones y relatos, les permite jugar con lo real y lo fantasioso, pero no precisamente con ánimos pedagógicos, ya que coincidiendo con Dorfman y Mattelart (1973), el recurso de los animales es realmente para envolver a los niños en un mundo que en principio les ofrece libertad de creación y desenvolvimiento, al encontrarse con personajes igual de “inocentes” y cariñosos con los cuales no corren ningún peligro, por el contrario, pueden sentirse con la tranquilidad y el libre albedrío de jugar, interactuar y mezclarse. Se trata de un juego donde Disney usa cuerpos y ambientes si se quiere impostores o sustitutos, donde pone a personajes que bien podrían equipararse con un individuo de la vida real en cuerpos de animales domésticos y silvestres de todo tipo: por un lado podemos ver al “Pato Donald”, un haragán que vive a costa de su familia; “Tribilín”, un perro que representa el hombre común clase media que vive con sus errores y torpezas, pero que es feliz con su estilo de vida, y bueno, para no ir muy lejos se encuentra el emblemático “Mickey Mouse”, que en sus polifacéticas caracterizaciones en algún momento ha representado diversos fragmentos de la sociedad (Dorfman y Mattelart, 1973). 292

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Lo que es cierto, es que el constante uso de la inocencia por parte de Disney permite que a simple vista se muestren como benevolentes e incansables en reivindicar a la infancia, pero a su vez la mercantiliza enmascarándola con la fantasía y metáforas que suscitan sentimentalismos, uno de los mejores ejemplos son los famosos parques temáticos que apuntan a “una exaltación sin contradicciones del pueblo americano y de su historia” (Watts, en Giroux, 2001), lo que impide una directa identificación de la compañía con el mundo de los negocios, ubicándose con mayor facilidad, reitero, en cada hogar y familia no solo de América del Norte sino en diversas latitudes del mundo entero.

El fenómeno Club Penguin Para hablar de plataformas como Club Penguin, es necesario hablar de los juegos multijugador en línea (denominados MMO), los cuales parten de la idea básica de un videojuego de consola convencional, con el plus de que este se juega a través de Internet, lo que permite la participación de un sinnúmero de jugadores en lo que se denomina un mundo virtual. Así pues, este tipo de plataformas se desenvuelven bajo una serie de características que las definen y distinguen de, por ejemplo, las redes sociales u otro tipo de comunidades virtuales disponibles en la red. El surgimiento de estas plataformas tiene como orígenes la idea clásica de los juegos de tablero, tales como “Calabozos y Dragones”, sin embargo, su traslado al mundo tecnológico iniciaría a mediados de los años 80, uno de los primeros productos fue “Islands of Kesmai”, su impacto en principio fue bastante limitado, dadas las condiciones que Internet tenía por esa época (Steinkuehler, 2005). Sin embargo, con las mejoras de accesibilidad de Internet a finales de los 90, se dio un rápido crecimiento de las MMO, de donde surgieron títulos de referencia como “Second Life” y “World WarCraft” (desarrollado por Microsoft), el cual en la actualidad es el de mayor usuarios suscritos en todo el mundo (Belli y López, 2008). Los MMO se destacan por ser juegos sostenidos y ambientados en universos y personajes ficticios, es decir, antes que nada un MMO tiene una temática, la cual es la que le da sentido y coherencia al mundo virtual. Sumado a ello, estas plataformas ofrecen la posibilidad de crear un avatar, los cuales han de evolucionar en la medida del desempeño del jugador, llámese cúmulo de experiencia, adquisición de determinados elementos, herramientas, objetos, etc. Por ende, esto permite no solo el crecimiento del personaje del usuario, sino además adquirir un status o nivel dentro de ese mundo virtual. Como un fenómeno más neófito se ubican las MMO para niños, este tipo de plataformas que se dirigen a un público de menores de 14 años, han tenido un acelerado crecimiento en los últimos años. Como punto de partida podemos

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ubicar a Club Penguin, una MMO para niños que fue desarrollada por un grupo de informáticos canadienses en el 2005, y se convirtió en una de las pioneras en cuanto a público de infantes (Barnes, 2007). A diferencia de los MMO convencionales, estos proveen un plus de mayores restricciones a la hora de comunicarse y relacionarse con otros usuarios, esto con el fin de proteger a los usuarios menores de edad de posibles ciberacosos o uso indebido de sus datos personales. Así pues, estas plataformas, ambientadas en diagramaciones claramente dedicadas a niños, se esmeran en la protección y en vender esos mundos virtuales como territorios seguros donde los padres o tutores han de tener mucha más tranquilidad a la hora de dejar a sus niños navegando por la red (Nathan, Meyers y Unsworth, 2009). Hablamos de un fenómeno que apenas nació en el 2005, y que por ende ofrece aún muchas incógnitas sobre la incidencia real en los usuarios infantiles. Lo que es cierto es que su crecimiento ha sido acelerado, lo que al día de hoy permite tener una oferta considerable de plataformas variadas, gratuitas o por cobro que se dedican a captar público infantil, tal es el caso del ya mencionado Club Penguin, Boom Bang, Webkinz, ToonTown, Moshimonsters, entre otros. A tal punto llegó el éxito del Club Penguin que dos años después de estar en funcionamiento, el emporio Walt Disney compraría todos los derechos sobre el “website”, al percatarse del importante nicho que se estaba gestando en este juego masivo en línea (Barnes, 2007). Su creación radicó a partir de la necesidad de un grupo de canadienses de ofrecerles a sus hijos la posibilidad de navegar en la red sin contratiempos y con las mayores garantías de seguridad posibles. Al tener en la actualidad más de 4 millones de usuarios, en principio parece ser la plataforma de mayor calado, al estar soportada por Disney, lo que le permite ofrecer mayores calidades en cuanto a control, empleo de moderadores 24 horas y diversidad en sus opciones de navegación. Pero, ¿de qué trata esta plataforma en concreto?, en principio Club Penguin se muestra como un mundo virtual cubierto de “nieve” en el que los niños juegan e interactúan con amigos a través de pingüinos que usan como avatar. Su funcionamiento es similar a otros MMO, donde los jugadores crean su avatar (en este caso un pingüino) y luego recorren la isla del Club Penguin, donde pueden realizar diferentes actividades como chatear, enviar postales, usar emoticones o bien realizar acciones predeterminadas tales como saludar o bailar. Además de esto, los usuarios también asisten a fiestas y otros eventos especiales; pueden actuar en obras de teatro, adoptar mascotas y cuidar de ellos (Nathan, Meyers y Unsworth, 2009). Como aspectos adicionales, cabe agregar que los usuarios no solo participan de juegos, sino que también esto les permite ganar “monedas” virtuales que pueden utilizar para diseñar sus propios iglús (espacio o profile) y comprarse miles de conjuntos de ropa para sus pingüinos (upgrade de sus avatar). 294

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En materia de seguridad como parte de su compromiso con la creación de un ambiente online seguro para los niños, Club Penguin dispone de dos opciones de chat: uno de alta seguridad con saludos y acciones predeterminadas, o uno estándar. El público al cual se dirige concretamente es a niños de 6 a 14 años, sin embargo, está abierto a usuarios de todas las edades. A razón de ello, ofrece filtros de seguridad que permiten proteger a los niños de posibles acosadores o de personas que quieran hacerse con sus datos personales. A diferencia de otras plataformas, esta tiene no solo software que oficia como filtros, sino además emplea a personas que ofician como moderadores 24 horas, lo que garantiza mayor protección para los usuarios (evitar grooming o ciberacoso). La plataforma permite controlar y monitorear el tiempo que dedican los niños en Club Penguin, todo esto gracias a funciones que limitan el tiempo total de juego del infante, según lo crea conveniente el padre o tutor, y como valor añadido no contiene publicidad de terceros (a diferencia de otros MMO que sí la tienen a razón de sostenibilidad), lo que evita en gran medida posibilidades latentes en las cuales el infante pueda salirse de la interfaz de la plataforma y navegue por páginas de otro tipo.

Metodología Respondiendo a los objetivos planteados en esta investigación, se consideró un enfoque eminentemente cualitativo para aproximarse de manera más certera y cercana al objeto de estudio. Una metodología de este tipo implica hablar de lo fenomenológico como el punto de partida para la recogida de datos, en esta perspectiva podemos hallar a Deutscher (1973) y a los estudios sociológicos de Berger y Luckmann (1966), como los referentes clave a la hora de hablar de comprender la realidad desde la experiencia del actor. En consecuencia, al hablar de las plataformas multijugadores en línea para niños como un fenómeno con pocos años de existencia, se consideró una mirada desde la cualidad porque para esta metodología ninguna porción de lo social es trivial como para dejarse a un lado y no ser objeto de ser estudiado de forma científica. Sumado a esto, Taylor y Bogdan (1987) refuerzan la importancia de los estudios de estas características debido a que esta perspectiva enfoca fuertemente sus esfuerzos en una validez interna del conocimiento hallado, y gracias a su enfoque humanista fue mucho más fructífero abordar un objeto de investigación donde uno de los protagonistas es la infancia, quienes como se ha visto a lo largo de la historia, no han tenido demasiada voz en los procesos sociales en lo que se han vistos inmiscuidos. Es aquí donde fue decisivo tener como referencia para el marco metodológico lo que se ha hecho desde las ciencias sociales en relación a la infancia. Sin lugar

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a dudas, uno de los ejes que permiten entender con mayor facilidad el éxito de Disney como industria son los estudios de Mattelart (1973), quien no desdeñó los productos que a lo largo del siglo XX se han venido reproduciendo en buena parte del mundo, por el contrario, estableció que existen discursos enmascarados en relatos inocentes a primera vista. No obstante, la capacidad persuasora de Disney ha radicado en su habilidad indiscutible de leer los contextos para así insertar a través de sus productos, valores, cualidades y sensaciones de seguridad y bienestar. Desde la psicología y la educación se pueden hallar los referentes más fuertes respecto a la infancia y su desarrollo, solo hace falta referenciar a Freud (1921), quien desde su perspectiva del psicoanálisis concibió a la infancia como etapa clave para el desarrollo óptimo de un individuo. En ese orden de ideas, vale la pena reseñar a María Montessori (1936) como una de las pioneras en lo que se refiere a comprender a la infancia como un proceso donde el niño es propenso a absorber con gran facilidad todo tipo de experiencias, por lo cual, es imperante que el adulto garantice un ambiente propicio rodeado de seguridad y ambientes afectivos positivos. Enmarcados en este panorama, es donde han hecho su aparición los medios masivos como un replicador de los peligros latentes para los niños, donde lo que denomina Theodor Adorno y Edgar Morín (1967) como industrias culturales han sacado ventaja para posicionar sus productos como la vía factible de mitigar los temores que como padres de familia pudiesen tener ante un entorno potencialmente hostil hacia sus hijos, peligros que el mismo Phillip Aries (1962) confirma que han sido una constante a lo largo de la historia más allá de los esfuerzos realizados. Por consiguiente, teniendo siempre presente esa búsqueda del conocimiento directo de la vida social que resalta Blumer (1969) en relación al investigar de manera cualitativa, se contempló, en primera instancia, realizar una descripción a profundidad de la plataforma Club Penguin, con el fin de identificar con claridad los elementos que componen a la misma, además de establecer los tipos de interacción que ofrece, que sumado a las herramientas y aplicaciones a las que recurre esta plataforma MMO, permitió abordar con mayor conocimiento y propiedad las características del mundo virtual donde se desenvuelven los usuarios. Así pues, se examinó en principio el index (página inicial del sitio web), y luego se exploró cada una de las rutas de navegación, observando sus contenidos y publicaciones, además de capturar algunos “screenshots” del sitio web, con el fin de ilustrar de mejor manera las características del Club Penguin y el abanico de información del que dispone previo a la entrada en sí al Multiplayer Massively Online. Posteriormente, luego de inspeccionar la información del sitio web, se procedió a realizar un proceso similar dentro de la MMO, es decir, que le dimos clic al 296

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botón jugar y nos adentramos realizando un login como un usuario más para recopilar información general de la estructura del mundo virtual. Este procedimiento implicó una preparación previa, tales como un diario de campo y parámetros de navegación. Seguido a esto, se realizaron conversatorios y talleres con niños entre 8 y 12 años, que por una u otra circunstancia han tenido algún contacto con el Club Penguin y plataformas online similares, para recoger de primera mano, las impresiones de los usuarios activos y potenciales de las MMO para niños. Dado que el diseño del Club Penguin plantea que los tutores o padres de familia son parte fundamental para la sinergia de la plataforma, se realizaron grupos de discusión con ellos para conocer qué tanto conocían sobre la plataforma, su postura frente a Disney y sus apreciaciones frente a Internet como un espacio de frecuente visita por parte de sus hijos. De igual forma, se estableció la entrevista a profundidad como instrumento de recolección de información; si bien existen diversos tipos de entrevista a profundidad, se consideró como la más adecuada la que exponen Taylor y Bogdan (1987), quienes plantean un tipo de entrevista que se dirige al aprendizaje sobre hechos y acciones que no se pueden observar directamente, “más que cualquier otro enfoque de la ciencia social, nos permite conocer íntimamente a las personas, ver el mundo a través de sus ojos, e introducirnos directamente en sus experiencias“ (Shaw, 1931, p. 198 en Taylor y Bogdan, 1987). En consecuencia, lo que a continuación se plasma y describe es el producto de la aproximación a detalle al website y a la MMO del Club Penguin, inmersión que tuvo como fin recoger información valiosa para comprender con mayor certeza sobre qué terreno nos movemos a la hora de navegar por una MMO para niños. La cual fue guiada por un manual de navegación que se ciñó a las políticas de seguridad de la plataforma para no vulnerar a posteriori a otros usuarios y poder recoger datos más certeros.

Conclusiones Como resultado del proceso de investigación, se lograron construir varios aspectos concluyentes, los cuales permitieron establecer perspectivas y horizontes de cara a continuar indagando en relación a cómo los usuarios, en este caso los niños, construyen realidad y despliegan todo un acervo de prácticas culturales en un entorno digital como una MMO. Así pues, los resultados arrojados dan certeza que la plataforma multijugador en línea para niños Club Penguin se posiciona en la actualidad como uno de los territorios seguros más populares para la infancia. Sus estándares de seguridad basados en 2 sistemas: por un lado una programación predeterminada que filtra las conversaciones entre usuarios, y por el otro la presencia 24 horas

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de moderadores de carne y hueso, evidencian un esfuerzo por darle valía a la navegación en un entorno digital seguro. Sumándose a esto, la posibilidad de ejercer un control parental potencia los modos de monitorear a los niños, y lo que es mejor, pone como reto adicional reducir la brecha digital de los tutores de los infantes para consolidar los modos y las formas para hacer de las MMO como Club Penguin espacios aún más seguros. Bajo este marco de seguridad, nos encontramos con una MMO que se basa en tres dinámicas: explorar, conocer y evolucionar, las cuales articulan a los avatar que se desplazan a lo largo y ancho de la plataforma. El niño en consecuencia se encuentra en un mundo virtual que no se limita a ofrecer seguridad sino que le permite vivir experiencias sustancialmente diferentes en cada ocasión, dado que es una plataforma multidimensional y que no permanece estática durante demasiado tiempo. El mundo virtual se desenvuelve en lugares públicos, que pueden ser espacios urbanos o rurales, donde a través de minijuegos, actividades grupales de exploración y tiendas diversas, les brindan a los usuarios numerosas posibilidades para personalizar sus avatar y sus espacios propios, tales como el iglú. La MMO hace hincapié en que los usuarios hagan “upgrade” de sus pingüinos, ya que este es el incentivo más importante para ser partícipe de las diversas actividades, evolucionar y ganar prestigio en la comunidad. Y es que aquí donde aparecen los peligros en medio de un entorno aparentemente inocente, ya que la máxima de la plataforma se sustenta en el ascenso social del usuario. El concepto de comunidad comienza a quebrantarse y avizorar algunas grietas, ya que al contrario de lo que se pensaría de una plataforma horizontal y democrática, Club Penguin empuja a sus usuarios a interactuar cada vez más con el ánimo de que cada pingüino tenga posibilidades de ascenso social, de poder adquisitivo, de poder de información y reconocimiento en un entorno digital. El ascenso social de un usuario se mide por el monto de dinero de Club Penguin que posea, en la cantidad de objetos que tenga en el iglú (muebles, adornos, etc.), en los roles desempeñados y en los derechos de acceso a zonas privadas y exclusivas en donde no todos los usuarios pueden entrar. Pareciese como si se emularan sistemas económicos como el capitalista y lo maquillaran en una plataforma infantil, donde los niños se vuelven el cultivo de los consumidores del futuro, de quienes al igual que sus padres expresarán agrado hacia Disney y verán con buenos ojos que sus hijos sigan la misma línea. Ante esta sólida infraestructura de mercadeo “disneysiano”, el aspecto clásico de una red social queda a un lado, donde ya no hace falta subir una foto real, simplemente hace falta proyectarme a través de la figura de un avatar que responde a las características básicas de un pingüino. Club Penguin se soporta en un discurso clásico de Disney, donde exponen la posibilidad de ascender y tener reconocimiento (publicar en el periódico del 298

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Club Penguin, hacer una fiesta para otros usuarios, donar dinero para fines sociales en el 1.0) donde tener poder es sinónimo de benevolencia y de tener que rendirles pleitesía, porque al parecer se lo han ganado con esfuerzos diversos. Sin embargo, por otra parte se le da a los niños un discurso donde los roles típicos de las clases populares no son malos; por ello ser un pizzero o un minero, puede ser divertido, más allá de lo mal remunerado que pueda ser en la realidad. Las afirmaciones de Mattelart realizadas décadas atrás sobre Disney encajan a la perfección en este modelo 2.0, donde un Pato Donald o un Tribilín pueden tener desventuras o trabajos duros, pero en medio de un síntoma de resignación encuentran en fugaces momentos de entretenimiento lo que Disney nos ha vendido como felicidad y alegría. La plataforma multijugador en línea de Disney plantea una dinámica donde incluso lo que consideramos privado no tiene por qué serlo, donde el niño puede tener un iglú (casa) y sin previo aviso, ser visitado a diario por un sinnúmero de pingüinos que podrán observar y deducir qué tan alto es el nivel socio-económico de ese avatar en la medida que puede observar todo lo que ha comprado y personalizado en su espacio. Si bien existe una brecha notable entre el usuario que paga y obtiene una membresía y quien accede al Club Penguin de manera gratuita, dado que quien no paga las mensualidades carece de posibilidades plenas de navegación, limitando su acceso a diversos contenidos del mundo virtual. En ambos casos existe la oportunidad de recoger, recolectar y ganar monedas del mundo del Club Penguin, un dinero que como en cualquier entorno, busca abrir la posibilidad de adquirir bienes y servicios. Nuevamente la premisa de consumir como método para ascenso social se presenta como algo natural y aceptado por todos. Es aquí donde se inmiscuyen territorios peligrosos para la infancia, dado que se da una disyuntiva respecto a la fuerte incidencia que tienen estas monedas en el desarrollo de un usuario dentro de la plataforma. Por un lado, ese dinero virtual tiene la posibilidad de traducirse en accesorios, mascotas y enseres para su pingüino, mientras que por el otro se convierte en un factor de oportunidad para que los niños empleen ese dinero en campañas 1.0 que paralelamente promueve el Club Penguin en pos de ayudar a la infancia en riesgo de exclusión en diversas latitudes del mundo. De igual forma la plataforma proclama discursos que pueden ser nocivos, el factor querer ser, diferenciarme de, ser mejor que, se vuelven los detonantes de un discurso Disney donde para ser un usuario con peso e influencia se requiere no solamente de una suscripción, sino que implica una navegación continua, una competencia con otros, que si bien pareciera inofensiva, sin dudas apunta a reafirmar el imaginario del bien adquirido y lo decisivo de poseer un estatus dentro de un contexto determinado. Más que plantearlo como resultados apocalípticos, vale la pena aclarar que lo que arroja esta investigación evidencia el panorama Disney llevado a entornos

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digitales infantiles. Se trata de dejar sobre la mesa cómo la idea de seguridad que ha vendido Disney por casi un siglo sigue siendo vigente y replicándose de manera viral en cada uno de sus productos. Queda claro que para los padres de familia no es del todo negativo esta situación, ya que tienen claro que como cualquier otra plataforma necesita formas de subsistir, y los modos de mercadeo y recolección de capital por parte de Disney es respuesta a la dinámica de cualquier otra empresa productora de contenidos. Por ende, más allá de entrar a afirmar que Disney promueve actitudes consumistas, los padres apuntan con mayor certeza a decir que los niños desarrollan competencias lúdicas, y de paso adquieren conciencia social al tener la posibilidad de ser artífices de procesos de participación dentro y fuera de la plataforma. Sumado a esto, la percepción positiva hacia el Club Penguin y sus pilares Disney, hace que familias enteras asuman como contenidos apropiados casi cualquier cosa que se les presente y venga contramarcado o respaldado por el emporio Disney. De igual forma, los niños consideran que ellos son los artífices de sus ambientes en el mundo virtual, pudiendo ser un vigilante activo dentro de la plataforma para denunciar intentos de violaciones a la intimidad, u oficiar como un guía para usuarios nuevos que se sientan neófitos en el mundo virtual. Las posibilidades son amplias, y en la medida que los usuarios piensan en comunidad la plataforma se potencia día a día, siempre teniendo en cuenta que el Club Penguin pone las pautas de lo que se puede y no se puede hacer. Club Penguin como cabeza visible de las MMO para niños, ha logrado en menos de una década consolidarse como un territorio ampliamente positivo, promoviendo en la infancia nuevos modos de construir realidad y de propiciar espacios lúdicos, de entretenimiento y de interacción; logrando poner una barrera de “hielo” suficientemente gruesa para blindarse de los peligros que en otros espacios porta Internet. No obstante, no puede pasarse por alto que ese espacio a primera vista inocente es el mismo que se pone como el estandarte virtual de la habilidad “disneysiana”, aquella capaz de transformar hasta la isla más fría en un sitio cálido para articular un emporio económico, que refuerza con plataformas de este tipo su posicionamiento global como una marca que se ha insertado culturalmente en las familias de todos los niveles sociales, trasmitiendo valores e intangibles que justifican su inconmensurable lucro económico.

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 303-324 .

Ciudadanía digital: inclusión y exclusión. Análisis de la habitabilidad en los MOOC Alicia Natalie Chamorro* 2 Manuel Darío Palacio**

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Recibido: 12 de junio de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen El concepto de ciudadanía en tanto isegoría e isonomía (Arendt), se hace pertinente en las nuevas formas de ciudadanía. Dentro de estas consideraciones, el discurso de la ciudadanía digital se abre un espacio en el debate contemporáneo. A partir de la definición de la ciudadanía digital como “aquel individuo, ciudadano o no, de otra comunidad o Estado, que ejerce la totalidad o parte de sus derechos políticos o sociales a través de Internet de forma independiente o por medio de su pertenencia a una comunidad virtual” (José Manuel Robles), surgen las reflexiones en torno a la manera en que esta se propicia en los entornos legislativos locales y en un mundo globalizado. Tras este análisis, se procede a la consideración de la desigualdad digital (un nuevo tipo de analfabetismo), que sigue marcando una brecha entre los países del “primer mundo” y los “países del tercer mundo”, y que dificulta la inclusión en el orden de la configuración de una nueva ciudadanía. Palabras clave: ciudadanía digital, analfabetismo digital, globalización, isegoría, isonomía.

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Becaria del doctorado en Filosofía de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Miembro del grupo de investigación "filosofía del dolor" de la misma Universidad. Magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana y Licenciada en Filosofía de la Universidad Santo Tomás. Dirección postal: Cra. 7 # 40-62, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: aliciachamorrom@gmail.com.

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Becario del doctorado en Filosofía de la Universidad de los Andes. Magíster en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana y Licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás. Docente de la Unicersidad de la Salle. Dirección postal: Cra 1, 18A- 12 Bogotá, Colombia. Correo electrónico: md.palacio10@uniandes.edu.co.

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Digital Citizenship: inclusion and exclusion. Analysis of the habitability of the MOOC 3

Alicia Natalie Chamorro* 4 Manuel Darío Palacio**

Abstract The citizenship concept both in Isocracy and Isonomy (Arendt) becomes relevant in the new ways of citizenship. Among these considerations, the digital citizenship discourse makes a way in the modern debate. From the definition of digital citizenship as “any individual, citizen or non-citizen, of other community or State, who makes full exercise or part of their political and social rights through Internet independently or through their membership in a virtual community” (José Manuel Robles) reflections arise on how this term is aroused in local legislative environments and in globalized world. After this analysis a consideration on a digital inequality (a new kind of illiteracy) occurs, which keeps a gap between countries of the “first world” and countries of the “third world” and makes difficult inclusion in the setting of a new citizenship. Keywords: Digital citizenship, digital illiteracy, globalization, isocracy, isonomy.

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Scholarship holder of Philosophy PhD at Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Master of Philosophy at Pontificia Universidad Javeriana and Bachelor in Philosophy from Universidad Santo Tomás. Address: Cra. 7 # 40-62, Bogotá, Colombia. Email: aliciachamorrom@gmail.com

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Scholarship holder of Philosophy PhD at Universidad de los Andes. Master in Philosophy from Pontificia Universidad Javeriana and Bachelor in Philosophy from Universidad Santo Tomás. Professor at Universidad de la Salle. Address: Cra 1, 18A- 12 Bogotá, Colombia. Email: md.palacio10@uniandes.edu.co.

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La citoyenneté numérique: l'inclusion et de l'exclusion. Analyse d'habitabilité dans MOOC Alicia Natalie Chamorro* 6 Manuel Darío Palacio**

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Résumé Le concept de citoyenneté comme d’isègoria, l’isonomie. (Arendt) devient pertinent dans les nouvelles formes de citoyenneté. À l’intérieur de ces considérations, le discours de la citoyenneté digitale ouvre un espace dans le débat contemporain. À partir de la définition de la citoyenneté digitale comme « cet individu, citoyen ou non, d’autre communauté ou d’autre État, qui exerce la totalité ou part de ses droits politiques ou sociaux à travers d’Internet de forme indépendante ou par le canal de son appartenance à une communauté virtuelle» (José Manuel Robles), les réflexions surgissent autour de la manière dans laquelle celle-ci est favorisée dans les environnements législatifs locaux et dans un monde globalisé. Après cette analyse, on procède à la considération de l’inégalité digitale (un nouveau type d’analphabétisme), qui continue de marquer une brèche entre les pays du «premier monde» et les «pays du tiers monde» et qui empêche l’inclusion dans l’ordre de la configuration d’une nouvelle citoyenneté. Mots clés: La Citoyenneté digitale, l’analphabétisme digital, la globalisation, l’iségorie, l’isonomie.

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Boursière du Doctorat en Philosophie à l’Université Javeriana de Bogotá, Colombie. Magíster en Philosophie de la Pontificia Universidad Javeriana et Licenciée en Philosophie de l’Université Santo Tomas. Adresse: Cra. 7 # 40-62, Bogotá, Colombia. Email: aliciachamorrom@gmail.com.

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Boursier du Doctorat en Philosophie de l’Université de los Andes. Magíster en Philosophie de la Pontificia Universidad Javeriana et licencié en Philosophie à l’Université Santo Tomás. Enseignant de l’Université de la Salle. Adresse: Cra 1, 18A- 12 Bogotá, Colombia. Email: md.palacio10@uniandes.edu.co.

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Fundamentación filosófica Bajo la propuesta ilustrada de la autonomía de la ciudadanía, se erige para el mundo contemporáneo la dimensión social del individuo. Este se entiende en tanto ciudadano, miembro de una colectividad y definida por ella. Ya Kant lo ha consignado en la sección segunda de “la Paz Perpetua” (2005b), en la que indica tres principios que una constitución habría de tener para garantizar la paz perpetua: el primero es la libertad de los miembros de una sociedad, el segundo es la dependencia de todos respecto a una única legislación común, y el tercero es la igualdad de todos los ciudadanos. Estos principios están a la base de una configuración de un Estado que propenda por la fundamentación de los principios del Derecho. Así lo indica Kant al decir que: El fin del Estado no es el bienestar y la felicidad de los ciudadanos, ya que esto puede lograrse de mejor manera incluso... en el estado de naturaleza o bajo un gobierno despótico, sino la máxima coincidencia de la constitución con los principios del Derecho, que es a lo que nos obliga la razón por un imperativo categórico (Kant, 2005a).

La configuración del Estado implica la relación no solo del ciudadano con el poder, sino que se basa en las relaciones del individuo y la sociedad de la que emerge la dinámica misma del poder. Mas estas relaciones adquieren connotaciones morales, en la medida en que la razón práctica postula como imperativo la coincidencia moral de una determinada constitución con los principios del Derecho. Es así, que este adquiere el concepto de socialidad que define las prácticas humanas dentro de un contexto social. El entramado social determina el horizonte de donación de las prácticas humanas, y es en este contexto que se define el reconocimiento y la reivindicación del otro, incluso como ciudadano. En este reconocimiento, el derecho posee un papel básico de garante de este tipo de reconocimiento, pero no significa ello que este sea un hecho efectivo y definido en el conjunto de los principios normativos que configuran un Estado y una constitución. Es por ello que Von Ihering (2008), defendió fuertemente la consideración de que el derecho es lucha: La finalidad del derecho es la paz: el medio para ello es la lucha. En tanto que el derecho tenga que estar preparado contra el ataque por parte de la injusticia –y esto durará mientras exista el mundo– no le será ahorrada la lucha. La vida del derecho es lucha, una lucha de los pueblos, del poder del Estado, de los estamentos o clases, de los individuos (Von, 2008).

Esta lucha por el reconocimiento puede rastrearse hasta la dialéctica del Amo y el Esclavo en Hegel, pero su intención fundamental está menos en el orden de la creación de una autoconciencia (Hegel, Marx), que en una búsqueda 306

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de reconocimiento efectivo por vía de los usuales medios de vida (Ricoeur, Honneth). Si bien ningún reconocimiento determina el punto de partida subjetivo, tampoco desbanca la insociable sociabilidad como fundamento político. Este carácter dual del Derecho implica tanto “los principios jurídicos manipulados por el Estado como la expresión concreta de las reglas abstractas en una justificación concreta de la persona” (Von Ihering, 2008). Lo anterior implica que no es suficiente tan solo una de las formas comprensivas del Derecho ante el Estado o ante el ciudadano, lo que se traduce en nuestra discusión en el mismo sentido: no es suficiente que el reconocimiento repose meramente en una legislación o que sea simplemente una cuestión del fuero interno del individuo. Es por ello que el reconocimiento se da en el orden de la isegoría y la isonomía, y por tanto en ciudadanía1.

Ciudadanía y espacios digitales El concepto de aplicación de la ciudadanía se extiende no solo en el orden de aplicación y reconocimiento de los Derechos Civiles, sino en el orden del ejercicio. Los espacios de la ciudadanía implican espacios de poder (desde puestos políticos hasta conexión a Internet), lo que implica que nuevas formas de espacio traen consigo nuevas formas de poder y por tanto nuevas formas de ciudadanía. Tradicionalmente, incluso hasta la fecha, la delimitación del espacio de la ciudadanía venía ligada a la configuración del espacio geográfico de una nación. De tal manera que el reconocimiento de una ciudadanía usualmente va de la mano de embajadas, cancillerías y diversas representaciones de una nación en otra nación, pues es garantía “espacial” del reconocimiento de tal ciudadanía. Pero seguir pensando, en plena época de globalización y mundialización2, el espacio del reconocimiento ciudadano como un espacio físico y delimitable geográficamente, implica desconocer la gran tarea de la interconexión que ha desarrollado la ciencia y técnica contemporánea3.

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Siguiendo la interpretación que Sorentino hace de Arendt en este punto, podemos afirmar que la isegoría en sí misma no tiene contenido, tiene sentido: “es la garantía del propio existente la que puede dar un contenido a la multilateralidad y traducirla así en un espacio político, o sea en isegoría, que, por otra parte, no puede disociarse nunca de la isonomía: esta es la multilateralidad política con relación a la ley” (Sorentino, 2010).

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Los términos son conocidos y existen diversos teóricos. La conjunción, más que identificación de ambos, se da siguiendo las reflexiones de Baudrillard y J. Nouvel (2003) cuando consideran que la mundialización va más allá de la globalización en la medida en que la primera se establece, incluso como forma de crear mundo.

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Referencias sobre este punto las hay en gran cantidad, por lo que remitimos al lector a textos como el de la fundación Esplai (2010) Ciudadanía y Globalización. Quizás en un contexto más cercano al que estamos trabajando, el documento de Óscar Cubo (sin fecha) “Pensando la ciudadanía y la globalización a partir de Kant” resulte pertinente. Sin embargo, resulta interesante resaltar una cita de Heidegger, en su texto el final de la filosofía y la tarea del pensar en la que indica que: “no hace falta ser profeta para saber que las ciencias que se van estableciendo, estarán dentro de poco determinadas y afligidas por la nueva ciencia fundamental, que se llama Cibernética. Esta corresponde al destino del hombre como ser activo y social, pues es la teoría de dirigir la posible planificación y organización del trabajo humano. La cibernética transforma el lenguaje en un intercambio de noticias...”. La inclusión de esta cita insta a considerar la cibernética, más que desde un punto de denuncia, como una descripción del horizonte de completa presencialidad en el que se juega el destino del hombre como ser activo y social.

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Se abren nuevos espacios de ciudadanía, más allá de la mera delimitación física de la geografía de las naciones. Ello implica nuevas formas de entender la manera en que esta ciudadanía se articula con el Derecho. No es una multiplicación de ciudadanías, es una multi-aplicación del ejercicio ciudadano. En este contexto surge como espacio de mayor versatilidad el espacio digital, por su apertura e interconexión (isonomía/isegoría). No es el único espacio, ni el mejor espacio, es un espacio versátil de ejercicio ciudadano por el poder y alcance que entraña. ¿Cuál es la importancia del espacio digital? Los espacios de la cultura han determinado la manera en que las prácticas humanas se gestan: centralismos, federalismos, relaciones centro-periferia, etc. Todos ellos señalan relaciones que implican tanto situaciones de poder (geopolítica) como construcciones de resignificar las tradicionales formas de interacción entre ciudadanos (incluso a un nivel de biopolítica, tema que desborda los márgenes del presente estudio). El espacio digital adquiere un carácter fundamental dentro de la actual concepción del espacio, pues entiende que las determinaciones espaciales de lo humano no se limitan a las determinaciones físicas sobre las que se ha cernido el cubrimiento del derecho, sino que abren nuevos horizontes de las praxis humanas fundamentales4. Los espacios digitales se erigen como espacios humanos5, como un nuevo ágora, en los que las relaciones humanas adquieren significaciones que no son nuevas pero que sí se resignifican6. Para responder a estas nuevas formas surge lo que puede denominarse como un “giro digital” en la filosofía, que al igual que los giros precedentes: giro pragmático, giro lingüístico, político o hermenéutico, pueden predicarse como un abordaje filosófico a las problemáticas del presente7. La noción del giro no pretende a la simplificación del problema en una formulación unilateral que resulta reduccionista. No se trata de decir, “ahora todo se juega en el ámbito de lo digital”, porque nunca se han jugado el destino de la sociedad en un único ámbito; de lo que se trata al formular el giro digital es de señalar un nuevo matiz a la hora de abordar un problema. Es en este contexto sostenemos la tesis de que isegoría e isonomia se resignifican dentro de la concepción del ciudadano digital, configurándose en pilares que garantizan, en la actualidad, las posibilidades de empoderamiento y acción ciudadana a partir de una ecología virtual de la sociedad civil, que permite la participación y transparencia. Se puede hablar del paso de las TIC a las TEP como tecnologías para el empoderamiento y la transformación. 4

Esta tesis actualmente es sostenida por muchos teóricos de los espacios virtuales, pero es de nuestro interés resaltar la perspectiva del geógrafo Alain Musset (Núñez, 2013) por sus herramientas metodológicas para entender la manera en que el espacio de la ficción y el espacio virtual poseen un carácter totalmente determinante y performativo.

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Puede resultar un tanto obvia la anotación, pero obedece a la tradicional consideración entre apocalípticos e integrados que asumen posturas extremas, ante la configuración de los nuevos espacios de experiencia humana, que no resultan ser sino eso, nuevos espacios de experiencia humana.

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Cf. Lessig, L. (2009). El código 2.0. pp. 147-148.

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Siguiendo las consideraciones de Vattimo (2013), podría considerarse que una de las tareas de la filosofía actual es la de pensar exactamente esta dimensión de la experiencia humana, la de un giro digital. Valdría considerar la idea para expresar los giros ya señalados por Scavino (1999) en su texto La filosofía actual.

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Es en este contexto que Nadal Sánchez y de la Cueva (2012) apuntan a una resemantización de ambos términos en la esfera de la tecnología, que no simplemente se impliquen en la autodeterminación política, sino que abarque el manejo de la información: La reformulación en el contexto tecnológico actual del concepto de isegoría, lo tomemos en su sentido de igualdad de participación en los asuntos públicos o en el sentido de isonomía, implica tomar como iguales los open data con independencia de su origen... si la democracia se fundamentaba sobre la palabra cuya utilización y transmisión se realizaba en el ágora, en la actualidad a la palabra se le añaden los datos, bien sean tratados por el Estado o por los particulares, cuya utilización y transmisión se realiza en las redes de telecomunicaciones. Quién sea el sujeto que trate los datos puede implicar una redistribución del poder en una sociedad (Nadal y de la Cueva, 2012).

Estas consideraciones apuntan hacia una dirección completamente nueva en el ámbito de la ciudadanía, su relación con el Estado y con el espacio de las prácticas sociales humanas en que se da. Ciertamente si el poder de la ciudadanía usualmente residía en la voluntad popular8, ahora adquiere un círculo que hasta entonces había permanecido fuera del ámbito ciudadano, y es el del acceso y dominio de la información. En este sentido, las formas de reconocimiento ciudadano no se centran solamente en la aceptación plural de derechos constitucionales, sino en la posibilidad, real y efectiva, de acceder a la información y poder disponer de ella dentro de un entramado social. La isegoría e isonomía se sustentan actualmente en la posibilidad real no solo de acceso a la información, sino en la posibilidad de su producción (en sentido amplio, producción de sentido, de mercado, de ideas, etc.); así la garantía al acceso común a dicha producción (acceso a la información, oportunidades, herramientas, etc.), es a su vez la garantía de un ejercicio ciudadano. En este sentido, se convierten en temas cruciales de la ciudadanía actual las leyes sobre la transparencia de la información y sus formas de verificación. Por tanto y en el fondo, la exclusión se ha centrado en la delimitación de producción a un determinado grupo privilegiado (por los más diversos intereses: políticos, económicos o cuales fuera) y se ha orientado como meta en restringir el acceso a estos contenidos, incluso en el caso de Colombia al aprobarse una ley que en pro de la transparencia de la información puede asimismo limitarla considerablemente conforme a la voluntad política. Por tanto, y siguiendo a de la Cueva, la manifestación de la publicidad de la ciudadanía: …nos llevará a defender una isegoría del dato tratado por el ciudadano y el dato tratado por el Estado, siempre y cuando los criterios utilizados para su producción sean los de open data y cumplan unos determinados requisitos de validez. Se trata de una isegoría que 8

Tesis clásica de la filosofía política moderna, tal y como se encuentra en Locke o Rousseau.

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opera no en el nivel del lenguaje gramatical sino en el del núcleo de los datos tratables mediante las TIC, e implica la equivalencia de la validez de los datos con independencia de quien los trató. Como corolario, esta isegoría deviene en el desarrollo de técnicas ciudadanas de control político ejercidas mediante el uso de la tecnología cotidiana (de la Cueva, 2012).

Por ende, el gran reto se encuentra en la arquitectura de las TEC, que permitan la posibilidad de la construcción de un ecosistema de la sociedad civil. Pues, no solo son las grandes formas de revoluciones llevadas por Internet (revolución Facebook, Primavera Árabe, etc.), sino las manifestaciones locales, y que son fenómenos que evidencian el surgimiento de este giro digital de la esfera ciudadana. Y de la misma manera en que estas manifestaciones pueden ser acalladas por las fuerzas de aparatos hegemónicos en uso de violencia, propuestas como ACTA, la ley SINDE o la Ley Lleras son limitaciones del ejercicio ciudadano desde la misma estructura de poder. El problema es el mismo que desde hace tiempo se ha denunciado por parte de quienes se encuentran en un estado de exclusión alrededor del mundo y a lo largo de la historia, solamente que se ha desplazado del espacio al ciberespacio; en últimas, el problema se trata de lo mismo, las disfunciones entre isegoría e isonomía en la configuración de ciudadanía.

La brecha digital como brecha ciudadana Que la exclusión digital genere nuevas formas de analfabetismo y de exclusión no es algo que resulte novedoso (esto ya ha sido trabajado profundamente por autores como Artemio Baigorri Agoiz o Lawrence Lessig). Que esta exclusión de ciudadanía revele una fuente oculta del poder en el mercado y las empresas es algo que se sospechaba. Pero que se esté vedado el acceso ciudadano a formas básicas y comunes de ciudadanía (censura y privatización de los contenidos web), es algo que resulta claramente un despropósito. (…) tenemos que ver con una parte de la población, que es la que está activa en la red, y, proporcionalmente hablando, con un número de personas muy reducido que utiliza la web para el intercambio de ideas, noticias y contenidos. Que usa las herramientas disponibles para mirar más allá de sus fronteras o mirar críticamente dentro de sus fronteras. Para el resto del mundo, la red no es más que un gran supermercado (Maldonado 2012).

La diferencia trasciende el nivel de los usos y alcanza el de las representaciones. La red no es meramente la posibilidad de comprar o vender y los movimientos de la red no son meros “me gusta” o “agregar al carrito”, sino que obedecen a la generación de contenido, o lo que es lo mismo, interacción de individuos en sociedad (dentro de lo que se incluye el mercado, naturalmente) sin que se reduzca a una única formulación. Esto es lo que Howard Rheingold denomina como “Netsmart”, algo así como “inteligencia de la red”, y que podríamos describir 310

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en los cinco pasos que desarrolla en su libro: (1) Atención; (2) Participación; (3) Colaboración; (4) Detectar Basuras y; (5) Conocimiento del “cómo se hace” el trabajo de red9. Las consideraciones de Rheingold hacen pensar el ciberespacio como un ágora más que como un mercado de contenidos; y ciertamente estas consideraciones llevarían a la idea de una transformación en la web. La postura de Rheingold es la respuesta a la manera ingenua en que suele entenderse la red. En Internet se da cita una gran cantidad de información a la vez que de opiniones sobre esa información. En principio, y por ello, existe un incremento de la isegoría, la transparencia y la posibilidad de trabajar conocimiento con distintos temas y posiciones. Mas ciertamente puede ocurrir lo contrario, que es exactamente lo que expuso Habermas con la tesis de la fragmentación: (…) la tesis de la fragmentación afirma que en Internet la opinión pública se desintegra porque, debido a la cantidad de la oferta y a la selección activa según los propios intereses, la atención ya no se ve enfocada a temas concretos, como es el caso en los tradicionales medios de masas… Esto es una prueba de que también en Internet los temas son impuestos por los medios (Maldonado, 2012).

Así, son peligrosas tanto una visión “ciberutópica”, que considere las formas de empoderamiento y transformación que se encuentran en el ciberespacio, como la postura de los “Slacktivism”, visto peyorativamente, como aquellos sentimientos de autocomplacencia que puede sentir el internauta al apoyar, con un mínimo esfuerzo una causa, bien sea con un clic, like, o follow en alguna red social; pero que no tiene una función efectiva y no cambia nada en el mundo real (Prinz, 2012). No es fácil determinar hasta qué nivel en la actualidad, realmente el trabajo en el ciberespacio determina transformaciones reales; sin embargo, los estudios muestran que las nuevas formas de organización de la sociedad civil y los nuevos nodos de colaboración, indignación y conocimiento pasan por la red; incluso de formas diversas y que garantizan diversidad de fuentes con el mismo poder de voz. Pero a la vez, se ha evidenciado un alto nivel de desinformación a profundidad, como si los temas rebotaran rápidamente y luego se disolvieran dando espacio a otro que se convierte en la novedad, como también la sospecha de que aunque existen mayores voces, el individuo sigue cerrado a lo que ya pensaba o le interesaba de antemano. Por lo tanto, no se trata de un uso ingenuo de los nuevos espacios de configuración ciudadana simplemente abriendo la posibilidad y el acceso a la información (aunque hacerlo sería ya un logro), sino de lo que se trata es de una “Netsmart”, una inteligencia de la red (de la sociabilidad humana) que conlleve a algo más que la repetición de contenidos, llegando hasta su generación y su vinculación crítica en las redes humanas. Es por ello que la ética, como dimensión social del

9 Cf. Howard Rheingold. Net Smart: How to Thrive Online.

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ser humano, no puede desvincularse de las relaciones humanas, sin importar el espacio10. Así lo considera el mismo Artemio Baigorri en su entrevista: (La brecha digital)… es, sin duda, un problema de base económica y expresión social. Pero sin duda tiene una dimensión ética… La ética dominante en nuestra sociedad pone, en el ámbito de las TIC, la pulsión de disponer del “gadget” más avanzado… Muy por encima de la pulsión cooperativa que nos lleva a intentar conseguir una distribución más equitativa de los “gadgets”… Por eso, en principio, a mí me gusta más hablar directamente de preceptos morales, que puedan ser universalmente compartidos, y muy simples (Baigorri, s.f., p. 3)

Por lo tanto, el uso de la razón práctica determina el horizonte de la red más que la mera alfabetización o no alfabetización digital. Si bien podemos encontrar una dificultad en el horizonte del conocimiento y capacitación en accesos y usos de las TIC, no es suficiente este aspecto, pues asumiría un intelectualismo ético en que el saber resultaría performativo con independencia de las prácticas que han determinado la estructuración misma del contexto digital. Es por ello que las dificultades técnicas de interconexión (cables submarinos, conexiones satelitales) pueden resultar comprensibles en el orden de la infraestructura. Las dificultades políticas y legales (aranceles, impuestos y otros aplicados a sistemas de interconectividad) resultan cuestionables en la medida en que los ciudadanos de un Estado serían más (cualitativa y cuantitativamente) cosmopolitas que el Estado al que pertenecen. Pero las restricciones de contenidos que están abiertos a todos (en principio) y son restringidos por la insuficiencia de los procedimientos legales resulta un despropósito ciudadano11. (Es por esto que la brecha digital)… Durante mucho tiempo va a ser todavía cuantitativa. Es decir, va a seguir determinada por la dicotomía básica conectados/no conectados… Pero entre nosotros ya podemos hablar de una desigualdad cualitativa, marcada por la calidad de los contenidos a los que se puede tener acceso en la red, y por la propia calidad de la interconexión. Es decir, no habremos conseguido nada conectando a todas las familias españolas a Internet, si al final a lo único que tienen acceso es a la misma basura que en las televisiones, más unas pocas basuras y perversiones extras… Con la particularidad de que las TIC es algo más que un nuevo medio de comunicación; es un nuevo ecosistema en el que vamos a vivir, y la desigualdad puede condenar a parte de la población 10 Esta es la idea de Rheingold y Artemio Bairrogi, y que podríamos formular en palabras de Adela Cortina al decir que no resulta justificable un politeísmo axiológico, sino más bien un pluralismo moral. Ello resulta completamente aplicable en el contexto de las relaciones ciberespaciales. 11 Es el caso específico de censuras de sitios web, bases de datos académicas, markets locales de app, etc. Hace un par de años se publicó un documento con una serie de denuncias y críticas a este tipo de censuras incomprensibles. El título del documento es “Internet enemies report 2012”, y está disponible en http://files.rsf-es.org/20000204613ab514a5c/2012_ENEMIGOS_INTERNET_INGLES_RSF_Informe2012.pdf

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a vivir entre contenidos-basura. La brecha digital: desigualdad y sostenibilidad (Baigorri, s.f., p. 3).

Así pues, la brecha no corresponde meramente a un desarrollo tecnológico sino a una configuración ética y crítica de la ciudadanía en tanto que Ágora. Ya desde Bakunin y Kropotkyn se han postulado estas dificultades: el problema no es ser libre, sino aprender a ser libre. Como lo ha mostrado en el orden del Derecho Rudolph von Ihering ya hace tiempo, ni la libertad, ni ningún otro derecho se expresa en términos de propiedad, sino en términos de lucha y reconocimiento, lo que significa que la brecha digital que nos ocupa no es algo que se suprima con la consideración teórica de “todos pueden aprender” o meramente “la información está ahí para todos”. Un ejemplo simple puede ayudar: Eventualmente todos tenemos “la libertad” de diseñar una aplicación para dispositivos móviles, pero esa libertad es meramente nominal, pues indica una ausencia privativa del poder hacerla, pero la pregunta es realmente, ¿cuántos de nosotros podemos hacerla? En el fondo el ejercicio de la libertad es un ejercicio educativo y por ende colectivo. No se trata de que se pueda hacer, se trata de aprender –enseñar a hacer–. De tal modo, la brecha digital es una forma de brecha ciudadana. No se limita a la conectividad, sino que abraza el fundamento mismo de las prácticas isegóricas de la libertad12. En definitiva, y frente a las tendencias actuales, se trataría de repensar si los open data han de tratarse como una res extra commercium, si debe existir un núcleo duro de los mismos que por su propia vinculación con la representación política no debe ver limitado su tratamiento informacional y si son adecuadas las categorías jurídicas de la propiedad intelectual o de la reutilización de la información del sector público como marcos legales (de la Cueva, 2012).

La superación de la visión de la información como capital de consumo y simbólico que entra en la lógica del mercado, sería un cambio relevante en la configuración isegórica de la ciudadanía digital, específicamente en lo que concierne al modo con que el individuo establece la relación con el poder político. Pero no es suficiente, puesto que una potenciación en el nivel de la isegoría no garantiza el ejercicio efectivo de la libertad, sino que culmina transformándose en una excusa más para la exclusión13. Eventualmente esta debilidad de la isegoría podría solventarse con un refuerzo isonómico, en el que no simplemente se abrieran las fuentes de información a

12 El ejemplo del desarrollo de las app no es meramente retórico, tiene una importancia fundamental en el horizonte del posicionamiento que América Latina tiene en el mundo económico de las telecomunicaciones, como un continente de alto consumo de app, pero de escasa producción. Cf. http://allthingsd.com/20121012/ heating-up-latin-american-apps-revealing-a-change-in-the-mobile-tech-tides/ 13 Es lo que aconteció en la legislación colombiana, que habiendo aprobado la ley de la transparencia, se evidencia un “mico”, algo colado en sentido opuesto a lo propuesto en la ley. Este “mico” consiste en: “a los ciudadanos se les quitó el sagrado derecho que tenían a saber por qué los funcionarios toman ciertas determinaciones, con qué elementos de juicio cuentan y qué debate precede a la decisión. Lo peor es que serán los mismos funcionarios comprometidos quienes digan si el documento contiene opiniones o decisiones finales”. Tomado de http://www.eltiempo.com/opinion/ editoriales/la-ley-de-transparencia-editorial_12026140-4

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la ciudadanía, sino que se reconociera el derecho de la misma ciudadanía como veedora ante la ley. La isonomía en vez de ser un contenido ciudadano, es la forma misma de la ciudadanía; esto es, que no se trata de que todos seamos iguales frente a la ley para garantizar nuestra voz en el ágora público, es que somos efectivamente iguales ante la ley, lo que equivale a que no sabemos el significado de tener una propia voz en la cosa pública.

Para nosotros: producción y exclusión Ciertamente los problemas filosóficos no se limitan a una búsqueda desesperada por la solución, ni a una respuesta apresurada. En este caso vemos como se precisa de una resignificación y adecuada potenciación de la isegoría e isonomía. El mero potenciar la isegoría culmina en la disolución significativa del puesto del ciudadano en el ágora; así como el mero aumento de la isonomía simplemente describe la forma misma de la ciudadanía que se desdibuja entre diversas prácticas sociales (como el mercado). Llegados a este punto, se evidencia que “el último eslabón de la cadena que legitimará e integrará el proceso de interacción es el político”, tal y como lo ha indicado el profesor Francisco Sierra: “pensar la democracia en la era Internet, es algo más que acceder al consumo y la información en red, significa, cuando menos, discutir públicamente”14. La integridad de la filosofía política ha comprendido que el acto político resulta específicamente transitivo, lo que significa que recae directamente sobre algún objeto. La política no se hace al margen de los intereses sino que establece prioridades y finalidades. La teoría política de estas finalidades va desde la paz perpetua kantiana y el utilitarismo anglosajón, hasta las garantías de convivencia en un mundo pluralista y las finalidades pragmáticas de felicidad y de justicia de los tres usos de la razón práctica15. Si bien podrían debatirse estos aspectos para revisar la prioridad o pertinencia de uno sobre otros, la propuesta a la que apuntamos es más simple. Ni para la paz perpetua, ni para el bien común, ni para la utilidad como principio… La acción política se hace para nosotros. Se trata de re-establecer cierto elemento primitivo y fundamental de la sociedad en la ciudadanía. Más que para la sociedad y el Estado, más que para el Mercado y la Justicia, el para nosotros establece como objeto directo de la acción política a los mismos sujetos (individuos diferenciados, reflexivos y dolientes)16 que la ejecutan.

14

Francisco Sierra es profesor titular de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla. Contacto: fsierra@us.es

15

Evidentemente, las consideraciones expuestas en este apartado están tomadas del texto de Habermas (2000), Tres usos de la razón práctica, texto al que remitimos al lector.

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Para utilizar la formulación diltheyana, que nos resulta precisa en la medida en que establece desde un fundamento humano un carácter histórico que no ha de olvidarse en la configuración ciudadana. Ahora bien, como este tema se sale del discurso que ahora evocamos, dejamos esta anotación como mera nota al margen.

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En el nosotros se dan formas de reconocimiento que ya desde Husserl y Ricoeur se han hecho célebres17, y en las que se define el ejercicio del nosotros más que desde una legitimación constitucional del individuo ante la ley como ciudadano, en las prácticas humanas de reconocimiento, como la gratitud y la promesa. Un discurso para nosotros no equivale a la destrucción de las instituciones estatales ni sociales, al contrario, pretende una consolidación de las mismas en una orientación hacia sus gestores y usuarios. Podríamos considerarlo como el proceso de auto-organizarnos en redes sin necesidad de una organización. Sin que ello implique el prescindir de la organización. Un buen caso de esto se muestra en la siguiente consideración respecto a la piratería en Internet: Nos piden que descarguemos “legal”, pero no nos dan formas de hacerlo. No es que queramos todo gratis (creo que los que buscan el “todo gratis” o bien viven en una utopía o no valoran el trabajo de los demás). Se trata de tenerlo todo lo más fácil posible, al alcance de la mano, rápido, sin tener que esperar un tiempo exagerado. La mejor forma de fomentar las descargas “legales” es ponérnoslo fácil (Genbeta, 2012).

Ciertamente la mayoría de contenidos que se encuentran en la web son producidos por sus usuarios. La interconectividad representa una garantía de la ciudadanía y un resguardo de la libertad de expresión efectiva, y no como la mera posibilidad de un libre arbitrio en la expresión. La propiedad como derecho ha llegado hasta el paroxismo (como el caso de las empresas que denunciaron sus propios sitios web por infringir su propio copyright) y resulta un camino cansino y muerto. La pregunta de, ¿por qué ciertos contenidos están presentes en un país y no en otro? O, ¿por qué son accesibles desde cierto lugar del globo y no del otro si son destinados al público global? En gobiernos con fuertes criterios de regulación como China se presentan censuras desde las cúpulas del gobierno (y son las que más escandalizan), pero existe aún una exclusión a la base, cotidiana y contra la que no vale marcha o protesta, porque en el fondo están en el horizonte de lo dado. Una ciudadanía para nosotros equivale a que somos nosotros para nosotros, no para el Estado ni para el mercado ni para alguna otra finalidad. Ciertamente la autorreferencialidad del nosotros puede distraer en la medida en que se pregunte por quién es el contenido de ese nosotros, cuándo más que un quién (acusativo en el predicado) establecemos la forma isegórica e isonómica de la ciudadanía. Estas formas de la ciudadanía definen novedosos caminos de entender el reconocimiento y los modos de lucha en los que el Derecho define al individuo dentro de una sociedad. La creación de contenidos, el acceso y utilización del

17 Cf. Ricoeur, P. (2005). Teorías del reconocimiento. Trotta. Madrid.

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open data, el diseño y gestión de nuevas plataformas, establecen formas que hasta el momento la forma tradicional de ciudadanía no ha sabido manejar y que lo ha hecho desde los recursos básicos del derecho más tradicional. El sometimiento del tratamiento de los open data a unos criterios formales permite el intento de devolver la seriedad y el rigor a un mundo político cuyos gobernantes tratan la información peor que sus administrados, siendo estos quienes aportan las guías de las que carece sus representantes políticos. El camino a la isegoría se abre nuevamente a través de la mejor eficacia en el tratamiento informacional del open data que como bien sabemos... No está en manos de los dirigentes sino de los dirigidos (de la Cueva, 2012).

Podría hablarse entonces de un nuevo cosmopolitismo, uno que no se limita simplemente a la formulación de una especie de Supraestado, garante de la paz perpetua, sino uno que asuma una sociedad civil allende las constituciones jurídicas específicas de los países definidos por fronteras geográficas. Este nuevo cosmopolitismo coincide con la idea expresada por Boaventura de Sousa Santos, al afirmar que: La nueva teoría de la ciudadanía, si no está acompañada por una nueva teoría de la confianza, podría convertirse con facilidad en otra trampa para el Sur. Por el contrario, la política cosmopolita propone que la entrada se vuelva irrelevante para la pertenencia social. Las personas pueden decidir entrar en países específicos, pero pertenecen a todos en general... (2009, p. 385).

Esta nueva teoría de la ciudadanía piensa sus bases en un reconocimiento más allá del que se da en un horizonte jurídico, definido por un sistema legal (que no debe desaparecer, bajo ningún sentido). Incluso se habla de un reconocimiento basado en la confianza, pues “el reconocimiento del otro es el reconocimiento del otro como sujeto de conocimiento, y en esto consiste el sentido ético-político de la solidaridad” (Mandujano, 2009). Ejemplos de estas formas renovadas del reconocimiento, por medio de la solidaridad, se evidencian en el trabajo colaborativo masivo, como el que acontece en los MOOC, en foros open source, en el uso de licencias Creative Commons, etc.18.

Habitabilidad de espacios digitales y MOOC Ahora bien, en la actualidad ha surgido una nueva experiencia de formación en línea que compete tratar dentro de este trabajo, se trata de los MOOC (Massive Open Online Course) en cuanto éstos permiten una nueva apropiación del conocimiento, interacciones sociales y culturales diversas que reconstruyen la forma

18 Ejemplos de esto es aquello que se ha entendido como Protesta 2.0 y que podríamos señalar en el claro ejemplo de la plataforma de www.avaax.org

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de habitar el ciberespacio. La hipótesis básica de este apartado consiste en la posibilidad de rastrear la forma en que los MOOC ofrecen nuevos modos de entender la formación a partir del empoderamiento de un espacio digital que permite diferentes interacciones de ciberhabitantes, de distintos lugares del mundo, reunidos por el interés en torno a un tema en específico. De esta manera, los MOOC ofrecen por sus características un espacio privilegiado para la fundamentación de una isegoría académica y la construcción, desde allí, de un cosmopolitismo a nivel cultural que sirve de base a una formación ciudadana. Los MOOC son cursos que deben cumplir con las siguientes características, que evidencian su importancia en este segmento sobre la producción: (1) Implican una acceso libre sin tener condiciones de pago ni prerrequisitos académicos; este aspecto aumenta de manera exponencial la población a la que una Universidad determinada impacta a partir de los cursos ofertados19; (2) Utilización del ciberespacio como espacio de formación, lo cual asume que al ser en línea permite una flexibilidad en el acceso a la información, pero además se apodera de todas las herramientas de formación posible en la web20; (3) Transforma la forma de las interacciones entre estudiantes y profesores procurando asentar una formación basada en el conectivismo21: Presenta un modelo de aprendizaje que reconoce los movimientos tectónicos en una sociedad en donde el aprendizaje ha dejado de ser una actividad interna e individual. La forma en la cual trabajan y funcionan las personas se altera cuando se usan nuevas herramientas. El área de la educación ha sido lenta para reconocer el impacto de nuevas herramientas de aprendizaje y los cambios ambientales, en la concepción misma de lo que significa aprender. El conectivismo provee una mirada a las habilidades de aprendizaje y las tareas necesarias para que los aprendices florezcan en una era digital (Siemens, 2004, p. 10).

19 El trabajo “Studying Learning in the Worldwide classroom research MOOC” (2013), evidencia a partir del análisis de las IP desde las cuales se ingresa a los cursos que se presentan en más de 140 países. Teniendo como top cinco “United States (26.333), India (13.044), the United Kingdom (8.430), Colombia (5.900), and Spain (3.684)” (2013, p. 17). Cabe anotar, el interesante dato de que Colombia se sitúe dentro de este top, evidenciando la importancia de este tema para nuestro contexto de formación y el campo de trabajo que las universidades colombianas aún no han sabido utilizar de manera adecuada. 20 El informe 2 de SCOPEO sobre los MOOC asume dentro del trabajo que hacen parte de la educación 3.0: “La Educación 3.0 es un paso más hacia el futuro, es otra forma de pensar y de actuar caminando hacia una sociedad más global, donde los estudiantes puedan realizar un papel de creadores de conocimientos, que compartan con profesores y compañeros, que sean evaluadores, creativos en definitiva que sean los protagonistas de su aprendizaje”. 21 Según Siemens, el conectivismo implica como “principios pedagógicos: El aprendizaje y el conocimiento dependen de la diversidad de opiniones. El aprendizaje es un proceso de conectar nodos o fuentes de información especializados. • El aprendizaje puede residir en dispositivos no humanos. • La capacidad de saber más es más crítica que aquello que se sabe en un momento dado. • La alimentación y mantenimiento de las conexiones es necesaria para facilitar el aprendizaje continuo. • La habilidad de ver conexiones entre áreas, ideas y conceptos es una habilidad clave. • La actualización (conocimiento preciso y actual) es la intención de todas las actividades conectivistas de aprendizaje. • La toma de decisiones es, en sí misma, un proceso de aprendizaje. El acto de escoger qué aprender y el significado de la información que se recibe, es visto a través del lente de una realidad cambiante. Una decisión correcta hoy, puede estar equivocada mañana debido a alteraciones en el entorno informativo que afecta la decisión”.

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Así, aparecen los MOOC como el espacio adecuado para que ese florecer de los aprendices conlleve a una cada vez mayor cultura global y cosmopolitismo. Siempre y cuando se cumplan los anteriores aspectos analizados y se integren las universidades latinoamericanas cada vez con mayor fuerza a la oferta de cursos MOOC, ya sea en las plataformas masivas más conocidas o en plataformas creadas desde el sur. Ahora bien, el trabajo actual implicó además del anterior análisis teórico un análisis de foros MOOC, en cuanto se consideran formas de interacción social en donde se puede evidenciar la construcción de identidades y procesos de auto-representación como comunidades apoderadas del ciberespacio, es decir, ciberhabitantes (Hagard, 2013, p. 36). Lo anterior a partir de un análisis cualitativo, desde una metodología de teoría fundamentada (Glaser y Strauss, 2009). De lo anterior, se sistematizó en categorías que evidencian estas formas de apropiación de los foros y las particularidades de los MOOC como apropiación del espacio digital. La apertura de nuevas formas espaciales evidencia la libertad del habitar humano (Quetglas, 1996), es por ello que en estos espacios se juega efectivamente el ejercicio de la libertad, específicamente en la dimensión intersubjetiva de la práctica de la libertad. De esta manera, el ciberespacio deviene en un nuevo ágora en el que surgen nuevas formas de configuración de la ciudadanía. Ciertamente hablamos de la ciudadanía digital que habita el espacio digital como espacio público. Si bien es cierto que el concepto de ciudadanía implica el de una nación soberana que reconozca los derechos y deberes del ciudadano particular, el horizonte de la ciudadanía digital abre las puertas a un nuevo cosmopolitismo que no simplemente se resuelve en el espacio físico que determina a una nación, sino en los espacios públicos, dentro del que queda implicado el ciberespacio. En el mundo fuera de línea, aceptamos el hecho que las leyes y nuestros derechos varían de país en país. Pero digitalmente, donde las normas sociales y escenarios técnicos configuran una realidad más fluida, esto no es tan fácil de aceptar. Si continuamos la protección de solo los derechos de algunas personas sobre la base de su nacionalidad u otra variable burda, perderemos. Debemos ver la ausencia de fronteras que nos ha dado la tecnología no solo como un concepto hermoso… [sino] como una realidad práctica. Internet es un lugar donde pudiéramos proteger los derechos de todos, equitativamente. Ante estos desafíos, los activistas de derechos humanos en todo el mundo están trabajando para reafirmar los derechos humanos universales… No hay mejor momento para poner en marcha el concepto como ahora. Tenemos a nuestra disposición un medio que no es completamente universal, pero está más cercano a serlo que cualquier otra cosa que hayamos tenido antes. Internet nos permite imaginar la universalidad en una escala real y también nos da el poder para hacer algo por ella” (Biddle, 2013). 318

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Tabla 1. Foros MOOC.

Categoría

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Posibilidades de isegoría

Emergencia de comunidades

Describe el uso típico de los foros para generar asociaciones de estudiantes a partir de aspectos en común. Sobre la emergencia de comunidades se puede evidenciar que se dan tanto de manera espontánea como creada con un fin en especial; así, existen foros que se generan a partir de comunidades, por ejemplo el idioma, profesión, localidad geográfica; las espontaneas están más relacionadas con hobbies, valores que encuentran en común, dificultades que se evidencian y desean trabajar conjuntamente. Se trata de una relación más cercana y que implican identidades que se van configurando, como por ejemplo de profesores, pensionados o creyentes en un ámbito en especial. Incluso, se da el caso de comunidades no virtuales que se unen a un MOOC para experimentar conjuntamente los procesos de educación virtual. Tales comunidades se ayudan con plataformas virtuales diferentes al mismo foro del curso, tales como Facebook, Skype, LinkedIn, Ventrillo o espacios de juegos virtuales. Se relaciona con manifestación de identidades, valores representados o asumidos y uso de otras herramientas tecnológicas.

• La asociación de estudiantes a partir de vínculos espontáneos • El desarrollo del foro como un espacio completamente abierto a diversas formas de comprenderse dentro de la red. • Determinación de asociaciones fuera de los límites (ya sean territoriales, educativos o de edad) a partir de lo que un grupo considera valioso e importante. • Interacciones virtuales que implican transformaciones y compromisos en el mundo no virtual.

Formas de apropiación del conocimiento

Por apropiación del conocimiento se • Intercambio de roles entre entiende los usos del foro por parte los mismos estudiantes, de los estudiantes para reflexionar, de ser poseedores de inconstruir, diagramar y reformar los formación, dadores de inmismos temas del MOOC; pasa desde formación constructores de la recomendación de libros de ayuda, conocimiento. elaboración de mapas conceptuales y • Relación entre evidencia de diagramas de los videos. la motivación por el ingreso Igualmente, se evidencia su uso como al curso y la consideración espacio para la reflexión moral sobre los del conocimiento. mismos usos de los foros académicos, • Vivencia moral a partir de por ejemplo castigos y sanciones frente códigos que se van construa diferentes comportamientos que romyendo y autodeterminan en pen un código de honor asumido (como una comunidad académica el irrespeto, el plagio o el uso indebido mundial. del material de clase).

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Categoría

Análisis del ciberhabitar

Espacio de comunicación entre profesor y estudiante. Es evidente que permite una comunicación real y efectiva para la solución de dudas y retroalimentación. En este caso la alimentación del foro por parte del estudiante es siempre grande; sin embargo, ya depende del maestro el nivel de actividad en el foro. Es claro el uso para solucionar dudas y reparar en algunas “injusticias” sentidas por los estudiantes. Llegan al caso de ser participaciones performativas que implicar una transformación en el mismo curso. Igualmente, es interesante la interacción con la categoría de “nivel formativo-nivel evaluativo” pues se evidencia que en los foros los estudiantes expresan la tensión de estos dos niveles; por ejemplo, la motivación de los MOOC como Interés sobre el espacios abiertos para el aprendizaje uso del foro de temas novedosos y que parten de intereses de los sujetos, sin embargo los problemas de las autoevaluaciones o de los test que pueden ser demasiado densos para el tipo de nivel. Así mismo, se mezcla la relación entre un uso específicamente académico del foro y evaluable con usos recreativos y de sociabilización; en estos casos se muestra un desacuerdo a que el foro quede como “simple presentación” o que sea “complicado” buscar la información necesaria para el curso. Es un espacio de mayor libertad donde se expresan con mayor fuerza las individualidades, sujetos que desean generar redes sociales a partir de los temas del curso, conocerse y tener un reconocimiento a partir de la misma colaboración e interés en los otros.

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Posibilidades de isegoría

• Transformación de los roles profesor estudiante, hacia una forma más cercana al conectivismo. • Relaciones de reconocimiento basadas en la colaboración e interdependencia. • Asumir el interés y lo lúdico como punto vital de las interacciones humanas que construyen comunidades. • Tensión entre las posibilidades reales de aprendizaje y la motivación. Que ha evidenciado el alto porcentaje de deserción de este tipo de cursos.


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Categoría

Análisis del ciberhabitar

Posibilidades de isegoría

Motivación

1. Aspectos no desarrollados en la vida que los foristas denominan “normal”, temas que causan ilusión o pertenecen a “sueños frustrados” y que la educación virtual, masiva y gratis permiten cumplir. 2. Complementar su trabajo con aspectos novedosos que puedan renovar su vida laboral. 3. Ampliar conocimientos y reforzar habilidades. 4. Mantener la mente trabajando en aspectos divertidos e interesantes. 5. Mejorar una segunda lengua mientras se aprende un tema de interés (la mayor cantidad de MOOC se ofertan en inglés). 6. El nivel de las universidades ofertantes y los profesores que imparten los videos. 7. El uso de nuevas técnicas y herramientas didácticas. 8. La flexibilidad misma de los cursos online. 9. Circunstancias íntimas de su vida (enfermedades, recuerdos de infancia, familiares).

• El cosmopolitismo como una construcción cultural de sujetos diversos que valoran aspectos similares y construyen sentidos conjuntos. • La visión de la formación como un aspecto esencial de una vida con sentido más allá del nivel de formación formal. • Apertura de centros de alto nivel de formación a una comunidad mundial ansiosa de apoderarse del valor académico. • Superación de la brecha de exclusión a partir de las posibilidades de lo virtual.

Nivel formativo vs. nivel evaluativo

Un aspecto que marca el uso de los foros es la discusión entre el nivel formativo y el evaluativo de los MOOC; en este sentido, se encuentra una extraña divergencia entre la motivación central de “aprender” y el deseo de ser “titulado” o tener un curso reconocido con una alta calificación. En este caso los participan• Comunidades autorreflexites mantienen posiciones muy divididas vas y apoderadas de sus sobre qué debería evaluarse dentro de propios procesos de aprenuna MOOC, así se tiene el caso de los dizaje. que consideran las evaluaciones necesarias y que deben tener una evaluación basada en desarrollo de competencias complejas; hasta los que consideran que el sistema virtual no debería de determinarse por el nivel evaluativo, más aún si se considera que es un tema externo al de sus profesiones.

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Usos del foro

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Posibilidades de isegoría

• Conectar comunidades emergentes; fundamentalmente relacionadas con características culturales y laborales. • Conocimiento interpersonal: es absolutamente variado, parte de cualquier curiosidad de un participante y tienen un alto grado de participación; saber de qué edad son, cuáles son sus intereses, actividades en común, usos del curso, calidad del curso, etc. • Ayudas académicas: centradas en puntos específicos o en general.

Determinación de comuni­ dades. Generación de redes a partir de intereses y conocimientos comunes. Conciencia de la performatividad del discurso y de la importancia del juicio.

Fuente: elaboración propia.

En esta lectura de los espacios del habitar, las prácticas de los individuos no quedan aisladas de la conexión (interconexión) entre los espacios mismos. Si bien se establecen así los eslabones de una cierta forma ciudadana, se forman también nuevos espacios para la amplitud de la experiencia humana. Así, en la manera en que se habitan los espacios digitales, esto es, en la manera en que se accede, se usan y se es permeado por ciertas representaciones, el individuo–usuario–ciudadano establece relaciones identitarias vinculadas hermenéuticamente a un ejercicio narrativo. Así, “la tarea de la hermenéutica, es doble: reconstruir la dinámica interna del texto y restituir la capacidad de la obra para proyectarse al exterior mediante la representación de un mundo habitable” (Ricoeur, 2000, p. 205). Este mundo habitable posee una estructura intersubjetiva que se encuentra determinada a la base de la configuración ya descrita del espacio. Esta intersubjetividad implica el abordaje de la distinción entre el enfoque comunicativo y el informacional, que diferencian prácticas de habitabilidad de los espacios digitales (Molinuevo, 2007, p. 47). La comunicabilidad como práctica de habitabilidad de los espacios digitales establece los vínculos sociales que fraguan relaciones, identidades e historias. La información establece los cimientos de la isegoría y la isonomía que garantizan el ejercicio ciudadano en los espacios digitales (de la Cueva). La búsqueda de la democracia es para nosotros, los medios son para nosotros, Internet es para nosotros.

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 325-343 .

Ciberespacio y ciudadanos: una mirada a través de los ayuntamientos españoles Antonio García Jiménez* 2 Beatriz Catalina García**

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Recibido: 15 de mayo de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen El ciberespacio constituye un marco idóneo para incentivar la participación ciudadana en la gestión de lo público. Un adecuado diseño y contenidos con herramientas de sencillo acceso para la interactividad comunicacional en páginas web facilitan la comprensión de los usuarios, y que estos tomen parte activa en el desarrollo político y administrativo de una determinada zona geográfica. En este contexto, la administración municipal, considerada la más cercana al ciudadano en España, dispone en Internet de un medio óptimo y económico para facilitar la exposición de opiniones, ya sean sugerencias, quejas u opiniones que procuren corregir posibles errores cometidos por los gestores públicos. No cabe duda de que la E-Administración facilita un gran número de servicios al ciudadano sin encontrarse con el obstáculo de la distancia física. También reconocemos la interactividad que entraña, pero se trata únicamente de rellenar espacios que son prefijados por el ayuntamiento, por lo que sigue habiendo un emisor y un receptor claramente definidos. Herramientas sencillas que pueden ser aplicables para incitar la participación activa de los ciudadanos en la web municipal son las generadas para que estos aporten contenidos audiovisuales, gráficos y textuales, los cuales aluden a aspectos que tienen que ver con el municipio correspondiente, enriquecen el contenido de la web y, por extensión, potencian la implicación política y comunicación ciudadana. Palabras clave: ciberespacio, participación ciudadana, gestión pública, E-Administración, web municipal. *

Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense (1996). Profesor titular del área de periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid-España; y ex Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la misma Universidad. Ha participado y dirigido diferentes proyectos de investigación relacionados con Internet (usos y riesgos en adolescentes, sistemas de información y organización de información en web, género e Internet), con la generación automática del lenguaje y con la representación de la mujer en los medios de comunicación. Dirección postal: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Correo electrónico: antonio.garcia@urjc.es

**

Beatriz Catalina García es profesora visitante del Departamento de Ciencias de la Comunicación I de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es Doctora en Comunicación y Ciencias sociales por la misma Universidad, y su tesis, titulada “Estudio sobre la interactividad en las web de los Ayuntamientos de España” fue dirigida por Antonio García. Dirección postal: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Correo electrónico: beatriz.catalina@urjc.es.

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Cyberspace and citizens: a view to Spanish town halls 3

Antonio García Jiménez* Beatriz Catalina García**

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Abstract Cyberspace makes an ideal framework to promote citizen participation in public management. A suitable design and suitable contents with tools of easy access for interactive communication on web pages facilitate the users’ understanding, and in that way they can have an active role in the administrative development of a specific geographical area. On this context, a town hall has on Internet as an ideal and economic mean that facilitates the presentation of opinions, suggestions which intend to correct public servants’ mistakes.Without hesitation,Emanagement facilitates a great number of services to the citizen without the obstacles involving the physical distance. We also recognize the interaction which internet has, but it only tries to fill in spaces set by the town hall,so there are still a well defined transmitter and a well defined recipient. Simple tools which can be applicable in order to foster citizens’ active participation in the town hall’s web page so that they contribute with audiovisual, graphic and text contents concerning the town’s issues. Thus, the content of the web page is increased and the political involvement and citizen communication are powered. Keywords: Cyberspace, citizen participation, public management, e-management, town’s web.

*

Doctor in Information Sciences at Universidad Complutense (1996). Professor of Journalism at Universidad Rey Juan Carlos, Madrid-Spain and former Dean of the Faculty of Communication Sciences at this university. He has participated and directed different projects which deal with Internet (uses and risks in teenagers, information systems and information management on web, gender and Internet), with the automatic language generation and women’s involvement in mass media. Address: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Email: antonio.garcia@urjc.es.

**

Beatriz Catalina García is Visiting Profesor at the Department of Communication Sciences at Universidad Rey Juan Carlos. She holds a Phd in Communication and Social Sciences from this university, and her thesis, “Estudio sobre la interactividad en las web de los Ayuntamientos de España” (Study on interaction of Spanish townhalls’ web pages) was directed by Antonio García. Address: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Email: beatriz.catalina@urjc.es.

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Le cyberespace et les citoyens : un regard à travers des municipalités espagnoles Antonio García Jiménez* Beatriz Catalina García**

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Résumé Le cyberespace constitue un cadre idéal pour stimuler la participation citadine dans la gestion du public. Un adéquat dessin et des contenus avec outils d’accès simple pour l’interactivité communicationnelle aux pages Web fournissent la compréhension des utilisateurs, et que ceux-ci prennent une active partie dans le développement politique et administratif d’une zone déterminée géographique. Dans ce contexte, l’administration municipale, considérée la plus proche au citoyen en Espagne, dispose dans l’Internet d’un milieu parfait et économique pour faciliter l’exposition d’opinions, soyez déjà des suggestions, des plaintes ou opinions qui essaient de corriger des erreurs possibles commises par les gérants publics. Il ne fait aucun doute que la E-Administration fournisse un grand nombre de services au citoyen sans se trouver avec l’obstacle de la distance physique. On reconnais aussi l’interactivité qu’elle enfouit, mais il s’agit de remplir uniquement les espaces qui sont préfixés par la municipalité parce qu’il continue d’y avoir un récepteur et un émetteur clairement définis. Les outils simples peuvent être applicables pour inciter l’active participation des citoyens dans la web municipal sont les générées pour que ceux-ci apportent des contenus audiovisuels, graphiques et textuels, lesquels font allusion à des aspects qui ont à voir avec la municipalité correspondante, ils enrichissent le contenu d’un web et, par extension, ils renforcent l’implication politique et la communication citadine. Mots clés: Le Cyberespace, la participation citadine, la gestion publique, e- administration, le web municipal. *

Docteur en Sciences de l’Information par l’Université Complutense (1996). Professeur Titulaire du domaine de Journalisme de l’Université Rey Juan Carlos, Madrid-España et un ex-Doyen de la Faculté de Sciences de la Communication de la même université. Il a participé et dirigé différents projets de recherche en relation l’Internet (des usages et des risques chez des adolescences, des systèmes d’information et organisation d’information sur la web, le genre et l’Internet), avec la génération automatique du langage et avec la représentation de la femme dans les médias. Adresse: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Email: antonio.garcia@urjc.es.

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Beatriz Catalina García Est professeur invitée du Département de Sciences de la Communication I de la Faculté de Sciences de la Communication de l’Université Rey Juan Carlos de Madrid. Elle est un Docteur en Communication et Sciences sociales par la même université, et sa thèse, intitulée «Des études de l’interactivité dans le web des conseils municipaux d’Espagne» elle a été dirigée par Antonio García. Adresse: Calle Tulipán, s/n, 28933 Móstoles, Madrid, España. Email: beatriz.catalina@urjc.es.

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Introducción El ciberespacio constituye un marco idóneo para incentivar la participación ciudadana en la gestión de lo público. Un adecuado diseño y contenidos con herramientas de sencillo acceso para la interactividad comunicacional en páginas web facilitan la comprensión del usuario, que estos tomen parte activa y no sean solo meros oyentes que no opinan, ni demandan ni intervienen en el desarrollo político ni administrativo de una determinada zona geográfica. En este contexto, la administración municipal, considerada la más cercana al ciudadano en España, dispone en Internet de un medio óptimo y económico para facilitar la exposición de opiniones, ya sean sugerencias, quejas u opiniones que procuren corregir posibles errores cometidos por los gestores públicos, con la intención de que estos ofrezcan oportunidades y servicios más consonantes a la demanda de la población y que cuenten con el máximo consenso posible. En una óptima comunicación web con el ayuntamiento, el ciudadano no es únicamente un interlocutor, sino que se convierte en un descubridor y, en algunos casos, en un inventor. Los resultados que expondremos en este texto, corresponden a la cuantificación y análisis de contenido de la tesis doctoral defendida por la coautora de este texto sobre las herramientas utilizadas por los ayuntamientos de España en sus web oficiales, para incentivar la participación ciudadana. Para su desarrollo se obtuvo una muestra de 351 municipios españoles (incluidas las 51 capitales de provincia), de un universo de 4.670 ayuntamientos que disponen de página web. El objetivo era clarificar si los ayuntamientos aplican en sus webs oficiales las herramientas adecuadas para incentivar la participación ciudadana. Este análisis se acompaña de la cuantificación de aquellas herramientas digitales que incitan a la comunicación entre ciudadanía y administración municipal. También se ha tomado en consideración los elementos innovadores que, fomentando la interactividad, permiten que los actores de este contexto comunicativo no queden prefijados en los roles estereotipados y, en cierto modo, anacrónicos, de emisor y receptor. Consideramos que en una página institucional no se deben descartar ninguna de las fórmulas disponibles que fomentan la participación ciudadana en la comunicación por Internet. No cabe duda de que la E-Administración facilita un gran número de servicios al ciudadano sin encontrarse con el obstáculo de la distancia física. También reconocemos la interactividad que entraña, pero se trata únicamente de rellenar espacios que son prefijados por el ayuntamiento, por lo que sigue habiendo un emisor y un receptor claramente definidos. Herramientas sencillas que pueden ser aplicables para incitar a la participación activa de los ciudadanos en la web municipal son las generadas para que estos aporten contenidos audiovisuales, gráficos y textuales, los cuales aluden 328

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a aspectos que tienen que ver con el municipio correspondiente, enriquecen el contenido de la web y, por extensión, potencian la implicación política y comunicación ciudadana. En el mencionado estudio se comprobó si en cada página web analizada se ofrecían este tipo de herramientas, habituales y generalizadas en todo el universo Internet, para fomentar la comunicación con la administración pública; además se cuantificaron alternativas novedosas que mantienen la interactividad entre el ciudadano y el ayuntamiento, o en el seno de la propia ciudadanía.

Estado de la cuestión Los ayuntamientos en España constituyen los entes más modestos de toda la estructura orgánica pública en varios aspectos: en el referido a sus fondos económicos, en su cantidad poblacional y en su capacidad legislativa. Este hecho no va en consonancia con la paulatina y cada vez mayor asunción de competencias ni tampoco con la identificación de los ciudadanos hacia la institución más estrecha que con otras administraciones. Sin embargo, la participación ciudadana y el denominado Open Government no deben ni pueden encontrar trabas en los problemas económicos y competenciales que tienen actualmente los ayuntamientos en España, sino todo lo contrario. El uso de Internet aumenta la posibilidad de participar reduciendo los costes que suponen la implicación activa de los ciudadanos en un Gobierno Abierto, al menos, “de usuarios habilidosos y experimentados, incluso en ausencia de motivaciones políticas” (Borge et al. 2012). El creciente grado de insatisfacción de los ciudadanos por la política se traduce, entre otros fenómenos, en una alta abstención en las consultas populares y en una escasa afiliación en los diferentes colectivos. El Libro Blanco de la Gobernanza Europea (2001)1 pretende ofrecer pautas como el desarrollo de la transparencia, la coherencia, la eficacia, la apertura a la participación, la rendición de cuentas y la asunción de responsabilidades; todas ellas como elementos característicos de una buena gobernanza. El propio sistema democrático ofrece instrumentos garantes para su efectividad en el caso de la transparencia, la rendición de cuentas o la asunción de responsabilidades. Sin embargo, la participación ciudadana ha tenido poco recorrido si se tienen en cuenta las diferentes clasificaciones que se han establecido al respecto en la cronología de la literatura científica. Desde la propuesta por Arnstein (1969) hasta otras más recientes, como la sugerida en el año 2000 por la International Association for Public Participation (IAP2) que sitúan la implicación ciudadana en los niveles más básicos. En el caso de Arnstein se englobaría, en el mejor de los casos, en un nivel intermedio: el Plano de la Participación Simbólica¸ por el cual se permite a la ciudadanía escuchar, tener voz e incluso que esta 1

Comisión Europea (2001). La gobernanza europea - Un Libro Blanco. [COM (2001) 428 final – Diario Oficial C 287 de 12/10/2001].

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sea escuchada; muy distante a lo que se espera de una verdadera y efectiva participación –Plano del poder ciudadano– por la que el individuo toma decisiones mediante mecanismos de negociación y de acuerdo. En la clasificación de IAP2 (por este orden: información, consulta, implicación, colaboración y delegación), la actual participación se vendría a situar en un grado consultor con discretas conquistas hacia la implicación. Paralelamente, el estudio publicado por el CIS “Ciudadanía, Participación y Democracia” (2002), refleja que solo el 2,7 % de los españoles mayores de 18 años está adscrito y participa activamente en alguna asociación, ya sea política o de cualquier otro ámbito. En la aportación de causas que conllevan a esta desidia, Llinares (2010, p. 51) apunta que la participación “tiene que ver más con una actitud y una forma de entender el rol que se debe jugar que con una forma concreta de practicarlo”. La comunicación con el ciudadano puede ser potenciada a través de la web oficial de las administraciones, pero no con una mera página informativa que esté disponible en la red. Internet ofrece la posibilidad de plantear mensajes públicos, restringidos y personales, sin limitaciones espaciales o temporales. Investigadores como Evans y Campos (2013) apuntan la conveniencia de evaluar la percepción del público sobre las políticas, pero también es deseable evaluar las consecuencias sobre la percepción del público en torno a la política y a la administración a través del Open Government; de este modo, añaden, se podrá determinar la brecha entre la oferta pública y la demanda ciudadana. Si planteamos una relación directa de la participación con la implicación de los ciudadanos en la formulación, ejecución y supervisión de las políticas públicas, Internet facilita esta labor: pero por si solo es imposible. Si nos ceñimos a los datos aportados por Nielsen (2011), el 10 % de los usuarios de Internet produce contenidos, el 90 % restante –a los que el autor denomina Lurckers– solo consumen esos contenidos. Encontramos, por tanto, que el acceso a un Gobierno Abierto de los ciudadanos se limita a una mera teoría. Una cuestión que se acentúa con la tesis de la normalización apuntada por Margolis y Resnick (2000) quienes consideran que, tras las expectativas que en un principio creó Internet, la actividad se ha ido normalizando y los individuos hacen en Internet lo que hacían ya presencialmente; en este sentido, Internet no moviliza a gente nueva, sino refuerza a los que ya participaban en política. Igualmente, se relaciona con ello la teoría de la movilización y del refuerzo desarrollada por Norris (2003), quien asegura que las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación son utilizadas preferentemente por aquellos ciudadanos y grupos sociales ya activamente implicados en los asuntos públicos. Es evidente que, puesto en práctica de modo efectivo, el Open Government fortalece la democracia pero, para ello, es preciso un cambio de conducta bidireccional (de administradores y de ciudadanos) y que tiene que ver con el ámbito cultural, con la forma de ejecutar políticas, con la organización y con las formas de comunicarse. Freeman (2013) concluye que el creciente aumento de las poblaciones con acceso a Internet y, por ende, con nuevas formas de comunicación, obliga a los municipios a adoptar y utilizar estos métodos para incrementar la comunicación ciudadana. 330

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Es deseable, por tanto, que el punto de partida para el logro de ese cambio de conductas provenga de la propia administración pública y, en el caso que nos ocupa, de los ayuntamientos y de los responsables políticos municipales, quienes sería conveniente que tuvieran en cuenta lo que Surowiecki (2005) denominó Sabiduría de multitudes, o lo que Lévy (2004) consideró como La inteligencia colectiva. En otras palabras, la toma de conciencia por parte de los administradores de la capacidad que tienen los ciudadanos para proponer, e incluso desarrollar políticas activas. En este mismo contexto, Lehtonen y Mambere (2013) mostraron que los temas propuestos por los residentes en el municipio finlandés de Tampere, proporcionaron una base útil para explorar elementos de las tecnologías de la comunicación que facilitan formas de conocimiento en la planificación de las ciudades y en el desarrollo de los barrios. Salvo algunas voces reticentes, casi excepcionales, la mayoría de los estudios consideran imprescindible la implicación social en el ámbito municipal. Como punto previo, Chaín, Muñoz Cañavate y Más Bleda (2008), centran su investigación en el desarrollo orgánico del ayuntamiento, lo que ha contribuido a incrementar la relación con los vecinos. Aseguran que el nuevo modelo administrativo local sigue siendo burocrático, si bien con una mayor flexibilización de las relaciones entre sus diferentes áreas. En consecuencia, esta realidad implica un mejor funcionamiento en un modelo de ayuntamiento cada vez más complejo que, por otra parte, evidencia un aumento en las aplicaciones online. No obstante, autores como Baldershein y Øgård (2008) defienden el carácter social que se debe imprimir a la participación, en detrimento del rasgo político que esta pueda poseer. Precisamente, Sádaba (2010) atribuye la brecha digital a otras diferenciaciones sociales, educacionales, económicas o culturales, las cuales, en un mundo globalizado, han sido motivo de separación y marginación. Más cercano a nuestro ámbito de estudio, Voces-Merayo y Codina (2009), refiriéndose a Internet, destacan la importancia de la participación ciudadana en el desarrollo social, y aseguran, asimismo, que el éxito de una página web estriba en conocer al usuario, saber los perfiles que puede adoptar y satisfacer sus demandas, en definitiva, implementar una web útil, usable y accesible. Para conseguir estos objetivos, comunes también en otras investigaciones, Pineda de Alcázar (2009) se centra en la estructura que, en su opinión, facilita un espacio para las relaciones horizontales con consecuencias a largo plazo. En aras de una perspectiva positivista, la participación social puede ser objetivamente cuantificable en diferentes aspectos y numerosos ámbitos (Salinas, 1988; Regil, 2001; Van Kaan y Bordewick, 2002). El aprovechamiento de este tipo de análisis reside en la medición de la eficacia que caracteriza a las propuestas y recursos, los cuales deben –o sería deseable– que incitaran a una implicación activa del individuo. Por último, es obligado mencionar la denominada web 2.0, estrechamente enlazada con la comunicación del ciudadano, que ha sido objeto de numerosos

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estudios en los últimos años. Correa (2008) atribuye a este fenómeno “más cambios culturales que tecnológicos” y, en la misma línea, Ros-Martín (2008) afirma que una consecuencia de su implantación es la reelaboración de los sistemas de filtrado social que proporcionan al usuario una mayor capacidad de discernimiento. En relación con las administraciones públicas, Zappen, Harrison y Watson (2008) presentan las bondades que la web 2.0 puede tener para las administraciones públicas, puesto que pueden proporcionar el diseño de servicios que satisfagan la demanda cada vez mayor de usuarios de experiencias útiles y enriquecedoras. Flores y Rezende (2013), en referencia a la red Twitter, atribuyen a esta un gran potencial comunicacional entre el gobierno y los ciudadanos en numerosos niveles y en direcciones multidireccionales entre los usuarios.

Una escasa apuesta por Internet A pesar de la generalización de usos en Internet ya perceptible a finales del siglo pasado, pudimos comprobar una década después, entre el 2009 y el 2010, que cerca de la mitad de los ayuntamientos, algo más de un 42 % del total, no disponía aún de página web oficial (García, 2011). Del resto de municipios, se corroboró que en los mejores casos, están vinculados a webs más generalizadas gestionadas por determinadas empresas, pero cuyo mantenimiento (si es que existe) no depende de los gestores o administradores municipales. La división que se realizó para el estudio corresponde a la población censada y registrada en el Instituto Nacional de Estadística (tabla. 1). Tabla 1. Población censada con y sin web POBLACIÓN Menos de 101 hab.

SIN WEB (%)

CON WEB (%)

TOTAL

762 (71,1 %)

311 (28,9 %)

1.073

1.676 (61,6 %)

1.045 (38,4 %)

2.721

501-1.000 hab.

452 (42,4 %)

614 (57,6 %)

1.066

1.001-2.000 hab.

298 (32,1 %)

630 (67,9 %)

928

2.000-3.000 hab.

119 (22,9 %)

399 (77,1 %)

518

3.001-5.000 hab.

77 (15,3 %)

427 (84,7 %)

504

5.001-10.000 hab.

38 (6,9 %)

515 (93,1 %)

553

101- 500 hab.

10.001-20.000 hab.

20 (5,6 %)

336 (94,4 %)

356

20.001-30.000 hab.

0 (0 %)

148 (100 %)

148

30.001-50.000 hab.

0 (0 %)

100 (100 %)

100

50.001-100.000 hab.

0 (0 %)

83 (100 %)

83

100.001-500.000 hab.

0 (0 %)

56 (100 %)

56

Más de 500.000 hab.

0 (0 %)

6 (100 %)

6

3.442 (42,4 %)

4.670 (57,6 %)

8.112

TOTAL

Fuente: elaboración propia.

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Estamos, por tanto, ante un primer dato que, pese a su aparente obviedad, no deja de ser importante: conforme aumenta al nivel poblacional, se incrementa la cantidad de ayuntamientos que disponen de páginas web institucionales. Sin embargo, se ha observado que la cantidad de web no viene acompañada por un paulatino incremento cualitativo en lo que se refiere al grado de interactividad y, en consecuencia, la aceptación de los ciudadanos por parte de la administración local como participantes en la generación y desarrollo de un “ayuntamiento virtual”, por el cual se pueda conseguir una participación democrática cuasi directa del usuario en la vida y avances de su propio municipio.

Proliferan las redes sociales y los blogs En el caso de los ayuntamientos, la finalidad de introducirse en Internet es ofrecer un recurso más para el avance de la ciudadanía, pilar básico de cualquier tipo de administración pública. Si se pretende que en la era democrática y con el meteórico progreso de las nuevas tecnologías, sean unos pocos los que dirijan los destinos de todos los demás, las páginas web municipales se quedarán en un recurso prácticamente olvidado por el ciudadano que buscará otras vías de escape en Internet con mejores oportunidades para alzar su voz. Este extremo ya se está produciendo con la proliferación de las denominadas “redes sociales”. De hecho, existen municipios que sustituyen la interactividad en la propia página por un enlace hacia un vínculo de estas redes, fundamentalmente Facebook o Twitter que son las más populares. En otras palabras: hay ayuntamientos que prefieren fomentar páginas ajenas a la suya propia, relegando esta a un segundo plano para la participación y reservándola para una información unilateral tradicional con emisor y receptor plenamente identificados. Incluso hay responsables políticos, en su mayoría los propios alcaldes, que protagonizan su propio blog y que en muchos casos disponen también de un vínculo en la propia página municipal. En estos blogs se generan diversos foros propuestos por el regidor quien, por supuesto, tiene la parte protagonista en lo que se refiere a exponer opiniones, mientras que las impresiones y valoraciones de los ciudadanos van a la zaga. Se ha comprobado que una gran cantidad de municipios, independientemente de su nivel poblacional, utiliza con bastante frecuencia la página Foro-Ciudad (www.foro-ciudad.com), incluso llega a ser parte del contenido en los cursos formativos de iniciación a las nuevas tecnologías que se imparten en los centros públicos de acceso a Internet. El Foro-Ciudad se ha convertido en una alternativa a las localidades que carecen de web municipal, o como un contrapeso a las propias páginas excesivamente institucionales y con escasa interactividad para los ciudadanos. Ésta es una de las razones por la que muchos ayuntamientos eligen esta opción, desechando la creación de una web propia que potencie una mayor identificación para el ciudadano, en comparación al matiz tan generalista aportado por el Foro.

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Factores que potencian o impiden la

interactividad en una web municipal La posible reticencia política

La creación de una página web que potencie la implicación de los vecinos debe pasar inexorablemente por la apuesta, la voluntad y el interés del administrador (en este caso, del ayuntamiento) para conseguir este objetivo. A pesar de que los ayuntamientos democráticos en España están ya consolidados tras casi 40 años, cuesta aún mucho trabajo implicar a los vecinos en la gestión y en el desarrollo de un municipio que vaya más allá de una consulta cuatrienal en los momentos electorales. Esta actitud, un tanto desidiosa, puede tener como principal razón el resquemor de los administradores políticos hacia las nuevas tecnologías, desde el punto de vista de la capacidad que estas aportan para una espectacular difusión de la opinión pública, la cual entraña (y los políticos lo saben) un aluvión de críticas, ya sean constructivas o no. Por tanto, en esta posible reticencia se encuentra implícito el principal obstáculo por el cual los políticos no se plantean la posibilidad de crear una herramienta como es una página web que ofrezca una participación abierta de la ciudadanía. Existe un potencial riesgo de que la web se convierta en un mentidero donde todos hablan de todo sin orden ni concierto, valorando de forma negativa las actuaciones y gestiones de los administradores municipales. Sin embargo, las nuevas tecnologías no solo han traído consigo la posibilidad de una propagación masiva de ideas, opiniones y conceptos. Hay una gran cantidad de instrumentos y recursos para poder mantener un cierto control sobre la página pero que, a la vez, pueda servir como cauce de participación constante de toda la ciudadanía, tanto en el ámbito colectivo como individual; lo que, sin duda, constituye, un claro avance para el desarrollo municipal.

La selección en la participación Bien es cierto que no se puede dar rienda suelta en una página institucional a todo tipo de valoraciones y opiniones. No estamos hablando de censura previa, uno de los aspectos más deleznables en un Estado democrático. Nos referimos a filtros que no coarten la libertad de expresión pero que esta sea interpretada correctamente. En otras palabras: que la difusión de opiniones y críticas tengan un carácter constructivo y, en ningún caso, destructivo. La plena libertad para exponer opiniones puede traer como consecuencia casos como el del municipio de Tamames (Salamanca), que dispone de un foro que, bajo la denominación de Libro de Visitas, se reflejan ideas y comentarios desordenados y absolutamente 334

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inconexos entre sí. Este hecho lo único que genera es un “ruido” informativo sin aportar a cambio nada positivo, ni para el municipio ni para sus vecinos. Determinados municipios se vieron obligados a retirar los recursos de participación: el Ayuntamiento de Cardenete (Cuenca) anuncia en su página la instalación de un sistema para que los usuarios del foro puedan ser identificados: “Con motivo de los últimos comentarios aparecidos en el presente foro que, amparándose en el anonimato, aprovechan para injuriar, calumniar y mentir, nos hemos visto en la obligación de cerrarlo temporalmente hasta que se consiga adaptar el sistema para que todo aquel que quiera escribir en el foro se tenga que identificar”. Una situación similar se produjo en la localidad de Sancti-Spiritus (Salamanca), cuya página web anuncia: “hemos encontrado publicaciones de amenazas, insultos, mensajes que han podido violar la ley de protección de datos y afectar a personas ajenas a la corporación de este municipio”. Otro filtro puede ser la lectura previa por parte de un gestor antes de su publicación, como lleva a cabo el municipio de Valdemanco (Madrid), que lo anuncia del siguiente modo: “Sé amable y educado y evita usar palabras malsonantes. El administrador revisará todos los mensajes antes de publicarlos”. La ventaja que tiene este tipo de filtro sobre el anterior es descartar cualquier posibilidad de crítica destructiva que, en el peor de los casos, obligue al ayuntamiento a demandar judicialmente a algún usuario. Pero, como contraposición, la lectura de los mensajes no es inmediata, hecho que puede coartar la participación del ciudadano.

Eficacia y rapidez en la comunicación Para conseguir un fin correcto en la eficacia de la web, es preciso que el administrador sea rápido en su tarea de revisión de mensajes. Que no transcurra demasiado tiempo desde que el emisor lo transmite hasta que es publicado. Otras opciones que también requieren premura son los correos electrónicos, buzones de sugerencias y el resto de recursos similares que, en definitiva, su fin es idéntico y solo varía su denominación. El Ayuntamiento de Guadalajara, a pesar de tener una de las páginas más participativas, contestó a nuestra solicitud de información casi un mes después de su emisión. Aseguraron en la respuesta que el correo fue abierto con retraso “debido a un problema organizativo, pero nuestra gestión es habitualmente mucho más ágil”. Con una demora similar contestaron también desde Valencia; y otros, como el de Madrid, emitieron un acuse de recibo una semana después, y pasado algo más de un mes, recibimos la respuesta. Un caso contrario lo encontramos, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Poboleda (Tarragona) o el de Valladolid, cuya respuesta fue prácticamente inmediata e incluso, en este último caso, utilizaron dos vías: el correo electrónico y el teléfono.

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Tanto la filtración como la publicación de las aportaciones vecinales, además de rápidas, deben estar generalizadas en la mayoría de los recursos participativos. No solo deben ser premisas básicas en un foro, sino también en la exposición de imágenes, como lleva a cabo el Ayuntamiento de Coria del Río (Córdoba); y en el resto de instrumentos que impliquen una aportación del usuario a la página web. El gestor municipal no debería olvidar en ningún momento que una buena baza para transmitir confianza al ciudadano es escuchar sus impresiones, compartir con él las diferentes iniciativas que tengan que ver con el municipio, no solo las que supongan un avance en su desarrollo, sino aquellas que añadan un signo de identidad propio y que sea generado por el conjunto de la ciudadanía. La página web pública se puede convertir en un referente para el vecino y que el visitante esporádico encuentre un marco de referencia; no con valoraciones unilaterales procedentes de los organismos públicos, sino con la opinión que tengan los ciudadanos de a pie, ya sean residentes o no en ese municipio.

Participación con innovación Elementos como la publicación de fotos, libros de visitas o textos alegóricos a la localidad, posibilitan el alcance de un doble objetivo: por una parte, conseguir una página web municipal con “personalidad” propia, que incluso sea el vivo reflejo de la idiosincrasia de esa localidad; y, por otra parte, que el ciudadano recurra habitualmente a la web oficial de su municipio. De este modo, el ayuntamiento, en su talante democrático, podrá lograr un fin esencial que, muy posiblemente, haya sido siempre un obstáculo porque no encontraba la vía para culminarlo: la implicación del ciudadano y el sentimiento de este para considerar que su esfuerzo es necesario si quiere que el municipio avance. Además, la administración municipal podrá conseguir una comunicación fluida y directa con el ciudadano y no solo que este se movilice en una consulta electoral cada cuatro años. Las dimensiones que alcanzan los municipios hacen inviable una participación física directa en periodos más o menos cortos de tiempo. Por ello, la página web puede ser vista como un instrumento que reduzca esas distancias comunicacionales entre el ciudadano y los administradores públicos. Los foros, chats y la introducción de elementos videográficos, son sumamente eficientes para poder conseguir la interactividad deseada. Pero existen también fórmulas novedosas que fomentan la identificación del usuario y que, con la correcta gestión, resultan sumamente eficientes y participativas. Un ejemplo de ello se ha encontrado en la página web de Guadalajara, con un vínculo que se esconde tras una particular denominación “Enwada” (http://enwada.es/ wiki/P%C3%A1gina_Principal ). Se trata de un proyecto de difusión cultural promovido por el ayuntamiento de esta localidad, y financiado con fondos europeos del Plan Avanza. 336

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Supone una valiosa herramienta cultural porque funciona con un sistema similar a la popularmente conocida Wikipedia. En este caso, los usuarios pueden aportar artículos referidos a todo lo que tiene que ver con la ciudad. La temática es numerosa y se divide en grandes áreas, a saber: Marco General, Estructura Urbana, Instituciones Locales, Política y Gobierno, Economía y Sociedad, Ciencia y Cultura, Historia y Periodos Históricos. Todos los artículos son sometidos a revisión por un grupo de editores, los cuales comprueban la pertinencia y corrección de los escritos enviados por los usuarios de forma voluntaria y desinteresada. Igualmente, se pueden enviar correcciones o ampliaciones de lo ya publicado con otros textos, pero también con imágenes, gráficos, mapas, etc. Es, por supuesto, una forma de captar nuevos lectores de la página institucional y, por extensión, de un uso cada vez más frecuente. Otro modo para conseguir este objetivo es el propuesto por el Ayuntamiento de Barcelona. Se trata de una herramienta algo más prosaica que la descrita de Guadalajara pero con una efectividad similar. Su denominación ilustra plenamente a su contenido: “dedica una estrella en el firmamento virtual de Barcelona”. El usuario puede escribir un mensaje a un ser querido que será añadido a una nueva estrella que se genera en una pantalla, en la cual se simula un cielo plagado de astros en una noche despejada. El destinatario del mensaje recibe un aviso en su correo electrónico con un vínculo añadido que enlaza directamente con la web institucional de Barcelona para que, de este modo, pueda ver su dedicatoria. Paralelamente, hay una idea que plantean municipios como el de Jaca (Huesca) y el Ayuntamiento de León. Se trata de una iniciativa que, además de intentar captar a nuevos usuarios, ilustra las excelencias de ambas localidades. Nos referimos al Envío de Postales. La página dispone de algunas imágenes alegóricas del municipio y cada una de ellas ofrece un vínculo para poder ser reenviadas a direcciones de correos electrónicos de particulares. En Barcelona eran estrellas con mensaje; en Jaca y León son imágenes en forma de postal. En cualquiera de los casos, el objetivo es el mismo: dar a conocer la página web municipal al mayor número de internautas y no solo residentes en esos municipios.

Interactividad y participación independiente al nivel poblacional Los índices poblacionales no pueden convertirse en una excusa para no implicar a los vecinos en la página web. Una amplia mayoría de administraciones con una territorialidad superior que la municipal han puesto en marcha, con mayor o menor acierto, diversas iniciativas para que todos los ayuntamientos tengan su sitio en la red. Se han observado una gran cantidad de municipios que utilizan un modelo marco para el diseño de su web financiado, gestionado o patrocinado por su diputación provincial o por cualquier administración territorialmente más grande.

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Sin embargo, son escasas las webs de este tipo que plantean algunas señas de identidad propias. Todas se ajustan a un esquema común y en la mayoría de los casos no son completadas con contenidos elaborados por la administración municipal o por cualquier otro agente que tenga que ver con la localidad. Estas páginas suelen corresponder a los municipios de menor tamaño, cuyo índice poblacional no supera los 2.000 habitantes en el mejor de los casos. Las reducidas dimensiones de una localidad pueden ser consideradas como una ventaja a la hora de elaborar una página web con unas señas de identidad propias. Por ejemplo, Valverde de Majano (Segovia), cuyo censo no alcanza el millar de habitantes, dispone en su página de una original sección que solo puede ser aplicable en las localidades de reducidas dimensiones. Felicita a los vecinos en el día de su cumpleaños. De esta forma se consigue un doble objetivo: primero, que la actualización se lleve a cabo prácticamente a diario; y, segundo, que el vecino sienta como parte suya la web de su ayuntamiento, de su pueblo. Son alternativas peculiares que, aunque no incentivan la participación activa del usuario en la página, sí que consiguen una conexión más personal y cercana entre la administración y el vecino. Este puede ser un punto de arranque para seguir avanzando hacia una implicación ciudadana mucho mayor en el desarrollo de la localidad, a través de un instrumento como el que aportan Internet y las nuevas tecnologías. La implantación de medidas para conseguir un desarrollo sostenible y una reducción de los elementos contaminantes es otro de los objetivos que se han planteado en este siglo XXI. Algunos municipios han propuesto una iniciativa que, además de incentivar este tipo de medidas, fomentan la participación de los vecinos y la comunicación entre ellos. El proyecto se denomina Compartir coche. La idea consiste en que los ciudadanos con vehículo propio, y que todos los días realizan el mismo itinerario a su trabajo o a su lugar de estudios, puedan compartir el viaje con otros vecinos para distribuir gastos y evitar emisiones innecesarias de CO2. Desde la página web se ofertan los viajes o se solicitan itinerarios, hecho que invita a una participación activa y a que el usuario adopte la web municipal como una práctica herramienta para facilitarle su vida cotidiana. Son alternativas que no implican necesariamente un gran esfuerzo técnico o económico por parte de la administración municipal, solamente algo de voluntad para ponerlo en marcha y que sean los propios usuarios quienes lo hagan rodar. De esta forma la interactividad, en mayor o menor grado, está garantizada con elementos originales que, además, suponen una implicación del vecino y aportan una imagen más positiva de la administración pública, sin que sus responsables puedan exponerse a riesgos relacionados a la introducción de contenidos indeseables.

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E-Administración y correo electrónico como recursos de inicio, pero no exclusivos Del 58 % de los ayuntamientos españoles que disponen de página web oficial, cerca de un 80 % tienen activados dos recursos básicos: por un lado, la posibilidad de tramitaciones online, más conocida como E-Administración; y, por otro, la habilitación de una dirección de correo electrónico. Ambas herramientas son adecuadas para que el ciudadano visite la página de su ayuntamiento y que inicie una fase de participación que invite a interactuar con la web; que no se limite únicamente a cliquear y ser un mero espectador pasivo de todo lo que le ofrece el administrador. La E-Administración se encuentra desarrollada en varias fases dependiendo del municipio: unos solo se limitan a exponer documentos para su posterior presentación física en el ayuntamiento; y otros van más allá con la posibilidad de tramitar las gestiones por vía telemática, con o sin certificado digital. Algunos de los municipios incorporan innovaciones, como es la inscripción en cursos o eventos y la venta de entradas para acontecimientos, entre otros. En determinados casos, plantean varias novedades como por ejemplo la localidad de Santa Olaya (Toledo), que facilita la tramitación de denuncias ante el cuerpo de seguridad de policía. Bajo el título de Policía-Net, ofrece una herramienta que no se ha visto en el resto de páginas analizadas. En cualquier caso, no deja de ser una variante de la E-Administración. En cuanto al correo electrónico, se han visto también diversas alternativas: formularios-modelo o correos electrónicos dirigidos al alcalde, al servicio de atención ciudadana o a las diversas delegaciones que integran la gestión municipal. En algunos casos invitan a la participación con sugerentes denominaciones, tales como Gobierna con nosotros o Ayúdanos a mejorar. Efectivamente son puntos básicos y piezas de arranque para la implicación ciudadana en la página municipal, pero no deben ser las únicas. Hay que ir más allá, al menos ofrecer alguno de los recursos que invitan a una mayor participación como pueden ser, entre otros, chats, elaboración de encuestas o foros. El impulso de aficiones o la potenciación de las tradiciones y signos culturales deben ser también uno de los instrumentos que, bien utilizados, pueden convertirse en la materia prima de la interacción. Igualmente, es imprescindible la promoción del tejido asociativo y económico que constituyen grandes plataformas para la participación, y que incitan, a su vez, a la implicación del ciudadano. Tanto el tejido empresarial como el asociativo pueden aportar un contrapeso eficaz a la información meramente administrativa y pública. Por ello, sería deseable plantear en la página web un lugar destacado o, al menos, una de las secciones a estos colectivos.

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Uno de los principales valores en España es el turismo, hecho que también puede ser fomentado desde las administraciones más pequeñas territorialmente: los ayuntamientos. De este modo, no solo se podrá captar la participación del residente, sino también de usuarios del exterior, de los potenciales visitantes.

Conclusiones Los ayuntamientos que sí disponen de página en la red no tienen como finalidad prioritaria entablar una relación comunicacional con el ciudadano, hecho que, ya hemos repetido en varias ocasiones, sería deseable. Las nuevas tecnologías, y en concreto Internet, ofrecen la posibilidad de establecer una relación entre administraciones públicas con un carácter intemporal y, a la vez, continuamente actualizada; globalizadora pero personalizada; y, por último, eficaz y absolutamente interactiva en su más alto grado. La escasa interactividad mostrada en las páginas web de los ayuntamientos españoles es originada por diferentes motivos que se pueden englobar en los siguientes: • Baja disponibilidad de recursos para la comunicación multidireccional. • Mínimos o, a veces, inexistentes aspectos complementarios que refuercen la eficacia de la web.

Propuestas y aspectos para un modelo de página

municipal interactiva

La implicación constructiva de los ciudadanos en una web no debe ser tan compleja ni debe ser sometida a tantos obstáculos como ahora son generados. Para construir una base sólida en el fomento de la participación es preciso tener en cuenta diferentes aspectos: 1. A priori, deben plantearse unos filtros racionales que no supongan un obstáculo para la participación, pero sí que produzcan una interacción ordenada con opiniones constructivas y comunicaciones amplias y abiertas. 2. La rapidez en la respuesta, así como el mantenimiento continuo de la página son esenciales para que el vecino muestre interés y que la web municipal sea un referente de consulta habitual. 3. El fomento de las tradiciones como elemento integrador. La concienciación de un entorno social común entre los ciudadanos de un mismo municipio es básica en su desarrollo y avance. Que el usuario se sienta parte de un gran equipo con sentimientos y perspectivas comunes de cara al futuro. 340

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Ciberespacio y ciudadanos: una mirada a través…

4. La potenciación de aficiones como elemento identificativo es crucial para conseguir el objetivo de la participación activa. Si estas son fomentadas por el ayuntamiento a través de su web, se podrá obtener una estrecha relación entre el administrador y el usuario. 5. Recursos innovadores como elementos de captación que si, por extensión, consiguen la participación, se podrán considerar muy positivos y eficaces para lograr la interactividad deseada y, por tanto, un cauce democrático en el que realmente todos se sientan parte implicada. 6. Promoción de los tejidos colectivos, principalmente de asociaciones e industrias, que constituyen piedras angulares en el desarrollo de la localidad. 7. Aprovechamiento de recursos tan enriquecedores como es, por ejemplo, el turismo para la captación de usuarios, que se puedan convertir en visitantes esporádicos o habituales. 8. Instrumentos para la búsqueda de soluciones a los problemas que más preocupan a la ciudadanía: el desempleo, el entorno ecológico o el desarrollo sostenible urbanístico, entre otros muchos. 9. Y, finalmente, iniciativas imaginativas y eficaces que den un “toque personal” a la página web municipal y, por extensión, a la gestión del ayuntamiento. Todos ellos son aspectos que pueden ser impulsados por los gestores municipales. En caso contrario, el ciudadano optará por la desidia o por otras vías alternativas en las que sí se pueda escuchar su voz, opiniones e intereses.

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Ciberespacio y ciudadanos: una mirada a través…

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ANÁLISIS

ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 345-361 .

Universidad, ciudadanía y TIC José Ignacio “Iñaki” Chaves*

1

Recibido: 22 de agosto de 2014 – Aprobado: 16 de octubre de 2014

Resumen ¿Está el mundo del siglo XXI del revés? Si miramos las noticias que nos venden los medios masivos de difusión de noticias y si analizamos la realidad social que nos rodea, la respuesta es SÍ. Si el mundo está patas arriba significa que la escuela, que forma parte de ese mundo, también se encuentra así. Dice Eduardo Galeano que si “(…) el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos” es que el mundo definitivamente está al revés. ¿Por qué este planteamiento inicial para hablar de Universidad, de ciudadanía y de nuevas tecnologías? Porque considero que en la situación del mundo de hoy, digital y pro-tecnológico en lo comunicativo, depredador y ciego en lo medioambiental, neoliberal y dictatorial en lo político, y capitalista y explotador en lo económico, tienen un rol relevante los tres campos enunciados en el título del presente artículo. Palabras clave: TIC, ciudadanía, Universidad, reeducación, participación social.

*

Sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid. DEA en Sociología de la misma Universidad. Candidato a Doctor en Comunicación y Ciencias Sociales de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Actualmente se desempeña como profesor de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Universidad Santo Tomás. Contacto: josechaves@usantotomas.edu.co

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University, citizenship and ICT José Ignacio “Iñaki” Chaves*

2

Abstract Is the twenty first world upside down? If we see the news from Mass Media and we analyze our social reality, the answer is YES. If the world is upside down this means that academy, which is part of this world, is also in that way. Eduardo Galeano says “(…) lead learns how to float and cork to sink. Vipers learn how to fly and clouds learn how to crawl” this means that the world is upside down. Why this introductory statement in order to talk about university, citizenship and new technologies? Because I consider that in today world’s situation, which is digital and pro technology in communicative areas, predator and blind in environmental issues, neoliberal and dictatorial in political fields, and capitalist and operator in economic areas, have a key role in the three main subjects of this article. Keywords: ICT, citizenship, university, reeducation, social participation.

*

Sociologist at Universidad Complutense of Madrid. Master in Sociology from this University. PhD candidate in Communication and Social Sciences from Universidad Rey Juan Carlos of Madrid. Currently, he is professor of the Master Program in Communication, Development and Social Change at Universidad Santo Tomás. Address: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: josechaves@usantotomas.edu.co.

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L’université, la citoyenneté et TIC José Ignacio “Iñaki” Chaves*

3

Résumé Est-il le monde du XXIe siècle au revers? Si on regarde les nouvelles qu’on vendent les médias massifs de diffusion et si on analyse la réalité sociale qui nous entoure, la réponse est affirmative. Si le monde est bouleversé signifie que l’école qui fait partie de ce monde, elle est comme ça. Eduardo Galeano dit que si «le plomb apprend à flotter et le liège à s’écrouler. Les vipères apprennent à voler et les nuages apprennent à ramper par les chemins» c’est que le monde est certainement à l’envers. Pourquoi cette approche initial pour parler de l’université, de citoyenneté et de nouvelles technologies? Parce que je considère que dans la situation du monde d’aujourd’hui, digital et pro-technologique dans le communicatif, prédateur et aveugle dans l’environnemental, néolibéral et dictatorial dans le politique, et capitaliste et exploiteur dans l’économique, les trois champs énoncés dans le titre de l’article présent ont un rôle éminent. Mots clés: TIC, la citoyenneté, l’ université, la rééducation, la participation sociale.

*

Sociologue de l’Université Complutense de Madrid. DEA en Sociologie de la même Université. Candidat à Docteur en Communication et Sciences Sociales de l’Université Rey Juan Carlos de Madrid. Actuellement il est professeur de la Maîtrise en Communication, Développement et changement social à l’Université SantoTomas. Adresse: Carrera 9, 51-11, Bogotá, Colombia. Email: josechaves@usantotomas.edu.co.

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347


José Ignacio “Iñaki” Chaves

¡Estudia lo elemental! Para aquellos cuya hora ha llegado no es nunca demasiado tarde. ¡Estudia el «abc»! No basta, pero estúdialo, ¡No te canses! ¡Empieza! ¡Tú tienes que saberlo todo! ¡Estudia, hombre en el asilo! ¡Estudia, hombre en la cárcel! ¡Estudia, mujer en la cocina! ¡Estudia, sexagenario! ¡Asiste a la escuela, desamparado! ¡Persigue el saber, muerto de frío! ¡Empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma! ¡No temas preguntar, compañero! ¡No te dejes convencer! ¡Compruébalo tú mismo! Lo que no sabes por ti, no lo sabes. (Brecht, 1999, p. 30).

Esto nos decía Bertolt Brecht en 1933. En ese poema está implícita la Universidad, a través del estudio, y está presente la ciudadanía en esos hombres y mujeres encerrados, muertos de hambre o desamparados. No están las TIC porque no habían llegado, pero sí está presente una poderosa herramienta que, de otra manera, usamos hoy a través de las nuevas tecnologías: el libro. La educación, incluida la universitaria, tiene un papel muy destacado en la construcción de espacios de debate democrático para la ciudadanía. Las TIC también pueden contribuir a ello.

Protagonistas Ciudadanía: podemos decir que es el conjunto de prácticas que hacen que una persona sea integrante del pleno derecho de una sociedad cualquiera. La ciudadanía formal es la que supone poseer un documento identificativo, la sustantiva es la que define los derechos y obligaciones que tiene la persona en una comunidad política. Esos derechos y esas obligaciones exigen que las instituciones públicas respondan sobre los compromisos de participación. 348

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Universidad, ciudadanía y TIC

Universidad: es la institución de enseñanza superior donde la ciudadanía se forma en diversas materias y recibe un título por el grado académico alcanzado. En ella también se investiga y se produce conocimiento científico. TIC: las tecnologías de la información y la comunicación serían todos aquellos elementos que se utilizan en la emisión, procesamiento y recepción de datos e información. Se habla de NTIC, nuevas tecnologías, pero en todas las épocas ha habido alguna tecnología que fue nueva y hoy puede ser hasta obsoleta. La ciudadanía se forma en la escuela, además de en la familia y en la calle, y la Universidad es una parte importante, y además superior, de esa escuela; la conformación y el reconocimiento de la ciudadanía es, probablemente, como dice el profesor Giner, el mayor logro de la humanidad (Giner, s.f., p. 1), y las TIC son usadas por la ciudadanía, muchas veces de manera “impuesta” por el sistema, y son utilizadas por la Universidad en sus procesos formativos. La ciudadanía, cierto número de sus miembros, pasa por la Universidad, y hace uso, o debería hacerlo, de las herramientas tecnológicas para reivindicar su papel y su lugar en la sociedad. Los tres sujetos del presente ensayo conforman este mundo al revés, los tres están interrelacionados y los tres son protagonistas y tienen una parte de responsabilidad en el estado actual del planeta. ¿En qué situación se encuentran la escuela, la academia, la Universidad en este siglo XXI? ¿Qué educación y qué valores transmitimos desde las instituciones educativas? ¿Qué papel juegan las TIC en esta tarea? Existe un grave problema hoy, y es que las universidades están enseñando en sus aulas ese mundo al revés, haciendo uso o sin hacerlo de esas tecnologías, e ignorando muchas veces que sus estudiantes tienen que ser formados como ciudadanas y ciudadanos antes que como expertos en esta o aquella materia, en esa o aquella rama del saber. Porque la ciudadanía es una construcción social que se mejora aprendiéndola y ejerciéndola. La Universidad y las TIC tienen que servir para esa obra. Las preguntas planteadas un poco más arriba no son de fácil respuesta. Y la teoría y sus teóricos nos presentan variadas y diferentes contestaciones en función de intereses políticos o ideológicos.

La Universidad, centro del debate La institución universitaria es el centro de este ensayo porque en ella se pueden conjugar los otros dos actores que la acompañan: la ciudadanía y las TIC. Sobre la Universidad se ha dicho mucho. Por ejemplo, Derrida se preguntaba:

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José Ignacio “Iñaki” Chaves

¿Cómo no hablar, hoy, de la Universidad? (…) No se puede no hablar de ella. (…) ¿Existe hoy en día, en lo que respecta a la Universidad, lo que se llama una “razón de ser”? (…) la esencia de la Universidad en su relación con la razón y con el ser, pero también la causa, la finalidad, la necesidad, las justificaciones, el sentido, la misión, en una palabra, la destinación de la Universidad. Tener una “razón de ser” es tener una justificación para existir, tener un sentido, una finalidad, una destinación (Derrida, 1997, p. 1).

Y el profesor Martín Barbero propone, y así lo expresó en la conferencia que dictó para inaugurar el segundo semestre de 2013 de la Facultad de Comunicación en la Universidad Santo Tomás, que se debe “meter” más país en la Universidad. Es un planteamiento que parte de una constatación: la Universidad hoy vive algo alejada de la realidad social que la rodea. Está más pendiente del mercado que de la ciudadanía. La presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad de Antioquia, dice en la presentación del texto de Gutiérrez-Girardot (2011, p. 8), que la Universidad es “una institución que nunca pasará de moda como objeto de reflexión, dada su importancia en la sociedad y en la construcción y/o consolidación de la democracia”. No me atrevería yo a decir con tanta seguridad que nunca pasará de moda, además no creo que sea la Universidad una institución que tenga que gastar esfuerzos en peleas por mantenerse de moda. Su campo de batalla deber ser otro. Hoy, es necesario hablar de la Universidad, de la escuela, de la educación, de la enseñanza, desde un punto de vista crítico sin temer poner sobre la mesa sus debilidades, que las tiene, y sin olvidar todas sus fortalezas, que son muchas. También discutir sobre la ciudadanía, para que defienda su lugar y recupere, si es que alguna vez lo tuvo, su papel en la sociedad, a la que constituye y de la que forma parte. Y cómo no, de las TIC, porque si la Universidad se tecnifica en exceso, si se deja seducir por el aura tecnológica y descuida el intercambio, la interacción y el contacto, caerá en la pérdida de uno de sus mayores valores: la comunicación educativa, o educomunicación, algo que, como decían Freire y Kaplún et al. no se da en el aula virtual sino en el aula de clase. Tal vez sería necesario empezar hablando de reeducación, de la ciudadanía y del docente. Pero no solamente a este hay que reeducarle en el uso de esas nuevas herramientas que, al fin y al cabo, son eso herramientas. Desconocemos en gran parte la tecnología porque no nos han formado en ella. Nacimos analógicos y nos han metido con calzador en un mundo digital. Ya teníamos bastante con la televisión y sus avances: más de un canal, emisiones en color, mando a distancia, frecuencias por cable, pantallas planas, puertos USB,… Sería más importante que, como docentes, nos formásemos y nos educáramos en valores, en ciudadanía, en humanidad. Educar a los educadores para que puedan educar y formar a los educandos, que son la ciudadanía. La formación, 350

ANÁLISIS No. 85


Universidad, ciudadanía y TIC

desde la familia a la Universidad, quienes lleguen a ella, que tampoco es una condición indispensable para una vida digna, pasando por la calle y la escuela, nos dota de sentido y entidad, nos enriquece y nos conciencia. Esa educación formativa comienza cuando nacemos y termina al morir, pasemos o no por una institución formal, nos acompaña toda la vida, estimulando nuestro crecimiento como personas y nuestra conciencia para jugar nuestro papel en la vida. Cierto que con la educación no nos hacemos económicamente más ricos, ni políticamente más poderosos, ni más fuertes físicamente. Pero sí, al menos eso deseamos, más humanos, más educados, más ciudadanos(as). En ese sentido, y como parte fundamental del proceso educativo, ¿es la Universidad uno de los problemas de hoy?, ¿o es una posible solución? El profesor Ken Robinson, en sus estudios sobre la escuela, ha observado que chicas y chicos pierden la creatividad con la edad y que lo que todos ellos tienen en común es que han pasado por un centro educativo (Robinson, 2006). A Herman Hesse la escuela solamente le sirvió para aprender latín, que no es poco, y para decir mentiras y, además, le había destrozado muchas cosas. Aun así decía que la “lectura sin amor, el saber sin respeto, la formación sin corazón” eran “uno de los mayores pecados contra el espíritu” (Hesse, 1981, p. 83). Creo que la Universidad, pese a todos sus problemas y contradicciones, es una institución necesaria. Porque es menester universalizar la razón y el pensamiento, hacer público el conocimiento y contribuir, desde la educación superior, a la formación de seres humanos en el más amplio sentido del término. La Universidad está expuesta a varios peligros que la “apartan” del lugar esencial que debe ocupar en la sociedad. Por un lado los lobos externos, el capitalismo, el neoliberalismo, las privatizaciones, el mercantilismo; y, por otro, esos caballos de Troya que hacen que se fagocite a sí misma, que su endogamia le nuble el sentido y que su falta de visión le impida ver la realidad en la que estamos. Si la educación es un acto político que requiere un comportamiento ético, en la Universidad ese comportamiento tiene que ser más visible y contundente. Porque la educación tiene un papel muy destacado en la formación de una ciudadanía crítica y comprometida, y en la construcción de espacios de debate democrático; y es en las instituciones universitarias donde se concentra esa parte de la población que se supone se educa, no solo para tener mejor formación sino una mejor calidad de vida y la posibilidad de mejorar la de los demás. La formación ética y moral en la Universidad debe transversalizar el pensum académico. Solamente así podemos pretender lograr la educación ciudadana y que ésta contribuya a la integración. La vida es compleja y la Universidad no puede ser en exceso protectora o abandonar a su suerte a sus estudiantes. Todas y todos tenemos nuestros pensamientos, sentimientos, creencias, intereses, usos y rutinas; tenemos formas distintas de ser y estar en el mundo que se han insertado en nuestro carácter a través de los tres ámbitos educativos básicos: la familia, la calle y la escuela.

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351


José Ignacio “Iñaki” Chaves

Tal como plantean Pagés y Santisteban para la escuela, deberíamos proponer para la Universidad: que todos los saberes tiendan a que las y los estudiantes se formen como miembros de una ciudadanía “capaz de convivir con los demás y tomar decisiones sobre su futuro como personas, miembros de una familia y de una comunidad”. Esa debería ser una de las tareas básicas y fundamentales, y añadiría que incluso fundacionales, de la institución universitaria. Su visión y su misión tienen que atender a la formación de una ciudadanía crítica y comprometida, desde el respeto, la comprensión y la solidaridad. La Universidad es una apuesta política, por eso debería ser pública, accesible y gratuita. Y debe formar una ciudadanía también política. Porque en la vida todo es política, en el sentido de estrategia de actuación de los individuos y los grupos sociales para alcanzar sus objetivos. Debe formar con criterio a una ciudadanía que debe tener un pensamiento crítico que la capacite para trabajar por una sociedad incluyente e integradora. Como decía Zenón de Elea: “dichosa la ciudad donde se admira menos la hermosura de los edificios que las virtudes de sus habitantes”. González Valencia, Posada López y Valencia Calvo plantean que: Una adecuada formación ciudadana debe ser liberadora y debe lograr en los estudiantes el reconocimiento de los derechos y deberes individuales y colectivos. Por otra parte, la formación de ciudadanos para la participación va más allá de los contenidos, porque esto requiere enseñar a los estudiantes a pensar y reflexionar sobre la vida cotidiana y comprender que el mundo se caracteriza por su diversidad: social, cultural, étnica, religiosa, etc. (En Alba, N., García, F., y Santisteban, A., 2012, p. 126).

Hoy el mundo necesita diálogo intercultural, requiere de un reconocimiento de la alteridad (de la condición de ser otro) que se tiene que dar en las aulas y en los patios universitarios. Antes de tecnificarse en exceso, que no estaría mal pero no debería ser la prioridad, la Universidad debe promover el intercambio, la interacción y el contacto, evitando caer en la virtualidad que termina excluyendo esa comunicación educativa, esa educomunicación que se da en el aula de clase. La Universidad no tiene que olvidar a su ciudadanía nativa y sus culturas para dedicarse a las élites y a proveer el mercado de mano de obra. Gutiérrez Girardot ya anunciaba, hace 50 años, los síntomas que seguimos padeciendo: El primero y más grave de todos es la pérdida del sentido del estudio universitario. El Estado y las élites le han arrebatado al estudio su esencia antropológica, es decir, el deseo y la pasión por el conocimiento, y han transformado su propósito social, el anhelo por construir un país más justo, en una mercancía más del 352

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Universidad, ciudadanía y TIC

mercado y, en las actuales circunstancias, hasta en una mercancía deleznable (2011, p. 13).

También Galeano nos advierte cuando dice que: La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal (Galeano, 1999, p. 5).

El mito de las clasificaciones A eso contribuye que vivimos condicionados por las clasificaciones, los rankings, los ratings, el share y demás zarandajas impuestas desde el poder económico para categorizar, excluir y medir la competitividad. Cuando lo que realmente nos debería preocupar es la competencia, entendida como capacidad, como la “pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado” (DRAE). Ni la ciudadanía, ni las universidades, ni por supuesto las TIC escapan de esa fiebre. Hoy todo se clasifica, se cataloga y se tipifica agrupando los ítems en torno a lo que el sistema demanda y exige. Las tres clasificaciones más consultadas mundialmente para universidades son la elaborada por la Universidad china Jiao Tong de Shanghai (SJTU), la que publica la revista británica Times Higher Education (THE, anteriormente THES), y la española Webometrics realizada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y su laboratorio de Cibermetría. Si consideramos la ciudadanía y sus atributos (responsabilidad, solidaridad y comprensión del otro), y miramos las clasificaciones universitarias, vemos que en ninguno de los criterios aparece rasgo alguno de ciudadanía para hacer la catalogación. Pero tampoco hay medidas tecnológicas. Si repasamos los rankings mencionados más arriba, vemos que no hay criterios humanos o sociales, sino de renombre y de prestigio. Una reputación que, reconociendo su valor científico, tiene más que ver con cualidades de oferta y demanda que de compromiso ciudadano. De las tres mencionadas, la única que podríamos decir que cuenta con las TIC es la tercera. Webometrics tiene como objetivo “promover la publicación en la web académica, mediante el apoyo a las iniciativas de acceso abierto, con el fin de incrementar significativamente la transferencia de conocimientos científicos y culturales generados por las universidades a toda la sociedad”. Centra su ranking en las habilidades que tienen las universidades para publicar en Internet. A partir de métodos cuantitativos, ha elaborado unos indicadores cibermétricos (1), que complementan los tradicionales bibliométricos (2), con los que se puede

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José Ignacio “Iñaki” Chaves

estudiar la actividad científica en la web. Esos criterios van desde el número de publicaciones en revistas internacionales indexadas, hasta las citas en trabajos publicados, pasando por premios internacionales de sus estudiantes y académicos, o contenidos en Internet o artículos en revistas de impacto.

(1) Cibermetría: es la disciplina dedicada a la descripción cuantitativa de los contenidos y procesos de comunicación que se producen en el ciberespacio (Aguillo, 2003, p. 6)

(2) Según Ruiz de Osma, del Departamento de Biblioteconomía y Documentación.

Universidad de Granada (España), los indicadores bibliométricos “permiten averiguar el impacto causado por un trabajo científico cualquiera a partir de la literatura científica y tecnológica publicada”; y también “manejar, clasificar y analizar grandes volúmenes de publicaciones científicas”.

El Webometrics empezó su andadura en el 2004 y, desde 2006, se edita dos veces al año (enero y julio) recogiendo datos de casi doce mil universidades de todo el mundo. El estudio, que pretende ser un “ranking académico e independiente” no tiene fines de lucro, por lo que se le puede considerar más “riguroso y objetivo” que aquellos otros que tienen detrás algún interés económico, político o comercial. Tal como señalan en su página web: El objetivo no es evaluar páginas web, su diseño o usabilidad o la popularidad de su contenido, de acuerdo con el número de visitas o diversidad de visitantes (…), los indicadores web de presencia e impacto pueden ser un mecanismo importante y objetivo para la correcta evaluación, completa y profunda, de las actividades universitarias, de su gestión y gobernanza, de los servicios que ofrecen, de la calidad de su docencia e investigación, y de la relevancia e impacto de los resultados científicos, tecnológicos, culturales o económicos tanto a nivel local como internacional. (www.webometrics.info/es)

En la clasificación que elabora el CSIC las diez primeras universidades en su listado son: Ranking

354

Universidad

País

Presencia puesto

Impacto puesto

Apertura puesto

Excelencia puesto

1

Harvard U.

EE.UU.

64

1

19

1

2

Massachusetts, Inst. of Techn. MIT

EE.UU.

7

1

57

13

3

Stanford U.

EE.UU.

11

4

11

2

4

U. California, Berkeley

EE.UU.

645

3

18

15

ANÁLISIS No. 85


Universidad, ciudadanía y TIC

Ranking

Universidad

País

Presencia puesto

Impacto puesto

Apertura puesto

Excelencia puesto

5

69

3

5

U. California, Los Ángeles (UCLA)

EE.UU.

1008

6

U. Washington

EE.UU.

837

6

8

6

7

U. Michigan

EE.UU.

23

11

21

5

8

Cornell U.

EE.UU.

639

7

10

22

9

U. Minnesota

EE.UU.

909

8

23

20

10

U. Pennsylvania

EE.UU.

13

14

67

9

En cuanto a las universidades de Latinoamérica, las tres primeras son la Universidad de Sao Paulo (USP, Brasil) en el puesto 31, la Autónoma de México (UNAM, México) en el 70, y la Universidad del Estado de Campiñas (Unicamp, Brasil) en el 274. Para que se hagan una idea comparativa con un país “desarrollado”, la primera española es la Universidad Complutense de Madrid en el puesto 91. Las tres primeras de Colombia son la Universidad Nacional en el 479, la de los Andes en el 752 y la de Antioquia en el puesto 945. Esta clasificación hace uso de una proporción 1:1 entre indicadores de actividad, a través de la presencia, la apertura y la excelencia, con base en temas como las publicaciones y contenidos en la web, y los indicadores de impacto, es decir, la visibilidad web medida a partir del número de enlaces externos recibidos. Por su parte, la THE califica cuatrocientas universidades internacionales en función de factores como la “calidad de la investigación”, que puntúa el 60 %; la “capacidad de que un graduado obtenga empleo”, valorada en un 10 %; la “presencia internacional”, que contabiliza un 10 %, y el “cociente entre estudiantes y académicos” que suma el 20 % restante. Su ranking correspondiente al periodo 2012-2013, donde muestra que los diez primeros puestos los ocupan universidades del Reino Unido y de los Estados Unidos: Ranking

Universidad

País

Puntuación

EE.UU.

95.5

U.K.

93.7

1

California, Institute of Technology (Caltech)

2

U. Oxford

3

Stanford U.

EE.UU.

93.7

4

Harvard U.

EE.UU.

93.6

5

Massachusetts, Inst. of Techn. MIT

EE.UU.

93.1

6

Princeton U.

EE.UU.

92.7

7

U. Cambridge

U.K.

92.6

8

Imperial College, London

U.K.

90.6

9

U. California, Berkeley

EE.UU.

90.5

10

U. Chicago

EE.UU.

90.4

ANÁLISIS No. 85

355


José Ignacio “Iñaki” Chaves

La primera Universidad latinoamericana es la de Sao Paulo (Brasil) en el puesto 158 con una puntuación de 50.5. La Universidad de los Andes es la única representante colombiana en la posición 352. Por lo que se refiere a la Universidad china Jiao Thong de Shanghai, valora quinientas instituciones universitarias basándose en un procedimiento que tiene en cuenta los siguientes factores y porcentajes para realizar su clasificación: el número de premios Nobel o de medallas Fields que se han adjudicado, lo que supone un 10 % de la valoración; o qué enseñan en la institución universitaria, que anota un 20 %; la cantidad de investigadores “altamente citados en 21 temas generales”, que registra un 20 %; el número de artículos aparecidos en las revistas científicas Nature y Science, que puntúa un 20 %; los trabajos académicos que aparecen en registros como el Social Science Citation Index o el Science Citation Index, que significa otro 20 %, y una puntuación que se calcula dividiendo los anteriores factores entre el número de académicos a tiempo completo que tiene la Universidad, que añade el otro 10 %. En sus datos relativos a 2013, nos revelan que en los primeros diez lugares de la clasificación aparecen ocho universidades de los Estados Unidos de América y dos de Gran Bretaña: Ranking mundial

Universidad

País

Ranking nacional

Puntuación

1

Harvard U.

EE.UU.

1

100

2

Stanford U.

EE.UU.

2

72.6

3

U. California, Berkeley

EE.UU.

3

71.3

4

Massachusetts, Inst. of Techn. MIT

EE.UU.

4

71.1

5

U. Cambridge

U.K.

1

69.6

6

California, Institute of Technology (Caltech)

EE.UU.

5

62.9

7

Princeton U.

EE.UU.

6

61.9

8

Columbia U.

EE.UU.

7

59.8

9

U. Chicago

EE.UU.

8

57.1

10

U. Oxford

U.K.

2

55.9

La Universidad brasileña de Sao Paulo vuelve a ser la primera latinoamericana en aparecer clasificada ocupando el puesto 146. En este listado no aparece ninguna Universidad colombiana.

Propuestas Y se preguntarán ustedes para qué les cuento todo esto de las universidades. Pues, en primer lugar, por motivos de conocimiento general, y en segundo 356

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Universidad, ciudadanía y TIC

lugar, no menos importante, porque me parece interesante conocer estos datos para hacer una valoración, subjetiva por supuesto, de esa relación Universidad, ciudadanía y TIC. De las clasificaciones mencionadas, ¿podríamos extrapolar que los países que aparecen en los primeros diez lugares (en todas ellas EE.UU. y Gran Bretaña) tienen mejores universidades?, pues tal vez sí, aunque con base en criterios que no cuentan con las personas ni con la situación social, y sí con la economía que permite a la mayoría de las “grandes” universidades invertir ingentes cantidades de dinero en sus aulas. Siguiendo los criterios que estudian esas ordenaciones y viendo las cifras que reportan con ellos, ¿estaríamos en capacidad de afirmar que las TIC juegan un papel destacado en el ranking?, yo diría que no. Salvo la lista de Webometrics, que se realiza a partir de datos basados en Internet y en las páginas web de las instituciones, no hay criterios tecnológicos “puros” a la hora de evaluar. Y por último, observando todos los datos que nos presentan las tres listas más consultadas para hacer evaluación de la supuesta calidad académica universitaria, ¿nos dicen algo acerca de si esos países son mejores o cuentan con mejores ciudadanas y ciudadanos?, pues afirmaría rotundamente que no. Entonces, ¿por qué esa pelea por aparecer en los listados de clasificación de las universidades? Sencillamente porque da imagen frente al poder económico y pareciera que la institución, sus docentes y sus egresados son más “fiables”. Craso error, porque lo importante somos las personas y no los productos. En ese orden clasificatorio, tampoco encontramos que los premios científicos más prestigiosos del mundo, los Premios Nobel, tengan uno al ciudadano ético, o a la ciudadana responsable, al colectivo solidario y participativo, a la vecina comunicadora o al paisano escuchante. Además, qué fiabilidad pueden tener unas distinciones que recompensan con el premio de la Paz a personajes como el norteamericano Kissinger o los israelíes Rabin y Peres pero no reconocieron a Gandhi. Pero sí hay unos galardones que premian a organizaciones y personas que destacan por su trabajo a favor de un futuro mejor para el planeta y sus habitantes. Son los llamados Premios Nobel Alternativos, los Right Livelihood, que desde su creación en 1980 por el filántropo sueco-alemán Jakob von Uexkull, han entregado sus laureles a más de ciento cincuenta instituciones y personalidades de 64 países. Sus reconocimientos destacan a quienes hayan defendido los derechos humanos, la justicia social, la paz, la infancia, el medioambiente o la ciencia, o hayan luchado contra el hambre o las armas, y son premios abiertos a cualquier ciudadano o ciudadana del mundo. Cualquier persona puede presentar su candidato. Los premios al “correcto modo de vida” pretenden, en palabras de su creador, “ayudar al Norte para que alcance una sabiduría a la altura de su ciencia y al

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José Ignacio “Iñaki” Chaves

Sur para que desarrolle una ciencia a la altura de su sabiduría milenaria” (von Uexkull, http://www.rightlivelihood.org/summary_spanish.html) Entre quienes han “cumplido” con el antiguo principio de “dedicarse a una ocupación honrada, respetuosa de los seres humanos y del entorno natural” y ser personas que se responsabilizan “de sus actos y se limitan a consumir una porción justa de los recursos del planeta”, destacan el activista, educador y músico venezolano José Antonio Abre y el teólogo y profesor brasileño Leonardo Boff; el Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia); el Grupo de Agricultura Orgánica de Cuba; el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil; el político y economista chileno Manfred Max-Neef y el arquitecto y cofundador del Foro Social Mundial Chico Whitaker. El filósofo y maestro colombiano Gutiérrez Girardot dice que “el estudio es una pasión, no una profesión, una aventura y un riesgo, no una carrera, un fuego, no un acto burocrático, el desafío de la libertad” (Gutiérrez, 2011, p. 50). El planteamiento final de esta reflexión es que debemos luchar contra esas universidades mercantiles que aprovechan un parqueadero para dictar clase, y lo que dictan es lo que dicta el mercado. En Colombia parece que Colciencias, ente superior que “democratiza” la investigación, la docencia y a docentes e investigadores, sigue los pasos que manda el capital transnacional y presenta exigencias de cara a una clasificación y medición de investigadores y grupos que cumplen más con el capital que con la ciudadanía. ¿Qué mide y con qué criterios? Los países mal llamados en vías de desarrollo, no tienen que seguir el desarrollo de los “desarrollados”, no se deben conformar con ser clientes del sistema económico mundial. Las universidades tienen que tener dentro al país y a sus paisanos. Desde la Universidad se ha de repensar la ciudadanía, se ha de levantar la voz por la justicia social y si para todo ello es necesario hacer uso de las tecnologías, pues adelante; pero como herramientas para lograr un objetivo social, no como condición indispensable para promover y mantener la exclusión y que se amplíe, no solo la brecha digital, sino, y más importante, la social. Señala G. Girardot que: El saber no se satisface con lo logrado, el saber consiste también en ponerse permanentemente en tela de juicio. El saber que no se pone en tela de juicio se convierte en dogma, y el dogma, entiéndase por tal opinión o artículo de fe, petrifica el saber, lo esteriliza (2011, p. 35).

Y reclama: Una Universidad cuyo objetivo sea no solo el de la formación profesional sino el de la creación y producción de saberes y de nuevos planteamientos. Esto último contribuye a su vez a una mejor formación profesional, pues el profesional que durante su 358

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Universidad, ciudadanía y TIC

formación participa de la creación y de la producción de saber, transmite esa dinámica a la sociedad misma y cumple así con una de las tareas del universitario, esto es, la de servir al mejoramiento y adelanto de la sociedad” (Ibid., p. 36).

Universidad y TIC pueden hacer mucho por una ética colectiva en la ciudadanía. La cuestión es cómo se reconozca y cómo actúe aquella y qué uso se haga de estas. Como conclusión Podríamos plantear, al igual que proponían los teóricos de la dependencia para superarla, que la Universidad, para tener más sociedad dentro y ser más activa fuera: • Atienda a la sociedad civil, de la que como institución forma parte y de la que no debería aislarse. • Presente propuestas académicas e investigativas para el fortalecimiento de la participación social, no solo de docentes y estudiantes sino también de la ciudadanía. • Colabore con organizaciones sociales en busca de una mayor presencia social de aquellas a través de trabajos y proyectos conjuntos incluyentes. • Valore los elementos culturales e ideológicos de la diversidad, que conviven en la sociedad y en el interior de la Universidad, como motores de la movilización social. Esta es necesaria para que la Universidad y la sociedad no se anquilosen. • Respalde la movilización social para promover el desarrollo, buscar la transformación y trabajar por la cohesión social y la integración. Todas estas acciones y sus valores implícitos se suponen que están incluidos en la misión y la visión de las universidades. Los múltiples choques de civilizaciones que nos plantean los agoreros de la historia, sin ser tales, conllevan un peligro para la integración y la igualdad. La Universidad debe englobar esas diferencias para convertir los choques en diálogos interculturales. Reconocer nuestras debilidades nos permite transformarnos y conformar humanidad. Según el profesor Pérez Mantilla, “la Universidad ha estado siempre en crisis. Su inadecuación al saber y a su tiempo la hicieron temblar en la Edad Media, en el Renacimiento, en la Francia de Napoleón y la Alemania de Humboldt”. Pero la idea de Universidad, su labor universalista, tiene que perdurar si realmente forma país y forma ciudadanía. La labor cultural y formativa de la institución universitaria tiene que servir de contrapeso al utilitarismo de la sociedad. Para ello tiene que ser autónoma, no dependiente y menos aún de las tecnologías, y suponer, como decía Humboldt, “una isla de libertad y saber”.

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En este mundo altamente tecnificado y globalizado, para ciertas cosas, la ciencia y el conocimiento son poderes, forman parte del proceso productivo. Y la Universidad, en donde se concentran la ciencia, el conocimiento, la investigación y la producción académica, si se encuentra sometida a la mercantilización y al industrialismo pierde su carácter universalista y queda convertida en productora de mano de obra especializada para el mercado. Ya no es cultural ni crítica, ya no forma ciudadanía sino obreros baratos y consumidores. Queda al servicio de la economía y del capital. La Universidad no debe ser eso. Tiene que promover la formación y dotar de conocimiento crítico a una ciudadanía crítica. Porque con el conocimiento y el criterio puede contribuir a la integración social. Las obras, cuando son culturales y sociales, no se acaban nunca. El conocimiento no tiene fin y la Universidad no debería tenerlo si en verdad se dedicara a ello. La educación es un proceso de comprensión de la realidad para poderla transformar. Tenemos que tomar conciencia de quiénes somos, ciudadanos y docentes, y de dónde estamos, en la Universidad, para que, a través de la duda y del pensamiento crítico, podamos problematizar, motivar y buscar caminos para un desarrollo más humano y más humanista. Freire decía que “ante lo nuevo, el hombre de conciencia crítica, no rechaza lo viejo por viejo; ni acepta lo nuevo por serlo, sino en la medida en que son válidos” (Freire, 1981, p. 14). No permitamos que el mundo al revés nos imponga esa escuela. No consintamos que nos impongan esas tecnologías que nos someten al poder y al mercado. Y si esa es “su” escuela, luchemos, desde todos los ámbitos educativos, la familia, la calle, la academia, y con todas las herramientas, incluidas las TIC, por otra bien distinta. Una verdadera escuela, o una contraescuela.

Referencias Brecht, B. (1999). Poemas y canciones. Madrid: Alianza editorial. Derrida, J. (1997). Las pupilas de la Universidad. El principio de razón y la idea de la Universidad. En Cómo no hablar y otros textos. Barcelona: Proyecto A. Edición digital en castellano. Disponible en http://www.jacquesderrida. com.ar/textos/universidad.htm Freire, P. (1981). Educación y cambio. Río de Janeiro: Paz y Tierra. Galeano, E. (1999). Patas arriba. La escuela del mundo al revés. Madrid: Siglo XXI editores. Giner, S. (s.f.). Ciudadanía pública y democracia participativa. Disponible en http:// www.alcoberro.info/V1/republica6.htm

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González, V., Posada, L., y Valencia, C. (2012). La enseñanza para la participación en el currículo de Ciencias Sociales en la educación obligatoria en Colombia. En Alba, N., García, F., y Santisteban, A. Educar para la participación ciudadana en la enseñanza de las ciencias sociales, (p. 126). Gutiérrez, R. (2011). La encrucijada universitaria. Medellín: Asoprudea. Hesse, H. (1981). Lecturas para minutos. Madrid: Alianza editorial. Martín, J. (2013). Una agenda de comunicación para este país, conferencia inaugural del semestre 2013-2 de la Maestría en Comunicación, Desarrollo y Cambio Social de la Universidad Santo Tomás. Robinson, K. (2006). Las escuelas matan la creatividad. En TED, Ideas worth spreading. Disponible en http://www.ted.com/talks/lang/es/ken_robinson_says_schools_kill_creativity.html

Webgrafía Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): http://www.webometrics. info/es/ Premios Nobel Alternativos: http://www.rightlivelihood.org/summary_spanish. html Times Higher Education (THE): http://www.timeshighereducation.co.uk/ world-university-rankings/2012-13/world-ranking Universidad Jiao Tong de Shanghai (SJTU) http://www.shanghairanking.com/ ARWU2012.html

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 363-365.

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La revista Análisis, adscrita al Departamento de Humanidades y Formación integral de la Universidad Santo Tomás de Bogotá, es una publicación semestral dedicada a la divulgación de artículos y resultados de investigación sobre el pensamiento humanístico. Acepta como colaboraciones artículos sobre filosofía y temáticas fronterizas con este campo, con tratamientos asimilables a los procesos de investigación científica o humanística, como también artículos de reflexión originales, ensayos, ponencias, reseñas bibliográficas y traducciones o transcripciones de interés. Las colaboraciones presentadas deben ser preferiblemente inéditas. La extensión del artículo debe ser entre 20 y 30 cuartillas: tamaño carta, formato Word, letra Times New Roman 12, interlineado 1.5, márgenes superior e izquierdo de 3 cm e inferior y derecho de 2 cm. Ilustraciones y cuadros deberán tener una resolución de 300 DPI (puntos por pulgada) y deben ser enviados en archivos originales, aparte del texto en word. Los trabajos deben ser inéditos e incluir los siguientes elementos: - Título en español e inglés. - Resumen en español e inglés de máximo 250 palabras (en este se debe exponer brevemente la hipótesis de la investigación, la metodología y el marco teórico que se empleó para su desarrollo. Es muy importante estructurar este apartado de la manera más clara posible e indicando al lector los contenidos del texto, ya que de su buena redacción depende, en gran medida, que el documento sea leído y citado, lo que incide considerablemente en el factor de impacto de su autor.) - Palabras clave en español e inglés (máximo 7, mínimo 3): estos términos (lexemas) deben ser motores de búsqueda que permitan rastrear en los sistemas de indexación los contenidos del artículo por parte de un lector, por lo cual deben describir los principales tópicos del documento. Yendo un poco

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más lejos, se pueden incluso realizar análisis de tendencias investigativas a partir de la utilización de estas palabras por parte de los investigadores de una disciplina en particular. - Debe incluir nombre y apellidos del autor. Un asterisco que se desprende del apellido del autor debe indicar: último nivel académico conseguido, afiliación institucional (Universidad o institución a la cual se encuentra vinculado), correo electrónico (preferiblemente institucional) y dirección postal. - En un siguiente asterisco que se desprende del título en español debe indicar: procedencia del texto, es decir, si este expone los resultados de un proyecto de investigación u obtuvo algún tipo de financiamiento por parte de una entidad educativa. Además, la tipología del artículo: a. Artículos de investigación científica y de desarrollo tecnológico: documentos que presentan de manera detallada los resultados originales de proyectos de investigación científica y/o desarrollo tecnológico. Los procesos de los que se derivan están explícitamente señalados en el documento publicado, así como el nombre de sus autores y su afiliación institucional. La estructura generalmente utilizada consta de introducción, metodología, resultados y conclusiones. b. Artículos de reflexión: documentos que corresponden a resultados de estudios realizados por el autor o los autores sobre un problema teórico o práctico, que, al igual que los anteriores, satisfacen las normas de certificación sobre la originalidad y calidad por árbitros anónimos calificados. Presenta resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor sobre un tema específico recurriendo a fuentes originales. c. Artículos de revisión: estudios hechos por el o los autores con el fin de dar una perspectiva general del estado de un dominio específico de la ciencia y la tecnología, se señalan las perspectivas de su desarrollo y de evolución futura. Estos artículos son realizados por quienes han logrado tener una mirada de conjunto del dominio y están caracterizados por una amplia revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias. - Referencias: contiene la información bibliográfica básica de los documentos citados en el texto. Se ubican siempre al final, siguiendo el sistema de citación de la American Psychological Association (APA), sexta edición. El uso de notas al pie deberá ser exclusivo para notas aclaratorias o explicativas. Con el fin de dar cumplimiento a los criterios de indexación de Publindex y otras bases internacionales, los artículos serán sometidos a evaluación por parte de un comité de árbitros, asignado por el Comité Editorial de la Revista. Dicha 364

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 367-369.

Guidelines for authors

Análisis magazine, affiliated with Universidad Santo Tomás’s Department of Humanities and Integral Formation, is a biannual publication dedicated to release articles and research findings focused on Humanist thought. It accepts as articles about Philosophy and similar topics, resulting from humanistic or scientific research processes, as well as original articles resulting from original reflections, essays, lectures, literature reviews and translations or transcriptions of interest. Papers submitted should be preferably unpublished. Papers must have between 20 and 30 pages, letter size, Word format, Times New Roman font 12, 1.5 line spacing, top and left margins of 3 cms (1.2 inches) and bottom and right margins 2 cms (0.8 inches) Graphics and charts must have a 300 DPI resolution and must be submitted in original files, apart from the word text. Papers must be unpublished and include the following elements: - Title in Spanish and English - Abstract in English and Spanish maximum 250 words (research hypotesis, methodology and theoretical framework are explained on this abstract. It is very important that this abstract must be well structured and clear show the reader the content of the paper, since the abstract is well written, it can be read and cited and also has an impact over its author). - Key words in both Spanish and English (maximum 7, mínimum 3): these terms (lexemes) must be search engines which allow to trace in the index systems the contents of the article for a reader, for this reason the main topics of the article must be outlined. Going beyond, analysis of research trends could be made through these key words by researchers in a specific field. - Author’s names and last names must be included. An asterisk resulting from the author’s last name must tell: last academic degree obtained, institution

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membership (university or institution where the author currently is working) e-mail (preferably institutional) and mailing address. - In a next asterisk resulting from the title in Spanish it must tell: source of the text, it means, whether this shows the findings of a research project or any kind of financing was obtained from an educational body. Furthermore, a tipology of the article: a. Scientific research and technological development articles: documents which present in detail original findings resulting from scientific or technological development research projects. Their processes are clearly explained in the paper, as well as their authors and their institutional membership. A common structure for this is composed by introduction, methodology, findings and conclusions. b. Reflection articles: documents resulting from studies conducted by the author or the authors on a theoretical or practical problem, which fulfill also the certification of authenticity and quality by anonymous qualified arbitrators. It presents findings of a research project from an analytic, interpretative or critical point of view of its author on a specific topic through original sources. c. Review articles: studies conducted by an author or several authors in order to provide a general view of the state of the art of a specific science and technology area, development perspectives and its future evolution. These articles are written by who have achieved a general view of a field and characterized by having a wide literature review of 50 references. - References: it contains the basic bibliographic information of the documents cited in the paper. References are always at the end, following APA style. Footnotes are used only as explanatory notes. In order to fullfill Publindex’s indexation requirements, articles will be subject to an assessment by a committee of arbitrators, appointed by the editorial board of Análisis. This assessment will be done anonymously: the author does not know who the assessor is, and the assessor does not know who the author is. A digital copy of the paper must be sent (by e-mail, or by the web page). Articles must be sent to the following e-mail address: revistaanalisis@usantotomas.edu.co. By publishing an article, Análisis magazine understands that its author certifies and accepts that this article has not been published or accepted for publication in other magazine or web site its publication in printed and digital versions of the magazine will be allowed. Checklist before sending 368

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As part of the submission process, the authors must check that their sending fulfill all the following requirements. Any submission which does not comply to these guidelines will be returned. 1. The paper has not been published before, and it has not participated in other magazine ( or an explanation in Commentaries to the editor has been provided) 2. The file sent is in OpenOffice, Microsoft Word, RTF, or WordPerfect. 3. Web-page addresses have been added for references where it has been possible. 4. The article has: • Abstract • Keywords • Title in Spanish and English • At least 20 bibliographic references • The author’s e-mail address. • Academic background • The paper complies with both bibliographic and style requirements which can be found on About the magazine. Ilustrations and charts have 300 DPI (dots per inch) resolution.

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ISSN: 0120-8454

Vol. 46 / No. 85

Bogotá, jul. - dic. / 2014

pp 371-373.

Lignes directrices pour les auteurs

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un peu plus loin, vous pouvez même effectuer une analyse des tendances de recherche à partir de l’utilisation de ces mots par des chercheurs d’une discipline particulière. - Le nom et le prénom de l’auteur. Un astérisque à côté du nom de l’auteur doit indiquer: dernier niveau académique obtenu, affiliation institutionnelle (université ou institution à laquelle il est lié), e-mail (de préférence institutionnelle) et code postal. - Un astérisque à côté du titre en espagnol doit signaler: source du texte, à savoir si celui-ci présente les résultats d’un projet de recherche ou s’il a obtenu un quelconque type de financement d’un établissement d’enseignement. En outre, la typologie de l’article: a. Articles de recherche scientifique et de développement technologique: textes présentant en détail les résultats originaux de projets de recherche scientifique et/ou de développement technologique. Les processus de dérivation sont explicitement signalés dans le document publié, ainsi que le nom des auteurs et leur filiation institutionnelle. La structure couramment utilisée consiste d’introduction, méthodologie, résultats et conclusions. b. Articles de réflexion: Documents concordant aux résultats des études menées par l’auteur ou les auteurs sur un problème théorique ou pratique, qui, à l’instar des précédents, répondent aux normes de certification sur l’originalité et la qualité par des arbitres anonymes qualifiés. Ces textes présentent les résultats de recherche à partir d’un point de vue analytique, interprétative ou critique de l’auteur sur un sujet précis en utilisant des sources originales. c. Articles de révision: des études faites par le ou les auteurs visant à montrer une perspective générale de l’état de lieux d’un domaine spécifique de la science et de la technologie, en indiquant les perspectives de son développement et de son future évolution. Ces articles sont réalisés par ceux qui sont parvenus à avoir un regard global du domaine et sont caractérisées par une vaste révision bibliographique d’au moins 50 références. - Références: cette partie contient l’information bibliographique de base des documents cités dans le texte. Situé toujours à la fin, elle suit le système de citation de l’American Psychological Association (APA), sixième édition. L’usage des notes en bas de page doit être destiné uniquement à des commentaires explicatifs. Afin de se conformer aux critères d’indexation de Publindex et d’autres bases internationales, les articles seront soumis à évaluation par un panel d’arbitres assignés par le Comité de Éditorial de la Revue. Cette évaluation sera anonyme: l’auteur ne connaissant pas le nom de l’évaluateur ni ce dernier celui de l’auteur qu’il arbitre. 372

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