BRASIL
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JABO - Edición Especial - 2009
Brasil, país-continente de 190 millones de habitantes sea por su tamaño, de proporciones continentales, o, ya sea, por la diversidad étnica que formó su población de casi 190 millones de habitantes, el Brasil es un país que tiene mucho de todo. Diversidad cultural, grandes paisajes naturales y construcciones igualmente ma gnificas son algunos elementos que componen las tarjetas postales del quinto país más grande del mundo, del Norte al Sur. En el Brasil un destino lleva a otro. Las playas, distribuidas a lo largo de siete mil kilómetros de costa, son la tarjeta de visita del país. Sólo Bahía tiene más de mil kilómetros de playas. La ciudad de Porto Seguro, a 730 km de Salvador, es el punto de partida para quien desea conocer las primeras páginas de la historia del Brasil, practicar ecoturismo, deportes, pasear, comer bien o simplemente relajar – un paraíso natural que ofrece historia, entretenimiento, cultura, arte y bellezas naturales. Son 90 km de playas protegidas por arrecifes de corales, ríos, riachos, palmeras y una exuberante Mata Atlántica. Otra ciudad costeña bahiana en la ruta del descubrimiento del Bra-
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sil es el Arraial da Ayuda, que, en los años 70, fue redescubierta por los hippies, atraídos por el estilo de vida casual, la simplicidad y la exuberancia natural del local. A 17º de latitud – la misma localización de Bali y otros lugares místicos –, la ciudad atrae esotéricos y aventureros seducidos por la atmósfera singular que envuelve la ciudad. No es por nada que Arrabal es llamada de la “esquina del mundo”, donde varias culturas se encuentran ye se completan. Grandes astros internacionales ya fueron cautivados por el encanto local: Jacques Villeneuve, Michael Schumacker, Robert de Niro, Richard Gere, Brad Pitt y Jimmy Cliff son algunos de ellos. Además de las playas de Bahía, entre las más disputadas del Brasil se encuentran las famosas Ipanema y Copacabana, en el litoral de Rio de Janeiro; Joaquina, en el Sur, sede de campeonatos de surf nacional e internacionl; y las del archipiélago de Fernando de Noronha, declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La Amazonia también es uno de los íconos mundiales de la ecología y de la biodi versidad,
motivo de gran orgullo para los brasileños. Situada al Norte del país, posee área de aproximadamente 5,5 millones de km². Es considerada también como la más grande floresta ecuatorial del planeta, ocupando 61% del territorio brasileño, extrapolando las fronteras del Brasil. Quien ya fue a la Amazonia puede decir con orgullo que conoce un Brasil original. Allá, las actividades van desde paseos de barco por los ríos de la región hasta los diversos tipos de expediciones por la selva con caminadas por senderos guiados, observándose la riquísima flora y fauna. Para los que no quieren saber de aventuras, basta echarse en una hamaca y apreciar el diversificado paisaje de esos lugares. El sur del Brasil también reserva tesoros naturales que encantan y sorprenden hasta los viajantes más expertos. Entre las atracciones más visitadas está Foz do Iguaçu, ciudad situada en la Tríplice Frontera, entre Brasil, Paraguay y Argentina. Su mayor atracción es el conjunto de 275 cataratas con aproximadamente 60 m de altura conocida como las Cataratas do Iguazu, uno de los más impresionantes paisajes que se puede apreciar en todo el mundo.
Litoral baiano – playas
Con más de mil kilómetros de litoral y m uchas islas a lo largo de la costa, B para todos los gustos, como la Praia do Forte, próxima a Salvador. Repleta da, el litoral bahiano es una de las mayores tarjetas postales del Brasil. M temperatura invariablemente tibia de las aguas y el sol tropical brillando c nos, la transparencia del mar parece cosa de cine. Mas las playas de Ba especiales”: acantilados, riachuelos, arrecifes de coral, piscinas naturales. T melodiosa trilla sonora, el envolvente ritmo de la música bahiana.
Ecoturismo con tortugas marinas Cinco especies de tortuga marina viven en el Brasil y para protegerlas fue creado el Proyecto Tamar, cuya labor ha dado oportunidades de preservación de la vida de estos animales con conscientización y conservación ambiental. Bahía es sede de una de las bases del proyecto en el litoral brasileño, en la Praia do Forte, a sólo 70 kilómetros de Salvador. Con media de un millón de visitantes por año, la base tiene estufas para incubación de huevos, donde se reproducen en condiciones naturales, cuando las tortugas-bebés salen a la superficie, son sueltos para que sigan hasta el mar. Hay, también, tanques y acuarios con especimenes de tortugas y otros animales. Coordinado por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Na turales (IBAMA), el Proyecto Tamar también está presente en los Estados de Ceará, Rio Grande do Norte, Pernambuco, Sergipe, Espírito Santo, Rio de Janeiro, São Paulo y Santa Catarina, monitoreando cerca de 1,1 mil kilómetros de playas costeras e islas oceánicas. Más informaciones: www.tamar.org.br
Rio, la ciudad mara
Rio de Janeiro es el principal destino turístico del Brasil, recibiendo más d brasileños todos los años. La ciudad maravillosa mezcla sierra y mar con geografías del planeta. Esta diversidad atrae la mirada, inspira poetas y cuando se la visita o revisita. En Rio está la más grande floresta urbana de recorta la ciudad bañada por playas acogedoras. Además de la exuberante del país, con espectáculos de todas las vertientes, muchos gratuitos, duran
Las exuberantes Cataratas do Iguazu Una turbulencia de aguas se lanza de elevadas escarpas de basalto creando un espectáculo inigualable: los 275 saltos que forman las Cataratas do Iguazu, en el sur del Brasil. Esculpida hace120 millones de años, esa mar avilla de la naturaleza está en el corazón de un frágil ecosistema que alberga diversas especies animales amenazadas de extinción. Situadas en la frontera entre Brasil y Argentina, las Cataratas do Iguazu atraen millares de turistas todos los años. Quien las visita tiene la posibilidad de caminar por pasarelas que llevan a pocos metros de la mayor de todas las caídas de agua, la Garganta del Diablo, además de apreciar la mata exuberante del Parque Nacional do Iguazu, la más grande reserva de floresta pluvial subtropical del mundo.
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