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Georges Seurat

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Paul Signac

Paul Signac

“Vayamos a emborracharnos con la luz otra vez, tiene el poder de consolar”.

GEORGES SEURAT

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Georges-Pierre Seurat (París, 1859 - marzo de 1891) fue un pintor francés y uno de los fundadores del neo-impresionismo. Su trabajo Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte es uno de los íconos de la pintura del siglo XIX.

Con 15 años Seurat ingresa en su escuela municipal de dibujo, y después ingresa en la Escuela de Bellas Artes de París. Sin embargo todavía no destaca por su talento artístico, por lo que decide hacer algo nuevo, basado en el impresionismo. Es así como nace el puntillismo, que como su nombre indica, es la ubicación armónica de puntos de colores para que el ojo humano ordene la escena en la retina.

Seurat fue el fundador del llamado neoimpresionismo (o puntillismo), que lleva la ciencia a la pintura mediante el estudio del color. El artista teorizó sobre la aplicación científica del color, que como cualquier otra ley natural, podría llevarse a la pintura. Podría ser el ojo quien mezclaba los colores, y no el artista. Es el propio espectador quien hace la función de paleta.

Otros artistas contemporáneos como Signac tomarán de Seurat esta técnica, que a la larga desencadenaría movimientos de vanguardia como el fauvismo, también interesada en el estudio del color e incluso podemos aventurarnos y afirmar que los píxeles en los que ustedes están leyendo esto fueron invento suyo.

Domingo en la Grande Jatte Georges Seurat, 1886. Museo Art Institute of Chicago, Chicago, Estados Unidos.

Modelos Georges Seurat, 1886. Museo Fundación Barnes, Philadelphia, Estados Unidos.

Seurat encarnó una nueva generación de pintores que anunciaron la desintegración del ideal impresionista y el advenimiento de nuevas concepciones.

Superó decididamente la inmediatez de la pintura impresionista para desarrollar un método pictórico que pretendía basarse en leyes científicas y revolucionar el propio concepto de arte figurativo. Su problema era encontrar un vínculo entre el arte y la ciencia y, más concretamente, entre la pintura, la fisiología y la psicología de la percepción.

Según la teoría de Chevreul, un color no existe en sí mismo, sino sólo en relación con los que lo rodean. A partir de estos resultados y de los del físico Ogden Rood, en particular sobre su teoría de los colores, expuesta en su libro Modern Chromatics (1879), relativa a los fenómenos de descomposición y recomposición de la luz, Seurat experimentó una nueva técnica pictórica llamada puntillismo.

El proceso consiste en acercarse al lienzo con numerosos puntos pequeños de color puro de manera que se cree la distancia deseada mediante la mezcla y la vibración de la propia luz.

La Torre Eiffel Georges Seurat, 1889 Museo Fine Arts Museums of San Francisco, EstadosUnidos

Mientras los impresionistas yuxtaponían numerosas manchas de color puro, Seurat, en lugar de confiar en el instinto y la percepción inmediata, basaba su método en una rigurosa justificación científica.

Con esta pintura inacabada – el pintor murió de difteria a los pocos días – Seurat vuelve a unir arte y ciencia. Recordemos que en esa época la ciencia estaba viviendo un momento de gran florecimiento que causaba furor pues también tenía mucho de espectáculo.

La repentina muerte de Seurat en 1891 provocó una gran consternación entre sus amigos y partidarios. Se consideraba al artista como un gran renovador de la pintura cuya muerte temprana daba al traste con todas las ideas y planes que había confiado a unos pocos de sus amigos.

Por otro lado, en el propio grupo marginal de los neoimpresionistas habían surgido tensiones y rivalidades que habían llevado a Seurat, un año antes, a escribir a Fénéon una carta de protesta en la que hacía hincapié en su posición de guía en la creación del puntillismo.

El circo Georges Seurat, 1891. Museo de Orsay, París, Francia.

El circo (detalle) Georges Seurat, 1891. Museo de Orsay, París, Francia. Mientras los impresionistas yuxtaponían numerosas manchas de color puro, Seurat, en lugar de confiar en el instinto y la percepción inmediata, basaba su método en una rigurosa justificación científica. La combinación de colores es la clave. Seuratutiliza básicamente los tres colores primarios: rojo, amarillo y azul, que distribuye en pequeñas pinceladas.

Con todo esto, el artista consigue dos espacios yuxtapuestos: el escenario y los artistas, de líneas curvas, arabescos estilizados y dinámicas espirales; y las gradas, de líneas rígidas, ortogonales, inmóviles.

El motivo había sido un ensayo de Fénéon sobre Signac (La Peinture Optique: Paul Signac) en el que se ocupaba de la mezcla óptica y de las teorías cromáticas de los neoimpresionistas sin citar ni una sola vez a Seurat.

Sin el espíritu investigador de Seurat, el movimiento neoimpresionista se quedó sin una verdadera fuerza de convicción tanto en Francia como en Bélgica, aun cuando muchos pintores se sirvieran de este estilo de una forma más o menos superficial. Incluso Camille Pissarro, que al principio estuvo firmemente convencido de este método y creó algunas de sus mejores obras con la técnica del puntillismo, pronto se sintió desilusionado y volvió la espalda a este sistema pictórico, para dedicarse otra vez a la pintura paisajística de carácter impresionista.

El can can Georges Seurat, 1890. Museo Kröller-Müller, Otterlo, Países Bajos.

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