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Experiencias: Gente de corazón grande
Gente de corazón grande, acogedor y generoso
Desde enero del año 2018 estoy viviendo una experiencia en la Arquidiócesis de Santo Domingo (soy religioso redentorista). Desde entonces y hasta julio de 2019 residí junto al Padre José Alberto Vargas Salazar, como vicario parroquial en la Parroquia Nuestra Señora de América Latina. en ese tiempo, también colaboré con las parroquias Santa Rosa de Lima, San Martín de Pobres y San Juan Diego, en Sabana Perdida (“ya no está perdida, yo la encontré”). En esos parroquianos encontré tanta gente buena. Gracias a todos por la buena acogida que me dieron. No me arrepiento, fue muy bueno lo vivido y aprendido entre ellos. En junio de 2019 recibí una llamada de mons. Jesús Castro, quien era el obispo encargado de la Vicaría Territorial de Santo Domingo Norte, para convocarme a una reunión, él y mons. Francisco Ozoria, comida incluida. El motivo era comunicarme que me nombraban “Administrador parroquial” en la Parroquia San Ramón Nonato, de Los Mameyes. El día 5 de julio asumí las riendas de esta hermosa comunidad parroquial, con el mismo Espíritu que inspiró a San Alfonso, con temblor y temor. Con mis limitaciones, he tratado de ofrecer lo mejor de mis dones y talentos a esta porción del pueblo de Dios que peregrina en esta Vicaría de Santo Domingo Este. Aquí he encontrado gente con las cualidades que he titulado esta refl exión: “de corazón grande, acogedor y generoso”. A lo que podemos añadir otras más: “solidarios, buenos vecinos... Porque en todo el tiempo de la pandemia que me sentido muy bien acompañado por los feligreses de esta dinámica parroquia #GRACIASHERMANOS. Cuando ya empezaba a conocerles y teníamos muchas cosas planifi cadas, llegó la pandemia y nos cambió todos los planes. Gracias a Dios hemos sabido usar los medios digitales para una buena comunicación con la comunidad parroquial y más allá de ella. Pido al Señor nos dé la fuerza y la gracia necesarias para seguir sirviendo y entregándonos con alegría desbordante y brazos abiertos, como el mango mameyito, dando vida en Los Mameyes. He aquí la reacción testimonial de algunos fi eles de nuestra parroquia: “Ya hace un año de la llegada del padre Domingo Vásquez Morales a nuestra parroquia y ha sido un año fructífero para todos, le habíamos pedido a Dios que nos enviara un buen pastor y nuestras oraciones fueron escuchadas, nos envió un sacerdote que ha sido parte de nuestra familia. Gracias, Señor. Podemos decir con el salmista:
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“El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres” (Sal 125, 3)”. “Es de mucho agrado cuando el pastor (sacerdote) se preocupa por la feligresía, especialmente por las familias, siempre es y será una bendición tener de invitado en tu hogar al padre de tu parroquia donde con alegría comparte en la mesa de tu casa y nuestros hijos le dicen tío y él lo trata con amor y mucho respecto”. “Nos ha dado la oportunidad de participar en su programa Reflexionando la Palabra como proclamadora de la palabra de Dios, ha sido una experiencia maravillosa donde he aprendido bastante y conocido excelentes personas”. “En cuanto al templo en un año ha hecho mucho, con decir que llego en julio del año pasado (2019) y en agosto ya teníamos nuestras patronales y en tan solo un mes planifi camos las mejores patronales, la cual la vivimos con mucha alegría y disfrute de la misma”. “Lo mejor del padre Domingo es que reconoce el trabajo de los demás, de las personas que están a su lado trabajando, los hace partícipe de todas las actividades, reconociendo su esfuerzo y ese gesto es muy satisfactorio y motivador para seguir esforzándonos como equipo y dar lo mejor para el bienestar de la parroquia”. “En general, como feligreses nos sentimos contentos del padre Domingo, por ser entregado a su parroquia, a su feligresía y a toda persona que le solicite. Es un verdadero pastor y guía, atento a toda familia y preocupado por resolver las difi cultades e innovar y modernizar nuestro templo”.
Gracias, padre, por tanto, en tampoco tiempo. El cariño es mutuo y de todos. ¡Animo! ¡Dios lo siga bendiciendo y guardando, padre Domingo!