EL AMOR A UNA PROFESIÓN
En 1948 Joan Amat tiene 24 años. Es un joven inquieto y ambicioso que decide abrir un despacho profesional de Administración de Fincas en Gracia (Barcelona) y en Sant Just Desvern.
En 1952 Joan Amat muere y su viuda, Concepció Amigó, con sus dos hijas -una de dos años y la otra recién nacida-, decide continuar con el despacho, una decisión difícil, valiente y arriesgada por el hecho de ser muy joven (tiene 25 años) y, en especial, por ser mujer. Pierde la mitad de los clientes, que no confían en ella, pero continua adelante aún y las dificultades y la incomprensión propia de la época. Así pues, ella es nuestra particular heroína.
Así empieza nuestra historia de 70 años dedicados a una profesión que amamos, 70 años de
voluntad de mejora y crecimiento, 70 años de mantenimiento de valores, 70 años de voluntad de progreso e innovación.
Nuestra historia es la de una empresa familiar como tantas en Cataluña en que la empresa, el trabajo y la familia se convierten en el centro de sus vidas.