Testa desfigurada para Primus St. John Tocamos nuestros rostros para conocernos cegados por lo que nuestros ojos aseguraban. Cada arruga era un rastro que nadie seguía, nuestra rancia voz –colmada–, fue sembrada en otra tierra. Detrás de tanta mierda nuestra sangre vertida: éramos hermanos
Fábula Desalmada Recorrí con la lengua toda orilla, encerrada a piedra y lobo. Abrí mis manitas patéticas para coger el hacha. Afilé la ira. Espulgué las culpas. Mitigué mi hambre. Qué tan roja debo ser, que no pueda ocultarlo.
Universos Diversos
135