INTRODUCCIÓN
L
as novedades positivas en el terreno económico no dejan de llegar desde mediados de 2016, y gracias a ellas las perspectivas mundiales se están despejando. La aceleración que esperábamos desde hace un tiempo parece estar tomando cuerpo: de hecho, esta edición de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) eleva las proyecciones de crecimiento mundial para 2017 a 3,5%, frente al 3,4% de la última previsión. Nuestro pronóstico para 2018 se mantiene en 3,6%. Ambas mejoras pronosticadas para 2017 y 2018 son generalizadas, aunque el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y los exportadores de materias primas continúan sufriendo dificultades. Al mismo tiempo, sin embargo, la corrección al alza de nuestro pronóstico para 2017 sigue siendo pequeña y las tasas de crecimiento potencial a más largo plazo siguen siendo inferiores a las registradas en las últimas décadas a nivel mundial, y especialmente en las economías avanzadas. Además, aunque existe la posibilidad de que el crecimiento supere las expectativas a corto plazo, hay significativos riesgos a la baja que continúan opacando las perspectivas a mediano plazo y que, de hecho, pueden haberse intensificado desde la publicación de nuestras últimas previsiones. La incipiente recuperación aún es vulnerable a la variedad de riesgos a la baja, descritos en el capítulo 1. Un riesgo destacable es un giro hacia el proteccionismo que haga estallar una guerra comercial. Especialmente en el caso de las economías avanzadas, se observan varios factores que han generado respaldo político a favor de marcos de política de suma cero, capaces de socavar las relaciones comerciales internacionales y, a nivel más general, la cooperación multilateral; entre estos factores, cabe mencionar el menor crecimiento desde la recuperación de 2010–11 que siguió a la crisis financiera internacional, incluso con desaceleración del crecimiento de los ingresos medianos, y los trastornos estructurales de los mercados de trabajo. Al término de la Segunda Guerra Mundial, cobró vida un enfoque de política económica internacional basado en la colaboración entre los países, y que ha
evolucionado en alcance y difusión geográfica. Como lo demuestra la historia de crisis financieras y monetarias durante las últimas décadas, esta evolución no ha ocurrido sin tropiezos, pero hasta ahora los mecanismos de protección de la economía mundial han demostrado ser eficaces. Una de las consecuencias ha sido una escalada notable del crecimiento en una serie de economías de mercados emergentes y en desarrollo, algunos de los cuales se han sumado al grupo de los países de alto ingreso. El capítulo 2 de este informe examina aspectos de esa convergencia. Los países más ricos también han continuado creciendo, pero, en términos del ingreso, en menor medida en los últimos 10 años que en las décadas precedentes, y ciertamente no tanto como algunas economías de mercados emergentes y en desarrollo. Por lo tanto, no es sorprendente constatar en las principales encuestas que las actitudes respecto de los efectos del comercio internacional en el empleo y los salarios tienden a ser más positivas en las economías más pobres. Estas observaciones quizá tengan menos que ver con la disparidad entre los países ricos y pobres en términos de crecimiento global que con el hecho de que en las economías ricas una proporción sustancial de los frutos del crecimiento no llega a manos de los grupos que ocuparon los segmentos más bajos de la distribución del ingreso en las últimas décadas. La desigualdad sigue siendo sustancial en los países más pobres, pero como estos tienen un margen más amplio de convergencia hacia una mayor prosperidad y un potencial de crecimiento más elevado con las políticas adecuadas, han podido incrementar sustancialmente los ingresos, incluso los de los ciudadanos más pobres. El comercio internacional ha sido un componente clave de ese éxito. Las tendencias mundiales de la desigualdad tienen que ver con el comercio internacional, pero en gran parte —especialmente en algunos países— se deben al cambio tecnológico, en la medida en que es posible hacer una separación conceptual entre el avance de la tecnología (que facilita el comercio) y el comercio internacional propiamente dicho (que dispersa los
Fondo Monetario Internacional | Abril de 2017
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