Homenaje a Ana Frank

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Homenaje a Ana Frank De habitaciones húmedas entre largas remendadas cortinas. Lo importante de todo ello , fue que supimos prolongar nuestra existencia, unidos y enlazados como música capturada de románticos oídos sordos. Las brisas del río Ámstel respiraban afligidos en nuestras memorias Las miradas desde el ático ,volaban alrededor del tañido de campanas Como hordas de palomas envueltas de tristezas largas. Ámsterdam encubría nuestro secreto detrás de una estantería En el despacho de papá, éramos fantasmas que habitaban un mundo lleno de congoja ,de angustiada soledad , era en el desayuno ,beber sin azúcar nuestro propio miedo mientras afuera paseaba la regocijante muerte de crudo invierno. Había momentos que quedábamos convertidos en estatuas Con las preguntas en la mano, con una lágrima sostenida De un corto amanecer al escuchar pasos. Momentáneamente amarrábamos nuestra respiración mordiendo largas hebras de nuestros cabellos, sujetando nuestras sombras temerosas que estaban a punto de sollozar. Los ruidos se llenaban de ecos, de largas resonancias bombardeos que cruzaban a los cielos resquebrajados recortando anocheceres ,aires enrarecidos hediondez de días muertos . Eran nubarrones asperjando destellos sobre la albura de nuestras almas ,profundidad dolorosa de nuestros pasos desconsuelo en la mirada. Entraron rompiendo la estantería hecho puerta Había llegado la despedida de las anotaciones del diario de los días grises. Entró el gemido macabro de la muerte Del hombre que deja de ser hombre Para hacerse bestia. Y la lluvia sonaba tan igual a los leños Alfred Asís Poetas del mundo

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