Goblin panzudo Numero 1

Page 16

LA VIRTUD DEL PUNTO MEDIO

H

ablar de Games Workshop es abrir la Caja de Pandora, se haga como se haga. Pero no es mi intención hablar de ella sino de nuestra reacción ante ella. Cuando uno visita blogs, foros o grupos de Facebook, se da cuenta, independientemente de si Games Workshop le gusta más o menos, de que la empresa ha debido de hacer algo mal. En un mundo en el que cada marca mima tanto la imagen que refleja ante los consumidores, Games Workshop desata críticas que normalmente ahogan a las voces defensoras. ¿Con cuántas marcas pasa esto? ¿Cuál de ellas, en la misma situación, no lo consideraría un grave problema? La lista de posibles errores de Games Workshop podría hacerse tan larga como la verborrea de un hater, o cubrirse inmaculada con la sábana del fanatismo fanboy. Pero el caso es que tú y yo, que estamos a ambos lados de tu pantalla, nos vemos en la tesitura de qué hacer. Aquí es donde se observan claramente dos actitudes mayoritarias, sobretodo en el último año. Por una parte están quienes quizá no parten lanzas por la empresa, pero tienen uno (o varios) ejércitos y saltan sobre las últimas novedades para arrasar con ellas a sus terribles rivales: Normalmente, sus colegas de partida de siempre. O en torneos en los que a nadie le importa quién eres. Como para que un cuchillo corte siempre bien hay que afilarlo continuamente; cada X meses, según se renuevan FAQs y Codex, hay que seguir invirtiendo. Una empresa es una empresa. Uno se encuentra pagando un ejército que nunca acabará para tratar de ganar a machete torneos que nadie recordará.

Y claro, si uno no lo hace porque quiere acabará haciéndolo por obligación. Si son seis amigos igualados y sale un elemento nuevo que puede desnivelar una partida, como los nuevos voladores, quizá uno no lo quiera. Ya tiene suficiente. Enhorabuena. Pero uno de los amigos con más ímpetu o más dinero lo comprará y arrasará con él. Dos de los amigos se hartarán y lo comprarán también. Las partidas consistirán en ver quién de ellos tres gana. El resto de los amigos finalmente les imitan para unirse al club de ganadores y el que no lo quería, que no era el peor, ahora es “el pupas”. Finalmente, se compra también el volador de turno o alguna manera de contrarrestarlo. Bravo. Se han gastado todos el dinero para volver a estar igualados como al principio. ¿Lo que nos gusta a la mayoría no es simplemente divertirnos jugando? ¿Cuántos somos los que queremos jugar a Warhammer a altísimo nivel de competición? ¿Por qué entonces pagamos como si buscásemos eso?


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.