Mas Marrano

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EDITORIAL

MÁS MARRANO, No apto para vegetarianos Producido por: Alexander Cuervo Bello, abril de 2018 (dieciocho años de desilusión)

Cuando se notan las señales de parto, el baquiano y su ayudante se ponen alerta para recibir a los marranitos y evitar que algunos mueran como sucede naturalmente. Una marrana puede dar a luz entre 10 y 12 marranitos y se demoran en nacer, de uno a otro, entre 20 y 30 minutos más o menos.


Inmediatamente un marranito ve la luz del mundo, con un cordel de pita le amarran el cordĂłn umbilical y se lo cortan con tijera... Esto es todo un arte, como decĂ­a mi abuela, porque si queda mal amarrado le puede traer muy malas consecuencias al animalito (muy flojo se desangra, muy apretado le puede producir una hernia).


Luego de cortado el cordón umbilical, al marranito le proceden a cortar los colmillos con un cortaúùas, porque nacen con ellos largos y si muerden a la marrana cuando los estå amamantando esta los puede matar.


Finalmente les cortan la cola con tijera y les aplican yodo en aerosol en todas las heridas para desinfectarlas y evitarles una infecciรณn. El parto puede durar entre 5 y 6 horas y se pone el mayor de los cuidados para evitar muertes, como antes se mencionรณ, para garantizar la productividad.




***** En nada envidiamos la suerte del marrano, pero si agradecemos a nuestra cultura que exista la práctica de sacrificar a este curioso animal para la preparación de deliciosos platos. Pero no entremos en un dilema moral porque, para que son bobadas, a nosotros sí nos da lástima cuando matan al animalito, pero nos alegra mucho cuando el chicharrón que reposa en nuestro plato tiene más de siete patas. Los marranos, mamíferos rechonchos, de piel generalmente rosada o parda, pelo grueso, hocico chato, grandes orejas, patas cortas, y cola pequeña, nacen, crecen, se reproducen y nos los comemos.




La marranada, símbolo de abundancia, es una actividad de reunión fraternal, de excesos, que afirma nuestra antioqueñidad. En torno al sacrificio del marrano se une la familia, la cuadra, el grupo social. Aunque a veces resulten también en desavenencia porque a tal le tocó la cola; que a este le dieron más tocino; que a mí no me tocó siquiera un pedacito de cañón…




Vayan por el señor carnicero pa’ que mate el marrano que ya lo van a traer, grita la matrona de la casa, y los pelaos corren por el señor, que un poco más tarde aparece con su ayudante y una maleta grasienta con la herramienta que está compuesta por un chuzo, varios cuchillos muy bien afilados, la chaira para asentarles el filo, una hachuela y la piedra de amolar… Entre varias personas manean a la víctima y lo recuestan a fuerza de bregas para que su verdugo le propine la puñalada marranera en el costado izquierdo a la altura del corazón.


La imagen del marrano nos es común desde la infancia y está presente en muchos aspectos, objetos y espacios de nuestra cotidianidad: ¿Quién no recogió platica en un marranito de barro y después lamentó romperlo para sacar el capital?; ¿Quién no vio las aventuras de Porky Pig, el marrano tatareto amigo del conejo de la suerte? o ¿Quién no escuchó el cuento de los tres cerditos y sintió lastima por el pobre lobo que no pudo deleitarse con tan ricas chuletas?




DISENTERÍA es una publicación independiente, de contenido crítico sobre la condición humana, que trata con ironía temas como: la cotidianidad, el orden, el gusto, la enfermedad y la muerte. Por medio de la imagen y el humor, pretendemos mostrar lo que comúnmente se oculta o se desecha porque es considerado de mal gusto o despreciable.



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