Rose sacó su varita y la ondeó hacia Lily en un gesto complicado. De repente surgió aire caliente de la punta, secando el vestido de Lily y haciéndole cosquillas. —¿Y qué hay del Guardián? —Zane preguntó a James mientras el grupo se abría paso hacia las escaleras de piedra y a la luz de más allá. —Se fue —respondió James—. Le sentí marcharse. —¿Para siempre? James se encogió de hombros. —No consiguió que Petra fuera su anfitrión. No estaba dispuesta a matar por él, no al final. Ya no tiene un apoyo aquí. Se acabó. Zane asintió, frunciendo un poco el ceño. —Si tú lo dices, camarada. Salgamos de aquí. Este lugar me da escalofríos todo el tiempo. —Sí. Por algo lo llaman la Cámara de los Secretos —estuvo de acuerdo Albus. James asintió, echando un último vistazo atrás. Dijo con fervor: —Esperemos que este haya sido el último de sus secretos.
―Y‖esa‖es‖la‖historia‖tan‖bien‖como‖la‖puedo‖contar‖―dijo‖James,‖sentado‖en‖la‖silla‖frente‖a‖la‖del‖ director. Era el día siguiente, y la luz brillante del sol y el canto de los pájaros de la mañana atravesaban gentilmente la ventana abierta–. Subimos hasta el baño de las chicas del segundo piso y Ted dejó a Tabitha directamente aquí, en su oficina. El resto de nosotros llevó a Lily al Gran Comedor a reunirse con Mamá. Ella llamó a tía Hermione, tío George, y tío Ron para que abandonaran la búsqueda y todo el mundo decidió seguir adelante con la fiesta de celebración tras la función, aunque fue más bien una celebración del regreso de Lily llegado ese momento. Merlín asintió despacio, uniendo las yemas de los dedos de ambas manos ante él. Compartió una mirada con Harry Potter, que se encontraba de pie a un lado, con los brazos cruzados y mirando al suelo. ―¿Y‖la‖señorita‖Morganstern‖asistió‖a‖la‖fiesta?‖―preguntó‖Merlín. James negó con la cabeza. ―No,‖creo‖que‖pensó‖que‖sería‖mejor‖para‖ella‖no‖estar‖allí.‖Es decir, considerándolo todo. Harry habló sin levantar la cabeza. ―No‖fue‖culpa‖suya.‖Estaba‖siendo‖engañada. ―No‖ fue‖ enteramente culpa‖ suya‖ ―corrigió‖ Merlín‖ sombrío―.‖ Estaba‖ siendo‖ engañada,‖ sí, pero ella permitió que el engaño tuviera lugar. Ella misma lo admitió. El hecho de que al final fuera capaz de desechar el engaño es prueba de que pudo haberlo hecho en cualquier momento, si así lo hubiera elegido. ―Est{‖ maldita‖ con‖ el‖ último‖ rastro‖ fantasma‖ del‖ alma‖ de‖ Voldemort‖ en‖ su misma‖ sangre‖ ―dijo‖ Harry, finalmente‖alzando‖los‖ojos―.‖Él‖era‖ un‖ astuto‖mentiroso‖y‖ un‖maestro‖ de‖ la‖manipulación.‖ Brujas y hechiceros mucho más poderosos que Petra Morganstern sucumbieron a sus engaños.