James Potter y la Maldición del Guardián - George Norman Lippert

Page 311

—¿Te refieres a Ralph? Eh, sí. Supongo. ¿Por qué? —Oh, por nada en realidad. Después de todo, no fue su gente la que mató a tus padres. James negó con la cabeza. —Ted,‖tú…‖no‖puedes‖culpar a Ralph de eso. Ni siquiera había nacido entonces. Su padre era solo un niño cuando la batalla tuvo lugar. Ted suspiró cansadamente. —No me digas a quién puedo y no puedo culpar, James. Mira, siento haber sacado el tema. No estoy de muy buen humor esta tarde. Tal vez tú, Rose y vuestros amigos deberíais regresar al túnel. Está oscureciendo. James asintió lentamente con la cabeza. —Sí, supongo que tienes razón. —Se giró para irse, y entonces volvió la mirada atrás—. Hasta luego, Ted. Ted agitó la mano. —Hasta la vista, James. Ten cuidado. Para cuando el cuarteto salió de Sortilegios Weasley, el sol se había zambullido bajo el horizonte, dejando un intenso cielo anaranjado y púrpura atrás. Rápidamente, se abrieron paso de regreso hacia La Casa de los Gritos. La valla de protección alrededor de la propiedad se había caído hacía mucho tiempo. James abrió el camino a través de la misma apertura en la valla que habían utilizado ese día más temprano. En lo alto de la colina, la casa desvencijada estaba a oscuras, irguiéndose siniestramente. —Realmente esperaba llegar a esta parte antes de que oscureciese —dijo Ralph fervientemente—. Ni siquiera puedo ver la puerta principal. —Está justo allí —dijo Rose, iluminando su varita y apuntando—. Tal y como la‖dejamos…‖ La voz de Rose se apagó cuando la luz de su varita jugó sobre la parte delantera de la casa. A pesar de sus palabras, la puerta, de hecho, no estaba como la habían dejado. —Pensaba que habíamos cerrado la puerta —dijo Cameron curiosamente— ¿No empujamos‖la…? —Sí, Cam —interrumpió James—. Seguro que no la dejamos así. La puerta principal había sido abierta de un empujón tal, que el gozne que quedaba se había quebrado. Se ladeaba torpemente dentro de su marco. Más allá de la entrada había una oscuridad impenetrable. —¿Parece como si alguien hubiese entrado o hubiese salido? —preguntó Ralph, intentando mantener la voz firme. —¿Qué importancia tiene eso? —preguntó James. —Bueno, en primer lugar, nos diría si nos han seguido o si estamos yendo hacia una trampa — contestó Ralph razonablemente. Cameron preguntó: —¿Quién intentaría atraparnos?


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
James Potter y la Maldición del Guardián - George Norman Lippert by CP Editorial - Issuu