Fix100 #6

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Espejismo

El viajante en el desierto no vio un oasis, sino un bosque. Caminó hacia él, convencido de que era parte de su búsqueda. Dentro del bosque, le llamó la atención un manantial bajo la luna llena. Al tomar el agua del manantial, este no le quitó la sed, pero, detrás de la música del agua, apareció una hermosa mujer desnuda, que lo protegió con un abrazo que no le pudo transmitir calma. Sabía la cantidad de trampas que le deparaba el viaje y reconoció en la mujer a un fantasma. Siguió caminando, tranquilo al comienzo, nervioso después, hasta el momento en que solo se encontró con más árboles bajo la luna llena. «El motivo de mi viaje era encontrar el libro sagrado. Quizás el bosque lo contiene», pensó. Se recostó en la hierba esperando una señal, la cual vino en forma de lobo, con un libro entre sus fauces. Se lo entregó al viajante, bajando su cabeza con respeto. Allí el hombre leyó: «Hay gente que busca las riquezas del mundo, yo te ofrezco las riquezas de este bosque». Tiró el libro lejos, sabía que era otra trampa más. El lobo, irritado, le mostró sus fauces y se fue sin prisa. Al despertar, el viajante en el desierto no vio un oasis, sino una torre tan alta que no llegaba a ver su cima, perdida entre las nubes. Subió su casi infinita escalera, saliendo del mundo y encontrándose cara a cara, en la oscuridad del universo, con un hombre luminoso que dijo ser una estrella. «El libro sagrado que buscas no tiene palabras» dijo. «Aun así, ¿lo quieres seguir buscando?». El viajante dijo «Sí». Entonces la estrella le dio poder al viajante para ser el pequeño dios de una tribu salvaje, en la que un profeta habla de un libro sagrado, el cual no se puede leer porque no tiene palabras de este mundo.

fix100 Revista hispanoamericana de ficción breve | 153


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