Plan Biorregional de las Cuencas Sagradas Amazónicas

PLAN BIORREGIONAL Caminos de transición para la vida de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú hacia 2030

Edición digital - junio de 2021

Autores: Equipo Técnico de ICS Edición: Edwin Hidalgo Luis Zúñiga Cartografía: Rodrigo Torres Diseño y mediación gráfica: Alejandro Bermeo Fotografías: Caroline Bennett Diego Mosquera Pablo Albarenga - Rainforest Defenders Martina Orska Fotógrafos colaboradores de la Fundación Pachamama Ilustraciones: Carolina Vallejo Traducción al inglés: María del Mar Iturralde Publicado en junio de 2021 por: Fundación Pachamama Vía Lumbisí, km 2, Of. 5 Quito, Ecuador +593 2 356 0480 info@pachamama.org.ec www.pachamama.org.ec Edición preliminar. © 2021 Iniciativa de las Cuencas Sagradas Amazónicas Quito

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PLAN BIORREGIONAL Caminos de transición para la vida de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú hacia 2030

[01]

Introducción Pg. 26

[02] Diagnóstico Biorregional Pg. 70

[03]

Transición social y ecológica Pg. 188

[04] Planificación Biorregional Pg. 248

[05]

Financiamiento para la vida Pg. 348

[06]

Reflexiones finales Pg. 412

Prólogo

CUENCAS SAGRADAS TERRITORIOS DE VIDA Por Eduardo Kohn

U

na amplia red hídrica nacida en los glaciares de los Andes de Ecuador y Perú desciende para formar las cuencas de los innumerables ríos que alimentan el Marañón y el propio Amazonas. Estas cuencas, que se extienden en un área de 60 millones de hectáreas, son el hogar de más de 25 nacionalidades indígenas, y de los densos bosques que guardan incalculables formas de vida. Allí están los ecosistemas más diversos del mundo que regulan el ciclo hidrológico de gran parte del continente sudamericano.

Y quizás lo más trascendente: regulan el clima de todo nuestro planeta.

Estas cuencas hídricas son de vital importancia ahora que nos encontramos ante una crisis ecológica provocada por los seres humanos, cuyas proporciones no tienen precedentes. Esta crisis se encuentra exacerbada por el aumento de la extracción del petróleo y los minerales, y la deforestación para obtener madera, puesta al servicio de una lógica “modernizadora” que considera a la “naturaleza” como si fuera un mero recurso que aporta al beneficio, a corto plazo, de un pequeño subconjunto de la vida que existe en la Tierra.

La iniciativa de las Cuencas Sagradas propone una alternativa viable a esta lógica modernizadora, porque promueve “ecologizar” nuestras economías, nuestras estructuras políticas y nuestros modos de comportamiento ético. Cree indispensable aprender a trabajar con las dinámicas y las cualidades intrínsecas de las cuencas de los ríos, como es el caso de las más majestuosas y, al mismo tiempo, más f rágiles del mundo: las vertientes que sostienen la amplísima red

de vida de la cuenca de la Alta Amazonía.

Una cuenca de cabecera delimita un área, un dominio, pero no en el sentido político habitual, que impone un orden desde arriba —como ocurre con los decretos y las guerras que crean las f ronteras y los límites de un país— sino más bien en un sentido ecológico. Es decir, considera a una cuenca de cabecera como la red emergente de vida que sustenta y nutre otras redes de agua que esa vida misma hace posible. Como tal, es un modelo para aprender a relacionarnos de otra manera, como habitantes terrenales, si queremos sobrevivir a la crisis ecológica que nos está afectando a todos, independientemente de nuestra afiliación nacional, étnica o incluso de especie.

Las cuencas de cabecera de los ríos son f ractales. Todos y cada uno de nosotros somos una cuenca de cabecera única. Si miramos así, nuestras venas serían los ríos, y nuestros capilares los riachuelos que los alimentan. Un árbol, con su tronco, ramas y hojas que se extienden hacia las nubes, brotadas de sus raíces y micorrizas que se adentran en la tierra, también podría ser una cuenca.

Cada uno de nosotros está sostenido por una vertiente más amplia. Las cuencas de cabecera existen dentro de otras cuencas que dan origen, a su vez, a otras.

Ellas nutren y sostienen esas fuentes de agua que las precedieron y, junto con muchas otras fuentes, continúan dando origen a otras que aún no conocemos Las cuencas de la alta Amazonía albergan y se nutren de mundos y de “selvas vivientes”. Estos bosques están formados enteramente por seres comunicativos

o “personas”, como las comunidades amazónicas lo expresan. Estos seres comunicativos, sean árboles, insectos o animales, manifiestan esa cualidad espiritual que es inherente a toda forma de vida, puesto que emergen nuevamente de su estado anterior. Esta cualidad de espíritu es lo que hace que estos espacios de vida y las cuencas que los sostienen sean sagrados.

vivir con los otros, con quienes compartimos y hacemos este planeta que, igual que una cuenca, constituye una sola unidad.

Reconociendo así esta esencia sagrada de la vida, podemos entender mejor la relación estrecha que guardan los Derechos Humanos y los Derechos de la Naturaleza, que es justamente lo que esta iniciativa pretende impulsar en la región amazónica de Ecuador y Perú.

La Iniciativa de las Cuencas Sagradas reconoce esta forma amazónica de inspiración hidrográfica para relacionarse mediante la diferencia. Se inspira en ello al crear un conjunto de alianzas políticas entre nacionalidades, gobiernos y ONGs para enf rentar la crisis ecológica que está afectando a toda la vida de nuestro planeta. Estas alianzas se anudan entre sí, de la misma manera que las vastas y sagradas cuencas de la Alta Amazonía unen una cuenca con otra en su red emergente.

Las cuencas con sus innumerables arroyos y ríos crean conexiones a través de la diferencia. Los peces migratorios, tales como el bocachico (Prochilodus sp.), viajan a lo largo de las Cuencas Sagradas para desovar en los arroyos y ríos f rescos; río arriba, antes de regresar a las lagunas; río abajo, para alimentarse. De la misma manera, los habitantes indígenas de la región utilizan los ríos para intercambiar bienes, viajar y moverse, tal como lo hace el bocachico entre diferentes zonas ecológicas.

Esta amplia red fluvial une los “territorios de vida” asociados con las nacionalidades indígenas que viven dentro de esta región. Cada nación tiene su propia manera de expresar esa red de vida sagrada que está tejida en su territorio. La Iniciativa de las Cuencas Sagradas reconoce cómo cada una de ellas es una forma única de conectarse con la sacralidad de la vida.

Reconoce también que cada nación of rece un mensaje sobre el significado de la vida sagrada de un bosque viviente, donde es posible vivir sabiamente con él.

Los amazónicos han vivido y reconocido por mucho tiempo este modo ribereño de hacer conexiones a través de diferentes dominios; han trabajado con sus propiedades para desarrollar una filosofía política basada en las alianzas entre ellos. Mientras la filosofía política occidental se basa en el concepto del amigo que es como un hermano —por lo tanto, esencialmente lo mismo que uno mismo— la filosofía política amazónica está sustentada en el concepto del enemigo, de un “otro” que es radicalmente diferente, pero con quien uno puede, a pesar de todo, construir alianzas políticas, a través del matrimonio o del intercambio de bienes, para poner un ejemplo.

Dándole un significado al espíritu de la alianza fluvial, la iniciativa de las Cuencas Sagradas vincula esta comprensión de la vida con los planteamientos que provienen de los últimos desarrollos en la ecología, en la teoría de sistemas y en las ciencias de la tierra y el clima; todos ellos articulados con la nueva ciencia de la economía verde y las formas vanguardistas del activismo ecológico, que hoy emergen alrededor de América del Sur y más allá.

Muchos tipos de “personas” pueden hacer alianzas: plantas, animales, espíritus de los bosques, nacionalidades indígenas, mestizos y “blancos”. Cada uno de ellos tiene algo único para contribuir en esta alianza, siempre y cuando estemos dispuestos a aprender a escuchar lo que ellos pueden enseñarnos.

Las Cuencas Sagradas son una unidad, pero también sus redes representan a una multitud que tiene la posibilidad de convertirse en una modalidad viable de

Teniendo presente que nuestra crisis climática es a la vez local y planetaria, estas alianzas que atraviesan diferentes regiones y escalas son ahora cruciales. Esta circunstancia especial necesita una propuesta clara y viable. Hablamos de región y de planeta. El presente nos exige también hablar del futuro y de las nuevas generaciones que serán activas y formadas con una orientación distinta. Tenemos mucho que aprender de la sabiduría de los pueblos, para proteger las amplias cuencas amazónicas del Ecuador y del Perú, como la única respuesta posible que ahora está a nuestro alcance si aspiramos llegar al futuro.

Presentación

Caminos de transición para la vida de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú hacia 2030

E

l Plan Biorregional busca el rescate urgente de una región amenazada por la expansión del extractivismo, la deforestación y la pérdida de biodiversidad. El plan se sustenta en la participación de los pueblos y nacionalidades amazónicas, como actores de su propia redención.

Por primera vez, se propone una intervención conjunta entre los pueblos de Perú y Ecuador para rescatar el ambiente en su frontera común amazónica.

Esta propuesta va más allá del enunciado y de un esquema de planificación. El Plan Biorregional comprende un análisis detallado del diagnóstico, de la transición, de las acciones requeridas, del financiamiento y del presupuesto con las especificaciones completas.

La Biorregión de las Cuencas Sagradas (CS) compartida entre Ecuador y Perú es única en términos ecológicos y culturales, tanto para la región amazónica como para el mundo. Aquí

nacen las principales fuentes hídricas de la Amazonía, que a su vez es el mayor bosque tropical continuo del mundo y hogar del 10% de toda la biodiversidad que se conoce, incluyendo fauna y flora asombrosas, y muchas otras especies todavía por descubrir. La Amazonía ocupa casi 7 millones de kilómetros cuadrados, es decir, el 40% de toda Sudamérica. Entre Ecuador y Perú, ambos en la lista de los 17 países mega diversos del mundo, contienen casi el 15% de la Amazonía. Pero la cuenca amazónica es mucho más que solo agua, oxígeno y carbono, los bienes más esenciales para la vida, es también el hogar del 10% de toda la biodiversidad planetaria y solo el Ecuador alberga aproximadamente el 6% de la biodiversidad mundial en tan solo el 0,2% del territorio mundial (Mittermeier et al., 1998).

También es el hogar de nacionalidades indígenas y pueblos ancestrales, algunos en situación de aislamiento, cuyas cul-

turas y conocimientos sobre la biodiversidad no están registrados por completo en el patrimonio de la humanidad.

El colapso climático, al cual está abocado el planeta y del cual existe abundante evidencia científica, requiere de acciones concretas e inmediatas, en especial en regiones claves para la regeneración de la vida. La Amazonía es el lugar más crítico en el mundo desde el punto de vista ecológico y, por esta razón, existe una gran preocupación por su futuro, ya que de ella dependerá el porvenir de todo el planeta. De acuerdo a varios científicos, lo que pase ahí en los próximos 10 años será determinante para atravesar, o no, el “punto de inflexión ecológico”, lo cual determinaría nuestro destino como humanidad. Este bioma es esencial para la regulación del clima planetario que se encuentra en riesgo este momento. La Bio Región de CS es quizás el área más importante de la Amazonía; un punto candente en cuanto a la reproducción de biodiversidad y fuentes hídricas. Por eso debemos observarla, y ver cómo protegerla y regenerar la vida allí, lo cual influiría en el resto de la Amazonía y, a la vez, en todo el planeta.

La Bio Región de CS cubre alrededor de 35 millones de hectáreas entre Ecuador y Perú, una superficie del tamaño aproximado de Italia. Es un mosaico único de ecosistemas y biodiversidad, pero además es el hogar de más de 500.000 indí-

genas, de más de 30 pueblos y nacionalidades diferentes de los cuales al menos dos se encuentran en situación de aislamiento. Sus saberes y prácticas, así como sus cosmovisiones y relacionamiento con el entorno natural, resultan trascendentales en el reto de regenerar y conservar la vida. Por ello, en Ecuador y Perú, desde 2017, se viene forjando y fortaleciendo una alianza de pueblos y nacionalidades indígenas, que alguna vez fueron divididos por las fronteras nacionales e incluso por conflictos bélicos, pero que ahora se han unido para hacer frente a este gran reto, dada la situación que vive la mayor selva tropical del mundo. Esta alianza es la Iniciativa de las Cuencas Sagradas: Territorios para la Vida.

Por un lado, el término “cuenca” hace referencia a la cuenca hidrográfica y a la biodiversidad que allí se encuentran.

Muchos ríos fluyen desde los nevados andinos hasta el río más grande del mundo, el Amazonas. Por otro lado, el término “sagrado” hace alusión a la gran importancia de respetar ciertas regiones de los bosques para los pueblos indígenas. Es una invitación a comprender el bosque tropical desde una perspectiva holística y de profunda conexión con los seres que la habitan, superando la simple visión utilitaria o material.

Las fuentes de agua son el hogar de los pueblos que la habitan, de bosques densos mega diversos y de innumerables formas de vida vegetal y animal.

Estos ecosistemas regulan el ciclo hidrológico de gran parte del continente sudamericano y el clima de todo el planeta. El agua y los bosques son cuerpos vivos y vitales, indispensables para las próximas generaciones.

Aunque la Biorregión de CS sigue casi libre de extracción industrial, gracias al esfuerzo de los pueblos indígenas en defensa de sus territorios, aumentan las amenazas depredadoras de cierto modelo económico y eso exige acciones concretas para conservar limpios estos territorios. Ese modelo ha generado nudos críticos que esta herramienta de planificación busca atender, los cuales obedecen a una expansión industrial en curso que ha traído alta conflictividad interna y al avance de la depredación de la naturaleza. Estamos llegando al momento crucial por cambios en el uso del suelo (ganadería y agricultura intensiva), perdida de bosques, fragmentación y degradación de los ecosistemas a velocidades nunca antes vistas, décadas de relaciones asimétricas e inequitativas entre la Biorregión y el resto del mundo por dinámicas extractivistas, despojo territorial, empobrecimiento e inequidad social; disputas territoriales por falta de gobernanza y planificación, debilitamiento cultural y educativo. También se observa un sistema sanitario deficiente que evidencia el abandono y el incumplimiento de derechos humanos y de la naturaleza por parte de los Estados, entre otros.

¿QUIÉNES PROMOVEMOS ESTA INICIATIVA?

L

a Iniciativa de las Cuencas Sagradas (ICS/ ASHI) se forjó en torno a una visión común y fundamentada en una alianza para proteger la vida y los territorios ancestrales de los pueblos y nacionalidades de esta subregión de la Amazonía. Ante la emergencia para algunas de estas sociedades, en peligro de desaparecer por la presión de una sociedad moderna, material y culturalmente depredadora, era imperativa esta unión.

Como portavoces y representantes de esta alianza se encuentran los dirigentes de organizaciones de diferentes nacionalidades amazónicas de la región binacional de las CS. del Perú participan la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la Organización Regional de los Pueblos Indígenas del Oriente (ORPIO), el Gobierno del Territorio Integral Wampís (GTANW), y la Federación Achuar de Pastaza (FENAP). Desde Ecuador participa la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia Ecuatoriana (CONFENIAE), quienes a su vez coordinan la evolución y el desarrollo de la iniciativa con las organiza-

Organizaciones aliadas de la Iniciativa:

ciones de bases de cada nacionalidad que representan.

A nivel regional, la Coordinadora de las Organizaciones de la Cuenca Amazónica (COICA) ha hecho de la iniciativa de las Cuencas Sagradas una de sus acciones concretas para defender y promover su agenda.

Por otra parte, el pedido del liderazgo indígena para trabajar en el desarrollo de esta iniciativa ha sido recibido positivamente por diferentes organizaciones de la sociedad civil.

Las ONG que se han unido a esta alianza: Fundación Pachamama y Pachamama Alliance, son conocidas por su trabajo de muchos años en la región en la protección de derechos de los pueblos indígenas, incluyendo los territoriales. El trabajo de estas organizaciones ha sido horizontal con las organizaciones indígenas, y también han colaborado con instituciones públicas, academia, actores privados y expertos que apoyan la visión y las acciones objeto de la iniciativa.

Construyendo el Plan Biorregional en un contexto de incertidumbre

La Bio Región de las Cuencas Sagradas (CS) sufre los efectos de la pandemia del Covid-19, y su consecuente emergencia sanitaria global, que ha golpeado severamente a los pueblos amazónicos de Ecuador y Perú. Además, estos países y la región atraviesan profundas crisis económicas estructurales, y una depredación ecológica acelerada en las últimas décadas.

Esta coyuntura local, bio regional y global implica una triple crisis social, económica y ecológica sin precedentes. Pero hay una esperanza si cambiamos la forma de interactuar con el entorno vivo, emprendiendo una transición hacia otro paradigma de vida a través de acciones productivas, económicas y sociales, concretas y viables a distintas escalas (territorial, nacional, global).

ta alternativas concretas, realistas y viables, ante la crisis ecológica, económica y social.

Para cumplir con el llamado de los pueblos y nacionalidades indígenas de Perú y Ecuador, y tomando en cuenta la coyuntura local, regional y global, la Iniciativa de Cuencas Sagradas, liderada por su grupo de gobernanza 1, ha buscado una herramienta de planificación que estructure un camino de transición necesario para la conservación de esta Bio Región y que, a la vez, asegure el Buen Vivir Amazónico de sus comunidades, pueblos y nacionalidades, y que enfrente el desafío climático global. Para eso la Iniciativa de las Cuencas Sagradas ha desarrollado un Plan Bio Regional que presen-

El plan desarrolla propuestas concretas articuladas a través de los siguientes ejes estratégicos: vías de transición; defensa y gobernanza territorial indígena; salud intercultural; educación y conciencia ecológica; energía renovable; tecnología, transporte y conectividad; economías regenerativas y soberanía alimentaria; planificación urbana inteligente; conservación y restauración de ecosistemas.

Estos ejes se desarrollan en estrategias, acciones, metas, y han sido presupuestadas las intervenciones más relevantes que ayuden a hacerlas viables.

La planificación bio regional reconoce que existen áreas biogeográficas únicas, que comparten características culturales, económicas e históricas, con recursos ecológicos interconectados e interdependientes. El “biorregionalismo” exige un cambio de valores, de ética y mentalidad de los planificadores y de la propia planificación, exigiendo pasar de una visión antropocéntrica a una eco céntrica (Dedekorkut-Howes, 2014). Planificar para la Biorregión Amazónica compartida entre Ecuador y Perú es un primer esfuerzo consistente y holístico para enfrentar problemáticas complejas, pero comunes, entre ambos países.

1. El Grupo de Gobernanza está conformado por representantes de todas las organizaciones que conforman la alianza de la Iniciativa de Cuencas Sagradas.

A pesar de la compleja coyuntura que se ha vivido durante la elaboración del Plan, debido a la pandemia del Covid-19 y a la incapacidad de realizar encuentros presenciales, talleres ni asambleas, por mecanismos virtuales y encuentros físicos con restricciones, el Plan ha sido construido y legitimado con la participación de un amplio colectivo de organizaciones indígenas y sociales, especialistas, científicos, y personas sabias de los pueblos indígenas y conocedores de la realidad local. Desde estos espacios de construcción colectiva, se ha levantado una propuesta que plantea un camino de transición socio ecológico sostenido, en una reducción paulatina del uso de recursos renovables que alivie la presión extractiva sobre esta Bio Región y a la vez fortalezca otros modelos de vida. La fase de transición plantea la permanente protección frente a actividades industriales, dejando el petróleo y minerales en el subsuelo, internalizando los costos sociales y ambientales en los precios

de las actividades extractivas (sincerar los precios), transparentando la industria (balances auditados, mecanismos anti corrupción), y alcanzando territorios biodiversos y de pueblos indígenas (territorios sagrados) sin extractivismo. La regeneración de los ecosistemas es necesaria en cualquier esquema de transición.

La recuperación de las fuentes hídricas de la Amazonía, incluyendo el manejo adecuado de las descargas y los desechos sólidos, la reforestación y el manejo de residuos son necesarios. También es urgente la creación de una reserva fluvial para proteger los ecosistemas y las fuentes de aprovisionamiento.

Este Plan visualiza para 2030 una Bio Región preservada, transformada y regenerada en una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza, protegiendo sus recursos vitales, contribuyendo a la reversión del calentamiento global, y aumentando el florecimiento y prosperidad de los pueblos amazónicos.

El Plan Biorregional contiene las siguientes propuestas:

Alcanzar un gran acuerdo entre Estados, empresas, organizaciones indígenas y de la sociedad civil, e instituciones financieras para mantener permanentemente la subregión de la Cuencas Sagradas libre de las industrias extractivas.

Un conjunto de políticas, principios y vías de solución compartidos para la bio región, destinados al Buen Vivir en la Amazonía, mejorando las condiciones de vida de las poblaciones amazónicas.

Fortalecer la gobernanza indígena sobre sus tierras y territorios, completando la legalización de sus territorios y el reconocimiento de reservas indígenas.

Establecer estrategias para una recuperación post Covid-19 que garanticen caminos de transición hacia un cambio de paradigma, mediante un nuevo acuerdo de justicia ecológica y social (como ingresos básicos, replanteamiento de la deuda externa, tratado internacional de no proliferación del uso de combustibles fósiles)

Enfocar esfuerzos en la protección del bosque amazónico prioritario de alta biodiversidad: asegurar la restauración de bosques necesarios para mantener la conectividad del paisaje.

Crear mecanismos financieros, coordinados por las organizaciones indígenas, sociedad civil, gobiernos y sector privado con responsabilidad social, dirigido a asegurar la salud, la educación intercultural bilingüe, la conciencia ambiental, el fortalecimiento de los procesos organizativos y el bienestar de los pueblos y ecosistemas amazónicos.

la región, que durante décadas han sufrido el acaparamiento de sus territorios para la explotación petrolera, deben enfrentarse a un nuevo virus, producto de los desequilibrios entre los seres humanos y la naturaleza, que amenaza con la desaparición de sus mayores, que son los garantes de la transmisión de sus conocimientos ancestrales. Los impactos de este nuevo virus ocasionan una gran injusticia: los guardianes de la Naturaleza, los pueblos indígenas, se encuentran hoy entre las poblaciones más vulnerables.

Esperanza en medio de la pandemia

El Covid-19 ha traído una nueva e invisible amenaza, no solo para los sistemas de atención sanitaria, sino también para la economía mundial, con profundas secuelas en la convivencia humana, la salud y con una histórica caída de la economía, incluyendo los precios de la mayoría de las materias primas. Esto deja a los países dependientes de su exportación de materias primas y alimentos, una vez más, en medio de un dilema social, político, económico, cultural y ambiental. Ya no es posible continuar con la ortodoxia del crecimiento infinito, ni con la idea de que los impactos sociales y ambientales pueden ser compensados redistribuyendo los “frutos del crecimiento” y reparando los daños causados a los ecosistemas.

El Covid-19 ha evidenciado que los países de media renta como Perú y Ecuador no están preparados para enfrentar una crisis sanitaria y económica de tal envergadura. Además, es necesario reconocer la crisis ecológica y climática por la falta de respeto de los Estados e industrias de los ciclos vitales amazónicos.

Adicionalmente, la pandemia está golpeando a pueblos y nacionalidades de la región amazónica. Estos habitantes milenarios de

Sin embargo, frente a la pandemia, se ha visto también que las organizaciones indígenas amazónicas tienen la capacidad de tomar decisiones y medidas efectivas en sus territorios. Demostraron su capacidad para responder orgánicamente con acciones concretas a la pandemia, con solidaridad y liderazgo, formando alianzas y cooperaciones tangibles con varios actores de la sociedad, con la academia, las ONG, los gobiernos locales, las instituciones públicas, el sector privado, y otros.

Como resultado, se están desarrollando nuevos principios de colaboración y de gestión con las organizaciones indígenas para resolver la problemática social y sanitaria del Covid-19.

En el caso ecuatoriano, las organizaciones indígenas han actuado con más rapidez que el Estado y los gobiernos locales frente a la emergencia Las organizaciones indígenas han sido protagonistas en la aplicación de las medidas, no meras espectadoras.

Un ejemplo de la Coordinación de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) ilustra bien la situación. COICA es el coordinador regional de todos los pueblos y nacionalidades Indígenas de la Cuenca Amazónica que se divide en 9 países. La COICA con sus socios y aliados en cada país de la región amazónica han logrado establecer un Fondo de Emergencia y en cuatro meses recaudaron 3 millones de dólares. Tal recolección de fondos se distribuyó, por común acuerdo, directamente a las diferentes organizaciones indígenas y en los territorios, para enfrentar la pandemia y solventar las primeras necesidades. Como

resultado de ello, esta alianza regional permitió responder a la emergencia con rapidez, eficacia y de manera participativa.

Otro ejemplo viene del Ecuador y es la colaboración entre los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), las ONGs y la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE). Esta colaboración ha permitido responder eficazmente a la emergencia sanitaria en los territorios amazónicos mediante el envío de kits de alimentos, respiradores, pruebas rápidas PCR, y equipos de médicos y enfermeros a las comunidades más vulnerables.

Ante esta nueva crisis, es necesario reflexionar sobre el futuro de la región amazónica. Es el momento para que el sistema actual avance hacia un nuevo modelo de vida, que fortalezca y dé prioridad a las zonas y servicios vulnerables, y que armonice las políticas, conceptos e ideas con el tejido social y productivo de los pueblos y las naciones.

Cuando gran parte del planeta está en cuarentena, nos damos cuenta de que nuestra seguridad alimentaria, un buen sistema de salud y un medio ambiente sano son esenciales dondequiera que vivamos. Se nos invita a oír los susurros de la selva, a aprender y a desarrollar modelos económicos resilientes, que comprendan y respeten el ciclo de la naturaleza, y que escuchen las voces de los pueblos ancestrales. En definitiva, hay que comprender que el mundo de hoy es diferente y que debemos re- pensar todo lo que ayer dábamos por sentado.

Por supuesto que también puede suceder lo contrario, que no se proponga nada y que se sigan haciendo las cosas como siempre, perforando, extrayendo, transportando, embarcando y vendiendo, sin hacer preguntas, presionando cada vez más a los frágiles ecosistemas amazónicos y a sus poblaciones, pasando de un modelo petrolero a uno minero, sin aprender nada, con los ojos cerrados caminando hacia al abismo.

PLAN BIORREGIONAL Caminos de transición para la vida de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú hacia 2030

Contenidos: [01] Introducción Pg. 26 El primer capítulo muestra la estructura y la metodología de construcción del Plan Bio Regional en Ecuador y Perú.

Se detalla un proceso de planificación participativa en una región con muchos actores, conflictos de valores e intereses, es decir, un proceso de planificación en un contexto de incertidumbre.

Se inclyen aportes y propuestas de destacados conocedores de las problemáticas sociales y ambientales Internacionales como Tzeporah Berman, Erick Brenes, Charles Eisenstein, Jason Hickel y Alnoor Ladha.

[02]

[03]

[04]

[05]

[06]

Diagnóstico Biorregional integrado Pg. 70

Transición social y ecológica Pg. 188

Planificación Biorregional Pg. 248

Financiamiento para la vida Pg. 348

Reflexiones finales Pg. 412

El segundo capítulo contiene el diagnóstico integral realizado en Ecuador y Perú. Para ello se parte desde la configuración histórica de la organización social, de los pueblos y nacionalidades indígenas, de sus luchas y reivindicaciones.La organización social actual proviene de esta lucha social.Parte de las principales problemáticas encontradas, a las cuales el Plan planteará soluciones.

El tercer capítulo abre las posibilidades para una transición social y ecológica. Para ello, presenta los planteamientos que están en el debate internacional, define vías alternativas a la economía extractivista, aboga por el decrecimiento de las economías ricas e industrializadas, expone los fundamentos para una economía para la vida, la deuda ecológica, el pacto verde y los ecosistemas de innovación.

El cuarto capítulo reúne las propuestas concretas que sintetizan los documentos de política de especialistas en las diversas áreas y que responden a las problemáticas planteadas a los problemas claves que enfrenta la región amazónica.

El quinto capítulo trata del presupuesto y del financiamiento, para qué y cómo hacerlo realidad, así como un costeo detallado de las acciones planteadas. º

CAPÍTULO

1

Caminos de un futuro de Buen Vivir Amazónico: el Plan Biorregional de las Cuencas Sagradas1

1. Este capítulo fue elaborado por Fander Falconí.

Se reconoce la contribución de Santiago del Hierro, en particular en el acápite “Una mirada desde el territorio”.

Introducción

F

rente a una realidad regional emergente, es imperativo proponer respuestas también emergentes. El tiempo apremia y las condiciones que favorecen la vida no son ahora las mejores, pues nos encontramos en un escenario de gran incertidumbre. Estamos bajo el peso de una triple crisis de manera simultánea: la del capitalismo global junto con la crisis ambiental -que las venimos arrastrando como parte de un profundo problema civilizatorio- y la irrupción sorpresiva de una pandemia extendiéndose en el mundo con una fuerza y rapidez inusitadas.

Necesitamos reaccionar y hacer propuestas para enfrentar esta crisis. Ya no es posible continuar esperando. Tenemos la gran responsabilidad de promover un proceso colectivo y participativo, dirigido a modificar la realidad de la región amazónica, que ha sufrido una historia de continuas agresiones e impactos

negativos en sus poblaciones y ambiente.

Un amplio sector de organizaciones sociales de Ecuador y Perú propone al mundo proteger un área efectiva de más de 35 millones de hectáreas de bosques tropicales de las cuencas amazónicas de los ríos Napo, Pastaza, Santiago y Marañón de los dos países, y de cerca de 62 millones de hectáreas del área de influencia. Esta extensa superficie con vida ha sido identificada y señalada -bajo la propia visión de las poblaciones que allí habitan- como una zona de Cuencas Sagradas. Sabemos que su gran valor cultural y la inmensa biodiversidad que albergan estas cuencas, están mucho más allá de los valores económicos. Este reconocimiento especial implica también una forma distinta de pensar, de proponer y de actuar en este contexto de incertidumbre originado por la triple crisis a la que nos referimos.

Con la presente propuesta, buscamos construir un proceso de planificación participativa, en una región en la que habitan muchos actores con sus respectivos conflictos de valores e intereses. Concebimos este plan de manera integral para articular sus diferentes perspectivas y, al mismo tiempo, generar productos prácticos, teniendo presente que es necesaria una paulatina transición socio ambiental en la región amazónica. Para desarrollar este proceso, se ha previsto un horizonte de planificación hasta el año 2030. Se espera que, al final de este período, la región alcance un nivel de economía regenerativa y próspera, que no sea dependiente del petróleo ni de la minería, y que, complementariamente, haya eliminado la deforestación en su territorio para crear las condiciones ambientales apropiadas para un Buen Vivir.

La construcción de esta novedosa planificación territorial integral -concebida para un contexto de incertidumbre y diseñada para el nuevo decenio de la región amazónica- se levanta sobre principios fundamentales y objetivos dirigidos a la protección de los territorios indígenas, como cuencas sagradas, donde todos sus habitantes, de los dos países, tengan la posibilidad de ejercer sus derechos de autodeterminación e impulsen un modelo activo de desarrollo socioeconómico y ecológico, con evidentes indicadores del Buen Vivir. Este es el propósito de una planificación nacida de la gente que mira el futuro amazónico con nuevos ojos y esperanzas para el mundo, un plan para generar transiciones en la Amazonía.

La urgencia de las decisiones

Esta época vivimos una triple crisis simultánea: la pandemia del Covid-19, la crisis del capitalismo global y la crisis ambiental que no es más que un efecto de la anterior. La conjunción de estas tres en un mismo escenario llena al mundo de hoy de alta incertidumbre y complejidad (Oleas y Falconí, 2020).

La crisis de las desigualdades sociales y del abuso contra la naturaleza no son fenómenos nuevos, pues fueron incubados hace mucho tiempo atrás. El calentamiento global, causado por los gases con efecto invernadero, precipitó al planeta entero a la situación de alto riesgo ambiental en la que nos encontramos.

Las actividades económicas, el crecimiento demográfico, el agotamiento de recursos naturales (renovables y no renovables), la extinción masiva de especies vegetales y animales,y la congestión mundial de los sumideros naturales, forman parte de los hitos negativos que nos ayudan a comprender lo que está sucediendo en el mundo en el que vivimos.

La interacción de un conjunto de factores físicos y biológicos con los seres humanos ha provocado el desbordamiento de los límites planetarios (los umbrales que no deben o no pueden sobrepasarse porque generan riesgo e incertidumbre en la relación entre los seres humanos y el ambiente) al iniciar esta tercera década del segundo milenio.

2020; Moutou, 2020; Toledo, 2020).

La Amazonía es uno de los bosques más ricos del mundo, y al mismo tiempo es un ejemplo dramático de la pérdida de especies y de la vulneración de los ecosistemas. La región amazónica está ahora frente a un punto de no retorno (Nobre y Nobre, 2019), debido a los efectos combinados de la ampliación de la frontera productiva, la deforestación y los incendios forestales.

Este escenario que describimos de manera breve no solamente necesita una reflexión y un diagnóstico; necesita, sobre todo, un conjunto de acciones organizadas para poder modificar esa realidad amenazante. Este plan bio regional es una respuesta técnica y organizada a varias de las problemáticas que se hallan presentes en la región amazónica.

¿Cómo podemos planificar en contextos de falta de seguridad o de certeza? ¿Cuáles son las herramientas adecuadas para elaborar el plan? ¿Cómo alcanzar una transición socio ambiental con mecanismos innovadores sustentados en las comunidades y en los pueblos indígenas?

décadas de

abuso

a la naturaleza

Nudos críticos en la biorregión

Algunos límites planetarios, a los que nos referimos, han sido rebasados por la intensidad de las actividades humanas, como el cambio climático, la tasa de pérdida de biodiversidad y la tasa de interferencia con el ciclo de nitrógeno (Rockström et al., 2009; Steffen et al. 2015). 2 El cuidado y regeneración de los ecosistemas está relacionado con la salud humana.

El coronavirus, por ejemplo, podría ser solo la primera de una nueva oleada de enfermedades zoonóticas despertadas por nuestra presión sobre la Naturaleza (Aizen, 2020; Aguilera,

Necesitamos responder varias preguntas:

punto de

no retorno pandemia

crisis

estructural

Covid-19

y nuevas enfermedades zoonóticas

y financiera

2. Los límites planetarios estudiados son: 1) Cambio climático 2) integridad de la biosfera (pérdida de biodiversidad y especies) 3) agotamiento del ozono estratosférico 4) acidificación del océano 5) ciclos biogeoquímicos (fósforo y nitrógeno) 6) cambio del sistema de tierras (ejemplo: deforestación) 7) uso de agua dulce 8) carga de aerosoles atmosféricos 9) introducción de nuevas entidades (ejemplo: plásticos).

Gráfico 1 Amenazas simultáneas a la vida y la civilización a nivel mundial Elaborado por Alejandro Bermeo

La planificación biorregional

La planificación es una carta de navegación que orienta las mejores rutas para llegar a un puerto seguro. La planificación ambiental involucra la interacción entre seres humanos y medio ambiente en varios niveles, escalas y propósitos. En la planificación deben estar presentes las respuestas que podamos dar a los peligros naturales, a los problemas que tiene la salud pública y ambiental, al adecuado uso y gestión de los recursos naturales. Para lograrlo, debemos diseñar mecanismos creativos hechos para comunidades y poblaciones, junto con las herramientas más apropiadas para una buena toma de decisiones (Randolph, 2011).

La aparición y expansión del Covid-19 está provocando modificaciones sustantivas a corto plazo en el escenario internacional y en la Amazonía de Ecuador y Perú. Esta situación obliga a un replanteamiento de estrategias y acciones apropiadas para poder responder a los embates de la inesperada pandemia.

Los escenarios de mediano y largo plazo revisten un alto nivel de complejidad e incertidumbre (Oleas y Falconí, 2020), y por ello resulta casi imposible predecir sus efectos futuros.

La integridad ecológica de la biorregión amazónica y la preservación de la vida humana son esenciales. Las ecorregiones son las mejores alternativas para planificar, pues abarcan las diferencias de variabilidad ecológica (Adler, 1995).

Examinar las biorregiones para proponer su manejo adecuado y la planificación de sus recursos naturales, implica reconocer primero que son áreas biogeográficas únicas, que comparten características culturales, económicas e históricas, con recursos ecológicos interconectados e interdependientes (Dedekorkut-Howes, 2014).

Esto ocurre, precisamente, con las Cuencas Sagradas compartidas por Ecuador y Perú en la Amazonía.

¿Por qué es necesaria la planificación biorregional?

Las economías nacionales de Ecuador y Perú, históricamente y hasta el día de hoy, han apostado por la extracción de recursos naturales (extractivismo), sin embargo esto no ha significado un crecimiento económico sostenible, y tampoco ha reducido las brechas de inequidad en estos países, incluso ha exacerbado estas diferencias entre las comunidades locales amazónicas. Además, la bioregión amazónica está experimentando cambios profundos y acelerados que se traduce en fragmentación y degradación ecológica. Se necesita más que nunca un proceso de planificación biorregional que integre todos los elementos que interactúan en esta bioregión y los articule de manera dinámica y adaptada a las realidades humanas y no humanas.

El biorregionalismo demanda un cambio en los valores, en la ética de los planificadores y en la misma planificación, para trascender de una visión antropocéntrica a un ecocentrismo (Dedekorkut-Howes, 2014).

Las actuales condiciones biofísicas y sociales de la región amazónica nos obligan a actuar con una ciencia hecha para la gente y para la naturaleza. Cuando existe una urgencia en la decisión, en un contexto de incertidumbre y una multiplicidad de actores, se precisa actuar con una ciencia post normal y con otros conocimientos (Funtowicz y Ravetz, 1997, 2000).

El término incertidumbre no es necesariamente sinónimo de riesgo 3. La incertidumbre aparece cuando se desconocen los eventos futuros y sus efectos. Un ejemplo podrían ser los posibles impactos derivados de los usos de la energía nuclear o del cambio climático. Como son inciertos, no se les puede asignar un valor probabilístico.

La incertidumbre obliga a proceder con cautela y con el principio de precaución, recogido en la Constitución del Ecuador (2008) 4.

En otras palabras, si desconocemos las afectaciones futuras, es mejor evitarlas.

La probabilidad de que ocurra un evento puede ser baja, pero una vez producido, sus efectos pueden ser devastadores, como ocurrió en Three Mile Island, Pennsylvania, en 1979, o en Chernoby, Ucrania, en 1986.

La planificación debe producir transformaciones, conservación ambiental, cohesión social y lograr bienestar. Planificar implica propiciar capacidades para actuar en tiempo real y facilitar acciones colectivas. Para planificar es indispensable el conocimiento de la gente sabia de la región amazónica, junto al apoyo de equipos interdisciplinarios de trabajo.

3. El riesgo se mide con el concepto estadístico de probabilidad: si se conocen los eventos que podrían ocurrir, se les puede asignar un valor numérico (en el intervalo 0-1).

4. La Constitución ecuatoriana del 2008 tiene varios artículos fundamentales: Art. 71.- La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para aplicar e interpretar estos derechos se observarán los principios establecidos en la Constitución, en lo que proceda. El Estado incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema.

Art. 72.- La naturaleza tiene derecho a la restauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración, y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.

Art. 73.- El Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales.

Interrelaciones y conexiones en el territorio

La planificación se sostiene en el conocimiento humano de un espacio físico o territorio (urbano o rural), en el uso y la gestión de sus recursos naturales (escasos) y tecnológicos, y en la aceptación de los límites biofísicos del territorio. Este último caso se refiere a las áreas naturales protegidas por el Estado y también a las privadas; en definitiva, las áreas patrimoniales críticas que facilitan y permiten el desenvolvimiento de la vida.

Aparte de tener un enfoque geográfico y ecosistémico, la planificación debe coordinar las interrelaciones de los distintos componentes territoriales (culturales, económicos, sociales, ambientales, tecnológicos, jurídicos y de política pública)

El territorio es una construcción social en la cual los seres humanos y la naturaleza están en permanente relación y evolución La planificación enfrenta restricciones ambientales, de tiempo, talento humano y presupuesto. A manera de ejemplo, si buscamos planificar y ordenar una ciudad determinada, un paisaje agradable es una buena oportunidad para potenciar un desarrollo urbanístico.

En este caso, un río o una montaña podrían ser vistos como restricciones para ampliar ese espacio, aunque un buen equipo técnico estaría en capacidad de ofrecer soluciones creativas e innovadoras, para incorporar el río o lo montaña a la dinámica de la ciudad. Sin embargo, en la mayoría de los casos, resulta mejor dejar intacto el medio natural y permitir que el cauce del río siga su propio curso.

La planificación con enfoque biofísico y social, desde las lógicas y las necesidades territoriales, es la propuesta del presente plan.

Para el caso de la Amazonía ecuatoriana, disponemos de Planes de Vida en diversas escalas territoriales: comuna, asociación, nacionalidad, por división política (cantón o provincia) y nacionalidad general.

En la realidad cotidiana, lo más común no es la planificación, sino la improvisación y el irrespeto hacia los ecosistemas y los cuerpos de agua El plan sintetiza las tensiones en el territorio y las expresa en forma abierta, sobre la base de respetar los planteamientos de los pueblos y de las nacionalidades que han vivido milenariamente en los territorios amazónicos. El proceso de planificación conecta los sectores, los niveles, las escalas y la temporalidad.

Un examen detenido de estas relaciones permite observar: Las sinergias entre los sectores: (hogares, industria, servicios, construcción), las instituciones y el uso de los insumos y productos.

Los diversos niveles y escalas: barrio, comunidad, ciudad, biorregión, y la intervención de actores con visiones contrapuestas.

La maduración y el impacto tienen una temporalidad determinada: corto, mediano y largo plazo. Una afectación (positiva o negativa) de muchos proyectos será posible ver en el futuro.

Para el caso de la región amazónica, la diferencia entre lo urbano y lo rural es determinante. Las ciudades concentran más población y, por lo tanto, articulan las redes de movilidad, de conectividad y las actividades humanas. Cuando esto sucede, empiezan a depender de recursos y servicios ecológicos ubicados en lugares distantes. En el sector rural, las comunidades se organizan alrededor de los

recursos naturales, lo cual reduce la llamada huella ecológica, aunque abre otros problemas relacionados con los riesgos ambientales.

Acerca del rol del Estado, el mercado y la sociedad, el plan biorregional abre el debate, no lo agota. El reto de esta transición que proponemos requiere un Estado capaz de reinventar las relaciones sociales, de intervenir con todos los instrumentos disponibles a favor de las personas y la naturaleza, incluyendo los regulatorios, y de promover una nueva gobernanza centrada en la solución de los problemas contemporáneos. Estamos obligados a aplicar programas y proyectos atractivos desde la visión de los pueblos y las nacionalidades indígenas. Estos proyectos deben estar acompañados por una activa participación de la sociedad, pensando siempre en la capacidad de enfrentar el desafío de la transición, y la crisis económica y de salud que ha abierto la pandemia del Covid-19.

Algunos planes representan territorios comunales relativamente pequeños (hasta 10.000 ha.); otros tienen un alcance político y territorial más amplio como el de algunas nacionalidades (más de 200.000 ha). Podemos encontrar también planes de vida para asociaciones de comunidades extendidas en varios asentamientos y territorios de una nacionalidad, aunque no aglutinen a toda esa nacionalidad. Para todas estas diferencias en escala y nivel de organización, no obstante, el instrumento “Plan de Vida” (y sus elementos constitutivos) es el mismo. Si hiciéramos una comparación con la planificación urbana, los planes de vida estarían considerando la planificación de un barrio, con los mismos parámetros aplicados para una región metropolitana.

Esta diferencia en el ámbito territorial de los Planes de Vida enfrenta tres problemas específicos.

Primero La escala territorial de un plan de vida que solo cuenta con un número limitado de comunidades solo puede representar la cosmovisión de las comunidades que estén

ahí incluidas, no así la de una nacionalidad completa. Por esta razón, pueden producirse contradicciones entre dos Planes de una misma nacionalidad.

Segundo La escala del territorio que se planifica influye en el alcance al que pueden llegar los programas y proyectos del plan.

Por ejemplo, el nivel de detalle al que se podría llegar con el Plan de Vida de una comuna pequeña, es bastante mayor al nivel de detalle que correspondería a todas las comunidades de una asociación o una nacionalidad.

Tercero Las diferencias en la escala de planificación dificultan la articulación de los Planes de Vida en los distintos Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) a escala parroquial, cantonal y provincial.

Esto se observa cuando en las matrices de articulación de los PDOT, los programas y proyectos de una nacionalidad se representan con la misma jerarquía que los requerimientos de una sola comunidad.

Con estas consideraciones, es necesario definir unidades territoriales mínimas y máximas.

Para el primer caso, la comunidad de base es la unidad mínima y representa el espacio cotidiano de una persona (centro poblado, finca y bosque de la comunidad). Para esta unidad territorial, la planificación espacial es muy tangible y concreta, entre las escalas arquitectónica y del territorio comunitario 5. Para el segundo caso, en cambio, puede ser la unidad territorial de la nacionalidad 6.

En esta escala se establece la cosmovisión general de todos los territorios que la conforman, y por ello es necesario concebir una planificación regional desde una perspectiva más amplia en tiempo y espacio. La planificación en la escala de la nacionalidad podría contener los principios que guían la planificación más específica, como es el caso de la

escala comunitaria.Entre estas dos unidades territoriales (comunidad de base y nacionalidad) están las distintas comunas, asociaciones, federaciones y organizaciones que varían en su tamaño y estructura política. La posibilidad de que los Planes de Vida, en las diferentes escalas, se articulen con el sistema de planificación nacional es un reto, pero a la vez una oportunidad, pues en estas escalas intermedias tiene lugar la asociatividad de varias comunidades a partir de intereses políticos, culturales y sociales.

Aparte de lo dicho, hay un aspecto que requiere especial atención: la representación del espacio indígena La representación gráfica del territorio y de los asentamientos humanos en las comunidades indígenas de la Amazonía se construye, muchas veces, con una visión geográfica y arquitectónica predeterminada.

Se proyecta, a través de estos medios, una forma específica de mirar el territorio extendido en dos dimensiones, que no necesariamente corresponde a la manera cómo las nacionalidades indígenas perciben su propio espacio de vida. Esto es posible constatar con claridad si revisamos la cartografía elaborada para varios Planes de Vida, y Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, en cuyos mapas o planos no se llega a describir la complejidad simbólica que el territorio tiene para los pueblos y nacionalidades indígenas. Esta complejidad va más allá de la definición de límites y zonificaciones, y requiere una visualización alternativa del espacio.

La respuesta a las siguientes preguntas implica un cuestionamiento en el que confluyen la comunidad y los medios actuales de representación espacial:

5. En algunos casos, se utiliza el concepto de “Plan Masa” para hablar de la planificación espacial a escala de una comunidad (terminología común en la definición espacial de un proyecto urbanístico) 6. Se puede debatir sobre el alcance territorial de las nacionalidades: por provincia, por país, y en algunos casos, binacional en la zona de integración transfronteriza.

¿Cómo se representa lo sagrado? ¿Cómo se representan las relaciones complementarias del asentamiento humano con el bosque? ¿Cómo se representan los espacios productivos, agroecológicos o bioeconómicos? ¿Cómo se representa la pluriversidad7?

Es necesario explorar métodos de representación que articulen con claridad los componentes esenciales de los Planes de Vida 8 con la planificación nacional, local y sectorial.

El plan biorregional plantea explorar metodologías y prácticas ancestrales complementadas con las nuevas tecnologías, sobre la base de un proceso participativo de co-creación entre la comunidad y los profesionales de distintas disciplinas.

7. Pluriversidad hace referencia a diversas poblaciones humanas y no humanas (Secretaría Técnica de la Circunscripción Territorial Especial Amazónica, 2019).

8. Los elementos constitutivos de los planes de vida (Secretaría Técnica de la Circunscripción Territorial Especial Amazónica, 2019) hacen referencia a “la sabiduría de las nacionalidades, sus formas de vida y su relación con el territorio, con lo visible, lo invisible y lo sagrado, con lo humano y lo no-humano, en base a principios de reciprocidad, complementariedad, diversidad y relación armónica entre los espacios de vida”.

(PDOT), con una visión aún parcial de la integralidad vista desde los territorios.

PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LOS PLANES DE VIDA EN ECUADOR

Por Anabel Pérez y Nanki Wampankit

D

urante su historia, las nacionalidades y pueblos amazónicos promovieron un respeto a todas las formas vivientes. Sus relaciones espirituales y cosmovisión se expresaron siempre en sus tradiciones y costumbres que fueron transmitidas oralmente de una generación a otra.

El Plan de Vida (PV) de las nacionalidades y pueblos indígenas se asienta sobre los espacios del mundo presente, “el de aquí”; del mundo espiritual, que es “el de arriba” y “el de abajo”, y que se relaciona con el equilibrio espiritual y la armonía de la vida. Esta manera de comprender un Plan de Vida, que no está físicamente escrito en la historia, está presente en las costumbres y tradiciones de cada nacionalidad y es transmitida a sus generaciones. Este conocimiento heredado es la condición básica del sustento espiritual, de las formas de vida y de gobierno, y de la autonomía de los pueblos indígenas. Trasciende el mundo espiritual y establece una conexión directa entre el mundo concreto, donde conviven los seres humanos, los no humanos y los grandes espíritus que habitan en el territorio al que consideran un espacio sagrado, donde se encuentran las moradas de los guardianes de la vida en la selva.

En el caso de Ecuador, a partir de la Constitución de Montecristi en 2008, se reconocen los derechos de las nacionalidades y pueblos indígenas dentro de un “Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático,

soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico”, bajo la visión de refundar el Estado como una salida al problema social, estructural e histórico de la discriminación y la exclusión.

El reconocimiento de los derechos colectivos en el nuevo Estado intercultural y plurinacional abrió la puerta para que las nacionalidades incorporen y hagan efectivos sus propios instrumentos de planificación territorial.

Era necesario contar con sus visiones de vida en esos documentos tangibles, que algunas organizaciones han venido construyendo desde el año 2000, para que ello nos permitiera enlazar la nueva orientación de un Estado de derecho, incluyente, igualitario, intercultural y plurinacional.

Desde la aprobación de la Constitución fue posible empezar a orientar los procesos de planificación del país, bajo estas nuevas políticas de inclusión, a partir de las cuales las nacionalidades también propusieron sus propios instrumentos de planificación para replantearse varias cosas dentro de una nueva forma de Estado.

Aparece la necesidad de una planificación incluyente; es decir, desde la visión de los pueblos y nacionalidades indígenas y sus Planes de Vida. La planificación estatal estuvo basada desde el gobierno central y los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD), que elaboraron sus Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial

Algunas organizaciones de las nacionalidades y pueblos decidieron elaborar sus Planes de Vida alineados a las guías de los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT), incorporando los siguientes componentes formales: ambiental, socio-cultural, económico, productivo, asentamientos humanos, movilidad, energía y conectividad, y políticoInstitucional.

En Ecuador, en el nivel territorial, se desarrollan los PV con el apoyo de distintos actores: gobiernos autónomos descentralizados, instituciones del estado, ONG, fundaciones y las propias organizaciones. Las ideas han sido dispersas y solo se han reproducido guías formuladas en planes de gobiernos, planes de manejo, de desarrollo y ordenamiento territorial. Todavía no se logra comprender que los PV para los pueblos y nacionalidades nunca han sido tangibles, sino que en gran medida son intangibles y responden a dinámicas territoriales de su propia organización y planificación. Hacerlos tangibles implica perder el horizonte de la esencia de las vidas de las nacionalidades, forzándolas a la adopción de los modelos de planificación occidental que están centralizados en los gobiernos y las instituciones estatales.

Sin embargo, vale rescatar los pocos PV que han intentado generar la planificación desde sus propias orientaciones y esquemas metodológicos, que en alguna medida se acercan a sus formas de vida: Sarayaku (Kawsak Sacha), Plan de Vida Kichwa de Pastaza, Plan de Vida de la Nacionalidad Sápara. Estos han sido apoyados por el ex Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador (CODENPE), luego de recoger aspectos constitutivos de sus territorios, la pachamama, la convivencialidad, la pluriversidad y el autogobierno.

Los PDOT en sus diferentes niveles de gobierno deben ser participativos e incluyentes en el marco de interculturalidad y pluriversidad, y garantizar el respeto a los derechos de las personas y de la naturaleza.

Articulación de los Planes de Vida con los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial (PDOT) En la región Amazónica, de acuerdo con la Ley Amazónica LOPICTEA, los gobiernos locales deben considerar los PV de las nacionalidades en el momento de formular los PDOT. Sin embargo, no se logra su inclusión en los PDOT, por lo cual su articulación es débil debido a los siguientes factores: - Los GAD no cuentan con capacitación en procesos de planificación; por tanto, hay debilidad en el entendimiento de los procesos de planificación y articulación.

- Los GAD no logran articular la planificación entre los diferentes niveles, y por ello tampoco pueden articular la planificación con otros instrumentos de planificación.

- Las organizaciones y nacionalidades desconocen las competencias de los GAD, y por esta razón no hay las capacidades en talento humano para generar estrategias y políticas de articulación con los PV. - Las organizaciones y nacionalidades adoptan los lineamientos y estructuras de planificación de los PDOT, debido a que no cuentan con metodologías propias y no se desarrollan modelos suyos de planificación.

- Técnicos de organizaciones y nacionalidades interpretan los elementos constitutivos de los PV como variables de análisis y no consideran los elementos vivos integradores, por falta de capacitación o de fortalecimiento de las capacidades de los talentos humanos.

- Los GAD, autoridades de gobiernos locales, técnicos y consultores para la actualización de los PDOT no consideran la articulación con los PV, a pesar de existir obligaciones y reconocimiento de los derechos colectivos establecidos en la Constitución.

- Existe debilidad en la formulación del ordenamiento territorial en los PDOT, principalmente de los GAD parroquiales; por tanto, hay debilidad en recoger las orientaciones de zonificación, el uso y el manejo de los territorios desde la forma de vida de las nacionalidades.

- El Plan de Uso y Regulación del Suelo es competencia del municipio, encargado de normar, regular y asignar los diferentes usos del suelo urbano, rural y cantonal, pero no se articula con las orientaciones de zonificación, uso y manejo de los territorios de las nacionalidades indígenas.

- Los PV no cuentan con una normativa y lineamientos claros, que los ayude a definir si son instrumentos vinculantes a los PDOT. - Los PDOT tienen una estructura rígida de planificación.

- No existe claridad de los espacios o instancias de participación de las nacionalidades en los procesos de planificación.

- La información cartográfica y alfanumérica para la actualización de los PDOT se basa en información secundaria de fuentes oficiales que no recogen datos reales de los territorios.

- Las nacionalidades cuentan con información espacial y alfanumérica básica y poco desarrollada.

1. Diagnóstico - Institucional - Sectorial - Histórico - Jurídico, etc.

- Grupos focales con actores relevantes

El ciclo de planificación

3. Definición de problemas - Árbol causa-efecto’ - Visión

La planificación propone un ciclo: formulación del problema a resolver, el diagnóstico binacional, la construcción de un marco lógico (objetivos, estrategias, acciones, actividades y vinculación con el presupuesto), el diseño de mecanismos de evaluación y la retroalimentación.

La planificación emplea, además, conceptos de ruta crítica 9. Los puntos de partida son lograr un buen vivir, una transición socio ambiental y la identificación de problemas o nudos críticos a resolver, como pueden ser la pérdida de biodiversidad, la deforestación, etc.

Una deficiencia en los procesos de planificación es la ausencia de evaluación (ex ante, durante o ex post) en las intervenciones, y es por ello que pone énfasis en la evaluación, en la rendición de cuentas y en la retroalimentación.

El gráfico 2 permite observar estos movimientos y también algunas herramientas utilizadas en la construcción.

9. La planificación es secuencial (etapa tras etapa), y en forma usual hay dependencia entre las distintas actividades. Esto permite precisar la duración del proyecto/plan y examinar los obstáculos físicos, presupuestarios, institucionales y normativos. Sin embargo, las actividades no son secuenciales. Se elaboran en paralelo e incluso no son interdependientes. Esta precisión permite optimizar los procesos.

2. Marco teórico - Objetivos - Estrategias - Acciones - Indicadores - Vinculación con presupuesto

4. Evaluación - ex ante - durante - ex post

Gráfico 2 Ciclo de planificación Elaborado por Alejandro Bermeo

Visión y Objetivos

Componentes del Plan Biorregional

Definición del problema

Horizonte de planificación

Visión

Principios

La región amazónica está muy cerca de un punto de no retorno, como resultado de la acumulación de los daños sociales y ambientales, originados por un modelo extractivo vinculado al comercio internacional y por la ausencia de planificación y ordenamiento territorial, sustentados en las necesidades locales y en los conocimientos ancestrales.

El horizonte de planificación está previsto hasta el año 2030. En ese momento, la región amazónica debería contar con una economía próspera, no sustentada en el petróleo y libre de la minería a gran escala, con proyectos de regeneración, sin deforestación y en camino hacia el buen vivir. Para la regeneración es necesario partir del hecho que la destrucción de los bosques y las cuencas hídricas es rápida, la regeneración es lenta, y no es posible resucitar especies extinguidas.

Queremos que la Amazonía, como un organismo vivo, se transforme y se regenere con una relación armónica entre los seres humanos y la Naturaleza.

Tenemos un profundo respeto al medio ambiente, y a las culturas y pueblos milenarios que habitan en la Amazonía, entre los cuales están incluidos aquellos en aislamiento voluntario. Se reconocen diferentes saberes. El valor de la vida se impone a los valores mercantiles

¡La meta es vivir!

Objetivos del Plan Biorregional

Gráfico 3 Visión y Objetivos del Plan Biorregional Elaborado por Alejandro Bermeo y Juan Manuel Crespo

Consolidar el Buen Vivir Amazónico La creación de un Fondo para las Cuencas Sagradas administrado conjuntamente por organizaciones indígenas, sociedad civil, gobiernos y sector privado socialmente responsable, dirigido a asegurar la salud y el bienestar de los pueblos y ecosistemas amazónicos.

Asegurar una gobernanza territorial indígena plena Finalizar la legalización de más de 4 millones de hectáreas, y el fortalecimiento de la gobernanza indígena sobre sus tierras y territorios, en Perú y Ecuador.

Detener el avance de las industrias extractivas Un acuerdo entre estados, empresas, organizaciones indígenas y de sociedad civil, e instituciones financieras que declare la protección permanente de la región de la Cuencas Sagradas, fuera de los límites de las industrias extractivas.

Visión 2030 Mantener a la bioregión de las Cuencas Sagradas como un organismo vivo: preservada, transformada y regenerada en una relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza para el año 2030.

Asegurar la protección de recursos vitales y fomentar el florecimiento y la prosperidad del pueblo amazónico es clave para asegurar que estos territorios de vida sigan contribuyendo a la contención de la crisis climática mundial.

Consolidar el Buen Vivir Amazónico Asegurar el Buen Vivir en la Amazonía, mejorando las condiciones de vida de las poblaciones amazónicas, al mismo tiempo que se mantiene la biodiversidad y las culturas.

Promover la conservación y restauración de bosques Priorizar la protección de 20 millones de hectáreas de bosque tropical desprotegido de alta biodiversidad en Perú y Ecuador, así como la restauración de más de 8.7 millones de hectáreas de bosques necesarios para mantener la conectividad del paisaje.

Eliminar la degradación y pérdida de bosques Un acuerdo entre estados, empresas, organizaciones indígenas y de sociedad civil, e instituciones financieras que declare la protección permanente de la región de la Cuencas Sagradas, fuera de los límites de las industrias extractivas.

Diagnostico Biorregional integrado Una de las innovaciones del plan es que se realiza un diagnóstico biorregional integrado de Ecuador y Perú.

Los elementos principales del diagnóstico son los siguientes.

Hay una constante presión demográfica

Las tasas de deforestación son aún elevadas, lo cual provoca la pérdida de biodiversidad

La planificación urbana, el ordenamiento y la gestión del territorio son restringidas o están ausentes

Existe una limitada construcción de capacidades humanas. Los indicadores sociales son, en promedio, inferiores a los del resto del país

Las actividades extractivas y mineras son capital-intensivas, con un encadenamiento productivo y una generación de empleo local débiles

La inserción primaria exportadora provoca distorsiones internas y una ausencia de desarrollo endógeno

El cambio en el uso del suelo obedece a un incremento de las actividades agropecuarias

Fuertes impactos sociales y ambientales causados por la explotación petrolera. En la Amazonía centro y norte En la Amazonía sur se presentan nuevas afectaciones, debido a las actividades mineras

Es evidente la continuidad en las actividades extractivas y la deforestación en la biorregión de Ecuador y Perú

Las alternativas tecnológicas y de aplicación de energías renovables son aún muy aisladas

Nudos críticos

La situación actual de la Amazonía es el resultado de una crisis estructural de hondas magnitudes. La respuesta debería ser una transición socio- ambiental, que reconozca la autonomía y la autodeterminación de los pueblos indígenas.

La Amazonía es un espacio de permanente apropiación internacional. Condensa las asimetrías en las relaciones de poder entre el norte rico e industrializado y los países empobrecidos del Sur. Estas relaciones asimétricas son provocadas por: - los efectos del cambio global y el cambio climático - la provisión gratuita de bienes y servicios ambientales globales, como el oxígeno y el agua - el comercio desigual de bienes y servicios (petróleo, minerales, carne, soja, etc.), no considera la pérdida de biodiversidad en sus precios de exportación y tampoco de los servicios y funciones ambientales que presta (deuda ecológica) - hay una asimetría en el sistema de propiedad intelectual. Los problemas globales demandan soluciones globales y respuestas locales.

Los procesos productivos y extractivos han ocasionado daños sociales y ambientales irreversibles y acumulativos en el tiempo. Científicamente está comprobado un deterioro ambiental acelerado. La respuesta debe ser alcanzar la sostenibilidad y un respeto profundo a los derechos de la naturaleza y a los derechos humanos.

La construcción de capacidades humanas es débil. Los procesos educativos (formales y no formales) deben fortalecerse; en particular, los ligados a la educación intercultural bilingüe y a la educación ambiental.

La gobernabilidad muestra un agotamiento. Preocupa la ausencia de gobernanza de los pueblos y las nacionalidades indígenas en sus territorios.

Propuestas destacadas:

Una transición para la Amazonía Se propone un cambio hacia otro tipo de organización social y modo de vida. El actual modelo, basado en crecimiento económico y desarrollo, ha fracasado para las grandes mayorías o ha sido insuficiente para lograr la equidad social y la conservación ambiental. El buen vivir constituye el planteamiento central de la transición.

Prioridades de acción territorial en Ecuador y Perú con base en un análisis multicriterio

Objetivos, estrategias, acciones, metas, financiemiento y presupuesto de las intervenciones

Las prioridades son una guía para asignar recursos económicos y materiales a las comunidades de las Cuencas Sagradas (a quién atender primero), y orientan los proyectos para cerrar brechas en salud, educación, etc.

La sistematización de las estrategias, acciones y metas permite coordinar la comunicación e incidencia de las acciones.

Proyectos esenciales con base en documentos de política, actores y variables de cambio

¿Cómo planificamos y presupuestamos?

El Plan Biorregional establece un conjunto de actividades que deben estar bien acopladas en el tiempo, junto con el talento humano y el presupuesto. La literatura de formulación de programas con la metodología del marco lógico es bastante amplia (Aldunate y Córdoba, 2011). Han sido producidos documentos creativos de planificación territorial en la zona de intervención, en este caso, al norte del Perú (Desmaison et al., 2019).

Sobre el asunto presupuestario, resulta muy útil lograr un costeo adecuado y consistente, teniendo en cuenta que es necesario resolver las brechas sociales de agua potable, alcantarillado, energía eléctrica, telecomunicaciones, desechos sólidos, riego, movilidad, etc.

(Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo [SENPLADES], 2012). Sin embargo, debe quedar claro que la cobertura de estas brechas son competencias y responsabilidades del Estado central y también de los gobiernos autónomos descentralizados.

El Estado está en la obligación —mediante sus políticas, normas y demás decisiones y acciones del poder público— de crear condiciones para que las personas puedan satisfacer sus necesidades materiales y, al mismo tiempo, ejercer sus libertades y derechos, pues existe un principio de progresividad que determina que cada cierto tiempo debe producirse un mejoramiento en el ejercicio de los derechos.

Este principio es contrario a la regresividad que tiende a desmejorar esos derechos (M. Jaramillo, comunicación personal, 30 de mayo de 2020).

Dentro del plan, la presupuestación parte del principio de buscar fondos internos y externos para lograr una transición socio ambiental, sin omitir la responsabilidad que involucra al Estado en este proceso. Estos recursos deben ser manejados de manera transparente, para asegurar que efectivamente lleguen sin intermediación a las comunidades y pueblos indígenas amazónicos.

El proceso de construcción se sostiene en: - Una visión histórica y en los planteamientos de los pueblos y nacionalidades de Perú y Ecuador - La elaboración de propuestas de política - Los talleres de discusión por temas y por capítulos - Las contribuciones originales - Un equipo técnico permanente

El presupuesto está orientado hacia:

¿Qué tipo de medición empleamos en el Plan?

Apoyo a procesos, portafolio de proyectos, capacitación e innovación.

Procesos: Gobernanza y administración, fortalecimiento de los planes de vida.

Portafolio de proyectos sustentados en las comunidades: evaluación de los costos unitarios estimados de los proyectos, con énfasis en la producción, la soberanía alimentaria y la bioeconomía.

Capacitación: esta línea de costeo y financiamiento es útil para los proyectos sociales (educación ambiental e intercultural) y medio ambientales Innovación: tecnologías hacia adentro, investigación de la biodiversidad, biomímesis, cooperación Sur- Sur, etc.

Espacios de conservación e intervención concretos Iniciativas de economías regenerativas en bosques y cuencas hídricas: fondos flexibles que estimulen la recuperación de las fuentes hídricas de la Amazonía, incluyendo el manejo adecuado de las descargas y los desechos sólidos, la reforestación y el manejo de residuos.

Conectividad, movilidad y transporte con sustento en energías limpias: pueden realizarse análisis (considerando el tiempo) para comparar con las alternativas convencionales.

Talento humano: requerido para la implementación del plan: una relación entre el tiempo, y el equipo técnico y administrativo para implementar el Plan Biorregional en el próximo decenio.

Incidencia y comunicación

La métrica es esencial, pues por su intermedio se describen, analizan, predicen y evalúan los fenómenos sociales y naturales. La nueva medición responde a un conjunto de procedimientos, recursos y metodologías, y propone un camino distinto de la modalidad tradicional y equivocada de medir el crecimiento económico, que no considera los límites ambientales y deja de lado la distribución y redistribución. De acuerdo con ese cuestionado sistema tradicional de medida, es posible aumentar el Producto Interno Bruto (PIB), aunque exista un incremento de la pobreza, la desigualdad social y una pérdida de patrimonio natural y deterioro ambiental. El éxito o el fracaso de un país se evalúa nada más que por el desenvolvimiento del PIB. Esto acarrea graves conflictos con la conservación y la equidad, en particular en las zonas que son ricas en biodiversidad y cultura.

Con una concepción totalmente distinta, el Plan Biorregional presenta un enfoque holístico y biofísico, que emplea información e indicadores para lograr aproximaciones más reales al uso, la gestión, la disposición de materiales y la energía en una sociedad; todos estos considerados en una interacción con los sistemas humanos.

El Plan Biorregional incluye a dos Estados, dos gobiernos, varios pueblos y nacionalidades indígenas, y múltiples actores institucionales de Ecuador y Perú. Son considerados de mucha relevancia tanto el proceso de construcción como los resultados que se obtendrán.

Si el plan nace con poca legitimidad social o política, no será posible cohesionar, a través de este, un cambio profundo. El plan no puede ser jerárquico ni burocrático, o producto de un conocimiento tecnocrático y ajeno a las dinámicas sociales y políticas de los dos países.

¿Qué innovaciones están presentes?

Enfoque biofísico Esto implica tener múltiples visiones, distintas escalas, varios criterios (no solo monetarios) y manejar alternativas para comprender la realidad.

Planificación de un organismo vivo La biorregión posee una biodiversidad única, con nacionalidades y pueblos indígenas que incluyen poblaciones en aislamiento voluntario.

Integración de escalas y niveles La propia dinámica interna de la Amazonía. La propuesta considera estas relaciones esenciales, con el enfoque creativo de las comunidades, como una biorregión integrada y conectada por bosques y ríos, en la cual es posible planificar en red.

Diálogo de saberes.

Integrar diversas ciencias y disciplinas para comprender mejor la realidad, a manera de una “orquestación de ciencias” (Richard Norgaard, 1989, 1994). Debe estar presente una ciencia para la gente (Funtowicz y Ravetz, 2000), en la cual son fundamentales: la calidad del proceso, la participación en la toma de decisiones y la incorporación de conocimientos y saberes ancestrales.

Respuesta ante la magnitud del problema Para cambiar un modelo basado en la extracción de recursos primarios y con gran despojo social y ambiental, hace falta una respuesta, no desde el Estado o de un gobierno, sino desde las comunidades y pueblos para construir el buen vivir amazónico.

Gobernanza y alianzas En su construcción participan los pueblos y nacionalidades de Ecuador y Perú, ONG nacionales e internacionales, científicos, gente sabia de la región y otras personalidades.

Enfoque adaptativo Planificación de una biorregión en contextos cambiantes y de alta incertidumbre.

Consideración de la relación de la Amazonía con la dinámica económica y social de los países Diversidad de ecosistemas y culturas integrados al sistema mundo más allá de la provisión de recursos primarios.

Articulación con el presupuestocosteo creativo.

Ruta de implementación 2022

L

a planificación exige una sincronización técnica, operativa, presupuestaria, jurídica y política. De la misma manera, involucra elementos participativos, acuerdos políticos mínimos e incidencia comunicacional, tanto en Ecuador como en Perú. La implementación opera en tres fases, y en cada una de ellas se precisan los hitos que deben alcanzarse: Una vez presentada la secuencia de las fases en la que se describe el desarrollo del proceso planteado para los dos países en la Amazonía, queremos resaltar que este plan está marcado por un carácter creativo y propositivo, cuya estructura responde a una visión amplia y holística que aspira tener una proyección hacia todo el planeta. Se trata de una propuesta de transición social y ambiental con soluciones concretas, frente a las problemáticas históricas acumuladas en la Amazonía de Ecuador y Perú, y que forman parte del diagnóstico integral detallado que está expuesto a continuación.

El segundo capítulo profundiza en el diagnóstico de la Biorregión Cuencas Sagradas; punto de partida esencial para enrumbar el Plan.

Esta es una síntesis completa y bien lograda del diagnóstico, considerando que estamos ante un mosaico de territorios con una gran biodiversidad y una enorme riqueza cultural.

2025

2030

Fase de corto plazo

Fase de mediano plazo

Fase de largo plazo

Esta es la fase actual. Se cuenta con un documento que organiza la planificación. Luego continúa con los acuerdos con los actores relevantes, incluyendo nacionalidades y pueblos indígenas. Además, a partir del plan, se genera un conjunto de proyectos significativos (descripción, objetivos, ubicación, actores, resultados esperados, presupuesto) para ejecutar durante el período 2021-2022.

Se articulan consensos. Se incide en el ámbito interno e internacional, en especial en la preservación de las culturas y pueblos y las nacionalidades amazónicas. Se propone la iniciativa de dejar el petróleo en el subsuelo y la moratoria minera. En el ámbito internacional, se incide en el decrecimiento de las economías ricas e industrializadas y mecanismos de justicia social y ambiental, el abandono de los combustibles fósiles, los eco impuestos internacionales, la reestructuración económica (Pacto verde Amazónico), entre otros.

En buena parte, el éxito de este proyecto depende de quienes estén en capacidad de tomar las decisiones clave. En esta fase se logra un cambio de modelo progresivo y definitivo.

Esta fase posiciona elementos hacia lo interno y externo, como la transición socio ambiental, las zonas claves de conservación en Perú y Ecuador, y las alternativas al extractivismo; por ejemplo, mantener el petróleo en el subsuelo como un mecanismo de compensación internacional para enfrentar la crisis climática.

La relación entre la disponibilidad de reservas, el endeudamiento externo, las condicionalidades de los organismos internacionales y la carga material de la deuda deben ser evidentes. Para ello, se propone formar un grupo amplio de trabajo —con la participación de sabios de las comunidades y pueblos— y el apoyo de profesionales que, desde una perspectiva interdisciplinaria, sustenten la validez de un modelo diferente (progresivo) y respalden, en el mediano y largo plazos, el cambio definitivo del modelo extractivista. Este equipo tiene que contar con un sólido apoyo de acciones de comunicación y difusión.

A nivel interno, se ejecutan los proyectos concretos, técnicamente bien formulados y sustentados, para transitar hacia una distinta economía.

El fondo petrolero es un recurso utilizable durante el período de transición del modelo, luego de lo cual desaparecería. En ese momento, los recursos económicos tendrían otro origen y cambiarían su naturaleza. Mientras paulatinamente baja la dependencia petrolera y minera, el otro modelo empieza a reemplazarlo por fases.

La estrategia del cambio de modelo progresivo y definitivo se complementa con las soluciones tecnológicas, aparte del mantenimiento del petróleo bajo tierra en las zonas de alta diversidad cultural y ecológica. Florece una nueva economía y los actores centrales son los pueblos y nacionalidades indígenas y todos los habitantes de la Amazonía.

CAPÍTULO

2

Diagnóstico Biorregional integrado

Introducción

L

a Iniciativa Cuencas Sagradas tiene un horizonte definido: el Buen Vivir.

Tiene también, como base, un compromiso: crear un proceso de transición social y ambiental orientado a la construcción de una civilización post extractivista, como se verá en el capítulo tercero. Su gran motivación es la necesidad de situar la vida en el centro —en todas sus expresiones— con una visión intercultural y con una economía regenerativa.

Esta forma de plantear un futuro es la base de este Plan Biorregional, que propone alternativas y salidas posibles para los 10 años siguientes.

Durante este período está previsto trazar y promover transiciones guiadas por los

principios de participación, cooperación, armonía y regeneración. Estos caminos, que a la vez son aspiraciones, empiezan en los territorios amazónicos, en los que están plasmadas determinadas realidades y coyunturas, y que el diagnóstico del presente capítulo intenta desplegarlas como en un mapa actualizado.

Hoy, con un futuro incierto, se hace necesario comprender en forma integral la Biorregión Cuencas Sagradas —y su relación con el sistema global— para identificar e interpretar las diversas presiones y amenazas que están presentes, pero también para conocer su enorme riqueza y potencia-

lidades. Es apropiado en un diagnóstico señalar los principales problemas o nudos críticos que hay que resolver y, al mismo tiempo, presentar la información adecuada para comprender su origen y para poder diseñar las propuestas y estrategias de mayor viabilidad.

El diagnóstico es el punto de partida de todo plan. Un buen proceso de planificación debe permitir una evaluación permanente para la rendición de cuentas, la retroalimentación y la sistematización de aprendizajes. Por eso, un diagnóstico es indispensable para alcanzar las metas: una ruta clara.

Un diagnóstico multudimensional, inderdisciplinario e intercultural

El diagnóstico analiza la biorregión como un organismo vivo, cuyo delicado equilibrio ecológico debe preservarse para poder transitar hacia el buen vivir. Por ello, si bien este diagnóstico es multidimensional, está centrado en las personas y en la naturaleza; en particular, en los pueblos indígenas amazónicos, para incorporar sus propias perspectivas.

Las limitaciones presentes en el proceso de esta última etapa han restringido nuestra movilidad debido a la pandemia. Buscamos la participación más amplia y diversa posible en la elaboración del diagnóstico, con representantes de pueblos y nacionalidades indígenas, organizaciones de la sociedad civil nacionales e internacionales, expertos e investigadores de diversas disciplinas, para juntar todos sus aportes desde sus distintos saberes y enfoques.

Se ha tomado en cuenta la información elaborada por los Estados, por la academia, por la sociedad civil organizada y por las propias organizaciones indígenas. Planteamos la situación y las dinámicas sociales, políticas, económicas, ecológicas y culturales, y la interrelación entre estas. Además identificamos las tensiones y contradicciones presentes entre las propias instituciones y las políticas públicas, entre el Estado y la sociedad, y entre las diversas visiones de la Amazonía.

La información integrada y su análisis han sido presentadas en diversos talleres, en los cuales han participado diferentes organizaciones indígenas y representantes de la sociedad civil.

Es necesario señalar, además, que la elaboración del presente diagnóstico tiene como antecedente un proceso de largos años de diálogo, análisis, debate y acción conjunta de los distintos actores que impulsan la Iniciativa, y que han ido construyendo una comprensión compartida de sus territorios.

El desafío de borrar la frontera binacional

La información preexistente y los procesos de planificación previos al presente diagnóstico están determinados por la frontera entre ambos países. De un lado y de otro han sido desarrollados diagnósticos y mediciones con perspectivas, metodologías e indicadores propios que, a la postre, sean de difícil comparación. Por ello, fue un desafío comprender la Biorregión Cuencas Sagradas como el territorio único y orgánico que es, a pesar de la existen-

cia de una frontera político-administrativa que fue materia de tensión e incluso de conflictos armados entre Ecuador y Perú en 1910, 1941, en 1981 y en 1995.

Se construyó una visión compartida, con información de un lado y de otro de la frontera, identificando las continuidades de un territorio que es único para los pueblos indígenas transfronterizos que comparten una historia y

características culturales comunes (ver sección 3. Los pueblos y nacionalidades indígenas, protagonistas de la historia); territorio en el cual los bienes ecológicos están interconectados y son interdependientes, como veremos en el desarrollo del diagnóstico (ver sección 7.

Principales problemáticas territoriales y ecológicas).

¿Cómo tener una visión nueva con los usuales indicadores y métricas?

Tanto desde los Estados como desde la academia, en los últimos años hay producción de información sobre la Amazonía, aunque resulta todavía insuficiente y en muchos casos es de difícil acceso. No es raro encontrarnos a veces con información contradictoria. Por ejemplo, la información del Censo nacional 2017 en el Perú no está totalmente disponible; no todos los datos desagregados son públicos y están presentes contradicciones entre la información referida a los pueblos indígenas del censo y la que contiene la base de datos oficial de pueblos indígenas u originarios del Ministerio de Cultura. Es así como el censo reconoce a 2.703 comunidades nativas y 44 pueblos indígenas amazónicos, mientras la base de datos de Pueblos indígenas considera que existen 2303 comunidades nativas y 51 pueblos indígenas amazónicos, sin que medie una explicación consistente de estas instituciones.

Existen también “zonas oscuras” identificadas con los impactos económicos, ambientales y sociales que tienen las economías ilegales, y que los Estados no terminan de desentrañar, a pesar de su presencia real y de los impactos devastadores que provocan en los territorios. Asimismo, gran parte de los indicadores y herramientas de diagnóstico empleados por los Estados están determinados por la clásica visión del desarrollo y por la presencia manifiesta de claros intereses extractivistas, y es evidente que han sido construidos para justificar su implementación. Por esta razón, el presente diagnóstico trata de ir más allá de los indicadores oficiales, contrastando información de distintas instituciones públicas y privadas, y planteando la necesidad de construir nuevas métricas que permitan la comprensión integral de las problemáticas abordadas y una evaluación del bienestar y del buen vivir en los territorios.

Algunos indicadores no son los más pertinentes para el caso del territorio en cuestión, puesto que están concebidos desde y para lógicas urbanas, y por ello no consideran la mediación de la naturaleza.

¿Cómo valorar, por ejemplo, el ingreso monetario como el indicador de pobreza en la Amazonía peruana donde el territorio y los bienes que provee (agua, alimento, vestido) son esenciales y están siendo contaminados o explotados?

Esta será una tarea permanente de la Iniciativa Cuencas Sagradas, para continuar construyendo nuevas metodologías e indicadores aplicables a la realidad en la que nos moveremos.

Contenido del diagnóstico

E

mpezamos reflexionando sobre la Amazonia y su relación con el mundo, que ahora está caracterizada por la explotación creciente de sus recursos naturales y rodeada por un entorno de crisis climática. Luego repasamos su historia, los procesos organizativos y las principales demandas de los pueblos y las nacionalidades indígenas, para luego hacer una caracterización geográfica y ecológica de la Biorregión Cuencas Sagradas, y conocer a quienes allí habitan, sus condiciones de vida y las principales actividades productivas a las que se dedican.

Después se analizan los impactos de las actividades extractivas y otras problemáticas territoriales, para identificar y señalar, en las conclusiones, los principales desafíos y oportunidades que considera el Plan Biorregional, a fin de plantear estrategias y propuestas concretas para la transición al Buen Vivir Amazónico.

La Amazonía y su relación con el mundo

La Amazonía y la Biorregión Cuencas Sagradas no pueden comprenderse sin un análisis de su relación con el mundo. Hablamos de un territorio único, con la mayor biodiversidad, cuyos bosques tropicales aprovisionan al planeta de oxígeno y de agua en forma permanente, equilibrando el clima y capturando dióxido de carbono (¡servicios ambientales gratuitos!). Pero hay un fenómeno histórico que desenfrenó el crecimiento demográfico y económico global, y que generó una presión constante en la Amazonía desde el siglo XIX: mirar a la región como una gigantesca proveedora de recursos primarios, cuyos precios no consideran la pérdida de biodiversidad provocada por su explotación y la depredación de sus ecosistemas, la extinción de sus especies de flora y fauna, y, por consiguiente, la afectación directa al bienestar de los pueblos indígenas y de las poblaciones locales que allí habitan.

El efecto combinado de deforestación e incendios forestales ha recrudecido en los últimos años.

El cambio climático debilita la capacidad de los bosques amazónicos para captar el CO 2, redundando en la crisis del clima mundial.

La cuenca amazónica ya ha perdido alrededor de un 18% de su superficie original (Costa, 2020) . Si bien hace algunos años se consideraba que el punto de inflexión se produciría al llegar al 40% de superficie deforestada, hoy se considera que, con las sinergias negativas entre la deforestación, el cambio climático y los incendios forestales, ese punto de inflexión puede producirse alcanzando apenas entre el 20 y 25% de deforestación (Nobre y Lovejoy, 2018).

Como veremos más adelante, los pueblos indígenas han acumulado un invalorable conocimiento de la biodiversidad y de sus diversos usos alimentarios y medicinales, aún poco difundidos. Estos pueblos que habitan la región poseen un gran acervo de saberes ancestrales, tradiciones, lenguas y cosmovisiones que en-

riquecen nuestra comprensión del mundo y de la vida. Son ellos los que ahora se ven amenazados por la apropiación individual del conocimiento colectivo, el extractivismo exacerbado y la crisis climática.

Las circunstancias críticas por las que atravesamos ahora son suficientes razones para actuar sobre este territorio considerado como un lugar estratégico para el mundo. Su protección beneficia a toda la humanidad, lo cual implica una corresponsabilidad local y global.

Pueblos y nacionalidades indígenas: los protagonistas de la historia Los pueblos que habitan ancestralmente la Biorregión Cuencas Sagradas han tenido un rol fundamental en su preservación y en la construcción de alternativas del Buen Vivir. Gracias a su cosmovisión y a su vínculo esencial con estos territorios, así como a su capacidad de organizarse e incidir políticamente para el reconocimiento de sus derechos colectivos, y al ejercicio de su autodeterminación, han logrado sobrevivir, resistir y trascender siglos de despojo e invisibilización.

Pueblos transfronterizos Son aquellos cuyos territorios ancestrales están divididos por fronteras político-administrativas entre países, aunque sus dinámicas de vida responden orgánicamente a un territorio único, en el que comparten la misma historia, lengua, cultura y cotidianeidad. En América Latina existen 108 pueblos transfronterizos; 14 en la zona fronteriza compartida entre Colombia, Ecuador y Perú (Pueblos Transfronterizos, s/f). A manera de ejemplo, los pueblos Kichwa se encuentran en la frontera trinacional de Colombia, Ecuador y Perú; en tanto que los Achuar, Shuar-Awajún y Sápara están ubicados en la frontera de Ecuador y Perú.

A pesar de esta realidad, los Estados no han actuado de forma coordinada sino desarti-

culada; se ha desmembrado el territorio, han sido instaladas bases militares e incluso se han producido conflictos armados de diversa intensidad, como ocurrió entre Ecuador y Perú en los años 1941, 1981 y 1995. Aunque estas fronteras sean artificiales, terminan generando fracturas y vulnerabilidades particulares en estos pueblos. Por ello, es necesaria la adopción de marcos jurídicos y administrativos armonizados entre los dos países, de manera que puedan garantizarse sus derechos colectivos, en particular la libre circulación y el derecho a utilizar los bienes naturales tradicionales (alimentarios y medicinales), independientemente del lado en el que se encuentren respecto al límite administrativo.

Los organismos internacionales de derechos humanos reconocen estándares específicos para la garantía de los derechos de estos pueblos, y que son de cumplimiento obligatorio de los Estados. El Art. 36 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Pueblos Indígenas (2007) establece: “Los pueblos indígenas, en particular los que están divididos por fronteras internacionales, tienen derecho a mantener y desarrollar los contactos, las relaciones y la cooperación, incluidas las actividades de carácter espiritual, cultural, político, económico, social, con sus propios miembros, así como con otros pueblos, a través de las fronteras”.

Por su parte, los propios pueblos indígenas han construido sus espacios de coordinación, como es el caso de la Red Transfronteriza para la Defensa de los Territorios Ancestrales de Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil, y la Coordinadora Binacional de la Nacionalidad Achuar de Ecuador y Perú (COBNAEP). Por estas experiencias concretas, estos procesos de organización transfronterizos deben fortalecerse.

Proceso histórico—político y resistencias

Siglo XXI: la resistencia Siglo XX: las dos fiebres crónicas fueron la del petróleo y la de la droga La fiebre del petróleo se intensificó en la Biorregión desde la década de los setentas del siglo XX. La actividad petrolera empezó a ocupar y transformar los territorios indígenas, y a desplazar a los habitantes ancestrales, lo cual generó, al mismo tiempo, nuevas realidades urbano-marginales alrededor de las instalaciones. De los conflictos armados entre Ecuador y Perú, al menos el de 1981 parece haberse originado por el petróleo, como lo afirmó entonces el periódico Christian Science Monitor (Nelson, 1981). Pero ese fue solo un episodio más del conflicto que tanto afectó a estos pueblos transfronterizos. El conflicto armado entre Ecuador y Perú, en 1941, provocó el cierre de la frontera y un régimen de tensión fronteriza que duró hasta 1998, y que dejó pueblos indígenas divididos, sin posibilidad de comunicarse.

Período colonial: aproximadamente 300 años, en los actuales Ecuador y Perú Relegó a la población indígena a una situación de permanente marginalidad. Los pueblos indígenas fueron considerados como entidades sociales arcaicas destinadas a desaparecer, a asimilarse a la cultura hegemónica para consolidar una única identidad mestiza nacional (Scurrah, 2015). Pero la Amazonía se mantuvo apartada en la Colonia, con esporádicas intervenciones armadas que obligaron a algunos pueblos al éxodo hacia el este, y con regulares misiones religiosas que extendieron el uso del quichua entre algunas poblaciones indígenas. .

La República: después de 1820 Trajo cambios, paradójicamente, negativos.

Al principio no hubo mayores alteraciones.

Pero luego hubo tres fiebres de conquista, la primera temporal y las otras dos crónicas.

Primero vino la fiebre del caucho, la cual trajo organizaciones criminales de escala transnacional que ingresaron a sus territorios, entre fines del siglo XIX hasta la segunda década del siglo XX. Estos depredadores fijaron su cuartel general en Manaos, Brasil, y llegaban por el río Amazonas hasta esta Biorregión, para secuestrar indígenas y obligarlos a trabajar como esclavos en sus plantaciones, en terrenos que a su vez habían sido invadidos por estos nuevos conquistadores.

La fiebre de la droga incluyó secuestro de indígenas para trabajar en los cultivos de los narcotraficantes. Con estos cultivos ilícitos, llegaron las redes de tráfico de estupefacientes y de armas, las redes de trata de personas con fines de explotación sexual y laboral, los grupos armados irregulares, que forman parte de las realidades con las que las comunidades y los pueblos amazónicos tuvieron que aprender a lidiar.

A mediados del siglo XX, se acelera la colonización de la Biorregión CS, desplazando a las familias indígenas de sus mejores tierras, y obligándolas a reubicarse en zonas cada vez más agrestes y apartadas, mientras se instalaban actividades agrícolas y ganaderas ejecutadas con criterios y técnicas inadecuadas a la ecología amazónica. Así se inician los procesos de deforestación, deterioro de los suelos y cambios notorios en los microclimas.

Aunque la delimitación y la titulación de las tierras indígenas han sido las consignas aglutinadoras y movilizadoras principales de las luchas indígenas desde la época colonial, en las últimas décadas los pueblos indígenas y sus organizaciones representativas exigieron de manera formal que se reconozcan sus diversas identidades culturales y sus derechos colectivos. En Ecuador, en 1980, se formó la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonia ecuatoriana (CONFENIAE). A partir de la lucha por el reconocimiento de sus territorios, fueron planteados también el reconocimiento de su autodeterminación y el carácter plurinacional del Estado ecuatoriano. Este proceso pudo consolidarse en la actual Constitución (2008). En el caso peruano, en 1980 se fundó la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), que centró su plataforma en la recuperación y la defensa territorial, y la construcción de una política educativa y de salud interculturales.

Desde finales de la década de 1990, tanto la CONFENIAE como la AIDESEP han tenido que movilizarse y desplegar estrategias jurídicas a nivel nacional e internacional, para resistir el embate de las actividades extractivas legales e ilegales que han generado serios problemas de contaminación y conflictividad social en sus territorios. Entre los casos emblemáticos está la resistencia a la pretensión de imponer el Bloque petrolero 23 en el territorio del Pueblo Kichwa de Sarayaku y de la Nacionalidad Achuar, en la provincia de Pastaza; la contaminación por parte de la empresa petrolera Chevron-Texaco en el norte de la Amazonía ecuatoriana, y el “Baguazo” en el Perú, cuando el gobierno emitió decretos legislativos para parcelar y privatizar los territorios indígenas en la Amazonía, lo cual desencadenó una gran movilización que logró la derogación de los decretos legislativos atentatorios y la promulgación de la ley de consulta previa.

Derechos colectivos conquistados

El cuadro a la derecha resume los principales derechos conquistados por los pueblos indígenas en Ecuador y Perú, y que se encuentran consagrados en sus respectivas Constituciones 10: Aunque en términos generales constatamos un desarrollo del marco normativo constitucional –sobre todo en Ecuador- y legal para el reconocimiento y protección de los derechos de los pueblos indígenas, la orientación general de los gobiernos no ha fortalecido las políticas públicas para el cumplimiento de los derechos indígenas. Se ha producido más bien un debilitamiento y la reducción de su sentido al ejercicio de meros trámites administrativos, sin que exista una participación sustantiva, sobre todo cuando se trata de decidir respecto a la ocupación y uso de territorios y bienes naturales, para priorizar la agenda económica extractiva. 11 10. Constitución de la República del Ecuador promulgada el 20 de octubre 2008 y Constitución Política del Perú promulgada el 29 de diciembre de 1993.

11. En Perú, en los últimos años, se han dado una serie de normas orientadas a favorecer inversiones que generan amenazas a los derechos de propiedad y posesión de las comunidades campesinas y nativas. Ver Smith y Salazar (2016).

Tabla 1 Principales derechos conquistados por los pueblos indígenas en Ecuador y Perú Elaboración propia.

Caracterización geográfica, sociodemográfica y ecológica de la biorregión de las Cuencas Sagradas

L

a superficie de la Bioregión de las Cuencas Sagradas se extiende 35 millones de hectáreas, en las que están incluidas la región amazónica del territorio ecuatoriano y la región nororiental de la Amazonía peruana.

El área de influencia de esta biorregión es de 62 millones de hectáreas dentro de ambos países. En el Mapa 1 a continuación es posible visualizar esta área con sus respectivas divisiones administrativas.

Mapa 1 Delimitación geográfica y administrativa de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú Fuente: Cuesta et al. (2019) Elaborado por Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

Ubicación geográfica y división administrativa

Ecuador En el territorio ecuatoriano, el área está comprendida por todas las provincias de la región amazónica que son Sucumbíos, Orellana, Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Asimismo, esta se conecta con los ecosistemas andinos que parten de las provincias de Carchi, Cotopaxi, Chimborazo, Imbabura, Pichincha, Tungurahua, Azuay, Cañar y Loja.

Perú Por el lado peruano, la Biorregión incluye tres gobiernos subnacionales o regiones: Amazonas, Loreto y San Martín. Cada una de estas regiones se divide de forma política-administrativa en provincias. Amazonas está compuesta por 7 provincias: Bagua, Bongará, Condorcanqui, Luya, Rodríguez de Mendoza, Utcubamba y Chachapoyas. Loreto está conformada por 8 provincias: Maynas, Alto Amazonas, Loreto, Mariscal Ramón Castilla, Requena, Ucayali, Datem del Marañón y el Putumayo. Finalmente, la región de San Martín está conformada por 10 provincias: Moyobamba, Bellavista, El Dorado, Huallaga, Lamas, Mariscal Cáceres, Picota, Rioja, San Martín y Tocache.

Tamaño, crecimiento y distribución de la población En Ecuador, la tasa de crecimiento poblacional en la región amazónica es mayor al promedio nacional. El norte de la Amazonía peruana presenta tasas inferiores al promedio nacional, con la excepción de San Martín (1,1%) cuya cifra supera un poco a la del país.

Tabla 2 Población y tasas de crecimiento en Ecuador Fuente: INEC-Censos de Población y Vivienda 2001 y 2010.

Elaboración propia.

Existe también un pronunciado y acelerado proceso de urbanización. Por ejemplo, en la Noramazonía del Perú se constata un crecimiento claro de la población en centros urbanos, mientras la población censada rural presenta una tasa decreciente anual. l aumento de la población urbana está acompañada de poca planificación urbana, con las consiguientes deficiencias en infraestructura, conectividad, flujo de personas, energía; pero también en términos ecológicos, sociales y políticos. Este es el caso, por ejemplo, del circuito entre ciudades crecientes como Iquitos, Nauta y Yurimaguas, en Loreto, cuyo peso resulta clave al constituirse en un pasaje interregional muy dinámico. Asimismo, el centro urbano Imacita, ubicado en la provincia de Condorcanqui, Amazonas, y en particular su puerto, se ha convertido en un nodo estratégico de interacción e intercambio dentro de un tejido territorial indígena, particularmente para el pueblo awajún.

Del lado ecuatoriano, el caso de la ciudad del Coca es ilustrativo, pues entre 2001 y 2010 ha tenido un crecimiento del 123%, el más alto del periodo de una capital de provincia, seguido por Lago Agrio, Tena, Macas y Puyo, con alrededor del 40% de crecimiento, todas ellas ciudades amazónicas (INEC, 2010).

Tabla 3 Tasa de crecimiento en regiones de la Noramazonía peruana Fuente:INEI-Censos de Población y Vivienda 2007 y 2017 Elaboración propia

Tabla 4 Tasa de crecimiento poblacional promedio anual según área de residencia en la Noramazonía peruana Fuente: INEI-Censos de Población y Vivienda 2007 y 2017.

Elaboración propia

Territorios y poblaciones indígenas

En la Biorregión existe una fuerte presencia de territorios indígenas de 34 pueblos y nacionalidades 12, de los cuales 9 se consideran como pueblos transfronterizos.

Mapa 2 Pueblos, Naciones y Nacionalidades habitantes y custodios de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú Fuente: Cuesta et al. (2019) Elaborado por Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

12. Los pueblos en situación de aislamiento aquí nombrados responden a informes y estudios antropológicos diversos; sin embargo, no existen fundamentos suficientes para confirmar sus nombres, territorios o sus auto-identificaciones culturales. Se intenta aquí visibilizar el potencial de diversidad de pueblos en esta situación, pero habría que ser cautelosos a la hora de anular o negar la existencia de dichos pueblos.

Se contabilizan únicamente los pueblos, naciones y nacionalidades como organizaciones formales. Por esta razón, se han dejado por fuera a los pueblos en situación de aislamiento, puesto que por su condición no podríamos confirmar con certeza sus identidades como pueblos, así como las divisiones y subdivisiones de los mismos.

Mapa 2 Diversidad de pueblos, naciones indígenas y sus territorios Elaborado por Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

Relación de los territorios indígenas con el Estado

La Biorregión Cuencas Sagradas no es una unidad territorial uniforme bajo condiciones homogéneas, sino un mosaico de áreas diversas a las cuales los Estados han otorgado o formalizado determinados usos. Así como existen regímenes orientados a la conservación de ciertos recursos naturales como áreas protegidas, zonas reservadas, zonas intangibles, reservas privadas, reservas comunales, santuarios nacionales, áreas de protección hídrica, entre otros, también existen áreas destinadas a la explotación de recursos naturales, como concesiones mineras o bloques petroleros. Estas áreas pueden estar bajo la jurisdicción de diversas autoridades nacionales y/o sectoriales: de energía, planificación, agricultura, etc. En muchos casos se yuxtaponen y generan competencias concurrentes o conflictos de competencias.

Existen también distintos regímenes de tenencia de la tierra, como ocurre con territorios indígenas (titulados, en posesión ancestral o en conflicto), predios a título colectivo, predios a título individual (propiedades privadas), bienes de uso público, bienes fiscales, tierras baldías, etc.

Si bien actividades como la minería, la explotación forestal o la explotación de hidrocarburos son legales y están normadas por los Estados, la historia reciente de Ecuador y Perú permite concluir que, en muchas ocasiones, esas actividades se realizan de forma irregular, ilegal o se encuentran inmersas en una clara violación de derechos fundamentales, lo cual pone en riesgo a las poblaciones amazónicas y a los pueblos indígenas.

En cuanto a la protección de los territorios indígenas, tanto Ecuador como Perú han desarrollado figuras o categorías específicas dentro de sus ordenamientos jurídicos. Por ejemplo, la legislación ecuatoriana contempla figuras como zonas intangibles, Circunscripciones Territoriales Indígenas (CTIs), la Circunscripción Territorial Especial Amazónica (CTEA), y también obligaciones como la del financiamiento del diseño y la implementación de planes de

vida de pueblos y nacionalidades indígenas.

En Perú, se han contemplado figuras como reservas indígenas o reservas territoriales para proteger a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario o contacto inicial.

Por ejemplo, en la Amazonía peruana, existen 2268 comunidades nativas reconocidas, pero solo han sido tituladas 1588, lo cual deja una brecha de 680 comunidades por titular, que representan el 30% del total de reconocidas. 13

Aparte de lo señalado, los pueblos, nacionalidades y naciones indígenas han diseñado y adoptado modelos propios de gestión de sus territorios, como ocurre en los casos del Kawsak Sacha del Pueblo Sarayaku, Tamunkui de la Nacionalidad Sápara o del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis.

El proceso de titulación se ha desacelerado, debido a supuestos reclamos y falta de claridad en las estructuras institucionales (Larson et al., 2018). Esta disputa sobre el territorio se manifiesta en la variedad de mapas creados por parte de diferentes instituciones del Estado (gobiernos regionales, autoridad nacional del agua, Geobosques, Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas, etc.) que representan diversos proyectos de cambio en el uso de la tierra, por el interés presente en distintos grupos de poder que ven en la Amazonía solo una “tierra productiva” (Sax, 2019), y que dejan a un lado al conjunto de relaciones culturales y ecológicas que se producen en los territorios.

En la práctica, los territorios indígenas se encuentran amenazados, sin que opere ninguna consulta a los pueblos indígenas y en contradicción con sus planes de vida propios. Por ello, resulta fundamental que sus territorios sean reconocidos y titulados pues, aunque se reconozca el derecho a la posesión ancestral, en la práctica la falta de títulos de propiedad puede generar conflictos territoriales.

13. Información de la Dirección general de saneamiento de la propiedad agraria y catastro rural, citada en SPDA (2020a).

Perfil ecológico

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a diversidad biológica y cultural es fundamental para el mantenimiento del equilibrio climático global (UNESCO, 2008). Su heterogeneidad espacial puede explicarse por las diferencias en geología y geomorfología que producen ambientes con una alta diversidad de sistemas de drenaje y calidades de suelo, lo cual conduce a diferencias en la composición y estructura de los ecosistemas (MINAM, 2018).

Los bosques amazónicos son fundamentales en la regulación de los patrones climáticos regionales. A través de su evaporación/transpiración y la condensación del vapor de agua —que es producto de la fotosíntesis, y que equivale al 15% de la fotosíntesis terrestre—, recargan de humedad al aire de los vientos alisios que fluyen sobre el dosel del bosque (Baker et al. 2008). En este proceso de hidratación del aire, los bosques tropica-

les húmedos del Amazonas liberan terpenos e isoprenos que, al oxidarse, forman núcleos de condensación de nubes. Estos, mediante un proceso de convección, se precipitan como lluvia sobre cientos de kilómetros cuadrados, abasteciendo de agua a gran parte del continente (Cuesta et al., 2019).

Pese a la gran cantidad de carbono almacenado en estos bosques, su futuro es incierto, debido a las amenazas combinadas del cambio climático y la deforestación (Malhi et al. 2008, Nepstad et al.

2008). Las recientes sequías amazónicas han llevado a la disminución en biomasa (Phillips et al. 2009, Lewis et al. 2011, Michael et al. 2011) y al aumento de la mortalidad de los árboles (Phillips et al. 2010). Varios modelos de clima (i.e. GCMs por sus siglas en inglés) predicen una reducción de la precipitación durante la estación seca de

todo el siglo XXI (Malhi et al.

2008). También los bosques y los afluentes del Amazonas se encuentran bajo fuertes amenazas por la operación de proyectos de extracción de hidrocarburos, sumados a la minería, la tala ilegal, a las plantaciones de palma aceitera y a los proyectos de transporte a gran escala, bajo el paraguas de IIRSA (Iniciativa para la integración de la infraestructura regional en América del Sur) (Killeen and Solórzano 2008).

La Amazonía del Ecuador ocupa apenas el 2% de toda el área de la cuenca amazónica; no obstante, representa el 30% del territorio del país.

Esta región corresponde a un área de intersección entre el piedemonte de la cordillera de los Andes y la llanura aluvial de la Amazonía norte (Bass et al. 2010). La interrelación de estas dos regiones genera una gran variedad de condiciones climáticas, edáficas y geomorfológicas, que dan origen a una altísima diversidad de nichos ecológicos (Hoorn et al. 2010). En particular, la Amazonía andina del Ecuador constituye una de las regiones más biodiversas del planeta, en cuanto a plantas vasculares se refiere (Gentry 1988, Barthlott Wilhelm

2007). La diversidad alfa de los árboles (Gentry 1988, Korning and Balslev 1994, Valencia et al. 1994) y lianas (Nabe-Nielsen 2001) es la más alta registrada en el mundo.

La Amazonía andina constituye la única región natural del Ecuador que todavía mantiene grandes extensiones de bosques maduros intactos, concentradas en el extremo oriental cerca de la frontera con el Perú, en los núcleos del Parque Nacional Yasuní, la Reserva Cuyabeno y los territorios indígenas Achuar y Shuar, en Pastaza y el norte de Morona-Santiago. Se ha detectado un vacío de áreas protegidas del Estado en la Amazonía centro-sur, donde se ubica la principal área de bosques amazónicos intactos, pero que ahora enfrentan un peligro inminente.

La Amazonía peruana, por su parte, de manera similar a la región amazónica de Ecuador, corresponde a un área de interdigitación entre el piedemonte de la cordillera de los Andes y la llanura aluvial de la Amazonía (Cuesta et al., 2019). La interrelación de estas dos biorregiones incrementó, considerablemente, la formación de una gran variedad de condiciones climáticas, edáficas y geomorfo-

lógicas, que han dado origen a una altísima diversidad de nichos ecológicos (Hoorn et al., 2010), y que está expresada en los elevados índices de diversidad alfa en varios taxones (ter Steege et al.

2015). La Amazonía Andina del Perú y del Ecuador constituye una de las regiones más biodiversas del planeta, con respecto a las plantas vasculares (Gentry, 1988; Barthlott Wilhelm, 2007), particularmente árboles (Saatchi et al., 2011; ter Steege et al., 2016).

Cabe destacar que la Amazonía del Perú, en particular, su región norte, mantiene bosques continuos y ecológicamente funcionales (Killeen y Solórzano, 2008) por la conexión presente con los bosques montanos de los Andes, una razón específica adicional que aumenta su valor de conservación.

En la Biorregión es posible observar también altos grados de endemismo. Por ejemplo, en la Cordillera del Cóndor, se demostró la influencia de la “depresión de Huancabamba” o paso de Porculla, en el endemismo de la zona, que es el límite de distribución de muchas especies de flora del norte y del centro andinos (MINAM, 2016).

Indicadores sociales y de condiciones de vida

Situación de pobreza en la Amazonía ecuatoriana y la Noramazonía peruana

Hasta 2014, más de 19,6 millones de hectáreas de bosques amazónicos de tierras bajas han sido asignadas a concesiones para la extracción de combustibles fósiles y para la tala de bosques (Asner et al. 2014).

Ecuador

Estas concesiones se ubican en áreas de bosques con altas densidades de carbono (promedio de 93–105 t C/ha) y un reservorio total de carbono sobre el suelo de 1.92 Pg. Las pérdidas de carbono provocadas por estas concesiones varían según la intensidad de la extracción de petróleo o madera.

Además, estudios recientes sugieren que la construcción de carreteras y el acceso a los bosques generan, al menos, una disminución del 30% en las reservas de carbono por hectárea, aunque con una gran variación espacial.

Casi todos los indicadores sociales de esta región son bajos, comparados con el promedio nacional: pobreza por consumo, pobreza extrema por consumo, pobreza por NBI (Mapa 3), pobreza crónica, desigualdad por consumo (coeficiente de GINI), de acuerdo con INEC ECV - Sexta Ronda 2013 – 2014 (INEC, 2015).

Esta misma tendencia se encuentra en la región noramazónica del Perú.

Tanto en Ecuador como en Perú, las estimaciones oficiales de pobreza corresponden a la pobreza monetaria, así como a indicadores complementarios, como NBI o estadísticas de empleo. Sin embargo, la pobreza no responde solo a la falta de ingresos, sino a una experiencia mucho más amplia, donde la privación afecta diferentes dimensiones del bienestar humano. Se necesita una comprensión multidimensional de la pobreza, que permita registrar las diversas privaciones que sufren las personas en su vida diaria, como falta de educación, niveles de vida inadecuados, mala salud, amenaza de violencia, falta de empoderamiento, mala calidad del trabajo, entre otras (Oxford Poverty & Human Development Initiative, 2018). La comprensión multidimensional es la base del diseño de políticas públicas que mitiguen la gama de privaciones que afectan a las personas pobres.

Mapa 3 Pobreza en Ecuador: Pobreza por NBI: 2006-2014; Pobreza por consumo: 2014 Fuente: INEC (2017) Elaborado por Alejandro Bermeo

La inequidad social estructural en la Biorregión Cuencas Sagradas se hace evidente en los niveles de pobreza que concentra. Según las cifras de pobreza extrema por consumo, al 2014, la región amazónica de Ecuador concentra el 21,8%, frente al 5,6% de la Sierra, 4,2% de la Costa y un 5,7% a nivel país. Respecto a la pobreza, la región amazónica reporta un 47,7%, en 2014, frente al 24,5% en la Sierra, al 24,7% en la Costa y a un 25,8%, a nivel país. En cuanto a la pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI), la región amazónica tiene un 54,1%, en 2014, frente a un 24,6% de la Sierra, al 43,9% de la Costa y a un 35,8%, a nivel país (INEC, 2017). Medido por provincias, se observa la situación alarmante de las provincias amazónicas, respecto al resto del país.

Más allá de la presencia de programas enfocados en la región durante períodos puntuales, las brechas educativas persisten. Por ejemplo, en Ecuador, las altas tasas de analfabetismo ponen en evidencia las diferencias en el acceso a la educación: provincias como Bolívar (11,8%), Chimborazo (10%), Manabí (9,1%), Cotopaxi (8,9%), Cañar (8,8%), Imbabura (8,4%), Los Ríos (7,8%) y Pastaza (6,4%), presentan las tasas más altas de analfabetismo (MINEDUC, 2015).

Por otra parte, las provincias que alcanzan los niveles más bajos de escolaridad son Cañar, Chimborazo y Cotopaxi. Orellana se encuentra cerca del promedio nacional (9,79); provincias como Zamora, Sucumbíos, Napo, Pastaza y Morona Santiago se encuentran por encima del promedio, entre 9,9 y 10,3 (Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo del INEC, 2017).

Gráfico 1 Ranking según pobreza por consumo y pobreza por necesidades básicas insatisfechas a nivel provincial Fuente: Cabrera, Molina Vera, Sharman, Moreno & Cuevas 2016 , pág. 160 Elaborado por Alejandro Bermeo y Juan Manuel Crespo

Perú En la Noramazonía peruana, los resultados del Censo 2017 dibujan una situación similar.

Según el INEI (2018), las tasas de asistencia a una institución educativa de las tres regiones estudiadas son bastante similares y ligeramente inferiores a la tasa nacional (73,9%): Amazonas con 71,3%; Loreto concentra 71,8%, y San Martín 69,9%. Los datos de provincias y regiones en ambos países varían, según el área de residencia; en el área rural hay menor acceso educativo que en la urbana.

% de población en pobreza total

% de población en pobreza extrema

Tabla 5 Situación de pobreza total y extrema en la Noramazonía peruana Fuente: Matriz de indicadores CEPLAN, 2018.

Elaboración propia.

Educación

El nivel educativo alcanzado se ve afectado por la cuestión de género. En la biorregión ecuatoriana hay una diferencia de 2 a 3 puntos porcentuales entre el analfabetismo de hombres y mujeres (Ídem, 2015), mientras que en el lado peruano hay una diferencia de 1 a 3 puntos porcentuales. Además, las organizaciones indígenas han desplegado esfuerzos para impulsar una política de educación bilingüe e intercultural a partir de sus propias experiencias.

A manera de ejemplo, el Programa de formación de maestros bilingües de la Amazonía peruana (Formabiap), impulsado por AIDESEP, ha formado a más de 1200 maestros y maestras de 16 pueblos indígenas. Este programa ha hecho un esfuerzo por revalorar, recopilar y transmitir sus conocimientos y prácticas culturales, y ha incluido en los procesos formativos el cuidado del ambiente y el manejo sostenible del territorio (AIDESEP, 2020). También se han creado cuatro universidades interculturales en el Perú; una de ellas en la región Amazonas, aunque han tenido enormes dificultades para su implementación y, sobre todo, para diseñar una propuesta educativa realmente intercultural. Sin embargo, son pasos que dan cuenta de la creciente reivindicación de la diversidad cultural y la demanda de una educación que supere la homogeneización cultural y el sesgo desarrollista, aún presente.

La pandemia del Covid-19 y los pueblos indígenas amazónicos

Acceso a la salud En la Biorregión Cuencas Sagradas encontramos, por una parte, problemas de salud característicos de la privación socioeconómica y de la falta de servicios básicos (degradación de las dietas y servicios sanitarios). Están presentes la malnutrición infantil, enfermedades diarreicas agudas, parasitosis intestinal, infecciones respiratorias agudas, neumonías, etc. Por otra parte, encontramos problemas de salud derivados de la explotación indiscriminada de recursos (contaminación, destrucción de territorios ancestrales, cambios en los modos de vida tradicionales): neoplasias, malformaciones congénitas, abortos recurrentes, ansiedad, depresión. Estos dos perfiles de salud-enfermedad se entremezclan a nivel local, conformando características únicas en cada territorio (Espinosa y Peralta, 2020).

La circunstancia especial por la que atraviesa el mundo en los ámbitos sanitario y de salud, continúa agravando la situación de nuestras poblaciones. La expansión del Covid-19 ha modificado la vida y el comportamiento de todo el planeta. En la Amazonía, los pueblos indígenas han sido y siguen siendo golpeados por la pandemia del siglo que, como evento inesperado, puso en evidencia la debilidad de los sistemas de salud de los dos Estados, aparte que dejó al descubierto el nivel de abandono de sus correspondientes instituciones y la alta vulnerabilidad en la que viven sus habitantes.

La pandemia ha sido muy dura para los pueblos indígenas, incluso para aquellos en situación de aislamiento cuyos territorios tampoco se libraron del ingreso del Covid-19. En un comunicado emitido el 31 de marzo de 2020 (Coica, 2020), la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de

La desigualdad histórica se revela también en otros indicadores. La región amazónica es la región con más alto porcentaje de desnutrición crónica del Ecuador, con 32,2% de la población menor de 5 años, en 2014, frente al 23,9% del promedio nacional (INEC, 2017). Se mantiene, al mismo tiempo, un porcentaje menor de población con acceso a un seguro de salud pública, con 33,5% en 2014 (INEC,2017).

Otro grave problema identificado es el difícil y escaso acceso a los establecimientos de salud de los pueblos indígenas amazónicos.

Por ejemplo, en el Perú, sólo un 32% de comunidades nativas cuenta con algún tipo de establecimiento de salud, de los cuales el 92,3% son apenas postas de salud; es decir, disponen de una infraestructura y un equipamiento médico precarios.

Mapa 4 Pueblos y nacionalidades amazónicas afectadas por Covid-19 Octubre de 2020 Fuente: REPAM y COICA (10-2020)

la Cuenca Amazónica hizo un llamado de emergencia a los gobiernos de los países miembros para que tomen medidas sanitarias y elaboren planes de contingencia, de acuerdo con la situación específica de los pueblos indígenas. Entre las medidas propuestas se planteó un estricto control de entrada y salida en sus territorios —en especial de las personas que no pertenecen a estas comunidades— como también la limitación del acceso de los indígenas a lugares de turismo o donde exista concentración de multitudes.

COICA con la REPAM (2020), hasta el 23 de septiembre de 2020, han publicado resultados y claras evidencias del fuerte embate del Covid-19 para los pueblos indígenas.

Según la información, hasta ese momento existían 61.782 personas indígenas contagiadas en la región amazónica, 238 pueblos o nacionalidades afectadas, y 1.878 fallecidos por la pandemia en la región amazónica. De las nacionalidades, 10 de ellas están ubicadas en Ecuador y 51 en Perú

Las cifras y las circunstancias ponen en evidencia la falta de medios adecuados y efectivos por parte de los dos Estados para proteger a estos pueblos de la pandemia. Aparte de todo esto, los pueblos de Ecuador tuvieron que enfrentar, al mismo tiempo, otras emergencias, como el derrame petrolero de abril del presente año. En Perú se produjeron conflictos con víctimas mortales, en el Lote 95, justamente por la exigencia de los pueblos a las empresas petroleras para que contribuyeran a la emergencia sanitaria, como otra de las necesidades históricas a las que las comunidades amazónicas se han visto enfrentadas de manera continua.

Tabla 9 Tasas de acceso a servicios – región amazónica Elaborado por: Montalvo (2019, p. 13)

Acceso a servicios básicos

Ecuador

Los indicadores para la región amazónica ecuatoriana, como acceso a red pública o alcantarillado son inferiores a otras regiones del país y a los promedios nacionales (INEC - ECV - Sexta Ronda 2013 - 2014)

Tabla 10 Acceso a servicios básicos de la región Noramazónica peruana Fuente: INEI, 2018. Elaboración propia.

Perú

En la parte peruana, a 2018, la tendencia de los indicadores de hogares con acceso a servicios básicos (que en la Noramazonía son: acceso al agua y a saneamiento a través de la red pública, al igual que a electricidad y telefonía) suele ser menor al promedio nacional (MIDIS, 2020). Esta realidad se acentúa al observar la brecha urbana-rural, respecto al acceso a sistemas de agua potable, alumbrado eléctrico y alcantarillado por red pública. En estos casos, Loreto presenta el menor acceso a los servicios.

Ecuador

Acceso a energía eléctrica

En Ecuador, según ARCONEL, el índice de cobertura eléctrica en el país es del 97,04%; aunque la región amazónica es la zona con menor tasa de electrificación, debe tener algo.

Pero entonces, ¿qué está disponible para las comunidades amazónicas que se caracterizan por encontrarse distanciadas, dispersas y tener poca densidad poblacional? La energía es intermitente, costosa y proviene de fuentes fósiles de bajo refinamiento. En algunos casos son usados pequeños paneles solares con baterías, o sistemas híbridos que combinan ambas modalidades.

Perú En el Perú, según el último censo de 2017, de la totalidad de viviendas censadas, el 87,7% dispone de alumbrado eléctrico conectado a la red pública (aproximadamente 13% más que en 2007, cuando se realizó el censo anterior); y el 12,3% de viviendas no dispone de este servicio (INEI, 2018). Las regiones de Loreto y Amazonas, del ámbito de la Iniciativa Cuencas Sagradas, son la cuarta y la sexta región con menor cobertura de este servicio, respectivamente. En el ámbito rural las brechas son aún mayores.

Mapa 5 Consumo de energía eléctrica en Ecuador Fuente: Agencia de Regulación y Control de la Electricidad (ARCONEL), 2015.

Elaborado por Alejandro Bermeo

De las comunidades nativas, del total de 2.703 a escala nacional con bienes compartidos, 843 cuentan con fuentes de energía de uso comunal (panel solar o generador eléctrico). De las 2.604 comunidades nativas que cuentan con alguna institución educativa, el 17,1% tiene alumbrado eléctrico y el 13,7% se alumbra con panel solar; el 64,3% no cuenta con ninguno de estos servicios.

Como observamos, aún es un desafío para el país garantizar el acceso a energía, en particular en zonas rurales, lo mismo que promover una producción y distribución que ofrecen los menores impactos ambientales posibles.

Tabla 11 Viviendas particulares con ocupantes presentes que disponen de alumbrado eléctrico conectado a la red pública Fuente: INEI, Censo nacional 2017.

Elaboración propia.

Energías renovables

En el Ecuador, el aporte de la energía hidráulica, eólica, fotovoltaica, geotérmica, biomasa, biogás, entre otras fuentes, presentó un aumento del 30,3% entre 2007 y 2017. Estos tipos de energía han tenido una participación promedio del 11,9% en el total de la oferta de energía del país. Del total de energía primaria producida en 2017, el 87% estuvo representado por el petróleo, el 5% por gas natural, y el 8% por energía de origen renovable (hidroenergía, leña, productos de caña, energía eólica y fotovoltaica). Por otro lado, la producción de hidroenergía en 2017 creció en 26,9%, respecto a 2016, mientras la energía renovable proveniente de productos de caña, fuentes eólicas, fotovoltaicas y biogás aumentó en 13,8%, comparado con 2016. Las energías renovables representaron el 45% del total de la generación eléctrica en 2013, frente al 55% de las centrales térmicas convencionales. Con la expansión de la generación hidroeléctrica, las fuentes de energía renovable pasaron a ser el 70% de la generación eléctrica del país. Con respecto al índice de suficiencia energética, Ecuador es autosuficiente 2,09, en 2010 (MEER, 2017). Con la entrada de grandes centrales hidroeléctricas, a Ecuador también se lo considera como un país renovable para la generación eléctrica; no obstante, su matriz todavía depende de manera mayoritaria del petróleo.

El Ecuador tiene un enorme potencial renovable que está subutilizado. Estas ventajas se originan en su posición geográfica, su pluviosidad y la presencia de la cordillera de los Andes, la cual se proyecta como energía geotérmica emanada de la actividad volcánica de la Sierra. Se lo considera uno de los países más privilegiados para el uso de la energía solar, debido a la relación de energía solar por unidad de superficie. Su variedad de pisos altitudinales en pocos kilómetros, combinada con la riqueza hídrica del país, le permiten tener un enorme potencial hidroeléctrico y, en algunos lugares, por la presencia de fuertes corrientes de aire, dispone también de un potencial eólico.

En cuanto al Perú, la energía primaria proviene en un 68% de los hidrocarburos. Cerca del 45% de la energía primaria medida por consumo, proviene del petróleo -principal fuente de combustión del transporte público y privado- y un 22% del gas natural. Si miramos esta vez la producción de energía eléctrica, constatamos que, en 2018, el 55% proviene de centrales hidroeléctricas, el 37% de centrales térmicas de gas natural y el 8% de recursos energéticos renovables (RER). La potencia instalada de las centrales RER del Perú ha crecido a una tasa anual de 9,34%, desde 2008 hasta 2018, y prácticamente se ha duplicado en los dos últimos años con 11 nuevas centrales en 2018. La producción eléctrica de centrales RER creció a una tasa anual de 47,4% para el periodo 20092018, lo cual llegó a representar el 7,2% de la producción del Sistema eléctrico interconectado nacional; y con predominancia de fuente eólica y minihidráulica, el 40.65% y el 35.13%, respectivamente.

El Perú también tiene un gran potencial para desarrollar energías renovables, debido a su ubicación, geografía y recursos. Si bien la presencia de petróleo y de gas le han restado prioridad a este tipo de energías, hoy la amenaza del cambio climático y la necesidad de cerrar las brechas de acceso a energía pueden ser un incentivo para su uso. En la Amazonía, en los últimos años se ha impulsado la instalación de sistemas fotovoltaicos autónomos, particularmente, en San Martín y Loreto, que ocuparon el tercer y cuarto lugar, a escala nacional, en número de instalaciones puestas en operación hasta 2019.

En lo relativo a la generación de energía hidroeléctrica, la estrategia de ambos países se ha concentrado en el impulso de megaproyectos que implican enormes inversiones y, al mismo tiempo, riesgos ambientales y sociales.

debate acerca de que esta mega construcción pudo haber causado el desplome de la cascada de San Rafael y, por lo tanto, la regresión y erosión del cauce del río Coca, que generó el peor derrame petrolero en los últimos 15 años (7 de abril de 2020), en razón de que ocasionó la ruptura de tres oleoductos.

En el Perú, en los últimos 15 años se han producido una serie de conflictos sociales en torno a la pretensión de construir grandes centrales hidroeléctricas en la Amazonía. Se anticipa que su construcción implicaría grandes represamientos y embalses que inundarían centros poblados, tierras de cultivo y bosques, con la consiguiente emisión de gases de efecto invernadero, como el metano, entre otros impactos ambientales y sociales. Aunque la mayoría de estos proyectos han sido suspendidos por cuestionamientos técnicos, aún existe la presión para construir tal tipo de infraestructuras, particularmente en la cuenca del Marañón, uno de los principales afluentes del Amazonas 14.

Este panorama permite apreciar la persistencia de una brecha de acceso a la energía, y la gran deuda que hay que saldar con las poblaciones rurales e indígenas amazónicas. Para superar esta etapa y disminuir las brechas, las energías renovables se presentan como una alternativa cada vez más eficaz y accesible para las comunidades, en la medida en que la tecnología se ha ido perfeccionando y los precios han bajado.

Este proceso debe llevarnos a promover evaluaciones ambientales tempranas, que nos permitan elaborar planes y proyectos energéticos adecuados, teniendo siempre presente una mayor participación indígena y ciudadana en la toma de las decisiones fundamentales que competen a los dos Estados.

En el caso de Ecuador, por ejemplo, la hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair o Paute (1500 MV) presenta problemas de sedimentación y de erosión. Este fenómeno ha levantado hoy el 14. En 2011, se declararon “de interés nacional y social” 20 centrales en la cuenca del Marañón. Hoy, los proyectos hidroeléctricos Veracruz (635 MV) y Chadín II (600 MV), ubicados entre Amazonas y Cajamarca, tienen contratos de concesión vigentes. Los pueblos de estas zonas viven de la agricultura, la pesca y el turismo.

Conectividad

Las estadísticas oficiales de conectividad muestran una evidente brecha digital. La conectividad es una herramienta que debe servir a los objetivos de la información, la comunicación, la afirmación de la identidad, la autonomía, la defensa del territorio y otros fines propuestos por las propias poblaciones y por los pueblos indígenas de la Biorregión.

En los diagnósticos realizados en zonas rurales y urbano-marginales, se ha podido identificar que el problema principal es cómo han sido introducidas las nuevas tecnologías. A pesar de ser limitadas, su ingreso ha producido un fenómeno de segregación y discriminación contra las poblaciones locales. La introducción de estas nuevas tecnologías en los territorios rurales ha puesto en evidencia problemas específicos que, usualmente, no son analizados desde los indicadores institucionales. Han sido detectadas, por ejemplo, nuevas brechas generacionales que tienen que ver con el mayor uso de estas tecnologías por parte de la población juvenil, lo cual ha reforzado viejas brechas sociales y culturales (Bustamante, 2011, pp. 22-23). Esto se hace evidente con el reconocimiento de nuevas categorías, como la de “analfabetos digitales”, como un término que refleja la imposición cultural hegemónica, determinada por el uso de plataformas digitales globales dominadas por los centros de poder.

Esto ha generado, a su vez, nuevas percepciones acerca de los conceptos de “retraso” y “subdesarrollo”. En contraste con la mayor adaptabilidad al cambio de las grandes ciudades, las sociedades rurales y las comunidades indígenas de la Biorregión CS se enfrenta a un problema desconocido en otras épocas.

El panorama complejo que enfrentan las comunidades amazónicas, con respecto al uso de las tecnologías actuales, nos pone frente al desafío de construir un modelo apropiado de acceso a esas tecnologías de información y comunicación.

Tabla 12 Conectividad de la Amazonía de Ecuador respecto al país Fuente: INEC, 2017.

Elaboración propia

Tabla 13 Acceso de hogares rurales a internet en la Noramazonía peruana Fuente: INEI, 2018.

Elaboración propia

Caracterización socioeconómica y productiva

L

a Amazonía, como región de alta diversidad cultural y biológica, está articulada al mercado mundial como proveedora de recursos naturales desde el siglo XIX. La ampliación de la frontera productiva ocurrió en forma temprana con la explotación del caucho, y continuó más tarde con la extracción de minerales y petróleo hasta la actualidad. Ahora es posible

también observar el avance acelerado de grandes extensiones de monocultivos (legales e ilegales) y de la ganadería.

La fuerte dependencia del sector primario exportador y de las actividades productivas ligadas a los monocultivos genera vulnerabilidades económicas, sociales y ambientales.

Principales características de la inserción primarioexportadora

En la Biorregión Cuencas Sagradas, tanto del lado ecuatoriano como del peruano, los principales productos extractivos que se comercializan en el mercado internacional son el petróleo y los minerales. De la misma manera, los productos tradicionales de la agricultura intensiva, como palma, café, cacao, coca (ilegal) y productos ganaderos, contribuyen también a las economías de Ecuador y Perú.

Aunque en el caso ecuatoriano se constata una caída en la renta económica de los recursos extractivos, desde finales de la primera década del siglo, en los dos países el petróleo, el gas natural, los minerales y otros, mantienen todavía una alta relevancia en la economía, si observamos la estructura de sus exportaciones. En Ecuador, el petróleo extraído en la región amazónica representa el 36,2% de las exportaciones del país. En el caso del Perú, según el INEI, hasta el año 2018, el 58,9% de las exportaciones eran productos mineros y 8,2% correspondían al petróleo y al gas natural (INEI, 2018b). Si bien los minerales provienen mayoritariamente de la Costa y de la Sierra peruanas, casi la totalidad del gas natural y alrededor del 30% del petróleo provienen de la Amazonía (INEI, 2018b). Cabe precisar que el Perú es importador neto de petróleo: se exportan pequeñas cantidades de petróleo pesado para terminar importando petróleo refinado.

Según la CEPAL (2018), en términos agregados, América del Sur tiene una canasta exportadora intensiva de productos primarios (55%) y manufacturas basadas en recursos naturales (23%).

Además, se ha acentuado la especialización primario-exportadora y existe una tendencia creciente como proveedora de minerales y metales primarios, lo cual se refleja en su participación en las cadenas globales de valor y en su balanza física de minerales (la diferencia entre importaciones y exportaciones en toneladas).

Cabe precisar que varios proyectos, tanto extractivos como de conservación, que buscan

Tabla 14 Características del sector externo de Ecuador y Perú Fuente: WITS, 2019 (Programa Informático 'Solución Comercial Integrada Mundial'). Elaboración propia

operar en la Amazonía, son financiados por los grandes bancos multilaterales, en especial el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Últimamente han ganado influencia el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social del Brasil (BNDES) y entidades financieras de China y de otros países asiáticos (Dourojeanni, 2019). Brasil concentró sus inversiones en el territorio peruano en los ámbitos de hidrocarburos, minería, obras de infraestructura, trans-

porte, saneamiento e hidroeléctricas en zonas cercanas a la frontera común, aunque hoy se encuentra en una crisis dentro de sus fronteras.

China se volcó concentradamente al sector minero, pues tiene más del 35% de la inversión minera en el Perú (Dourojeanni, 2019), y del sector energético en todo el país. China acaba de ganar la licitación para la construcción de las hidrovías en la Amazonía —aunque presenta grandes problemas técnicos— y continúa insistiendo en el financiamiento del proyecto de un ferrocarril interoceánico.

Vulnerabilidades económicas, ambientales y sociales relacionadas con la dependencia de los recusros naturales

En Ecuador y Perú se ha producido una reprimarización 15 y, al mismo tiempo, un proceso de desindustrialización 16. En el Perú, el sector industrial (incluye construcción) cayó del 35,8% del PIB en 2010, al 31,2% del PIB en 2017 (The World Bank, 2019). En Ecuador, el sector industrial pasó del 34,8% al 32,7 % del PIB, entre 2010 y 2018. Esta dependencia de la explotación de recursos naturales se debe a la necesidad estructural de incrementar, en forma constante, la producción de materias primas para obtener mayores recursos monetarios o, incluso, para mantener los habituales. Por otra parte, en determinadas coyunturas, los picos de exportación han generado una entrada masiva de divisas que puede apreciar la moneda nacional, lo cual facilita las importaciones en detrimento de los sectores productivos locales (fenómeno conocido como la “enfermedad holandesa”). Pero la economía primario-exportadora no solo implica un intercambio desigual en términos monetarios (los recursos naturales son comprados por debajo de su valor real y vendidos a valor superior), sino también un intercambio ecológicamente desigual, que es un concepto acuñado por Joan Martínez-Alier (1994).

En efecto, no solo se dejan de incorporar los costos reales de los procesos extractivos, sino que tampoco se valoran los servicios ambientales que brinda la naturaleza, gracias a quienes han hecho un uso responsable de los ecosistemas que los proveen. En el caso amazónico, este mérito es claramente atribuible a los pueblos indígenas.

La extracción indiscriminada de recursos naturales perjudica a estos ecosistemas y genera pérdidas irreparables de biodiversidad. Esto afecta a las poblaciones locales y, en particular, a los pueblos indígenas y a los pueblos indígenas en aislamiento, cuya subsistencia depende directamente de los bienes que proveen los ecosistemas en equilibrio.

Tampoco se toman en cuenta, dentro de las

15. La “reprimarización” se refiere a una mayor dependencia de los recursos primarios en la oferta exportable.

16. La “desindustrialización” se refiere a una pérdida de peso de la industria en el valor agregado total.

externalidades, los conflictos socioambientales en los territorios explotados, que mantienen a muchos pueblos en zozobra y que podrían derivar en estallidos sociales, con las consiguientes respuestas de represión y afectación de los derechos humanos.

Otra consecuencia es el intercambio desigual de calorías (Falconí, Ramos-Martin, y Cango, 2017). Esto significa el deterioro de los términos de intercambio de alimentos calculados en unidades de calorías, que se expresa en una pérdida de autosuficiencia alimentaria y un menoscabo en la dieta alimenticia; es decir, se venden calorías adecuadas en términos nutricionales, como frutas, por ejemplo, y se importan calorías inadecuadas, como aceites y grasas.

Obsérvese que la desigualdad también se expresa en los indicadores de calidad de vida que en la Amazonía son inferiores a los promedios nacionales, tanto en Perú como en Ecuador.

Un vivo ejemplo de esta realidad es la situación que atraviesan las poblaciones, en su mayoría indígenas, de las cuencas de los ríos Corrientes, Tigre, Marañón y Pastaza en la región de Loreto en Perú, y las comunidades Shuar en la provincia de Morona Santiago en Ecuador.

Como vemos, la abundancia de recursos, su explotación y exportación, no han permitido el cierre de brechas en la Amazonía, ni siquiera en lo que se refiere a servicios básicos; tampoco es posible ser testigos del despegue de un proceso de industrialización ni de diversificación productiva.

Proyecciones de la inserción primario-exportadora

En términos de oportunidades y proyecciones futuras, respecto a este modelo de inserción primario-exportadora, los estudios por ahora son poco alentadores.

17. Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, 2018

Perú

Ecuador

En 2019, tanto el petróleo crudo como sus derivados registraron caídas del 12.2% y del 26.5%, respectivamente. Loreto es la segunda región del país productora de petróleo. En los últimos años, una baja operatividad, producción y cotización del petróleo han ocasionado una dramática caída del canon petrolero, que afecta de manera considerable al presupuesto público regional. Entre 2008 y 2017, la producción en Loreto declinó en 75%, junto a una reducción de los precios a casi la mitad (SNMPE, 2018) 17. Asimismo, en los primeros cinco años de la última década, 2010-2019, la transferencia de canon y sobre canon a la región, acumuló S/.1.561,93 millones (de soles), mientras que en la segunda mitad declinó notablemente, alcanzando solo S/.498,22 millones. Es decir, S/.1.063,71 millones menos (Perúpetro, 2019). Esto se hace más evidente en 2016, con una distribución de solo 29,59 millones de soles para Loreto.

En el 2018, el canon petrolero sufrió una caída sustancial en promedio afectado por la baja productividad de los lotes petrolíferos 192 y 8, que se agudizó con un descenso pico récord de -48% entre enero y julio de 2020 (Red de Comunicación Regional, 2020).

La información sobre sus reservas indica que el país continuará exportando petróleo no más de 10 o 15 años. Posteriormente, las importaciones superarán las exportaciones y el país se convertirá en un importador neto de petróleo en la década de 2030. Según British Petroleum, una de las mayores empresas petroleras del mundo, las reservas probadas de Ecuador, en diciembre de 2018, eran de 2.800 millones de barriles, que, al ritmo actual, permitirían apenas alcanzar 14.8 años de extracción futura (BP, 2019). Según la Secretaría de Hidrocarburos del Ecuador, las reservas probadas del país llegaron a 1.703 millones de barriles, y las reservas totales a 2.695 millones (Larrea, 2020).

Resulta difícil predecir los precios futuros del petróleo. Vale indicar que la ampliación de la extracción petrolera en el Parque Nacional Yasuní (Ishpingo) y en otros campos son riesgosas.

Las proyecciones que la industria minera presenta para el panorama económico son también complicadas. Según Acosta et al. (2020), las cifras oficiales del gobierno y de las empresas mineras indican que los ingresos que se generarían por la megaminería en 7 proyectos, durante 50 años de explotación, podrían alcanzar cerca de $US 132 mil millones por exportaciones, de los cuales $US 27 mil millones quedarían para el Estado ecuatoriano (menos de un 25%). Esto representa, un promedio anual estimado de $US 875. Si se compara ese ingreso estatal previsto anual con el Producto Interno Bruto (PIB) de 2018 ($US 107,562 millones), el ingreso mega minero equivaldría al 0.8% del PIB.

Problemáticas territoriales y ecológicas principales

L

a región amazónica está articulada al mercado internacional como proveedora de recursos naturales.

Las economías ecuatoriana y peruana mantienen una fuerte dependencia del sector primario exportador y de las actividades productivas ligadas a los monocultivos. Las proyecciones respecto a las potencialidades económicas de los proyectos productivos insertados a mercados internacionales —como son los proyectos industriales y extractivos— no son favorables para las próximas décadas, considerando, además, que aún no se encuentran contabilizadas de manera correcta los pasivos que estas actividades dejarían a nivel social y ecológico.

Deforestación, fragmentación y pérdida de bosques

En 2019, los trópicos perdieron 11,9 millones de hectáreas de cobertura arbórea, según datos de la Universidad de Maryland (Global Forest Watch, 2020). Esta fuente reporta que, desde 2001 al 2019, se produjo una pérdida de 386 millones de hectáreas de cubierta arbórea a nivel mundial, lo cual equivale a una reducción del 9.7%, respecto de la que se tenía en el año 2000 y a 105 gigatons de emisiones de CO₂. De acuerdo con el informe de FAO de 2020, sobre el estado de los bosques del mundo, la superficie forestal como proporción de la superficie total de planeta, —que sirve como indicador 15.1.1 de los ODS— disminuyó del 32,5% al 30,8% en los tres decenios comprendidos entre 1990 y 2020 (FAO y PNUMA, 2020).

En un documento anterior (FAO, 2016) se señalaba que “en el período 2000-2010, se registró una pérdida neta de bosques de 7 millones de hectáreas anuales en los países tropicales y un aumento de los terrenos agrícolas de 6 millones de hectáreas al año”. En América Latina el 70% de la deforestación es provocada por la agricultura comercial (FAO, 2016, p. 96).

El área forestal de los ocho países amazónicos muestra una reducción de 803 mil kilómetros cuadrados, entre 1990 y 2016 (The World Bank, 2019). Esta superficie perdida es equivalente a todos los bosques actuales de Bolivia, Ecuador y Suriname juntos. La reducción forestal conlleva la desaparición de la biodiversidad de la flora y la fauna.

Las mediciones oficiales sobre deforestación no son uniformes en metodología y detalle de información. Con esta información se desprende que la deforestación en la Amazonía ha repuntado, desde 2016, después de una baja que fue registrada al inicio de la década. El Ministerio del Ambiente de Ecuador (MAE) reporta, para el período 2014-2016, una tasa anual de -40.000 hectáreas de bosque perdidas por deforestación, de las cuales más del 70% están concentradas en la Amazonía. De acuerdo con este cálculo, esto equivale a una emisión de 11 millones de t C/año, equivalente al 0,4% del total del carbono almacenado en los bosques amazónicos del Ecuador.

Tabla 15 Deforestación bruta por provincia en la Amazonía de Ecuador Fuente: MAE(2016, p.45) Elaboración propia.

RAISG (2012), por su lado, estima que para el período 2000-2010 los resultados del mapa arrojan una deforestación acumulada de 2.136 km 2, esto es el 2,4% de la superficie de la región amazónica ecuatoriana.

De acuerdo con el MAE (2016), la tasa de deforestación nacional para el período 1990–2000 fue de 92.742 ha/año (- 0.65% anual); mientras que para el periodo 2000–2008 fue de 7 7.748 ha/año (- 0.58% anual). En el período 2008-2014 llegó a 47.497 ha/año (- 0.37% anual). Esto significa que el bosque nativo se redujo en la siguiente secuencia: en 1990, de 14.6 millones de ha. a 13.7 millones de ha., en

2000; en 2008, a 13 millones de ha y en 2014, a 12.8 millones de ha.

La publicación detalla que Ecuador tiene 12´753.387 hectáreas de bosque nativo, repartidos en Pastaza (2.8 MM ha.); Orellana (1.9 MM ha); Morona Santiago (1.7 MM ha); Sucumbíos (1.4 MM ha); Esmeraldas (823.828 ha); Napo 821.266 ha); Zamora Chinchipe (710.665 ha).

Según la información oficial del Ministerio del Ambiente de Ecuador, para 2016, en las provincias amazónicas la deforestación se describe en la Tabla 15.

Mapa 6 Fragmentación de bosques en las Cuencas Sagradas Amazónicas Fuentes: MAE Ecuador (2020), Ministerio Ambiente Perú (2020), Cuesta et al. (2019) Elaborado por Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

Gráfico 4 Porcentaje de la superficie bajo diferentes usos del suelo del área deforestada entre 2008 y 2014 en la Amazonía de Ecuador Fuente: MAE(2016, p.45) Elaborado por Alejandro Bermeo.

De acuerdo con el MAE (2016, p. 48), desde el 2008 al 2014, el 64,9% de bosque en Ecuador pasó a ser pastizal para ganadería; el 11,8% mosaicos agropecuarios; el 3,7% cacao; el 3,1% maíz duro; el 3% palma africana; el 2% café; y el 10,2% otros tipos de cobertura. Por otra parte, el 1% de la superficie deforestada restante se distribuyó entre infraestructura, principalmente en áreas urbanas y asentamientos rurales densos.

La vegetación de la Amazonía ecuatoriana, hasta el año 2016, asociada a los patrones espaciales de las áreas de deforestación reciente (2014-2016), pone en evidencia un proceso de desconexión severa entre la Amazonía y los Andes. Como se puede apreciar en el Mapa 6, la alta concentración de deforestación en los bosques piemontanos, a lo largo de las principales vías de acceso (i.e. Troncal Amazónica E45, Troncal Amazónica Alterna E45A, E10, E40, E451) ha acentuado la fragmentación 18 en la Amazonía Sur (Ecuador), en particular en las cordilleras del Kutukú y del Cóndor, y ha

generado el desmembramiento funcional de estas áreas en relación con la llanura aluvial (Cuesta et al. 2019). Su restauración es probablemente una de las principales acciones para preservar la integridad ecosistémica de la cuenca amazónica. Es conveniente mencionar que las áreas seleccionadas en este escenario tienen una mayor importancia en el contexto del cambio climático. La restauración de los bosques piemontanos de la cordillera oriental es una prioridad como estrategia de adaptación al cambio climático, pues permitirá facilitar la migración de las especies amazónicas hacia los Andes (Cuesta et al. 2015).

Los bosques amazónicos del Perú se encuentran en un proceso sostenido de reducción de tamaño y fragmentación del hábitat debido a la deforestación (mapa 6), las concesiones mineras y petroleras, y la construcción de carreteras (Asner et al., 2014). En Perú, la deforestación y la degradación de los bosques son responsables de casi la mitad de todas las emisiones de GEI del país (MINAM, 2010).

18. Para mayor profundidad y actualización respecto al concepto de “fragmentación”, particularmente en bosques tropicales como los amazónicos, véase Hansen et al. (2020).

Desde 1975, el Perú ha perdido el 5,3% de su masa boscosa, como resultado de la conversión antropogénica de la tierra, principalmente, en áreas agrícolas, o de desastres naturales, como los incendios forestales (Zelli et al., 2014). La deforestación fue más acelerada en la década de 1980, y posteriormente disminuyó a fines de la década de 1990. Desde entonces, ha continuado a un ritmo lento (FAO, 2010). En el período comprendido entre 2005 y 2010, las áreas boscosas peruanas disminuyeron en 150.000 ha anuales (- 0,22% anual).

Cifras recientes del MINAM reportan que la pérdida anual de bosques ha disminuido a 106.000 ha (Llactayo et al., 2013). A pesar de esta tendencia, algunos sectores y actividades económicas mantienen o incluso aumentan la deforestación en regiones específicas de la Amazonía. Por ejemplo, los departamentos de Loreto y San Martín reportan para el período 2009-2011 una tasa anual de pérdida de bosques de 35.279 ha y 30.206 ha respectivamente, lo cual representa las tasas de pérdida de bosques más altas en la Amazonía peruana (Llactayo et al., 2013).

Asner et al. (2014) reportan que hasta 2014, más de 19,6 millones de hectáreas de bosques amazónicos de tierras bajas han sido asignadas a concesiones para la tala y para la extracción de combustibles fósiles. Actualmente, estas concesiones se ubican en áreas de bosques con altas densidades de carbono (promedio de 93–105 t C/ha), y un reservorio total de carbono sobre el suelo de 1.92 Pg. Las pérdidas de carbono de estas concesiones variarán según la intensidad de la extracción de petróleo o madera. Sin embargo, estudios recientes sugieren que la construcción de carreteras y el acceso a los bosques generan al menos una disminución del 30% en las reservas de carbono por hectárea, pero con una gran variación espacial. Asner et al. (2014) relacionaron este porcentaje de pérdida a estas concesiones, estimado que —0.58 Pg C está en riesgo inminente de emisión, debido a las actividades de petróleo y de tala en las tierras bajas amazónicas de alta densidad de carbono.

En las regiones montañosas y submontanas del país, estimaron que la exploración petrolera amenaza con 0.28 Pg de carbono adicional emitido.

En Perú, no existe una definición única de bosques. Según el Ministerio del Ambiente de Perú, se entienden los bosques como un ecosistema, principalmente arbóreo, con un área mayor a 0.5 ha, un ancho mínimo de 20 metros y una cobertura de dosel mínima del 10%. Oficialmente, se incluyen como bosque las siguientes áreas: bosque primario (bosque ribereño, bosques en terrazas y bosques montañosos); bosques de bambú, bosques de palmeras y bosques de caña (Ministerio del Ambiente del Perú et al., 2014). Alrededor del 90% de la superficie boscosa peruana está ubicada en la Amazonía, y cubre un total de 73 millones de hectáreas, que representan el 60% de la superficie total del país (Cossío et al., 2014).

La ampliación de zonas desbocadas en el norte de la Amazonía peruana se encuentra asociada, principalmente, al desarrollo de actividades agropecuarias de pequeña y mediana escala, a la presencia de la agroindustria —palma aceitera y palmito— a las actividades extractivas en la región, y además a la apertura de carreteras o de nuevos caminos transitables que facilitan el acceso a zonas aún cubiertas de bosque. Como consecuencia, se hace patente la fuerte influencia y presión que estas comunidades soportan, debido a factores externos y a las propias necesidades que tienen, frente a su creciente dependencia de la economía de mercado y al aumento de su necesidad de liquidez para cubrir bienes y servicios (Malleux, 2015).

Para la Amazonía norte de Perú, durante el periodo 2001-2018, el territorio ha perdido 2,284,888 hectáreas (Geobosques, 2020). Ello indica que se pierden cerca de 150.000 ha por año de bosque a causa de la deforestación. Se ha calculado que ello implica la emisión de 57 millones de toneladas de carbono, y la afectación a diversos ecosistemas y la fragmentación de hábitats silvestres (SPDA, 2020b). La

Tabla 16 Deforestación por departamentos de la Amazonía norte - Perú Fuente: Geobosques (2020).

Elaboración propia

deforestación anual en la Amazonía peruana tiende a aumentar en todas las categorías territoriales 19 y departamentos (Celis et al., 2019).

Al observar el número de hectáreas deforestadas entre 2008 y 2018, se puede notar un descenso de la deforestación en San Martín. Al contrario, Loreto ha mostrado una tendencia un poco más sostenida hacia la deforestación que ha superado el nivel de pérdidas en San Martín. Amazonas sigue siendo la región menos deforestada, aunque presenta un nivel leve de incremento en los últimos años.

El mayor desafío para el reconocimiento de los derechos de las comunidades nativas a las tierras y bosques, así como el mantenimiento de bosques bajo responsabilidad del Estado, como tierra fiscal, proviene de las políticas de desarrollo económico. Los responsables de la formulación de políticas aún tienden a percibir grandes extensiones de bosque como despobladas e improductivas desde el punto de vista económico.

19. Unidades creadas para la planificación y gestión territorial. El gobierno peruano ha establecido ocho categorías territoriales: áreas naturales protegidas, comunidades indígenas y agrícolas de subsistencia, reservas territoriales que mantienen el aislamiento de los grupos indígenas del contacto inicial, bosques para la producción permanente de productos de madera y productos no maderables, bosques de producción permanente en reservas, tierras rurales, áreas especiales de conservación de humedales amazónicos, y áreas no categorizadas (GEOBOSQUES, 2018).

Mapa 7 Amenazas por deforestación en las Cuencas Sagradas Amazónicas Fuentes: CONALI (2020); Compendio Estadístico Perú (2018); MAE (2019); MapBiomas Amazonía (2020), Cuesta et al. (2019).

Elaborado por: Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

En el Mapa 7 se observan las zonas contiguas de deforestación, entre 2016 y 2018, en Ecuador y Perú, que avanzan con fuerza en el núcleo y alrededor de la Biorregión Cuencas Sagradas. Sin embargo, se evidencia también que el área efectiva de la Biorregión sigue siendo un remanente de menor deforestación. Esto se puede explicar por la presencia de áreas protegidas y de pueblos indígenas que juegan un rol clave para la conservación, aunque se enfrentan a cambios culturales y económicos que amenazan su estrecha relación con el medio ambiente.

En Ecuador, cerca de 6 ́ 0 00.000 de hectáreas de bosque están dentro de territorios indígenas, lo cual representa el 47% de los bosques del país; el 64% de estos se encuentran en la Amazonía (Senplades, 2016). Asimismo, existe una superposición significativa entre los territorios indígenas y otras designaciones de las tierras, como son las áreas protegidas y los bosques protectores. Más del 25% de las áreas priorizadas, por el MAE, para la conservación está en territorios indígenas (Bertzky et al.

2011).

Tanto en Ecuador como en Perú, existe un vacío de áreas protegidas del Estado en la Amazonía occidental, donde se concentran las principales áreas de bosques amazónicos intactos. Muchas de estas áreas están ubicadas en territorios indígenas ancestrales y enfrentan amenazas que van más allá de las industrias legales, como la presión de madereros sobre árboles maderables como la balsa (Aguilar, 2020).

Petróleo

Mapa 8 Amenazas por actividades petroleras en las Cuencas Sagradas Amazónicas Fuentes: CONALI (2020); Compendio Estadístico Perú (2018); MAE (2019); MapBiomas Amazonía (2020), Cuesta et al. (2019).

Elaborado por: Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

En Ecuador y Perú, la actividad petrolera (exploración, sísmica, etc.) se inició hace ya varias décadas (mapa 11). Está asentada sobre territorios indígenas e incluso áreas protegidas, como es el caso del Parque Nacional Yasuní. Esto ha significado una serie de impactos ambientales y sociales, como la contaminación provocada por la compañía Chevron-Texaco en la Amazonía ecuatoriana , o los derrames recurrentes en torno a los lotes petroleros 8 y 192 y el oleoducto, en la Amazonía norperuana.

La actividad petrolera se encuentra asentada, mayoritariamente, en la zona noroccidental de la Biorregión Cuencas Sagradas (mapa 8).

Dicha región muestra amplias zonas de bosque deforestado. Los pozos y oleoductos petroleros están en el interior de las comunidades Siona, Cuyabeno-Imuya y Kichwa. Sin embargo, existe una continuidad en la distribución de bloques (Ecuador) y de lotes (Perú) petroleros, como los bloques 7 7 (Ecuador) y el lote 64 (Perú), en los territorios indígenas Shuar y Achuar de ambos países. De la misma manera, existe una continuidad entre los bloques 86 (Ecuador) y 192 (Perú).

Según Finer y Mamani, en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana, se ha documentado la deforestación directa de 169 hectáreas (para la instalación de infraestructura petrolera) e indirecta de 248 hectáreas, que corresponden a la colonización a lo largo de una carretera que se construyera con fines de extracción petrolera (Finer y Mamani, 2018).

Así, la deforestación suma un total de 417 hectáreas, que exceden al área de 300 hectáreas, el límite máximo aprobado por los votantes ecuatorianos en una consulta popular.

La extensión de las áreas destinadas a las actividades extractivas en la Amazonía peruana se ha modificado de manera sustancial en los últimos años, a raíz de los vaivenes del mercado internacional. Así, el área de promoción de las actividades petroleras pasó del 80% de la superficie amazónica, en 2009, a cubrir el 31,4%, en el año 2019. Si miramos el área de exploración y explotación de hidrocarburos, esa superficie se modificó del 40% del área amazónica, en el 2009, al 7,9% en 2019 (León y Zúñiga, 2020).

Según datos del OSINERGMIN y el OEFA, se han registrado 474 derrames en los lotes petroleros, desde el 2000 hasta 2019. Desde el 2014, destaca un incremento significativo de derrames de petróleo provenientes del oleoducto norperuano (mapa 9), que ha ocasionado una disminución sustancial de la salud y el bienestar de la población. Un 65.4% de los derrames ocurridos en los lotes petroleros amazónicos y en el Oleoducto Norperuano, durante el periodo 2000-2019, es producto de la corrosión de los ductos y de fallas operativas (León y Zúñiga, 2020).

pueblos y comunidades, debido a la presencia de negociaciones poco transparentes con diferentes organizaciones (Delgado, 2019).

Si bien hay estudios epidemiológicos realizados en las zonas de afectación, quedan todavía pendientes análisis para establecer las relaciones entre la contaminación por petróleo en las aguas superficiales, los sedimentos y los suelos, al igual que la presencia de estas sustancias en la población humana y sus posibles efectos a largo plazo en la salud.

Mapa 9: Emergencias derrames petroleros ONP, Perú Fuente: Medrano Recuay (2019)

La historia del petróleo en Ecuador también está llena de derrames. Así, por ejemplo, en abril de 2020 se produjo el peor derrame de los últimos 10 años en el país. Según las empresas, se derramaron 15.800 barriles. Este accidente afectó, de manera directa, a 105 comunidades indígenas y, de manera indirecta, a 120.000 comunidades. 35.000 personas fueron afectadas directamente, de las cuales 27.000 fueron indígenas. 60 comunidades presentaron casos de afectaciones a la piel (Alianza de Derechos Humanos, 2020).

Otro factor que deja como legado la industria petrolera es su manera de relacionarse con los pueblos indígenas: se ignora la consulta previa libre e informada para intervenir en sus territorios; se genera la proletarización de los pueblos indígenas y una dependencia del canon producido por los gobiernos sub-nacionales, lo cual distorsiona la representación democrática de sus intereses y genera conflictos entre

FOTO DERARME SAN RAFAEL Fuente: Medrano Recuay (2019)

Mapa 10: Amenazas por actividad minera en las Cuencas Sagradas Fuente: RAISCG (2019); Cuesta et al. (2019).

Elaborado por Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

Minería Esta actividad en cada país ha tenido una historia distinta. Mientras Ecuador no ha desarrollado una gran industria minera, menos aún en la Amazonía, Perú ha asumido la minería como una de las principales apuestas económicas desde inicios de los años 90. Para ello, fue diseñado un marco normativo atractivo para los inversionistas, a fin de brindarles facilidades y beneficios tributarios, además de contratos de estabilidad tributaria y administrativa. Esto trajo consigo el posicionamiento de la actividad minera en un lugar decisivo para sostener la economía del país. Sin embargo, en la Amazonía norte del Perú, la minería a gran escala no ha sido desarrollada, ha primado más bien la minería ilegal, que será analizada más adelante.

Como puede apreciarse en el Mapa 10, hay varios tipos de minería que amenazan la Biorregión. Por una parte, encontramos las concesiones mineras generadas por los Estados de Ecuador y Perú, para proyectos de distintas magnitudes (pequeña, mediana y gran escala); pero también identificamos las actividades mineras ilegales que tienen gran relevancia en esta región. Todas estas actividades, más allá de su condición de legalidad o de tamaño, tienen un impacto directo sobre las poblaciones locales, los territorios indígenas y sus ecosistemas, principalmente, sobre las fuentes de agua que resultan imprescindibles en una región de alta recarga hídrica.

En Ecuador, la actividad minera representa una amenaza, ya que podría tener una afectación transfronteriza. Si bien esta industria había tenido poco peso o desarrollo en el país, en la actualidad se la viene impulsando como

Fuente: RAISCG (2019); Cuesta et al. (2019). Elaborado por: Rodrigo Torres (Iniciativa Cuencas Sagradas)

política de Estado, en particular en esta región.

El mapa 11 muestra el catastro minero para el territorio ecuatoriano, en el que se reflejan las 983.865,6 hectáreas, las cuales representan un total de 3.028 concesiones mineras; es decir, el 38,8% de concesiones en el país, que afectan el 8,4% del territorio amazónico y, dentro de este, al 13,4% del territorio de los pueblos indígenas (Colectivo Geografía Crítica de Ecuador, 2019).

La minería metálica contabiliza una intervención de 922.454,9 ha dentro del territorio amazónico; es decir, el 93,8% de la superficie concesionada en la Amazonía. De estas cantidades, la minería metálica a gran escala es la que ocupa mayor cantidad de territorio, concentrado, principalmente, en las provincias de Morona Santiago y Zamora Chinchipe, donde están ubicados territorios de vida de la nacionalidad Shuar.

Por otra parte, la minería no metálica ocupa el 30,5% hectáreas de la superficie concesionada en la Amazonía ecuatoriana para la extracción de materiales como: sílice, baritina, arcilla, caliza, silicatos, sulfato de bario, lapilli y esquistos pizarrosos. En su mayoría, las concesiones de minería no metálica son entregadas bajo la categoría de pequeña minería. Sin embargo, puede observarse que existen cuatro grandes minas de caliza y fosfato (Colectivo de Geografía Crítica de Ecuador, 2019).

Como puede apreciarse en el Mapa 12, las concesiones para pequeña y mediana minería metálica también ocupan una buena cantidad de la superficie en la Amazonía de Ecuador.Las diferentes concesiones, sin importar la escala, se encuentran concentradas en las provincias indicadas: Morona Santiago y Zamora Chinchipe.

Las concesiones de minería metálica están, en su mayoría, en procesos de exploración.

Según el catastro minero, del total de concesiones para minería metálica, solo 24 estarían en proceso de explotación, encontrándose las de mayor tamaño en la provincia de Zamora

Chinchipe. Gran parte de estos proyectos se hallan muy cerca de la frontera con el Perú, razón por la cual las afectaciones ecosistémicas, en caso de producirse colapsos de relaveras u otros efectos colaterales, tendrán siempre consecuencias directas en los ecosistemas en territorios del Perú.

Tabla 19: Escalas de la actividad minera metálica en Ecuador Fuente: ARCOM, 2019 Elaboración propia.

Mapa 11: Catastro minero del Ecuador y territorios indígenas Fuente: Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2019

Mapa 12: Estados de las concesiones mineras Fuente: Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2019

Proyectos mineros transfronterizos y territorios indígenas

En la Amazonía ecuatoriana, el territorio de la nacionalidad Shuar es el más afectado por las actividades mineras, con un 23,9% de su territorio concesionado. Le siguen la nacionalidad la nacionalidad Cofán con un 16,6% de su territorio concecionado y la nacionalidad Kichwa, con un 1,9% de su territorio concesionado.

Proyecto Minero Panantza - San Carlos De acuerdo con la información oficial del Ministerio de Minería, el proyecto comprende un área de 41.760 hectáreas, que corresponde a 13 concesiones mineras ubicadas en la Cordillera del Cóndor, que es una zona fronteriza entre Ecuador y Perú, donde está el territorio ancestral del Pueblo Shuar.

Este es un proyecto minero para la extracción de cobre, cuya concesión pertenece a la empresa China Explorcobres S.A. (ECSA), y tendrá una vigencia aproximada de 25 años (Ministerio Mineria, s/f).

Este proyecto afecta 15.187,99 hectáreas del territorio del PSHA; es decir, el 39% de las concesiones del proyecto minero está sobrepuesto al territorio del Pueblo Shuar Arutam (Ver Mapa 14).

Una auditoría de 2012, de la Contraloría General del Estado (2012), identificó diversas omisiones, como, por ejemplo, la evaluación de las posibles afectaciones en las concesiones del proyecto minero Panantza–San Carlos, que abarcan nacimientos y fuentes de agua21.

El informe recomendó la suspensión de los proyectos de licenciamiento, hasta que fueran superados los conflictos sociales

Proyecto Minero Mirador Ubicado en el sureste de Ecuador, en la provincia de Zamora Chinchipe, en la Cordillera del Cóndor, que es una zona de la Amazonía compartida por Ecuador y Perú (Ver Mapa 14).

21. Ley de Minería, artículo 78.- (…) Los titulares de derechos mineros están obligados a presentar, al año de haberse emitido la Licencia Ambiental, una auditoría ambiental de cumplimiento que permita a la entidad de control monitorear, vigilar y verificar el cumplimiento de los planes de manejo ambiental y normativa ambiental aplicable.

Mapa 14: Proyectos mineros en la Cordillera del Cóndor, Ecuador Fuente: RAISCG (2019); Cuesta et al. (2019).

Esta cordillera alberga 16 ecosistemas que están localizados entre los 800 y 1680 msnm.

Su geografía y topografía peculiares han dado lugar a nichos biológicos únicos.

Una parte del proyecto está situada al interior del Bosque Protector El Cóndor, que pertenece al Sistema de Áreas Protegidas y Bosques protectores del Ecuador. En el caso de este bosque protector, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, reconoció en su informe sobre los Pueblos Indígenas y Tribales de la Panamazonía (2019), que el proyecto Mirador afecta los ríos y fuentes de agua en la zona, no solamente por la utilización de los millones de litros diarios de agua destinados al procesamiento de los minerales, sino, además, por la intervención de los ríos para facilitar el

paso de camiones transportadores que tienen gran dimensión. Estas actividades del proyecto perturban, de manera significativa, los equilibrios fisicoquímicos y biológicos de los ríos, e imposibilitan las actividades de pesca de las comunidades en el río Quimi, lo cual afecta directamente a la alimentación de las poblaciones.

Un eventual colapso de la presa de relaves llevaría toneladas de desechos altamente tóxicos, por los ríos Tundayme y Quimi, hasta el río Zamora, que corre hacia el norte, paralelo a la Cordillera del Cóndor, y luego se une como afluente al río Namangoza para formar el río Santiago, que cruza la frontera hasta desembocar en el río Marañón en Perú (Plan V, 2019)

Minería ilegal

Para el Ecuador, el Mapa 13 nos indica la ubicación del registro de lugares donde se han encontrado trabajos de explotación minera.

Como se observa, este tipo de minería se concentra en el centro norte de la Amazonía de Ecuador y en las provincias del sur. Aparte de esas áreas, las comunidades han identificado y denunciado actividades de minería ilegal 20, desde el lado del Perú; específicamente, en la provincia de Zamora (Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2019).

En cuanto al Perú, se registra minería ilegal, particularmente en los territorios del pueblo Awajún en el Cenepa, Amazonas. Las amenazas ambientales relacionadas con la extracción de oro incluyen la deforestación y la contaminación del aire, del agua y del suelo, debido a la presencia de cianuro y de mercurio, como elementos químicos evidentes y de alto peligro para los medios de vida de los pueblos indígenas o campesinos en las cercanías.

20. Para más información, véase Mongabay (2019 y 2020).

En ausencia de una autoridad eficaz, la resolución y organización de conflictos en los sitios mineros, a menudo, se regula de forma local, generando grandes desbalances de poder. La lucha de instituciones como Odecofroc, Orpian o el Gobierno Territorial Autónomo Wampis resulta vital para contener este avance y salvaguardar los derechos de las comunidades nativas y sus territorios (Ráez, 2019).

Mapa 13: Minería ilegal en Ecuador Fuente: Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador, 2019

Mapa 15 Amenazas por megaproyectos de infraestructura hidroeléctrica y vialidad en las Cuencas Sagradas Amazónicas

Infraestructuras y vialidad

Fuente: RAISCG (2019); Cuesta et al. (2019).

Elaborado por: Alejandro Bermeo, Juan Manuel Crespo y Rodrigo Torres

Desde finales del siglo XX, fue manifiesto el impulso para agrupar, en todo el continente, las iniciativas de conectividad para hidrocarburos, minas, biocombustibles, e invertir en agroindustria. Estos proyectos se agruparon en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de América del Sur (IIRSA), que fue acordada en el año 2000. Esta iniciativa intentó coordinar la construcción de carreteras interoceánicas, puertos, vías fluviales, plantas hidroeléctricas, tuberías y otras piezas de infraestructura, con la finalidad de integrar y, abrir al mismo tiempo, el continente (Bebbington, 2009). La inversión de capital en minería y en energía, aumentó de manera significativa (Bebbington, 2009). Los habitantes de los territorios cercanos a las empresas extractivas, se encuentran en situación de constante tensión y conflicto.

El Estado peruano, en sus condiciones actuales, no tiene capacidad de controlar la situación ni los impactos ambientales y sociales que provocan estas obras de infraestructura. Si bien algunos de estos proyectos contaron con estudios de impacto ambiental, no se calcularon sus consecuencias y tampoco se tomaron las medidas de mitigación necesarias. La reciente experiencia del IIRSA sur, en Madre de Dios, puede confirmar esta aseveración. Es así como los principales beneficiarios de este tipo de inversiones serían las empresas constructoras, los consultores y los funcionarios del gobierno que «promueven» estas obras.

Los afectados son los pobladores locales, que pierden el acceso a la tierra, por el grado de dependencia que tienen de los recursos naturales disponibles (Benavides, 2010).

La problemática de las carreteras y la vialidad en la región es otro aspecto que debemos resaltar. Según un estudio del Banco Mundial, por cada kilómetro de carretera construida por la industria petrolera, son deforestadas entre 400 y 2.400 hectáreas de bosque (Ledec, 1990).

En consecuencia, las nuevas vías favorecen la explotación maderera. Es así como las mejoras en los niveles de accesibilidad a los recursos naturales, debido a la construcción de distintos ejes viales, son determinantes para estimular la llegada de grandes productores que intensifican el aprovechamiento de la tierra y, como consecuencia, ejercen una mayor presión sobre los recursos naturales existentes (Martino, 2007).

En el de Perú, para el año 2009 ya existían unos 8.000 kilómetros de carreteras construidas en la región amazónica. Hasta 2013, solo en el Departamento de Loreto, se habían proyectado 2.604 km (Dourojeanni, 2009). Aparte de esto, más de 14.000 km adicionales, en caminos ocasionalmente transitables, fueron construidos de manera informal por iniciativa de las empresas de petróleo, mineras, agropecuarias o madereras; por lo general, con el apoyo de las municipalidades y sin ningún tipo de cuidado ambiental o social (Dourojeanni, 2019). A la fecha, IIRSA incluye nueve grandes proyectos viales en la Amazonía peruana, con miras a completarse para 2026, con una inversión total propuesta de US $ 9,4 mil millones (Vilela et al., 2020).

En la Amazonía de Ecuador, para 2012, se triplicó el promedio de densidad de carreteras, si lo comparamos con el resto de la cuenca Amazónica (37,5 km/km2). Estas ramificaciones viales fueron desarrolladas para la explotación petrolera. Vale la pena compararlas con Brasil, el país más grande de la cuenca Amazónica, que en ese momento alcanzaba 13,8 km/km2 (RAISCG,2012).

La medida de estos avances viales nos pone frente a la fragmentación de los hábitats, la

degradación de las redes de corrientes y la calidad del agua, el fomento de la propagación de especies exóticas invasoras, el aumento en la mortalidad de la vida silvestre y la pérdida de especies. Como resultado: una influencia directa en el cambio climático local (Southworth et al, 2011). En el Mapa 15, es posible observar las distintas infraestructuras viales, tanto de carreteras como de hidrovías, ejecutadas y proyectadas, las cuales nos permiten visualizar el riesgo existente y potencial para esta Biorregión.

Hay que resaltar los impactos que se producen sobre las condiciones de vida de los pueblos indígenas, debido a la superposición de las carreteras sobre sus territorios. Este hecho los expone a recibir una mayor migración, a las competencias por el uso del territorio, y a una economía mucho más dependiente del mercado y la sociedad nacional.

Estas circunstancias requieren un análisis riguroso de la ampliación y el uso de carreteras, como sistemas de transporte en estas regiones de bosque selvático. De hecho, podríamos verlos como positivos en términos sociales y económicos, pero no en términos ecológicos.

Hasta hoy, no existe una sola carretera dentro de los bosques tropicales que no haya causado daños ambientales. Estos daños solo se detienen cuando no queda nada por destruir dentro del ecosistema original (Dourojeanni, 1995).

El asfaltado de carreteras mejora las condiciones de acceso y desencadena procesos que aumentan aún más la tasa de deforestación.

Un estudio sobre el futuro de la deforestación en la Amazonía brasileña coloca a las carreteras, pavimentadas y no pavimentadas, como un factor de presión central (Kirby et al, 2006).

Por ejemplo, el 90% de la deforestación ocurre en la proximidad de las carreteras (Laurance, 2012).

Además, hay proyectos de ferrovías que aparecen como una opción de transporte más económica en el largo plazo, aunque sea necesaria una alta inversión inicial. Es posible que resulte menos agresiva para el ambiente,

si consideramos que limitaría el libre acceso y movilidad, como no ocurre con el uso de una carretera convencional. A pesar de que en su fase de construcción e implantación las ferrovías son más costosas que las carreteras, resultan más rentables en el mediano y largo plazos. Esta es la razón para plantear como una alternativa para la Amazonía norte de Perú (Dourojeanni, 2013: p. 201). Pero, para la construcción de una ferrovía, es indispensable la construcción de una carretera paralela, lo cual supondría los mismos riesgos que presentan las carreteras antes mencionadas.

Luego de las carreteras y la ferrovía, se puede mencionar las hidrovías, particularmente, las que adaptan el río a las embarcaciones, dragándolo y canalizándolo, inclusive con esclusas (Dourojeanni, 2013, p. 199). En el Perú, el proyecto de Hidrovía Amazónica tiene como objetivo acondicionar la navegación en cuatro grandes ríos de la Amazonía peruana: Huallaga, Amazonas, Marañón y Ucayali, a lo largo de 2.687 km. Esto genera diversas preocupaciones, en las que están incluidas las incertidumbres derivadas de los posibles impactos en los ecosistemas y las formas de vida de la población local, y de los débiles estándares sociales y ambientales de la EIA (Evaluación del Impacto Ambiental) y su proceso de participación ciudadana (DAR).

Llama la atención la planificación de hidroeléctricas, en particular, en el lado peruano. En la actualidad, han sido identificadas al menos tres centrales hidroeléctricas proyectadas, justamente sobre las aguas de los ríos Napo y Marañón Se trata de los proyectos: - Central hidroeléctrica de Mazán y su línea de Transmisión Mazán – Iquitos, en 220 KV, río Napo - Central hidroeléctrica de Manseriche - Central hidroeléctrica de Escuprebraga, cuenca del río Marañón

Mapa 16 Deforestación por cambio de uso de suelo Fuente: Cuesta et al. (2019)

Agricultura y ganadería Brasil, Ecuador y Perú presentan un aumento considerable de las actividades ganaderas y agrícolas. Entre 1961 y 2017, el número de cabezas vacunas se ha incrementado en un 283% en Brasil, 170% en Perú y 45% en Ecuador.

La tasa de crecimiento anual ha sido del 2,4%, 1,8% y 0,7%, en forma respectiva (The World Bank, 2019). Como se conoce, la ganadería es una de las actividades responsables del cambio del uso del suelo y de las emisiones de GEI en contextos tropicales. En el caso específico de Ecuador, según datos del MAE (2018: 12-15), en el año 2000, el 32,7 7% del territorio continental, es decir, 8’159.363 de hectáreas, estaba dedicado a usos relacionados con actividades agropecuarias. Para 2008, este porcentaje subió al 35,47%; para 2016, ocupó ya un 35,88% del territorio continental, lo cual equivale a 8’933.864 de hectáreas. Sierra (2013) observa que en el período 1990-2000, la deforestación en Ecuador obedeció al establecimiento de nuevas áreas agropecuarias.

El 99,4% del área deforestada fue destinada a la creación de zonas agropecuarias; el 0,14% a infraestructura —en especial urbanas y de asentamientos rurales densos—, y el 0,46% a otros tipos de cobertura.

La actividad ganadera como motor de la deforestación se puede observar en el Mapa 16, en el que se aprecia que el cambio de uso del suelo en la Amazonía ecuatoriana está relacionado con la introducción de actividades agropecuarias. Este fenómeno merece reflexión por el potencial de desertificación que conlleva, considerando los precedentes históricos del mismo proceso en otros ecosistemas (Holleman 2018).

Desde 1990 hasta 2017, la expansión de la frontera agrícola representó el 70% de la deforestación en Ecuador (FAO, 2019). Por su parte, en el Perú, desde 2001 a 2018, el 75% de la deforestación mapeada correspondió a polígonos menores a 5 hectáreas, atribuidos en su mayoría a la pequeña agricultura. El 22% eran polígonos de 5 a 50 ha, y el 2% de 50 a 500 ha (Geobosque, 2018).

mite que, de haberse materializado, hubieran triplicado la superficie cubierta por ese cultivo en el país (Dammert, 2019). Solo entre 2006 y 2013, el cultivo de palma en la Amazonía peruana ha crecido en 344% (Segura, 2020).

En Loreto el cultivo de palma es una causa principal de la deforestación en la zona, particularmente, en la provincia de Alto Amazonas (Contraloría General de la República, 2012).

En el norte amazónico del Perú, la agricultura intensiva, que está volcada al cultivo de la palma aceitera, tiene el potencial de convertirse en una causa de deforestación. Durante la última década, los cultivos de palma aceitera se han expandido. En los últimos años, fueron revelados proyectos que se hallaban en trá-

A partir de los escándalos que se produjeron por actividades descontroladas en la deforestación, las empresas se han visto empujadas a operar con modalidades de expansión alternativas, a desarrollar grandes proyectos en tierras adjudicadas directamente por el Estado (Dammert, 2019 y Proética, 2017).

La compra de predios titulados a agricultores ha adquirido fuerza, convirtiéndose ahora en una práctica extendida. La versión perversa de esta modalidad es el aumento vertiginoso del tráfico de tierras, lo cual implica la promoción de la titulación de individuos o asociaciones que luego venden sus tierras a empresarios vinculados al cultivo de palma aceitera (Castro y Luna, 2019). También se ha promovido la tercerización del cultivo a pequeños y medianos agricultores, o se ha optado por cultivar palma en áreas deforestadas. Pese a estos nuevos lineamientos, en la medida en que el crecimiento de las grandes plantaciones en la Amazonía peruana es una materia en constante disputa, no está del todo claro hacia dónde avanzará el sector en los próximos años (Dammert, 2019).

los planes de expansión de este cultivo (Segura, 2020). Este tipo de presión se ve reflejado también en los cambios que se han visto frustrados en la legislación para proteger los bosques en pie (a partir de SERFOR), los cuales dejan abiertas las puertas a este capital.

Uno de los principales actores que conforman esta industria es el Grupo Palmas —parte del Grupo Romero, segundo grupo económico más fuerte del Perú— uno de los pioneros de la palma aceitera en el país. Dos grandes plantaciones están bajo su control: Palmawasi, en Tocache, y Palmas del Shanusi (Mapa 17), en las inmediaciones de Yurimaguas, en la frontera entre Loreto y San Martín. Con la intención de expandir la comercialización de su producción a mercados internacionales, el Grupo Palmas se ha hecho miembro de The Forest Trust y de la RSPO y ha hecho pública una nueva estrategia, por la cual se compromete a no generar la deforestación con sus plantaciones (Dammert, 2019).

El Estado peruano y el sector privado han promovido la palma, como una opción para la recuperación de zonas deforestadas y como una alternativa frente a cultivos ilícitos, como la hoja de coca. Asimismo, el Ministerio de Agricultura ha asegurado, firmemente, que la palma se cultiva solo en zonas deforestadas (Fort et al., 2016). Sin embargo, los datos sobre el impacto negativo que tiene la expansión de la palma aceitera, en detrimento de los bosques amazónicos primarios, no concuerdan con el argumento de eficiencia ambiental y económica, bajo el cual se vienen sustentando

Mapa 17 Perú: Deforestación en Proyecto Palmas del Shanusi Fuente: Dammert (2019)

Bioconocimientos y propiedad intelectual

El régimen de propiedad intelectual imperante fomenta la dependencia tecnológica y cognitiva. Esta realidad supone un desafío para estos países megadiversos, puesto que tienen un alto potencial de explotación de recursos cognitivos, los cuales están basados en su biodiversidad (bioconocimiento) y son susceptibles de ser objeto de explotación o apropiación por parte de los países ricos y sus empresas, sin que esto implique retribuir a los poseedores de dicho conocimiento. En una región con tan alto potencial de biodiversidad, este aspecto debe tener una consideración particular tanto por parte de los propios Estados, como también de las comunidades que poseen los conocimientos y saberes asociados a esta biodiversidad.

Con récords mundiales de biodiversidad de plantas y vertebrados dentro de un área de 283.520 km 2, Ecuador es uno de los países más biodiversos del mundo. Esta biodiversidad constituye un recurso estratégico que está basado en la generación de conocimiento, que tantas veces se menosprecia o ignora. La investigación básica sobre la biodiversidad del país, apenas ha podido analizar 1% de su conjunto (Golinelli et al., 2015).

La alta Amazonía tiene un acumulado enorme y diverso de bioconocimiento en distintas áreas. Este hecho constituye, al mismo tiempo, un gran potencial y una amenaza, debido a los riesgos que implican una posible apropiación y despojo de los saberes locales (Crespo y Vila-Viñas, 2015). La región amazónica provee bienes y servicios ambientales públicos gratuitos a toda la humanidad. Sin embargo, la apropiación de la biodiversidad es privada.

Dentro de esta apropiación de la biodiversidad, figura también la apropiación y explotación de conocimientos relacionados con la biodiversidad y con los conocimientos locales de las comunidades; con los denominados “bio-conocimientos” que se encuentran ante un proceso de expoliación, como una modalidad nueva de “extractivismo 2.0” (Vázquez, 2015) o biopiratería.

Debemos reconocer que es grande la brecha de conocimiento y de capacidades instaladas para la investigación entre América Latina y el Caribe, y los países ricos. Estos problemas se amplifican en la región amazónica, donde la presencia y la capacidad de las universidades locales es aún precaria. Pero hay otros ingredientes mayores: los daños sociales y ambientales ocasionados por las actividades extractivas se quedan en el territorio, la construcción de capacidades humanas es débil y el traspaso de conocimientos y tecnologías es casi inexistente, a pesar de existir esfuerzos focalizados.

Esto además podría verse agravado por un despojo de la información y el conocimiento relacionados con los seres vivos, tanto humanos como no humanos, que obligue o límite, en el futuro, a no usar las capacidades y conocimientos a las poblaciones locales, bajo una modalidad de prohibición, debido a las razones legales de la propiedad intelectual. Es decir, lo mismo que pasó con las tierras indígenas: primero las invaden y luego reciben el título de propiedad los invasores.

El valor monetario de la biodiversidad ecuatoriana, resultado de 3.800 millones de años de evolución biológica y miles de años de evolución cultural es, prácticamente, incalculable (Gollineli et al., 2015). La diversidad étnica y cultural de la Biorregión abre un marco de posibilidades para numerosas farmacopeas y prácticas médicas, que hoy están amenazadas por una carencia global de terapias eficaces, ante un sinnúmero de enfermedades emergentes, como la pandemia del Covid-19. La diversidad de plantas amazónicas en Ecuador y Perú, por ejemplo, constituye el recurso fundamental de las etno-farmacopeas tradicionales.

Estos conocimientos relacionados con las farmacopeas indígenas amazónicas se encuentran fragmentados y poco valorados, pese a que el interés mundial en la etnomedicina, en las áreas de la salud humana y animal, se ha incrementado, significativamente, en los últimos años. Existe el riesgo de sufrir una apropiación y/o ser privatizada por agentes extranjeros.

Ecuador tiene un avance, aunque insuficiente, mediante el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, la Creatividad y la Innovación (Ingenios, 2016). El referido código ha recogido medidas para responder a los peligros del “extractivismo 2.0”. Se pueden mencionar los siguientes puntos de este código: Recoge legislaciones en torno al derecho a compartir el conocimiento; es decir, a promover conocimientos con licencias abiertas y no privativas; Señala instrumentos que buscan combatir la “biopiratería”, entendiéndola como la apropiación de terceros del conocimiento genético o biológico, a fin de salvaguardar la diversidad biológica y buscar el desarrollo de la investigación, mediante protocolos estrictos. Se supone que busca el beneficio local, aunque no llega a plantear procedimientos claros al respecto; Trata de garantizar el conocimiento y los saberes de los pueblos y las nacionalidades, considerando que el saber tradicional también es fuente de riqueza para la comunidad científica.

Todo pueblo y nacionalidad tendrá derecho a decidir sobre su conocimiento.

Cabe destacar los avances conceptuales y legales en curso, a fin de evitar problemas en la gestión de los bioconocimientos, tanto en términos biológicos como culturales. Sin embargo, se encuentra latente una amenaza alrededor del uso y la pérdida de los bioconocimientos, aparte de que se percibe una ausencia de políticas públicas claras para desarrollar investigaciones responsables y sostenibles en esta materia.

El Sistema Peruano de Ciencia, Tecnología e Innovación (CONCYTEC) y su política nacional, reconocen e incluyen el conocimiento tradicional de los pueblos indígenas. Este sistema invita a incorporar el conocimiento y la participación indígena en varias leyes y políticas.

Al mismo tiempo, se reconoce la figura de paisajes bioculturales y se establece un repositorio oficial de parte del Ministerio de Cultura.

Se entiende que el conocimiento indígena rompe con la idea de la ciencia y tecnología elaboradas desde occidente, como la principal fórmula que lleva hacia la innovación. Si bien existen logros específicos de participación indígena en contextos ligados al manejo del cambio ambiental, el escenario de fondo tiende a una instrumentalización de sus saberes, que se limitaría sólo al reconocimiento de su importancia. Ello puede apreciarse en la forma cómo el sistema de innovación en el Perú reduce el ejercicio político de los conocimientos y las prácticas locales a un discurso formal, que estaría limitado a atender las exigencias actuales del derecho internacional, y a una manera de justificar sus intervenciones ambientales y de desarrollo.

Conclusiones

L

a Biorregión Cuencas Sagradas es un mosaico de territorios con gran biodiversidad y enorme riqueza cultural. Desde la Colonia, esta región ha sido objeto de codicia, explotación y despojo. Ese pasado colonial común, entre Ecuador y Perú, dejó como marca una estructura socioeconómica inequitativa y una dependencia de las actividades extractivas con altos impactos ambientales, sociales y culturales. Los dos países comparten también una historia de organización, resistencia y creatividad colectiva; en especial, aquella historia impulsada por los pueblos y nacionalidades indígenas que supieron vivir en armonía con la naturaleza. Poner freno a las arremetidas de invasores de diversa índole y grado de violencia, para preservar un legado para la humanidad (como reservas de agua, oxígeno y biodiversidad), junto con el acervo cultural y de saberes, es el principio fundamental del pensar y actuar de los pueblos y nacionalidades amazónicos para alcanzar el Buen Vivir del futuro.

Hemos logrado identificar, a lo largo del presente diagnóstico, múltiples nudos críticos y desafíos que se nos ponen al frente, para poder generar los cambios de rumbo necesarios y abrir un camino de transiciones posibles.

La relación entre la Amazonía y el mundo está marcadapor relaciones asimétricas de poder Están de por medio el intercambio desigual en los ámbitos económico y ecológico, lo mismo que el extractivismo exacerbado que concibe a la región como abastecedora constante de recursos primarios. Al tiempo que la Amazonía provee gratuitamente, servicios ambientales –regulación del clima, el oxígeno y el agua– sufre los efectos combinados de la deforestación y el calentamiento global que afectan su capacidad de regeneración . No se consideran los costos reales de producción de los bienes (como petróleo, minerales, carne, soya) que provee la Amazonía, y tampoco los impactos ambientales y sociales que ello genera, como la degradación de los ecosistemas, la pérdida de la biodiversidad y de la calidad de vida de los pueblos que allí habitan. Está presente una tendencia a la apropiación de los bioconocimientos y el patrimonio cultural inmaterial de los pueblos indígenas, a la par que la transferencia de conocimiento y tecnología hacia la Amazonía es muy escasa.

La inserción primario-exportadora de la Amazonía en el mundo está generando dependencia, en relación con los vaivenes del mercado internacional, la desindustrialización y el debilitamiento de la autosuficiencia alimentaria.

La Amazonía necesita cambios urgentes, al igual que el mundo a escala global. Es imperativo revertir estas relaciones asimétricas, y las vulnerabilidades y desigualdades que generan conflictos graves de distinta naturaleza.

La Amazonía es hoy territorio de cambios profundos y acelerados A pesar de la existencia de algunas políticas públicas orientadas a frenar la deforestación y la contaminación, y de la creación de programas locales, nacionales y globales de mitigación y adaptación al cambio climático,

todavía no ha sido posible revertir la tendencia negativa. Las sinergias entre la deforestación, el cambio climático y los incendios forestales que han recrudecido en los últimos años, están precipitando la crisis climática, y debilitando la capacidad de regeneración y de captación de CO 2 de la Amazonía. Estos factores empujan a la región a un escenario de “sabanización”, al aparecimiento de cambios extremos en la atmósfera y en los ciclos meteorológicos, cuyos efectos alterarían la vida en el mundo. Por estas razones, la Biorregión Cuencas Sagradas tiene un carácter estratégico y decisivo para la humanidad, y su cuidado implica una corresponsabilidad local y global.

Se observan diversas intervenciones contrapuestas y no planificadas.

La Biorregión es un territorio diverso y complejo, que comparte una historia común de pueblos transfronterizos, cuyas luchas y cotidianeidad trascienden las fronteras, los ecosistemas compartidos y los estragos de la contaminación petrolera, minera y la deforestación. Frente al complicado panorama de este territorio, la intervención de los organismos internacionales y de los estados en sus distintos niveles, se ha producido sin una visión ni planificación integradas, ni al interior de cada país ni mucho menos a nivel binacional. Abunda la improvisación y, por lo general, se imponen las expectativas rentistas de corto plazo. Diversas instituciones intervienen en las mismas porciones de territorio, dejando de lado la participación efectiva de las poblaciones locales o de los pueblos indígenas. Las entidades externas funcionan dentro de una dinámica de permanente competencia en el uso del suelo y de los recursos naturales, contraponiendo intervenciones extractivas frente a las normas de protección. En esta subregión de la Amazonía se imponen megaproyectos de infraestructura, sin evaluaciones ambientales ni la consulta previa necesaria a los pueblos indígenas. Los mapas de cuadrículas, bloques, lotes y concesiones, que se superponen entre sí, desarticulan aún más el territorio y producen una mayor

degradación de los ecosistemas, generando procesos de urbanización acelerados, carentes de planificación y con un gran déficit de servicios e infraestructuras.

Para que la Biorregión Cuencas Sagradas de Ecuador y Perú alcance una nueva gobernanza intercultural, es indispensable construir procesos conscientes, firmes y sostenidos, bajo una visión y una estrategia integral y coherente.

Los problemas ecológicos están vinculados con la pérdida de biodiversidad por cambios en el uso del suelo El cambio de uso del suelo, destinado ahora a la ganadería y a la agricultura intensivas, forma parte de una cadena de intrusiones y alteraciones dentro del territorio amazónico.

Sobre este suelo que ha sufrido la deforestación, se levantan actividades extractivas de explotación petrolera y minera, que carecen de una adecuada planificación y regulación, debido a la ausencia de una fiscalización estatal eficiente y responsable. Existen grandes problemas de contaminación de la tierra y de las fuentes de agua. Sin las indispensables evaluaciones ambientales, se instalan grandes proyectos de infraestructura, muchas veces sujetos a los intereses de los inversionistas y no a las necesidades reales de los habitantes. Aparte de estos problemas que pueden ser observados a simple vista, hay otros que la mayoría desconoce: la apropiación externa de los bioconocimientos que los pueblos amazónicos han construido y preservado a través de los siglos.

Ante este desequilibrio, hay que frenar la tendencia a la depredación y a la contaminación en la Amazonía. La planificación participativa del territorio y de los bienes naturales, con mejores capacidades de regulación y fiscalización por parte de los Estados, es un mecanismo apropiado para una transición socioambiental, promoviendo otras actividades económicas, con una nueva forma de relación con el territorio.

La extracción de recursos ha aumentado la desigualdad Las poblaciones amazónicas y los pueblos indígenas han sido los grandes perjudicados en este proceso. Las evidencias muestran que en las zonas de extracción de recursos, los indicadores de condiciones de vida están por debajo de los promedios nacionales. La Amazonía es vista como una reserva permanente de recursos naturales que deben ser explotados y estar siempre disponibles para concesionarse a los intereses extractivos. No toman en cuenta a las poblaciones locales, sus intereses, necesidades y derechos. Las comunidades amazónicas han sido relegadas. Las actividades extractivas son intensivas en capital, pero muestran debilidad en posibles encadenamientos productivos y en la generación de empleo local.

Las actividades extractivas han generado impactos ambientales y sociales acumulativos: deterioro ambiental, pérdida de biodiversidad, fragmentación social, conflictividad en torno a la ocupación del territorio y uso de los bienes naturales. Todos estos factores han incidido, de manera directa, en la calidad de vida de las poblaciones amazónicas y de los pueblos indígenas, cuya subsistencia depende de los bienes que provee la naturaleza.

La Biorregión Cuencas Sagradas es un mosaico de territorios con gran biodiversidad y enorme riqueza cultural.

Desde la Colonia, esta región ha sido objeto de codicia, explotación y despojo. Ese pasado colonial común, entre Ecuador y Perú, dejó como marca una estructura socioeconómica inequitativa y una dependencia de las actividades extractivas con altos impactos ambientales, sociales y culturales. Los dos países comparten también una historia de organización, resistencia y creatividad colectiva; en especial, aquella historia impulsada por los pueblos y

nacionalidades indígenas que supieron vivir en armonía con la naturaleza. Poner freno a las arremetidas de invasores de diversa índole y grado de violencia, para preservar un legado para la humanidad (como reservas de agua, oxígeno y biodiversidad), junto con el acervo cultural y de saberes, es el principio fundamental del pensar y actuar de los pueblos y nacionalidades amazónicos para alcanzar el Buen Vivir del futuro.

Los pueblos y nacionalidades indígenas son fundamentales para construir la transición A lo largo de la historia han sufrido explotación y despojo, negación de sus identidades culturales y del desconocimiento de sus aportes a la riqueza y construcción de los dos países.

Pese a todas estas circunstancias históricas adversas, han logrado organizarse y desarrollar múltiples estrategias de resistencia, para preservar sus cosmovisiones, saberes, lenguas y modelos de relacionamiento con sus territorios. Como resultado, estos pueblos pudieron mantener la integridad de los bosques y otros ecosistemas, a través del tiempo. Hoy el mundo toma conciencia de la gravedad de la crisis climática y de que la supervivencia de la especie humana depende del cuidado de la naturaleza.

Los pueblos y nacionalidades indígenas amazónicas traen consigo los saberes y las tradiciones de respeto a las cuencas y a los lugares sagrados donde nacieron. Ecuador y Perú tienen ahora el compromiso de garantizar los derechos colectivos sobre sus territorios, culturas y cosmovisiones; de trabajar por su educación y salud interculturales, y de promover su participación directa en el diseño de las políticas y programas.

Este compromiso implica precisión en el próximo proceso, es decir, una definición clara de las distintas fases que deben implementarse para lograr la transición socio-ecológica que

permitirá el Buen Vivir, y que son expuestas y desarrolladas a continuación.

Urge una transición ambiental, a partir de las potencialidades sociales y culturales Esta será posible garantizando el cuidado de la naturaleza con actividades económicas armónicas con ella, con energías limpias y ciclos renovables. Este proceso de transición está centrado en las personas y sus derechos, incorpora una perspectiva intercultural en la gestión del territorio, y promociona salud, educación y políticas públicas.El tercer capítulo nos abrirá las puertas hacia esa transición.

No esperemos una receta sencilla con pocos ingredientes. No, la transición nos recordará el verdadero significado de la expresión “visión holística”. La transición transforma a la sociedad para transformar al mundo. Términos quizá nuevos como “bioeconomía” aparecerán allí. Ideas no tan nuevas pero igual de radicales como “conservar bajo el suelo el petróleo” se sentirán más vigentes que nunca en 2021.

Abramos la puerta a la transición que puede devolver la fe en las Cuencas Sagradas.

3 grandes retos para la vida hacia 2030

Es importante identificar tres grandes retos inmediatos ante los nudos críticos que amenazan a la bioregión como el compromiso inicial para hacia una transición en el modo de Vida:

Deforestación: degradación, fragmentación y pérdida de bosques y biodiversidad

1.

Suspender actividades destructivas en zonas de alta biodiversidad y en territorios indígenas

Extractivismo: décadas de relaciones inequitativas entre la bioregión y el resto del mundo

2.

Desigualdad social y empobrecimiento

Cambiar el modelo económico productivo de crecimiento ilimitado y adaptarse a los límites biofísicos.

3.

Disputas territoriales, falta de gobernanza y planificación

Nudos críticos Triple crisis de escala global

Construir una nueva métrica para las actividades sociales, ecológicas y económicas

Debilitamiento cultural y educativo

1970-2019

Salud y sanidad en estado crítico

2020 2020

2021-2030 2021-2030

continuidad de la actividad comercial (business as usual) Gráfico XX: Nudos críticos y grandes retos para la vida hacia 2030 Elaborado por Alejandro Bermeo

2030 Punto de No Retorno

CAPÍTULO

3

Una necesaria transición social y ecológica23 1

23. Este capítulo ha sido elaborado por Fander Falconí. Las contribuciones individuales se reconocen en los textos.

Fotografía de Pablo Albarenga.

Rainforest Defenders Cortesía de la Fundación Kara Solar

Introducción

C

omo todos los seres vivos y el ambiente formamos parte de un todo integrado —aunque en la época “moderna” no haya sido esa la manera de considerar nuestro nexo con la tierra— el bienestar de la humanidad depende del bienestar de todo el planeta. La Amazonía, vista como cuerpo vivo, exige una relación distinta entre los seres humanos. Esa interrelación y la cooperación entre individuos, comunidad y planeta son esenciales para una transición socio ambiental que aleje el temido escenario de la aniquilación total.

Una sociedad híper consumista, como la que ahora se mueve en gran parte del mundo, tiene como fijación la meta del rendimiento financiero. Si esta visión de vida no cambia, nada cambiará en el planeta. El filósofo Byung-Chul Han (2012) en uno de sus renombrados libros, “La sociedad del cansancio”, afirma que

vivimos en un sistema de auto explotación, mientras pensamos que nos realizamos como personas.

A diferencia de la ideología del crecimiento económico desmedido y del desarrollo convencional, el Buen Vivir, el Sumak Kawsay, tiene bases sólidas para proponer y construir un nuevo modo de vida.

La Constitución ecuatoriana, en el año 2008, adoptó el régimen del Buen Vivir como un sistema integrado de inclusión social y de reconocimiento de los derechos de la naturaleza y la regeneración natural de los ecosistemas. Con ello aspira construir una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad cultural y armonía con la naturaleza, para la realización del Sumak Kawsay.

Esta transición a la que nos referimos debe comprenderse como un proceso de modificación de la estructura de la sociedad. Se trata de crear las

rupturas precisas para lograr un distinto balance en términos sociales, económicos, físicos y financieros. El punto de partida es un cambio en la percepción y en la manera cómo nos relacionamos con la naturaleza (Wahl, 2016b). Nos motiva encontrar otras palabras o expresiones, acompañadas de renovadas acciones para reorganizar esta nueva relación entre la humanidad y la naturaleza, como propone el conjunto de ensayos en el libro Pluriverso: Un diccionario del posdesarrollo (Kothari et al., 2019).

Partamos reconociendo que la Amazonía está conectada al planeta, por el enorme efecto físico que tienen sus bosques tropicales para aprovisionarlo de oxígeno y de agua en forma permanente. Los problemas globales, como el cambio climático, tienen una influencia directa en la estabilidad de los ecosistemas y en la propia fijación de carbono de los bosques. En 2019, los incendios registrados en Brasil fueron exacerbados por el cambio climático y las transformaciones en el uso del suelo. Brando et al. (2020) comprueban que las interacciones producidas entre actividades agrícolas, los pequeños incendios ilega-

les y los eventos meteorológicos extremos intensificaron los grandes incendios forestales en la Amazonía brasileña.

Estos fenómenos negativos resaltan ahora a la Amazonía como parte esencial del cuerpo vivo del planeta que está cada vez más amenazado. Esa es la razón por la cual Ecuador y Perú se reconocen como responsables de una pequeña porción de todo este tesoro único (1,6% y 9,6%, según The World Bank, 2020).

Aunque el agua y el oxígeno sean bienes esenciales para la vida 22, la cuenca amazónica tiene un significado mucho más amplio que eso.

Si decimos que la Amazonía posee una diversidad étnica muy grande, podemos afirmar que lo mismo ocurre con la diversidad biológica de su fauna y flora que aparece en proporciones gigantescas.

Ese inventario aún no ha sido completado, pues la tarea es muy grande y tomará mucho tiempo terminarla. Su asombrosa flora incluye también una variedad enorme de plantas con propiedades medicinales preventivas y curativas, todavía desconocidas, para las muchas enfermedades que aquejan a la humanidad. Esta

amplísima región es el hogar de nacionalidades indígenas y pueblos ancestrales —algunos no contactados— cuyas culturas y lenguas no se encuentran registradas y estudiadas por completo, para integrarlas al acervo común de la humanidad.

Nuestros antepasados amazónicos adquirieron sus conocimientos directamente de la naturaleza, para transmitirlos en forma oral a las sucesivas generaciones desde un pasado remoto. Su presencia milenaria se manifiesta en evidencias arqueológicas y culturales de toda una región que hoy se convierte en cuna del conocimiento genético de la biodiversidad. 23 Vista como un todo integrado en el planeta, la región amazónica con todos los problemas que ha ido acumulando en el tiempo —y que se encuentran resumidos en el segundo capítulo de este Plan— no puede ser abordada exclusivamente desde adentro, sino también desde el contexto exterior global.

22. La Amazonía representa (solo la vegetación leñosa) cerca de 38% (86.121 MtC) de las 228.700 MtC encontradas en las porciones tropicales de América, África y Asia. Ver Walker et al., 2014.

23. La historia del Theobroma Cacao, la planta a partir de la cual se obtiene el chocolate, es maravillosa. La evidencia genética revela que la mayor diversidad de T. cacao y de especies relacionadas se encuentra en América del Sur ecuatorial, donde el cacao es parte del sustento de los grupos indígenas contemporáneos. El “alimento de los dioses” fue llevado a América Central. Ahí los granos de cacao se usaron como moneda y para hacer que las bebidas de chocolate se consumieran durante las fiestas y los rituales. La evidencia arqueológica del uso del cultivo, que se remonta a 3.900 años antes del presente, ayudó a consolidar la idea de que T. Cacao fue domesticado en América Central y México. Sin embargo, el cacao fue usado en Ecuador, en lo que ahora es la provincia amazónica de Zamora Chinchipe, entre 5.450 y 5.300 años antes del presente (Zarrillo et al., 2018). La cultura Mayo- Chinchipe (Valdez, 2012), ubicada en la alta Amazonía, a los dos lados de Ecuador y Perú (Instituto Nacional de Patrimonio Cultural [INPC] 2014), desarrolló espacios arquitectónicos, construcción de espacios funerarios y una fina alfarería. En los vestigios arqueológicos, se han hallado conchas marinas y caracoles que sugieren un intercambio con la costa del Pacífico.

Propuestas internacionales

E

n el renombrado libro “Lo pequeño es hermoso: Economía como si la gente importara” (en inglés, Small Is Beautiful: A Study of Economics As If People Mattered) el economista británico de origen alemán Ernst Schumacher (1973) sostuvo que las sociedades pueden obtener un máximo de bienestar con un mínimo de consumo.

Este postulado tiene hoy mucha vigencia, pero es la civilización actual la que nos empuja a consumir y producir más, sin importar los límites naturales, sociales y éticos.

Esta es la grave condición que vive la humanidad y que debe necesariamente modificarse, porque en esencia se trata de una disputa entre los valores imperantes. Nuestra posición está claramente definida: una vida tiene mayor importancia que todos los valores mercantiles.

Decrecimiento de las economías ricas e industrializadas

Ahora se habla del decrecimiento, algo que hasta hace poco era impensable plantear.

Irrumpe de pronto en el mundo una crítica ecológica a los resultados del crecimiento económico. Giorgos Kallis (2018) afirma que para prosperar sin crecimiento es necesario modificar de manera radical el sistema económico y adoptar una forma de vida diferente. Por su parte, el economista ecológico Joan Martínez Alier (2015) se refiere al decrecimiento como una palabra que nació en Francia en 1972, y que ya fue mencionada con anterioridad por el ecosocialista André Gorz.

El debate actual de la búsqueda del decrecimiento ha provocado una confluencia de pensadores, activistas y organizaciones sociales.

El movimiento del decrecimiento económico persigue reducir la producción y el consumo, y crear vidas con menos cosas, menos trabajo y un mejor bienestar (Love, 2019). Esta no es una idea descabellada o una propuesta irrealizable.

Actualmente, muchas voces se han unido al cuestionamiento de las sociedades capitalistas y a su excesivo énfasis en el productivismo. Este modelo de vida empuja, con mucha fuerza y persistencia, los procesos extractivos crecientes para mantener en funcionamiento la máquina del consumo. El decrecimiento económico de los países ricos e industrializados permitiría un cierto alivio a la Amazonía, y obligaría a buscar soluciones creativas para reducir el peso de las economías extractivas en los casos de Ecuador y Perú.

La reducción del consumo, la disminución inicial de las emisiones (Le Quéré, Jackson, Jones, et al., 2020) y la fuerte contracción del Producto Interno Bruto (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo [UNCTAD], 2020) fueron el resultado concreto y medible de los efectos que ha provocado la pandemia del coronavirus en el mundo, con toda la enorme pérdida de vidas humanas y el obligado confinamiento social. Se trata de un fenómeno casual que de manera accidental ha reducido la producción de carbono, cuyos

efectos han causado sorpresa en todos los continentes. Una reducción inicial involuntaria. 24 Los habitantes del planeta utilizamos 90 mil millones (MM) de toneladas de materiales (combustibles fósiles, biomasa, minerales, metales) cada año (Bringezu et al., 2017). Se calcula que para lograr un equilibrio planetario deberíamos usar 50 MM de toneladas (Bringezu, 2015. Es decir, tenemos un exceso de consumo de materiales de cerca del 80% por año.

Pero lo más grave es que si sigue el ritmo actual del crecimiento, se llegaría a sobrepasar las 180 MM de toneladas en 2050, de acuerdo con las previsiones calculadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Bringezu et al., 2017). Los 3R de la economía circular (reducción, reutilización y reciclaje) son necesarios, pero todavía son insuficientes por la degradación ambiental que origina la expansión económica.

Alcanzar un equilibrio planetario es imposible con el crecimiento económico registrado en los últimos años, sostiene Alnoor Ladha (2018).

Hickel (2018), en la misma línea, señala que no hay evidencia que respalde las esperanzas de un “crecimiento ecológico”. Aunque se apliquen medidas de eficiencia energética y paquetes de política (impuestos al carbono, impuestos a la extracción de recursos), la única manera de alinear la economía con la ecología en el planeta es reducir el consumo y la producción. No hay otro camino.

La naturaleza tiene límites biofísicos bien marcados y el crecimiento económico ad infinitum (como meta de bienestar humano) es un espejismo que nos empuja al precipicio. Muchas veces esa expansión económica conlleva también una vulneración de derechos humanos. La economía convencional, que propugna el crecimiento, es una ciencia sin conciencia.

Hace falta la intervención de la sociedad para que esa economía sirva a la humanidad y al planeta, en vez de concentrarse en la veneración dirigida al mercado.

El desarrollo hace referencia al aumento cualitativo de un sistema. Tiene un alcance mayor que la noción de crecimiento económico, porque incorpora criterios sociales como la escolaridad, la esperanza de vida y la distribución del ingreso. Sin embargo, el desarrollo ha sido asociado de manera equivocada con una trayectoria única y lineal, porque considera que las sociedades y los países tienen que transitar de un estadio de subdesarrollo a una especie de imitación forzada de un modelo de producción y consumo que es practicado por las sociedades más ricas e industrializadas.

Esta idea totalmente errónea y simplificada de lo que significa el crecimiento económico se ha convertido en la meta común y corriente de la política pública de muchos países.

Cuando hablamos de sostenibilidad, como alternativa para vivir, nos referimos a ella a partir de la comprensión de la capacidad de carga presente en la biología. Es decir, hablamos de aquellas posibilidades que tiene un máximo de población para sobrevivir dentro de un ecosistema, sin que esto provoque el deterioro de las condiciones naturales que permitan su reproducción. El concepto de “capacidad de carga” es aplicable en forma adecuada a la biología animal, no a la biología humana, pues nuestros consumos se encuentran condicionados por la cultura y la sociedad.

Si queremos hablar del bienestar material, comprendamos que el crecimiento económico nos está ocultando la realidad. Veamos un ejemplo ilustrativo: un obrero en Estados Unidos tiene más ingresos que un obrero en América Latina. En ese país, los productos de alta tecnología, como los televisores inteligentes, tienen un menor precio. Esto lo podemos conocer porque ambas realidades son medibles en valores monetarios. Sin embargo, nos da curiosidad saber si esos dos obreros tienen un seguro médico gratuito o vacaciones pagadas; ahí la balanza se inclina al lado contrario. El Producto Interno Bruto (PIB) —la forma usual de medir el crecimiento económico— no considera valores que están fuera de lo monetario,

24. De acuerdo a los datos del Mauna Loa Observatorio (2021), en enero de 2020 la concentración de CO2 en la atmósfera fue de 413,39 partes por millón (ppm) y en el mismo mes de 2021 subió a 415,28 ppm.

como por ejemplo es el caso del trabajo no remunerado de las mujeres en el hogar. Por todo esto, en el presente, los movimientos ecologistas y feministas exigen que se ponga en evidencia el trabajo no remunerado, para empezar a ver las cosas de distinta manera.

Tal y como ha sido considerado hasta ahora, el crecimiento económico en el mundo incurre en un gran error a la hora de fijar los objetivos que debemos alcanzar como sociedad. Bajo esta forma de ver las cosas, no son tomadas en cuenta las mediciones de la salud infantil o de la calidad de la educación, aparte de que se ocultan las desigualdades sociales y se desvirtúan las realidades.

Con datos de Estados Unidos, Easterling (1974) demostró, curiosamente, la existencia de un desajuste entre el aumento del ingreso por habitante frente a las aspiraciones de felicidad en la vida. En otras palabras, más allá de un determinado límite, el crecimiento del ingreso monetario no aumenta de por sí la felicidad; el dinero no compra la felicidad; el dicho de los abuelos era cierto. Sin embargo, un mayor consumo sí provoca la expansión del PIB, puesto que este se contabiliza por la sumatoria de los agregados macroeconómicos. 25

El concepto actual del bienestar 26 impide alcanzar objetivos más amplios e integrales en una sociedad. El incremento del consumo de recursos y de las emisiones contaminantes —resultado del crecimiento económico— es incompatible con la conservación de la biodiversidad (Otero et al., 2020).

La transición socio ambiental obliga a un decrecimiento económico de las economías industrializadas de los países ricos. Sin embargo, el decrecimiento real al que nos referimos, no puede ser el resultado accidental de la reducción de las actividades productivas debido a la presencia de una pandemia como el Covid-19 en el mundo. Este decrecimiento debe orientarse a la disminución de las emisiones de carbón por unidad de producto; es decir, a bajar las emisiones globales y a aumentar aquellas actividades centradas en los servicios y el cuidado. Sobre este punto: ¡Abogamos por una prosperidad sin crecimiento!, para identificarnos con el título del renombrado libro de Tim Jackson (2011).

En una sociedad dominada por estas características, el consumismo es un fenómeno hiper estimulado que está muy lejos de ser un consumo responsable. El crecimiento económico es entonces una niebla que oculta la realidad social y ambiental. Por eso la economía tradicional es incapaz de hacer predicciones, porque cada vez que lo hace se estrella contra el espejismo del crecimiento.

25. El PIB es la cantidad de bienes y servicios producidos en un periodo determinado, medido en términos monetarios (en dólares corrientes o constantes).

Se obtiene en forma contable por tres métodos.

- Primero, por el método del gasto o la sumatoria de los grandes agregados macroeconómicos en un período determinado. PIB = Consumo (público y privado) + Formación bruta de capital fijo (público y privado) + Exportaciones – Importaciones.

- Segundo, por la suma de los valores añadidos de los distintos sectores económicos: construcción, industria, agricultura, pesca, petróleo, minería turismo, servicios, etc. A los valores añadidos se suman los impuestos indirectos y se restan las subvenciones.

- En tercer lugar, por la distribución funcional de las rentas, esto es, el aporte del capital y el trabajo.

26. La Real Academia Española (2020) define el bienestar como: 1) conjunto de las cosas necesarias para vivir bien 2) Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad 3) Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

Ecoimpuestos

Las medidas que intentan regular el manejo ambiental, como es el caso de los impuestos internacionales, serán útiles siempre y cuando se logren combinar también con otras opciones internacionales, como son el decrecimiento de las economías ricas, el uso de energías limpias y el fomento de actividades eficientes.

Con el pago de la deuda ecológica se podría detener el crecimiento acelerado en todo el planeta; pero debemos tener presente que los impuestos ecológicos, por sí solos, no solucionarán el problema, apenas podrán mitigarlo y, en ciertos casos, incluso podrían resultar contraproducentes.

Los impuestos y y tasas deberían considerar: Objetivo: cambiar hábitos de consumo no sustentables, reducir el consumismo, bajar la producción de un bien o actividad contaminante, ampliar la recaudación, crear empleos, fomentar tecnologías limpias, etc.

En un estudio de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL (Lanzilotta, 2015, p.

10), sustentado en las definiciones adoptadas por la Unión Europea, se identifican cuatro grupos de impuestos ambientales: i) Impuestos a la energía, que incluyen a los bienes energéticos usados para el trasporte, como el diésel y la gasolina, y para usos estacionarios, como el gas natural y la electricidad ii) Impuestos al carbono o al CO 2, dirigidos al transporte y que gravan la propiedad o el uso de vehculos motorizados iii) Impuestos a la contaminación, que recaen sobre las emisiones al aire y al agua, y al manejo de residuos y al ruido. iv) Impuestos al uso o extracción de recursos y materiales.

Ya ha transcurrido algún tiempo desde que la Economía Ecológica propuso una reforma tributaria ecológica (Bernow et al.,1998), que considera que los impuestos no solo son útiles para recaudar ingresos, sino que permiten disminuir el incentivo de las prácticas contaminantes. Podría gravarse el uso de combustibles fósiles que contaminan con dióxido de carbono y otras partículas, al igual que la extracción de agua subterránea, la conversión del suelo, la ganadería intensiva, la disposición de residuos y otras actividades que provocan impactos ambientales.

La Economía Ecológica también insiste en la necesidad de aplicar medidas urgentes para contener el calentamiento planetario y prevenir un desastre para la Humanidad; sin embargo, la comunidad mundial padece una desesperante carencia de instrumentos. Hay poco apoyo para las soluciones más deseables propuestas por los economistas, como, por ejemplo, un límite mundial a las emisiones que producen el efecto de invernadero, junto con un sistema de comercialización, o la aplicación de un impuesto mundial a las emisiones de CO 2 (Pisani- Ferry, 2015) .

Hoy el gran desafío de una transición implica pasar de los impuestos al trabajo hacia un sistema impositivo sobre la extracción de materiales (Bringezu, et al., 2017). La pandemia del Covid-19 nos ha enseñado que el sistema alimentario mundial debe transformarse, para lo cual es necesario poner fin a los subsidios de la agricultura animal industrial y crear impuestos a los productos animales, de manera que incorporen el costo de las externalidades ambientales y de salud pública (Dutikiewicz, Taylor y Vettese, 2020).

Justicia distributiva: mantener o aumentar la progresividad de la estructura tributaria. En términos de equidad, en el caso de sociedades muy inequitativas, los ciudadanos o las empresas deben pagar más, de acuerdo con sus ingresos y cuando sus patrimonios sean más altos.

Justicia intergeneracional: definir el uso final de los recursos económicos recaudados por los impuestos, en el caso del gobierno central, y por las tasas, si se trata de municipios. Los impuestos fiscales pueden destinarse para fines como construcción de carreteras, salud, educación, etc., o también ser empleados en el fomento de proyectos o actividades sustentables. En el caso de las propuestas internacionales,un organismo podría ser el administrador de los impuestos (por ejemplo, Naciones Unidas).

Evitar el efecto rebote: al inicio, el efecto de un impuesto puede ser la reducción de la actividad contaminante, pero una vez que pasa ese efecto, se puede volver a un escenario de “normalidad” o incluso a la ampliación de la producción y el consumo.

La

Dejar el petróleo en el subsuelo

pandemia del coronavirus desplomó la economía global y arrastró consigo la caída de los precios del petróleo y de la mayoría de las materias primas. Esta situación hace que ahora muchos proyectos extractivos se conviertan en inviables, aunque de momento no consideremos sus costos ambientales. En el presente —mirando un futuro todavía incierto en el tema sanitario mundial— resulta imprescindible propiciar el debate amplio sobre la necesidad de proponer una economía post petrolera.

Las iniciativas de dejar el petróleo bajo tierra, con el objeto de evitar la quema de combustibles fósiles para liberar de CO 2 a la atmósfera, cobran cada vez más fuerza internacional, pues ahora se muestran muy claros los impactos de la crisis climática, junto con la evidencia científica que corrobora las variaciones reales del clima planetario.

En 2007, Ecuador propuso la iniciativa de dejar el petróleo en el subsuelo del Parque Nacional Yasuní 27 para evitar las emisiones de carbono por la quema de ese combustible. A cambio, pidió recibir una compensación internacional por la mitad de los ingresos netos futuros percibidos de la extracción. Desde el abandono oficial de esta iniciativa, en el año 2013, disponemos ahora de argumentos suficientes para evaluar las debilidades y oportunidades de lainiciativa Yasuní (ITT), en el ámbito interno e internacional.

Gráfico 5

Vida en el Yasuní Fuente: Yale School of Forestry & Enfironmental Studies, 2019 Elaborado por Alejandro Bermeo y Lorena Mendoza

4,000

especies de ‡rboles

121

especies de reptiles

597

especies de aves

204

especies de mam’feros

500

especies de peces

27. En 2016, hubo un incremento técnico de las reservas registradas en el bloque Ishpingo- Tambococha- Tiputini de 920 millones de barriles (MM bbl) a 1.672 MM bbl (El Comercio, 2016). Este incremento fue certificado por la empresa norteamericana Ryder Scott. No obstante, Espinoza, Fontalvo, Martí- Herrero, Ramírez, y Capellán (2019, p. 530) sostienen que solo 8.2% de las reservas certificadas fueron probadas y probables. El resto son reservas posibles (28.5%) y recursos contingentes (63.2%).

En 1989, el Parque Nacional Yasuní fue declarado por la UNESCO reserva mundial de la biósfera. Esta área protegida se encuentra situada en las provincias de Orellana y Pastaza, y alcanza casi un millón de hectáreas de extensión.

Una investigación publicada en la revista Ecological Economics (Vallejo, Burbano, Falconí y Larrea, 2015) demostró que la mejor opción, en términos sociales y ambientales a escala global y local, era dejar el petróleo en el subsuelo de este santuario. El estudio, al evaluar distintas alternativas con múltiples criterios, concluye que conservar el Yasuní va más allá de una cuestión monetaria, pues los beneficios no solo están dirigidos a la sociedad ecuatoriana, sino también a todo el planeta, para reducir las emisiones de CO 2 a la atmósfera, conservar la biodiversidad y lograr la supervivencia de los pueblos originarios que viven en el área, y que, en algunos casos, son comunidades que escapan al contacto con la civilización actual.

Mientras a todo ello aspiramos en esta área de la región amazónica, el calentamiento global va en aumento, como resultado de las actividades humanas y de las altas emisiones de combustibles fósiles que se producen. Ya sabemos que las afectaciones al clima son múltiples y complejas. En todo el mundo ocurren olas de calor, sequías, incendios y deshielos en los glaciares.

Frente a todo este panorama acelerado, la ahora llamada “descarbonización” de las economías marcha a un ritmo demasiado lento. En el mundo, el consumo de energía fósil representa el 80,9% del total; un porcentaje que no ha sufrido variaciones en casi dos décadas (The World Bank, 2020). Esa dependencia adictiva a la energía fósil agotada en algunos lugares sobrexplotados empuja con fuerza a la extracción en sitios patrimoniales como la Amazonía.

Gráfico 6

% de emisiones CO₂ en el mundo Fuente: The World Bank, 2020 Elaborado por Alejandro Bermeo y Lorena Mendoza

La iniciativa de dejar el petróleo en el subsuelo considera:

Gráfico 7

Emisiones de CO2, per cápita Fuente: The World Bank, 2020 Elaborado por Alejandro Bermeo y Lorena Mendoza

Son ilustrativos los siguientes datos para comprender las diferencias anuales en las emisiones per cápita de CO 2, considerando que el promedio mundial es de 5 toneladas métricas (t.).

Hoy más que nunca, el planteamiento de dejar el petróleo en el subsuelo, para evitar la quema de combustibles fósiles, debe ser colocado en el debate internacional. El estudio de Carbon Tracker (2015) determinó que las empresas de combustibles fósiles invertirán de manera riesgosa 2 mil millones de dólares, hasta el año 2025, en proyectos de carbón, petróleo y gas. Estas inversiones son de alto riesgo, puesto que una quema potencial de esos combustibles extraídos haría rebasar el umbral de los 2 grados centígrados en la temperatura del calentamiento del planeta. Si se produjera esta situación, todo esfuerzo sería inútil para enfrentar el cambio climático y consolidar las energías renovables. El estudio concluye que en el futuro los gobiernos deben rehacer sus políticas energéticas y las empresas extractivas revisar sus planes de inversión.

Una significativa cantidad de reservas mundiales de combustibles son “tóxicas”, pues se trata de recursos que no deben extraerse del subsuelo, porque ello provocará el rebasamiento del límite de calentamiento de los 2 °C, en relación con la época preindustrial (McGlade y Ekins, 2015). 28 A nivel mundial, un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las reservas de gas y más del 80% de las reservas actuales de carbón no deben explotarse. Este riesgo inminente al que estamos expuestos nos lleva a plantearnos una pregunta: ¿Dónde es mejor mantener intactas las reservas de combustibles para no sobrepasar el límite de los 2 °C? Pues la respuesta es: en aquellos sitios donde existe una alta diversidad biológica y riqueza cultural, como es la Amazonía.

Organizaciones multilaterales y sectores ambientalistas apoyan que se abandone la dependencia de los combustibles fósiles. Al respecto, y como algo inesperado y sorprendente, el Fondo Monetario Internacional, en 2019, se pronunció diciendo: “La decisión de abandonar los combustibles fósiles no solo transformará la economía, sino que también alterará profundamente las vidas de los hogares, las empresas y las comunidades”. Al mismo tiempo, otras organizaciones, como 350.org, respaldan iniciativas de detener los nuevos proyectos de carbón, gas y petróleo, para poder generar energías limpias en su reemplazo.

28. A partir del concepto de reservas tóxicas de combustibles fósiles, Falconí, Burbano, Ramos y Cango (2019), simulan con el uso de modelos econométricos una trayectoria futura de los “ingresos tóxicos”, dada la relación directa entre el PIB y las emisiones de CO2. Desde el ámbito social y ambiental, los ingresos tóxicos cuestionan la aceptada aseveración de que un mayor ingreso es positivo para la sociedad.

La disponibilidad de recursos Ecuador tiene 2,8 mil millones (MM) de barriles de reservas de petróleo, que son apenas el 0,2% del total de las reservas mundiales, y una relación reservas/ extracción de 14,8 años.

Perú tiene 1 MM de barriles de reservas, que representan el 0,1% total mundial, y una ratio reservas/ extracción de 17,6 años (British Petroleum, 2019).

Las exigencias del pago de la deuda Amortizaciones e intereses de la deuda externa de Ecuador y Perú tienen una relación directa con el aumento de sus volúmenes extractivos El peso de la economía extractiva En 2018, el 40,8% de las exportaciones ecuatorianas fueron combustibles, y el 1,6% metales (World Integrated Trade Solution [WITS], 2020). En el caso del Perú, el 37,9% fueron minerales, 8,2% metales y 8,9% combustibles.

Las enormes inversiones realizadas por las empresas petroleras.

La contribución de los combustibles fósiles al calentamiento global se ha duplicado (Griffin, 2017). Desde 1988, en solo 28 años, se emitieron 833 GtCO 2. Vale comparar esta cifra con la de 820 GtCO 2, que corresponde a los 237 años transcurridos desde el surgimiento de la revolución industrial hasta 1988. El crecimiento de la extracción de carbón en los últimos 15 años provocó el aumento del 2,4% de la intensidad de las emisiones de combustibles fósiles desde 1988. Empresas como Suncor, Exxon Mobil, Chevron, Shell y Conoco Phillips han invertido en la extracción de arenas petrolíferas, petróleo pesado y otras formas que tienen un mayor impacto ambiental que el petróleo crudo convencional.

INICIATIVA DEL TRATADO DE NO PROLIFERACIÓN DE COMBUSTIBLES FÓSILES Por Tzephorah Berman

L

a Amazonía alberga una gran diversidad cultural y el ecosistema con mayor diversidad biológica del mundo. Genera precipitaciones, mantiene el ciclo hidrológico de todas las Américas y regula el clima de la Tierra. Prevenir la expansión de los combustibles fósiles, la minería y el desarrollo industrial a gran escala en las Cuencas Sagradas de la Amazonía es fundamental, no solo para la región sino para el mundo. 32

Así como la profanación de la Amazonía amenaza al clima de la Tierra, la alteración del clima amenaza a la Amazonía. Para evitar esta doble amenaza, la transición a un modelo post-carbono para la Amazonía deberá anidarse en una transición global, con solidaridad en torno a una demanda unificada para la eliminación gradual de los combustibles fósiles como un componente clave. El Plan Biorregional puede complementar las propuestas para la región con nuevas y audaces ideas sobre la manera de abordar el tema de los combustibles fósiles a nivel mundial. Una de estas ideas es la propuesta de un nuevo tratado global para estimular la cooperación internacional, destinada a poner fin al nuevo desarrollo de combustibles fósiles, eliminar gradualmente la producción existente —dentro del límite climático acordado de 1,5°C— y desarrollar planes para apoyar a los trabajadores, las comunidades y los países que dependen de combustibles fósiles para crear medios de vida seguros y saludables.

32

La Iniciativa Fossil Fuel Non-Proliferation Treaty Initiative [Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles] tiene como objetivo fomentar una transición global equitativa de los combustibles fósiles hacia energías y economías limpias y bajas en carbono. Reconoce que la industria de los combustibles fósiles es, en gran parte, responsable del calentamiento global que ya está amenazando a la Amazonía y al mundo, con el 75% de la contaminación por gases de efecto invernadero provenientes del petróleo, el gas y el carbón.

La expansión de la perforación y la minería, así como de las carreteras y la inf raestructura, está transformando la región amazónica y perjudicando a los pueblos indígenas y a las comunidades locales.

Esta expansión amenaza la regulación del agua, acelera la deforestación, aumenta los riesgos de incendios y destruye la biodiversidad. Este sector también contribuye a la contaminación del aire y expone a las personas a las amenazas de salud, como es en la actualidad el COVID-19.

Hace 50 años, las naciones se unieron para enf rentar otra amenaza global: la proliferación de las armas nucleares de destrucción masiva. En esa ocasión acordaron detener la nueva producción de armas, reducir los arsenales existentes y promover las tecnologías pacíficas, mediante el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Declaración de los Pueblos Indígenas para las Cuencas Sagradas de la Amazonía, disponible en https://sacredheadwaters.org/declaration/

Ha llegado el momento del nuevo tratado. Los tratados climáticos existentes, como el Acuerdo de París, no abordan directamente la industria de los combustibles fósiles. Los gobiernos nacionales continúan canalizando billones de dólares hacia una industria contaminante mal administrada. La industria está ignorando la ciencia al planificar nuevos proyectos que darán como resultado un 120% más de emisiones hasta el 2030, lo cual no es congruente con limitar el calentamiento a <1,5°C y evitar una alteración climática catastrófica. Las emisiones de la capacidad de producción existente, por sí solas, hacen que sea imposible mantenerse dentro de ese umbral.

Al mismo tiempo, la industria tiene la intención de dar un lavado verde a esta expansión mediante la mercantilización y “financiarización” generalizadas de los bosques y la naturaleza, a través de “soluciones basadas en la naturaleza”, vinculadas a los mercados de carbono y compensación, en virtud del Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Acuerdo de París, respectivamente, con el riesgo de que se produzcan nuevas intervenciones de empresas transnacionales en algunas de las zonas más f rágiles del mundo.

Las campañas de financiación climática, de desinversión y de primera línea son fundamentales para detener el desarrollo de nuevos combustibles fósiles y evitar así una mayor mercantilización de la naturaleza.

La iniciativa del tratado los fortalecerá, aumentando el riesgo de nuevas inversiones en combustibles fósiles.

Los gobiernos deben asumir la responsabilidad de limitar la expansión de los combustibles fósiles, a fin de que nuestra seguridad y futuro no queden a merced del mercado y de las fuerzas financieras. No hay vuelta atrás para esas formas volátiles, injustas y contaminantes del pasado. La escala del desafío exige un esfuerzo de escala que ningún país puede hacer por sí solo. El nuevo tratado of rece un mecanismo global para que los gobiernos, las comunidades y los ciudadanos trabajen juntos, a fin de acelerar el cambio hacia una sociedad post-carbono, al tiempo que apoye a los países más pobres y a los trabajadores y

comunidades dependientes de los combustibles fósiles.

La campaña del tratado puede relievar la importancia crítica de dejar los combustibles fósiles bajo suelo en todo el mundo; de manera más urgente en las Cuencas Sagradas de la Amazonía. Es posible aprender del Plan Bioregional para la Vida de la Amazonía, en construir los planes globales necesarios que vayan eliminando gradualmente la industria, limitando la alteración del clima, y creando el contexto global que dé cabida a un nuevo modelo post-carbono, pensando siempre que la región pueda prosperar, fuera de los límites de la extracción de recursos a escala industrial, mientras, de manera paralela, se dejen los combustibles fósiles bajo suelo.

Hoy en día, personas y grupos de todo el mundo se están uniendo para aprovechar las lecciones aprendidas de la no proliferación nuclear para desarrollar un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles y estimular un movimiento de base para: - Renovar el diálogo para generar apoyo político y público para la eliminación gradual de combustibles fósiles - Incrementar la transparencia y obligar a gobiernos, empresas e inversionistas a alinear la producción con la meta de no sobrepasar 1,5°C - Motivar a los gobiernos locales a limitar la inf raestructura de combustibles fósiles - Acelerar la creación de planes de transición justa para trabajadores, comunidades y países que son más dependientes de los combustibles fósiles

Los tres pilares del Tratado de No Proliferación Nuclear original (no proliferación, desarme global y transición pacífica) aportan con un marco para la creación de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles: - No agravar el problema (no proliferación) poniendo fin a nuevas exploraciones y expansiones hacia nuevas reservas - Reducir la amenaza existente (desarme mundial) reduciendo la producción actual en consonancia con la meta de no sobrepasar 1,5°C - Acelerar una transición equitativa (transición pacífica) hacia la energía renovable y otras soluciones bajas en carbono, desarrollar planes de transición justos y cooperar para apoyar a los países que dependen de los combustibles fósiles.

Otras propuestas

Renta básica universal y sistemas de intercambio alternativos

REPLANTEANDO EL INGRESO BÁSICO DESDE UN ENFOQUE ECOSISTÉMICO: ESTRATEGIA PARA LAS CUENCAS SAGRADAS AMAZÓNICAS Por Jason Hickel y Alnoor Ladha

L

a selva amazónica es fundamental para los sistemas de soporte vital de nuestro planeta.

No solo captura una cantidad extraordinaria de dióxido de carbono, protegiendo así a los seres humanos y a otras especies de los peores efectos del cambio climático, sino que también alberga gran parte de la biodiversidad restante de la Tierra. Además, los árboles del bosque exhalan unos 20 mil millones de toneladas de vapor de agua a la atmósfera todos los días, como un enorme río que fluye de manera invisible hacia el cielo.

Gran parte de ella termina lloviendo sobre el bosque, pero también produce lluvia mucho más lejos – en Sudamérica e incluso tan al norte como Canadá. La Amazonía funciona como una bomba biótica gigante que envía agua que da vida a todo el mundo, proporcionando cerca del 20% del agua dulce del mundo.

El destino de la Amazonía tiene implicaciones para todos en el mundo. De hecho, sin la Amazonía, las posibilidades de que la civilización humana sobreviva los próximos siglos son dudosas. Y, sin embargo, está bajo un ataque sostenido por parte de la tala, la minería y la agroindustria, todos realizados en nombre del crecimiento económico. Si bien la mayor parte de esto está siendo realizado por grandes corporaciones, dependen de la gente común que vive en la Amazonía para ejecutar el trabajo requerido. Difícilmente se puede culpar a los trabajadores; después de todo, viven en una sociedad cada vez más mercantilizada que requiere que las personas ganen capital basado en la deuda y que depende del crecimiento para su supervivencia. Pero

esta tensión entre la conservación de la Amazonía y los imperativos del trabajo asalariado, puede mitigarse replanteando cómo funciona el aprovisionamiento, por ejemplo, con un ingreso básico universal.

La idea de un ingreso básico ha ganado un impulso extraordinario en los últimos años. La evidencia empírica ha demostrado repetidamente que tiene efectos sociales y económicos abrumadoramente positivos, y que es factible de financiar e implementar. ¿Se podría implementar un esquema de ingreso básico en defensa de la Amazonía y en apoyo de las comunidades que viven allí?

El área de las Cuencas Sagradas es un campo de prueba ideal para un enfoque de ingresos básicos. La región forma parte de las cuencas de los tres principales ríos del Amazonas, en el punto donde convergen, por lo que es ecológicamente crítica. También es un territorio que está controlado por dos estados-naciones – Ecuador y Perú – lo que demuestra la capacidad de soluciones biorregionales a los problemas transnacionales. Además, de los aproximadamente 2.8 millones de pueblos indígenas que viven en la región amazónica, casi el 23% de ellos vive en este territorio. Durante generaciones, estas comunidades han vivido en simbiosis con los ecosistemas del bosque y han sido esenciales para mantener y regenerar la biodiversidad de la región. Todos nosotros les debemos una deuda extraordinaria por el servicio que han prestado para preservar este proceso crítico del sistema de la Tierra del que dependemos.

Pero son cada vez más precarios, porque si bien viven principalmente de la subsistencia dentro del bosque, también necesitan dinero, especialmente para la educación, que el estado se niega a proporcionar de forma gratuita, y a menudo no tienen más remedio que buscar trabajo asalariado en las industrias extractivas para para cubrir estos costos.

Proponemos reutilizar el concepto de un ingreso básico en un “Ingreso de Función Social” (SFI –por sus siglas en inglés), proporcionado a cada uno de los 650.000 pueblos indígenas que viven en el área de las Cuencas Sagradas, en reconocimiento y compensación por los servicios esenciales que brindan a la humanidad por mantener uno de los biomas más importantes de la Tierra. Este dinero permitiría a las comunidades indígenas continuar haciendo lo que mejor saben hacer – mantener y regenerar la Amazonía – mientras proporciona fondos que podrían usarse para crear sistemas educativos locales más adecuados para sus mundos de vida y orientados a reproducir y mejorar la ciencia indígena.

Sin embargo, los pueblos indígenas no son los únicos habitantes de la región de las Cuencas Sagradas. A ellos se unen otros 3 millones de personas, la mayoría de las cuales tienen medios de vida que dependen de alguna manera de las industrias extractivas. Es esencial que estas personas tengan acceso a medios de vida alternativos, con el fin de eliminar la presión de participar en empresas económicas destructivas en aras de la supervivencia. Proponemos implementar un Esquema de Garantía Laboral ( JGS –por sus siglas en inglés) en esta región, con un salario equivalente o superior a los ingresos que pagan las industrias extractivas, con el objetivo de trasladar la fuerza laboral a empleos socialmente útiles y ecológicamente beneficiosos, idealmente en el campo de la agricultura regenerativa. Esto crearía soberanía alimentaria en la región, capturaría enormes cantidades de carbono y proporcionaría medios de vida significativos para más de un millón de personas.

Este enfoque general se ha usado exitosamente en áreas ecológicamente sensibles de todo el mundo para desincentivar la extracción, la caza ilegal, la destrucción de bienes comunes, etc. y convertir a las personas que de otro modo podrían sentirse presionadas, a trabajar en estos sectores como restauradores de la tierra (por ejemplo, un prueba de ingresos básicos en Nami-

bia redujo la caza ilegal en un 95%). Un JGS tendría resultados similares a un programa de Transferencias Condicionales de Efectivo, que han demostrado ser extremadamente efectivas a nivel mundial, con buenos resultados en Brasil, particularmente a través de las transferencias de efectivo Bolsa Familia que ayudaron a reducir las tasas de pobreza a la mitad en menos de una década.

Estimamos que ambas iniciativas – el Ingreso de Función Social y el Esquema de Garantía Laboral, podrían financiarse por alrededor de $28 mil millones por año, asumiendo un ingreso mensual promedio de $650 USD para competir con los salarios de la industria extractiva. Para poner esto en perspectiva, esto es aproximadamente el 0.15% del ingreso anual del 1% más rico del mundo. Este dinero podría ser recaudado directamente por los gobiernos de Ecuador y Perú, o internacionalmente. Si se escoge este último, podría hacerse con un impuesto directo al 1% más rico. Por ejemplo, esto podría suceder mediante la apropiación de una f racción de la riqueza oculta ilegítimamente en los paraísos fiscales (que asciende a más de US$ 32 billones); o aplicando un impuesto sobre las emisiones de carbono y la extracción de recursos; o simplemente mediante un proceso de creación de dinero directo, que ha sido ampliamente utilizado por los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido desde 2008.

El JGS podría eliminarse gradualmente después de unos años, una vez que las industrias regenerativas hayan echado raíces y ya no necesiten apoyo externo. Pero prevemos que el SFI entregado a los pueblos indígenas continuará a perpetuidad, a un costo aproximado de US$ 5.1 mil millones por año.

Por supuesto, si bien este enfoque para proteger la Amazonía tendría sustanciales beneficios positivos en un momento de necesidad urgente, no es una panacea.

En última instancia, debe ser parte de una reconceptualización más amplia de cómo funciona la economía regional, por ejemplo, con un plan estratégico para gravar la extracción de recursos y protegerse activamente contra las incursiones de mineros, madereros y agroindustrias. Las actividades extractivas también han sido impulsadas por los gobiernos regionales en nombre del crecimiento económico, en gran parte en los casos en que están bajo presión para realizar pagos de deudas externas. Un proceso de Jubileo de la Deuda (es decir,

un evento de condonación de la deuda) para la Amazonía y otras partes ecológicamente vitales del mundo sería un paso esencial para liberar a los gobiernos de las presiones del capitalismo extractivo.

También debemos alejarnos del PIB como métrica del progreso económico y adoptar medidas más integrales, como el Genuine Progress Indicator [Indicador de Progreso Genuino], que comienza con el PIB y resta los costos sociales y ecológicos del crecimiento. Cuando a los políticos se les asigna la tarea de maximizar una métrica como el IPG en lugar del PIB, ellos trabajan para maximizar el bienestar social mientras minimizan el daño ecológico.

La agenda extractivista para la Amazonía es impulsada por la demanda en las naciones de altos ingresos.

Esto se debe en gran parte a las estrategias económicas orientadas al crecimiento de las naciones de altos ingresos, que no tienen una justificación legítima o un derecho moral para buscar un crecimiento adicional del PIB. Para aliviar la presión que ejercen sobre el resto del mundo, las naciones de altos ingresos deberán, en última instancia, cambiar hacia estrategias de poscrecimiento y decrecimiento, buscando un progreso continuo en el bienestar humano y otros indicadores sociales mientras reducen activamente el uso de recursos materiales.

Nuestra prioridad inmediata a nivel global debe ser crear nuevas alternativas económicas fuera del modelo de crecimiento infinito, creación de escasez y destrucción de vidas de la economía neoliberal. No hay mejor región para modelar este tipo de enfoque – un ingreso de función social casado con un esquema de garantía laboral – que la región de las Cuencas Sagradas de la Amazonía, con toda su importancia ecológica, diversidad biológica y sabiduría indígena. Y no podría haber un momento más urgente para activar nuestra voluntad política e imaginación al servicio del futuro de la humanidad y del mundo más que humano.

SISTEMAS DE INTERCAMBIO ALTERNATIVOS Por Erick Brenes, Javier Félix y Belén Páez

L

a Amazonía ha sido un lugar del cual constantemente se ha intentado tomar posesión de sus territorios y recursos. Desde la fiebre del caucho, pasando por la explotación petrolera, la minería a gran escala, la minería artesanal e ilegal, hasta la deforestación agresiva causada por la apertura de vías y carreteras en los bosques amazónicos, tiene como factor común la explotación de recursos para la obtención de dinero que en su mayoría se mueve hacia mercados externos. La historia de relaciones con actores y fuerzas de mercado en la Amazonía tanto en Ecuador como en Perú, desde hace siglos, ha sido marcada por intercambios desiguales y f recuentemente abusivos para los pueblos originarios, en detrimento de sus propias estructuras sociales y la integridad de los ecosistemas.

Existe una opción de interacción entre diferentes pueblos y nacionalidades indígenas, cuyos territorios son de difícil acceso, y por otra parte ciudades y comunidades con un alto grado de actividad comercial de productos agrícolas, forestales y servicios. No obstante, para una parte de la población las relaciones con el mercado y la búsqueda de recursos monetarios para satisfacer ciertas necesidades, son realidades que difícilmente se revierten hacia modelos autosuficientes.

La necesidad de buscar alternativas económicas de hecho lleva a muchas personas a liquidar la riqueza natural, facilitar el acceso a sus recursos a

actores externos o entrar en relaciones comerciales extractivistas en condiciones desiguales y con visión cortoplacista.

En este contexto binacional, es imperativo promover sistemas y medios de intercambios alternativos que más allá de sustentar y reforzar la diversidad cultural y proteger la diversidad biológica y los servicios ecosistémicos asociados a esta, apoye procesos económicos no extractivistas que promuevan emprendimientos locales sostenibles, no necesariamente centrados en los mercados extraterritoriales y que en la medida de lo posible regeneran los impactos socio-ambientales negativos.

Son varios los motivos y objetivos para la implementación de un sistema de intercambio alternativo, pero generar un impacto positivo en la economía local es una de las prioridades. Blanc (2002) define este “localismo monetario” como “la organización de los intercambios dentro de un espacio específ ico, adaptando el sistema monetario existente o por medio de la construcción de un sistema monetario ad hoc”. Entonces, el propósito no es desconectarse de la economía o sistema monetario nacional, sino más bien complementarlo, ajustarse y/o adaptarse.

Reducción paulatina de la renta extractiva Una primera razón para proponer un medio de intercambio alternativo es la transformación cualitativa del intercambio, es decir un cambio en la naturaleza o concepción de las transacciones de intercambio y su contexto. Esta idea se basa en la descripción de Polanyi (1957) de las transacciones de intercambio como atomistas y desintegradas, lo que significa que el contacto social inicia y termina con cada transacción. Por el contrario, la creación de un medio de intercambio local implica un vínculo de confianza entre productores/ consumidores que en muchos casos son llamados prosumidores.

Otra razón, también identificada por Blanc (2002) es la protección del espacio económico local f rente a las perturbaciones monetarias externas, es decir, cuando los medios de pago son escasos (recesión) o excesivos (inflación). Dado que el medio de intercambio local no compensa las salidas por las entradas que podrían preservar el equilibrio monetario local, esto reduce la cantidad de dinero que fluye fuera de la región. Cuando la economía local, nacional o mundial colapsa (como es el caso actual con la crisis sanitaria global) la escasez de moneda restringe la circulación de bienes y servicios a nivel local, lo que genera necesidades insatisfechas, como se evidencia en el contexto antes descrito. Algunas de estas podrían

ser cubiertas sin dinero nacional por productores locales. El desajuste entre oferta y demanda podría resolverse parcialmente con medios de intercambio locales, con la ventaja adicional que continuará circulando (Pacione, 1997).

Una revisión del estado del arte de los esquemas monetarios alternativos permite clasificarlos de acuerdo a esquemas territoriales, diseñados para incidir en las relaciones monetarias en un espacio geopolítico determinado; esquemas sociales, que ponen énfasis en la construcción de intercambios sociales, bienestar, empoderamiento y autonomía en una determinada comunidad; esquemas económicos, creados para influenciar en un conjunto de actividades comerciales, apuntando a su protección, estimulación y reorientación; y finalmente esquemas virtuales, que confluyen las propuestas descritas previamente en un espacio digital y con herramientas tecnológicas que evolucionan constantemente. (De la Rosa, 2014) Proponemos la creación de sistemas de intercambio alternativo para proteger las Cuencas Sagradas, y se incremente el desarrollo económico local sostenible, a fin de diversificar las fuentes de ingresos de las poblaciones locales, para proteger y regenerar la diversidad biológica, cultural y los servicios ecosistémicos.

Una mirada hacia adentro

L

a iniciativa de Cuencas Sagradas propone un cambio de modelo progresivo y definitivo. El fondo petrolero sería un recurso utilizable durante el período de transición del modelo y después desaparecería. En esa fase los recursos económicos procederían de otro origen y cambiarían su naturaleza.

Cuando de manera paulatina baje la dependencia petrolera y minera, el otro modelo empezaría a reemplazarlo, desplegándose por fases.

La estrategia del cambio de modelo progresivo y definitivo está concebida con la complementación de soluciones tecnológicas, con el mantenimiento del petróleo bajo tierra en las zonas de alta diversidad cultural y ecológica, y con el florecimiento de una nueva economía que permita el afianzamiento paulatino del proceso. Los actores centrales en este escenario y temporalidad serán los pueblos y las nacionalidades amazónicas de los dos países.

Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega (Fondo Petrolero Noruego)

Fondos soberanos de inversión Hay modelos interesantes que podrían ser considerados como alternativas posibles y practicables en Ecuador y Perú, como el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, anteriormente conocido como el Fondo Petrolero Noruego.

Gráfico 7 Fondos soberanos con orígen en el petróleo: clasificación por tamaño de gestión de activos Fuente: Sovereign Wealth Fund Institute https://www.swfinstitute.org/

El Fondo petrolero noruego (Government Pension Fund Global) fue fundado en 1990, y es una muestra de capitalización financiera exitosa proveniente de la venta del petróleo y del gas. Las exportaciones de combustibles de Noruega -un país con un alto nivel de desarrollo humano- llegaron a $ 76,4 mil millones en el año 2018, de acuerdo con WITS (2020). Los activos del fondo ascienden a $ 1,1 trillones, es decir, a un millón de millones de dólares (Sovereign Wealth Fund Institute [SWFI], 2019).

Este fondo permite un traspaso intergeneracional de ingresos cuando se agoten los recursos no renovables o el uso de los rendimientos financieros en coyunturas económicas adversas. Por ejemplo, en mayo de 2020, el gobierno de Noruega decidió retirar 38 mil millones de euros (Europa Press, 2020) de ese fondo.

A partir de esta experiencia, Ecuador y Perú también podrían crear un fondo similar intergeneracional de recursos no renovables, sustentado en el método del costo de

uso desarrollado por el economista egipcio Salah El Serafy (1989, 1991). Este fondo se aplicaría en forma temporal, solo en lugares donde hay poco riesgo de generación de pasivos sociales y ambientales, y además como un complemento a la medida de mantener los combustibles en el subsuelo. El autor del método sostiene que el ingreso no se encuentra calculado de manera apropiada en las economías basadas en recursos naturales, pues los depósitos minerales y otros recursos naturales que pasan por el mercado son activos de la economía.

La venta de esos activos no genera valor añadido y, por tanto, no debería ser incluida en el Producto Interno Bruto (PIB). Hay que considerar que esas ventas generan fondos líquidos que pueden ser colocados en usos financieros alternativos. Un país puede escoger entre gastar las ganancias netas de los costos de extracción, consumir, invertir o hacer una combinación de estas alternativas.

Gráfico 8 Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega (ex. Fondo petrolero noruego) Valor en el mercado: 1999-2021 Fuente: Norges Bank Investment Management, 2021 https://www.nbim.no/

MORATORIA DE MINERÍA METÁLICA Por Natalia Greene

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xisten 5.470 concesiones mineras en las Cuencas Sagradas que afectan más de 2 millones 154 mil hectáreas de bosque, las cuales equivalen al 6,08% del área. Los pueblos indígenas han sido testigos de lo que allí ocurre, y han dado su testimonio sobre los impactos de la minería para buscar alternativas al extractivismo en su territorio.

Los gobiernos de Ecuador y Perú deben declarar las cuencas de los ríos Napo, Pastaza y Marañón como una región de interés nacional que debe mantenerse libre de los proyectos de minería metálica a gran escala, por cuanto se encuentra fuera de los límites de extracción de recursos no renovables. Para esto es imprescindible asegurar un acuerdo de no expansión de las actividades mineras por parte de las empresas, los inversores, los prestamistas y los gobiernos, aparte de suscribir un compromiso para la reducción progresiva de la explotación ya existente, y reparar los daños allí provocados para restaurar integralmente los ecosistemas.

La minería no es un buen negocio para Ecuador y Perú porque no promueve ni aporta al bienestar de la población. Para sustentar esta afirmación con un ejemplo, las cif ras oficiales del Gobierno ecuatoriano (Acosta et al., 2020) indican que los ingresos que se generarían por la megaminería en 7 proyectos podrían alcanzar en las próximas décadas cerca de 132 mil millones de dólares por exportaciones. De este monto,

apenas 27 mil millones llegarán al Estado ecuatoriano; es decir, menos de un 25%. Siendo así, el promedio de ingresos anuales sería de 875 millones de dólares, lo cual equivale a menos de lo que Estado destinó mensualmente para el pago de funcionarios públicos en los años 2018 y 2019.

La minería no genera empleo significativo. Durante el año 2019, el Gobierno del Ecuador, a través de su ministro Carlos Pérez 29, anunció que los proyectos mineros crearían 32.000 plazas de empleo directo; es decir, menos del 0,4% del empleo total en Ecuador. En 2017, la CEPAL informó que la minería representó apenas el 1,1% de empleos en Perú (Acosta et al., 2020).

La minería no es eficiente ni sustentable. En el caso del proyecto minero “Mirador”, ubicado en la provincia de Morona Santiago, corazón de la Iniciativa de Cuencas Sagradas (ICS), solo el 2% del material extraído será exportado, mientras el 98% será descartado como residuo que no tiene ningún valor comercial. La remediación de estos territorios, en el escenario más conservador, puede significar 15 mil millones de dólares, y en el más probable -lo cual aún no está en línea con lo que establece la Constitución del Ecuador en el artículo 72, en términos de restauración de ecosistemas- se calcula más de 50 mil millones de dólares en remediación 30.

29. Ver Orozco, M. (2019). Carlos Pérez: ´El país dijo sí a la minería en la consulta del 2018´ (Diario El Comercio, 9 de junio 2019).

30. Si se calcula que se van a movilizar 5 mil millones de toneladas de material para extraer los minerales, estimando USD$3 por tonelada son 15 mil millones; no

La minería legal e ilegal afecta fuentes de agua necesarias para el consumo humano. Para procesar una tonelada de cobre se utiliza y se contamina entre 10.000 a 30.000 litros de agua (Defensa y Conservación Ecológica de Intag, 2007). Está previsto que el proyecto “Mirador” consuma 21,6 millones de litros de agua al día y 250 litros por segundo (Acosta et al., 2020). La minería metálica a gran escala pone en serio peligro a los ecosistemas sensibles, acaba con la cobertura vegetal y altera los ciclos naturales, causando incluso la extinción de especies endémicas.

Por lo tanto, viola directamente los derechos de la naturaleza: Art. 71-74 (Constitución de la República del Ecuador, 2008), especialmente el Artículo 73 que plantea que “el Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales”.

Desde que la Corte Constitucional emitió en 2010 la sentencia sobre constitucionalidad de la Ley de Minería, no se ha realizado un verdadero proceso de consulta previa, libre e informada. La minería deja severos impactos sociales, psicosociales y ambientales, con desalojos violentos y otras formas de violencia; acaparamientos de tierra, contaminación de ríos, pérdida de medios de subsistencia y criminalización de la protesta social.

Evitar la expansión de la f rontera extractiva y promover una reducción gradual de la explotación posibilita, a las poblaciones más vulnerables del país, mantener sus medios de subsistencia, fortalecer su resiliencia al cambio climático y enf rentar mejor la crisis económica profundizada por la pandemia del Covid- 19.

La no expansión de la f rontera extractiva permite que la población amazónica pueda desarrollar alternativas de vida y obtener beneficios.

El objetivo de la ICS es detener la expansión de la f rontera extractiva en la Amazonía. Para lograrlo, se propone una transición programada hacia el post extractivismo, cuyo proceso se inicia con la moratoria de la minería metálica a gran escala para el caso de los proyectos de explotación que aún no empiezan; la reversión de las concesiones otorgadas, especialmente aquellas que se encuentran en zonas de recarga hídrica y alta f ragilidad ecosistémica, y la restauración integral de los ecosistemas afectados por los proyectos en marcha (ej. Cóndor-Mirador y Fruta del Norte). Todo esto con el objetivo de proteger de manera permanente el corredor megadiverso de más de 35 millones de hectáreas en la Amazonía ecuatoriana y peruana, que son espacios indispensables para la vida de las comunidades y que garantizan su buen vivir.

Según Stiglitz, “la maldición de los recursos naturales no es una fatalidad del destino sino una elección” (2006, p. 198). De este enunciado podemos concluir que el extractivismo o su moratoria deben ser una elección democrática que disponga de planes a corto, mediano y largo plazo. La ICS propone abrir un necesario diálogo nacional sobre el futuro del extractivismo en la región, especialmente en lo que se refiere a la incursión de la megaminería. Este diálogo debe considerar una amplia participación de la población afectada y de la naturaleza como sujeto de derecho, para definir una política pública trascendental que afectará el destino de toda la región.

En las Cuencas Sagradas viven más de 500.000 personas que dependen del bosque para subsistir; la producción de alimentos en su zona aledaña depende, igualmente, de los servicios de regulación del clima que el bosque provee. obstante, si se invierte USD$10 por tonelada, que todavía no es suficiente para conseguir una restauración del ecosistema como lo prevé la Constitución, se utilizarían más de USD$50 mil millones, haciendo de este un negocio inviable para el país. Por lo tanto, el Ecuador no está previendo cumplir con la Constitución si sigue adelante con los planes de explotación minera a gran escala (Acosta et al., 2020, pp. 17-18).

Está comprobado que la minería no es un buen negocio para el Ecuador, menos aún para los pueblos indígenas, la naturaleza y para las generaciones futuras.

Es necesario trabajar en los post-extractivismos, entendidos como un conjunto de transiciones que permiten reducir los sectores extractivos, al tiempo que se fortalecen las alternativas productivas como son la agricultura campesina, la agroecología, los emprendimientos productivos, el turismo, las energías renovables, a investigación científica y la biomedicina 31.

Estas alternativas, definitivamente, no son compatibles con la minería metálica que devastará siempre y de manera continua los ecosistemas y las fuentes de agua de las cuales dependen estas opciones sanas y viables para la población. De forma paralela, son necesarias reformas tributarias y ajustes a los gastos estatales que desmonten los subsidios que los gobiernos otorgan por vías directas o indirectas al sector minero; todo esto con el fin de evidenciar el costo de la industria para la región. Respetar la vigencia de los derechos de la Naturaleza y de las personas no implica considerar que la naturaleza es intocable. Implica que esta debe ser aprovechada dentro de los límites de su regeneración y renovación, lo cual diferencia con claridad el significado del ecocidio que está presente en la minería metálica a gran escala.

Estamos en el momento de pensar en cambios estructurales profundos que nos conduzcan a la superación del extractivismo. El proceso para seguir es bastante claro, como lo son también sus fases con las alternativas posibles que plantea la ICS para alcanzar el Buen Vivir de los pueblos amazónicos en los dos países.

31. Perú cuenta con 622 especies de anfibios entre terrestres y acuáticos (Ministerio del Ambiente [MINAM - Perú], 2018) y Ecuador con 579 especies, de las cuales 241 son endémicas (Ministerio del Ambiente [MAE- Ecuador], 2017). Esta riqueza se convierte también en una oportunidad, considerando que la piel de los anfibios podría almacenar el tratamiento para una variedad de enfermedades causadas por virus, bacterias y hongos. Los anfibios son considerados farmacias vivientes. El Centro Jambatu almacena 1.221 extractos de 247 especies, incluyendo 57 especies amenazadas, para determinar los péptidos que contienen. De estos, 42 tienen actividad microbial, 16 vasoactiva, 18 son inhibidores de proteasas y 18 poseen una actividad desconocida. Estos podrían servir como estructuras claves para el desarrollo de nuevos tratamientos contra enfermedades virales y parasitarias como el VIH, la hepatitis C, el dengue, la gripe y la malaria. También tienen potencial biomédico en el tratamiento de la hipertensión, la insuficiencia cardíaca congestiva, el Alzheimer y el cáncer (Bioeconomía, 2020). Si los gobiernos de la región invirtieran en biomedicina e investigación, en vez de en proyectos extractivos, podrían generarse grandes cantidades de ingresos con una actividad que requiere de ecosistemas sanos y de agua limpia.

Una economía para la gente

C

onstruir una economía que nos devuelva los valores humanos esenciales parece ser la gran tarea que tenemos por delante. Las personas necesitan sentir que viven a plenitud y en equilibrio con su entorno natural. El trabajo es una parte de la vida, pero debemos hacer conciencia de la importancia que tienen la familia, las amistades, la vida en comunidad, el ocio creativo y las actividades físicas y recreativas.

ECONOMÍA SAGRADA PARA LA AMAZONÍA Por Charles Eisenstein

l principio más importante a reconocer es que algunas cosas son preciosas más allá del precio.

Las Cuencas Sagradas del Amazonas es una de ellas. La mayoría de la gente comprende esto. Así que protejamos estas tierras de la conversión en dinero.

E

alternativa más adecuada para la Amazonía. Entonces, en lugar de rascacielos y grandes ciudades, en la Amazonía se pueden tener sociedades con belleza, conexión, alegría, todo tipo de riqueza que no se puede cuantificar.

Otro principio es crear condiciones en las que las necesidades puedan satisfacerse sin dinero, como en una economía de regalos tradicional (por ejemplo, las casas las construyen personas sin hipotecas, las personas hacen su propio entretenimiento o medicinas, y los costos de los alimentos son bajos, en su mayoría cultivados en su propio jardín).

Para fomentar un modelo de desarrollo diferente, tiene que haber un componente de narración educativa.

Sin embargo, nosotros en el mundo moderno no vendríamos a decirles a las comunidades indígenas cómo vivir, sino que compartimos los resultados de nuestros errores, que también han afectado y destruido sus tierras y cultura.

Otro punto clave es estructurar la economía local y regional para satisfacer sus necesidades a nivel local con políticas para alejarse de los cultivos de exportación hacia la suficiencia local y regional.

Celebre la cultura gastronómica tradicional y permita las prácticas y materiales de construcción locales.

Si usted no es autosuficiente a nivel local, es mucho más vulnerable a las influencias externas, mucho más dependiente de los mercados globales.

Tenemos que perforar el mito del desarrollo, el mito del progreso, y juntos dar un paso hacia lo desconocido.

Tenemos que reconocer que lo que hemos intentado en Occidente no ha funcionado y escribir juntos una historia diferente. Existe la otra cara del mito de la modernidad. Podemos ver los resultados de nuestros errores: la historia de una América desconectada, la depresión y la adicción generalizadas, la violencia con armas de fuego, la epidemia de la obesidad, la fealdad del entorno construido moderno, los barrios marginales, etc.

Todo se reduce a la pregunta: ¿cuál es el futuro que imaginamos? Mientras la visión sea “ser como Occidente”, ser algún día la versión amazónica de Londres o Tokio, entonces tiene que recorrer el camino de la extracción y no tiene más remedio que vender la naturaleza. En esencia, las personas deben rechazar la visión occidental del desarrollo y tener una visión

Podemos dar un salto del siglo XX al XXI. Mientras que el siglo XX se trató del desarrollo industrial, el siglo XXI se trata de lo ecológico y local; valorar la calidad por sobre la cantidad, valorar la belleza por sobre el PIB. Se centra en la visión de una buena vida.

Si tomamos el crecimiento económico como un hecho, ni el Amazonas ni ningún otro ecosistema de la tierra sobrevivirá. Tenemos que buscar alternativas al crecimiento. El crecimiento cero o el decrecimiento no significa estancamiento. Simplemente significa que el ámbito de los bienes y servicios intercambiados por dinero se reduce. Al mismo tiempo, el ámbito de las relaciones no monetarias puede crecer. Podemos vivir de forma más sencilla y local. Las personas pueden reconstruir comunidades en las que nos ayudamos mutuamente a cultivar jardines, cuidar a los hijos de los demás, hacer música juntos, etc., en lugar de pagar a las personas para que hagan estas cosas.

Países como Ecuador y Perú tienen una carga de deuda externa que solo puede pagarse con divisas obtenidas a través de las exportaciones de materias primas y mano de obra. Los niveles de deuda pública están alcanzando proporciones tales que, como consecuencia del coronavirus, se planteará la cuestión de si los países tienen que profundizar aún más en la austeridad para pagar la deuda o tomar otro camino. Este otro camino implica darse cuenta de que el dinero es un acuerdo, que la deuda es un acuerdo, que se puede cambiar de un plumazo.

El camino más realista política y económicamente comienza con la cancelación de la deuda de los países amazónicos. Esto reduciría drásticamente la presión para convertir los bosques en productos básicos como petróleo o minerales. Es hipócrita que los países ricos exijan la protección de los bosques mientras hacen cumplir los pagos de la deuda financiados mediante la destrucción de los bosques. La cancelación de la deuda podría ser parte de un acuerdo para proteger las Cuencas Sagradas para siempre.

De manera crucial, para que funcione una economía post-crecimiento, debemos hacer la transición a un sistema monetario que no se base en deuda con intereses compuestos. En mi libro Sacred Economics, describo varias propuestas tales como Negative Interest Currency and Positive Money [Moneda de Interés Negativo y Dinero Positivo]. A nivel de política nacional, es necesario tener una moneda soberana con controles sobre el flujo de capital. Por ejemplo, países como Taiwán, Corea del Sur y Singapur obligaron a

las empresas a abastecerse localmente y restringieron el movimiento de capital y deliberaron sobre las importaciones que permitían.

Una Amazonía intacta of rece una inmensa riqueza para todos, pero el tipo de economía global que tenemos hoy no valora la naturaleza ni los productos naturales del ecosistema. Los argumentos basados ​​ en el afán de lucro no salvarán el bosque. Incluso si podemos demostrar que la minería y la perforación no son económicamente ventajosas para el país, una empresa o industria poderosa podría argumentar que es económicamente ventajosa para ellos y prevalecer.

Usar argumentos económicos puede envalentonar esa parte de nosotros que desea proteger esa zona por otras razones.

El caso que estamos defendiendo es que al proteger la Amazonía hoy, estamos preparando y creando la economía del futuro. Es un llamado al liderazgo. Se necesita valor para defender una nueva economía ecológica y valores diferentes. ¿De dónde viene nuestro coraje? Viene de algo que nos importa profundamente.

Alternativas al crecimiento económico perpetuo Se debe crear conciencia sobre cómo la pobreza es el resultado del sistema capitalista y la mala distribución de la riqueza resultante. Sin esa conciencia, la única forma en que las personas ven salir de la pobreza es unirse aún más a ese sistema.

En resumen, necesitamos exponer el mito de la modernidad al mismo tiempo que mostrar la visión de un futuro del “buen vivir” que podría ser una visión de futuro más saludable y armoniosa basada en la soberanía alimentaria, el honor y la celebración de las culturas locales, bosques sanos, cascadas curativas y abundantes peces.

Fundamentos

A

hora es el momento para transitar a una economía para la vida, que sea innovadora y dinámica; una nueva economía que considere prioritarias a las personas por encima de los intereses del mercado, y que esté dispuesta a que el conjunto de la sociedad dictamine el rumbo de la economía, respetando y cuidando siempre el ambiente.

Uno de los aspectos más críticos del pensamiento económico convencional es el tratamiento que se da al valor. El valor de uso equivale a la satisfacción directa de una necesidad humana. Un vaso de agua para un abandonado en el desierto vale más que un puñado de diamantes. El valor de cambio o mercantil implica ya otro sentido. En el mercado, un puñado de diamantes podría comprar agua para miles de personas durante un año. Y hay un valor ambiental —al que el mercado subvalora— cuyos bienes

y servicios ecosistémicos son indispensables para los seres humanos. El mercado desprecia los bienes y servicios ambientales que son gratuitos, como el aire que respiramos o la regulación del clima mediante el almacenamiento de carbono y el ciclo hídrico.

Pero el gran problema está en que la subvaloración del ambiente, los ecosistemas y la biodiversidad, tiene costos altísimos.

El valor ambiental va más allá de la valoración monetaria y de la colocación de precios a los ecosistemas, los servicios y la biodiversidad. Este reduccionismo económico es contraproducente. No olvidemos que valor no es lo mismo que precio. Es el momento de reconocer la pluralidad de valores. Puestos en balanza, los valores culturales, sociales, ambientales que representa la Amazonía superan el ámbito financiero, porque son valores trascendentales para los seres humanos.

El pensamiento económico convencional funciona con una lógica de crear necesidades infinitas que está centrada en los valores monetarios.

La economía ortodoxa pretende ser una ciencia exacta, mientras la economía ecológica reconoce que la economía está dentro de la naturaleza. Las ciencias exactas pueden hacer predicciones de alta confiabilidad.

Las ciencias sociales tienen un alto componente de imprevisibilidad y, además, tienen como sustento la historia del desarrollo de las sociedades.

La economía para la vida promueve una renta básica universal (RBU), llamada también ingreso ciudadano. Esta​ renta reciben todos los ciudadanos sin ninguna condición, y nadie tiene que aceptar un trabajo mal remunerado solo para sobrevivir. En este caso, los empleos indeseables tendrían que pagarse más.

Se considera también a esta renta como un estímulo para los pequeños emprendimientos.

Nuevo Pacto Verde (A Green New Deal)

La RBU involucra varios aspectos de la vida de los ciudadanos, como son la distribución del ingreso, el empleo, la política fiscal, la seguridad social, la pobreza y los salarios. Se la considera un derecho social del ciudadano, independientemente del nivel de ingreso que tenga en la sociedad (Nadal, 2016). Esta renta es diferente de los pagos para compensar el desempleo, y no puede sustituir ningún servicio social otorgado por el Estado. ¿Cómo podría ser financiada? La tributación es un regulador de la equidad y un mecanismo para redistribuir la riqueza y para financiar los programas sociales. El Estado debe cobrar impuestos según los ingresos y patrimonios; es decir, quien tenga mayores ingresos y más patrimonio, pagará porcentajes mayores.

El New Deal (Nuevo Acuerdo) es un término que hace referencia al programa que impulsó el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt, en los años 30 del siglo anterior, para invertir en la población pobre de los Estados Unidos.

Ese programa tuvo buenos resultados para comenzar a superar la gran depresión de aquella década. Basándose en esos principios, un sector de los congresistas del partido Demócrata retomó ciertos postulados para recrearlos en el nuevo milenio.

Desde hace ya algún tiempo, se lanzan propuestas para inaugurar una economía verde en América Latina. En 2006, los verdes europeos presentaron un New Deal verde (una combinación de acción climática y derechos económicos), con el fin de responder a la crisis financiera mundial e impulsar una necesaria democratización del sistema financiero del mundo (The Green Party of the United States, s/f).

En Estados Unidos, el New Deal verde ha sido apoyado por legisladores estadounidenses demócratas como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez desde 2018.

Al igual que en los años 30 del siglo pasado, el New Deal verde necesita inversiones públicas, algo que las políticas neoliberales actuales lo rechazan. Con este nuevo acuerdo, en 10 años podrían ser eliminadas las emisiones de gases de efecto invernadero en la generación de electricidad, en el transporte, en la industria, en la agricultura y en otros sectores. El programa incluye el uso del 100 % de energías renovables.

El New Deal verde beneficiaría a poblaciones vulnerables, donde se incluyen los pobres, los afroamericanos y las comunidades indígenas.

Pensadores como Jeremy Rifkin (2018) han fortalecido el debate y las propuestas.

Hay voces críticas que señalan que es otra forma, inviable en el fondo, de enverdecer al capitalismo, si es que no se producen cambios sustantivos en la forma de organizar la producción y el consumo.

A Green New Deal: a progressive vision for environmental sustainability and economic stability La propuesta establece claros objetivos ambientales y la generación de 10 millones de nuevos empleos durante 10 años.

(Carlock y Mangan, 2018)

Propuestas generales:

r a una economía de bajo carbono

Garantizar el derecho a agua y aire limpios

Cero residuos para 2040

Restaurar el paisaje natural de los Estados Unidos

Fortalecer la sostenibilidad y la resiliencia

100% de electricidad limpia y renovable para el año 2035; cero emisiones netas de energía para 2050; 100% de normas de energía neta para 2030; 100% de vehículos de pasajeros con cero emisiones para 2030; 100% de transporte libre de fósiles para 2050.

Reducir las fugas de metano al 50% para 2025; reemplazo de tuberías de plomo y actualización de infraestructura, acceso al agua potable y protección de dos millones de nuevas vías fluviales.

Capturar el 50% del metano desperdiciado para 2040

Reforestar 40 millones de acres de tierra pública y privada para 2035 33

Establecer un fondo nacional de resiliencia urbana y rural

Restaurar 5 millones de acres de humedales para 2040

Expandir el espacio verde público y las tierras y aguas recreativas

Ampliar las prácticas de agricultura sostenible y del suelo al 70% para 2050

Modernizar la movilidad urbana y el tránsito masivo

33

Un acre equivale a 0,404686 hectáreas.

Limpiar todos los campos marrones y sitios peligrosos

Bioeconomía

La nueva visión que provocará la transición del modelo de vida en la Amazonía es el primer reto que tienen las poblaciones de la región.

La bioeconomía es uno de los puntales de esa transformación comunitaria. La creación de ecosistemas de innovación, bioeconomía y proyectos de regeneración estimula modelos distintos que se apoyan en proyectos sociales y productivos propios. En la actualidad, existen comunidades quichuas amazónicas que cultivan el más fino cacao y no lo exportan; en su lugar, fabrican chocolate directamente para venderlo. Esta actividad, por muchos desconocida, demuestra, en la práctica, que sí es posible la generación de conocimiento, valor agregado y sustentabilidad ambiental.

Han sido promovidas algunas opciones distintas a las actividades extractivas (Larrea, 2017), como el ecoturismo, el turismo de aventura y el turismo cultural. Es posible fomentar opciones desde la ecología y el turismo, con fundamentos económicos, culturales, técnicos y científicos bien sustentados. Algunos proyectos concretos van en la línea del turismo vivencial en los bosques, la seguridad alimentaria, la generación de cadenas de valor en artesanías y plantas medicinales, y la construcción de viviendas con materiales propios.

También pueden desarrollarse actividades de servicios, mediante iniciativas conjuntas entre el sector productivo emprendedor, las universidades, las comunidades y el apoyo decidido del Estado, a nivel del financiamiento, el crédito, la aplicación tecnológica, etc.

La llamada “tercera vía” busca alternativas económicas; la aplicación de las nuevas tecnologías para lograr desarrollar los activos de la biodiversidad es una posibilidad concreta.

Este proceso supone una definición adecuada de la propiedad intelectual, aparte de la distribución justa de los beneficios con las poblaciones locales, que son las que participan con sus conocimientos específicos (Fachin, 2018). La tercera vía difiere de las dos tradicionales: la primera, basada en la protección de los ecosistemas en áreas protegidas, tierras indígenas y reservas extractivas, y la segunda,

en la intensificación sostenible de la agricultura y la expansión de un modelo intensivo en la explotación de los recursos naturales.

se trata de recuperar nuestra relación con la naturaleza para convertirla en una relación simbiótica.

Ahora también se habla de un desarrollo regenerativo. En 1995, el Grupo Regénesis propuso por primera vez el término que “describe un enfoque que consiste en mejorar la capacidad de los seres vivos para co-evolucionar, para que nuestro planeta continúe expresando su potencial de diversidad, complejidad y creatividad” (Mang y Hagaard, 2016). En esencia,

El desarrollo regenerativo significa aceptar la complejidad y proponer un diálogo interdisciplinario para la aplicación de proyectos regenerativos concretos, como la arquitectura sostenible, la agricultura con auto sustentación energética y otros. Para comprender esta visión y aplicarla, hay que priorizar lo cultural y lo psicológico.

Una nueva métrica

La métrica es esencial para describir, analizar, predecir y evaluar los fenómenos sociales y naturales. Su intermediación nos ayuda a mejorar nuestra comprensión del mundo. Mientras continuemos midiendo la realidad del siglo XXI con patrones y herramientas obsoletos, no llegaremos a comprender con claridad el mundo en que vivimos. Ya no se consideran a los indicadores económicos como indicadores del bienestar, porque ya se ha comprobado que no lo son. Una nueva métrica tampoco puede ser demasiado simple, porque va a medir una realidad bastante compleja. Hay que agrupar sus componentes principales para posibilitar una acción transformadora durante esta transición.

Los tradicionales sistemas de valoración ignoran fenómenos como la pérdida de la biodiversidad o del patrimonio cultural; no han considerado el daño provocado al sustento humano y tampoco han visto las violaciones a los derechos humanos o el irrespeto a la sacralidad de un territorio; no han percibido la existencia de los derechos territoriales indígenas o de la seguridad ambiental, que son realidades concretas pero invisibles para otros ojos.

Desde hace tiempo, hemos abogado por otras formas de medir el bienestar o el Buen Vivir de un país, evaluando cada uno de los elementos que pueden aportar a la felicidad de los seres humanos y restando puntos en las áreas con notoria desigualdad (Falconí, 2002), como en el caso de los habitantes de la región amazónica de Ecuador y Perú.

Para la Amazonía, los diagnósticos y las propuestas no pueden sostenerse en simples y convencionales indicadores económicos; deben sustentarse en el comportamiento social y ambiental, visto como un todo integrado. El plan biorregional posiciona la medición biofísica y los valores de la vida, por encima de los valores mercantiles. Por esta razón, proponemos incorporar problemáticas actuales con una medición distinta, con la finalidad de sacar a la luz la esencia de situaciones sociales y ambientales conflictivas, peligrosas e irresueltas, históricamente subvaloradas.

Esta nueva forma de plantear y hacer las cosas nos permitirá actuar con fundamentos científicos y políticos, en una propuesta de transición para la región amazónica de ambos países.

Conclusiones

Hasta hace medio siglo, hablar del río Amazonas era hablar de algo exótico, como hablar de las islas Galápagos. La literatura, en distintos tiempos, ha recreado también dos maneras diferentes de escenificar el encuentro con la naturaleza. Julio Verne, en 1881, publicó su novela de aventuras 800 leguas por el Amazonas, en la cual describe, con una visón optimista y romántica, la travesía en balsa desde Iquitos hasta Belén del Pará, en medio de la naturaleza pródiga y exuberante de la selva. Por el contrario, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, en 2010, presenta una visión estremecedora de la Amazonía en su novela El sueño del celta, en cuya segunda parte describe las atrocidades de la explotación del caucho a inicios del siglo XX en la zona del Putumayo.

Una novela ecuatoriana muy popular en las escuelas es Cumandá (1879) o Un drama entre salvajes del escritor ambateño Juan León Mera.

Es una obra del romanticismo que tiene valor histórico hoy, pues describe perfectamente cómo veía la temprana República a la Amazonía y a sus habitantes, en una época en la que dominaban los conservadores en el gobierno y se reverenciaba a Europa.

Hace unos 70 años, el entonces presidente ecuatoriano Galo Plaza aseguraba que “el Oriente (Amazonía) es un mito”, aunque ya entonces tenían puesta la mirada en la Biorregión las empresas petroleras. Sin embargo, aparte del interés petrolero, ningún político de

Ecuador y Perú daba importancia a esa “selva” Hemos tenido que esperar bastante para que la ciencia demostrara, finalmente, que en la cuenca del río-mar se está jugando el futuro de la humanidad, porque se trata de una región esencial para la vida de la Tierra.

La Iniciativa Cuencas Sagradas propone la búsqueda de alternativas económicas viables al modelo extractivo seguido hasta ahora en la Amazonía. Estas opciones posibles se encuentran hoy en el debate internacional y local, y son impulsadas, con mayor o menor intensidad, por los propios pueblos y nacionalidades indígenas, por actores sociales, políticos e investigadores.

La conservación de la Amazonía es ahora un compromiso en varios sentidos. Es una responsabilidad global, porque debe formar parte de las negociaciones sobre cambio climático en el mundo, por el impacto que tiene en la pérdida de la biodiversidad. Pero va más allá de eso, en el sentido de que este tema está también involucrado directamente en las negociaciones sobre el comercio internacional y el sistema de patentes. Esto implica el reconocimiento de que existe una relación con la dinámica de articulación internacional de la Amazonía con el resto del mundo. Del mismo modo, se asume la conservación como una obligación del Estado, de los distintos niveles de los gobiernos, y de la postura y acción que tome la ciudadanía.

La región amazónica está articulada al mercado internacional como proveedora de recursos naturales. Las economías ecuatoriana y peruana mantienen una fuerte dependencia del sector primario exportador. Es un deber plantear, de manera firme, el decrecimiento de las economías ricas y desarrollar una nueva métrica, que sea capaz de medir el bienestar de un país, evaluando cada uno de los elementos que hacen feliz al ser humano y actuando sobre los efectos negativos de las notorias desigualdades.

La transición debe necesariamente encarar opciones mixtas como mantener el petróleo en el subsuelo en zonas ricas y diversas. Este proceso exige también la creación de un fondo petrolero interno para compensar la pérdida del patrimonio natural intergeneracional, como una alternativa de recursos para uso futuro.

El fondo petrolero sería ciertamente un recurso utilizable durante el período de transición del modelo, luego de lo cual desaparecería y los recursos económicos tendrían otro origen y cambiarían su naturaleza. Mientras baja la dependencia petrolera y minera, de manera paulatina, el nuevo modelo empieza a reemplazarlo por fases. Pensado así el proceso, este se complementaría con la conservación del petróleo bajo tierra, como parte de la estrategia del cambio de modelo progresivo y definitivo, que propiciaría una economía sustentada en los servicios, en los ecosistemas de innovación y la bioeconomía.

Durante la fase de transición, deben internalizarse todos los costos sociales y ambientales, en el sentido de que las empresas extractivas tienen que generar una nueva contabilidad que les permita poner en evidencia los pasivos o daños ambientales, a fin de que puedan calcular y obtener los “costos reales” de todas sus operaciones (exploración, sísmica, extracción, transporte, refinación).

Es deber de nuestros países cubrir las necesidades esenciales de su población en salud, nutrición, atención médica, educación, agua

potable, alcantarillado, saneamiento y seguridad social. Parte de sus responsabilidades es dar a todas las personas, de manera urgente, las oportunidades para que alcancen los logros que corresponden a sus potencialidades, dentro del marco de una máxima inclusión y el ejercicio de todos sus derechos.

El Buen Vivir permite superar aquella visión desgastada, centrada exclusivamente en el crecimiento económico y en el desarrollo, sin ninguna consideración ambiental. Una propuesta nueva tiene viabilidad si se afianza en reorganizar la sociedad, la economía y las relaciones sociales, bajo la concepción de una relación diferente entre ser humano y naturaleza, lo cual implica plantear un urgente cambio de modelo progresivo y definitivo.

Las propuestas que se examinan a continuación en el siguiente capítulo, están concebidas para enfrentar la codicia capitalista y la enfermedad de un sistema de vida mundial.

Aunque no son suficientes, pretenden juntar compromisos colectivos nacionales e internacionales para empujar los cambios sociales y ambientales que demanda la crisis civilizatoria en la que ahora estamos sumidos. Este conjunto de propuestas de transición —planteada por la Iniciativa Cuencas Sagradas— va dirigida al cambio de las políticas públicas internas, mediante la acción colectiva, la ética individual y la práctica de nuestros principios y conocimientos sobre el medio ambiente y la vida misma. Son propuestas en permanente construcción que forman parte de procesos que deberán alimentarse de la misma experiencia, el aprendizaje y la readaptación.

Si este tercer capítulo nos abrió la puerta a la transición que requiere la Biorregión Cuencas Sagradas, el cuarto capítulo nos introduce en la recámara para tener un contacto directo con la propuesta. Conocimos ya la faceta trágica del diagnóstico en el capítulo segundo, pero en el tercero recuperamos la esperanza de una salida. La propuesta que viene a continuación es ambiciosa, no lo duden, pero debemos asumirla como una oportunidad extraordinaria.

CAPÍTULO

4

Propuestas en permanente construcción34

34. Este capítulo ha sido elaborado por el equipo técnico de la Iniciativa de las Cuencas Sagradas (Belén Páez, Inés Luna, Juan Manuel Crespo, Fander Falconí) y ha sido construido en base a priorizaciones de las organizaciones indígenas (CONFENIAE, AIDESEP, ORPIO, GTANWampis, FENAP) y los documentos de política presentados por múltiples especialistas (Nanki Wampankit, Anabel Pérez, Santiago del Hierro, Natalia Greene, Verónika Mendoza, Jacob Olander, Anders Siren, Daniel López, Stefan Kistler, Óscar Alejo, Manuel Bayón, Andrés Peralta, Juan Mateo Espinosa, Laura Posadas y Esteban Falconí). El análisis multicriterio fue elaborado por Rafael Burbano y Fander Falconí.

Introducción

E

ste capítulo sintetiza las propuestas del plan biorregional. La transición socio ambiental requiere una visión integral y acciones concretas que respondan a los principios de la Iniciativa de las Cuencas Sagradas, como se presenta en el diagrama.

Las propuestas responden a las actuales necesidades de la Amazonía, para dar un giro a la situación actual, regenerar los bosques y cuencas hídricas, así como para mantener y prolongar la vida de las culturas humanas.

La metodología utilizada para construir las propuestas incorpora cuatro elementos

Proceso de construcción participativa Para la articulación, se han elaborado documentos de trabajo de conocedores en variados campos del conocimiento: defensa territorial, salud, educación, energías alternativas, economías regenerativas, conectividad, planificación espacial e inteligente, conservación y restauración de ecosistemas, jurisprudencia y más. Las acciones y metas han sido levantadas, examinadas y reformuladas por las organizaciones y sus representantes en reuniones y talleres mantenidas con el equipo técnico.

Las metas del plan son ambiciosas, en la medida que exigen cumplir los derechos humanos y de la Naturaleza, la legislación ambiental, contemplados en los acuerdos internacionales y en las constituciones de Ecuador y Perú.

El criterio usado para elaborar las metas es la universalización de derechos, pero también crear rupturas precisas para cambiar la trayectoria seguida en la Amazonia. Se busca construir capacidades humanas, oportunidades productivas y asegurar servicios básicos que consoliden el Buen Vivir Amazónico de las comunidades.

Se pretende además, proteger y reforzar la defensa y gobernanza territorial para conservar los ecosistemas amenazados y restaurar los ecosistemas degradados.

Dada la importancia estratégica de la Amazonía, las propuestas son de carácter internacional, biorregional y local. La implementación y el cumplimiento de las metas hasta 2030 requieren del esfuerzo conjunto de gobiernos nacionales y locales, comunidades y organizaciones indígenas, ONG, empresa privada, universidades, entre otros.

1. Las prioridades históricas de los pueblos y nacionalidades indígenas, así como sus agendas políticas y una sistematización de los conflictos sociales y ambientales presentes en los territorios. Esto fue elaborado con las organizaciones indígenas mediante un conjunto de talleres de trabajo, en forma virtual y presencial, con dirigentes y técnicos de las organizaciones35.

2. Las contribuciones de especialistas desde una visión disciplinaria e interdisciplinaria. Estos aportes tuvieron un proceso de revisión de pares, una retro alimentación a los autores, y luego se realizaron talleres de trabajo. Los documentos finales sintetizan esta fase de revisión36.

3. La realización de 10 talleres de trabajo con organizaciones aliadas y sus equipos técnicos locales en Ecuador y Perú, para retroalimentar los resultados37.

4. La elaboración de un análisis multicriterio, con el objeto de identificar las prioridades técnicas de las intervenciones territoriales en Ecuador y Perú38.

La combinación de estos diferentes aportes y las distintas metodologías (políticas, técnicas, procesos participativos, talleres, etc.) ha permitido construir estrategias, acciones, metas e indicadores.

35. Memorias de los 4 talleres finales con CONFENIAE, AIDESEP, ORPIO, FENAP disponibles en formato digital: https://drive.google.com/drive/folders/1IM5OSSfCBntvQGBzeP7WDEhn3FRxhd9F?usp=sharing 36. Ver los documentos de política en formato digital: https://drive.google.com/drive/ folders/1i7qKTAODMWP-ir40v3_tKQZDhLMfOpUT?usp=sharing 37. Las memorias de los talleres se pueden visitar en formato digital: https://drive.google.com/drive/folders/1IM5OSSfCBntvQGBzeP7WDEhn3FRxhd9F?usp=sharing 38. Véase el análisis multi criterio en el siguiente enlace: https://drive.google.com/ file/d/1R3Qm0hqpwoodDJF9aFhaU48y_FrU0fRP/view?usp=sharing

Prioridades de acción territorial39

Esta sección define prioridades de conservación, regeneración, intervención, presupuestación y evaluación territorial con base en múltiples criterios ambientales, sociales y económicos.

La región amazónica es un mosaico único de vida. Se debe lograr su integralidad (no fragmentación) y mantenimiento. Desde esta entrada conceptual, este trabajo identifica prioridades territoriales.

primero).

El AMC integra las diferentes dimensiones de la realidad en un solo marco de análisis, para lograr una mirada exhaustiva. En esta sección se utiliza un AMC para determinar áreas prioritarias de intervención en las CS. Es un ejercicio pionero, útil para definir prioridades, y puede articularse con las necesidades de los pueblos y nacionalidades indígenas en sus territorios.

Para ello, se parte de los estudios de Cuesta, Peralvo y Baquero (2020) y Cuesta, Peralvo y Suárez (2020), en los cuales se definen las principales áreas de conservación y regeneración, con información ambiental. La conservación de las zonas ricas en diversidad y especies, y la regeneración de zonas afectadas son fundamentales.

Cuesta y sus colegas construyeron un conjunto de indicadores bajo el marco conceptual estado-presión-respuesta (PER), propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 1993 y acogido por el Convenio de Diversidad Biológica y por el Ministerio del Ambiente de Ecuador.40

Se busca:

Los resultados del PER se utilizan como insumo para el análisis multicriterio (AMC). El Análisis Multicriterio (AMC) incorpora información económica, social y biofísica, con el objeto de mejorar la toma de decisiones, y combina alternativas y criterios. Al combinar criterios ambientales, económicos y sociales, con los territorios, se obtiene un ranking de territorios que ahora son necesarios intervenir, sin descuidar el resto de cantones o departamentos. Esto se complementa con las demandas políticas territoriales de los pueblos y nacionalidades. Más allá de un aporte técnico, esto permite generar alternativas concretas a las necesidades de las poblaciones.

Las prioridades determinadas por el AMC constituyen una guía para la toma de decisiones referentes a la asignación de recursos económicos y materiales, direccionadas a las comunidades de las CS (a quién atender más) o referentes a la asignación temporal de recursos (a quién atender 39. Los autores de esta sección son Rafael Burbano y Fander Falconí.

40. Los detalles de los escenarios priorizados por el análisis de presión y respuesta, tanto para Ecuador como para Perú, se puede consultar en Cuesta et al. (2019) y Cuesta et al. (2020).

Salvaguardar las áreas prioritarias de alto valor de conservación y reducir amenazas en áreas bajo riesgo por un alto grado de afectación Recuperar las zonas en bajo estado relativo de conservación y con niveles intermedios de presión; Mejorar condiciones de vida de la población indígena y local para así reducir la presión sobre los bosques amazónicos El AMC es una herramienta que facilita el análisis de problemáticas complejas caracterizadas por la confluencia de dinámicas diversas y por la participación de actores sociales diversos, con distintas, e incluso antagónicas, visiones del mundo. El AMC supera el tradicional enfoque de evaluar proyectos por aspectos financieros.

Permite trabajar con múltiples criterios (sociales, ambientales, económicos, culturales), para construir una mejor representación del mundo real.

Munda (2008) es uno de los autores más reconocidos en el desarrollo de evaluación social multi criterio. En el AMC confluyen escalas de medición físicas, monetarias y cualitativas. En el caso ecuatoriano, se pueden revisar los trabajos de Vallejo, Burbano, Falconí y Larrea (2015), en el cual se llega a la conclusión que la conservación y la no extracción petrolera es mucho más rentable socialmente que las propuestas extractivas, y el estudio de Burbano, Larrea y Latorre (2017) para encontrar alternativas de desarrollo en la

Amazonía.

En un estudio multicriterial, los criterios se expresan en sus propias unidades de medida. Los datos pueden ser ciertos o tener un grado de imprecisión. El AMC puede manejar información cuantitativa o cualitativa. El AMC realizado incluye prioridades de conservación establecidas en los trabajos de Cuesta, Peralvo y Baquero (2020) y Cuesta, Peralvo y Suárez (2020). A ello se suman criterios y dimensiones que brindan una mirada comprensiva e integral a nivel territorial.

En Ecuador, la priorización territorial se realiza a nivel de los 41 cantones amazónicos pertenecientes a las 6 provincias amazónicas. En Perú, a nivel de las 25 provincias pertenecientes a los 3 departamentos amazónicos.

Los indicadores fueron elaborados a partir de la información del VII Censo de Población y VI de Vivienda – 2010 del Ecuador, y del XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas – 2017 del Perú.

Las dimensiones y criterios, incluidas en los análisis multicriteriales, se definen en la siguiente tabla.

Los resultados obtenidos para la priorización de acciones en el territorio del Plan Biorregional han sido definidos en función de las carencias en los territorios.41 Como la prioridad son los territorios con mayores áreas de conservación o restauración, población indígena y vulnerabilidad, en los criterios para el análisis multicriterio se consideran las áreas prioritarias para conservación y restauración, y las carencias en salud, educación, oportunidades, servicios; además, cultura y situación de las mujeres. Por ejemplo, en el Ecuador, un cantón con menor porcentaje de población con acceso a fuentes adecuadas de agua para consumo humano tiene mayor prioridad, en relación a otro con mayor porcentaje de población con acceso a agua adecuada.

41. Las tablas de los resultados integrales pueden ser consultados en el siguiente enlace: https://drive.google.com/file/d/1pUjNB5pIJHTcN9xneqsat_DgxLM9IiKK/view?usp=sharing

En los AMC42 se ordenan los territorios en función de 17 criterios en Ecuador y 15 en Perú.

La prioridad se expresa como un número entre 0 (mínima prioridad) y 100 (máxima prioridad).

La prioridad se expresa como un número cardinal y marca una distancia relativa consecutiva, pero no puede ser interpretada como una razón 43 .

Tabla 20 Dimensiones y criterios del AMC Elaboración propia 42. Los indicadores o variables aún marcan una tendencia en los territorios de la Amazonía. Luego de la realización del nuevo censo en Ecuador, pospuesto a causa de la pandemia del Covid-19, será necesario realizar una actualización del estudio multicriterio. La variable 'Provisión de internet' está desactualizada, por lo que se excluye del análisis en el caso ecuatoriano. El manejo de deseshos sólidos no se consulta en el censo de Perú, razón por la que se excluye del análisis.

43. Las expresiones “doble de prioridad”, “triple de prioridad”, “mitad de prioridad”, carecen de sentido.

Resultados obtenidos para Ecuador

Áreas prioritarias de alto valor de conservación

Áreas de altos valores de conservación y de amenaza

Áreas prioritarias para restauración

Los cantones de más alta prioridad son: Pastaza, Arajuno, Taisha, Loreto y Aguarico localizados en las provincias de Pastaza (Pastaza y Arajuno), Morona Santiago (Taisha) y Orellana (Loreto y Aguarico). Adicionalmente estos cantones están entre los de mayor extensión en áreas de conservación; en particular los dos primeros. Por otra parte, los cantones de menor prioridad son Palanda, Sucumbíos y Chinchipe ubicados en las provincias de Zamora Chinchipe (Palanda y Chinchipe) y de Sucumbíos (Sucumbíos). Estos tres cantones (junto al cantón Quijos) no tienen áreas para conservación.

En este caso, los cantones de mayor prioridad son Taisha, Arajuno, Logroño, Morona y Loreto.

Los canto00nes de Taisha, Logroño y Morona pertenecen a la provincia de Morona Santiago, en tanto que Arajuno a la provincia de Pastaza y Loreto a Orellana. El cantón Taisha es el de mayor área de alto valor de conservación y amenaza. En el otro extremo se encuentran los cantones Palanda (Zamora Chinchipe), Pablo VI (Morona Santiago) y Chinchipe (Zamora Chinchipe). De estos últimos cantones solo Pablo VI no tiene áreas de prioridad de conservación ni de alta amenaza.

Los cantones prioritarios en las zonas de restauración son Taisha, Arajuno, Logroño, Aguarico y Morona. Los tres primeros repiten ubicación con el orden de prelación anterior y los dos últimos están presentes en las primeras ubicaciones, de acuerdo a la primera y segunda prioridad, respectivamente. Entre los cantones de menor prioridad están Paquisha, La Joya de los Sachas y Chinchipe. El cantón Chinchipe figura en la última ubicación en los tres ordenamientos.

Resultados obtenidos para Perú

En el Perú, las provincias de mayor prioridad en cuanto a un alto valor de conservación y con alto valor para restauración son: Maynas, Condorcanqui, Datem del Marañón, Loreto y Mariscal Ramón Castilla localizadas en los departamentos de Loreto (Maynas, Datem del Marañón, Loreto y Mariscal Ramón Castilla) y Amazonas (Condorcanqui). La provincia de Maynas es la que tiene las mayores áreas de conservación y recuperación. Entre las provincias de menor prioridad están Chachapoyas (Amazonas), Tocache y Mariscal Cáceres (San Martín), y Rioja, Huallaga y Moyobamba (San Martín). Moyobamba y Huallaga son las de menor área para restauración.

En síntesis, el AMC fortalece estudios previos de conservación ambiental, al incorporar criterios de salud, educación, oportunidades, servicios, cultura y género. Se determinan prioridades de intervención ambiental y social, lo que permite la focalización espacial y temporal de recursos escasos. Los criterios utilizados para la construcción del índice de prioridad multicriterial son la base para la elaboración de la micro planificación y de la evaluación. La micro planificación se aplica al ámbito local, al nivel más desagregado posible. En el Ecuador, la micro planificación podría elaborarse a escala parroquial; en el Perú, a escala de distritos, e incluso a unidades más reducidas.

Se debe llegar a una micro planificación de comunidades, en consonancia con los planes de vida.

Una planificación debe contener metas. Las metas deben ser cuantificables y con indicadores para evaluar su cumplimiento. La planificación se complementa con la construcción de un sistema de información con monitoreo regular del avance de objetivos, estrategias y acciones.

Una meta del plan sería agua segura para la población en el 2030. La micro planificación establece los proyectos y programas calendarizados con su presupuesto estimado y las metas parciales durante el periodo de intervención 2021-2030.

Ejes estratégicos

El cambio de paradigma hacia 2030 Hay esperanza si cambiamos radicalmente la forma en que los seres humanos interactúan con el mundo viviente, y se implementa una transición ecológica y social justa hacia el buen vivir amazónico con iniciativas concretas y viables de producción, regeneración y conservación.

El Plan Bioregional es el primer esfuerzo integral para abordar las cuestiones clave que afectan a la bioregión. El Plan se ha elaborado en medio de una pandemia de salud mundial que ha afectado gravemente a los habitantes de la región amazónica en 2020.

Nudos críticos en la bioregión: Deforestación: degradación, fragmentación y pérdida de bosques y biodiversidad

Las vías de transición deben ser efectivas en:

1.

Mantener los combustibles

Extractivismo: décadas de relaciones inequitativas entre la bioregión y el resto del mundo

fósiles en el suelo en zonas de alto valor ecológico y cultural

Desigualdad social y empobrecimiento

2.

Crear nuevos sistemas

3.

métricos para los indicadores de bienestar social, económico y ambiental

Apoyar alternativas económicas para atender las necesidades locales, promoviendo al mismo tiempo nuevas fuentes de ingresos que respeten la naturaleza e incorporen los conocimientos ancestrales

Disputas territoriales, falta de gobernanza y planificación

Debilitamiento cultural y educativo

1970-2019

Salud y sanidad en estado crítico

2020

2021-2030 Gráfico 9

El cambio de paradigma hacia 2030

Elaborado por Alejandro Bermeo y Juan Manuel Crespo

Visión 2030

Ejes estratégicos del Plan Biorregional

Educación y conciencia ecológica

Para acortar las grandes brechas educativas debido al abandono de los estados en cuanto a esta obligación y abriendo posibilidades a la complementariedad en términos educativos de otras temáticas aterrizadas a la conciencia ecológica arraigada a la cosmovisión de los pueblos y nacionalidades indígenas, así como a la conexión de las escuelas con los territorios

Articulación de objetivos, estrategias, acciones y metas específicas

Transporte, tecnología y conectividad

Salud Intercultural

Para desarrollar los procesos productivos y para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales, la comunicación tanto física como digital es indispensable. La tecnología puede aportar a mejorar medios de transporte y conectividad, la necesidad de movilizar personas, productos e información es cada vez más solicitada. La soberanía tecnológica es esencial para construir autonomía y autodeterminación territorial.

Luego de la pandemia del COVID-19 que azotó con mucha fuerza a los pueblos amazónicos, apuntalar acciones alrededor de un eje estratégico de salud intercultural resulta de gran importancia para asegurar que el abandono por parte de los estados y la vulnerabilidad de estos pueblos no se repita

Planificación urbana inteligente, derecho a la ciudad y vivienda social

Gobernanza territorial y autodeterminación indígena

Acciones necesarias para asegurar la defensa territorial indígena, el reconocimiento de derechos colectivos y territoriales, y la construcción de planes de vida que aseguren una gobernanza legítima de los gobiernos indígenas.

Visión 2030

Las ciudades deben articularse en ambiciosos retos como la descarbonización, transporte eficiente, manejo adecuado de residuos, entre otros. La vivienda requiere de propuestas concretas que aseguren modelos de desarrollo habitacional que prioricen necesidades sociales y ambientales sobre lógicas especulativas inmobiliarias.

En otras palabras, se necesita planificar espacios físicos dignos para la Vida de las personas que sean sostenibles en términos energéticos y ecológicos.

Energía renovable

Es clave contar con una transición hacia sistemas de energías renovables sostenibles, descentralizadas, participativas, comunitarias, estables, y descarbonizadas si se quiere que las estructuras productivas y sociales se transformen en la bioregión.

Economía del Bosque y emprendimientos regenerativos

La generación de oportunidades productivas económicas es fundamental para que las poblaciones amazónicas puedan dejar de depender de la extracción de recursos naturales y primarios, a la vez que se apuesta por la reproducción de la vida.

Vías de transición

Acciones necesarias para transicionar de un modelo socioeconómico basado en la extracción de recursos naturales, hacia un modelo regenerativo que ponga la reproducción de la vida en el centro de sus preocupaciones Gráfico 10 Matriz de Planificación Biorregional: Visión, Objetivos y ejes estratégicos Elaborado por Alejandro Bermeo y Juan Manuel Crespo

Conservación y restauración de bosques y cuencas hídricas

La conservación real y permanente de las áreas bajo presión los intereses de los pueblos y habitantes es crucial. tanto para los pueblos que la habitan como también para mantener el equilibrio climático en el planeta Hacen falta mecanismos de manejo conjunto y compromiso con las actuales y siguientes generaciones

Eliminar

Detener

degradación, deforestación y pérdida de bosques

Articulación de acciones Vías de transición ecológica y social

Transición Local

Moneda electrónica complementaria para la bioregión

E

sta seccion articula la visión del Plan Biorregional a través de áreas estratégicas y acciones específicas, metas intermedias y finales e indicadores clave para cada uno de los objetivos generales

Transición Global

Asegurar

el avance de industrias extractivas

Energía renovable

Métrica de transición

Tratado de No Proliferación de Combustibles fósiles

gobernanza territorial plena

Sistema de indicadores biofísicos

Gobernanza territorial y autodeterminación Indígena

Liderar un proceso de descarbonización desde la Amazonía

Defensa de los derechos territoriales

Consolidar

Promover conservación restauración de bosques

el buen vivir amazónico

Tecnología transporte y conectividad

Transporte sostenible como alternativa al avance de carreteras

Educación y conciencia ambiental

Fortalecer capacidades pedagógicas en escuelas interculturales bilingues, y complementar la educación formal con la no formal

Salud intercultural

Afianzar relaciones comunitarias para el trabajo en salud

Economía Planificación del bosque inteligente,

derecho a la ciudad y vivienda social

Promover eficiencia energéntica en ciudades amazónicas

Economía del Bosque: emprendimientos regenerativos

Capacitación para emprendimientos regenerativos

Conservación y restauración de bosques y cuencas hídricas

Acciones de monitoreo y co-manejo

Relación de la Amazonía con el mundo: acciones globales y locales para la transición

L º

a transición socio ambiental tiene dos procesos interconectados:

1) el decrecimiento de las sociedades ricas y opulentas 2) la transición energética interna

Tiene que subir el peso de la energía renovable y bajar el peso de la energía no renovable en forma sincronizada. Esto significa descarbonizar y generar procesos redistributivos en las economías de los países ricos e industrializados, y de los empobrecidos -como la renta básica universal- y vincular el pago de la deuda ecológica con la deuda financiera. Se acompañan los eco-impuestos internacionales al agotamiento del capital natural o la energía fósil. Nos comprometemos a impulsar el tratado de no proliferación de combustibles fósiles.

Esto exige una renovada iniciativa de mantener combustibles bajo tierra (desafío para 2021), crear un fondo petrolero intergeneracional con el recurso disponible en campos ya consolidados, suspender la minería a gran escala, transparentar pasivos sociales y ambientales de la industria extractiva (sinceramiento de los costos), cambio energético profundo en las ciudades amazónicas y fomento de actividades de alta rentabilidad social, como turismo comunitario, emprendimientos productivos, nuevos empleos.

El segundo pilar es la nueva métrica. Desde hace tiempo abogamos por una nueva forma de medir el bienestar de un país, evaluando cada elemento que traiga felicidad. Pero todavía la asignación presupuestaria se realiza con indicadores monetarios convencionales como el PIB, a pesar de que se ha demostrado hasta la saciedad sus limitaciones.

Este eje articula acciones necesarias para pasar de un modelo socio económico basado en la extracción de recursos naturales, hacia un modelo regenerativo que ponga la reproducción de la vida en el centro de sus preocupaciones. Apunta a acciones a escala nacional en Ecuador y Perú, pero también a escala global por la relación de la Amazonía con el resto del mundo. Busca crear indicadores basados en una nueva métrica para el Buen Vivir; la creación de un fondo petrolero intergeneracional para garantizar que los últimos recursos provenientes del extractivismo sean invertidos en una verdadera transición post-extractivista; la subscripción de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles a nivel mundial que ayude a garantizar la preservación de regiones y exijan la suspensión de actividades extractivas de todo tipo en regiones de alta biodiversidad y en territorios indígenas, entendiendo el valor “sagrado” de estas regiones; la constitución de un fondo internacional para la restauración hídrica y forestal con alto valor ecosistémico para paliar el cambio climático.

Gobernanza territorial y autodeterminación indígena44

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os pueblos indígenas amazónicos de Ecuador y Perú comparten la porción occidental de la cuenca amazónica, y ese espacio biogeográfico es uno solo para su historia. La riqueza de un entorno natural megadiverso constituye el asiento territorial de un conjunto de comunidades humanas que representan una extraordinaria diversidad cultural.

Más del 50% del área de las Cuencas Sagradas es territorio indígena o está en disputa en el sistema judicial como reivindicación territorial indígena, y representa el hogar de más de 30 pueblos y nacionalidades. Ambos países comparten la herencia de un pasado colonial una estructura socio económica inequitativa y la dependencia de actividades extractivas con altos impactos ambientales y sociales.

Las organizaciones indígenas amazónicas de Ecuador y Perú tienen varios puntos en común.

Su proceso político y organizativo responde a una lógica de defensa del territorio y de la identidad cultural.Parte desde la década de los 60 en Ecuador y la de los 70 en Perú. Las organizaciones tienen trayectoria y experiencia acumuladas. Han forjado su carácter en momentos críticos de conflictividad social, en los que la movilización ha resultado ser un mecanismo potente para posicionar la agenda de

reivindicaciones en la discusión política de sus países. En algunos casos, sus reivindicaciones, luchas y procesos han rebasado las agendas locales y se han convertido en temas internacionales. Han debido asimilar y sobreponerse a persecuciones, criminalización de sus líderes, limitaciones económicas y presiones políticas hasta erigirse en referentes para sus bases y para la opinión pública nacional en cada uno de sus países.

Hay una oportunidad para desarrollar estrategias binacionales. En materia de derechos de los pueblos indígenas, los Estados tienen compromisos internacionales similares. Los compromisos derivados del Acuerdo de París, si llegan a concretarse, con una nueva coyuntura de cambio político en los Estados Unidos -el gobierno de Donald Trump tuvo una postura negacionista con el cambio climático-, podría ser una oportunidad para la conservación de la Amazonía. También pueden ser una amenaza, si las organizaciones indígenas no se preparan para los procesos de negociación y gestión de los proyectos a fin de garantizar que sus derechos territoriales y culturales estén debidamente resguardados.

44. Esta sub-sección ha sido editada por Inés Luna con las contribuciones de: Mario Melo, Belén Páez, Laura Posada, Esteban Falconí, Katherina Luz Paukar, Anabel Pérez, Nanki Wampankit, CONFENIAE, AIDESEP.

Los pueblos indígenas amazónicos en Ecuador y Perú plantean cinco puntos claves en sus plataformas de lucha: - El aseguramiento de la propiedad de sus tierras y territorios.

- La autodeterminación, expresada en el autogobierno territorial y la libertad para escoger su presente y su futuro.

- La defensa del territorio frente a las amenazas externas como las industrias extractivas, los megaproyectos de infraestructura, la deforestación y los monocultivos.

- La identidad cultural y el respeto de su cosmovisión.

- El pleno ejercicio de sus derec1hos humanos colectivos e individuales, sin discriminación ni abandono es tatal y sin que la prestación de servicios públicos de calidad sea condicionada a la entrega de su territorio a intereses externos.

El presente eje articula acciones necesarias para asegurar la defensa territorial indígena, el reconocimiento de derechos colectivos y territoriales, y la construcción de planes de vida que aseguren una gobernanza indígena legítima. Las principales acciones son: la elaboración participativa e implementación de planes de vida de nacionalidades y pueblos que incluyan indicadores adaptados a sus cosmovisiones y condiciones de vida; el fortalecimiento de los procesos de defensa del territorio a través de monitoreo y vigilancia comunitaria; el fortalecimiento de las capacidades de gestión e institucionales de los pueblos y nacionalidades indígenas; la protección de los territorios donde habitan pueblos en situación de aislamiento y en contacto inicial (PIACI); garantizar el ejercicio pleno de los derechos colectivos y territoriales; la litigación y acciones legales para atender conflictos socioambientales y territoriales en la biorregión.

Gobernanza territorial y autodeterminación indígena

Gobernanza territorial y autodeterminación indígena

Economías del bosque y emprendimientos regenerativos45

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os habitantes indígenas de la Amazonía han conservado los ecosistemas naturales, al resistir a las industrias extractivas y al evitar la deforestación del bosque en sus territorios ancestrales. Sus prácticas ancestrales de utilización o manejo de los recursos naturales tienden a evolucionar, y no siempre de manera sostenible. Las alternativas en marcha hasta ahora no son suficientes, y las opciones complementarias y la cooperación entre los actores del territorio deben continuar favoreciendo un equilibrio entre conocimientos ancestrales y nuevas técnicas de producción sostenibles.

Ningún esfuerzo de producción, de recursos del bosque o cultivos, puede aspirar a la sostenibilidad sin asegurar los derechos de tenencia y uso de recursos de las comunidades tradicionales. Delimitar y confirmar legalmente estos derechos para algunos pueblos y nacionalidades es aún una tarea pendiente. Hasta para los grupos que tienen derechos asignados, asegurar su pleno control y gobernanza es fundamental. Ausentes estas garantías básicas de derechos se desincentiva el manejo y producción sostenible, con resultados y beneficios que se percibirán en el futuro; y la falta de claridad puede generar conflictos dentro de o entre comunidades disputando el acceso a los recursos.

Las propuestas parten de los siguientes planteamientos. Las acciones en detalle se presentan en las tablas a continuación, con sus respectivas metas e indicadores de evaluación..

45. Esta sección ha sido editada por Inés Luna con las contribuciones de: Jacob Olander, Anders Siren, Rodrigue Gehot, Stefan Kistler, Daniel López.

Economías del bosque Se han identificado productos por su tradición de uso, su potencial de mercado y la oferta natural: el aguaje o morete (Mauritia flexuosa), el ungurahui (Oenocarpus bataua), ishpingo (Ocotea quixos), camu camu (Myrciaria dubia), guayusa (Ilex guayusa), vainilla (Vanilla Odorata), entre otros. Los sistemas agroforestales, por su diversidad de especies domesticadas y silvestres, tienen un gran potencial.

El sistema alimentario de las poblaciones “bosquesinas” se sostiene en el aprovechamiento de recursos del bosque, lagos y ríos. El pescado es la principal fuente de proteínas para el 90% de la población rural (Álvarez y Ríos, 2009), y los frutales silvestres o asilvestrados, en especial los frutos y tallos de palmeras (aguaje, hunguraui, hausaí, pijuayo, etc.) proveen vitaminas, proteínas, ácidos grasos esenciales y hierro, todavía más porque el consumo de hortalizas y lácteos es casi nulo (ABISA, 2015).

A pesar de la enorme diversidad y riqueza potencial de los productos amazónicos, existen muy pocos referentes de emprendimientos y cadenas de valor que hayan logrado estructuras y procesos estables desde el punto de vista económico y de sostenibilidad ambiental.

Capacitación humana y organizacional

Tecnología, procesamiento y valor agregado

Las estructuras empresariales y comerciales, y el conjunto de habilidades y perfiles que requieren, son diferentes a las organizaciones tradicionales y contemporáneas indígenas. Existen cada vez más indígenas amazónicos, y más jóvenes, con estudios de administración, contabilidad, mercadeo y afines. Un desafío es formar y preparar profesionales y construir organizaciones, o empresas (indígenas o mixtas), que puedan integrar culturas empresariales indígenas.

La falta de calidad, los altos costos de transporte de material en bruto y los múltiples intermediarios disminuyen el porcentaje del valor final del producto para el productor local. Mejoras en procesamiento a niveles más locales –en la comunidad o en poblaciones intermedias– pueden contribuir a mejorar los retornos, en muchos casos con prácticas y tecnologías relativamente sencillas. Generar mayor valor agregado, con tecnologías más complejas y montos mayores de inversión, puede representar oportunidades adicionales, de mayor riesgo y en alianzas con entidades especializadas.

La mayoría de iniciativas productivas, por ejemplo en Loreto, en el Perú, se han enfocado a la generación de ingresos, pero con escasa atención a los sistemas alimentarios. Los proyectos de FONCODES, con enfoque de seguridad alimentaria, tienen poca pertinencia social y cultural (MIDIS, 2018; ABISA, 2015) y las iniciativas de promoción de cultivos y crianzas han tenido un escaso grado de apropiación por los beneficiarios (Gasché y Vela, 2012; Rodriguez y Hesse, 2002). Se basan en una racionalidad productiva, donde la rentabilidad es el principal motivador para adoptar una determinada actividad o mejora tecnológica. Esta puede reproducirse con aporte de capital y transferencia tecnológica del proyecto.

Riesgos de desequilibrios e impactos indeseados La dedicación de tiempo a ciertas actividades comerciales -en la comunidad o fuera de ella- puede ocasionar una reducción de tiempo dedicado a mantener sistemas productivos tradicionales. La explotación de un producto puede tener efectos colaterales en otros recursos del ecosistema -por ejemplo, la extracción de madera sobre fauna silvestre para la cacería.

Por otro lado, subsisten conflictos entre el derecho de uso ancestral de las comunidades

y la apropiación del territorio por el Estado al crear áreas protegidas, lo que se traslada a enfrentamientos entre los grupos de manejo y personas de otras comunidades que no están autorizadas para el aprovechamiento comercial de los recursos (Campaneira, 2017; Kilbane y Gray, 2009).

Esto se visibiliza en las demandas de organizaciones indígenas como la Asociación Cocama de Desarrollo y Conservación San Pablo de Tipishca (ACODECOSPAT) en relación con la Reserva Nacional Pacaya Samiria. El desafío es extender el modelo para generar beneficios más amplios e incorporar a más personas.

Acceso a financiación El desarrollo y el fortalecimiento de emprendimientos para productos amazónicos tienen limitaciones para el acceso a financiación. Muchas estructuras de emprendimientos no cumplen con niveles de capacidad administrativa para recibir créditos ni inversión.

- La escala de los emprendimientos en su etapa temprana es insuficiente, e implica costos de transacción altos, para atraer inversiones o crédito. Las estructuras cooperativas y asociativas por naturaleza tienen dificultades para brindar garantías para crédito.

- Muchos productos amazónicos, más los novedosos, son de alto riesgo, con

mercados, demanda, estructuras de costo o incluso productos definitivos aún por desarrollar.

- Políticas y estructuras tributarias nacionales que desincentivan la inversión.

Zonificación, manejo adaptativo y co-manejo Los Estados deben reconocer la tenencia y autonomía política-administrativa de las nacionalidades indígenas sobre los territorios que habitan y usan, incluyendo zonas de conservación.

Optimizar la gobernanza de recursos requiere cooperación entre instituciones, desde las fincas familiares hasta actores públicos, privados y comunitarios, muchas veces sobrepasando los límites de división política dentro de los países y las fronteras nacionales. La autonomía de las comunidades locales tiende a favorecer un uso coordinado de recursos comunes. Los gobiernos también deben impulsar la creación de organismos transfronterizos encargados del manejo de cuencas hidrográficas y con representación de las comunidades indígenas.

para el intercambio a través del mercado dentro de la propia comunidad, entre comunidades o hacia mercados urbanos (Gasché y Vela, 2012; MIDIS, 2018). Diversos estudios muestran como a mayor intensidad de relación con el mercado en el tiempo genera mayor consumo de bienes urbanos y mayor dependencia de ingresos monetarios, lo que a su vez induce cambios en las estrategias productivas, incluyendo el aumento de la expansión agrícola y de la extracción de recursos naturales (Trujillo, 2008). Frente a las relaciones asimétricas con el mercado y los impactos ambientales que inducen, el enfoque de biocomercio se ha venido proponiendo a escala nacional en Ecuador y Perú, y a escala regional, como una alternativa para el comercio justo, inclusivo y basado en sistemas de producción sostenibles. Pero el impacto ha sido limitado, por los problemas estructurales de la economía regional, y por el diseño inadecuado de las intervenciones. Actualmente hay cierto desarrollo del mercado interno para este tipo de productos que abre mayores oportunidades.

Condiciones estructurantes para dinamizar las economías del bosque y regenerativas

Inversión en Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) y el fortalecimiento de capacidades humanas

En todas las comunidades amazónicas existe producción

En el caso específico de la

I+D+i para los productos que pueden ser producidos y vendidos por organizaciones y emprendimientos, es indispensable garantizar una relación estrecha, equitativa y desde etapas tempranas con el sector privado para la identificación y desarrollo de productos que responden a las exigencias e interés del mercado. A la vez es fundamental la investigación en las dinámicas ecológicas y de manejo para asegurar una producción sostenible. Fortalecer el impacto de la investigación y desarrollo para la biorregión depende de inversiones estratégicas y flexibles que estén bien articuladas con posibilidades reales de mercado, que refuercen y fortalezcan los conocimientos tradicionales de las comunidades y las capacidades de instituciones académicas, con presencia y experiencia en la Amazonía y a nivel internacional.

Crear condiciones favorables para la inversión en economías regenerativas en la región y adecuar las estrategias de implementación Evaluar y plantear mecanismos de reformas fiscales que estimulen y atraigan inversión hacia emprendimientos regenerativos. Desarrollar mecanismos financieros mixtos (no-reembolsables + asistencia técnica + inversión) para apoyar el establecimiento y crecimiento de empren-

dimientos de la biorregión con participación y beneficios directos para los pueblos indígenas. Existe un interés manifiesto de muchos inversionistas y financiadores en apoyar emprendimientos que contribuyan a contrarrestar la destrucción de la Amazonia, fortalecer economías indígenas y frenar el cambio climático. Sin embargo, ha sido muy difícil lograr que estas inversiones se concreten en la Amazonía. Se requieren mecanismos de financiación familiarizados con las dinámicas y condiciones de la Amazonía, y con capacidad de combinar fondos no-reembolsables y asistencia técnica, para etapas tempranas de mayor riesgo y construcción preliminar, con fondos de inversión para emprendimientos maduros.

Los requisitos legales, regulatorios y burocráticos para las empresas son significativos en Perú y Ecuador Pese a existir mecanismos simplificados para el sector popular, solidario y microempresas. A los requisitos generales para operar en el sector formal como empresa, asociación, cooperativa u otra figura, se suman complejidades adicionales para productos especializados, como alimentos, cosméticos y medicinas. Habrá que establecer agencias especializadas (independientes, o adscritos a

entidades de gobierno local o universidades) que orienten a los usuarios de los emprendimientos en el cumplimiento de sus obligaciones, integrando en un solo lugar información y apoyo gratuito o a bajo costo.

Contar con agentes autorizados en los centros administrativos, idealmente provenientes de personal capacitado de los pueblos y nacionalidades de la biorregión, que hagan representación y seguimiento de las obligaciones y trámites de comunidades y emprendimientos distantes. Evaluar y promover opciones de reformas normativas que faciliten el establecimiento, la operación y el cumplimiento de obligaciones de emprendimientos de interés social y/o de socios/accionistas indígenas.

Asegurar la soberanía alimentaria y el desarrollo de iniciativas económicas regenerativas Desarrollar sistemas agrícolas de alta diversidad con énfasis en la regeneración del suelo, basados en la combinación de técnicas agroecológicas contemporáneas y saberes ancestrales, mejorando la soberanía alimentaria de las comunidades; zonificar de manera comunitaria las tierras y territorios indígenas para la planificación del manejo de recursos naturales, vinculándose a la elaboración de los planes de vida que, a su vez, impulsen el manejo adaptativo y el co-manejo

de productos del bosque con instituciones en diferentes niveles (comunitario, local, regional, nacional y binacional); fomentar la inversión para fortalecer capacidades humanas, y la investigación y desarrollo de procesos productivos regenerativos, priorizando financiamiento a pueblos y nacionalidades indígenas, dinamizando financiamiento para la investigación y el desarrollo de productos con significación económica y cultural, seleccionando recursos con ciclos estacionales complementarios; incorporar consideraciones culturales de las dinámicas económicas propias de los pueblos en la implementación de los emprendimientos regenerativos.

Facilitar el acceso y conocimiento de los mercados al mismo tiempo que se reducen las barreras del cumplimiento regulatorio Apoyar mecanismos que permitan contacto más directo y construcción de relaciones de confianza entre productores y compradores (ruedas de negocios, visitas y misiones comerciales, envíos de muestras). Brindar asesoría puntual y especializada en procesos de negociación de contactos y contratos comerciales.

Dinamizar el acceso a merca-

dos locales que tienen mayor potencial de contacto directo y desintermediación (p.ej. compras públicas, compromisos corporativos nacionales de compra de productos y productores de la bioregión).

Entender y poder contactar con los mercados donde se pueden colocar con el mayor valor los productos amazónicos es fundamental para maximizar los beneficios para las comunidades de la Amazonía. Desafortunadamente hay impedimentos para esta conexión, desde cuestiones básicas como idioma y falta de telecomunicaciones hasta el conocimiento especializado que se requiere en la cadena de valor, apuntando a diferentes segmentos y países.

Es fundamental involucrar pronto a potenciales clientes para poder confirmar que los esfuerzos de producción van a resultar en ventas.

cia sin tener que depredar la biodiversidad.

Soberanía alimentaria Más allá de la seguridad alimentaria 46, el enfoque de soberanía alimentaria implica el control local, el protagonismo de los pueblos, sus conocimientos, prácticas y sistemas tradicionales, para asegurar su propia alimentación (Gordillo, 2013). La soberanía alimentaria debería ser un enfoque fundamental de las políticas de desarrollo productivo, permitiendo a las comunidades adaptarse a las nuevas situaciones y desafíos. La búsqueda de modelos propios de satisfacer las necesidades, en el caso de la cultura “bosquesina”, conecta con la noción de Buen Vivir (Viteri, 2002; García y Guardiola, 2016).

Generar oportunidades productivas económicas para acabar con la dependencia en la extracción de recursos naturales y primarios.

Las denominadas economías del bosque y emprendimientos regenerativos resultan imprescindibles para construir un paradigma alternativo que genere medios de subsisten-

46. Las estrategias de seguridad alimentaria consideran 5 ejes: Disponibilidad, relacionada con la producción de alimento en cantidad, calidad y variedad. Acceso, donde influye el nivel de ingresos que permita adquirir los alimentos. Utilización, que se refiere a hábitos alimentarios que aseguren una nutrición adecuada. Estabilidad, en relación a la vulnerabilidad frente a riesgos de escasez. Y la dimensión institucional que involucra las políticas y articulación de los entes públicos para asegurar la seguridad alimentaria (MINAGRI, 2013).

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Salud intercultural47

a determinación socio-histórica, así como la diversidad cultural y natural determinan patrones propios de salud/enfermedad.

Por una parte, hay problemas de salud característicos de la privación socioeconómica y de la falta de servicios básicos (incluyendo servicios sanitarios). Por otra, hay problemas de salud derivados de la explotación indiscriminada de recursos (contaminación, destrucción de territorios ancestrales, cambios en los modos de vida tradicionales, violencia). Estos dos perfiles de salud/enfermedad se entremezclan a nivel local, conformando características únicas en cada territorio y exigen planes de salud territorializados, basados en la comunidad (sus necesidades y fortalezas), con amplia participación ciudadana, y con una visión no antropocéntrica.

Para la propuesta, se recopilaron siete ejemplos representativos de experiencias exitosasde trabajo en salud en la región de las Cuencas Sagradas: 1. Clínica Ambiental - Salud Integral desde el Suelo 2. Proyecto de Salud Integral de Sucumbíos - El potencial del trabajo organizativo desde lo local 3. Naku

4. Mamás del Río 5. Proyecto Claverito 6. Instituto Chaikuni 7. Centro Takiwasi

47. Los autores del documento de políticas de salud son Juan Mateo Espinosa y Andrés Peralta. También contribuyeron: el Consejo directivo de CONFENIAE, AIDESEP, ORPIO y FENAP.

Las propuestas parten de los siguientes planteamientos: 1) La salud está ligada a la conservación y reparación del suelo (y el agua, las plantas, animales y el resto de organismos de la selva).

2) El trabajo comunitario integral y participativo es fundamental para la sostenibilidad de los programas y proyectos. La participación es la base de los procesos desde diagnósticos, priorización de problemas; propuesta, planificación, implementación y evaluación de las intervenciones.

3) La recuperación y fortalecimiento de los saberes ancestrales (tanto en modos de vida como en prácticas de alimentación y curación), en un marco de respeto e igualdad, es esencial.

4) El trabajo en salud debe reconocer la diversidad: vulnerabilidades y necesidades de las distintas poblaciones que habitan la región. Dichas necesidades varían según territorio, historia, relaciones sociales y cultura.

Además, deben considerarse las especificidades según las etapas del ciclo vital (niñas y niños, adolescentes, personas adultas y personas mayores).

5) Las intervenciones deben servir para fortalecer la organización comunitaria existente.

6) Las experiencias exitosas surgen de equipos interdisciplinarios.

7) La accesibilidad a servicios es un desafío.

Muchos proyectos sanitarios exitosos tienen como factor clave el acercamiento de servicios básicos a la población y/o el establecimiento de sistemas efectivos de referencia/ contra referencia.

8) La mejor herramienta para mejorar la salud de las poblaciones de la región es mejorar las condiciones de vida reparación ambiental, perfeccionamiento del saneamiento, avances en viviendas (respetando la cultura y ambiente), educación intercultural, producción sostenible de alimentos La pandemia del Covid-19 demuestra la necesidad de fortalecer la salud intercultural, para asegurar que el abandono por parte de los Estados y la vulnerabilidad de estos pueblos no se repita. Este eje articula acciones alrededor de las siguientes estrategias: afianzar relaciones comunitarias para el trabajo en salud; establecer espacios de salud, formación técnica y aseguramiento de propiedad intelectual sobre los bioconocimientos amazónicos, vinculando a los promotores sabios históricos que han entregado su vida a la sanación; implementar mecanismos de resiliencia para emergencias ambientales y sanitarias; prevenir la violencia de género contra las mujeres y la violencia intrafamiliar, y exigir la protección de derechos de la niñez, la mujer, la adolescencia, adultos mayores y discapacitados; eliminar la desnutrición crónica infantil, con énfasis en niños y niñas de 0 a 5 años, basándose en los principios de soberanía alimentaria; remediación y compensación a las comunidades afectadas por impactos de las actividades extractivas; diseñar e implementar planes de salud participativos, con enfoques intergeneracionales, de género e interculturales, y facilitar su inserción en procesos de gobernanza territorial.

Las acciones se presentan a continuación con sus respectivas metas e indicadores de evaluación.

Educación y conciencia ecológica48

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a educación para el Buen Vivir y la conciencia ecológica contribuyen a la transición socio ambiental, porque influyen en los cambios de comportamiento. Así se evitan prácticas erradas y perjudiciales de las personas y de las colectividades sobre la naturaleza. Además, tiene principios, estrategias y conductas dirigidos a la recuperación, la restauración y el mejoramiento de la vida.

Para la propuesta, se revisaron tres experiencias localizadas en la región amazónica ecuatoriana: el proyecto ecoturístico y científico Sumak Kawsay in situ (Pastaza), el teatro comunitario de Kuamar (territorio shuar) y el sistema de educación intercultural bilingüe Sumak Kawsay y Kawsak Sacha del pueblo Sarayaku.

La producción de material educativo apropiado y consensuado con las propias comunidades, en el marco de la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), es esencial.

Los pueblos, nacionalidades indígenas y las comunidades campesinas pueden integrar y adaptar las mallas curriculares con su entorno natural, con sus prácticas de vida cotidianas, y con sus culturas (Ushigua, 2020).

La comunidad tiene libertad de organizar las actividades de su “escuela”, según sus propios intereses (Echeverri, 2008).

La mejora del proceso educativo en la Amazonía requiere una articulación entre territorio, comunidad, organización social y escuela. Esto significa fortalecer las capacidades pedagógicas de los distritos educativos y propiciar un modelo de gestión educativa en redes de escuelas (circuitos) articuladas a los territorios y a las comunidades. Además, se necesita: i) desplegar un modelo de trabajo en escuelas multigrado como oportunidad para incorporar la educación ambiental; ii) dar atención especial al desarrollo y metodologías de adquisición de la lengua en los primeros grados de las escuelas; iii) impulsar la escolaridad de la población amazónica, en especial joven; iv) desarrollar programas de atención al rezago y a la escolaridad inconclusa de la población de 18 años y más, y v) fortalecimiento de capacidades docentes a través de la UNAE e IKIAM. Se pueden alcanzar objetivos educativos en las experiencias educativas no formales, pero queda el reto de la sostenibilidad, la escala y la equidad de género. Los tres casos de educación no formal analizados tienen una ausencia de evaluación.

48. Autores del documento de política: Juan Manuel Crespo y Fander Falconí. Se agradecen las contribuciones de: Consejo directivo de CONFENIAE, AIDESEP, ORPIO y FENAP, Oscar Alejo

Estos criterios permiten evaluar otros proyectos como la Red de Bosques Escuela (BESCHOCO) – Mancomunidad Chocó Andino 49 o las iniciativas propuestas por la nacionalidad Sápara en EBI (Ushigua, 2020).

Como aporte se definen cinco criterios de evaluación: i) infraestructura ii) capacidad de replicabilidad iii) uso de metodologías participativas en las comunidades iv) equidad de género v) creatividad

La sistematización de los proyectos de educación no formal permite detectar vacíos y encontrar complementariedades adecuadas con el sistema educativo formal. Este vínculo puede establecerse en contenidos y espacios físicos ya creados por la educación formal. Se puede, también, aprovechar el rico laboratorio natural y la diversidad cultural de la región amazónica en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Para acortar las grandes brechas educativas, debidas al abandono de los Estados, y complementar en términos educativos temáticas de conciencia ecológica enraizadas en la cosmovisión indígena, y conectando escuelas con territorios, se plantean las siguientes estrategias: fortalecer las capacidades pedagógicas en escuelas interculturales bilingües; incorporar los saberes ancestrales y la conciencia ecológica, adaptando a las mallas curriculares de la educación intercultural bilingüe; fortalecer metodologías no formales de enseñanza de lenguas maternas; impulsar la escolaridad en la población amazónica, especialmente con jóvenes; fortalecer capacidades a docentes en la Amazonía; complementar la educación formal con la no formal; promover modelos de educación en línea, con acceso a la internet y a medios digitales; propiciar modelos de gestión en redes (escuela-territorio-comunidad).

Las acciones que emergen de dichas estrategias, se presentan a continuación con sus respectivas metas e indicadores de evaluación.

49. La Red comparte similitudes ecosistémicas y culturales con la Amazonía. En 2017, se inició un proceso para crear una escuela en el sector rural del bosque húmedo tropical del noroccidente de la provincia de Pichincha. En 2018, fue declarada Reserva de Biosfera del Chocó Andino de Pichincha por la Unesco, por lo que se suma a otros 23 sitios de otros continentes, que conforman la Red Mundial de Reservas de la Biosfera.

Se trata de una organización sin fines de lucro dedicada a incidir en la educación para beneficiar a la población local y asegurar la sostenibilidad socio-ecológica de la Mancomunidad del Chocó Andino (MCA) (Ramírez, 2018). La Red brinda apoyo técnico, pedagógico e institucional a los bosques escuela y genera vínculos con instituciones educativas locales, nacionales e internacionales. Está conformada por ocho bosques escuela. Cada uno tiene su propio enfoque temático y generacional, aunque se basan en la misma filosofía y principios, y trabajan para cumplir objetivos comunes. Los contenidos recurrentes son: ecología de bosques, restauración ecológica, monitoreo de vida silvestre y emprendimientos sostenibles (Pambiliño Bosque Escuela, 2019).

Transición a energías renovables50

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a región amazónica debe liderar el proceso de uso de energía renovable y descarbonización en el planeta. La meta es plantear las alternativas para universalizar el acceso a la electricidad y sustituir su generación de fuentes de energía fósil por fuentes renovables, garantizando además su sostenibilidad.

Se dispone de una amplia legislación nacional e internacional para promover la generación limpia. Según la Fundación Ecuatoriana de Tecnología Apropiada (FEDETA), el 80% de los proyectos de energía renovable en comunidades está obsoleto y, por tanto, los paneles solares sin funcionar se convierten en desechos.

Es esencial contar con una transición hacia sistemas de energía renovables sostenibles, descentralizados, participativos, comunitarios, estables, y descarbonizados. Así, las comunidades amazónicas podrán mantener su visión y misión de cuidar los bosques, pero aprovechándose de los beneficios de la energía como el contacto y acceso al mundo a través de la internet, la refrigeración y las oportunidades de trabajo (emprendimientos) y estudio después de las horas de luz solar.

50 Autoras: Natalia Greene y Verónika Mendoza.

Se plantean las siguientes opciones para alcanzar una transición energética limpia:

Energía solar y fotovoltaica Por las mejoras en la calidad de vida y del ambiente, sumado al potencial solar de la región amazónica, se justifica una gran inversión en la solarización de las comunidades aisladas.

Replicar proyectos existentes y exitosos de generación eléctrica con energía solar (mini-grids solares y sistemas solares individuales), pero también maximizar el uso de energía solar para otros usos (calentar agua, cocinar, producción, etc.), es una solución energética.

Micro-hidroeléctricas La tecnología de centrales hidroeléctricas en pequeña escala ha evolucionado, y el Ecuador presenta condiciones óptimas para este tipo de inversión. Esta alternativa se plantea en localidades cerca de ciudades amazónicas y estribaciones de cordillera, proyectos comunitarios que puedan generar electricidad local.

También puede aprovecharse la energía cinética del agua a pequeña escala, no como microcentrales sino con molinos de agua para microgeneración. Estas micro centrales pueden tener efectos multiplicadores en la economía local ya que las propias comunidades pueden ser co-propietarias y pequeñas empresarias.

Gas asociado Abastecer de energía eléctrica a las instalaciones petroleras y comunidades aledañas con esquemas de generación propia permitiendo la utilización de los volúmenes de gas asociado y de crudo que no eran aprovechados, reduciendo el uso de diesel o crudo y evitando los dañinos mecheros, mientras se activa la transición para abandonar este tipo de energía. En las ciudades amazónicas se debería fomentar el transporte público eléctrico y los transportes alternativos. Diseñar ciudades peatonales, para ciclistas, y desincentivar el uso del vehículo particular. Usar los techos de edificios,

estadios, canchas y hasta autos, como plataformas para energía solar. La gestión de los desechos, se puede transformar en una gran oportunidad si es que se procesa, se utilizan los bioles para combustión de vehículos, se reutiliza el material reciclable y se aprovecha el metano que se genera para electricidad.

Energía eólica La Amazonía no tiene lugares con gran potencial eólico; no obstante, pequeños molinos de viento pueden instalarse en sistemas de energía híbridos y mixtos.

Biodigestores El aprovechamiento máximo de residuos sólidos, evitar basura y descomposición, y generar energía con biomasa (biodigestores para cocinar, uso de biomasa para calentamiento de agua, aprovechamiento de bioles) es una alternativa adicional energética. Con el fin de reemplazar el gas licuado de petróleo GLP (subsidiado) y/o carbón para la cocción de alimentos y otros requerimientos domésticos, existen en Ecuador exitosas experiencias de construcción de biodigestores. El biogás se usa para cocción de alimentos y el biol como bio-fertilizante de aplicación directa a la tierra. Esta tecnología da una solución no solo para reemplazar el GLP sino también para tratar los desechos de animales que también generan problemas ambientales. En comunidades amazónicas, que no cuenten con ganado vacuno o porcino, con algunos cambios de diseño, también se pueden utilizar desechos humanos, que son un grave problema de saneamiento en las comunidades.

Las acciones se presentan a continuación con sus respectivas metas e indicadores de evaluación.

Conectividad y transporte51

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ara desarrollar los procesos productivos y para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales, la comunicación tanto física como digital es indispensable. Las tecnologías que puedan aportar para mejorar los medios de transporte y conectividad son fundamentales en un mundo donde la necesidad de movilizar personas, productos e información es cada vez más necesario. Sin embargo, la implantación de nuevas tecnologías para subsanar estas necesidades no puede ser realizada sin un correcto análisis del contexto donde se buscan implantar y desarrollar. También es necesario contar con una estrategia de escalabilidad para tener un efecto importante a nviel bioregional. La soberanía tecnológica es esencial para construir autonomía y autodeterminación territorial. Las carreteras son la infraestructura más peligrosa que atenta contra la conservación de un territorio. Los procesos de deforestación, colonización, implantación de industrias extractivas o extensivas, necesitan como condición para expandirse de este tipo de infraestructuras. Implantar tecnologías nuevas sobre un territorio necesita un proceso pedagógico, participativo y lúdico con metodologías descolonizadas que respondan a necesidades comunitarias y sin generar dependencias futuras.

51. Autor: Juan Manuel Crespo. Se agradecen las contribuciones de Peter Bloom (Rhyzomática), Oliver Utne (Fundación Kara Solar) y Óscar Alejo (ITB).

Las propuestas de este eje se articulan alrededor de la soberanía tecnológica, el transporte sostenible y la conectividad, desarrolladas en acciones como fortalecer las capacidades humanas locales para el manejo, el mantenimiento y la innovación tecnológica que permitan alcanzar una soberanía tecnológica y la sostenibilidad de proyectos que involucren el uso de tecnologías (energía, transporte, conectividad, monitoreo, entre otros). Hay que promover sistemas de transporte sostenibles y adaptados a los contextos amazónicos para solventar necesidades de movilidad humana y productivas que sean alternativas viables al avance de carreteras; apostar por proyectos de conectividad (telecomunicaciones, radios HF, Internet, telefonía) autónomos para comunicación y monitoreo territorial; alcanzar acceso masivo a internet con fines educativos y de bajo costo.

Las acciones requeriddas se presentan a continuación con sus respectivas metas e indicadores de evaluación.

Planificación urbana inteligente, derecho a la ciudad y vivienda bio-social52

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a ausencia de planificación urbana debe provocar un giro total en los procesos de urbanización, en el urbanismo y en la estética de las ciudades amazónicas. Las ciudades deben buscar equilibrios sociales y ambientales, y deben empatar con retos ambiciosos como la descarbonización, un transporte eficiente, el tratamiento adecuado de residuos, entre otros.

La vivienda requiere de propuestas concretas que aseguren modelos de desarrollo habitacional que no respondan a lógicas especulativas inmobiliarias, sino a necesidades sociales y ambientales. Hay que planificar espacios físicos dignos para la vida humana, pero además deben ser sostenibles en términos energéticos y ecológicos.

Reconociendo las diversas dificultades que enfrentan las ciudades y la limitación de los diferentes niveles del Estado para implementar de forma efectiva las competencias asignadas, estamos ante una problemática que carece de soluciones a corto plazo, porque parte de una forma muy asentada de hacer territorio en la Amazonía. Para enfrentarla, se propone una mirada endógena de la planificación territorial y las centralidades urbanas, conformando un sistema de articulación de gobiernos locales en la planificación urbana amazónica para:

52. Autores: Óscar Alejo y Manuel Bayón.

- Generar datos, mediante imagen satelital y drones, para las instituciones encargadas de la planificación territorial amazónica, que pueda anticipar las nuevas áreas en urbanización. A corto plazo podría comenzar como plan piloto con uno de los gobiernos municipales con más interés en esta problemática.

- Reflexionar sobre las categorías urbana y rural, permitiendo crear nuevas categorizaciones del territorio que permitan acciones específicas para cada tipo de forma de urbanización emergente.

- Compartir experiencias y poder analizar los efectos de diferentes políticas de control y armonización de las nuevas manchas urbanas.

- En términos de actores, se debe integrar a los gobiernos provinciales o regionales, así como a los locales y municipales, pero también tendrían que integrarse los actores sociales que están generando los nuevos núcleos, asociados en las Federaciones de Barrios, las nacionalidades indígenas representadas por sus organizaciones madre y federaciones, así como los actores de los Estados centrales.

- La vivienda requiere de propuestas concretas que aseguren modelos de desarrollo habitacional que no respondan a lógicas especulativas inmobiliarias, sino a necesidades sociales y ambientales. Deben planificarse espacios

físicos dignos y sostenibles, en términos energéticos y ecológicos. Las acciones se articulan alrededor de estas estrategias: cambiar el paradigma de formación de las ciudades y sus periferias, aprovechando el enorme potencial de los vacíos urbanos, destinados en la actualidad a la mera búsqueda de plusvalías urbanas y que no están cumpliendo su función social, a través de la implementación de un programa para el derecho a la ciudad amazónica; conformar un sistema de articulación entre gobiernos locales para la planificación urbana amazónica; promover la eficiencia energética en las ciudades amazónicas. Las acciones serán las siguientes.

Planificación urbana inteligente, derecho a la ciudad y vivienda bio-social

Conservación y restauración de bosques y cuencas hídricas

S

e necesita realizar una planificación hídrica del área comprendida de las Cuencas Sagradas. La Amazonía tiene una morfología fluvial única en el mundo.

Sus fuentes de agua proveen un conjunto de servicios como la provisión de agua dulce, la pesca, navegación, producción de cultivos y frutales, entre otros, y son fundamentales para la regulación de los ciclos hidrológicos, mitigación de riesgos naturales, protección del suelo y control de la erosión, control de la calidad del agua superficial y subterránea (Cobo y Piñeiros, 2020). Las intervenciones parten de identificar y establecer áreas de intervención que requieren atención prioritaria (en términos físicos, hidrológicos, socio culturales, tecnológicos, económicos e institucionales), realizar inversiones, articular distintos intereses comunales e institucionales (Íbid, 2020: 13-14).

Un punto esencial es la restauración ecológica para contribuir con la protección de los servicios ecosistémicos. En este punto, es necesario enfrentar la protección remanente de las riberas, la restauración de las cejas de montaña, la restauración de las franjas de conectividad y la recuperación de las áreas degradadas (Íbid, 2020: 21).

La economía regenerativa consiste en regenerar activos, una nueva visión de la economía los considera vitales y los asocia a los activos

que nos brinda la naturaleza. La economía regenerativa está, por lo tanto, asociada a la Economía Ecológica al plantear que desconocer los activos originales que da la naturaleza conduce al crecimiento insostenible (Daly, 1999: 73–88).

La regeneración de los ecosistemas es necesaria en cualquier esquema de transición.

La recuperación de las fuentes hídricas de la Amazonía, incluyendo el manejo adecuado de las descargas y los desechos sólidos, la reforestación y el manejo de residuos son indispensables. Es urgente crear una reserva fluvial para proteger los ecosistemas, pero también las fuentes de aprovisionamiento.

Muchas especies de peces de agua dulce han disminuido en un 76% en menos de 50 años. En todo el mundo, el número de peces de agua dulce migratorias ha disminuido, de acuerdo a un estudio de Lovgren (2020).

Por lo tanto, una actividad prioritaria para este año es hacer un diagnóstico, seguido de una propuesta sobre el manejo y la conservación de la Reserva Fluvial. Esto requiere en sí mismo un nuevo análisis y diseño de la propuesta de Conservación y Manejo. Varias instituciones del ámbito académico, como la Ikiam y otras universidades del país, podrían interesarse en firmar convenios para concretar estas acciones.

La regeneración es un tema controvertido.

Después de los incendios en el corazón de la Amazonía, todos se preocupan por saber si será posible la regeneración de las áreas afectadas. Los científicos no son unánimes en la respuesta. En Inglaterra, por ejemplo, mientras la Universidad de Oxford anuncia que la regeneración es posible, en la Universidad de Cambridge muchos temen que sin la suficiente lluvia, la Amazonía estará condenada a convertirse en una sabana (Díaz, 2019).

La Amazonía ha sufrido gravísimos incendios recientes, pero eso no es todo. En algunos lugares, en especial en Perú, la minería no solo ha deforestado la selva, también ha envenenado los ríos. Ahora se empiezan a ver acciones regenerativas. La destrucción de los bosques puede ser muy rápida y la regeneración mucho más lenta. Tampoco es posible resucitar especies extinguidas.

Según un reporte de fines de 2019 (poco antes de la pandemia), en la Amazonía peruana, un grupo de voluntarios están regenerando los bosques sobre los terrenos de viejas minas agotadas. En Brasil, hay pequeños viveros de árboles originales de la Amazonía, administrados por voluntarios que están también llevando un censo de la fauna amenazada por la deforestación. La regeneración de los bosques avanza despacio y con muchas dificultades, a veces es una lucha contra corriente. Con una paciencia increíble, y sin haberse puesto de acuerdo, las comunidades del Brasil están sembrando árboles todos los días. Imagínense si esa labor fuera dirigida y apoyada; se avanzaría más rápido. Lo que sí se ha constatado es que la reforestación es más eficiente cuando se recurre a especies endémicas y cuando los reforestadores son gente comprometida. Cuando estas actividades se realizan con fondos externos, se crean empleos y además se reduce la erosión, lo cual mejora la vida de los pequeños agricultores de la zona (Larson, 2019).

Las iniciativas regenerativas más grandes pasan por un impulso tecnológico fuerte, para lo

cual se debe fomentar una política de ciencia y tecnología. Este tipo de proyectos regenerativos ya se están impulsando en otros sitios del mundo y fue uno de los ejes de la política Amazonía 4.0 impulsada en Brasil. Aquí es obligatorio hablar de Carlos Nobre, científico climatólogo brasileño de 69 años, que ha estudiado la interacción entre biósfera y atmósfera y el impacto del cambio climático en la deforestación de la Amazonía. Él fue uno de los primeros en advertir el riesgo de que el bosque tropical amazónico se convierta en una seca sabana como la africana. Nobre tiene un doctorado en meteorología y lleva más de 40 años trabajando en cuestiones climatológicas, especialmente educando a nuevas generaciones de meteorólogos. Fue ministro de Ciencia de su país y pertenece al Panel Internacional Intergubernamental sobre Cambio Climático.

Ha escrito unos 180 ensayos científicos.

Carlos Nobre ha efectuado estudios directos sobre la Amazonía, comprobando que la deforestación en gran escala alarga la estación seca de la región, utilizando modelos de gran complejidad. Él ha advertido al mundo que tan importante como no superar los dos grados de aumento de la temperatura promedio es no superar el 40% de deforestación de la Amazonía. Sus estudios deben ser utilizados en cualquier estudio sobre la Amazonía para no partir de cero, como es común en nuestro medio.

En resumen, la regeneración de la Amazonía debe institucionalizarse como política de Estado y todos los gobiernos locales deben participar en esta actividad. La transición hacia el futuro tiene que ser una labor colectiva, con alto grado de compromiso y con una fuerte asignación de recursos. Y no debe acelerarse en tiempos, aunque sí en esfuerzos.

Como vimos al hablar de la regeneración de los bosques en Brasil, los proyectos regenerativos tienen otra virtud: pueden emplear mano de obra local, y así dinamizar las alicaídas economías locales de la Amazonía, tan golpeadas por la pandemia del Covid-19.

Es necesario crear un triología virtuosa entre políticas de ciencia, tecnología e innovación,

el desarrollo productivo de las comunidades amazónicas y el uso de mano de obra local para los proyectos regenerativos.

Los incendios que son con frecuencia intencionales han destruido muchos bosques, pero no han destruido la voluntad de las poblaciones locales. En la Amazonía de Bolivia, las comunidades están protegiendo sus bosques mediante una serie de proyectos de empoderamiento económico. Y han sido las mujeres las mayores protagonistas de estas iniciativas regenerativas. Una de las mayores iniciativas tuvo el financiamiento de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), ONU Mujeres y el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural (MDPyEP). Han sido claves la asistencia técnica y los fondos de 10 emprendimientos liderados por mujeres en cuatro municipios. Más de 240 mujeres están involucradas en el proyecto (ONU mujeres, 2019). La esperanza sigue viva.

Las acciones propuestas se articulan alrededor de las siguientes estrategias: asegurar el co-manejo y conservación de las áreas de alta prioridad de conservación; promover la planificación regional con un enfoque de paisajes liderado por gobiernos locales y los planes de vida de las nacionalidades; impulsar y consolidar iniciativas de restauración de bosques y de cuencas hídricas promoviendo el empleo local; exigir el cumplimiento de compromisos internacionales de Ecuador y Perú en cuanto a acuerdos climáticos; fomentar planes de aprovechamiento forestal, y la implementación de sistemas de manejo y control al interior de los territorios. Las acciones a tomar se presentan a continuación con sus respectivas metas e indicadores de evaluación.

Conclusiones

L

as propuestas aquí presentadas buscan articular una vía de transición social y ecológica indispensable para evitar el colapso climático y social al cual estamos abocados en la Amazonía. Las propuestas pueden resultar por un lado insuficientes, pero al mismo tiempo son muy ambiciosas, dadas las dimensiones y metas que se persiguen en tan poco tiempo.

Este es un trabajo en proceso que debe ser mejorado con la participación de los actores sociales, especialmente de aquellos que habitan la biorregión de Cuencas Sagradas.

Por eso, el Plan es flexible y actualizable según las coyunturas y las demandas; no es estático ni mucho menos impuesto.

Para implementar las propuestas es necesaria la participación de diversos actores a distintos niveles, como las propias organizaciones madres y territoriales indígenas, gobiernos locales y nacionales, organismos multilaterales, instituciones financieras locales e internacionales,

sector privado, organizaciones no gubernamentales, filántropos, sociedad civil y movimientos sociales, entre muchos otros. La alianza y articulación de esa variedad de actores alrededor de una visión común, podría significar un camino posible y necesario para la transición Las acciones deben ser presupuestadas. Esto no es una tarea sencilla, porque hay que levantar y costear proyectos específicos. Dada la ambición de las metas, están previstos montos económicos significativos para su concreción.

El financiamiento y el presupuesto de las propuestas se presentan en el siguiente capítulo.

El quinto capítulo podría creerse frío como son los números en general. Pero no, hasta las cifras son cálidas cuando las sentimos con afecto y cuando prometen un futro mejor. Un adelanto: queremos realizar una inversión directa en las comunidades. Esa es la premisa de la Iniciativa de las CS.

CAPÍTULO

5

Financiamiento para la vida53

53. La sección del presupuesto y costeo fue realizada por Rafael Burbano y Fander Falconí. La sección de financiamiento fue elaborada por Inés Luna con contribuciones de Gisela Luján y Sandra Vela.

Introducción

E

n este capítulo, presentamos las estimaciones preliminares de costos para la implementación de las acciones prioritarias detalladas en el plan biorregional, así como las posibles fuentes de financiamiento de los marcos climáticos y de biodiversidad internacionales y nacionales, un conjunto de principios propuestos para el financiamiento regenerativo y los próximos pasos sugeridos para desarrollar la arquitectura financiera para la implementación del plan.

Tener estimaciones de costos realistas e identificar opciones de financiamiento viables son aspectos importantes y complementarios para obtener apoyo técnico y financiero y generar impulso para hacer realidad esta ambiciosa visión de futuro Si bien el plan biorregional puede ser ambicioso, representa una enorme oportunidad para salvaguardar esta importante región de la Amazonía y para crear un modelo inspirador para el mundo.

Costeo y presupuesto del Plan Biorregional

L

a consecución de los objetivos, estrategias, metas y acciones del plan biorregional requiere una contraparte presupuestaria. Esta sección establece los montos presupuestarios, en base a los principios y a la visión de cambiar el punto de no retorno en que se encuentra la biorregión amazónica. La preservación de este patrimonio debe estar acompañado de la mejora de condiciones de vida de la población indígena y local para así reducir la presión sobre los bosques amazónicos, pues las inequidades, privaciones e insatisfacción de las necesidades básicas -agua potable, educación, salud, entre otras- tienen implicaciones ambientales.

Los costos de implementación han sido estimados y expresados como un presupuesto, para de esta manera posibilitar la gestión para generar y obtener los recursos necesarios. Se han propuesto objetivos macros que se viabilizan con la definición de estrategias y acciones o proyectos específicos orientados a salvaguardar los bosques amazónicos, a su recuperación y restauración, y a garantizar una vida digna y sustentable a sus habitantes.

En el periodo 2021-2030, el flujo económico está orientado hacia: 1) Apoyo a procesos de gobernanza, fortalecimiento de capacidades y construcción de los planes de vida.

2) Promover vías de transición sistémicas 3) Iniciativas económicas regenerativas en bosques y cuencas hídricas.

4) Conectividad, movilidad y transporte con sustento en energías limpias.

5) Espacios de conservación y restauración, y espacios urbanos.

6) Conciencia ambiental, educación y salud intercultural.

7) Talento humano 8) Incidencia y comunicación.

La metodología de construcción del costeo y presupuesto considera los siguientes elementos:

Metodología de construcción

1. Los tipos de gastos se clasifican en consultoría, capacitación, talleres y encuentros, operación y proyectos especiales.

Las consultorías son estudios especializados realizados por conocedores de las temáticas. Estos estudios se desglosan en diseños técnicos de instalaciones o infraestructura, propuestas de solución en áreas técnicas específicas, planes de acción o anteproyectos de ley (en el caso de consultorías legales). Las consultorías tienen como característica la ejecución breve (3 – 4 meses). Por ejemplo, la consultoría “Crear un sistema de indicadores biofísicos para monitorear el avance o retroceso hacia el Bien Vivir” requiere la contratación de especialistas en el área estadística.

La capacitación significa la realización de cursos, seminarios, entrenamiento o educación formal e informal para un grupo de personas destinatarias. La capacitación puede ser de periodos cortos (un fin semana) o tener una duración prolongada (2 – 3 años), como puede ocurrir en los cursos para completar la educación formal acelerada (bachillerato). Como ejemplos de capacitaciones están el “Desarrollar capacidades en la población local en construcción de embarcaciones fluviales solares” e “Incidir y ampliar el acceso a la educación que parta de la cosmovisión de los pueblos indígenas”. Esta última acción tiene como objetivo alcanzar la universalización del bachillerato en población residente (debería ser una aspiración a nivel nacional).

Los talleres y encuentros son asambleas o reuniones de un grupo de personas para compartir y difundir nuevas experiencias o conocimientos, o compartir experiencias para enriquecimiento de los asistentes. Los

talleres tienen un carácter de difusión o de orientación a diferencia de un encuentro en el que los asistentes participan con ponencias o propuestas. Son actividades de corta duración (2 – 3 días). Por ejemplo, una de las acciones es “Construcción de una propuesta para mantener el petróleo de la Amazonía Norte del Perú en el subsuelo”.

Una vez elaborada esta propuesta es necesario organizar un taller para la presentación de este trabajo para enriquecerla.

Las acciones de operación se refieren al trabajo diario y continuo de un personal contratado con este objetivo. Para la realización de estas actividades, se asume la forma de una unidad ejecutora permanente. Como un ejemplo de operación está constituir un equipo técnico permanente cuyo trabajo continuo sea la instalación de sistemas eléctricos solares en las comunidades.

Los proyectos especiales se refieren a aquellas actividades para las cuales se ha identificado una referencia o modelo que permite estimar los costos unitarios de producción los cuales son escalados por el número de unidades a ser producidas para obtener los costos totales. Por ejemplo, para la estimación de los costos unitarios de provisión de Internet, se considera el Plan regional 2018 - 2021 del Mintel (Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información) del Ecuador.

Algunos de los proyectos especiales están vinculados a las carencias de la población amazónica de un bien (por ejemplo, agua potable) o un servicio (por ejemplo, salud).

Algunas de estas carencias son justamente las variables o criterios utilizados en el análisis multicriterio descrito en el cuarto capítulo. En estos casos, la variable de escalamiento es la población que sufre la carencia (la brecha). Esto quiere decir que, en estos criterios, el objetivo es cerrar la brecha, es decir, es alcanzar la universalización del bien o servicio en cuestión. Así,

una de las evaluaciones de los resultados sería la realización de un análisis multicriterio, a fin de contrastar la línea base (las brechas actuales) y los resultados en el año de la evaluación.

2. Para el cumplimiento de la acción propuesta, se incorporan las necesidades: personal técnico y de apoyo, remuneraciones, transporte, tiempo, equipos, espacio físico, tiempo o duración de la actividad.

Para ello, se establece un rango de valores, dado que dos actividades de un tipo pueden tener grandes diferencias en el detalle.

Por ejemplo, la propuesta de realizar un “Diagnóstico de la situación energética de los pueblos y nacionalidades, para identificar la cantidad de energía requerida y las fuentes” requiere dos consultorías muy distintas entre sí. Para el diagnóstico, en el caso del Ecuador, se dispone de información de buena calidad sobre el servicio de energía eléctrica, por lo que podría asumirse que la consultoría tiene un nivel de dificultad baja. No obstante, la identificación de fuentes de generación demanda más trabajo y esfuerzo por parte del equipo consultor. A pesar de la estrecha relación, estas dos consultorías presentan demandas muy diferenciadas en cuanto a recursos humanos, tiempo, remuneraciones.

El Anexo 1 muestra los rangos utilizados en la valoración de los presupuestos referencia.

3. En los proyectos especiales, el producto o servicio costeado debe ser proveído en varias ocasiones. Por lo tanto, la valoración del costo es unitaria y los costos totales son el producto del costo unitario por el número de unidades del bien o servicio.

4. Cada acción propuesta se valora por dos componentes: i) la inversión en bienes de capital, como equipos, terrenos, construcciones

8. Cuando la inversión total es el resultado de multiplicar la inversión unitaria por el número de unidades, se asume que la ejecución de la inversión se distribuye de manera uniforme en el periodo establecido en las metas.

ii) los gastos corrientes, es decir, sueldos y salarios del personal, arriendos, transporte, mantenimiento y depreciación de activos.

Los costos recurrentes se originarán desde el año de inversión hacia adelante.

Por lo tanto, la valoración del costo es unitaria y los costos totales son el producto del costo unitario por el número de unidades del bien o servicio.

9. Los costos totales de inversión y recurrentes se obtienen de la suma simple de los costos anuales.

5. Los costos en bienes de capital, usualmente, no son recurrentes.

En otras palabras, se realizan por una única vez.

Inversión Corriente (Recurrente)

Es decir, no se actualizan con una tasa de descuento. Esto ocurre porque se asume que no se recibirá el total de recursos de una sola vez, al primer año, y los excedentes se los invierte (se los ahorra) a una cierta tasa de interés. Más bien, dependiendo de la gestión, los recursos se receptarán a lo largo del periodo 2021-2030.

6. Los gastos corrientes son costos recurrentes como sueldos y salarios, costos de operación y mantenimiento, que se ejecutan de manera continua y repetitiva (cada año) en todo el periodo de análisis.

Por ejemplo, consideremos la acción:

7. Los costos no recurrentes son los costos de inversión que se realizan en un único momento del tiempo (un único año).

Meta: 3 laboratorios en 5 años.

Gráfico 11:

Gastos de inversión y gastos recurrentes

Elaboración propia

“Crear laboratorios de innovación tecnológica indígena con metodologías participativas e incluyentes donde se busque dar respuestas a las necesidades de las comunidades” bajo las siguientes consideraciones:

Inversión: US$ 40.000 Recurrente: US$152.000

El esquema temporal de los gastos de inversión y recurrentes, así como la tabla numérica se resumen en la página a continuación.

Tabla 21:

Gastos de inversión y gastos recurrentes (miles de US$)

Tabla 22

Presupuesto referencial 2021-2030 (millones de USD$)

Resultados54

Elaboración propia

E

l presupuesto referencial para el periodo 2021-2030 llega a US $18.241 millones. Este total se desglosa en US $10.051 millones (55,1%) en gasto de inversión y US $8.191 millones (44,9%) en gastos corrientes.

De acuerdo a las proyecciones de las necesidades y carencias en la región de las Cuencas Sagradas, estos recursos deberían ser asignados en el periodo de 10 años, lo que equivaldría a una asignación promedio de US $1,891 millones por año; y tendría como beneficiarios a la población total de la zona que alcanza los 3’061.494, por lo que el gasto e inversión promedio por año y por persona sería de US $596.

Los costos se resumen en la tabla 22. Los principales proyectos en cada área de acción propuesta se presentan en las tablas a continuación.

54. Los costos se calculan en hojas concatenadas con fórmulas, de tal manera que cualquier cambio en los supuestos de una acción se refleja en forma inmediata en los costos subtotales y totales.

Rutas de transición

Energías renovables

Gobernanza territorial y autodeterminación indígena

Conectividad y transporte

Educación y conciencia ecológica

Salud intercultural

Planificación urbana inteligente

Economías del bosque y emprendimientos regenerativos

Conservación y restauración de bosques y cuencas hídricas

Desglose presupuestario

Del detalle de los proyectos y acciones queda claro que la principal responsabilidad presupuestaria recae en los gobiernos nacionales y locales de Ecuador y Perú, dado que proveer de los servicios de salud, agua potable, servicios sanitarios, educación, ambiente sano, electricidad, comunicaciones y otros son competencia y responsabilidad de los gobiernos nacionales y locales.

El Estado peruano tendría una responsabilidad del 65,2% del presupuesto o costos totales, equivalente a US $11,9 miles de millones.

El Estado ecuatoriano sería responsable del 31,1%, esto es US $5,7 miles de millones. La ICS asumiría el 3,7%, equivalente a US $672 millones.

El siguiente cuadro muestra el desglose presupuestario con las distintas responsabilidades en la gestión.

Al desglosar el presupuesto estimado para la entidad presupuestaria correspondiente, queda claro que la principal responsabilidad presupuestaria recae en los gobiernos nacionales y locales de Ecuador y Perú. Los gobiernos locales y nacionales peruanos serían responsables del 65,8% del presupuesto o costos totales, equivalente a US $12.599 millones. Los gobiernos locales y nacionales ecuatorianos serían responsables del 31,0%, es decir, US $5.943 millones. La Iniciativa de Cuencas Sagradas asumiría la responsabilidad por el 3,2% del número total, equivalente a US $616 millones.

Los recursos proporcionados por ICS son útiles para: a) Generar capitales semilla b) Implementar acciones y complementar iniciativas c) Atender las necesidades más urgentes d) Crear corresponsabilidad.

Tabla 22

Presupuesto referencial 2021-2030 (millones de USD$) Responsabilidades presupuestarias en el gasto total Elaboración propia

Presupuesto referencial 2021-2022

A continuación, se presenta el presupuesto referencial para las acciones y proyectos a ser ejecutadas por la Iniciativa Cuencas Sagradas en el bienio 2021-2022, el cual determina el inicio de la ICS. Para los dos primeros años, el presupuesto referencial de la Iniciativa está establecido en US $83.419.720. Ese total se descompone en US $58.683.560 (70,3%) en gastos de inversión y US $24.736.160 (29,7%) en gastos corrientes.

La mayor parte del presupuesto, está dedicado a Salud Intercultural, Espacios de conservación y regeneración, y Fortalecimiento de la gobernanza territorial (lo cual incluye la construcción de los planes de vida y el talento humano). De esta manera, se genera una base sólida para la implementación del plan biorregional.

Los proyectos propuestos por la Iniciativa de Cuencas Sagradas representan alrededor de USD 17.570 millones en lo que tiene que ver con el financiamiento de los gobiernos nacionales y locales. Al revisar los presupuestos de todos los niveles de Gobierno por país, vemos que si un promedio de los presupuestos combinados de los últimos tres años de las 6 provincias de Ecuador y 3 departamentos de Perú, proyectados en diez años, alcanzan los USD 76.600 millones; esto es, el 22,9% de los costos estimados de la Iniciativa, lo que deja en claro la total factibilidad y viabilidad de llevar a cabo el presupuesto aquí presentado por la Iniciativa de Cuencas Sagradas, reconociendo la necesidad de atraer inversiones adicionales que den apoyo y complementen el trabajo de los gobiernos locales y nacionales.

El rol de los Gobiernos locales y nacionales es el de comprometer sus presupuestos para planificar y ser más eficientes en la ejecución y tener voluntad política para cumplir con sus obligación a través de la implementación de varios servicios como agua potable y alcantarillado, gestión ambiental, transporte, desarrollo urbano y productivo, así como también ejecutar obras de infraestructura que garanticen la provisión de servicios en calidad y cantidad

Tabla 22

Presupuesto referencial 2021-2022 (miles de USD$) Elaboración propia

suficiente y recaudar lo correspondiente a tarifas por uso para hacer sostenible el sistema.

Las vías de transición están subestimadas, es un área de acción que necesita más investigación y análisis. Por ejemplo, estimar una RBU para la Amazonía o la transición laboral para los trabajadores de la industria extractiva son inversiones potencialmente importantes que podrían cambiar las reglas del juego para la transición económica del Buen Vivir (consulte el capítulo 3.2.4 para obtener un artículo sobre esta posible vía de solución).

Además, la capacidad financiera del gobierno para implementar el plan biorregional y la eliminación gradual de la economía extractiva podría ser completamente factible mediante un acuerdo de cancelación/alivio de la deuda con acreedores internacionales que libere a los gobiernos nacionales de tener que realizar perforaciones petroleras para pagar su deuda.

El proceso para estimar las implicaciones de estos importantes emprendimientos, incluida la medición de los beneficios económicos para la competitividad a largo plazo y la resiliencia económica de una nueva aceleración de la transición hacia una bioeconomía regenerativa, requerirá un análisis adicional junto con las instituciones gubernamentales y de investigación pertinentes y las instituciones multilaterales. Estas transiciones del sistema son tanto a escala local como global.

La gestión de los proyectos

La competencia de la ejecución de las acciones propuestas por el plan biorregional corresponden al Estado de Ecuador y Perú, sea al nivel del gobierno central o al nivel de los gobiernos locales. A la ICS le corresponde actuar como un apoyo y aliado de la gestión gubernamental. Pero la Iniciativa puede y debe ser algo más.

Por una parte, debe ser un suscitador, un dinamizador de los proyectos vitales de los pueblos y comunidades originarias y de la población en general asentada en los límites de las Cuencas Sagradas.

Con el apoyo económico de gobiernos, ONG’s y personas individuales puede aportar, por ejemplo, propuestas creativas, innovadoras de acciones orientadas a resolver los distintos problemas que afectan a esta región caracterizada por su riqueza natural y cultural. La Iniciativa puede, por ejemplo, financiar la realización o actualización de diagnósticos preliminares en las distintas áreas, a pesar de que las comunidades muestran un cierto cansancio y hastío frente a los numerosos diagnósticos ejecutados y que no han culminado en proyectos en realizaciones efectivas. De igual manera, se podría apoyar a los gobiernos locales mediante el financiamiento de estudios de prefactibilidad y factibilidad de los proyectos.

La gobernanza de la Iniciativa debe contar con la participación de las comunidades, organizaciones indígenas y de la ciudadanía en general para que de este modo el accionar de la Iniciativa no sea la de un ente tecnocrático alejado de las reales necesidades de la población.

Así mismo, se requiere el apalancamiento en socios estratégicos como las universidades, centros de investigación, ONGs, para articular sinergias. Por ejemplo, las universidades tienen entre sus funciones, incluso como una obligación, la vinculación con la sociedad y para lo cual cuentan con sus propios fondos, como en la ejecución de un proyecto cofinanciado. De esta manera, la universidad, la ICS y la ciudadanía pueden tener un beneficio social mutuo.

Y ahora que hemos discutido el presupuesto y costeo, es hora de plantear el financiamiento que, en definitiva, es la otra cara de la misma moneda de la Iniciativa.

Financiamiento para la vida

E

l Plan Biorregional se presenta como una oportunidad para que Ecuador, Perú y la comunidad internacional cumplan con sus compromisos de abordar el cambio climático y los derechos humanos. En esta sección, presentamos el marco internacional y nacional en el que se inserta el debate sobre el financiamiento sostenible, así como la estrategia financiera para la Iniciativa de Cuencas Sagradas.

El financiamiento sostenible es necesario para reducir la brecha de viabilidad y mejorar la competitividad de las actividades sostenibles. Para emprender actividades sostenibles se deben considerar los costos relacionados con la solución de problemas como la falta de títulos de propiedad, la modificación de políticas públicas, capital semilla, innovación, certificación, capacitación, entre otros (Haug Larsen et al., 2018; Falconer

et al. al., 2015). La estrategia financiera presentada en el marco del Plan Biorregional tiene como objetivo reducir los costos de las actividades sostenibles de tal manera que se puedan construir localmente.

La efectividad de asegurar los derechos de tenencia de la tierra de los indígenas y el apoyo a la gestión de sus territorios de acuerdo con su conocimiento tradicional son estrategias de protección integral ya probadas para la Amazonía y de valor ambiental fundamental para mitigar el cambio climático. Aun así, entre 2011-2020 los derechos de tenencia de los pueblos indígenas y las comunidades locales (PICL) y el manejo forestal recibieron en promedio $270 millones por año, es decir, menos del 1% de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) para la mitigación y adaptación climática en el mismo período. La Iniciativa de Dere-

chos y Recursos (RRI) ha estimado que ampliar el reconocimiento de la tenencia de la tierra en 24 países listos para proyectos de mediana y gran escala requiere aproximadamente $8 mil millones en financiamiento. En la última década, solo el 30% de esa cantidad se desembolsó para toda la agenda de tenencia y ordenación forestal y solo el 3% en derechos sobre la tierra y proyectos de tenencia en los bosques. Esto claramente apunta a una brecha de financiamiento y recursos que no llegan a las comunidades de pueblos indígenas (Hatcher et al., 2021; RRI, 2021).

La estrategia financiera que se presenta aquí esboza una hoja de ruta para permitir que los pueblos y comunidades indígenas accedan al financiamiento sostenible en Ecuador y Perú, implementando sus propios planes y visión de futuro.

El marco internacional y normativo del financiamiento sostenible

En 2014, más de 200 gobiernos nacionales y subnacionales, incluidos los gobiernos de Ecuador y Perú, organizaciones de la sociedad civil, pueblos indígenas y el sector privado firmaron la Declaración de Nueva York sobre Bosques durante la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas. Esta declaración refleja el compromiso de reducir a la mitad la deforestación a nivel mundial y restaurar cientos de millones de hectáreas de áreas degradadas para 2030. La meta inicial de cumplir estos compromisos para 2020 no se ha logrado. Una de las razones es la falta de compromisos económicos por parte de los estados. Desde 2010 se han recaudado apenas 20.200 millones de dólares en financiación pública para prevenir la deforestación, en comparación con los 2,6 billones de dólares de inversión en energías renovables. El potencial de mitigación climática de las emisiones de gases de efecto invernadero evitadas y la pérdida de biodiversidad por deforestación no está recibiendo suficiente atención (Progreso en la Declaración de Nueva York sobre Bosques, 2020). Esto es aún más alarmante si se compara con las inversiones en sectores que provocan deforestación. Se estima que en los países con bosques tropicales se invierte más de 1 billón de dólares en el sector agrícola (Progreso en la Declaración de Nueva York sobre Bosques, 2020). Esta realidad se aplica a Ecuador donde en 2019, la inversión anual en el sector agrícola fue de USD 80 millones en comparación con solo USD 10-20 millones en programas de protección forestal (Superintendente de Bancos, 2019). Dado que el sector agrícola es la principal causa de deforestación tanto en Ecuador como en Perú, no hay duda de que canalizar estos fondos hacia iniciativas sostenibles, bien puede estar dentro del sector UTCUTS 55.

A pesar de esto, existen algunos compromisos a nivel internacional que merecen ser resaltados. El gobierno de Noruega comprometió aproximadamente USD $353 millones 56 anuales hasta el 2030 para la protección de los bosques tropicales (Norad, 2020), Inglate-

55. Sectores de Agricultura y Uso del Suelo, Cambio de Uso del Suelo y Silvicultura (USCUSS), definido por la IPCCC. 56. Equivalentes a 3 mil millones de coronas noruegas, con el cambio NOK-USD al 18.02.2021.

rra ha comprometido USD 16,87 mil millones 57 anuales para combatir el cambio climático entre 2021 y 2025, el gobierno de Alemania ha financiado más de USD 5,4 mil millones 58 en proyectos climáticos hasta el 2020 y pretende continuar (IKI, 2020); en el año 2019, Francia comprometió USD 200 millones para la protección de la Amazonía (Macron, 2019). A esto se le suman los compromisos hechos por fundaciones, filántropos y el sector privado.

Por lo demás, el art.2 del Acuerdo de París (AP) establece situar los flujos financieros necesarios para cumplir con los objetivos de mantener el incremento de la temperatura de promedio global por debajo de los 2°C, respecto a niveles preindustriales, además de perseguir esfuerzos para limitar el incremento a 1,5°C, y aumentar la capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático. El art. 9 establece además que los países del norte deberán proporcionar recursos financieros a los países del sur, y el art.13 establece un marco de transparencia para el manejo de dichos recursos. Se estableció como meta colectiva movilizar USD 100 mil millones anuales, alineado

con el ODS 13 enfocado en “Acción Climática”. Esto se debía cumplir para el 2020, pero es evidente que se deben aumentar significativamente los esfuerzos. El acuerdo bilateral firmado entre Perú y Suiza en el año 2020 es el primero en el mundo suscrito en el marco del artículo 6 del Acuerdo de París 59. En el marco del AP también se establece que el Fondo Verde para el Clima (GCF) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) servirán como mecanismos financieros del Acuerdo. El AP también hace referencia de la importancia que debe cumplir los fondos públicos sobre todo para la adaptación y para apalancar y movilizar recursos de otras fuentes, en particular fondos del sector privado.

Además de los fondos que pueden provenir de la comunidad internacional, en 2019, se creó la Coalición de Ministros de Finanzas para la Acción Climática, conformada por 51 países que presentaron los “principios de Helsinki” que promueven medidas climáticas a nivel global, a través de medidas fiscales y el uso de las finanzas públicas. Ecuador es miembro fundador de la coalición.

57. Equivalentes a 11,6 mil millones de libras esterlinas, con el cambio a GBP-USD al 18.02.2021.

58. Equivalente a 4,5 mil millones de euros, con el cambio EUR-USD al 18.02.2021.

59. Entre otros aspectos, este acuerdo busca promover el financiamiento de proyectos nacionales que implementen tecnologías y prácticas bajas en emisiones de GEI, en el campo de las energías renovables, cocinas mejoradas, rellenos sanitarios, electrificación rural, y otros. El acuerdo operará a partir de 2021. Más información disponible en: https://www.gob.pe/institucion/minam/noticias/308992-peru-y-suiza-firman-acuerdo-de-cooperacion-que-busca-reducir-efectos-del-cambio-climatico

Marco regulatorio nacional, desafíos y avances en debates nacionales sobre financiamiento sostenible

Tanto Ecuador como Perú son signatarios del Acuerdo de París además de haber firmado acuerdos bilaterales sobre bosques con Alemania y Noruega. Estos acuerdos comprometen a ambos países con metas importantes, tanto en la reducción de la deforestación y la restauración de bosques como en el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos y nacionalidades indígenas. Además, el gobierno provincial de Pastaza y seis gobiernos regionales de Perú, tres de los cuales se encuentran en la Región de las Cabeceras Sagradas (departamentos de Loreto, Amazonas y San Martín) forman parte del Grupo de Trabajo del GCF. En este contexto, las organizaciones indígenas de Ecuador y Perú han creado sus propios instrumentos de planificación sobre: el Plan de Implementación de REDD + de CONFENIAE y la Amazonia Indígena REDD + (RIA) de AIDESEP respectivamente.

Ecuador cuenta con un marco regulatorio que toma en cuenta aspectos de sustentabilidad y cambio climático, y sienta las bases para fortalecer la inversión pública y privada para la mitigación y adaptación al cambio climático. Esto incluye el Código Orgánico del Medio Ambiente (COA) y su reglamento y el Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas (COPLAFIP). Además, Ecuador ha desarrollado instrumentos clave como la Estrategia Nacional de Biodiversidad (2015-2030), el Plan de Acción REDD + (2016-2025), el Plan Nacional de Restauración Forestal (2019-2030), y más recientemente los Planes de Acción REDD + en la nivel provincial (solo para la provincia de Pastaza). Además, se prevé culminar el Plan Nacional de Adaptación en 2022, y el Plan Nacional de Descarbonización en 2050, cuya formulación comienza este año. Ecuador desarrolló su Nivel de Referencia de Emisiones Forestales (NREF) en 2014. NREF considera todos los bosques nativos del Ecuador continental. A través del FREL, Ecuador presentó una solicitud, aprobada en julio de 2019, al mecanismo de pago por resultados del Fondo Verde para el Clima que muestra una reducción de las emisiones de carbono para el período 2008-2014.

Ecuador se comprometió a restaurar 0,5 millo-

nes de hectáreas de bosque para el 2020 bajo “El Desafío de Bonn” con un beneficio económico estimado de USD 157 millones y 0,05 GtCO2 en emisiones secuestradas 60 (Ecuador no logró esta meta dentro del plazo inicial).

Ecuador desarrolló su Estrategia Nacional de Financiamiento Climático, publicada en marzo de 2021, en la que también se reconoce a los pueblos indígenas como agentes implementadores. También hay algunos avances en términos de una estructura de gobernanza financiera. Estos avances incluyen la creación del Fondo de Inversión Ambiental Sostenible (FIAS) como principal mecanismo financiero para la recepción y canalización de fondos para la gestión ambiental en Ecuador. Creado por el Decreto Ejecutivo 146 de septiembre 6 de 2017, el FIAS tiene un consejo de administración compuesto por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Movilidad Humana, la Secretaría Técnica de Planificación del Ecuador, el Ministerio de Medio Ambiente, así como tres entidades que representan la academia y la sociedad civil: REDU-EPSOL, CEDENMA y un representante de la ciudadanía. FIAS actualmente administra el Fondo de Áreas Protegidas (FAP), el Fondo de Especies Invasoras de Galápagos (FEIG), el Fondo REDD Early Movers (REM) y el Fondo Socio Bosque (FSB). Puede ser una opción para el establecimiento de un Fondo Cuencas Sagradas.

Perú está creando su Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (2010-2030) y ha elaborado su Estrategia Nacional de Bosques y Cambio Climático (2016-2030). Al igual que Ecuador con su programa Socio Bosque, Perú cuenta con un Mecanismo de Transferencias Directas Condicionadas, que implica la entrega de incentivos a comunidades nativas y campesinas tituladas con el fin de fortalecer las capacidades de conservación de sus bosques y favorecer la reducción de la deforestación.

En el marco del Desafío de Bonn 2014, Perú se comprometió a reforestar 3,2 millones de hectáreas para 2020. Perú también es patrocinador del Desafío de Lima, donde los participantes apoyan el objetivo global de reducir la tasa de pérdida de bosques naturales al menos a la mitad para 2020 , y poner fin a la pérdida de bosques para 2030. Perú también es partidario del Compromiso de Copenhague, que tenía como objetivo lograr emisiones netas cero para el sector UTCUTS para 2021. Aunque se consideraría insuficiente, en su NDC, Perú se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero emisiones de gases en un 30% para 2030, (Rodríguez-Ferrand, 2016).

Perú también ha desarrollado varias herramientas relacionadas con el financiamiento climático. En 2015, Perú presentó su borrador de Nivel de Referencia de Emisiones Forestales (NREF), solo para la Amazonía, seguido de una versión modificada presentada en 2016, (MINAM, 2016). Según el MINAM, el NREF revisado se actualizó con el apoyo del Programa Nacional ONU REDD (MINAM, 2020).

En el marco de la Declaración Conjunta de Intenciones (DCI) entre Perú, Noruega y Alemania suscrita entre estos estados en 2014, Perú se comprometió a respetar los derechos y propuestas de los pueblos indígenas (ARI), cesar las autorizaciones para la conversión de tierras con bosques a usos agrícolas, reducir en un 50% el área restante de bosques sin asignación legal de categoría de uso forestal o derechos otorgados, legalizar la tenencia de al menos 5 millones de ha de tierras de pueblos indígenas, específicamente comunidades nativas (incluyendo reconocimiento, demarcación, titulación , ampliación, registro de comunidades nativas), además de incluir al menos 2 millones de ha bajo el mecanismo de pago por resultados de conservación en comunidades nativas. El JDI se renovó en junio de 2021, con la incorporación del Reino Unido y Estados Unidos (representados por USAID) 61.

60. http://www.bonnchallenge.org/pledges/ecuador 61. https://www.nicfi.no/current/peru-strengthens-powerful-partnership-in-its-fight-to-preserve-the-amazon-rainforest/

Por otro lado, Perú entró como país beneficiado por el Forest Carbon Partnership Facility (FCPF) en 2008. En el proceso del FCPF Perú se encuentra en la fase 3: "Mecanismo de financiamiento del carbono" y ha proporcionado un Documento del Programa de Reducción de Emisiones (ERPD, 2019) 62.

El Perú se encuentra en proceso de formulación de la Estrategia de Financiamiento Climático, cuyo objetivo es dar viabilidad financiera para la implementación de las NDC; la Estrategia de Financiamiento Climático está incluida en el Plan Nacional de Competitividad y Productividad (PNCP), y se espera para julio de 2021 (MINAM 2020). Los proyectos del Fondo Verde para el Clima (FVC) son implementados por el Fondo de Promoción de las Áreas Naturales Protegidas PROFONANPE. Esta entidad privada sin fines de lucro absorbió, bajo la modalidad de fusión, al Fondo Nacional del Ambiente, FONAM (DU 022-2020) Desde entonces, PROFONANPE tiene a su cargo la captación, gestión y administración de recursos financieros destinados a la ejecución de diversas acciones, programas, proyectos y otras intervenciones relacionadas con la conservación de la biodiversidad del país y la lucha contra el cambio climático 63.

En el marco del Programa de Inversión Forestal, se creó el Mecanismo Dedicado Específico -MDE- para pueblos indígenas y comunidades locales en Perú se llama Saweto, Memoria Viva, financiado por el Banco Mundial 64.

62. El ERPD, que concentra los esfuerzos de reducción de emisiones en las regiones San Martín y Ucayali, propone la reducción de emisiones de 26.7 millones de toneladas de CO₂, durante el periodo de contabilidad del programa (2020-2024), de los que espera transferir 6.4 millones de toneladas de CO₂ al Fondo de Carbono. El objetivo es solicitar una operación de pago al Fondo Carbono del FCPF, por reducción de emisiones de CO₂ por deforestación evitada, en las regiones de San Martín y Ucayali, por un valor estimado de 35 millones de dólares americanos. Según el MINAM el costo estimado para la ejecución de la propuesta del Programa de Reducción de Emisiones (ERPD) del Perú sería de US $ 226 millones de dólares, incluyendo inversiones públicas y privadas, que serán implementadas en los 6 años de ejecución del programa (2019 – 2024) (DAR, 2019; AIDESEP 2019).

63. PROFONANPE ha captado más de 250 millones de dólares, 44 millones de dólares en portafolios de inversión, 40 proyectos ejecutados en todo el Perú, 18 proyectos en ejecución relacionados a la conservación de la biodiversidad, mitigación y cambio climático, gestión de pasivos ambientales, recuperación de bosques, fortalecimiento de capacidades e intercambio de conocimientos con enfoque intercultural Profonanpe se consolida como el fondo ambiental del Perú - Profonanpe. Más información.

64. El MDE-Perú está orientado a resolver problemas esenciales de la agenda indígena amazónica, tales como: saneamiento físico legal para otorgar seguridad jurídica a los territorios; manejo forestal comunitario, mediante emprendimientos económicos; y gobernanza indígena, a través de los planes de vida comunales. MDE-Perú Saweto, Memoria Viva está liderada por las organizaciones nacionales AIDESEP y CONAP, cuenta con financiamiento del Banco Mundial y el soporte de WWF-Perú como Agencia Nacional Ejecutora. Tiene un financiamiento de 5,5 millones de dólares para ser ejecutados entre el 2015 y 2020, a través de 18 organizaciones y federaciones representativas de los pueblos indígenas de la amazonia peruana. Más información.

El monto total de financiamiento para bosques en Perú asciende actualmente a aprox. US $524 millones a implementarse hasta el 2022.

Se han realizado contribuciones a través de fuentes de cooperación bilateral y multilateral y organizaciones benéficas internacionales privadas.

quemas de distribución de beneficios mucho más equitativa. Desde 2017, Tenure Facility, gobernado por una Junta de múltiples partes interesadas que incluye a los PI, por ejemplo, ha desembolsado el 75% de sus recursos en proyectos liderados por pueblos indígenas (Hatcher et al., 2021).

A la fecha el Perú no ha recibido pago por resultados. No obstante, según el MINAM, se encuentra en proceso de formular el diseño de un Mecanismo Financiero de Pago por Resultados de REDD+ que tendrá una gobernanza compuesta por las siguientes instancias: Comité multisectorial, multinivel y multiactor (MINAGRI, MINCUL, MINAM, MEF, GORES, Organizaciones indígenas y organizaciones de la sociedad civil). Secretaría Técnica, PROFONANPE (administrador), COFIDE (fiduciario). En agosto de 2020, se presentó el esquema del Mecanismo Financiero REDD+ a los Gobiernos Regionales de Huánuco, San Martín, Ucayali, Amazonas y Madre de Dios; y el 06 de agosto se presentó el abordaje propuesto para el Mecanismo al MINAGRI y el MINCUL (MINAM, 2020).

Los fondos climáticos canalizados en Ecuador y Perú, hasta el momento, no han llegado de manera significativa a los territorios y comunidades indígenas. Nuestra evaluación es que esto se debe a la dificultad que tienen las comunidades de acceder a las convocatorias hechas por parte de los gobiernos centrales y la necesidad de acompañamiento técnico a las comunidades que reciben fondos.

En los acuerdos bilaterales sobre bosques, tanto el Perú y el Ecuador se han comprometido con los donantes a disponer el 70% de los fondos a nivel local para apoyar el desarrollo sustentable de las comunidades, sus sistemas productivos y las organizaciones locales.

Más allá del apoyo técnico que pueda proveer el Estado, es necesario que los pueblos y nacionalidades indígenas, en línea con la recomendación de la Relatora Especial de las Naciones Unidas (Anaya, 2011), tengan el tiempo suficiente para evaluar la información proporcionada por el gobierno a través de sus propios expertos en áreas como 'ingeniería, derecho, finanzas, medio ambiente ...' y 'el Estado debe financiar a estos asesores en formas que les permitan trabajar exclusivamente para las organizaciones indígenas' y fuera del control del gobierno 65. .

A pesar de ello, y aunque los compromisos de Ecuador y Perú en materia de cambio climático se asumieron hace varios años, las metas ambientales aún no se han logrado, y los fondos comprometidos por la comunidad internacional aún no han podido llegar adecuadamente a los territorios. El Fondo de preparación del FCPF recibió US $456 millones en contribuciones de donantes entre 2009-2020, solo US $6,7 millones (1,4%) de todos los desembolsos del FCPF se realizaron a IP o OSC. Nos preocupa la falta de espacio para garantizar la participación efectiva de los pueblos y nacionalidades indígenas. Donde los pueblos indígenas son parte de los comités directivos, existen es65. Informe de la Relatora Especial sobre Pueblos Indígenas, El Diquís. UNDRIP arts. 6, 19, y 32

Estrategia financiera de la Iniciativa de las Cuencas Sagradas

E

l Plan Biorregional se presenta en este contexto como una forma real y viable para que tanto el Ecuador y el Perú puedan cumplir con sus compromisos en el marco para la lucha contra la crisis climática y el respeto a los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, y en el uso eficiente de los recursos financieros sostenibles comprometidos beneficiando directamente a las comunidades locales.

Visión y alcance

E

sta estrategia inicial contempla dos momentos clave:

1) Definición de la visión, alcance, principios, temporalidad y agentes implementadores de la estrategia financiera de la Iniciativa 2) la identificación de potenciales fuentes y mecanismos de financiamiento.

Ambos momentos complementan la búsqueda de un costeo preliminar de las necesidades de financiamiento del Plan biorregional, a corto plazo (2023), a mediano plazo (2026) y largo plazo (2030) descritos en la sección inicial de este capítulo.

Sostenibilidad

Asegurar que los recursos, así como los resultados alcanzados con esos recursos, se mantengan en el tiempo mediante la diversificación de fuentes, la planificación financiera, la inversión en capacidades humanas y en procesos regenerativos. Los mecanismos financieros para la implementación del Plan biorregional no deben ser usados para que los Estados, empresas u otros actores cumplan con sus propias metas de reducción de GEI.

Principios para los Mecanismos de Financiación de las Cuencas Sagradas

Generación y fortalecimiento de capacidades locales Visión

P

ara 2030, se han recaudado recursos suficientes para financiar de manera sostenible la implementación del Plan Biorregional. Los fondos han sido administrados y desplegados de manera eficiente, efectiva y transparente, promoviendo una transición social y ecológica, beneficiando a los pueblos indígenas y comunidades locales y protegiendo la integridad ecológica de la Región de las Cuencas Sagradas del Amazonas en la Amazonía ecuatoriana y nororiental peruana.

Alcance

E

sta estrategia financiera abarca los 5 objetivos y 9 ejes de acción del Plan biorregional, propuesta liderada por los pueblos indígenas del Perú y el Ecuador, para las más de 35 millones de hectáreas en la biorregión de las Cuencas Sagradas. La estrategia financiera contempla la gestión de actores e instituciones del sector público y privado, financiero, sociedad civil, cooperación internacional, academia, comunidades locales y organizaciones indígenas, en una temporalidad de 10 años (2021-2030).

Asegurar que los recursos favorezcan las estructuras sociales y organizativas tradicionales y locales, reforzando procesos innovativos y de transferencia de tecnologías.

Creación de riqueza comunitaria en los territorios

Asegurar la repartición de beneficios de manera equitativa, evaluando posibles impactos negativos y/o disruptivos en las comunidades. Asegurar que los beneficiarios del financiamiento sean los habitantes locales de la Amazonía, especialmente las comunidades indígenas.

Protege y restaura la vida, y la integridad ecológica

El uso de los recursos de todos los mecanismos o fuentes de financiamiento recibidos deben mantener el respeto y el cuidado de la naturaleza.

Autogestión

Propiciar las acciones propias y autónomas en los territorios, alineados a la implementación del Plan biorregional.

Prioriza el cambio sistémico

Las contribuciones financieras deben dirigirse a cambios legales y de políticas que aborden los impulsores sistémicos de la deforestación y la degradación forestal, en lugar de proyectos independientes, ya que estos brindan incentivos para mejorar las políticas de uso de la tierra de una manera que las intervenciones a nivel de proyecto no pueden.

Respeto a los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, los derechos humanos y Derechos de la Naturaleza

El levantamiento de fondos, manejo de recursos e implementación deben respetar los derechos de los pueblos indígenas en concordancia con la Convención 169 de la OIT, la Declaración de las Naciones Unidas sobre pueblos indígenas y las normativas nacionales de Ecuador y Perú en materia de pueblos indígenas incluidos en la participación en la toma de decisiones. Asegurar además que el levantamiento de fondos, manejo e implementación no violen los derechos humanos.

Transparencia y acceso a la información Garantizar el derecho al acceso oportuno y adecuado a la información de calidad relacionada con el levantamiento de fondos, acuerdos con donantes, cumplimiento con los principios y directrices establecidas, manejo e implementación de los fondos levantados.

Eficiencia y eficacia en el uso de los recursos

Asegurar que las acciones financiadas alcancen el mejor impacto posible optimizando los recursos.

Temporalidad, fuentes y agentes implementadores

Fuentes

Temporalidad

Aquí se detallan algunas posibles fuentes, sin embargo, esta lista no es exhaustiva.

Corto plazo (CP): 2023 Mediano plazo (MP): 2026

- Gobiernos nacionales, regionales y locales (especialmente los ministerios de ambiente y fondos ambientales ya constituidos como el FIAS y Profonampe).

Largo plazo (LP): 2030

- Fondos ambientales internacionales (GCF, GEF, Climate Invest Fund, Forest Investemt Project, entre otros).

Adicionalidad

Demostrar que los fondos recaudados son adicionales a los compromisos que deben cumplir los Estados de Perú y Ecuador en el cumplimiento de sus deberes como Estados de derecho.

No mercantilización de la naturaleza

Reconocer que la naturaleza es un ser vivo y una entidad portadora de derechos y, por lo tanto, no considere a la naturaleza como un objeto que se comercializará en los mercados de carbono.

Corresponsabilidad

Reconocer que la implementación del Plan biorregional requiere del compromiso y accionar de una diversidad de actores que incluye las instituciones financieras, los gobiernos nacionales y subnacionales, instituciones públicas y privadas, organizaciones de la sociedad civil, academia, organizaciones y comunidades indígenas, entre otros.

Asesgurar rendiciones de cuentas Asegurar que financistas, donantes y contribuyentes reciban información recolectada de manera adecuada, respetando las normativas nacionales, asegurando procesos de evaluación y auditoría.

- Organismos multilaterales y banca de desarrollo (sistema de las Naciones Unidas, Banco Mundial, BID, CAF).

- Cooperación internacional (de países como Alemania, Inglaterra, Noruega, Estados Unidos, Francia).

- BINGOs (como WWF, CI, TNC, Rainforest Alliance, sobre todo como organizaciones acreditadas en el GCF y GEF).

- Sector privado (empresas nacionales e internacionales).

- Fundaciones y filántropos (fundaciones internacionales como Ford, Rockefeller Brothers, Moore, entre otros, además de donaciones individuales).

Agentes implementadores - Gobiernos subnacionales.

- Organizaciones de la sociedad civil, registradas a nivel nacional.

- Organizaciones indígenas de primer, segundo y tercer grado.

- Unidades ejecutoras técnicas de las organizaciones indígenas.

- Asociaciones comunitarias y del sector productivo local.

- Instituciones académicas nacionales.

Mecanismos financieros

Para realizar una propuesta de creación de estos mecanismos financieros, han sido estudiados los casos de algunos fondos internacionales similares. Entre ellos, el Fondo Amazonas de Brasil, el Fondo Great Bear Rainforest de Canadá, el Fondo Ngāi Tah de Nueva Zelanda y el Fondo del Gran Cañón de EE. UU. De este análisis surgen algunas lecciones claves que deben considerarse junto con los criterios y aportes de expertos nacionales e internacionales.

Gobernanza. Cualquiera que sea el mecanismo o mecanismos financieros que se construyan, se debe establecer un sistema de gobernanza que asegure la participación efectiva de las organizaciones indígenas, la sociedad civil, el sector privado local y los gobiernos locales. En ese sentido, se debe instituir un comité directivo que establezcan las directrices y principios del fondo, y se aseguren del monitoreo del buen funcionamiento del fondo en materia de evaluaciones periódicas del impacto del financiamiento además de las auditorías y rendición de cuentas. Esta estructura de gobernanza debe respetar las estructuras de organización propias de las organizaciones indígenas, y debe ser establecida con la participación de sus propios dirigentes.

Transparencia. La gestión adecuada de los fondos requiere el involucramiento de instituciones especializadas, que puedan asegurar la buena gestión administrativa de los recursos. Sin embargo, la sobre burocratización de la gestión es de hecho una barrera para las comunidades indígenas, ya sea por cuestiones de lenguaje, culturales u otras tienen dificultades para acceder a los fondos. Para subsanar esto se debe propiciar el fortalecimiento de los cuerpos técnicos propios de los pueblos y nacionalidades indígenas además de instaurar métodos innovativos que permitan la rendición de cuentas no escrita (registros fotográficos y verbales) y en lengua propias por parte de las comunidades y la creación de micro-fondos más cercanos a los territorios. Es importante que la institución financiera que administre el fondo tenga personal culturalmente sensible y

preparado que sea capaz de dar un seguimiento técnico adecuado a los proyectos implementados por pueblos indígenas. Finalmente se debe considerar mecanismos de quejas que salvaguarden a las personas que quieran denunciar corrupción, violación de derechos humanos con especial énfasis en violencia de género y/o sexual, entre otros.

Implicaciones políticas. Es importante asegurar que los fondos no puedan ser destinados a otras razones que las establecidas en el marco de esta estrategia. Esto es aún más relevante si se piensa en el mal manejo de fondos para satisfacer ambiciones políticas de corto plazo.

Es importante también asegurar que los gobiernos no usen las promesas de fondos para pretender poner presión a las comunidades y para manipular a las comunidades en cuanto a su posición con respecto a las agendas gubernamentales. Por otro lado, se ha visto que el cambio de agendas políticas pueden afectar el funcionamiento de mecanismos financieros sostenibles, en ese sentido puede ser recomendable crear un fondo binacional

independiente o asegurar que su manejo sea independiente a los cambios de los gobiernos centrales y subnacionales.

Procesos de largo plazo. Las enseñanzas de inversiones anteriores en la Amazonía ponen en evidencia que para transformar relaciones sociales complejas es necesario tener intervenciones de largo plazo, esto es aún más cierto en relación a emprendimientos comerciales que toman años en consolidarse. Esto debe ser tomado en cuenta tanto por los donantes y las instituciones financieras, como a la hora de financiar iniciativas en los territorios.

Según estas recomendaciones, una modalidad adecuada para ese financiamiento sería crear un fideicomiso por país bajo las estructuras actuales de financiamiento climático siendo estas el FIAS y Profonampe, en Ecuador y Perú respectivamente. En su fallo, o de manera adicional, se podría considerar un fondo binacional, vinculado a un organismo multilateral como el PNUD o la UNEP.

Proponemos dos modelos de posibles fondos fiduciarios, sin embargo deben ser complementarios al apoyo directo a la sociedad civil: Fideicomisos extinguibles Un fideicomiso fortalece la confianza en el momento de realizar una donación y es una figura interesante para varias organizaciones financieras, porque tiene un respaldo más sólido en el manejo de los recursos.

Los fideicomisos pueden ser de diversos tipos; los privados son más ágiles y menos costosos. Si un fideicomiso privado es suficiente para los fondos que se espera alcanzar, esta podría ser la alternativa más sencilla con menores riesgos políticos. Sin embargo, si se requiere o se desea la coparticipación del Estado, se deberá evaluar la pertinencia de una figura bajo un fondo nacional ambiental. La tercera opción es la implementación de un fondo a través de organismos multilaterales, que facilita el manejo de fondos de manera binacional. Los procesos de obtención de recursos grandes requieren tiempo. En este caso, se debe crear la figura legal requerida (fideicomiso) de manera paralela a este proceso. Una vez identificados con certeza los intereses de determinados donantes, las entidades que manejan los fideicomisos procederán, a su vez, con mayor agilidad e interés al compromiso de la creación de la figura legal.

También vale definir la implementación de un único fondo fiduciario o de dos: uno en Ecuador y otro en Perú. No obstante, desde

una perspectiva contable, esto podría encarecer los costos. Habría que sopesar las potenciales oportunidades que se abrirán en lo que respecta al financiamiento, puesto que, para ciertos fondos internacionales grandes, existen determinados cupos por país, en cuyo caso sería tal vez más simple acceder por separado, sobre todo si se trata de un cofinanciamiento de gobiernos nacionales y locales. En esta fase está considerada la implementación de fondos extinguibles, cuyo uso suele ser predeterminado por el fondo.

Fondos de donación a perpetuidad Una vez que la movilización de capital tenga una buena proyección y exista una gobernanza adecuada, se podrá hacer la capitalización del fondo. Esta definición debe hacerse cuando se tenga la certeza de disponer de un flujo de capital lo suficientemente alto como para cubrir el costo administrativo. Si se logra una inversión exitosa como fondo patrimonial, sería posible acceder a un beneficio de entre el 3% y el 8% de rendimiento anual. Estos formatos de fondos patrimoniales deben ser acompañados de fuentes recurrentes. Existen dos posibilidades: encontrar un gran donante que provea de una gran cantidad de dinero como fondo patrimonial o esperar la suma de pequeños fondos y esfuerzos que muchas veces pueden demorar algunos años en concretarse. En fondos patrimoniales, generalmente, el rendimiento pagado es mayor cuanto más grande sea el fondo. Desde esta perspectiva, sería más interesante disponer de un solo fondo patrimonial para la Iniciativa, salvo que por exigencias de los financistas se determine un manejo específico de los fondos por parte de solo un país.

Conclusiones

E

n este capítulo se exploran las dimensiones financieras del plan, tanto en términos de costes como de posibles fuentes de financiación para la aplicación del Pplan Bbiorregional. Se calculan las estimaciones preliminares de los costes de ejecución de las acciones prioritarias identificadas en el Pplan Bbiorregional y se resumen los marcos mundiales y nacionales de financiación del clima y la biodiversidad. En este capítulo también se propone un conjunto de principios para la financiación regenerativa y se sugieren los próximos pasos para crear la arquitectura financiera para la aplicación del plan con las principales partes interesadas.

La estimación preliminar de los costes de aplicación del plan es de US $18.240 millones de dólares en 10 años. La mayor parte de esta cantidad está dentro de las responsabilidades primarias de los gobiernos nacionales y locales en el cum-

plimiento de las obligaciones con sus ciudadanos. De esta cantidad, US $616 millones de dólares a lo largo de 10 años pueden considerarse como el papel complementario, anclado en los territorios indígenas, de la Iniciativa de las Cuencas Sagradas.

Como siguiente fase, la iniciativa debe profundizar con el compromiso de la sociedad civil, principalmente con 3 departamentos de Perú y 6 provincias de Ecuador, así como con los gobiernos nacionales de ambos países, para consolidar la aplicación del Pplan Bbiorregional. En particular, la iniciativa debe participar activamente en el proceso presupuestario local y nacional para mejorar la eficacia del gasto financiero existente y apoyar a los gobiernos en la obtención de financiación adicional a partir de las fuentes internacionales identificadas y descritas en este capítulo. Esta buena gestión de los recursos complementado con financiación externa, garan-

Próximos pasos Exploración e investigación con enfoque en: - Desarrollar la propuesta de creación y puesta en marcha de un Fondo de las Cuencas Sagradas (estructura, gobernanza, estrategia de financiación, funcionamiento, entre otros.)

- Desarrollar mecanismos financieros regenerativos alineados con los principios establecidos en este capítulo.

- Establecer una plataforma accesible utilizando nuestro sistema de información GIS para que esté al servicio de la recaudación de fondos, la gestión de donantes y alianzas, y el aumento de la colaboración de los pueblos indígenas, las ONG y los gobiernos nacionales y locales.

- Diseñar y establecer el sistema de seguimiento, evaluación y aprendizaje trabajando en colaboración con Sustainamatrix y COBALT. - Ampliar la capacidad y el equipo de desarrollo de fondos de ICS y la campaña de recaudación de fondos con el objetivo de apoyar vías de transición como son: Canje de deuda, Renta básica universal, y Bonos Sociales, Sistemas de intercambio alternativos, entre muchos otros.

tiza la ejecución de los nuevos programas que se esbozan en este Pplan Bbiorregional. Incluso esto puede ayudar en gran medida para cerrar la brecha de las obligaciones que tienen los distintos gobiernos con el buen vivir de sus ciudadanos que habitan en esta biorregión, que aproximadamente representan 3 millones de personas, incluyendo 600.000 indígenas que viven en este paisaje y que son claves para mantener la integridad ecológica de la biorregión de 35 millones de hectáreas de las Cuencas Sagradas.

La ICS tiene la responsabilidad de actuar como apoyo y aliado de la gestión de los gobiernos.

Pero la Iniciativa puede y debe ser algo más. La ICS como entidad debe servir de promotora y catalizadora de los proyectos vitales que surgen de los territorios de los pueblos y comunidades indígenas que viven dentro de los límites de la biorregión de las Cuencas Sagradas. Con el apoyo financiero de los gobiernos, las ONG y los individuos que pueden contribuir, por ejemplo, a tener propuestas creativas e innova-

doras de acciones destinadas a resolver los diferentes problemas que afectan a esta región caracterizada por su riqueza natural y cultural. La Iniciativa puede, por ejemplo, financiar la realización o actualización de los diagnósticos preliminares de las diferentes zonas, a pesar de que las comunidades muestran cierto cansancio y hartazgo frente a los diagnósticos que se han realizado pero que no han culminado en proyectos reales o implementaciones efectivas.

Asimismo, los gobiernos locales podrían apoyar financiando los estudios de prefactibilidad y factibilidad de diversos proyectos.

La gobernanza de la Iniciativa debe contar con la participación de las comunidades, organizaciones indígenas y la ciudadanía en general para que de esta manera estas acciones no sean tecnocráticas, alejadas de las necesidades reales de la población. Es por ello que hemos desarrollado el siguiente conjunto de principios para los mecanismos financieros de la ICS que incluyen: sostenibilidad; gener-

ación y fortalecimiento de capacidades locales; creación de riqueza y bienestar comunitario en los territorios con distribución equitativa de los beneficios; proteger y restaurar la vida y la integridad ecológica; respeto a los derechos de los pueblos y nacionalidades indígenas, y a los derechos humanos; participación, transparencia y acceso a la información; rendición de cuentas; eficiencia y eficacia en el uso de los recursos financieros; autogestión; corresponsabilidad; no mercantilización de la Naturaleza; enfoque jurisdiccional.

Asimismo, se requiere un apalancamiento en socios estratégicos como universidades, centros de investigación, ONGs, para articular sinergias. Por ejemplo, las universidades tienen entre sus funciones, incluso como obligación, formar un vínculo con la sociedad y para lo cual cuentan con fondos propios, como en la ejecución de un proyecto cofinanciado. De este modo, las universidades, la ICS y los ciudadanos pueden obtener beneficios sociales mutuos.

REFLEXIÓN

FINAL

65. Elaborado por Fander Falconí.

65

1

Conclusiones generales

E

l Plan Biorregional es una herramienta de mejoramiento constante, un documento en permanente construcción. Su objetivo central es ayudar a que la Naturaleza cicatrice sus heridas, y a que se preserven de forma indefinida las culturas humanas.

La biorregión de Cuencas Sagradas, que comprende las cabeceras acuíferas de los Andes y los grandes ríos de la Amazonía, es fundamental para la vida por su cualidad hídrica y su densidad boscosa que la convierten en uno de los territorios más mega diversos del planeta.

Es el hogar de más de 30 pueblos y nacionalidades de Ecuador y Perú, con sus culturas y saberes milenarios, incluyendo aquellos en aislamiento.

La superficie de la biorregión y su área de influencia en ambos países alcanza cerca de 62 millones de hectáreas, de las cuales 35 millones son el área efectiva de la iniciativa. Esta riqueza cultural y ambiental está amenazada. La Amazonía afronta un punto de inflexión ecológica o de no retorno por los cambios en el uso del suelo, la pérdida de biodiversidad, la fragmentación y la degradación de los ecosistemas, así como el despojo y la inequidad social agudizadas resultantes de las actividades extractivas y productivas. Por ello, queremos propiciar un modelo que también sea replica-

ble en otras regiones del mundo.

Tenemos esperanza, siempre y cuando se cambie en forma radical la manera como nos interrelacionamos los seres humanos con la Naturaleza, que se logren espacios de convivencia, respeto y un camino hacia un Buen Vivir.

La planificación es una herramienta de cambio, pero también de saber escuchar. Esta propuesta se ha nutrido de la gente sabia de la región amazónica, y del conocimiento de equipos técnicos interdisciplinarios en constante diálogo con los actores territoriales.

Objetivos y alcance del Plan Se presentan propuestas concretas y viables para la transición, conservación y regeneración de ecosistemas, salud intercultural, educación bilingüe y conciencia ecológica en los territorios, transición a energías renovables, infraestructuras y tecnologías adaptadas a los contextos locales para transporte y conectividad, economías productivas y soberanía alimentaria, planificación urbana inteligente y vivienda social. Se realiza un diagnóstico de las principales problemáticas históricas y co-

yunturales. Se proponen propuestas viables a partir de objetivos, ejes de acción, estrategias y metas. Las metas en el mediano y largo plazo se conjugan con una priorización territorial.

Esta estructura posibilita integrar los diversos campos de acción para modificar las condiciones de la Amazonía, que es uno de sus objetivos. Además, precisa los tiempos de ejecución y los recursos presupuestarios para implementar el proceso de cambio. El presupuesto se compone de fuentes de financiamiento locales e internacionales. Se plantea crear un fondo administrado en forma transparente y con la participación activa de los pueblos y nacionalidades en la definición de las actividades. En conjunción con el financiamiento de la Iniciativa, hemos establecido su presupuesto.

La construcción de este planteamiento se ha realizado en medio de una triple crisis anidada: la de salud por la pandemia de Covid-19, la económica por problemas estructurales en nuestros países y, en el fondo, la crisis ecológica que azota a todo el planeta. El Covid-19 ha golpeado con intensidad a los habitantes de la Amazonía y ha provocado limitaciones en el diálogo. Sin embargo, pese a las dificultades se ha logrado mantener un diálogo permanente con actores fundamentales.

El reto de la planificación en un contexto de incertidumbre El documento es un esfuerzo consistente de planificación participativa en una región con muchos actores, conflictos de valores e intereses. El plan es integral, articula diferentes perspectivas y genera productos prácticos, con la finalidad de provocar una transición social y ecológica. Se ha previsto un horizonte de planificación hasta el año 2030, pero esto debe ir mucho más allá. A partir de ese momento, se espera haber preservado, transformado y regenerado la biorregión en una relación armoniosa entre seres humanos y naturaleza, protegiendo sus recursos vitales, contribuyendo a la rever-

sión del calentamiento global, y aumentando el florecimiento y prosperidad de los pueblos amazónicos.

Diagnóstico Biorregional integrado Varias innovaciones se han propuesto. Se planifica un espacio binacional con enfoque biofísico, usando una métrica que incorpora los distintos aspectos del bienestar. Esto significa considerar múltiples visiones, distintas escalas, varios criterios (no solo monetarios) y alternativas existentes o viables, para comprender la realidad en toda su complejidad.

El documento se construyó a partir de fuentes primarias de información (de los dos países, e internacionales), referencias bibliográficas actualizadas, información geo referenciada levantada desde la coordinación técnica, así como información directa de las organizaciones (indigenas y ONGs) involucradas, entre otras fuentes. Se incorporan diversas áreas de acción, escalas y actores, así como prioridades de organizaciones sociales en el territorio, más el financiamiento de las actividades.

Este capítulo es una radiografía de la situación histórica y actual de la biorregión. Se parte de la configuración histórica de la organización social, de los pueblos y nacionalidades indígenas, de sus luchas y reivindicaciones. Se identifican problemas comunes en Ecuador y Perú, lo que constituye un enfoque innovador y creativo. Se plantean tres aspectos centrales: i) la articulación de la Amazonía al comercio internacional por la extracción de recursos primarios y monocultivos agrícolas, los efectos del cambio climático en los bosques y decisiones internacionales ii) la relación de la Amazonía con los Estados iii) la propia situación social y ecológica interna.

El diagnóstico presenta el estado de la demografía, condiciones de vida, situación socio-económica y productiva, el territorio y la ecología. Un aspecto relevante es el impacto en ambos lados del territorio de la actividad hidrocarburífera y minera.

Transiciones socio ambientales Otro argumento relevante para abogar por una interpretación de ecorregión continua.

La relación con el mundo está marcada por la asimetría de poder y la dependencia. En lo interno, se ven intervenciones contrapuestas y no planificadas. Las principales problemáticas territoriales y ecológicas son la deforestación, la fragmentación, las brechas sociales. Los pueblos y nacionalidades indígenas cumplen un papel fundamental en la construcción de una transición hacia el Buen Vivir.

La transición socio ambiental se sostiene en la reducción paulatina del uso de recursos no renovables y en el florecimiento de una economía productiva para la vida. Se plantea la permanente protección frente a amenazas de las actividades industriales, una iniciativa renovada de dejar el petróleo en el subsuelo, la urgente internalización de los costos o pasivos sociales y ambientales en los precios de las actividades extractivas (sincerar los precios), moratoria de las actividades mineras a gran escala, la exigencia de transparencia a las industrias extractivas (balances auditados, mecanismos anti corrupción), y el respeto a las áreas protegidas y territorios indígenas.

Las alternativas están en construcción y en debate internacional desde hace tiempo. Dada la diversidad y complejidad de esta región, los múltiples actores, conflictos, intereses y las interrelaciones, es difícil precisar un único camino de cambio.

En este capítulo se examinan propuestas

presentadas previamente en el ámbito internacional como el decrecimiento económico, el reconocimiento de las deudas ecológicas y ambientales, los eco impuestos y la renta básica universal. El decrecimiento plantea una reducción relativa y absoluta del consumo de materiales y energía de las sociedades ricas e industrializadas, y un conjunto de principios de organización social basados en actividades bajas en contaminación, como el cuidado de las personas, la reciprocidad, el bienestar social, la cultura. No puede haber decrecimiento sin justicia social y ambiental.

Los gobiernos de Ecuador y Perú deben declarar las cuencas de los ríos Napo, Pastaza y Marañón como una región de interés nacional fuera de los límites de extracción de recursos no renovables, en especial libre de minería metálica a gran escala. Para esto debe haber un acuerdo de no expandir las actividades mineras por parte de las empresas, inversores, prestamistas y los gobiernos, además de un compromiso por reducir de manera progresiva la explotación que ya existe, reparar los daños que esta ha provocado y restaurar los ecosistemas.

En síntesis, este capítulo expone los fundamentos de una economía para la vida, el pacto verde amazónico y la creación de ecosistemas de innovación. Se defiende una renta básica universal, una métrica distinta para aproximarse a los problemas sociales y ambientales, y la educación y salud como puntales de la transformación.

Propuestas en permanente construcción Hemos abandonado la idea de cargar el diagnóstico sin plantear soluciones. Este capítulo sintetiza las propuestas de diversos especialistas, que fueron objeto de mecanismos de validación con los pueblos y nacionalidades indígenas. Las propuestas se organizaron en ejes estratégicos o pilares.

Las acciones fueron articuladas con una priorización técnica de intervenciones territoriales. Se inició con un estudio de prioridades de conservación con base en un análisis presiónestado- respuesta, y con la incorporación de un análisis multicriterio (AMC) con múltiples criterios y alternativas. Esto permite considerar criterios sociales, económicos, culturales, de género, entre otros, como complemento a los criterios de conservación utilizados en otros estudios. Los escenarios de priorización se orientan a la construcción de propuestas en: a) salvaguarda de las áreas prioritarias de alto valor de conservación y que aún no han sido intervenidas; b) reducción de amenazas y salvaguarda en las áreas prioritarias de alto valor de conservación y alta amenaza; c) recuperación de las zonas en bajo estado relativo de conservación y con niveles intermedios de presión. Las prioridades determinadas por el AMC constituyen una guía o ayuda para la toma de decisiones referentes a la asignación de recursos económicos y materiales direccionadas a las comunidades asentadas en las Cuencas Sagradas (a quién atender más) o referentes a la asignación temporal de recursos (a quien atender primero). Las prioridades del AMC permiten orientar los proyectos en una política de cierre de brechas en los aspectos sociales (salud, educación, etc.).

Al final, se articulan las acciones concretas desarrolladas por cada eje estratégico, y se definen metas.

Financiamiento y presupuesto En cuanto al presupuesto, se genera un flujo para los proyectos y actividades hasta el año 2030. Se desagrega entre las actividades de la ICS y aquellas necesarias para, por ejemplo, cerrar brechas de responsabilidad de los gobiernos nacionales y GAD. Se realizan presupuestos parciales relacionados con: Áreas de protección y regeneración.

Actividades y proyectos específicos.

Fondos para el fortalecimiento de procesos organizativos (por ejemplo, planes de vida).

Fondos flexibles utilizables en la transición (por ejemplo, actividades de innovación).

Fondos para enfrentar los pasivos ambientales.

Estos presupuestos parciales se consolidan en uno general, con énfasis en fases de inicio (2021), maduración (2024-2025) y consolidación (2030).

Año 2021: tejer alianzas ante la incertidumbre

- Iniciar los proyectos específicos, ya presupuestados, en las zonas priorizadas.

2021

es un año de retos y desafíos. A partir de esta propuesta, ambiciosa y compleja, es indispensable tejer alianzas en los próximos 10 años con organizaciones territoriales, ciudadanos, gobiernos locales, provinciales y nacionales que planteen cambios en la Amazonía, y con los movimientos de justicia ambiental y social internacional.

Algunas recomendaciones concretas para la implementación del plan son las siguientes:

- Los criterios utilizados para la construcción del índice de prioridad multicriterial son la base para la micro planificación.

- Propiciar una institucionalidad para generar mecanismos de evaluación y seguimiento de las metas.

- La creación de alianzas, tanto a nivel local como a nivel global, es indispensable para alcanzar los objetivos, para lo cual se debe promocionar la iniciativa a todo nivel y entre los distintos actores.

- Ampliar la iniciativa de la bio región que comparten Ecuador y Perú a toda la región amazónica del continente sudamericano.

- La Iniciativa de la Biorregión de las Cuencas Sagradas es ambiciosa, sin duda; todos concordamos en ese criterio. Pero mientras alguno dirá que la Iniciativa se levanta apenas en la esperanza, una base endeble; nosotros sostenemos que la esperanza es la catalizadora de la piedra angular de la Iniciativa, la esperanza aglutina a los elementos científicos del Plan: visión y principios, definición del problema, diagnóstico, transición, propuesta, financiamiento y presupuesto - Muchos activistas, investigadores y líderes indígenas están preocupados ante lo que viene para la Amazonía. ¿Qué pasará si nos toca vivir una década de luchas y desengaños para lograr nuestros objetivos, y quizá no nos alcance la vida para ver la ansiada victoria? Pregunta equivocada. La siguiente es la pregunta definitiva.

¿Qué les pasará a nuestras nietas y nietos en todo el planeta si no empezamos hoy con urgencia el cambio que la Pacha mama exige desde hace tiempo?

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Introducción

Capítulo 1

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Capítulo 2

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Capítulo 4

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ANEXOS

Anexo 1 Rangos de valores para las tipologías de acciones

TABLA DE CONTENIDOS

Gráf ico 4 Porcentaje de la superf icie bajo diferentes usos de suelo del área deforestada entre 2008 y 2014 Mapa 6 Fragmentación de bosques en las Cuencas Sagradas Tabla 16 Deforestación en la Noramazonía peruana por departamentos Mapa 7 Amenazas por deforestación en las Cuencas Sagradas Mapa 8 Amenazas por actividad petrolera en las Cuencas Sagradas

Gráf ico 1 Amenazas simultáneas a la vida y a la civilización a nivel mundial Gráf ico 2 Ciclo de planif icación biorregional

Gráf ico 3 Ranking según pobreza por consumo y pobreza por necesidades básicas insatisfechas a nivel provincial Mapa 4 Pueblos y nacionalidades amazónicas afectadas

Mapa 9 Emergencias por derrames petroleros en el ONP - Perú Mapa 10 Amenazas por actividad minera en las Cuencas Sagradas Mapa 11 Catastro minero del Ecuador y territorios indígenas

Dimensiones y criterios del Análisis multi criterio GRAFICO XXX GRAFICO YYY Tabla 21 Matriz abierta Tablas 22-24 Eje transiciones Tablas 25-26 Eje territorios y autodeterminación Tabla 27 Economías del bosque Tablas 28-29 Salud intercultural Tabla 30 Conciencia ecológica y educación ambiental Tabla 31 Energías renovables

Mapa 1 Delimitación geográf ica y administrativa de las Cuencas Sagradas Amazónicas de Ecuador y Perú

Tabla 9 (6) Tasas de acceso a servicios - región amazónica ecuatoriana

Tabla 1 Derechos colectivos conquistados

Tabla 10 (7) Acceso a servicios básicos de la región Noramazónica peruana

Tabla 2 Población y tasas de crecimiento en Ecuador 2001-2010

Mapa 5 Porcentaje de energía eléctrica por región en Ecuador

Tabla 3 Tasa de crecimiento en regiones de la Noramazonía peruana 20072017

Tabla 11 (8) Viviendas particulares con ocupantes presentes que disponen de alumbrado eléctrico conectado a la red pública

Mapa 14 Proyectos mineros en la Cordillera del Cóndor - Ecuador

Tabla 4 Tasa de crecimiento poblacional según área e residencia en la Noramazonía peruana 2007-2017

Tabla 12 (9) Conectividad de la Amazonía de Ecuador respecto al resto del país

Mapa 15 Amenazas por megaproyectos de infraestructura hidroeléctrica y vialidad en las Cuencas Sagradas

Tabla 35 Gastos de inversión y gastos recurrentes

Mapa 16 Deforestación por cambio de uso de suelo en Ecuador

Tabla 36 Presupuesto referencial 2001-2010

Mapa 17 Deforestación en el proyecto _______ Palmas del Shanusi, Perú, 2000-2015

Tabla 37 Responsabilidades presupuestarias en el gasto total

Mapa 2 Diversidad de pueblos, naciones indígenas y sus territorios Mapa 3 Mapa de pobreza por NBI en Ecuador Tabla 5 Situación de pobreza total y extrema en la Noramazonía peruana

Tabla 13 (10) Acceso de hogares rurales a internet en la Noramazonía peruana Tabla 14 (11) Acceso de hogares rurales a internet en la Noramazonía peruana Tabla 15 (12) Deforestación bruta por provincias en la Amazonía de Ecuador

Mapa 12 Estados de las concesiones mineras en Ecuador Tabla 19 Escalas de la actividad minera metálica en Ecuador Mapa 13 Minería ilegal en Ecuador

Tabla 20

Tabla 32 Conectividad y transporte Tabla 33 Planif icación inteligente, derecho a la ciudad y vivienda social Tabla 34 Conservación y restauración de bosques y cuencas hídricas Gráf ico n+1 Gastos de inversión y gastos recurrentes

Tabla 38 Presupuesto referencial 2021

AGRADECIMIENTOS

Consultores técnicos del Plan Biorregional

TRANSICIÓN ECOLÓGICA

HACIA EL 2030

E

l acuerdo de las Cuencas Sagradas nos recuerda que la iniciativa y el Plan Biorregional es una propuesta impulsada por los pueblos indígenas de este territorio, aspirando a cambiar el sueño del mundo moderno para que la vida florezca por muchas generaciones más. ¡Que todos seamos capaces de vivir en relación armónica con sí mismo, entre nosotros y con todos los seres! ¡Que honremos la reciprocidad y complementariedad que gobierna la pluriversidad de todas nuestras relaciones! ¡Que seamos guiados por la sabiduría ancestral y del genio del bosque amazónico para vivir en interconexión profunda y liberadora de nuestro mayor potencial como hijas e hijos de este tremendo planeta que es nuestro hogar!

Como humanidad nos hace falta la humildad de reconocer que no podemos seguir en el camino actual. Nos encontramos en un punto crítico de nuestra historia, entre nuestras maneras ‘modernas’ de estructurar nuestra identidad, consciencia y amor, y el llamado irresistible de nuestro futuro ancestral. El propio impulso evolucionario de la vida se está manifestando a través de nosotros, pidiéndonos cambiar de rumbo(s). ¡Escuchando al llamado de las Cuencas Sagradas, sabemos que es hora de colaborar como nunca antes para que conjuntamente logremos nuestra visión!

Gracias a todos los lectores: tomadores de decisiones públicas, estudiantes, académicos, empresarios, comunidades indígenas, grupos de jóvenes que se están curiosos por discutir y sumar sus visiones.

Esperamos que el Plan Biorregional sea una ruta abierta para repensar las posibilidades de la próxima década. Que estas páginas, y capítulos les den el impulso necesario para avanzar con acciones concretas hacia una genuina y ambiciosa Transición Ecológica hacia el 2030.

Gracias al Equipo Técnico que suman más de 50 técnicos y expertos del mundo y la región quienes por dos años han contribuido para que este texto sea finalizado en Julio del año 2021.

Maketai Belén Páez y Domingo Peas Secretariado de Cuencas Sagradas

Consejo de Sabios de la ICS / ASHI

Equipo Técnico del Plan Biorregional

Elva Yaun (AIDESEP-Awajún) Domingo Peas (CONFENIAE – Achuar) Milton Callera (Achuar) Wrays Pérez (TICCA – Wampis) Alicia Weya Cawiya (Waorani) Manari Ushigua (Sapara) Catalina Chumbi (Shuar) Walter López (ORPIO- Maijuna Feconamay – Napo) Elvia Dahua (Kichwa) Pascual Yunkar (Achuar) Octavio Cawiya (Waorani) Fanny Wampankit (Shuar) Alberto Aujtukay Shamik (Wampis) Yolisa Ahua (Waorani) Miluska Buendía (Perú) Alberto Acosta Eduardo Kohn (Universidad McGill) Jorge Garcia (Amawta Wasi)

Belén Páez - Secretaria de la ICS Domingo Peas - Secretario de la ICS

Más información en

www.cuencasagradas.org

Anabel Pérez Atossa Soltani Bill Twist Eduardo Pichilingue Esteban Falconí Fander Falconí Gisela Luján Guisela Loayza Inés Luna Juan Manuel Crespo Nanki Wampankit Natalia Greene

Alberto Acosta Anders Siren Rodrigue Gehot Erick Brenes Jacob Olander John Cajas Guijarro Francisco Hurtado William Sacher Stefan Kistler Mario Melo Danliel López Andrés Peralta Juan Mateo Espinosa Oscar Alejo Manuel Bayón Santiago del Hierro Rafael Burbano Verónika Mendoza Déborah Delgado Shirley Basantes Sandra Vela

Colaboradores del Plan Biorregional Carlos Larrea Tzephorah Berman Alnoor Ladha Javier Félix Jason Hickel

Comunicación Benito Bonilla Daniela A. Orska Lorena Mendoza Lucía Villarruel