Todo esto comenzó aquí… Mi mamá dice que cuando yo nací, las cosas se pusieron un poquito difíciles. Ella se angustió y sufrió mucho durante mi llegada a este hermoso mundo, pero ese cablecito que ves aquí en mi nariz me ayudaba a respirar.
Ahora que estoy vieja y mi mamá también, un poquito, entendimos que ese momento de la vida fue el regalo más maravilloso que vivimos juntas. Un ser increíble hizo que pasara de ser una bolita negra sin vida para convertirme en toda una ricitos de oro.
Creo que la diversión en mi vida comenzó cuando cumplí un año. Pensaría que ese fue el momento clave donde me di cuenta de lo que más disfrutaría hacer… ¿Saben qué es? Cuidar, alimentar, jugar y consentir animales. Hasta hoy que ya estoy vieja, a mis doce, es lo que más amo hacer en la vida.
A mis dos años no sabía qué hacer: Si sostenerme el pañal, sembrar un árbol, cargar al perro o decirle groserías a media lengua a mi abuelo. Hasta ahí todo era color de rosa porque me dedicaba solo a la diversión.
Hasta que llegaron las responsabilidades que uno tiene que cumplir, quiera o no… Y si, me mandaron a “El Pombo” y para los que no saben, es un lugar donde hay como 20 niños, todos gritando una profe que te disfraza todos los días, de árbol, de pájaro, de gato o de lo que quiera, y uno se tiene que aguantar.
Te ponen a cantar 20 veces la misma canción y después invitan a tus papás a verte delante de 100 personas que no conoces, y además, en la ruta tienes que aguantarte a Emilia que, por cierto, tuvimos nuestras serias diferencias.
Pero… ¡Thanks God!
Cumplí tres años y me llevaron a DISNEY WORLD. No les parece muy emocionante eso… Pues sí, es así, bien por ustedes porque yo no me acuerdo de nada, ni de la princesa Sofia, ni de Mickey, ni de Rapunzel y eso que ella se tomó una foto conmigo.
Pero me queda esta evidencia de que mis papás no mienten, aunque conociendo a mi papá es probable que él se disfrazó y ambientó todo para hacérmelo creer...
Playa, brisa y mar.
A mis papás les dio disque por casarse de nuevo, cosa que no entendí, pero lo peor de todo es que me metieron a mí en ese paseo. Así que como podrán ver, aquí tengo un atuendo algo extraño, porque la novia era mi mamá, pero me vistió igual que ella. Jajaja
A mis largos 5 años conocí a uno de los amores de mi vida.
Si les hablo de él; creo que no hay nadie en el mundo que tenga un perito… ojo no perrito… es perito... así le decimos mi papá y yo. Es un trípode, tiene solo tres patitas y como 20 corazones porque es el perro más juicioso y amoroso del mundo, el negro de mi corazón.
En resumen, nací en Bogotá.
Allí vivimos un tiempo muy corto, luego me mudé a Chía, un pueblito de Cundinamarca, y sin duda un lugar donde fui muy feliz. Hice muchas amigas y tenía un gato llamado TOTO, ese era otro de los amores de mi vida, realmente el primero, aquí se los enseño...
Luego nos mudamos a un lugar maravilloso que ahora es nuestro hogar, nuestra primera casita en El Retiro. Aquí vivo ahora que estoy viejita.
Nos vinimos a vivir con mi mamita Peluche y eso me hace muy feliz. Cambié de amigas y soy homeschooler… Mi vida ha cambiado un montón y aquí en esta casita, llegó la gorda de la familia… Bella. Ella es mi gata.
Además sobrevivimos al bicho del covid, gracias a Dios… algo más para contar. Y por cierto, vino a visitarme mi papito Luis, a quien también quiero un montón.
Pero como no todo es color de rosa, mi gatito
Toto se fue al cielo y se convirtió en un angelito, eso sí fue triste. Por eso mi mamá se enloqueció y llegaron Nucita y Vicente, los otros amores de mi vida… así que de un momento a otro tengo un perrito de tres patas y tres hermosos michis.
¿Sabían que soy deportista? Juego fútbol como Messi, me encantaba nadar, aunque creo que ya no mucho, pero al menos no me ahogo. Me cuelgo del techo como un monkey, soy skater, pero los dos deportes que más disfruto definitivamente son andar en bici y más que nada mis caballitos….
Los caballos, me gustan de todos los colores, formas, y tamaños; me gusta cómo huelen, cómo se comportan, mejor dicho ¡me gustan hasta cuando no me gustan! He ganado algunas competencias, pero lo que más me emociona es que mis papás siempre me acompañan a mis clases y se vuelve un momento familiar.
Viéndolo bien y mirando algunas fotos, me doy cuenta de que estos 12 largos años que ya viví, como dice mi mamá, los he dedicado a ser feliz, a pasear, a jugar, a disfrutar y aprender muchas cosas. Pero la cosa más importante que he aprendido es que nunca he estado, no estoy, ni estaré sola, porque mi familia es mi puerto seguro.
Sé que siempre puedo confiar en ellos, encontrar palabras honestas, un regañito que no falta, un abrazo cuando lo necesito y sobre todo mucho amor. Mi papá, mi mamá y abuela, que viven conmigo, hacen todo lo que pueden para que yo sea muy feliz.
