Dichos salidos de la barriga

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Dichos Salidos de la Barriga

en vista de que se les confundían las panelas que ya habían contado con las que faltaban, decidieron marcarlas a mordiscos. Marcaron y marcaron y marcaron panelas hasta que ya no pudieron más y creo que nunca terminaron de contar las que había. Cuando sus padres las descubrieron, vino el castigo de la madre y el enojo, severo enojo de su padre, lo cual tanto le dolía a ella. Entonces ella “dejó que algo volara” y pronto se olvidó de la reprimenda. Alguna vez decidió, junto con la misma cómplice hermana, divertirse a expensas de su abuelo. Se agenciaron sendas ruanas y sombreros masculinos, para parecer muchachos traviesos, y fueron a esconderse en un rastrojo para esperar el paso del anciano. Cuando éste pasaba junto a ellas le gritaron, simulando la voz de un muchacho: “Ey viejo: ¿para dónde vas tan despacio?”. El “viejo”, en apariencia, no hizo caso del llamado. Ellas repitieron la chanza y, cuando éste pasó de largo, se adelantaron por otro camino hasta llegar a la casa, corriendo veloces como lo hacen las niñas en tanto que él iba lento como es propio de los viejos. Así, Rosita y su hermana tuvieron tiempo de quitarse sus disfraces. Cuando lo vieron llegar, corrieron a saludarlo, en sus rostros pintada la picardía 150


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