El muro y la grieta alejandro pérez, 2011

Page 1

cuarta serie

Obras publicadas Efémera

Magdalena Madero Gámez De profunda piel

Paulo Gaytán Desarrollo teórico-matemático de un desamor y otros breves infiernos

Nora Coss Jesé Avendaño Desovillando el hilo

Colectivo Tres tristes vírgenes y otras obras de teatro

Ignacio Garibaldy La paradoja de los dioses

Román Guadarrama Souvenirs (Cuentos 1999-2010)

Antonio Sonora El muro y la grieta. Textos periodísticos

Carlos Manuel Valdés

Alejandro Pérez Cervantes La brevedad constante

El muro y la grieta. Textos periodísticos

Intolerantes a la fama

Este libro encierra un buen número de textos en los que brincan al lector informaciones de distintos tipos, reflexiones, análisis críticos y no pocos motivos para el júbilo. Lo que a menudo se califica como efímero, porque se ha escrito para compartirlo con los lectores de un diario o una revista, ahora se somete a un género que fija el contenido y lo expone en un soporte cuyo formato implica otra forma de lectura. Encontramos incursiones en la historia desde lugares novedosos y, un buen número, desconocidos: rescates de la memoria, repasos de lugares comunes del pasado pero enfocados desde lentes que los agrandan o reducen para mejor comprenderlos y versiones críticas de esos pasados mitificados que tanto frecuentan los patrioteros. Alejandro Pérez Cervantes nos transfiere su información por un cedazo que puede ser muy fino en varios artículos, aunque en otros deje fluir una posición abierta creando las posibilidades de impugnación o de diálogo con él como autor o con el contenido. La presencia del autor se diluye y la del lector crece para apropiarse del tema, y ésta no es la menos importante de sus contribuciones. El recorrido lectoral no necesariamente debe planearse en la sucesión de sus páginas sino en las propias inquietudes. Es un libro para tener a mano y degustarlo en momentos de paz. También puede ser invitación a regresar al modelo de lectura que se tenía en tiempos de los filósofos griegos o de San Agustín, leyendo un pequeño capítulo en voz alta para un tercero o un grupo con el que se desea dialogar. Un libro interesante que invita a levantar la vista.

Alejandro Pérez Cervantes

Colección Siglo XXI Escritores coahuilenses

Siglo XXI Escritores coahuilenses cuarta serie

Alejandro Pérez Cervantes

El muro y la grieta. Textos periodísticos Alejandro Pérez Cervantes

Josué Barrera Las tijeras de Átropos

Esther M. García Elogio a la incomodidad

Mercedes Luna Fuentes

La colección Siglo XXI. Escritores coahuilenses, es un esfuerzo editorial de la Universidad Autónoma de Coahuila por ofrecer algunas de las obras literarias contemporáneas más importantes de este siglo.

Universidad Autónoma de Coahuila

(Saltillo, Coahuila, 1973) Periodista y narrador. Máster en Diseño Gráfico por la Universidad de Monterrey. Desde 1993 ha sido colaborador de diversos medios regionales en el área del periodismo cultural, además de medios nacionales como Día Siete, Tierra Adentro, Casa del Tiempo de la UAM, Punto de Partida de la UNAM, “La revista” de El Universal, Los perros del alba, Nostromo y Replicante. Diversas antologías de cuento han recogido su obra narrativa en los últimos años. Con “Murania”, su primer volumen de cuento, obtuvo el Premio Nacional de Cuento Julio Torri en su edición 2006. Ha sido reconocido con el Premio Estatal de Periodismo en tres ocasiones. En 2008 y 2010 fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en el área de literatura. Actualmente, se desempeña como Maestro Investigador en el área de Diseño, en la Escuela de Artes Plásticas “Rubén Herrera”, de la UAdeC.




El muro y la grieta. Textos periodĂ­sticos



Siglo XXI Escritores coahuilenses cuarta serie

El muro y la grieta. Textos periodísticos

Alejandro Pérez Cervantes

Universidad Autónoma de Coahuila


Clasificación LC: Autor personal: Título: Edición: Pie de imprenta: Descripción física: Serie: ISBN: Materias:

PN 4775 .P47 2011 Pérez Cervantes, Alejandro, (1973- ) El muro y la grieta. Textos periodísticos / Alejandro Pérez Cervantes 1ª. ed. Saltillo, Coah., México: Universidad Autónoma de Coahuila, 2011 210 p. Siglo XXI. Escritores coahuilenses, cuarta serie 978-607-506-014-9 Periodismo y literatura—México. Autores coahuilenses—Siglo XXI.

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Primera edición 2011 © Universidad Autónoma de Coahuila Blvd. Venustiano Carranza esq. González Lobo Col. República, Saltillo, Coahuila. CP 25000 coordinacioneditorial@uadec.edu.mx www.uadec.mx © Colección Siglo XXI. Escritores coahuilenses, cuarta serie Universidad Autónoma de Coahuila por la presente edición. © D. R. Alejandro Pérez Cervantes Diseño de la colección: Coordinación editorial/Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural/Universidad Autónoma de Coahuila. Portada y formatación: Rosario Contreras/CGDPC/UAdeC. HECHO E IMPRESO EN MÉXICO ISBN del título: 978-607-506-014-9 El muro y la grieta. Textos periodísticos, de Alejandro Pérez Cervantes, se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Grafiady S.A. de C.V., con domicilio en Escobedo 131 Col. Los Elizondo Escobedo N.L., tel.(81) 82120150, el día xxxxxxxxxxx. Para su composición se utilizaron tipos de la familia Transit551. La impresión estuvo al cuidado de Claudia Berrueto y Rosario Contreras. La edición consta de 900 ejemplares.


Para Ruth, Le贸n, Rafael y Ren茅: mis hijos.



La literatura es, entre otras cosas, un laborioso avance a travĂŠs de la propia estupidez. Rodolfo Walsh



Reflejo y conmoción. Intro El maravilloso y pendenciero Stendhal afirmaba que escribir era como llevar un espejo por el camino. Un reflejo cambiante y fugaz que apresaba en su seno asombros y extrañezas; ese brillo que parpadea de vez en vez, iluminando para siempre nuestras vidas. El padre de Julien Sorel proponía que sin misterio no hay nada. De ahí que no conciba la vida sin maravillarme: la realidad como una continua oportunidad para encontrar puertas hacia otra parte; umbrales en la mutable forma de un libro, una pieza de arte dramático, la ventana de plata de una fotografía; el ensueño artificial de una película o el rumor ancestral de la música. Es por ello que este libro se propone como una oportunidad de registrar esa búsqueda y ese hallazgo no desde un monólogo erudito sino desde un diálogo abierto, vivo. Un mirar conjunto, como una charla entre amigos. No un amargo pontificado; sino un viaje, un reflejo titubeante a través de un sendero. Esta entrega asume lo que dijera el cantautor León

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

11

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Gieco, ser hijos por igual de la Internet y un tango viejo. Herederos de la tradición y del vértigo. Del asombro y su conmoción. Una palpitación donde todo es simultáneo y nada se excluye, donde quepan por igual los manifiestos de Adrián Rodríguez o los poemas de José León Saldívar. Un paraje donde habita lo mismo Chopin que Los Tigres del Norte, César Vallejo, la novela de moda, el abismo luminoso de Shakespeare o las malas películas amadas en secreto. Porque se trata de respirar. De abrir los ojos y mirar. O cerrarlos, y también mirar, según sea el caso. Una forma de lucha libre. Un encuentro máscara contra máscara frente al misterio. Y pensar el horizonte como un gran arco. Y en estas palabras, como el brazo más débil del arquero. Pero como dijo don Atahualpa, “la flecha ya está en el aire”.

12


AyĂşdame a mirar. Artes visuales



El americano impasible Edward Hopper visitó Saltillo. Y no sólo eso. Fascinado por su luz, el perfil agreste de sus cerros y las fachadas de nuestra ciudad, volvió de nuevo para eternizarla en la melancolía de su pincel. Alguien mira a través de la ventana de un hotel y contempla los cerros al Oriente. El tráfico fluye lento sobre la calle Victoria. Es Saltillo, 1946. La fachada lateral de una casa vecina lo atrapa. Una construcción extraña que de nuevo se vuelve pretexto para hablar del adentro y el afuera en la pintura. Se trata del pintor del espacio. El que hablaba de lo inmaterial a través de lo concreto: el viento entre las cortinas, habitaciones vacías. Edificios raros. El que eternizó la extrañeza y la soledad de las ciudades. Quien se refirió por primera vez a la presencia del enigmático pintor en la capital coahuilense a mediados del siglo pasado, fue la crítica Carla Rippey. Así empezó la búsqueda en pos de la huella del

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

15

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


primer artista americano en contraponer el regionalismo sentimentalista de los años treinta al realismo de calles vacías, casas solitarias, ciudades anónimas, gasolineras abandonadas. De los perfiles velados por la melancolía y el clima, de la también llamada american scene, un naturalismo frío e impersonal. ¿Qué encontró aquel pintor neoyorquino en esta ciudad en medio del desierto?

Verano del 43 El extranjero siente fascinación por las azoteas. Un hombre que contadas veces ha salido de su país, con breves estancias en España, coloca un caballete. Maldice a la lluvia que amenaza interrumpirlo. Se trata de Edward Hopper en la azotea de un hotel de Saltillo, Coahuila. Es el verano del 43, y el pintor de la melancolía urbana, el ubicuo crítico del american dream se solaza en el aire misterioso de esta ciudad al norte de México y demasiado al sur del sueño.

16


Y fue precisamente ahí, desde la azotea misma de la casa de la familia Guajardo, que el autor pintó algunas acuarelas donde por medio del uso de transparencias y esfumados, capturó la cualidad irreal de la luz del desierto. Hopper mostró la América de la gran depresión, y, después, la del triunfo del capitalismo, pintando, inconscientemente, al hombre sin atributos, al ciudadano sin sueños, al ser humano sin horizontes, como el tedio infinito de los trasnochadores en Nighthawks, ensimismados en su propia soledad. Hopper quería pintarse a sí mismo, pero habló, sin pretenderlo, de la putrefacción del primer mundo, de la fragilidad del sueño americano encerrado en un frío restaurante o en una sórdida habitación de hotel.

Cinema Soledad En un hecho inusitado en su trayectoria, un hombre reservado, que viajaba poco, visitó Saltillo regresando de un viaje hacia México. La ciudad lo atrapó.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

17

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Según la estudiosa americana Gail Levin, en su libro Hopper Places, el racionamiento de gasolina a causa de la guerra obligó al pintor a hacer su viaje en tren hacia la Capital, pasando algunos días entre Saltillo y Monterrey, cuya catedral también pintó. Desde la azotea de Casa Guajardo en Saltillo (aproximadamente donde se encuentran en la actualidad las oficinas de SEPOMEX en la calle Victoria) realizó tres acuarelas: Sierra Madre at Saltillo (colección privada), Palms at Saltillo (colección Bernstein), y Saltillo Mansion (Museo Metropolitano de Arte). Hopper como artista no fue nunca un revolucionario; ni en su técnica pictórica, ni en su lenguaje artístico. Fue más bien un conservador, incluso un reaccionario; el concepto aplicado a su pintura, american scene painting, refleja a la perfección su mundo: un universo en el que no tenían cabida las rupturas de la abstracción y las inquietudes vanguardistas de la pintura europea. Sin embargo, aunque él mismo no lo supiese, lo que pintaba era un mundo sin salida, donde sus habitantes estaban atrapados. Todos sus cuadros

18


parecen encerrarse en una impotencia tranquila, resignada, que fluye desde el rostro de las figuras solitarias o se disemina por las escenas urbanas. En 1946 regresó una vez más a Saltillo. Se hospedó en el Hotel Arizpe Sáinz, sobre la calle de Victoria, donde incluso se le habilitó una habitación en la azotea, como lo atestigua una carta fechada el 7 de junio de aquel año, resguardada actualmente en el Instituto Smithsoniano; Jo Hopper, su esposa, notifica a su amiga Catherine Campbell: “…Llegamos aquí porque no tenemos gas para irnos… Han sido tres semanas en el Arizpe haciendo 3 acuarelas. Estoy contenta del cambio…”. Siendo uno de los pintores realistas más reconocidos a nivel mundial, y el gran artista americano del siglo XX, dio a sus escenas urbanas un tratamiento cinematográfico y explotó los contrastes de luz para aumentar el dramatismo de las escenas de desolación citadina, el neoyorquino tuvo otro vínculo mágico con esta ciudad: El Cine Palacio. Ubicado en la esquina de las calles de Victoria y Acuña, que en una segunda visita Hopper pintó desde la azotea misma del Hotel Arizpe Sáinz, “El

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

19

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Palacio”, (1946) permanece ahora en las galerías del Museo Whitney de Arte Americano. Por otra parte, el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York resguarda las acuarelas Saltillo Rooftops (1943), así como Saltillo Mansion y Church of San Esteban. Según testimonios de antiguos empleados del Cine Palacio y anfitriones de sus breves estancias, Hopper estableció una relación de amor odio con esta capital norteña. El ilustrador Federico Jordán, admirador irredento, afirma que “Le gustaba su arquitectura, pero no el clima y ciertos aspectos del carácter de la gente”. Temperamental, el artista y su esposa Jo, abandonaron desilusionados Saltillo en otoño de 1946. Sin embargo, en 1951 regresó por tercera vez , aunque aparentemente no produjo obra. La verdad no se sabe. En 1983, exactamente 40 años después de la primera visita del pintor, la biógrafa Gail Levin aventuró sus pasos hasta Saltillo para comprobar, sorprendida, que muchas de las escenas reproducidas apenas o casi nada habían cambiado a lo largo de las décadas, sobre todo la fachada de el Cine Palacio, que aún hasta nuestros días persiste en

20


la proyección de sueños de celuloide, conservando su diseño original, stream line o barroco tardío, según el juicio del historiador en arquitectura Juan José Esparza. La revaloración de la obra de Hopper comenzó a crecer verdaderamente a partir de su muerte en 1967, cuando empezó a ser reconocido como uno de los grandes maestros de su época y no sólo como un ejemplo de la pintura realista americana. Hasta ese momento, el apogeo del arte abstracto había nublado su genialidad. Hay quien afirma que hubo más obra; varias versiones de el Cine Palacio y hasta una acuarela de la catedral. Y los trabajos perdidos de su última visita en 1951. Hoy se sabe que el azar, el racionamiento de gasolina a causa de la Gran Guerra y la luz del desierto se conjugaron para atrapar brevemente al más grande artista americano del siglo XX para pasearse y retratar, con su visión plena de extrañeza y melancolía, la tesitura irreal del corazón de Saltillo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

21

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Los paisajes invisibles “Las ciudades destruyen las costumbres”. José Alfredo Jiménez

Hay un hombre sentado de espaldas a una puerta, leyendo en un sillón de terciopelo verde la planificación de un crimen. En la historia, los asesinos se encuentran de pronto frente a su víctima, sentada de espaldas a una puerta, en un sillón de terciopelo verde: aquel hombre lee la novela de su realidad. Se trata del texto “Continuidad de los parques”, de Julio Cortázar. Hoy, cualquiera podría ser ese personaje. Alguien vuelto hacia sí mismo en el preciso momento en que ocurre la desgracia.

Dominio Público Sin embargo, hay otros finales para esta historia, luminosas salidas para esa claustrofilia y ese ensimismamiento. Una fuga multiplicada de ese jardín donde las tragedias se bifurcan.

22


Aristóteles definió el espacio público como el sitio vital y humanizante donde la sociedad se encontraba a sí misma para compartir sus juicios, medir el impacto de las propuestas que la incumbían y elegir entre ellas la mejor. Lugares donde nos miramos a nosotros mismos en las demás personas: un espejo desenterrado donde es posible observarnos para saber quiénes somos. Quizá por ello, la arquitectura es una disciplina extraña en el sentido de ser al mismo tiempo propuesta estética y técnica, discurso público y espacio de interacción humana. No por nada, Le Corbusier definió certeramente las construcciones dispuestas a ser habitadas como “la máquina de vivir”. Sin embargo, la trepidante actualidad nos ha empujado a vivir sin realmente “estar”, habitantes de entornos alienados, presos de la prisa, la rutina, el miedo o la percepción viciada, vueltos de pronto incapaces para valorar la riqueza de nuestro entorno. Fue el antropólogo francés Marc Augé quien definió los “No lugares” como espacios donde ocurre la “transitoriedad”. Puntos geográficos sin la importancia para ser llamados “lugares”: autopistas,

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

23

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


habitaciones de hotel. Supermercados. Salas de aeropuerto. Sobra decir que nuestra vida se ha llenado de “No lugares”. Los espacios públicos fueron perdiendo significado, se abandonaron o se volvieron reductos de presencia pasiva. Se impuso la noción de ganancia o de plusvalía sobre las ideas de planificación, funcionalidad o belleza. Las ciudades fueron planeadas más para los autos que para las personas. Se alienta la reclusión, la competencia, el hacinamiento, la soledad, el miedo. A este gris panorama, Augé contrapuso la noción de “lugares” como sitios de identidad; referentes geográficos para que un grupo de individuos entendiera su relación, su pertenencia, su historia: el signo de su filiación.

Civilización o barbarie Los etnólogos han señalado ya la sutil relación entre la manera en que se organizan los grupos humanos y la forma en que configuran su hábitat.

24


Hemos aprendido a vivir y a ver la civilización como un legado de la hostilidad, un rostro de lo inhabitable. Lamentando, como Walter Benjamín, que “No existe un solo documento sobre la civilización que no sea al mismo tiempo un documento sobre la barbarie”. Hemos expulsado o vuelto invisible a la belleza en la noción de ciudad. Raramente conjugamos de manera equilibrada lo artificial con lo natural, lo natural con lo cultural. Se nos olvida que todo cabe en el lugar que se presume como culmen del desarrollo. Tendrían que caber lo mismo acero y granito, mosaico y cristal, que los barrios y las iglesias, la faz pétrea de los héroes, pero también los puentes y los museos. El latido de los mercados y la penumbra geométrica de los institutos. Texturas de agua viva y volúmenes de grávida piedra. Parques y senderos para caminar o perderse. Gradaciones de cielo enmarcadas por edificios como huellas del legado y el desarrollo humano. Ciudades para disfrutarse y ser vividas.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

25

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Hurbanoistorias Los espacios internos y externos participan de una polaridad. El envés y la trama de una ciudad pueden entenderse a partir de lo público y lo privado. En Saltillo, el gobierno municipal recién inauguró el Biblioparque Sur. Un lugar dedicado al deporte y al esparcimiento en el que esperan la afluencia mensual de 70 mil personas. Canchas y pistas para distintos deportes, foros y, en medio de ese destello múltiple, una biblioteca de cuatro pisos con la forma de un gigantesco libro abierto. Doy fe de la forma en que un proyecto de esta naturaleza impacta la vida de las personas. Ofrece un respiro ante un ambiente muchas veces sofocante. Los 13 mil tomos que componen su biblioteca de cuatro pisos se dotaron gastando un millón y medio de pesos: la misma cantidad con la que se habrían comprado tres o cuatro patrullas. Hay esperanza. Proyectos como éste florecen cual flores tardías a lo largo y ancho del país: La nación aspira a respirar. En Saltillo esperamos por lo menos dos Biblioparques más.

26


En Juárez, ese vórtice de los 3 mil kilómetros de frontera común con Estados Unidos, la revista Arquine recién lanzó una convocatoria para que arquitectos de todo México propongan la forma y el trazo del Media Park, un espacio vital que ofrezca alternativas a una sociedad sofocada. Un gigantesco punto de encuentro que hable más allá de las arquitecturas blindadas. Orientado sobre todo a los jóvenes, aprovechando los terrenos abandonados de la Zona del Programa Nacional Fronterizo, creado desde 1961. Un territorio para la levedad y el relajamiento, donde se contemplan desde ya áreas como una mediateca, auditorios, sala de exposiciones, y puntos especiales para practicar el graffiti y el skate. Proyecciones que nos enseñan la posibilidad de la convivencia libre y segura y la enorme necesidad de cultura y aprendizaje. Al fin de cuenta, el paisaje también son los símbolos. Todo individuo es afectado por el espacio que lo cerca. Ese contexto moldea sus ideas y sus sensaciones. Nuestra construcción sensorial y estética se amasa en nuestra penumbra interna y en los destellos extramuros.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

27

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Las ciudades son lo que sentimos. El paisaje urbano es el resultado de sus prácticas y sus usos, su técnica colectiva y la configuración mental de sus individuos. Gestos que generan un rastro. Los valores comunes a un grupo. El paisaje es nuestro gigantesco retrato. Un esquivo dactilar de humo. Caricias o cicatrices. El verdor o la aridez. La asfixia o la respiración. Una huella que en días despejados puede ser vista desde el cielo.

En los reinos de lo irreal La pregunta esencial en la siguiente historia parece ser ésta: ¿Puede uno vivir solamente dentro de su cabeza? Henry Darger era el conserje más antiguo en el hospital St. Joseph de Chicago. Los empleados lo recordaban como un viejo amargado y silencioso que gastaba su tiempo hurgando en la basura. Vivía en

28


una habitación de la calle Webster, del barrio de Lincoln Park, muy cerca de donde viviera otro visionario, Frank L. Baum, autor de El Maravilloso Mago de Oz; iba devotamente a misa y, ante los ojos de los vecinos, parecía el hombre más solitario y apático del planeta. Nadie sabía que desde 1909 estaba absorto en un proyecto artístico de proporciones demenciales. Encerrado entre su colección de pelotas, montones de periódicos y botellas de Pepto- Bismol construyó su estrambótico universo: un reino donde virtuosas niñas se enfrentaban a mares enfurecidos y ejércitos sanguinarios. Darger lo mantuvo ahí, oculto durante más de 40 años. Desde los 8 años había sido internado en un colegio católico, donde se trenzaba en largas discusiones sobre la Guerra Civil con sus maestros y entraba en trance mirando la forma de las nubes. Fue allí cuando sus compañeros lo apodaron “El Loco”. A los 12 años fue enviado al estado de Illinois a un asilo para débiles mentales y cinco años después, luego de varios intentos, logró fugarse a Chicago. Tenía 18 años cuando comenzó a escribir su novela.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

29

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Meses antes de morir, a los 81 en 1973, le avisó a su casero que necesitaba mudarse: sus piernas “no podían subir más la escalera”, gruñó. Entonces, entre los restos que aquel viejo había abandonado, dejando instrucciones de que “lo echaran todo a la basura”, apareció lo que uno de los hombres encargados de la mudanza llamó “un libro para un gigante”. Era la obra de su vida, The Realms of the Unreal: doce volúmenes, más de 15,000 páginas (escritas a máquina y sin espacio entre líneas) de una prosa hipnótica, además de cientos de acuarelas que conforman una obra de proporciones bíblicas, protagonizada por siete hermanas que sacrifican su inocencia para luchar contra los ejércitos del mal que dominan al mundo. Con una avalancha de inquietante violencia poética, aquel solitario de Chicago utilizó durante décadas el collage, la acuarela, e inéditas técnicas mixtas para generar una de las obras más extrañas y originales del siglo: jardines edénicos, dragones, mapas, banderas, retratos de generales y escenas panorámicas de batallas. Como un cuento para niños entre mares de sangre. El impacto fue

30


inmediato: en especial, el inusitado estilo de cientos de acuarelas pintadas sobre rollos de hasta cuatro metros que ilustran su historia. La interminable saga de las hermanas Vivian, y el manejo de colores, que van del fluorescente al pastel, dan a las imágenes un aire de capilla del Renacimiento mezclada con visiones de LSD. Mirar las ilustraciones de Darger es como entrar en trance. Imágenes que se desmarcan de los muros de un subconsciente angustiado, debatido entre la felicidad creativa sin límites y los tormentos de la razón y el aislamiento. Los reinos de lo irreal fue el fabuloso mundo de Henry Darger, un universo de puertas adentro. Afuera nadie lo conocía. Era tan solo el loco del barrio, un extraño hombre que respondía con un seco gruñido a los saludos de sus vecinos. Recuerdo hoy a este hombre y su delirante búsqueda, su entrega enfermiza a un proyecto de creación; la voluntad inquebrantable de crear un universo propio, la fidelidad a una obsesión artística, el cultivo de un portentoso jardín interior en los reinos de lo irreal.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

31

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El resplandor En el prefacio a sus Vidas imaginarias, Marcel Schwob postula una idea alumbradora: El arte está en oposición con las ideas generales, no describe sino lo individual, no desea sino lo único. No clasifica; desclasifica. Aún en este tiempo en que todo tiende a la estandarización, el arte sigue planteándose como una suprema afirmación de la identidad, una forma de ir construyendo el propio rostro. Así, los especialistas se equivocan al etiquetar una obra, al relacionarla; si ésta busca a toda costa desmarcarse de comparaciones, de influencias y de modas.

Emergentes Por ello es gratificante que en un entorno muchas veces irrespirable —Saltillo es otra cosa— sigan surgiendo artistas jóvenes, llenos de coraje y de talento; dispuestos a mostrar su particular concepción del mundo. Junto al nombre de

32


prolíficos creadores como el estupendo dibujante Alain Ledesma, o los pintores y músicos Roy Carrum y Adalberto Montes —los tres reconocidos en el reciente Primer Concurso de Pintura organizado por el IMC— se suman nombres emergentes: hablo del jovencísimo y magistral paisajista Carlos Farías, quien siendo aún alumno de la Escuela de Artes Plásticas “Rubén Herrera” ha mostrado su decantado oficio en exposiciones individuales. O el veinteañero Guillermo Ramírez, quien además de ilustrador, reveló algo de su particular estilo dibujístico en la muestra “Vejestorios”. Otro nombre interesante a seguir es Ramiro Rivera, quien desde los terrenos del teatro, la literatura y la música ha nutrido su propuesta pictórica del sincretismo contemporáneo y volátil con una buena dosis de humor e inteligencia.

Estrella distante En su Retrato del artista adolescente, Joyce define la obra de arte como “lo inexpresable”; nudos de misterio que son apenas atisbos de una verdad más

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

33

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


recóndita. Miradas que aspiran a la totalidad, como un niño que pretende devorar el mundo al mirarlo. La ruta del grafito es como el trazo de una grieta que va rompiendo la cáscara del mundo; revelando en esa ruptura un reverso inquietante de la existencia. Lápiz, lapis: piedra. Estos artistas lapidan la realidad con sus ojos, rompen el ataúd de vidrio de nuestra ceguera cotidiana. Ante su obra, somos zombis recién despiertos que miran por primera vez el alba.

La belleza Un árbol, un cuerpo, una nube, son otra cosa en las fotografías. Una promesa y una ausencia. El fotógrafo sospecha que las fotos nos resumen. Piezas desperdigadas de un rompecabezas que, al irlas reuniendo, nos ordenan y nos dan un lugar —un punto de vista definitivo— en medio de la apariencia volátil del mundo.

34


Mirar para no morir Si la mirada es voracidad continua, infinito deseo por apropiarse de lo visto, las imágenes de Ignacio Valdez nos reafirman que el argumento de la piel es inapelable ya que su discurso es el palpitar mismo del mundo que muta y se reacomoda en actos mínimos que revelan la terrible fuerza de la belleza. ¿Qué mortal ha atisbado el supremo misterio del cajón de una mujer? ¿Qué turbio mar de historias duerme entre las cerdas de un cepillo, o en las quietas aguas de un espejo? La mirada nos condena a la maravilla y a la fragilidad, Nacho sabe que algo en el hombre más duro se ablanda ante la contemplación de ciertas fotografías: esos torsos de terciopelo aduraznado en una frontera inasible entre la luz y la sombra, guiños eternos que remiten a la intrusión cuasi invisible de Pedro Meyer o a la mirada exhaustiva y a la vez distante del maestro Álvarez Bravo.

Amorosos fantasmas Ignacio Valdez ha construido muy pronto un código propio; su mirada es como una marca de agua que

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

35

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


recorre vuelta cascada la intimidad de habitaciones en semipenumbra; un ojo ubicuo que al ver uno las fotografías pareciera nunca haber estado ahí, pero que de no ser por él estaríamos ayunos de fugaces portentos: axilas que casi despiden un olor a fruta, pliegues donde se funde y se funda la piel, la sombra y el milagro. Melenas airosas que en la inmovilidad del febril parpadeo que las eternizó, nos siguen sumiendo en un indecible vértigo. Miro estas imágenes y ya mi mirada no es la misma; tampoco lo mirado, y pienso en la tremenda lucidez de Susan Sontag, al afirmar que “La fotografía implica redención: lo que se recuerda se salva, lo que se olvida se pierde”. Nada más real que la piel. Fantasmas somos los que miramos desde este lado de la fotografía. Como Joel Pieter Witkin, otro cazador de bestias mitológicas, Ignacio Valdez sabe que la belleza es monstruosa. Monstruo que proviene de mostrarse. Por ello, la hermosura no vista no existe. Ellas son las visiones. La mirada de Ignacio Valdez, es decir, nuestro pasmo, el lugar de las apariciones.

36


El circo de la luz ¿Qué es dibujar si no ser consciente de la luz o de su ausencia? Miro los dibujos de Adalberto Montes y lo primero que percibo es la luz. Eso que los científicos no han alcanzado a definir, pero que algún poeta ha descrito como “la piel del mundo”.

La mano y la mirada El dibujante igual cartografía las sombras que persigue lo inasible. Los habitantes del universo de Adalberto Montes son dueños de texturas propias, espejismos erguidos contra el resplandor hostil de estas regiones: despreocupados payasos, como esos misteriosos y coloridos papeles que cualquier tarde de viento vemos volar en lo más lejano del cielo. Muchachas parcas que algo tienen de cactáceas, sensuales a la manera de ciertas serpientes. Texturas desdibujadas y manchas de humedades sobrepuestas, difuminaciones que

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

37

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


recuerdan esta tierra amarilla y este cielo cruel, pero también a la mejor tradición de los cartelistas polacos. El tiempo es otro personaje en la obra de este dibujante que hace música, de este músico que dibuja: Adal se detiene a contabilizar el deterioro; a fotografiar lo que de pronto se hace viejo: las cosas, el mobiliario, las visiones, los sentimientos…

El tiempo. Las aves. El silencio Solitarios ojos que miran a través de un telescopio. Melancólicas mujeres que conceden la vida o la muerte. Y pájaros: muchos pájaros. Alas sobre la mirada y sobre la memoria. Un cuervo picoteando un Raleigh. Parvadas de alas negras que emergen de un viejo magnetófono. Gallos cantando sobre el silencio de los amantes. Actriz principal de esta colorida tragicomedia es la melancolía: personajes pensativos o a un paso de actos fundamentales: los que se abren al precario equilibrio del amor, o a las populosas rutas del abandono. Los que se miran y callan. Los que esperan.

38


Nada más lejos de la tristeza que este sentimiento: se trata de una nostalgia luminosa y esperanzadora; como esos atardeceres de un dorado inimaginable tras la más oscurecida llovizna.

Jugar por jugar Porque todos somos un circo ambulante. Pero ¿de qué diablos habla el circo? El circo habla de lo eterno y de lo fugaz. De la luz y de la ilusión y del juego. Porque todos somos esos letreros mal escritos, globos rojos que reventará alguna espina, antenas torcidas; esas sábanas rotas, banderas de la República del Silencio, muebles de patas cojas, tapetes desmadrados, raídos de soledad y de abandono, pero también vuelo de pájaros que reta al cielo en su caligrafía, payasos abofeteados sobre el polvo, risas como trompetas en sordina, huérfanos y gandallas, trapecistas con una promesa por red, solitarios y resucitados, es decir, perros en equilibrio sobre la rueda del mundo, en pos de la prenda más querida.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

39

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Mirada y blasfemia El pintor Mark Rothko contaba que la marca era resultado del latigazo de un jinete cosaco en la Rusia de su infancia. Cicatrices en el rostro. Jackson Pollock sudaba su action painting al ritmo de la enfebrecida batería del jazzista Gene Kruppa: percusiones que dejaban cicatrices en el aire. Ezra Pound, quien terminaría enjaulado al final de la Segunda Guerra por su adhesión al fascismo, describió en su poema “Estación del metro” a la multitud de rostros como “pétalos en una rama negra y mojada”. Rostros como cicatrices en el árbol incendiado de la ciudad.

Vi un rostro Hablo de Rothko y de Pollock cuando hablo de Ramiro Rivera, porque al ver este trazo salvaje percibo la palpitación del colorista ruso. Colores y cicatrices. Miro el goteo sobre las telas del monclovense y veo la pintura ocurriendo en dos tiempos paralelos; el americano apaciguando su

40


furia en el dropping y el jazz mientras Ramiro chispea el bastidor al ritmo de Manu Chao, los Flaming Lips o una áspera norteña como libro de las mutaciones, un hombre que mira surgir nuevas devastaciones en el propio rostro: “cielo azul / cielo nublado: cielo de mi pensamiento”.

El cielo a dentelladas Ramiro es uno de los artistas más polifacéticos que conozco: escritor y modelo, performancero y actor, pintor y futbolista, ha sabido nutrir su propuesta pictórica del sincretismo contemporáneo y volátil con una inusitada dosis de humor e inteligencia. Joyce atribuyó a la obra de arte la cualidad de lo “inexpresable”; parpadeos que son apenas atisbos de una verdad más inescrutable. Como mirar una incandescencia de frente – “los Altos Hornos del sol”, escribió el poeta Alfredo García. Entendida así, la pintura no es más que un pretexto para hablar de otras cosas. Es aquí donde cobra sentido la propuesta de Ramiro. Un trabajo intuitivo, salvaje y al mismo tiempo rebosante de fuerza.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

41

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


No más jarros hechos para el consumo turista, no más magueyes en rosa pastel. Por qué no rostros que interroguen, retratos que saquen la lengua. Caras que sangren y desafíen el látigo del cosaco. Piernas fibrosas de corredor como raíces retorcidas. Lepra de carteles devorando los muros. Vida como un rabioso jazz, grandeza que será polvo.

Las ciudades destruyen las costumbres Estamos ante una obra construida por el hombre que camina la ciudad y se la apropia, que consume la música y se consume en ella; alguien que observa su entorno como quien respira. Lo curioso es que detrás de esta naturalidad no hay improvisación: pocos artistas asimilan sus influencias de una forma tan natural. No obstante, ese saber no se muestra como la presunción de un pedigrí en la propia obra; pervive en la forma de un latido primordial, rupestre. Ésta es una mirada que aspira a la pluralidad, el que devora el mundo al mirarlo. Las gotas de pintura son migajas de Hansel y Grettel: una cartografía propia.

42


Un rastro para no perdernos. Ésta es la crónica de una ciudad, torcida rama de frutos negros. Una zarza que siempre arde y que de vez en cuando reverdece. Una herida que fructifica. Y estos rostros, pétalos frágiles, sus frutos ásperos, sus cicatrices.

Las máscaras de Dios (1) En una era donde la imagen es moneda corriente, resulta innegable la influencia del cine en la configuración del imaginario colectivo. Desde hace más de un siglo, el celuloide ha dibujado gestos repudiados o entrañables, semblantes anudados a la memoria de generaciones. Una de las más recurrentes representaciones de la fábrica de quimeras es, y seguirá siendo, el cambiante rostro de Cristo. Actores que han aportado un carácter distintivo al esquivo rostro del Ungido. Ésta

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

43

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


es una mirada a las caras, las tramas secretas y las cambiantes expresiones de ese Jesucristo elevado al colorido cielo del Technicolor.

Rey de Reyes (1961) Protagonizada por el actor norteamericano Jeffrey Hunter, es quizá la cinta más popular y con mayor carga ideológica acerca de la figura de Jesús. Dirigida por Phillip Ray en el caliente contexto de la Guerra Fría y bajo la advocación del polémico productor Cecil B. de Mille, esta superproducción aportó una versión maniquea de los evangelios, vistiendo la figura de Barrabás con una inusitada carga de subversión guerrillera, contrapuesta a la pacifista postura del Mesías, en una implícita condena a los focos insurgentes que durante esa época se dispersaban alrededor del globo contra el todas las formas del imperialismo. Para el limbo eterno de la trivia queda decir que este actor nacido en Nueva Orleans personificó también al célebre bandolero Joaquín Murrieta, realizando durante su breve carrera algunos westerns

44


—el más notable, junto a John Wayne, intitulado The Searchers— además de su participación en algunos capítulos de la serie “Viaje a las estrellas”, poco antes de su prematura muerte, acaecida en 1969.

Jesús de Nazareth (1977) Encarnada por el actor inglés Robert Powell y producida por Franco Zefirelli, esta megaproducción se preocupó ante todo por una exhaustiva investigación histórica para respaldar su ambientación y vestuario, hecho que se nota de sobra en el resultado final; además de contar con un súper reparto: Lawrence Olivier como Nicodemo, Christopher Plummer como Herodes Antipas, Claudia Cardinale como María Magdalena, Anthony Quinn como Barrabás, James Earl Jones como Baltasar, y párenle de contar… Transmitida anualmente en nuestro país desde el año mismo de su estreno, la expresiva interpretación de Powell es quizá la imagen que más ha permeado en el inconsciente colectivo, al grado de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

45

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


instalarse como canon en gran parte de la iconografía católica popular, que ha retomado este arquetipo morfológico —guapo, triste y ojiazul— para la manufactura de pósters, imágenes e ilustraciones diversas.

La última tentación de Cristo (1988) La obra maestra del cineasta neoyorquino Martin Scorsese participa de un destino paradójico: ser una de las cintas más polémicas de la historia y al mismo tiempo una de las menos difundidas y malinterpretadas. Basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis, la adaptación provocó desde el momento mismo de su rodaje una explosiva polémica que afectaría enormemente su difusión en el mundo. Un Willem Dafoe (Pelotón, el Green Goblin en Spiderman) en la cúspide de sus facultades actorales ofrece una de las más desgarradoras e inquietantes encarnaciones del Hijo de Dios en celuloide.

46


Las máscaras de Dios (2) ¿Caucásico o árabe? ¿Furibundo o pacífico? ¿Trivial o comprometido? Como en una caverna de Platón multiplicada, el séptimo arte ha dibujado con sus sombras los atisbos del misterio supremo.

Jesús de Montreal (1989) Jesús es actor de teatro y tentado en un rascacielos por un demonio de traje gris. El templo es el escenario; los mercaderes, la industria del espectáculo. El Mesías es prendido de noche durante una actuación para, luego de agonizar crucificado de sondas en un hospital, resucitar a través de sus órganos donados. Se trata de la novedosa relectura a La Pasión protagonizada por el actor canadiense Lothaire Bluteau. A pesar de la polémica desatada debido a la desacralización del personaje, la refrescante transposición del drama milenario a un contexto moderno, dio a esta cinta numerosos premios alrededor del mundo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

47

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Jesucristo Superestrella (1973) El colmo. Una ensalada de parábolas bíblicas y ajustados leotardos. Judas trama su traición por Broadway. La Magdalena levita como Olivia Newton John sobre la duela. Dirigida por Norman Jewinson, esta gringuísima versión aportó lo suyo a la historia universal de la infamia. Además de la blandengue encarnación del Cristo bailarín en la edulcorada persona del texano Ted Neeley.

De Galilea a Iztapalapa En nuestro país, el asunto fue más o menos irregular: desde los tiempos del cine silente hasta Cristo 70 de Alejandro Galindo (encarnado por el galán telenovelero Carlos Piñar, y con un jovencísimo Gabriel Retes como Judas hippie) pasando por Jesús, nuestro Señor (dirigida por Miguel Zacarías y protagonizada por Claudio Brook) hasta la oscura fábula de Nazarín, dirigida por Luis Buñuel y encarnada magistralmente por Paco Rabal, la veta celestial de nuestra cinematografía ha ido casi siempre a ras de tierra.

48


Corazón valiente vs Sagrado Corazón Luego de un largo rosario de cristos caucásicos, en marzo de 2001, la BBC de Londres propuso su nueva versión del Mesías, apelando a sesudos estudios antropológicos. Por medio de reconstrucciones óseas y mediante lo más avanzado de los gráficos 3D, el rostro del aludido dio una pinta más o menos palestina: moreno, barbado, el mentón salido y dos dedos de frente. Más cerca del Hombre de Cromagnon que del Cristo gore de Mel Gibson. Con el agravante de parecer demasiado árabe, y aún más en los tiempos que corren, fue calificado como un fiasco por los misteriosos mecanismos de la predilección masiva.

Desierto y celuloide Westerns espirituales, dramas gastronómicos, acción retrofuturista, adaptaciones del cómic y de la historia: cada uno de estos géneros fílmicos ha gestado sus imágenes en tierras coahuilenses.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

49

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El reposo del vaquero Los que saben cuentan que la bonanza fílmica de nuestro estado tuvo que ver con la diversidad de sus paisajes, y el hecho de compartir ciertos rasgos de su territorio con su vecino Durango, preferido durante décadas para rodajes extranjeros. Ahí, en el auge de los sesentas, se llegaron a hacer hasta diez cintas al año. Luego del renacimiento del género, a través del spaghetti western que se rodaba en los desiertos de Almería, España, las cintas de vaqueros cobraron un nuevo impulso. John Wayne fue su estrella y gran impulsor, enamorado de nuestro país, incluso llegó a tener un rancho en las afueras de Durango. Lo agreste de la región fue paisaje de cintas como Un hombre llamado Caballo, de 1970, Los Invencibles con el mismo Wayne y Rock Hudson, o Lucha de Gigantes, donde lo acompañó el legendario actor de origen soviético, Kirk Douglas.

Tocando las puertas del cielo Otro apasionado del paisaje mexicano fue el cineasta texano Sam Peckinpah.

50


Sus películas más importantes fueron rodadas acá. La pandilla salvaje, su cinta más conocida, protagonizada por William Holden, Ernest Borgnine y Emilio “El Indio” Fernández, fue rodada entre Durango, Torreón, y mayormente Parras, en el año de 1968. Asimismo, su trágica versión de la muerte del pistolero Billy, el niño; Pat Garret & Billy The Kid protagonizada por James Coburn y Katy Jurado, fue filmada entre Durango y Coahuila en el año de 1973. Algunos vecinos de Parras aún recuerdan los paseos y parrandas protagonizadas por un trío insólito: Kris Kristofferson, “El Indio” Fernández, y Bob Dylan, quien actuara y musicalizara la película, componiendo para el clímax de la misma su obra cumbre “Knockin' on Heaven's Door”, donde berreaba: “Mamá, pon mis armas en el suelo…”

Dragones, balas y chocolate Muchos años después, con la muerte del género, la temática de los rodajes en nuestro estado se diversificó. Ya entrados los noventa, en la ciudad de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

51

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Piedras Negras se erigió la versión fílmica de “Como agua para chocolate”, dirigida por Alfonso Arau, todavía esposo de su autora, Laura Esquivel. Por las mismas fechas, un entonces desconocido Robert Rodríguez rodaba en tierras coahuilenses, en unas pocas semanas y con sólo siete mil dólares su ópera prima El Mariachi, que lo catapultaría a la fama. Luego, haría un remake de la misma: Desperado, con Antonio Banderas y Salma Hayek, cinta que le abriría las puertas del mainstream hollywdense. Recientemente, el desierto atrajo producciones de diversa índole: en 2002, Blueberry posmoderno western y versión fílmica del aclamado cómic europeo, estelarizado por Juliette Lewis y el francés Vincent Cassel —cónyuge de Mónica Belluci—, Los tres entierros de Melquíades Estrada con guión de Guillermo Arriaga y dirigida por Tommy Lee Jones y No es país para viejos, rodada a ambos lados de la frontera por el reconocido oficio de los hermanos Joel y Ethan Cohen (basada en la novela homónima de Cormac McCarthy, quien se ha obsesionado con el territorio coahuilense en sus libros: baste leer Todos los hermosos caballos (con su violento clímax en la cárcel

52


de Saltillo) y más recientemente, la adaptación de la popular saga japonesa de Dragon Ball Z, filmada entre Durango y las Dunas de Bilbao. Montaña, desierto y oasis, nuestro paisaje ha sido un referente constante en el imaginario cinematográfico; un entorno, una luz en el aire y una textura en el suelo: un inagotable venero de imágenes.

Soledad y sol El western fue ante todo una mitología, un paisaje espiritual y geográfico: una concepción del mundo. Es opinión unánime su deceso hace mucho tiempo. Aunque muy de vez en cuando, algún terco genio desentierra los irredentos huesos para lanzarlos una vez más a conquistar el horizonte.

Una red de agujeros El gran escritor mexicano Javier García-Galiano ha afirmado que el western era entre los géneros

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

53

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


cinematográficos el más minimalista: bastaba un caballo, un atardecer, un ajado sombrero. Un callejón de tierra, un sórdido salón y un hombre al límite de sí mismo para narrar bien una historia. Era poderoso en el sentido de decir mucho con muy poco. Pero más que eso, su valor era la recreación de un paisaje: el viento y el sol sobre las colinas, el clima como un cincel sobre el rostro y las almas de los hombres. Los mejores westerns fueron siempre una épica intimista y una narrativa del espacio. Todo hablaba de la intemperie.

Un mismo río Rico en historias y tramas, también fue un diálogo a través del tiempo. El más autorreferencial de los géneros. Kurosawa clonando la mirada occidental de John Ford para Los siete samuráis (con su plano inicial como declaración de principios: una extensísima llanura que, bajo el presagio de un amenazador cielo nublado, es cruzada por unos jinetes cuya silueta se recorta contra el horizonte); John Sturges homenajeando al japonés con Los siete magníficos.

54


Kurosawa replicando con Yojimbo, para ser casi calcado al detalle por Sergio Leone en Por un puñado de dólares, quien reinventó su estética a través de novedosos recursos de edición y música incidental: látigos y campanas, armónicas disueltas en la lejanía; instrumentaciones que ilustraban emociones, intenciones, pensamientos. El director italiano planificaba sus encuadres de acuerdo a la música previamente escrita por el maestro Ennio Morricone. Asimismo, el género resignificó al villano cinematográfico. Le dio matices; lo volvió humano. Fue territorio fértil para malvados inolvidables: un maquiavélico Lee Van Cleef, o un pintoresco Indio Fernández como el General Mapache en La pandilla salvaje, la obra cumbre de Sam Peckinpah filmada en Parras, Coahuila.

Héroes convocados Todos los protagonistas del género fueron hombres maltrechos, desde el melancólico Gary Cooper en High Noon hasta el rabioso Clint Eastwood de los Spaghetti western. Todo hablaba de soledad. Es

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

55

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


cierto que las películas de vaqueros ya no son una industria —“Se fue John Wayne y el pueblo es un fantasma”, lamenta burlón Jaime López— pero es un género que sigue vivo con Unforgiven (1992) de un Eastwood en su mejor momento. Mantuvo el respiro con la hiperviolenta La propuesta (2005) situada en Australia y escrita por el gran músico Nick Cave, y se irguió y echó a andar con la maravillosa El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007). Ahora, cabalga de nuevo con la artesanal, humorística y amarga visión de los hermanos Coen en Temple de acero. Curiosidades del género: la cinta está basada directamente de la novela de Charles Portis que inspirara la primera versión para cine y diera el único Óscar al legendario John Wayne, en 1969. Lo autorreferencial: Josh Brolin, quien personifica al torpe y desalmado villano Tom Chaney en esta versión, recién encarnó al confundido protagonista de No es país para viejos y a Jonah Hex, el desfigurado jinete extraído de los cómics, personaje que al igual que esta película con sus antecesoras, resume su poder y su valor —su sobrevivencia— en su don para dialogar con los muertos.

56


Apóstoles y bandidos La relación de la literatura con el género western en nuestro país fue un amasiato fructífero e insospechado. Tres cintas mexicanas marcaron con su poderío y su rareza la década de los sesentas, para no ser superadas jamás por sus sucesoras.

Un crepúsculo en el sombrero Ésta es la historia de un hombre que se entrenó como escritor haciendo guiones para cine. Ricardo Garibay pensaba que ese ingrato oficio lo dotaría de la disciplina para afinar su escritura y con el paso del tiempo volverse un dialoguista implacable. Con una redomada confianza en su oído, llegó hasta él la historia de una dinastía de jóvenes asesinos que a principios del siglo pasado habían sido educados como pistoleros por su madre para vengar el asesinato de su esposo. La historia pertenecía al norte. Luego escuchó otra igual, pero transcurría en Veracruz. Muchas versiones de un mismo drama. Niños capaces de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

57

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


colocar 11 balas en la frente de un hombre. Así nació la idea para la película Los hermanos del Hierro, con guión del autor hidalguense.

Alas y balas Protagonizada por Antonio Aguilar y Julio Alemán, y bajo la dirección de Ismael Rodríguez, la cinta fue planteada como un antiwestern y se enfocó en el estudio psicológico de Martín y Reinaldo del Hierro, encarnaciones, en propias palabras del autor, de “la alegría, la crueldad inocente y la melancolía. La melancolía es la pasión más secreta que hay en el alma del hombre”. La película fue presentada en el Primer Concurso de Cine Experimental de 1964, que ganaría la cinta “La fórmula secreta” o “Coca Cola en la sangre” del one hit wonder Rubén Gámez, con guión de Juan Rulfo. Éste es el extrañísimo caso de una historia que primero fue película y luego libro. Melindroso como era, Garibay trabajó la novela durante décadas para ser publicada en 1983 como Par de reyes. Tres años antes, también para Ismael Rodríguez, había facturado el guión de Ánimas

58


Trujano, protagonizada por el gran Toshiro Mifune, actor fetiche de Kurosawa, otro artesano del western.

El revólver de Sófocles Hecha en 1965, Tiempo de morir fue la ópera prima de un jovencísimo Arturo Ripstein y contó en clave de tragedia griega la historia de Juan Sáyago (Jorge Martínez de Hoyos), un hombre que vuelve de la cárcel buscando a Marina Sampedro (Marga López), el amor de su vida, sin saber que los hijos de su extinto rival han crecido esperando para asesinarle. Es como si la historia de “Los hermanos del Hierro” se contara desde el otro lado: desde la vida del asesino redimido y acechado. El guión es de Gabriel García Márquez. Carlos Fuentes le ayudó. García Márquez y Garibay lograron, sin saberlo, un extraño juego de espejos a partir de una misma historia con el cine como pretexto. Curiosidades o déjà vu: aparece de extra un gatillero culpable de muchas deshonras: el polémico crítico cinematográfico Emilio García Riera.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

59

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Desde hace un par de años, el famoso cineasta colombiano Rodrigo García, aclamado director de algunos capítulos de “Six feet Under” y “The Sopranos”, hijo de Gabo para más señas, planea el remake de la cinta.

La prédica subterránea Alumno bastardo de Buñuel y Fellini, Alejandro Jodorowsky utilizó el género para cerrar la década con una cinta plena de blasfemia y alegorías. Un western-gore-espiritualista que fue aclamado mundialmente. El chileno compuso además una música memorable como telón sonoro para la historia de un personaje que, a través de una larga cadena de asesinatos, arma un viaje iniciático para ir tras los siete maestros del conocimiento infinito, a los cuales debe liquidar ayudado por su revólver, su voluntad impecable y la filosofía zen. Dicen que el karateca norteamericano Chuck Norris hizo casting, pero no pasó la prueba del plomo. Dos años después, en The way of the dragon, el felino filósofo Bruce Lee machacaría el perfil del siete veces campeón mundial en pleno Coliseo Romano.

60


Los l贸bulos del coraz贸n. M煤sica



Pasión de Gabriel Levario A mi padre. Hace ya 45 abriles que ingresó para siempre en la sombra. El peruano Víctor Hurtado ha sido uno de sus más precisos retratistas: Había un abolengo pálido y remoto en la cara de Javier Solís. Su pelo cerrado, de luz negra y radiante, oprimía una frente exigua sobre cejas dispersas. Los ojos orientales, las colinas de los pómulos y los bigotes nimios historiaban su estirpe antigua, migrante y gloriosa. Todos los cuerpos hablan; el de Javier Solís dictaba una conferencia sobre el estrecho de Bering.

Primera estación Es condenado: El arduo barrio de Tacubaya lo ve nacer en 1931. Alcohólico terminal, el padre abandona a su familia de cinco hermanos. Poco después, su madre lo encarga con unos tíos que toda

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

63

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


su vida considerará sus únicos padres. Estudia hasta quinto año de primaria. A los ocho años fallece Valentina Levario Plata, su madre adoptiva. Carga con su cruz: empieza a trabajar transportando legumbres en los mercados. Al mismo tiempo participa en festivales escolares de canto donde el primer premio es un par de zapatos. Recolecta huesos y vidrios para vender. También se ocupa como panadero, carnicero, payaso de circo y como boxeador amateur: oficios todos que encarnará más tarde en sus películas. Cae por primera vez: En el Teatro Salón Obrero adopta el alias de “Javier Luquín” y se presenta como cantante de tangos. Ya dentro del género ranchero, en 1955, muta su nombre a “Javier Solís”. Julito Rodríguez, primera voz del trío Los Panchos, lo escucha y lo recomienda para grabar su primer LP . Un extraño suceso retrasa su lanzamiento: durante el sepelio de Pedro Infante, sube a una cripta y a manera de homenaje entona una canción imitando al ídolo de Guamúchil. El gesto es mal visto por productores que retrasan el lanzamiento de su carrera durante varios años.

64


Se encuentra con su madre: luego de su éxito arrasador, ella lo busca y él la reniega. La disquera Columbia promueve el mito de su origen sonorense, descendiente de una tribu yaqui.

Quinta estación Es ayudado: en 1959, por consejo del compositor saltillense Felipe Valdés Leal, abandona su afán imitativo y su carrera experimenta un meteórico ascenso gracias al éxito de “Llorarás, llorarás”. Se impone como el Rey absoluto del bolero ranchero, género que había nacido un 23 de abril con “Amorcito Corazón”, tema insignia de su ídolo. La Verónica le limpia el rostro: tímido hasta la misantropía, se casa por primera vez a los 20 años. Cae otra vez: durante su primera gira por Estados Unidos, graba su primer disco con banda sinfónica. Un álbum que no tiene la mejor aceptación. Consuela a las mujeres: fiel a fidelidades consecutivas, se casa cinco veces, y procrea nueve hijos, los últimos, Gabriel y Gabriela, con una muchacha de 17 años, a la que se une en un ritual yaqui uniendo sus dos sangres.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

65

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Última estación Cae por última vez: Sus capacidades lo condenan; como personaje de Borges, es capaz de aprender una canción con sólo escucharla una vez. Ya entrado 1965 su carrera entra en un ritmo delirante: graba 320 piezas a razón de un disco por mes, además de la filmación de 10 películas, incluyendo una indescriptible versión de Viaje al centro de la tierra, rodada en las Grutas de Cacahuamilpa, al lado del gran José Elías Moreno y la inefable Kitty de Hoyos, donde su voz resuena desde el centro del mundo. Es despojado de sus vestiduras: su quebradiza salud lo obliga a interrumpir sus discos emlemáticos: Javier Solís en Nueva York y Tributo a Rafael Hernández, el inmortal boricua autor de “Perfume de gardenias”. Ascenso a la cruz y descenso: El 13 de abril de 1966 es ingresado al hospital para ser operado de la vesícula biliar. Extrañamente existen cuatro versiones no comprobadas acerca de su fallecimiento: la operación, una apendicitis mal curada, el olvido de una pinza dentro de su cuerpo, y la más extendida: la omisión del cantante a la

66


prohibición de tomar agua fría tras su operación, le causa un infarto. En la cumbre de su fama, a los 34 años, un testimonio: “Que rieguen con mucha agua mi tumba, sé que me voy a morir, esto no tiene remedio”.

Resurrección Admirado por monstruos de la talla de Frank Sinatra, sus grabaciones interrumpidas son rescatadas del olvido y remezcladas por su disquera: así surgen celebrados discos como Valses, donde el mariachi de Arcadio Elías acompañó su portentosa voz, una fuerza de la naturaleza que atravesó la sombra para cimbrar el alma de sus creyentes futuros.

Una espina en la voz Dicen que el canto cardenche murió con la radio. Su aura triste no le permitió incluirse en los festejos y disolverse en el desuso. Murió con la forma

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

67

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


de vida que representaba la talla del ixtle, la lechuguilla y la recolección de candelilla en el desierto de Durango y Coahuila. Murió por que los más jóvenes prefirieron irse a la ciudad, aunque ésta fuera ajena, monstruosa. Las tragedias y desamores que se grababan de boca en boca, alumbrados por la fogata del sotol en el vientre, se van perdiendo en el aire.

¿Qué es el canto cardenche? “El cardenche es otro nombre de nuestro xoconostle, una planta cactácea que da un pequeño fruto de color verde, parecido a la tuna, usado en salsa y con fines terapéuticos contra la diabetes”, comenta el reconocido especialista en paleografía Rufino Rodríguez. El cardo es una planta espinosa que una vez clavada provoca dolor al sacarla, debido a sus filamentos encontrados que desgarran la carne. De esta condición proviene el mote del género, que aunque abarca en sus canciones la crónica y el sentimiento, concentra su ser en los desgarramientos frutos del desamor.

68


El canto cardenche es un género vocal de música popular mexicana que tiene la peculiaridad de no contar con instrumentos musicales de apoyo, un rasgo inusual que definitivamente tiene qué ver con el entorno donde surgió. Existen varias versiones del por qué de su desnudez: la primera plantea que las condiciones de vida de los campesinos del desierto lagunero eran tan difíciles que no contaban siquiera con los medios para hacerse de un instrumento. La segunda, lo explica en el origen trasterrado de muchas de las piezas que originaron el género. Es decir, una tradición oral en su sentido más puro: canciones improvisadas provenientes de Aguascalientes y Zacatecas, trabajadores temporales atraídos por la promesa de trabajo en la región.

La hoguera y el viento Recuerdos, amores y cantos que duelen como un cardo atravesado en la voz. Esas plantas espinosas abundan en la región de La Laguna, entre los estados de Coahuila y Durango. Gracias al apoyo de algunas

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

69

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


instituciones culturales de Durango y Torreón, y del INAH, quien incluso llegó a grabar el trabajo de un colectivo de la región, esta manifestación de canto popular aún perdura fundamentalmente en dos poblados: el ejido Sapioriz, unos kilómetros al Este de Ciudad Lerdo, Durango, y el ejido La Flor de Jimulco, a pocos kilómetros de Torreón, Coahuila. Según algunos testimonios, sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando trabajadores del sur del país se acercaron a trabajar a La Flor de Jimulco, donde se ubicaba la hacienda de Amador Cárdenas, compadre de Porfirio Díaz. Uno de los cantos más antiguos se titula “Tragedia de Jacinto de la Cruz” fechado en 1893. Gran parte del legado musical ha sido transmitido oralmente de generación en generación, ya que no existían grabaciones, las cuales se han empezado a hacer en años recientes. Las voces principales se organizan de la siguiente manera: 1.- Primera: es la líder, encargada de llevar la melodía. 2.- Arrastre o marrana: tiene un registro grave, apoya a la primera arrastrándose o alargando los versos. 3.- Contralto, segunda o

70


arrequinte: es la que con su tono agudo aporta “color” a la pieza, siendo la voz con mayor carga dramática del conjunto.

Un eco grabado Actualmente sobreviven dos grupos que siguen interpretando la canción cardenche. Uno es el grupo de Sapioriz, Durango, cuyo repertorio se basa más en temas de amor y despecho. El grupo —que recientemente recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares— sobrevive con cuatro integrantes de origen campesino, guardianes de una tradición cuasi moribunda: Antonio Valles, Guadalupe Salazar, Genaro Chavarría y Fidel Elizalde. Este grupo, junto con el de La Flor de Jimulco, realizaron durante años presentaciones en diversos foros, lo que les valió ser considerados por el INAH para grabar el disco titulado “Tradiciones musicales de La Laguna”. A diferencia del grupo de Sapioriz, Durango, quienes abrevaron en piezas traídas y adaptadas de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

71

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


otras regiones, el grupo de La Flor de Jimulco se ha enfocado en un repertorio centrado en hechos y tradiciones de la región, hecho por autores anónimos que a lo largo de generaciones describieron personajes y gestas que de otra forma se hubieran perdido. Una de las piezas más conocidas del cancionero cardenche es “Yo ya me voy a morir a los desiertos”, adaptación de “El Álamo de Parras”. Esta pieza ha sido grabada por cantantes de la talla de Lila Downs, en su reciente trabajo discográfico titulado La Cantina. Otra de las conocidas piezas de este género es “Estrellita marinera”, que grabara en clave ranchera hace algunas décadas el cantante vernáculo Antonio Aguilar. Y como si se tratase de un epílogo a su propio existir, las resonancias del eco cardenche han alcanzado dimensiones insospechadas: en su éxito “Y por esa calle vive”, la agrupación de Los Barón de Apodaca retomaron la antigua estrofa de la pieza lagunera “A las dos de la mañana”: “Se agachaba y sonreía / pa’ que le rogara yo; / que esperanza que le ruegue / ese tiempo ya se acabó.”

72


lapis. Literatura



Orfandad y máscara Para hablar de Juan Marsé tendríamos que rehuir los linderos del lugar común alrededor de lo célebre. Entonces habría que empezar por el principio y decir que mientras la novela española de la posguerra aspiraba a nuevas fórmulas, el autor catalán, tenaz orfebre, optó desde siempre por el realismo, abrevando en la antigua fuente de contar bien una historia.

Todos somos el Pijoaparte A Juan Marsé nunca le importó quedar bien; así, en Últimas tardes con Teresa (1965) en vez de desbarrancarse en el panfleto y dibujar al obrero heroico que tanto reclamara el socialismo de la decadencia franquista, retrató con deslumbrante agudeza las correrías de un chulo ladrón de motos; un trepador social que buscaba desertar de la miseria subido de polizón a los sueños de revuelta de una aburrida y hermosa burguesa. Un personaje memorable, mezcla de Julián Sorel y Marlon Brando.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

75

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


En el universo marsiano las clases sociales no sólo luchan y se desgarran, sino que se gangrenan por mutua fricción. Admirador de Stevenson, el viejo aprendiz de relojería hizo en sus novelas de la Barcelona de la Posguerra, al igual que Sábato con el viejo Buenos Aires, un territorio moral. Un país que no existe más, donde nada ni nadie es lo que aparenta. No es gratuita la obsesión en sus relatos con la figura del padre ausente, huérfanos que en medio de las ruinas lidian con el hambre contando historias; Marsé llega al extremo de poner a novelar a sus personajes, sobre lo que tal vez pasó, sobre lo que pudo haber pasado… echando mano de un recurso maravilloso: las aventis, estrenado en Si te dicen que caí (1973), donde narra el desmoronamiento de la resistencia armada contra Franco, la diáspora, la orfandad; las amas de casa obligadas a prostituirse, los niños con sarna, el olor a pobreza y coles hervidas.

Mentiras verdaderas En sus relatos siempre hay un padre ausente o vencido; la posguerra es un árido territorio poblado

76


de huérfanos y funestos rumores; niños y viejos aprendiendo el cinismo o la desmemoria. Asumiendo lo que declara en su autorretrato, “pertrechado para irse en cualquier momento al infierno”, el esquivo ganador del Premio Juan Rulfo 1997 y recién galardonado con el Cervantes, estalló en El amante bilingüe contra el nacionalismo catalán y la obsesión por la pureza a través de la farsa de un marido cornudo obligado a disfrazarse para reconquistar a su mujer. Marsé buceó en verdades más profundas: la nostalgia de ser otro; todas las vidas que somos, la brecha entre el hombre que hemos sido y el que queremos ser. Sabedor del poderío del acto narrativo, en La muchacha de las bragas de oro, (Premio Planeta 1978) el también guionista de cine desenredó el laberinto de un intelectual orgánico que reescribe sus memorias, torciendo gestos y fechas, en el afán inútil de quedar bien con la Historia —de ésos que tantos y tan bien conocemos—; un mentiroso profesional al que se le empiezan a cumplir todas y cada una de sus invenciones.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

77

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


De bombas y relojería Aunque la crítica es unánime con respecto a la naturaleza cumbre de Si te dicen que caí, casi toda la narrativa del nacido como Juan Faneca Roca, es una lección de altos vuelos; basten anécdotas simples y puro músculo de verdadero narrador como el desplegado en “Teniente Bravo”, hasta obras cuasi desconocidas como el imaginativo cuento “Una liga roja en un muslo moreno”. Décadas de decantar un oficio que sólo se ha preocupado por aprender a narrar, han redundado en obras de un atrevimiento y una fuerza pocas veces visto en la agotada narrativa española. Aún y cuando a sus 75 años su labor escritural continúa, es quizá en Rabos de lagartija (2000) donde el viejo cuentacuentos alcanza niveles sublimes; ¿qué otro escritor, de ésos que se dicen vanguardistas, ha tenido las agallas y el talento para poner a narrar a un nonato hacia el futuro?

El primer deslumbramiento Y por si quedara alguna duda del poder de la ficción sobre la trama de la vida, cuenta la leyenda, y como él

78


mismo lo rememoró en muchas entrevistas, que el autor de Los detectives salvajes eligió vivir en la ciudad costera de Blanes a raíz de la descripción que Marsé hiciera de ese lugar de veraneo en Últimas tardes con Teresa. La misma playa donde un ladrón velara el sueño de una doncella. Una playa que acogía a los prófugos y a los derrotados. Un lugar donde todo, absolutamente todo, se volvía posible.

Fugitivos en México ¿Qué magia late oculta en nuestro país para que autores tan disímbolos, en distintas épocas y por motivos misteriosos lo hayan elegido como un tema y un destino? Más allá de las calaveras de azúcar, la barbarie, la sangre, y aquel lugar común de que aquí, “la vida no vale nada”, son incontables los escritores que abrevaron en este territorio, doloroso y contradictorio, para crear obras cumbres o sucumbir a la autodestrucción o al extravío.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

79

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Perdidos Malcolm Lowry siempre aseguró que había llegado a nuestro país un 2 de noviembre. Antes y después de él, los franceses Antonin Artaud, André Breton y Georges Perec, cada uno en diversos confines del territorio, se rindieron ante los contrastes mexicanos. A pesar de ser un pésimo lingüista, Lowry logró en Bajo el volcán uno de los mejores libros situado en México que se haya escrito jamás. Un mérito no menor ante la avalancha de escritores fugitivos extranjeros en tierras mexicanas: D.H. Lawrence, autor de El amante de Lady Chaterley, Aldous Huxley, Graham Greene, Ambrose Bierce —desaparecido durante la Revolución Mexicana, tema de la novela Gringo Viejo de Carlos Fuentes— además de Stephen Crane, —el misterioso B. Traven—, Hart Crane —perdido en el Golfo de México; el delirante William Burroughs, el argentino Manuel Puig, Roberto Bolaño, autor de la gigantesca Los Detectives Salvajes y el arquetipo del autor oculto; Thomas Pynchon—, escondido hasta nuestros días en algún lugar de Norteamérica.

80


Una temporada en el infierno En Bajo el volcán, de un Lowry que en 2009 conmemoró su primer centenario, se cuentan las últimas 24 horas de un alcohólico: un hombre poseído por fuerzas que lo exceden: lo esotérico, los presagios, la numerología, los accidentes y coincidencias, la intercesión divina, la rueda de la fortuna. Lo visible como diccionario de símbolos. El cónsul Lowry compuso una de las leyendas literarias más resonantes del siglo XX. Anthony Burgess decía que el cónsul “esconde una claridad sobrenatural, ese don que los dioses les dan a todos los héroes trágicos”. Bajo el volcán prueba que todas las grandes novelas son religiosas, en el sentido más latín, menos pomposo del término. Lowry alienta una relación mágica con lo leído. Sus personajes y sus lectores nunca dejan de ansiar o temer signos de algo que deberían adivinar, de algo que torcerá su destino. En su vida y obra, Lowry transmite como nadie el grado de impaciencia con que se espera una carta: una medida de la histeria o el afecto. Lowry no viajaba, era deportado: de Inglaterra a México, de México a Los Ángeles, intentaba

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

81

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


rehabilitarse bajo vigilancia. Se divorció de una escritora y se enamoró de otra: Margerie Bonner, su segunda y última mujer. Con ella vislumbró Canadá como horizonte. Allí encontró lo que siempre había soñado: una casa, una dirección. Se dedicó a perder manuscritos y a reescribirlos mientras traficaba promesas a los editores. Lo fascinaba el cine de Griffith y el expresionismo alemán. Toda su ficción usó y abusó del lenguaje cinematográfico. Él, que probó sus armas en el guión con una versión sublime de Tierna es la noche, le envió Bajo el volcán a Orson Welles, pero el director de Ciudadano Kane se quejaba que en la novela, después de 40 páginas “no sucedía nada”. Pasaron décadas hasta que la novela fue al cine de la mano de John Huston, que ya había adaptado a Melville, Traven y Crane, y más tarde haría lo suyo con Joyce. Años después, Huston sería declarado “vencedor y vencido” ante el titánico reto de la adaptación por el cubano Cabrera Infante, otro viajero forzado.

82


Acero inexorable La narrativa norteamericana ha incidido siempre en un afán totalizador: piénsese en el eco bíblico de Moby Dick, el mosaico costumbrista de Mark Twain, las oscuras sagas de Cormac McCarthy o la desmesura formal y cuantitativa en los ladrillos del esquivo Thomas Pynchon.

Lo que natura da En esta genealogía está inscrita la más poderosa reflexión acerca del poder, sus destellos y monstruosidades en la literatura norteamericana del siglo XX. Baste decir que esta novela es una suma de rarezas. Un libro acerca del Sur de casi mil páginas escrito desde la frontera con Canadá. Un tratado sobre la política y la naturaleza humana hecho por un poeta que se ganaba la vida como profesor. El único autor que ha sido reconocido con el Premio Pulitzer en el género de novela (1946) y dos veces en el de poesía (1957 y 1979). Se ha dicho ya que el poder no corrompe al hombre, sino que sólo revela lo que el hombre en el fondo es.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

83

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Robert Penn Warren utilizó la política como ruido de fondo para hablar acerca del idealismo y la culpa, del amor y la corrupción, y sobre todo, del poder, la redención y la inevitable caída.

Ascenso a la cruz y descenso Todos los hombres del rey fue publicada por Robert Penn Warren en 1946. Ahí cuenta la vida de un selfmade man (otra obsesión americana); las peripecias de un humilde profesor pueblerino que, mediante una voluntad implacable, llega a la cumbre del poder político y se vuelve gobernador de su estado sólo para contemplar cómo la fuerza destructiva de la ambición irá demoliendo su espíritu. El autor refirió que su personaje fue inspirado en un personaje real, el controvertido gobernador de Louisiana, Huey Long, que en la década de los treinta desplegara su eficaz retórica populista para ser idolatrado por las multitudes y, al mismo tiempo, acusado por sus adversarios de ser un personaje autoritario que buscaba mantener su poder sustentado en el chantaje y la corrupción. Esta crónica del ascenso y

84


de la caída está contada a través de una eficiente voz narrativa, en un exquisito juego de inteligencia y belleza. Amparado en su finísima erudición y, mediante la figura de un narrador testigo, Warren logró un fascinante retrato de un personaje tan carismático como contradictorio; un seductor y un déspota; un defensor de las clases bajas capaz de los actos más nobles y también de las más aberrantes traiciones.

La boca del pez El narrador catalán Juan Marsé lo ha dicho mejor: “andamiar la ficción es como construir una fuente de verdad con ranas de cartón”. Penn Warren sin duda lo sabía: la realidad son las penumbras y los fulgores de un circo demencial. En 1932, el gobernador de Louisiana Huey Long había apoyado a Franklin D. Roosevelt para la elección presidencial. Un año después rompió con él para armar su propia carrera a dirigir la nación. Se radicalizó. Creó el programa “Compartamos nuestra riqueza” que con el eslogan “Cada hombre es un rey” promovió la redistribución

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

85

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


de los recursos en manos de las petroleras y grandes corporaciones en beneficio de los sectores más desprotegidos luego de la Gran Depresión. Medidas que sus enemigos tildaron de “socialistas”. En la cumbre de su inmensa popularidad un acero inexorable detuvo su voluntad de hierro: fue acribillado dentro del Capitolio del Estado. Dos días más tarde, a los 42 años, el orador implacable que en sus días luminosos pedía a las multitudes desarrapadas un martillo para demoler los poderes que los oprimían, balbuceó su último dicho: “Dios, no me dejes morir. Tengo tanto todavía que hacer”. Su vida de claroscuros detonó la inmensa novela de Penn Warren, dos películas basadas en el libro: El político, de 1949, merecedora de tres Oscares al siguiente año, donde su nombre mutó en Willie Stark, nombre también de la ópera del compositor americano Carlisle Ford, y la maravillosa adaptación a cine del 2006, Todos los hombres del Rey, con un portentoso Sean Penn como el malogrado político, además de un maravilloso reparto conformado por Kate Winslet, Jude Law, James Gandolfini (“Los Sopranos”), Mark Ruffalo,

86


Anthony Hopkins y una exquisita fotografía que resume lo dicho décadas atrás por el poeta Penn Warren: “en la sombra de la verdad, sólo la sombra es cierta”.

Lord Byron: nueve postales Personaje de sí mismo, precursor del arquetipo del artista extravagante y del antihéroe, fue el modelo literario a seguir de personajes tan dispares como Dumas, Allan Poe, Bécquer o Víctor Hugo. Ya casi nadie lee a Byron, el supremo rebelde, el enamorado de la belleza, el ostentoso, el autodestructivo. 1.- El hijo del capitán John Byron llegando al mundo un 22 de enero con una deformidad en el pie derecho. Un self-made man que a través de los años refinaría sus modales para exaltar su cojera, volviéndola parte de una personalidad excéntrica y distinguida. 2.- El niño de 9 años perdiendo la inocencia en brazos de una joven institutriz escocesa, una devota

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

87

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


calvinista que lo inició en las revelaciones de la carne y la fe. Con los años, la recordaría como su primer gran amor, su guía primigenia hacia el sentimiento de la melancolía. 3.- El viajero del siglo XVII, a través de España, Portugal, Albania, Turquía, Grecia... Un joven cojo cruzando el Helesponto a nado; un arqueólogo lírico buscando las ruinas de Troya; un ser con ansias del mundo, explorando su sexualidad tanto con hombres como con mujeres. 4.- El estudiante de Cambridge amante de los animales, con un pequeño oso como mascota. Adopta también monos, un águila, un halcón, un tejón, una grulla egipcia y una garza. Quien que en la tumba de su perro escribió: “Aquí reposan / los restos de una criatura / que fue bella sin vanidad / fuerte sin insolencia / valiente sin ferocidad / y tuvo todas las virtudes del hombre / y ninguno de sus defectos.” 5.- El escritor de 23 años desbancando en fama y éxito a Sir Walter Scott; el narrador más importante de Inglaterra hacia 1812, al vender en un solo día diez mil ejemplares de su primer libro semi autobiográfico, un melancólico poema narrativo

88


dividido en cuatro cantos: “Las peregrinaciones de Childe Harold”. 6.- Ya vuelto el personaje enamorado de los disfraces, reconocido como un genio poético y redomado polígrafo, visitando Waterloo un año después de la derrota de Napoleón. De esa época data el famoso cuadro realizado por Thomas Phillips, donde se hizo retratar con un atuendo tradicional albanés. 7.- En Venecia, ufanándose de haber seducido a más de 250 mujeres, carteándose con Goethe, quien lo admiraba profundamente y lo llegó a describir como “el poeta del presente”. 8.- Enfermo de epilepsia en Grecia, negándose a ser atendido por los médicos a quienes gritaba: “asesinos”. Ácido y cruel, siglos mas tarde los especialistas atribuirían sus sorprendentes capacidades y su inadaptabilidad a un trastorno bipolar. Muerto a los 36 años. 9.- Un monumento sin sus restos —a causa de su dudosa moralidad— inaugurado el año de la separación de Los Beatles en la Abadía de Westminster. Siglos atrás, Goethe lo había despedido de otra manera: “Descansa en paz, amigo mío; tu corazón y tu vida han sido grandes y hermosos”.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

89

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El polígrafo José Emilio Pacheco ha sido reconocido con el Premio Cervantes en 2009, confirmando la regla, no escrita, de que cada año se concede a un escritor español y el siguiente a un latinoamericano. Hace apenas algunos meses celebraba en estas páginas la entrega del premio al catalán Juan Marsé, otro autor fundamental de las letras de nuestros días.

No me preguntes cómo pasa el tiempo ¿Por qué es importante este galardón? Porque el autor de Las batallas en el desierto recoge en su quehacer el perfil y la tradición de un modo de ser escritor cada vez más escaso: La poligrafía. Minucioso ensayista lo mismo que poeta. Narrador o traductor solvente. Profesor o periodista cultural, Pacheco lo ha hecho de todo y lo ha hecho muy bien. Hoy que cualquier veinteañero se asume como escritor de a deveras con un librito de poemas o algún ensayito suelto, este miembro de la Generación del Medio Siglo nos recuerda que el quehacer literario es

90


algo serio e inabarcable. Aprendiz, junto a Monsiváis y Poniatowska, del legado de Fernando Benítez, Pacheco ha convocado, desde su columna “Inventario”, los demonios y los resplandores del transcurrir nacional durante décadas.

El reposo del fuego Hoy que gran parte del periodismo cultural actual se fabrica desde la prisa y la improvisación, o de plano desde la ignorancia; cuando la poesía actual se pierde en un tumulto de bravatas, ocurrencias o pleitos (vean los lamentables sonetitos o las fotos en la red donde se publican con los labios pintados), o la narrativa desbarranca por los territorios del facilismo experimental, la obra de Pacheco nos recuerda que, para ser verdadera vanguardia, basta fundirse en serio con la tradición. Poeta del Apocalipsis y el desencanto, en sus versos el mundo, el amor y las cosas son un callado derrumbe; un desmoronamiento lento donde apenas se atisba el fulgor efímero de la belleza y de las esperanzas. El paso del tiempo, la confrontación con

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

91

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


el ayer, el amor como perpetuo desencuentro, los cataclismos íntimos de los seres comunes o los laberintos del lenguaje, la obra de Pacheco vuelve siempre a un mismo punto: la ciudad como maquinaria de demolición de las almas.

El viento distante Eclipsada muchas veces por su poesía, o su quehacer como cronista, la obra narrativa de Pacheco es una de las más interesantes, amargas y sólidas del último medio siglo. 30 años antes del Crack, veintiañero apenas, propuso una joya para muchos desconocida: la novela Morirás Lejos. El acecho y la mirada del otro, la presencia del nazismo en México, el peso de la culpa, el crucigrama que suponen los otros, conforman esta pieza desmontable, precursora en muchos sentidos. Asimismo, sus libros de cuentos El viento distante o El principio del placer vuelven sobre el reverso negro de nuestra historia nacional, la soledad cósmica del niño que abre sus ojos a la maldad del mundo, o las siempre filosas y deslumbrantes aristas del amor.

92


Dato curioso: el primer cuento mexicano donde aparece el Metro de la Ciudad de México es uno policiaco titulado “La fiesta brava”, de finales de los sesentas. Adivinen quién es el autor.

Un gimnasio sin espejos (1) Los novelistas Albert Camus y Vladimir Nabokov fueron porteros. Cuando niño, Javier Marías extremo izquierdo y llevaba el número once, pero acabó ganándolo la literatura. Grandes escritores de los últimos tiempos posaron sus ojos en el deporte: desde el conservador Borges, el festivo Neruda, el amargo Kundera, la famosa pasión por el box de Cortázar, o el lúcido fanatismo de Eduardo Galeano por el futbol.

Más alto y más fuerte “Dios existe y es redondo”, suscribía el argentino Osvaldo Soriano. Camus afirmaba que todo lo que

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

93

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


había que aprender sobre la vida lo había entendido desde la azarosa soledad del portero. Más cerebral, Borges proponía inventar un juego en el que nadie ganara. Falsamente, la figura del escritor se ha asociado desde siempre a la contemplación, alejado del movimiento. Y más aún cuando la competencia atlética tradicional busca el triunfo por encima de todo, rayando en el ideal fascista del super hombre.

Escribir es saber respirar Va el censo de escritores y atletas de quienes tengo noticia: pocos saben que uno de los más polémicos críticos literarios del país, heredero de Octavio Paz, para más señas, es un aguerrido futbolista dominguero. O que uno de los más finos prosistas de nuestras letras, el novelista y traductor Javier GarcíaGaliano, pisó con maestría el polvo de los llanos hasta hace poco tiempo. Fruto de ese saber salvaje quedan algunos cuentos, como el memorable: “El último penalty”. Otro narrador sabio en esos menesteres es el lagunero Jaime Muñoz Vargas, como ha quedado

94


consignado en su libro de cuentos El augurio de la lumbre o en la novela Juegos de amor y malquerencia.

Poética del vértigo Solventes poetas y reputados futbolistas, Armando Oviedo y Víctor Palomo, quien brillara como un mortífero y veloz delantero en su adolescencia. Corredores que escriben o escritores que corren, la luminosa poeta Claudia Luna, el tapatío Ricardo Castillo, el exitoso novelista David Toscana y el narrador y crítico musical Armando Vega Gil. ¿De dónde el empate? ¿Qué busca el escritor que se ejercita? “Una cierta claridad”, decía Julián Herbert, quien se ha medido en el trote. Quizá la literatura y el deporte moderno comparten su afán de voluntad estética, el uso especial del ritmo, una visión particular de la creatividad y la construcción de un cierto estilo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

95

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Buscar los límites Si Eusebio Ruvalcaba ha escrito “la caminata es un viaje al centro de uno mismo”, ¿qué será el correr? Yo sólo puedo hablar por mí: La carrera es un espacio de dolor, una casa transparente y móvil hecha por y para uno; una obra de arte y autodesprecio erigida con la pesadez del aire y cada punzada en las piernas. La velocidad es todo un descubrimiento, como la escritura: la forma más concreta de la soledad. Porque uno no corre para ejercitarse. Tampoco para competir. Ni siquiera para fortalecerse. Uno corre para hundirse en la negrura y el descubrimiento, el escenario donde pulir el propio aniquilamiento, aunque los demás piensen que pulo mi espíritu.

El patriota y el hereje Un 10 de enero de 1961, hace ya medio siglo, murió Samuel Dashiell Hammett, hombre polifacético y padre de la novela negra moderna.

96


La balada del hombre delgado Frecuentemente confundido con su nombre de pila, el apellido Dashiell es una contracción americana del francés De Chiel. Antes de convertirse en un autor famosamente tardío, su vida se nutrió de diversas peripecias laborales, como encarnar el sueño infantil de ser un agente de la famosa Agencia de Detectives Pinkerton. Fueron esos años los que nutrieron sus arquetipos literarios que luego se filtrarían al cine: los claroscuros del héroe ligeramente corrupto, la peligrosa y sensual dama en apuros, las encomiendas extravagantes a investigar. Como una deformación profesional, igual que B. Traven, el natal de Maryland fue hombre de muchos nombres: escribió bajo las identidades de Samuel Dashiell, Daghull Hammett, Mary Jane Hammett y Peter Collinson.

El poder y el deber Pero muchos años antes de prefigurar al detective Sam Spade y la tortuosa trama de El halcón maltés —anclada para siempre en el inconsciente colectivo por el duro rostro de Humprey Bogart y la maestría

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

97

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


cinematográfica de John Huston— o su exitosa Cosecha Roja, Hammett se alistaría como voluntario en la Pimera Guerra Mundial. Igual que su compatriota Hemingway, viviría los sobresaltos del azaroso servicio de ambulancias en el bando aliado. Los rebrotes de una tuberculosis contraída en la guerra y el alcohol debilitarían su salud para el resto de su vida. Luego de la conflagración, probó suerte en el mundo de la publicidad, antes de convertirse en detective, y publicar su primer cuento en 1922.

El ídolo negro Un oficio cuentístico de una década ininterrumpida consolidó lo que redundaría en sus obras maestras: Cosecha Roja, de 1929, y El halcón maltés, de 1930; donde llevó más allá las tramas de la novela negra, presa de sus habituales y previsibles modelos para explorar a sus anchas en los equívocos de la ambición y los matices de la condición humana. Pero si la literatura lo llevó por un camino de miel, su activismo político fue hacia un rastro de espinas: ferviente antifascista en la década de los treinta se

98


afilió al Partido Comunista. Ello no le impidió presentarse como voluntario al ejército una vez más, en 1942. Enfermo y rechazado por su precaria salud, insistió para ser admitido con el rango de sargento en unas remotas islas del Pacífico, donde se dedicó a editar una publicación periódica dirigida a las tropas.

El bosque de piedra Al regresar de la guerra, durante la cruzada macartista contra la izquierda americana, su activismo se intensificó: escribió proclamas, reunió fondos para liberar a compañeros encarcelados y fue llamado a testificar. En 1951, a diferencia de muchos trabajadores de la industria cinematográfica que delataron las actividades “subversivas” de muchos compañeros del gremio —el caso más tristemente célebre fue el del gran director Elia Kazan— Hammett fue recluido en la cárcel durante casi un año por negarse a acusar a sus camaradas. Y aunque al final de su vida fue constantemente investigado por una comisión del Congreso, perseguido, incluido en las listas negras que le

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

99

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


negaban el trabajo, se mantuvo firme hasta la muerte. Paradojas americanas: al morir en 1961 —en el cúlmen de la Guerra Fría— como veterano de dos guerras mundiales, el celebrado autor, exguionista de Hollywood y comunista recalcitrante, fue sepultado con honores en el cementerio militar de Arlington.

La ternura de los tornados Territorios de negación y de violencia: un viejo peleando en su memoria una guerra perdida, un sicario con un amor atravesado como el rencor de una bala dentro del cuerpo, muros infinitos de espinas y alambradas; personajes agraviados renunciando a su futuro, en el cataclismo de sucumbir o transformarse en otros. Esto y muchas cosas más es Lodo en Tierra Santa, novela ganadora del Premio Binacional Border of Words, convocado por el Centro Cultural Tijuana y el Fondo Editorial Tierra Adentro en su edición 2006. Uno de los logros indudables de su autor Albaro Sandoval (Culiacán, Sinaloa 1977) es

100


volverse un testigo implacable de ese tránsito salpicado de sangre y de fango, de mierda y pellejos humanos. En el universo de Lodo... no hay piedad. No hay contención. Todo es un torbellino de pólvora y desesperanza donde los protagonistas se hunden como barcos cansados, reses hinchadas dando vueltas en las traicioneras corrientes de un arroyo de aguas negras. La revolución, un mejor futuro, el amor soñado, todos son espejismos erguidos en el filo del desierto, ese infierno infinito y cercano que sólo sabe escupir cuerpos morenos en ataúdes baratos. El trazo magistral de Albaro se demuestra en la fidelidad para recrear lo implacable de la gestualidad y lo implacable del paisaje. El ojo del reportero de nota roja que miró los encobijados y los muertos sin nombre se nota clarito en ese canto doloroso como una letanía de velorio o una ráfaga de erre quince. Sandoval plantea un universo delirante pocas veces visto en la narrativa joven; una voz descarnada y brutal. El sinaloense no se anda con contemplaciones a la hora de dar recuento de las incontables cabezas de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

101

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


la hidra, vuelve dolorosamente real aquel clamor de Vallejo de querer escribir pero aventar espuma.

Alas y balas Mientras las tendencias del discurso narrativo actual bordean los resbaladizos terrenos del vacío teorizante, o las novelas se vuelven muchas veces tediosos ensayos, argumentos fallidos donde la oferta del autor se reduce a mostrar sus referencias literarias o su currículum; el alud terrible de Sandoval Medina se atreve a mirar de este lado, y arrojarnos al rostro las verdades más desgarradoras, más incómodas. Ya lo dijo Bolaño, parapetado en su proverbial sonrisa de comadreja: “Tener el valor de sumergirse de cabeza en la mierda y una vez estando ahí, abrir los ojos”. Sin embargo, Lodo en Tierra Santa es una novela contradictoria en su aspecto formal; dentro de ese vértigo de plomo y depredación, esa caída libre a lo largo de historias que terminan mal, hay un sosiego y una parsimonia del lenguaje que se demora

102


amorosamente en imágenes que resultan poesía pura. Como si el narrador no fuera un joven rabioso puteando contra el desierto, sino un viejo sabio que mira el derrumbe de una barda de adobe bajo la luz dorada de la tarde. Todo contado con un lenguaje fluido, natural, que denota un oído finísimo a la hora de atrapar aquellas voces. Nada qué ver con los experimentos trastlánticos sobre el narco que hace Pérez Reverte, ni la marca registrada, dizque culiche, de Élmer Mendoza. Sandoval, también trasterrado, derrumba a mazazos la faz dorada de los héroes, (los nuevos héroes lavan los baños en el gabacho, escupen fuego en un crucero o empuñan, sin saber bien, a bien un cuerno de chivo...) lamenta los ríos de la infancia que se volvieron tormentas de mierda, y canta, sobre todo canta; los caminos hacia el ensueño que terminaron en ninguna parte, las esquirlas del desamor, el amargo humor de los desesperados. Como Ricardo Piglia en Plata quemada, Sandoval eleva en su canto las balaceras a condiciones épicas, “como en un corrido de los más chingones”.* * Sandoval, Álbaro, Lodo en Tierra Santa, México, FETA, 2006, p. 159.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

103

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Quien quiera probar una novela de ésas que tienen el poder de jalarnos de los cabellos, de removernos las entrañas y asomarnos a un universo crudo, filoso, dolorosamente cierto, que tenga el valor de hundirse completo en este lodo, y que lo haga bajo su propio riesgo.

Matar un poeta Para Víctor Palomo

75 años de Roque Dalton. 35 desde su asesinato. El salvadoreño, según cuenta Eduardo Galeano en Días y noches de amor y de guerra, hijo pródigo de la providencia, escapó dos veces de un fusilamiento. La primera, porque en los últimos momentos de su encierro cayó el gobierno que lo condenara; y la segunda, cuando un terremoto cuarteara la pared de su celda.

104


Salvedades Prófugo de torturadores poco eficaces, de futbolistas resentidos que le apedrearon la cara, o de maridos agraviados, el autor de Taberna y otros lugares no pudo huir de sus propios compañeros militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo, quienes lo ejecutaron bajo la acusación de “ser muy moderado, ‘revisionista’, ‘vendido al imperialismo’ y al servicio de la CIA”. Y aunque siempre hubo un componente de alegría y antisolemnidad en su obra, prófugo también de la grandilocuencia de la poesía latinoamericana, el viajero incansable no se salvó de la mitificación, de su inclusión postmortem en el santoral de la izquierda. Triste destino de un hombre que buscó siempre una individualidad rabiosa: a Roque Dalton lo condenaron dos veces sus compañeros. En vida, los guerrilleros. En la muerte, los poetas.

El turno del ofendido La leyenda de Roque Dalton —poeta y guerrillero— no ha dejado ver cabalmente la totalidad de su obra.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

105

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Por ejemplo, sus más de cuatro mil páginas escritas sólo en el género poético. La tragedia de su militancia, la picaresca de sus anécdotas, y su historial político, empañaron de ideología el cristal de sus palabras. Esos escritores que lo condenaron al panteón de la izquierda militante, antepusieron siempre su compromiso político al gran oficio del poeta que abjuró siempre de clasificaciones y banderas. Malentendido en la vida y en la muerte, sus empalagosos admiradores lo situaron como un escritor coloquial y autorreferencial, cuando el salvadoreño nunca se planteó como un catequista de la doctrina comunista. Sólo un poeta, una garganta construida de viajes y deslumbramientos, de amores y terremotos, un hombre lúdico y multicultural.

El destino final Según el comunicado del ERP, Dalton fue ejecutado el 10 de mayo de 1975. Según Paco Taibo II, en su novela Cuatro Manos, la muerte del poeta fue un operativo planificado desde la CIA para dividir y

106


golpear a la izquierda latinoamericana. Su cuerpo nunca apareció. Entonces surgió el mito: unos lo hicieron perdido en Europa del Este, prendado de una rubia “más bella que una fábrica checoslovaca”*. Otros lo vieron bajo la llovizna eterna de las junglas asiáticas, peleando junto al Vietcong. Yo quiero pensar que junto a Miguel Hernández, Dalton, en la enorme hondura de su poesía, trocó a la guerra, la miseria y la muerte apenas en un paisaje anecdótico, una circunstancia secundaria, un ruido de fondo para su portentoso canto.

Dinastías subterráneas Los ocultos veneros de la literatura —sus remansos, sus bifurcaciones— van generando su cuota de estirpes involuntarias, de relaciones insospechadas, de familias bastardas. Si no ¿cómo sería posible la relación entre un reputado autor de la literatura norteamericana y su contraparte geográfica, un *Dalton, Roque, “Por qué escribimos”, La ventana en el rostro, España, Baile del sol, 2003.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

107

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


arquetipo del escritor comprometido, separados ambos por la bisagra de un siglo?

Abecedario Al primero, muchos lo consideran el heredero inmediato de Hawthorne, Melville y Poe. Magistral tejedor de contundentes atmósferas del desasosiego, Ambrose Bierce sobrevivió a la muerte de todos sus hijos. Ante todo cuentista, en su primera etapa fue el precursor más evidente en la obra de Lovecraft. Debido a la enorme carga de ironía y sarcasmo de sus últimos trabajos —Cuentos de soldados y civiles y El Diccionario del Diablo— se ganó a pulso el apodo de Bitter Bierce: “el amargo Bierce”.

Disolvencia Acosado por una decepción amorosa, la extinción de su familia y la oscura promesa de una vejez decadente, septuagenario ya, Bierce dejó Washington en octubre de 1913 dispuesto a recorrer otros campos de batalla. Dicen que en diciembre

108


cruzó a México por El Paso. En Juárez se unió al ejército de Villa como observador, con el cual llegó hasta Chihuahua, donde su rastro se disolvió. La última noticia que se tuvo de él fue una carta fechada el 26 de diciembre del mismo año. Bierce tenía claro su destino: antes de largarse rumbo al sur, había escrito a sus familiares: “Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro mexicano de piedra y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que es una muy buena manera de salir de esta vida. Supera la ancianidad, la enfermedad, o la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!”

Los oficios terrestres El segundo, nació muchas décadas después, del otro lado del hemisferio. Descendiente de irlandeses, Rodolfo Walsh fue periodista, guionista y narrador, aunque en la última etapa de su vida se definió ante todo como militante. Justo tres años antes que Truman Capote, Walsh inauguró la narrativa de no ficción con su reportaje “Operación Masacre”, en

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

109

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


base al testimonio de los sobrevivientes de un fusilamiento clandestino. Pero Gabriel García Márquez, con quien fundó la Agencia de noticias Prensa Latina, cuenta su más grande hazaña: Una noche, por un accidente mecánico, se encontró en su oficina con un rollo de teletipo que no tenía noticias sino un mensaje muy largo en clave intrincada. Era en realidad un despacho de tráfico comercial de la “Tropical Cable” de Guatemala. Walsh se empeñó en descifrar el mensaje con ayuda de unos manuales de criptografía recreativa. El cable estaba dirigido a Washington por el jefe de la CIA en Guatemala, y era un informe de los preparativos de un desembarco en Cuba por cuenta del gobierno norteamericano. Se revelaba el lugar donde se preparaban los reclutas: un antiguo cafetal al norte de Guatemala.*

* García Márquez, Gabriel, “Rodolfo Walsh, el hombre que se adelantó a la CIA”, Revista Alternativa, #124, Bogotá, Colombia, 1974.

110


Senderos que se bifurcan Rodolfo Walsh tampoco se quedó a esperar la vejez. Tres meses después de que el ejército había abatido a su hija de 26 años en la Argentina de la dictadura, se enfrentó a un grupo paramilitar que pretendía detenerlo. Se sabe que fue herido. Su cuerpo nunca apareció. Podría decirse de él exactamente lo mismo que había escrito para su amigo Ricardo Massetti: “Él no aparece nunca. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo. En algún lugar desconocido su cadáver empuña un fusil herrumbrado”. Curiosamente, la mejor traducción al español que tenemos de El Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce, se la debemos a Walsh. Mucho más al norte, en el poblado coahuilense de Sierra Mojada, hay una vieja tumba que consigna: “Testigos muy confiables suponen que aquí yacen los restos de Ambrose Gwynett Bierce (1842-1914) famoso escritor y periodista americano que por sospecha de ser espía fue fusilado y enterrado en este lugar.” Dos padres sobrevivientes de sus hijos. Dos hombres eligiendo vivir y morir a su manera. Dos

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

111

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


personajes disueltos, inmersos en un extraño diálogo a través del tiempo y el lenguaje: un escritor perdido traduciendo a otro escritor perdido.

El gran hermano está en otra parte A poco más de 60 años de la publicación de 1984, la novela canónica sobre la distopía de George Orwell, siguen vigentes las grandes aportaciones del autor inglés. La ironía continúa teniendo sentido : el desenmascaramiento de la contradicción entre el lenguaje y su significado real para los designios del poder.; la corrupción del significado de las palabras en la actualidad persiste de forma demasiado evidente, el mundo se rearma para la paz y la cruzada antiterrorista dispersa el terror hacia todas las latitudes.

Bajo el Signo de Caín Orwell elevó el desolado grito de quien ha sido desterrado de la utopía; del individuo avasallado por

112


la brutalidad burocrática, del intelectual abrumado por la masificación y del literato espantado ante la corrupción del lenguaje; el Estado de 1984 gobierna a través de cuatro ministerios: el Ministerio de la Verdad, dedicado a las noticias, espectáculos, educación y bellas artes; el Ministerio de la Paz para los asuntos de la guerra; el Ministerio del Amor, encargado de mantener el orden; y el Ministerio de la Abundancia, ocupado de los asuntos económicos. En ese horrible Estado dirigido por el Gran Hermano, un caudillo omnisciente que busca el control absoluto sobre sus súbditos, muy a pesar de sus imprecisiones y contaminado de la paranoia política de la posguerra, Orwell llegó a vislumbrar la importancia de la manipulación mediática como uno de los principales factores para ejercer el control político. Cuando ya han pasado más de dos décadas del hipotético 1984, y cuando el mundo ha conocido otras formas de horror, nos hemos dado cuenta que el insano culto a la personalidad —encarnado de manera superlativa en el Gran Hermano— ya sólo es posible en algunos reductos del fundamentalismo, las folclóricas dictaduras cubana y venezolana, la

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

113

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


contradictoria China, algunos regímenes árabes y los sectores más retrógradas del medio político de nuestro país. Y aunque el totalitarismo vislumbrado en su obra jamás llegó a cumplirse tal cual, muchos rasgos expuestos sí alcanzaron a manifestarse en diversos puntos del orbe bajo los más variados pretextos: la defensa de la revolución, las cruzadas por la paz, la defensa de la democracia o la seguridad del Estado.

Control remoto Hoy sabemos que más que la vigilancia neurótica sobre los individuos, ha resultado más efectivo para el control político condicionar las necesidades y motivaciones masivas; sopesar el control de la conciencia consumidora: trocar a los ciudadanos en público, entidades pasivas; radioescuchas, televidentes, segmento de mercado, aficionados, votantes, partidarios, empleados, internautas: cifras. Aletargado ya no por el “soma”, esa droga prefigurada por Huxley en Un mundo feliz, el ciudadano del siglo XXI padece hoy otras drogas más

114


terribles: la realidad virtual, el aislamiento, la despersonalización, la soledad. Y aunque, personaje improbable en estos tiempos, las palabras garabateadas clandestinamente en el diario de Winston Smith, antihéroe en débil rebeldía contra el Gran Hermano, cobran por estas fechas nuevas y sorprendentes lecturas: Era como un fantasma solitario diciendo una verdad que nadie oiría nunca. De todos modos, mientras Winston pronunciara esa verdad, la continuidad no se rompía. La herencia humana no se continuaba porque uno se hiciera oír, sino por el hecho de permanecer cuerdo. Volvió a la mesa, mojó en tinta su pluma y escribió: Para el futuro o para el pasado, para la época en que se pueda pensar libremente, en que los hombres sean distintos unos de otros y no vivan solitarios… Para cuando la verdad exista y lo que se haya hecho no pueda ser deshecho: Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la edad del Gran Hermano, la época del pensamiento doble… ¡Saludos!

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

115

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Los enterradores A pesar de lo que digan o callen las generaciones precedentes, es innegable el surgimiento de un boom de la narrativa coahuilense de autores nacidos en los setentas. El que ignoren a propósito o por incompetencia la obra de estos jóvenes no le niega a su obra una poderosa presencia en el panorama narrativo nacional. Todo esto a cuento a raíz de la desairada presentación esta semana de Punto de partida, publicación editada por la UNAM desde hace más de cuatro décadas, que en su número más reciente se dedicó a mostrar un panorama de autores coahuilenses nacidos en los antepenúltima década del pasado siglo, compilado su trabajo por el narrador y poeta lagunero Carlos Velázquez.

Punto de partida Con un breve recorrido por la obra de narradores como Julián Herbert, Carlos Reyes Ávila, Vicente

116


Alfonso, Alejandro Pérez Cervantes, Luis Jorge Boone, o los más jóvenes, Wenceslao Bruciaga y Daniel Herrera, esta antología da cuenta de la potencia y la diversidad de la narrativa hecha desde Coahuila. Y contradiciendo la aclaración del compilador, quien afirma haberse decidido “en base a la calidad de los textos que a las becas o premios obtenidos por éstos”, es innegable la arrasadora presencia de los jóvenes narradores en los concursos nacionales de literatura, una contundente blitzkrieg de la que no han sido capaces narrativas más sobrevaloradas o apoyadas, como la regiomontana, por ejemplo.

Cazando búfalos Va el recuento de los premios obtenidos por escritores coahuilenses de los setentas en los últimos años: Kubla Khan, de Julián Herbert, Premio Nacional de Poesía Gilberto Owen 2003. Cocaína (Manual de usuario) del mismo autor, Premio Nacional de Cuento Juan José Arreola 2005. La Biblia vaquera, de Carlos Velázquez, Premio Nacional de Cuento Magdalena

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

117

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Mondragón 2005. Murania, de Alejandro Pérez Cervantes, Premio Nacional de Cuento Julio Torri 2006. Claridad en sombra, de Carlos Reyes Ávila, Premio Nacional de Poesía Tijuana 2004, refrendado este año por la poetisa saltillense Claudia Berrueto, con su libro Polvo doméstico, en 2009. Ensayista, poeta y narrador, Reyes Ávila obtuvo con su novela Travesti en 2009 el Premio Binacional de Novela Border of Words. Otro lagunero, Vicente Alfonso, con su Partitura para una mujer muerta, obtuvo en 2007 el Premio Nacional de Literatura Policiaca IPAX. Y finalmente, quizá el más prolífico de su generación, el monclovense Luis Jorge B o o n e , q u i e n h a re c i b i d o e n t re o t ro s reconocimientos, el Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo 2005, y los Premios Nacionales de Poesía Joven Elías Nandino 2007, el de poesía Clemencia Isaura 2006 y el Francisco Cervantes 2008.

Legión Y como lo lamentó durante la presentación de la revista el poeta Ángel Sánchez, ciertos rasgos

118


definen a la nueva camada de escritores; en una avidez vampírica aspiran a la poligrafía al abordar diversos géneros, leen más y apuestan por una disciplina férrea y la escritura más que como un pasatiempo secundario, como una ocupación profesional. Ésta es la literatura coahuilense de hoy, presente como pocas en el panorama nacional. Se están tardando los nacidos en los ochentas.

Balas de verdad ¿Para qué la literatura policiaca en un territorio y un tiempo como éste? Si cada mañana al abrir los ojos, con la luz ceniza del día y el ladrido ubicuo de los comentaristas televisivos nos quedamos en silencio, como aquel personaje rulfiano, preguntándonos en qué país estamos. ¿Para qué más cuentos de terror en territorios de lobos? Dos consumados lectores de novelas policiacas se quejaban de sus carencias:

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

119

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


“A la novela policial descuida elementos como el cuidado del lenguaje, la concepción de la forma o el planteamiento de la condición humana”, decía Onetti. Y eso que no conoció a ciertos escritores del norte mexicano… “Un género ingenioso pero sin vida”, lamentaba otro escritor ciego obsesionado con los espejos y los laberintos.

Sombra de la sombra Esto a cuento, porque un 20 de noviembre de hace 20 años murió Leonardo Sciascia. Y es que el género negro no podría entenderse sin la figura de este callado siciliano. El autor de El día de la lechuza más que un observador minucioso de su realidad nacional, fue un hombre decidido a rasgar las cortinas de la automplacencia y los mitos que fundan la noción de un país. Tanto, que muchas de sus novelas hasta parecen ambientadas en México. El italiano logró lo mismo que Faulkner con el sur profundo de Norteamérica, o Rulfo en el bajío mexicano: penetrar descarnadamente en la tiniebla

120


de lo campirano. No ver la parte rural como el edén idílico o la patria de la inocencia y el hogar del buen salvaje, sino como el territorio silencioso y lento donde bulle una subterránea vida turbulenta. En sus historias siempre hay abogados, curas, profesores, agentes judiciales, jueces, políticos. El escritor tijuanense Federico Campbell propone que muchas de nuestras similitudes con Italia provienen de la dominación española que tuvimos en común, la influencia árabe por vía de los andaluces, el tener un sistema penal que, tanto aquí como allá, tuvo su matriz en la Santa Inquisición... en fin.

Infierno grande A Sciascia le gustaba pensar en los pueblos no como espacios vedados a la maldad, sino como lugares donde ésta se manifiesta de una manera extraña, desconocida para el hombre citadino. Universos repletos de indescrifrables códigos como las amenazas anónimas o la vendetta, ominosas señales mediante las cuales el verdugo busca que su víctima empiece a morir lentamente desde el momento en

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

121

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


que recibe el primer aviso. Un desangrarse lento como el sol sobre las piedras de Sicilia o de Durango. La envidia, el incesto, las pulsiones primitivas, el escepticismo, la desconfianza, los equívocos. Sciascia exploró con una linterna sorda los retorcidos pasillos detrás del móvil instintivo: las pasiones de la gente.

Paisaje En muchas novelas de Sciascia no hay crímenes resueltos. Sólo nihilismo y desencanto. Resignación. Silencio. Como en el Eclesiastés, todos los afanes humanos bajo el sol son vanidad pura. Una empresa inútil. Espejismos. Un crimen tapará a otro crimen y aquí no ha pasado nada. En sus últimos años Sciascia lamentó vivir en un mundo donde ya no cuentan las ideas y donde la mentalidad mafiosa había impregnado las formas de gobernar y de hacer política. Y por eso sentía que Sicilia bien podía ser una metáfora del mundo moderno.

122


Vuelos Se esfumó en el aire de pronto, como uno de sus personajes. Era julio de 1944. La derrota nazi era inminente, pero él quería ser un héroe. Alistó su avioneta Lightning P38 para sobrevolar las líneas enemigas y fotografiar los ejércitos alemanes que podrían atacar en cualquier momento. Ésa sería su última misión. Su avión se perdió a menos de 15 kilómetros de las costas de Marsella. Así ingresó Antoine de Saint-Exupéry en la leyenda.

Borrarse Entonces empezaron los rumores. Unos hablaron de una falla mecánica. Otros de un suicidio planificado; un hombre dispuesto a encontrar el último resplandor en las espumas del mar. Otros lo homologaron con Rimbaud, fugado para siempre al oscuro corazón de África en busca del anonimato, comerciando con armas, perdido en el negro continente de una piel, para olvidarse del mundo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

123

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Pasaron los días, las semanas. Entonces el mundo aceptó su pérdida. Lo velaron y le organizaron un funeral sin cuerpo y, poco a poco, con los años, como a tantos y tantos héroes, lo empezaron a olvidar. Sesudos estudiantes de literatura se atrevieron a afirmar en sus tesis que el genio de Saint-Exupéry nunca había existido, que la historia del Principito reinando en un país diminuto no era otra cosa que el impune plagio a la obra de un autor anónimo. Las versiones y las contradicciones se multiplicaron, igual que el éxito de sus libros, traducido a través de las décadas a decenas de lenguas.

Dibújame un naufragio Hace poco más de una década un pescador marsellés encontró entre sus redes no la plata de los peces, sino el oro de una pulsera grabada con el nombre de Antoine de Saint-Exupéry. El pasado, como un barco fantasma, volvió a emerger. Al poco tiempo, un buscador de tesoros dio con los restos del avión, un

124


hallazgo no confirmado, hasta que en 2003, un submarino recuperó algunos trozos del avión; tenían el mismo número de serie del Lightning P38 del escritor.

Derribar los propios héroes Saint-Exupéry conoció muy joven os aviones y se prendó de ellos. En 1926 publicó su primer libro, El aviador, seguido de Vuelo nocturno, en 1931, con prólogo de André Gide. Su fama comenzó a rebasar sus propias aspiraciones. Cada vez volaba más; Como piloto de correos o para escapar. En tierra escribía, en el cielo arriesgaba. Por ello, luego de haber publicado El Principito, y de ganar varios premios literarios con Tierra de hombres, logró que las milicias francesas lo enrolaran para enfrentar a los alemanes. Hace algunas semanas el alemán Horst Rippert, de 88 años, reconoció ser el autor de los disparos que abatieron el avión pilotado por el literato francés. El hombre lo ha declarado: “Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry.”

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

125

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Rippert siguió al avión francés, lo alcanzó con varios impactos y lo vio caer sobre las aguas del Mediterráneo sin saber qué había ocurrido con el piloto: “Fue después cuando supe que era SaintExupéry. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos.” Extraña manera de manifestar admiración a un escritor querido.

La vida de los otros Un 5 de marzo, pero de hace 60 años murió Edgar Lee Masters. Existen pocos ejemplos tan controversiales del tipo de escritor que hace historia con un solo libro, imaginen un exitoso abogado de Chicago que escribe en sus ratos libres, casi por pasatiempo. Pero hacia 1914 da un giro en su búsqueda y decide concentrarse en las experiencias que vivió de niño en la zona rural de Illinois. Y empieza

126


publicando bajo el nombre de Webster Ford en un diario de St. Louis, Missouri. Éste sería el germen de la Antología de Spoon River, publicada por primera vez en 1915.

Las voces del río La antología consta de más de 200 poemas escritos como epitafios de un cementerio ubicado en la colina de un ignoto y tradicional pueblo del Medio Oeste. Escrito en verso libre, cada muerto relata en primera persona como fue su vida mediante un lenguaje llano, sarcástico, cruel y a la vez humorístico. De forma desnuda, como un monólogo amargo, el conjunto se convierte en un revelador fresco sobre el paisaje, las costumbres y las personas. El autor enfrenta opiniones cáusticas de cada personaje, enhebra 19 historias y más de 244 personajes con sucesos entretejidos, a través de observaciones psicológicas, morales y religiosas, que desembocan siempre en la miseria y la vanidad de casi todas las empresas humanas.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

127

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Mirada y memoria El impacto del libro fue inmediato y sorprendente. La crítica estadounidense de entonces no dudó en calificar a Lee Masters como un “hijo natural de Walt Whitman”. Hasta el pendenciero Ezra Pound, declaró que “finalmente, América había descubierto a un poeta”. Otro de los logros del libro fue que se volvió inmensamente popular no sólo en los medios literarios, sino en el lector común, algo inusual para el género poético. Lo insólito —aquí empieza el misterio y la controversia— es que luego de 1915 y durante el resto de su longeva vida, Lee Masters volvió a la mediocridad inicial, por más que intentó sin éxito una continuación del “nuevo” Spoon River en 1924 ¿Qué fue lo que sucedió?

Conjeturas 1. La Antología de Spoon River fue escrita en un estado de trance, al estilo de Yeats, que le valió, según la leyenda, varios colapsos nerviosos.

128


2. Se sospecha también la apropiación de un manuscrito de un autor desconocido. Según sus críticos, Lee Masters habría transcrito y recreado un trabajo encontrado en alguna de sus diligencias legales. Por su profesión de abogado, se mudaba de pueblo en pueblo, estando en contacto con papeles sucesorios, con lo cual no sería nada extraño un hallazgo de esa naturaleza. Esto explicaría la infructuosa continuación que quiso darle a la Antología... en 1924, fallida y sin el poderío de la primera versión. Aquí es donde empieza la leyenda, donde se sitúa el misterio y el trance de la literatura: si Lee Masters no fue un ladrón, quiero pensar que abrevó en ese río, en esas voces venidas de misteriosas regiones, maceradas en oscuros procesos, corrientes subterráneas de música. Contar cantando o hablar como se habla en los sueños, un palpitar venido de quién sabe dónde.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

129

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El viajero inmóvil Hace ya 160 años que nació en Edimburgo Robert Louis Stevenson, uno de los fabuladores más influyentes en la literatura de todos los tiempos.

Disnea Rehén de un síndrome común en muchos escritores, el escocés fue arrojado desde la infancia a la vida contemplativa por el sinuoso camino de la enfermedad. Un muchacho común que por seguir el dictado familiar estudió ingeniería para luego definirse por el camino de las leyes. Fue alrededor de los 20 años cuando los síntomas de la tuberculosis que lo seguiría toda la vida empezaron a manifestarse. En el vendaval de la enfermedad, durante un viaje a Francia, conocería al amor de su vida. Una mujer casada originaria de Indianápolis, de nombre Fanny Osbourne. Una aventurera cómo él que regresaría a su país para divorciarse y casarse dos años más tarde con el incipiente escritor.

130


Convalecencia La literatura fue el mayor consuelo y medicina de Stevenson, quien no dejó de escribir ni cuando apenas podía mantenerse en pie. Tuberculosis y alcohol fueron la combinación que destruiría su cerebro muchos años después. Y paradójicamente, fue la enfermedad el estado que detonara el territorio mental que comenzó entre las sábanas de la convalecencia para escapar de su habitación, para inventarse otra vida más allá de esa vida de hombre postrado —como un indomable pirata— allende los límites físicos y los traicioneros mapas del cuerpo, como un navegante en el blanco espacio de la primera página del mundo.

Viaje Así, antes de morir en Samoa a los 44 años —hasta allá iría a visitar su tumba muchos años después un agonizante admirador suyo, el escritor francés Marcel Schwob—, Stevenson dejó sus crónicas de viaje, ensayos, novelas históricas y de aventuras. Su amplia obra tuvo continuidad en autores como el ruso Joseph Conrad, los ingleses Chesterton y

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

131

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Herbert George Wells, y en ese escritor argentino partido en dos: Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges. Stevenson fue un viajero de la mente, un aventurero de la fabulación. En su novela El extraño caso del Dr. Jekyll & Mr. Hyde, habló, entre otras cosas, de la escisión de la personalidad como sublimando en esa oscura fabulación el drama del hombre derrotado por la enfermedad que era y el aventurero incansable que siempre quiso ser. Eligió la literatura como una indomable nave para un viajero inmóvil.

El gesticulador Hace ya más de 100 años que nació el dramaturgo, poeta y ensayista mexicano Rodolfo Usigli. Considerado de manera unánime como el padre del teatro mexicano moderno, su vasta obra se ha ido disolviendo en el olvido de las nuevas generaciones.

132


Ser o no ser Hijo de la astrohúngara Carlota Waimer y del italiano nacido en Argelia, Alberto Usigli, el futuro dramaturgo nació en la populosa calle de San Juan de Letrán, en una vecindad donde luego se habilitaría el famoso “Cine Teresa”. Miope de nacimiento y huérfano temprano de padre, aprendió el idioma inglés de manera autodidacta: así pudo leer en su lengua a Shakespeare, George Bernard Shaw y T. S. Eliot. Representante de una apuesta radical por la formación, en alguna parte de sus memorias recordó haber leído “entre 1925 y 1931, un promedio de cuatro piezas diarias originales o traducidas del francés, además de Shakespeare y los clásicos griegos.” Disciplina que se antoja descabellada hoy, que cualquiera se siente con las ínfulas para escribir sin conocer siquiera lo más básico del teatro universal.

Hacia un teatro de ideas Desde joven, cuando quería ser novelista, se dispersó por las compañías y las puestas en escena. Ya como

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

133

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


un autor maduro alcanzó a vislumbrar: “Vivimos en una época poco favorable al teatro porque es una época poco favorable al hombre”. Usigli fue un reformador radical del arte dramático en el sentido de primero conocer y luego sacudir sus anquilosadas formas. En sus obras nunca se propuso poner palabras en los labios de sus personajes, sino ir más allá: insertar pensamientos. No cayó en la trampa de pensar por los personajes, sino de pensar en ellos. A través de sus obras —como Paz en sus ensayos— logró uno de los más profundos análisis del ser mexicano. Quizá esa agudeza provino de sus orígenes. Sólo así pudo mirar a México como si fuera y no fuera mexicano.

El novelista Reconocido unánimemente como dramaturgo, con una obra poética cuasiolvidada, también fue narrador. Su novela Ensayo de un crimen, llevada al cine por Luis Buñuel con Miroslava y Ernesto Alonso en los papeles estelares, es la primera novela

134


urbana que logró reconstruir los espacios de la ciudad de México. El mismo año de su edición publicó El gesticulador; la había escrito en 1938 y tendría que esperar hasta 1947 para verla en escena debido a la censura. Como él mismo lo contó, el día de su estreno, Diego Rivera lo elogió con su áspera lengua: “Usté tiene unos… que le arrastran”. Pocas obras, incluso de la novela posrevolucionaria, ahondaron tanto en los sótanos del alma de los caudillos embelesados en la locura del poder. Se sabe que inició una novela sobre el grupo de “Los Contemporáneos” que se llamaría Inteligencias estériles, Octavio Paz —siempre tan omnisciente, siempre tan truculento— lo disuadió para que no continuara con su escritura. La obra nunca fue publicada.

Epitafios A Usigli le preocupó la muerte desde muy temprano. Espíritu teatral como era, escribió varios epitafios buscando el que mejor lo dijera. En 1979, año de su muerte escribió:

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

135

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Rodolfo Usigli nació a pesar suyo y del mundo entero. Vivió, dio todo lo que pudo en la vida. Murió sin haber hecho lo que quería. Muchas gentes lo odiaron sin conocerlo. Unas cuantas, muy pocas, lo amaron conociéndolo. Quiso volver a la tierra y espera de pie el fallo del futuro.

Inquieto, tiempo después, pidió que éste fuera el definitivo: “Aquí yace y espera R. U. Ciudadano del Teatro”. Una vez más, el mundo se interpuso entre la poesía y la voluntad; desde el 18 de julio de 1979 sus restos reposan desnudos de palabras en un panteón horizontal donde están prohibidos los epitafios.

Melville, el escribiente ¿Quién fue Herman Melville? marinero del Pacífico y los mares del Sur, oscuro oficinista y mediano profesor, pero sobre todo, incansable navegante del

136


alma humana, anónimo ciudadano con oficio de escribiente.

Islas para naufragar ¿Tienen algo en común la actual música electrónica y las antiguas aventuras de un ballenero en los mares del Sur? Veamos… Sabiendo que nunca podría ir a la universidad, el autor de Billy Budd se embarcó a los 19 años, decisión que lo alejaría durante mucho tiempo de tierra firme y lo sumergiría en la desmesura de esa forma de vida. En 1841 dejó para siempre el ballenero donde había navegado durante más de un año y medio para irse a vivir entre caníbales. De ahí escapó en un barco mercante para alcanzar las costas paradisíacas de Tahití, donde estuvo preso antes de poder regresar a América, tres años después.

Derivas de tierra firme Para el precoz marinero no fue el agua sino el fuego el elemento que le ofreció su primer naufragio: luego de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

137

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


un puñado de libros sobre sus aventuras en el mar, que le redituaron un regular éxito económico y un fugaz reconocimiento como autor, un incendio en los talleres de su editor lo alejó de nuevo de la literatura, llevándole a desempeñarse como un modesto empleado en la aduana de Nueva York. Contrario a lo que se piensa ahora, su obra cumbre, Moby Dick —dedicada a su amigo y mentor Nathaniel Hawthorne, autor de La letra escarlata— fue un estrepitoso fracaso comercial. Nadie supo o quiso ver que detrás de aquel capitán empecinado en pos de un animal monstruoso se encerraba una exploración de las profundidades de la maldad tan inabarcable como incomprensible, una historia que usaba como telón de fondo el mar para reflexionar acerca de la inutilidad de la venganza y los extraños resortes de la locura.

Donde los sabios se retiran Su obstinación de proseguir con las reflexiones en torno a los temas metafísicos y la soledad absorbieron

138


sus preocupaciones literarias, apartándolo aún más de un público ávido de sencillas novelas de aventuras. Al igual que su personaje Bartleby, Melville fue disolviéndose poco a poco entre el feroz rumor de la ciudad, el anonimato y el silencio. El entierro de quien ahora se considera un autor fundamental de las letras americanas, en 1891, pasó desapercibido. Exceptuando su bíblica saga sobre la gran ballena blanca, el resto de su obra permaneció sumida en el olvido hasta entrada la segunda mitad del siglo XX. . Hoy, más de un siglo después de su muerte, su bisnieto, un exdj neoyorquino dedicado a la música, centrado en las fusiones y posibilidades de los sonidos sintéticos —como un ballenero a través de un inabarcable mar sonoro— triunfa en la industria llamándose a sí mismo Moby, a manera de homenaje a su malhadado abuelo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

139

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Lecturas del dosmilnueve (1) El feroz año terminó y dejó su reguero de papeles. Palabras grabadas a fuego. Páginas olvidadas, olvidables. Saldo de ese remolino quedaron libros fundamentales. Voces que hicieron más llevaderas las pausas,máshabitableelsilencio.

Bálsamo y balsas No son todos los que deberían. Ni están todos los que son. Las pupilas se ciegan con la luz del invierno y la memoria es una coladera, un follaje agujereado por la luz del cielo. Empieza el recuento: 1. La vida, instrucciones de uso, de Georges Perec: uno de los escritores franceses más ambiciosos propone en esta novela-rompecabezas llegar a los límites de la descripción mediante el minucioso registro de la vida, la historia y los espacios de un gigantesco edificio parisino, además de desgranar con suma malicia la historia de una venganza. Uno de los autores más admirados por Vila-Matas y Roberto Bolaño.

140


2. El palacio de la luna, de Paul Auster: este viejo neoyorquino de rara mirada demuestra una vez más ser un estupendo contador de historias. Apartado de las sesudas novelas-ensayo, el autor de Leviatán maneja con maestría de viejo titiritero la vida de personajes huérfanos buscando un padre. Los últimos cuatreros del viejo oeste, el fantasma del genio Nicola Tesla, y el amor de una mujer china, recorren todo el Siglo XX de la escabrosa mano del azar.

Orgullo y prejuicio 3. El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald: decía Carlos Fuentes, en uno de sus escasos momentos de lucidez, que esta novela era el equivalente al Quijote para la literatura americana. Yo, que nunca le creí a Fuentes, lo atribuí a otra de sus exageraciones. Y ahora, gustoso, le doy la razón. Por su potencia y su poesía, por su complejo conocimiento de la condición humana y por el decantado oficio de narrar que derrocha su autor, esta historia de amor, tragedia y esplendor es un libro imprescindible.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

141

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


4. Armería. Un libro vaquero, de Javier GarcíaGaliano. Este narrador mexicano, traductor del alemán y amante del western, las fotonovelas y el futbol, con paciencia de entomólogo de hombres, nos cuenta a través de su precisa e irónica prosa, las correrías de un grupo de bizarros bandoleros en el sur mexicano. Una historia anómala para estos tiempos de narco: un western con pistoleros mestizos por los llanos de Colima a principios del siglo pasado. Si alguien quiere acercarse a la obra de uno de los mejores prosistas mexicanos de las últimas décadas, no se pierda este libro, o cualquier otro de su autoría, garantía de gran literatura: Confesiones de Benito Souza, vendedor de muñecas, editado por Aldus, e Historias de Caza, en Editorial Ficticia.

El siglo de Onetti Nocturno y trasgresor, Juan Carlos Onetti (19091994) hubiese cumplido por estas fechas 100 años de escepticismo, desencanto y literatura. Considerado

142


el primer novelista moderno de nuestra lengua por muchos, y ensombrecido por la fama de los hijos del boom, que lo idolatraron, su aniversario es un buen pretexto para revalorar su legado literario a través de estos siete momentos: 1. No había cumplido los 30 años cuando escribió su primera novela El pozo, pero extravió los originales y tuvo que escribirla nuevamente. Se publicó en 1939 y, casi todo su tiraje de 500 ejemplares impresos en papel estraza y con un falso Picasso en la portada, quedó olvidado en las bodegas y los estantes durante más de dos décadas. 2. Aunque pocos se han atrevido a identificar a Onetti con el “realismo mágico”, hay que advertir que en La vida breve y otras novelas, sus personajes “realistas”, cuando se sienten perseguidos, se refugian en Santa María, su ciudad imaginaria. 3. Aun y cuando entre los personajes principales de Onetti haya un proxeneta (Larsen), llamado “Juntacadáveres” por contratar a prostitutas envejecidas para un burdel que escandaliza a la buena sociedad sanmariana, como escritor fue uno de los más pudorosos. Jamás se encontrará una palabra cruda en sus cuentos, novelas y ensayos.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

143

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


4. Una vez le preguntaron por qué sólo salvaba a los adolescentes en sus libros. “Porque al ser humano lo destruyen la política y el matrimonio”, contestó él, quien se casó cuatro veces. 5. Antes de su exilio en España, a mediados de los setenta, Onetti fue a la cárcel en su país por haber participado como jurado en un concurso de la revista Marcha y haber premiado un cuento de su compatriota Nelson Marra, donde el personaje principal era un torturador. 6. Cuando le concedieron el Premio Cervantes en 1980, un periodista español le preguntó qué significaba el premio para él: “117 mil dólares”, contestó. 7. Por decisión voluntaria, Onetti se pasó los últimos cinco años de su vida en cama, vuelto hacia la pared, ignorando la luz de la calle y las plantas que dispuso su esposa en el balcón de su casa. Delante de él, en la pared, hubo siempre un retrato de Joseph Conrad.

144


El libro de las mutaciones “Decidí que mi tema eran las transformaciones… Ahora me siento ganado por lo inmóvil”: así signa la voz de su más reciente obra el poeta Julián Herbert. Un libro deslumbrante, donde cada palabra es un túnel desembocando en distintos parajes, una perpetua mutación, una manera agridulce de enunciar la orfandad del soldado, la intemperie del amante.

Arte marcial Desde hace años ya es deporte del mundillo cultural despotricar contra Julián Herbert: “Nos disparan por disciplina”: describe el autor de Pastilla Camaleón como quien mira pasar una nube. En un entorno cifrado por el ninguneo y la mezquindad, donde es rarísimo y hasta anómalo que un creador manifieste la profunda admiración por la obra de uno u otro autor, en fin, dentro de esa suerte de farándula ranchera del arte, libros como Pastilla Camaleón vienen a devolver la fe en la escritura y,

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

145

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


más aún, en un género tan abusado y tan traicionado como el de la poesía.

Hasta la sobriedad Desde la voz que busca a su padre, el huérfano que mastica el silencio de las musas y la maldición de los pájaros, o el padre ausente que, como en aquel cuento de Bradbury mira sus tatuajes cobrar vida, el autor de Un mundo infiel, dueño de un oficio decantado hasta la transparencia de la oralidad diaria, transmuta sus preocupaciones como soldado y alquimista, como turista del caos y asesino de los propios recuerdos. Porque escribir es cribar: “Ahora que vivo, fumando en la sala de espera de una revelación.”

Suburbio de una bala Alguno dijo que sólo había dos temas en la escritura: el amor y la muerte. Deambulando en los laberintos circulares del estupendo volumen cuidado por Editorial Bonobos,

146


el poeta fragua el espejismo y la asfixia: canta el resplandor y la ceguera resultante: “Helena es una mortaja, lo notamos casi nunca. Su belleza conmemora su coartada”.

Esto no es una elegía Porque el poeta se atraviesa y se traviste. Peatón y fabricante de máscaras. Un jinete cabalgando hacia la noche, con bata de loco bajo la armadura abollada por los sables mongoles, el rencor del fuego griego y los arcabuces del rey católico. El poeta mira la historia desde un estadio de ruinas. La cima del libro: “Batallón San Patricio” un canto que pudiera ser lo mismo el balbuceo moribundo del domador de caballos —domador de cabellos— arrastrado ante las murallas de Troya, el soldado ruso entre los escombros de Berlín, o el adolescente latinoamericano en las guerras de hace 30 años, en las guerras del ahora:

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

147

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


(...) Capitanes y tenientes travestidos de doctores curan mapas. Trazan parques de atracciones en el tiempo. (…) Yo soy la soga, larga almendra de la asfixia, deshielo de gravedad (…) De mí todo se tensa, Todo vuela hacia abajo todo es yodo labial, todo babea. Ideas baten el aire como si el balanceo fuera a sanarlas. (…) Ahora mi cuello sabe cuánto pesa una canción.

Ese oscuro lugar (1) Abordar la idea de la muerte en la literatura implica querer responder una de las preguntas fundamentales

148


de cualquier época, cultura o creencia. Es por ello que quizá ante el supremo enigma la escritura no sea otra cosa que un estéril intento más del hombre por perpetuarse, aunque sólo sea a través de su obra.

Un autor, un muerto David Foster Wallace, considerado por muchos el mejor cronista del vacío americano, apareció ahorcado en su domicilio el pasado septiembre. Tenía 46 años. “Entre la gente de mi edad hay una sensación de malestar y tristeza”, le habían oído decir con frecuencia los alumnos y colegas del escritor avecindado en California. Nacido en Ítaca, Nueva York, hijo de profesores universitarios, sus primeros libros fueron escritos cuando tenía veintitantos años, llamando la atención por la fuerza incendiaria de su lenguaje y lo radical de sus planteamientos literarios.

El americano imposible El interés por la obra de Wallace mutó a celebración unánime cuando apareció en 1996, su monumental

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

149

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


La broma infinita, armatoste narrativo de más de mil páginas. El consenso, sobre todo entre los escritores de su generación, fue que se trataba de la novela más audaz e innovadora escrita en los Estados Unidos en la década final del siglo XX. Un logro nada pequeño en una tierra de gigantes con la estatura de Thomas Pynchon, Phillip Roth o Don DeLillo. Hijo de la posmodernidad al fin, sus estructuras narrativas fueron consecuencia de una reinvención de los códigos estéticos de las generaciones precedentes, una prosa tentacular que buscó el mimetismo con los sistemas del modelo cultural actual: el vértigo de las comunicaciones, el exceso de la información, la influencia de las grandes corporaciones sobre el minúsculo individuo, el poder de los iconos de la cultura pop, la ubicuidad de la industria del entretenimiento, el cine, el deporte y la música, así como la amenaza omnipresente del terrorismo.

La broma infinita Publicada cuando el autor contaba con 33 años y ambientada en el año 2025, La broma infinita plantea

150


un entrecruzamiento vertiginoso: de las matemáticas al deporte, pasando por el uso de las drogas, la estética del grunge, la filosofía y el cine. A través de un poderoso uso de lenguaje, esta novela lleva a cabo una despiadada disección de nuestra época, al mismo tiempo que se propone como un conmovedor retrato de la soledad del individuo. Sin duda, una de las intuiciones más iluminadoras de Wallace es su lúcida percepción del papel de los medios audiovisuales como una de las formas narrativas del futuro. Nuestra relación con la realidad está violentamente mediatizada por el impacto de los medios visuales y la tecnología, sobre todo la televisión. Creo que la literatura seria mantiene una relación sumamente compleja y ambivalente con la industria del entretenimiento en general.

Solía decir. Pero, otra vez, el enigma: ¿Qué provocó que un autor en la cima de su arte tomara su propia vida?

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

151

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El siglo de Sábato Autor de la famosa reflexión: “La razón no sirve para la existencia” y prófugo de la ciencia, el marxismo, el existencialismo, y demás “ismos” que contaminaron la literatura del pasado siglo, el casi centenario escritor argentino cumplió este 24 de julio 99 años.

El lado oscuro Nacido en la provincia argentina, este sombrío personaje fue un escritor tardío. Publicó su primera novela después de los 30 años. Hacia 1948, la tenebrosa trama de El Túnel, historia que engarzó como nunca antes la delicada frontera entre el arte, la locura y el crimen, fue festejada con entusiasmo por autores como Albert Camus. Existen hasta donde sé, dos versiones cinematográficas de este libro: una argentina, de alrededor de 1950. Y una norteamericana, de los ochentas, donde el actor Peter Weller (que luego haría de Robocop) encarna al desquiciado pintor Juan Pablo Castel.

152


Volver jamás Dicen que uno se debe también a sus renuncias. Como muchos escritores de su tiempo, Sábato se vio influenciado por el triunfo de la Revolución Rusa y la esperanza que traía consigo la Guerra Civil Española. Aterrado ante los crímenes de Stalin, fue de los primeros en denunciar las monstruosidadades incubadas con los pretextos de la ideología. Pero ahí no terminaron las dimisiones, doctorado en física y ayudante en el laboratorio “Curie” de París, el escritor austral empezó a cuestionarse el sinsentido de la ciencia en un mundo cada vez más vulnerable a la amenaza nuclear y el culto a la tecnología. Fue la segunda abdicación.

Informe negro Tuvo sus acercamientos con Borges y con Bioy, por quienes siempre demostró admiración a pesar de sus diferencias políticas. Tardó muchos años en publicar su segundo novela: la sombría Sobre héroes y tumbas (1961), calificada por muchos como la mejor novela argentina del siglo XX. Alejado del esteticismo,

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

153

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


provisto de una prosa desnuda, y hasta cierto punto fría, Sábato buceó en las alcantarillas de la maldad humana a partir de una anécdota policial. En alguna ocasión declaró que su libro había sido publicado gracias a que su mujer salvó varias veces el manuscrito del fuego, a donde lo había condenado el autor. Sábato siempre dijo que toda esa oscuridad, toda esa terrible historia de incesto y asesinato padecida por el clan Vidal, provenía de las regiones más oscuras del subconsciente.

Exterminio Luego de volcarse al ensayo, donde cuestionaba el incipiente culto a la tecnología, tachado de retardatario —Hombres y engranajes, Uno y el Universo— en 1974 volvió para contar su última y apocalíptica profecía de ficción: Abaddón el exterminador. Fue ahí donde se volcó a la experimentación de la metaliteratura, y donde a medio camino entre el ensayo filosófico y la novela histórica predijo el baño de sangre en que se sumiría su país durante los años subsiguientes.

154


La resistencia Candidateado en muchas ocasiones al Nobel —del que ha dicho es “el premio más municipal del planeta”— en sus últimos años Sábato renunció de nuevo. Abandonó la literatura para dedicarse a una de sus pasiones más tempranas, la pintura. Y sólo volvió a escribir una especie de testamento literario dedicado a su público más amplio, los jóvenes: Antes del Fin y La Resistencia. Hoy, sumido en una especie de anarquismo cristiano y casi ciego, este autor fundamental sobrevive alejado, sólo para emerger de vez en cuando y sacudirnos con sus palabras: “La vanidad es tan fantástica que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados.”

Nadie te violentará como yo ¿Qué es la pasión amorosa sino un violento ímpetu por apoderarse del objeto amado?

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

155

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Un continuo intento del amante por apropiarse de esa mirada sólo para sí. Pretender la atención y la vida del otro como un espejo atroz y portátil, una oscura laguna gemela donde contemplar el resplandor y la asfixia.

Yo / Carnicero En su deslumbrante primer libro de poemas, Mercedes Luna asume la naturaleza predadora del amante, el palpitar vampírico dormido al acecho de palabras dulces y miradas de terciopelo. Mercedes nombra el hambre surgida al amparo de una visión, o el rencor erguido como un bosque tras la separación irremediable: “tu cálculo fue /armar los barrotes /en que ahora me sostengo”. Más que una retahíla de lamentos, este libro se propone como un valiente manifiesto que busca desmarcarse de la visión autocomplaciente, victimista o edulcorada del amor, habitual en la poesía femenina de nuestras tierras; erigiéndose como el canto amargo y lúcido de una sobreviviente.

156


La misma que se asume firme en la soledad, con los sentidos vueltos un territorio donde florecen, como flores tóxicas, visiones y sensaciones nuevas: “mi letrero se mueve /a veces / con el aire”.

Road trip “Su cuerpo una carretera / que accidentó a mucha gente / su amor un huérfano herido / siempre buscando pariente…” canta el maestro Rubén Blades en su disco Mundo. Yo / Carnicero, alejado de las estridencias y centrado en la concisión, es un acto de fe, pero también un diario de viaje; Mercedes traza como Blades el sinuoso mapa de las caminos que van del resplandor a la orfandad y del estupor a la intemperie, narrando la odisea de los que se disponen al amor a ciegas y temblando, como la de los que regresan mutilados de esa guerra:“avanzo / y me pierdo de ti / me pierdo de mí”. Porque el amor nos vuelve otros, el amor confunde, el amor separa. Y el vértigo, la única permanencia de los andenes y los adioses:

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

157

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


“los sueños son hologramas/que me esquivan /veloces autos incendiados”. Cuerpos como trozos de papel en que los amantes combaten. Diferentes gotas de una misma tempestad. Miradas como arpones. Amantes carniceros que se arrancan los pedazos de su vida con la parsimonia de mujeres que arrancan sus cejas.

Porque llevamos el fuego Un hombre conduce a su hijo hacia la costa a través de una tierra devastada. Hacia el sur, a pie, empujando un carro de supermercado, atravesando bosques calcinados y ciudades fantasma. ¿Por qué? ¿Qué espera encontrar ahí? El hombre no lo sabe, sin embargo su único objetivo es alcanzar ese lugar impreciso.

158


Horizonte No conocemos el nombre del padre ni el del chico, pero eso no importa porque ambos habitan un mundo que tiende a extinguirse, y en el que las palabras ya no sirven para nombrar las cosas. Hace frío, llueve casi todo el tiempo, la ceniza cubre la tierra, contamina la atmósfera, el agua y la comida escasean, hay hombres que comen hombres, que comen niños para sobrevivir.

Meridiano de ceniza Después de la vertiginosa Meridiano de sangre y la estremecedora Todos los hermosos caballos, Cormac McCarthy se sirve de una facultad sobrenatural para perturbar: a lo largo de toda la lectura subyace una vibración hipnótica que atrapa al lector desde la primera página y consigue dominarnos, suspender nuestras funciones anímicas; y cuando ya nos tiene atrapados, sin capacidad de decisión, nos sacude con una descarga de violencia o de ternura que nos sobrecoge.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

159

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Largo y sinuoso camino El yermo desolado que padre e hijo atraviesan es el tercer protagonista de la historia, aunque tampoco sepamos su origen. Pequeñas pistas a lo largo del texto, apuntan hacia una catástrofe que terminó con la vida en el planeta. Otro rasgo magistral de esta novela —que ya ha sido adaptada al cine— es su lenguaje sombrío: reflejo de ese mundo sin futuro, se vuelve incisivo, parco, se aleja de cualquier intento de embellecer, pero preservan, a pesar de ello, cierto grado de tétrico lirismo, como los paisajes desolados y cubiertos de ceniza que los protagonistas atraviesan en su éxodo.

El fuego En distintos momentos de La Carretera, sus dos protagonistas dialogan sobre el fuego. Este elemento lo es todo: la sabiduría, la entereza, la honestidad, la rectitud, la justicia... El fuego los resguarda y los conduce, es una pertenencia que los define y les ayuda a no perder la esperanza. Porque, en definitiva, no se trata de llegar a un mundo mejor,

160


sino de ser mejores en cualquiera de los mundos, incluso en el infierno que nos ha tocado habitar. Porque en todas las edades de la humanidad, quien posee el fuego posee la verdad y posee el futuro: “Y no nos va a pasar nada malo. / Desde luego que no. / Porque nosotros llevamos el fuego”.* Así es. Porque llevamos el fuego.

La balada del vampiro Este 2011 conmemora un siglo el amargo pensador de origen rumano Emil Michel Cioran, quien rumió en francés al mundo su amarga visión sobre la futilidad y la sinrazón de casi todas las empresas humanas.

Vampyr Nacido en un pueblo de la región transilvana e influenciado indudablemente por la dura mirada de los filósofos alemanes Federico Nietzsche y Arthur Schopenhauer, Cioran conocería en la Universidad *McCarthy, Cormac, La carretera, México, Mondadori, 2007, p. 96.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

161

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


de Bucarest a personajes que fueron fundamentales en su formación como el padre del teatro del absurdo Eugene Ionesco y el estudioso de la historia de los mitos Mircea Eliade. Fue en esa época cuando tuvo sus coqueteos con las tendencias fascistas y los grupos de derecha, hechos de los que no se cansaría de arrepentirse en su madurez. Y aunque nunca se propuso ser un filósofo formal, abordó en sus obras la cara negra de la existencia humana: reflexionó sobre el imperio del absurdo, la inevitable decadencia, la presunta validez de la historia, los mecanismos del aburrimiento, o los sutiles resortes de la soledad, convirtiéndose en uno de los pensadores más pesimistas de todos los tiempos.

La razón como enfermedad Cioran utilizó su afilada lucidez para desgarrar y cuestionar todas y cada una de las supuestas conquistas del espíritu y del desarrollo humano. Bautizado por sus críticos como un filósofo “lírico” o “sin sistema”, nadie fue mejor para

162


refutarlo que él mismo, quien llegó a establecer agudos razonamientos andamiados en un puñado de premisas contradictorias. Curiosamente, uno de los personajes más opuestos en el espectro de su pesimismo, fue el filósofo peninsular Fernando Savater, uno de sus primeros traductores al español. Como un Diógenes moderno, el rumano fue un intenso agitador intelectual, ávido siempre de la polémica y la discusión, amparado en la espinosa doctrina de su cinismo.

Los abismos cotidianos La sensación de vacío y sinsentido que cifró toda su vida se vio aligerada por el oficio de escribir. Sin embargo, y a pesar de su amargura, su obra parece animada por una nerviosa energía que quiso agotarse en infinidad de temas. Como una enciclopedia hundida en vinagre o un diálogo a latigazos. Armado con aforismos como dardos envenenados, se jactó alguna vez de que sus libros estaban hechos para “hacer despertar” ¿Pero a qué? ¿A quiénes?

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

163

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Crítico acérrimo de la cultura occidental clásica, su pensamiento y su discurso siempre prefirieron ser fragmentarios, discontinuos, contradictorios… de ahí quizá su predilección por comunicarse a través de las compactas y punzantes púas del aforismo. Nihilista amargo e irónico, se dio permiso para amar la música —Bach sobre todo— y mostrar su admiración por autores como Mallarmé o Jorge Luis Borges, a quien dedicó uno de sus postreros ensayos “El último delicado”, donde realiza un abordaje filosófico del argentino a través de un inusitado sentido del humor. Rabioso agnóstico, aunque toda la vida reflexionó y bravuconeó en torno a la idea del suicidio como una posibilidad legítima y deseable, a la larga, su prolongada existencia acabó por desdecirlo: vivió y murió hasta los 84 años.

164


Una idea en cada párrafo Décadas antes de que Norteamérica reclamara la paternidad del New journalism, vía la obra del refinado Tom Wolfe o el polémico Capote, existía ya en Latinoamérica una poderosa tradición de la crónica como un género literario que le tomaba el pulso a la terrible realidad de la época.

Todas las voces Antes que novelista, académico o ensayista, Tomás Eloy Martínez fue un periodista imantado por una insaciable sed de narrar. De consignar por medio de sus novelas y reportajes, de sus terribles visiones del continente y de Argentina, un país que padeció fascinado, revelando para sus lectores la intuición de que la historia no es sólo aquello que se cuenta del pasado, sino también los detalles que calla, los territorios marginales que aguardan las claves secretas de un suceso. Es importante lo que vemos, pero más importante, lo que no vemos.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

165

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Consignarlo todo Para el autor de Santa Evita, su concepción del periodismo escrito se reveló primordialmente como una responsabilidad para con el lenguaje, es ya famoso su aforismo: “Un dato en cada línea. Una idea en cada párrafo”. Agudo observador de su tiempo, asumía sin embargo que si de la redacción de “el más anónimo de los boletines” podría resultar una poética, era razón suficientemente relevante para informar con la más transparente precisión acerca de los acontecimientos fundamentales de cada día.

Mirar desde el vórtice Apasionado seguidor de Borges, suscribía al lado del poeta ciego que “en algún instante decisivo, la suerte de un hombre resume la de todos los demás”. Porque para el autor de La mano del amo, el periodismo se trataba de eso; de encontrar el conflicto de fuerzas que desatan las acciones y reacciones del hombre implicado en el acontecimiento real, una mirada que revelaría las verdaderas implicaciones sociales, políticas y culturales de cualquier hecho.

166


Como consignar el aleteo de una frágil mariposa para revelar la fuerza feroz de la tormenta.

Obsesión En las novelas y reportajes del cronista convergieron siempre temas esenciales y recurrentes: el exilio, las cloacas comunicantes del ejercicio del poder, los espacios abandonados después del exilio; símbolos de una memoria. Y sobre todo, los procesos de derrumbe de sus personajes, convertidos en una especie de tránsito o “pasión”; ejemplo de sus últimas novelas El cantor de Tango de 2004, y Purgatorio de 2009, reflejo también de su propia enfermedad. En esta oscura época en que legiones de personajes entienden el ejercicio periodístico como el tráfico del elogio fácil, de una retórica tan abstracta como hueca, o del dulce arte de no decir nada, declaró durante su curso en la Fundación para el nuevo periodismo, apenas en abril pasado: “El periodismo no es un acto de narcisismo, es un acto de servicio, servicio a la comunidad, servicio a los demás, de servicio a la verdad”.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

170

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Sabios de Gomorra Libros que te sumen en un torbellino feroz e indescriptible. Páginas que te cuestionan como escritor y sacuden todos tus paradigmas. Escasos brillos de un oficio magistral entre una avalancha de lodo. Contados libros así a lo largo de la vida.

Volverse sal Acabo de encontrar un libro así. Libros que te devuelven la fe en la literatura y al mismo tiempo te vuelven descreído ante los escritores. Ya muchos han ponderado la valentía del joven escritor Roberto Saviano para escribir un libro como Gomorra; el observador acucioso que mira de cerca los espirales de lo terrible y los consigna, uno a uno, de manera impecable. Sin embargo, siento que todo el ruido mediático en torno a la condena fatal sobre el autor, como en su tiempo sucedió con Salman Rushdie, una espada de Damócles que lo obligó a vivir huyendo durante años, ha ocultado el valor fundamental de un libro como éste.

168


Lluvias de azufre Uno mira las fotos de Roberto Saviano y ve el rostro imborrable de un hombre que ha contemplado de frente el caos y el horror, una mirada directa y plena de resignación, una cierta hermosura resultante de la orfandad ante el absurdo. Él mismo lo ha dicho: “He tenido que ir hasta esos lugares no para mirar la verdad de cerca, sino para que la verdad me mire a mí”. Gomorra es mucho más que una novela o un puntilloso reportaje. Es como contemplar el inmenso fresco de la Capilla Sixtina; una panorámica que pretende consignarlo todo, pero que se reveladora a través de sus actos mínimos.

El sol y el dedo No es casual que en nuestro país mucha de la mejor narrativa la estén haciendo cronistas y reporteros: Fabrizio Mejía Madrid, Héctor de Mauleón, Alejandro Almazán…Gomorra es un libro terrible, necesario como el filo del mediodía diseccionando nuestros ojos: “Puedes ducharte decenas de veces,

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

169

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


poner la carne en remojo en la bañera durante horas…como si existiera en el cuerpo algo capaz de señalarte cuando estás mirando la verdad. Con todos los sentidos. Sin mediaciones. Una verdad no contada, no filmada, no fotografiada, pero que está ahí. Como si hubieras sido tú el único que has visto o sufrido, como si alguien estuviera preparado para señalarte con el dedo y decir “No es verdad”. Roberto Saviano.

El último solitario Jerome David Salinger ha muerto como si se tratara del final de una de las historias surgidas de su escritura silenciosa; hombres confrontados consigo mismos dentro de una penumbra como un huracán íntimo.

El acecho Rabioso defensor de su derecho al anonimato, luego del atroz éxito de El guardián en el centeno, J. D.

170


Salinger alguna vez se definió a sí mismo como un hombre que “estaba en este mundo, pero no era de él”. El silencio final alcanzó al también excombatiente de la Segunda Guerra Mundial en la misma casa de New Hampshire donde decidió recluirse en 1953, espantado por el contrasentido derivado del éxito de su novela fundamental, publicada en 1951.

Antihéroes En tiempos de la posguerra, el desgarrado retrato de Salinger sobre la soledad y el desajuste, convirtió a Holden Caulfield, como al Julien Sorel de Stendhal o al Pijoaparte de Juan Marsé, en algo mucho más que un personaje literario: la síntesis pura de la deriva y la rabia, el estandarte de una feroz individualidad y la autarquía. Y así como Charles Manson responsabilizó a Los Beatles y su pieza “Helter Skelter”, de poseerlo para asesinar a la mujer de Roman Polanski, El guardián en el centeno vivió su segundo reflujo de

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

171

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


fama cuando el sicótico hawaiano Mark David Chapman, aseguró basarse en el personaje de Salinger para asesinar a quemarropa a John Lennon. Un pretexto que repitió John Hinckley para atentar contra el expresidente Ronald Reagan; en su delirio se mezclaban fragmentos de El guardián… y la película Taxi Driver, como lo ha contado José Emilio Pacheco en su metaficción “Para que eternamente estés conmigo”, incuída en su volumen de cuentos La sangre de Medusa.

Cerco invisible A pesar de ser un ermitaño radical, de levantar una valla en torno de su casa y amenazar a punta de escopeta a la prensa que lo buscaba infructuosamente, Salinger forjó una presencia fundamental en las letras americanas del siglo XX. Una obra fundida a su leyenda de escritor oculto, forjada a través de más de cinco décadas de silencio editorial, obligó a sus editores a no publicar imágenes de su rostro, a quemar las cartas de sus fans.

172


A pesar de las infamias e indiscreciones vertidas por su exesposa y una de sus hijas, al igual que Thomas Pynchon, y en menor medida, Cormac Mc Carthy, el viejo huraño mantuvo firmemente su aura de misterio: en una de sus últimas entrevistas en 1980, afirmó: “Me niego a publicar. Hay una paz maravillosa en no publicar. Hay tranquilidad. Cuando publicas, el mundo piensa que le debes algo. Si no publicas, no saben lo que estás haciendo, puedes guardártelo para ti”. Salinger, los dos lados del lápiz: la furia de escribir y al mismo tiempo la voluntad de borrarse. Ahora, descansa en paz.

El hambre de la reina “Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie,

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

173

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


nunca...” señala Julio Cortázar en “Instrucciones para llorar”. Lugares “en los que no entra nadie, nunca…” Esto me hace pensar en la poesía como una ventana o un carruaje de fuego que nos lleva hacia esos espacios de belleza terrible. Trátese del desierto insondable, erizado de dardos de luz, o del cuerpo amado en la penumbra, poderoso en su desnudez. con garbo de mujer sin letras ni antifaces, a la invicta belleza que salva y que enamora, responde, en la embriaguez de la encantada hora, un encono de hormigas en mis venas voraces. Fustigan el desmán del perenne hormigueo el pozo del silencio y el enjambre del ruido, la harina rebanada como doble trofeo en los fértiles bustos, el Infierno en que creo, el estertor final y el preludio del nido.

De esta manera cantó López Velarde a la incertidumbre del amor y de la existencia en su poema “Las Hormigas”. La vida como un hormigueo. El latido del placer o de la insatisfacción, o del miedo. O por qué no, de la muerte…

174


A las reinas hay que matarlas de hambre. Si se reduce al mínimo el número de las obreras que aprovisionan el hormiguero, las reinas se quedarán sin alimento. Y le digo que un día veremos salir a las reinas del hormiguero en pleno verano y arrastrarse por sus propias patas en busca de comida... Entonces será el fin para todas…

Narra Italo Calvino en su emblemático cuento “La hormiga argentina”. ¿A qué obedece la escritura? ¿A un hormigueo? ¿Al hambre de la reina? Quizá el hambre de mirar. Las ganas de devorar el mundo. Buscar que la mirada sea un río impetuoso que incorpora a sí mismo el paisaje. Sentir el corazón como una botella. El corazón como un hormiguero. Si escribir, como dice Claudia, es nombrar: Hay formas que aún no tienen nombre hay hombres que no duermen por esa causa

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

175

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


y buscan vocablos adecuados sonoros ríspidos suaves silentes buscan y no duermen y a eso le llaman insomnio cuando debería ser alguna palabra que incluya un brillo y una cura.

Porque Claudia concibe la escritura como un espacio de encuentro y un conjuro: Todos los abrazos que se dan en las letras se dan en el cuerpo Yo te fundo en las letras te escribo Para que el amor no sea la embravecida fiera ni el hato de cabras despeñando endemoniado ni la tarde lluviosa de tu ausencia ni este fuego del cielo que es la tarde en el desierto ni yo quemada en rostro y alma sedienta ciega de sol con manos enardecidas y rota la última jarra de agua.

Ruido de hormigas es un largo viaje, es el diario erguido con la luz de una reina que criba palabras

176


como quien criba piedras y criba ausencias a través del cedazo del corazón, en el centro mismo del desierto. Un no-lugar o un espacio mental, donde según el poeta Gabriel Trujillo: Las arenas cambian sin aviso./ El viento muda de dirección a cada instante./ los rastros se pierden y las huellas se esfuman./ Por eso, también, el desierto es un vórtice./

Porque “Acceder al desierto es entrar a otra percepción de nuestro propio transcurso. Fluir no como el agua: en un torrente impetuoso. Fluir como la arena: con suavidad, en la cresta de cada duna”. Y hablando de dunas, ya el escritor norteamericano Frank Herbert lo ha dicho en su clásica obra Duna, filmada por David Lynch en el desierto duranguense: “el desierto se creó para probar la fe de los creyentes”. Sí escribir es mirar y nombrar, y darle una salida al hormiguero del propio corazón, a pesar de la crueldad del sol, de despertar con la garganta llena de arena, Claudia nos demuestra que nombrar es

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

177

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


salvarse, fluir, ser mutable: “No me midas por años, mídeme por flores”. Y hablando de creer, como Claudia, también: “Tengo fe en lo invisible En los sueños de los hombres por ejemplo…” Me lo dijo al oído una noche Cortázar, en sus “Instrucciones para matar a las hormigas en Roma”: “Ya sabremos dónde está, en qué mapa de bóvedas calcáreas, entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del agua. Costará saberlo, pero se sabrá. Entonces mataremos las hormigas que codician las fuentes, calcinaremos las galerías que esos mineros horribles tejen para acercarse a la vida secreta... Mataremos las hormigas.. y nos iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y con monjas”.

Radio Coyote Forjar un poema como se forja un cigarro, como se forja un hombre o una espada. Asombrarse hasta el

178


desgarro. Vivir eternamente trasterrado, prófugo de uno mismo. Elegir la palabra más que como moneda de cambio como talismán, como un luminoso amuleto. Éstas y muchas otras parecen ser las divisas del poeta que se desnuda en … de los textos del alcohol* donde el front man de Real de Catorce, “Agradecido, a la deriva” persiste en el venero que alimenta su música desde hace más de dos décadas. Reconocido unánimemente junto a Jaime López y José Manuel Aguilera como uno de los mejores letristas contemporános de la escena mexicana, José Cruz entrega en este volumen una continuación de su tránsito poético por los caminos del blues. Afuera el cielo es oscuro, da igual si es la máscara del día o la de la noche. Abres el libro como alzas la mano sobre el filo del buró para girar el dial de la sintonía, entre el chirriar del vacío cósmico, las estaciones, la noche, las voces se suceden: Cuatro lunas en tu insomnio ¿en qué país crees que vives? Abismado en noches sangrientas: *Señales, Proyectos de Comunicación y Cultura, México, 2004.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

179

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


¿cómo resolver este amanecer? Pregúntale a los cupidos de la muerte que nos han dejado huérfanos.

“Nos miramos las manos y son plateadas” Como un moderno san Sebastián asaeteado por sus propias dudas, José Cruz Camargo desgrana un canto inmune a la vulgaridad de “lo real”. El beatnik tardío es aquel que convoca la iluminación tras la fachada de lo evidente. El que enciende la magia en una esquina como enciende un cigarro, y hace su altar en ese sitio; una encrucijada mordida por vientos feroces donde la poesía espera a los que saben oírla más allá de la grisura de lo cotidiano, ese mismo espacio donde quizá más tarde se desangrará un muchacho o se venderá por hambre una virgen. Cruz lo sabe, y hasta en su propio nombre carga la encrucijada y una suerte de amarga ternura. Es el hombre de la calle, el que con un brazo rasca la cuerdas y con la otra le habla al oído a su propia muerte.

180


Sueño que en las bolsas cargo un puñado más de tiempo y que no me voy a ir que mi muerte es de juguete la única mentira que Dios no me perdona pero despierto, y ahí está la medicina aguja incrédula de la desmemoria. Y te recuerdo cercana, como eres, inventándote la angustia de los que nunca amarán.

“Nuestro pecado crecerá más que la hierba” El beatnik tardío es aquel que convoca la iluminación tras la fachada de lo evidente. Así como José Alfredo condensa el Eclesiastés y Vallejo, el canto de Cruz es una corriente crecida donde nadan muertos y vivos poetas de todos los tiempos (McCartney y Octavio Paz, Ginsberg y Gorostiza), ahogados en sus propias palabras. Ese río podría ser el lenguaje. O el tiempo, ese médico asesino. Como Bonifaz Nuño, como Jaime Reyes, la voz que llora tras la armónica es la del cronista que

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

181

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


enuncia la caída, el memorioso contable de la soledad y el vértigo, en esa espera donde al final encontraremos la absolución o la desolación, “mientras afina la noche su motor amargo.” “Pinche dolor/quema tu cigarro/no lo apagues en mi vida”. Como Efraín Huerta, Cruz ha entendido a la ciudad como una maquinaria de demolición de las almas, pero también como un nido espiritual donde el hombre se reinventa al nombrarse, donde las cicatrices se suceden como las preguntas, los terremotos y los amores. Desmarcado de los simbolistas en la economía de sus palabras, la escritura es esa incansable búsqueda del mismo que persiguió sus huellas por el sur profundo de Norteamérica, o el que convertido en gambusino decantó las palabras como quien criba piedras en el corazón del desierto. La voz de Cruz crece y se fuga desde el llano en llamas hasta la mal urbe, desde El quemado hasta Chicago. Al fin y al cabo la lengua es un músculo táctil y los aceites del alcohol y la noche nos empujan hacia la misma quietud, hacia el mismo vértigo. Ando, aúllo: luego existo.

182


Tristeza en el labio que besas un polvo tenue amorata mi boca en el tejado de un sueño los gatos lamen solazados la barriga de la luna los lobos van de cacería se escurren entre las viejas catedrales de la ciudad tonos tristes componen la noche del azul al negro se van los pájaros las mujeres los siguen con los ojos y de cada lagrimal brota una palabra muda una tristeza alada.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

183

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Crónicas martianas. Guía de La Habana infame Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. José Martí

Hay algo podrido en La Habana. Nadie me advirtió acerca de su olor terrible. Ni de la melosidad en la nueva trova cubana, donde la ciudad es una referencia enternecida; ni la vociferante propaganda del exilio avisó que la capital cubana huele a fruta descompuesta, a mugre estancada y a fango. Es el primer día del verano, que también es inicio de temporada de ciclones. Una semana exacta antes del huracán Alex. La gente de más edad tiene un dicho para este tiempo que se extiende hasta antes del invierno: “Octubre todo lo pudre.” Pero aún antes del meteoro, La Habana ya vivía devastada.

Apóstoles y bandidos En su serie de crónicas americanas de 1887, José Martí señalaba que para conocer un país había de

184


estudiarse “en sus elementos, en sus tendencias, en sus apóstoles, en sus poetas, y en sus bandidos”. Como muchos, creía conocer Cuba a través de la enfebrecida fe de sus apóstoles, hipnotizado del agua transparente de sus poetas. Pero no desde los ambiguos hechos de sus bandidos. Centro Habana sorprende. Frente a calles repletas de fachadas barrocas, pasillos con escaleras de homenaje que hace un siglo fueron deslumbrantes —baste leer El siglo de las luces, de Carpentier— el agua de la memoria arrastra a cualquiera hasta Haití. Éste es el sector al que nunca vendrán los turistas. En cada esquina de las fachadas corroídas y la ropa tendida en los balcones, una cámara. Lo que lleva a imaginar a agentes en habitaciones secretas, videograbando el lento derrumbe. Calles Neptuno, Espada, Belascoain, Soledad… serán el cuadrante de una amarga revelación. El hospedaje de pocos metros cuesta 25 CUC diarios. Aquí caben hasta cuatro chinos en temporada alta. La señora Lucía cobra por comer en su casa dos

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

185

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


veces al día por una módica cuota en CUCs. Con esa cantidad subsistirá toda su familia durante varias semanas: su padre, don Jesús, miliciano del 59’ y el cronista. La lluvia pudre la rodilla del hombre. “Hay un brote de estafilococo”, dice sentado frente a la televisión y con la pierna estirada sobre un banquillo. Lo que hace recordar con sorna a la ingenua aeromoza de hace unas horas, desinfectando con aerosol el avión luego del aterrizaje “por disposiciones sanitarias internacionales”. Cada tercer día, después de subir y bajar cuatro pisos, don Jesús va a que le saquen la pus sin anestesia a pocas cuadras de su casa, al Hospital Hermanos Ameijeiras, el mismo donde se recuperara de sus adicciones y obesidad el futbolista argentino Diego Armando Maradona. Pero también en ese hospital moriría, a inicios de 2010, el disidente Orlando Zapata Tamayo, después de una huelga de hambre de 86 días, a la cual se había acogido exigiendo la mejora en las condiciones de los presos políticos. Para el régimen, Zapata, albañil y fontanero disidente, siempre fue considerado un reo común. Mientras escribo estas líneas, otro opositor

186


al régimen, el sociólogo y ex combatiente de Angola, Guillermo Fariñas, se reporta grave después de más de cuatro meses en huelga de hambre. Frente a la estatua ecuestre del héroe cubano Antonio Maceo, es raro pensar en Maradona y en Zapata y en don Jesús, huéspedes anómalos de ese hospital, cuando algo arremete contra el olfato. En el bordillo de la acera hay un animal pudriéndose: es una tortuga atropellada con el caparazón roto.

Antecedentes de los ciclones Hay algo aún mucho peor que ver a los habitantes de La Habana paseando su desesperanza a lo largo del muro del malecón, y eso es que en la capital llueva. Hay lugares para los que el agua es una maldición. Cada vez que llega la llovizna el derrumbe se acelera, los malos olores despiertan y se arrastran como caimanes adormecidos. En este barrio nació y vive aún la bloguera Yoani Sánchez. Comprobando la carencia de expectativas, es obvio recordar la declaración de la disidente que también ha sido calificada como

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

187

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


“saboteadora” y “títere de la ultraderecha” en su gesta contra un régimen que dura ya medio siglo: “La languidez también es una forma de heroísmo”. La palabra “languidez” lleva a la furia de doña Lucía, quien meneando el arroz blanco y los garbanzos, confiesa: “Me tienen hasta la madre con sus juntas”, mientras enumera los alimentos que ahora son imposibles de conseguir: harina de trigo, carne de res, leche, naranja, maíz, pollo, ciertos granos. Mientras, su hijo adolescente mira Scarface en un DVD pirata. Al Pacino, con ojos desorbitados monologa convertido en Tony Montana ante los interrogadores de Miami, después del éxodo de Mariel: “Siempre te dicen que pensar, cómo ser, qué decir, qué soñar.” Cada tarde, los vecinos tienen la obligación de estudiar y reflexionar activamente acerca del más reciente discurso de “el compañero Raúl”. Lucía vive en la Calle Soledad. Es representante de un CDR*. En estos días difíciles, a las juntas obligatorias de esta cuadra asisten ya sólo 10 o 12 personas. *Comite de Defensa de la Revolución.

188


Su novio mexicano le ha enviado un DVD del cantante Marco Antonio Solís: frente al viejo televisor, la viuda habanera tararea: “tu vanidad no te deja entender / que en la pobreza se sabe querer...”

La belleza Ellos: hombros hipertrofiados, pestañas ondulantes, doradas cadenas al cuello. Hay una moda entre los bien parecidos jóvenes cubanos: playeras de tirantes que en letras estilo grafitti alardean: “De puta madre.” En El Vedado, cerca del Hotel Cuba libre, cinco minutos en la avenida 23 sacian la cuota anual de belleza. Ellas: piernas de un negro mate, párpados hipnóticos. Nalgas encabritadas y labios henchidos de esperanza y sueño. A una milla de Centro Habana, El Vedado parece otro país. Ahí se encuentra la Universidad. Copelia. Librerías. Embajadas. Calles limpias. Macizos de flores en los camellones. Paseos llenos de estatuas. Tiendas de lujo.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

189

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El puto del parque Copelia lleva un timón en la hebilla del cinto. En la famosa heladería se filmaron escenas de la cinta Fresa y Chocolate que puso sobre la mesa la existencia de homosexuales en Cuba. Frente a Copelia, el Cine Yara. Ahí se exhibe el Festival de Cine Francés. Cortos animados de temáticas militaristas. En todas las animaciones europeas hay campos de concentración, prisioneros que escapan del encierro dibujando, seres grises que mueren a trabajos forzados o fusilados. Tropas que avanzan bajo el cielo encapotado. Bombas que caen abriendo sus hocicos negros. Tanta propaganda desanima. De regreso, al anochecer, en las calles paralelas al malecón, cerca del Hospital Hermanos Ameijeiras, entre las fachadas que parecen derrumbarse, hacinados, jugando ajedrez o dominó, los delgadísimos torsos desnudos, acuclillados, fosforecen en la sombra.

El gran caníbal Miro el partido México-Argentina en el Cine Pairé, frente al Capitolio, en La Habana Vieja. Legiones de

190


jóvenes negros apoyan a los sudamericanos. Un moreno mira gruñir y maldecir al extranjero ante la estéril terquedad de Salcido, sus tiros de 40 metros al poste, al caer el primer gol de Argentina,me grita: “¡Habla ahora, maricón!” En Cuba, cuando alguien te nombra así, te tacha de cobarde. Cuando cae el tercero del “Apache” Tévez, el forastero echa su cuerpo a la llovizna. La Habana Vieja es como Las Vegas. El hiperrealismo que describiera Umberto Eco. Turistas entusiastas que bailan al ritmo del son en los bares que frecuentara Hemingway: la “Bodeguita del medio” o el legendario “Floridita”, donde dicen que el viejo lobo de mar inventó el Daiquirí. A unas cuadras del Hotel Ambos Mundos, convertido ahora en museo, en el frontispicio de un baño público de la calle Obispo —le dicen el boulevard— se dicta, como en muchos muros de la ciudad, —“ojalá las paredes no retengan tu grito de camino cansado”, escribió el poeta— una sentencia revolucionaria: “Aquí no se rinde nadie.” A los isleños les gusta hablar y hablar. Conversan a gritos. Por la misma calle, afuera de las oficinas de la compañía Telepunto, cientos y cientos

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

191

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


de usuarios hacen fila para poder recargar el tiempo aire de sus teléfonos móviles. En el editorial de Granma del 24 de junio, noche de san Juan en otras partes del mundo, fiesta de las Walpurgis, el comandante vitalicio reflexiona sobre los peligros del consumismo.

El bosque, el lobo y el hombre nuevo La mayor parte de los habitantes pasan hablando de salud y dinero. Del precario equilibrio del cuerpo. De la naturaleza esquiva y volátil del capital. A Guillermo Carrillo le gusta la Biblia, la lee a diario. Dice que su libro favorito es el Eclesiastés. Recita: “Hay un tiempo para todo. Tiempo para sembrar y tiempo de cosechar.” Carrillo se quiere ir. Tiene un posgrado en física, y un título que lo acredita como pedágogo. Además de una carrera de técnico en medicina, tiene una madre enferma. El hombre ilustrado duró casi un año sin trabajo antes de ser contratado como velador de un edificio estatal por ocho CUCs al mes. La vida de cada caribeño parece una novela rusa.

192


Durante el taller de guión que impartiera en la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, (a 40 kilómetros de la capital) a propósito de la discusión de su historia El bosque, el lobo y el hombre nuevo, el narrador y guionista cubano Senel Paz había declarado: “Desde el punto de vista de la Revolución, todo el que se va del país es un mal cubano, un traidor inclusive; pero lo que nadie se pregunta es cuánta responsabilidad le cabe a la propia Revolución en ese problema. Los que están abiertamente contra la Revolución, los que no resisten las tensiones de la vida cotidiana, los que quieren elevar su nivel de vida cotidiana —como cualquier emigrante de cualquier parte del mundo—, los que simulaban creer y ya no encuentran justificación para seguir haciéndolo… Pero están también los que de ninguna manera se hubieran ido de no haberse visto forzados a hacerlo por culpa de los extremismos, los prejuicios, la estupidez, la intolerancia.” Las calles de Centro Habana tienen nombres que son poesía pura: Neptuno, Gervasio, Belascoain, Soledad, Espada. Cerca de ahí está el Barrio Chino.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

193

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Todas los días de la semana adolecen de la aridez del lunes –“La eternidad por fin comienza un lunes”, escribió el poeta Eliseo Diego. Todas las noches son como la última noche del fin de semana. Las adolescentes bailan en la disco del Hotel Deauville como si fuera la última noche del mundo, o venden su cuerpo en el callejón Virtudes. Esa última noche recorro el malecón entre legiones de cubanos que miran hacia el mar. Un idiota pasa hablando solo y paseando en un carretón un roto santo de yeso. Abajo del muro, antes del agua, una rata negra corre entre los resquicios y la basura del arrecife. Latas de cerveza Bucanero, preservativos, botellas vacías de ron Havana Club. A las nueve de la noche suena el cañonazo del fuerte de El Morro. 15 años queriendo conocer esta ciudad moribunda. Y saborear ahora la amargura indecible de un anhelo conseguido.

Epílogo Después de pagar el Internet más caro del mundo: seis euros por 30 minutos, en un destartalado

194


aeropuerto con goteras, luego de dos aviones retrasados y un taxi alquilado al que la tormenta le pisa los talones, llegar por fin a la ciudad natal. Al siguiente día, emborracharse y vomitar de noche bajo el huracán. Entrar empapado a la casa rentada. Ver a los hijos dormir. Mirar la jarra de agua. Las tortillas envueltas en una servilleta tejida. Aspirar el olor a café y repelente de mosquitos. En la oscuridad, junto al ronroneo del refrigerador —en Cuba les dicen “cocos”, porque dentro sólo tienen agua— encender el procesador de palabras, pensar en todo lo que estas semanas has derruido, y ante el vacío resplandor de la página sola, decirme a mí mismo: “Habla ahora, maricón”.

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

195

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES



Ă?ndice



Reflejo y conmoción. Intro

11

AYÚDAME A MIRAR. ARTES VISUALES

El americano impasible

15 16 17

Verano del 43 Cinema Soledad

Los paisajes invisibles Dominio Público Civilización o barbarie Hurbanoistorias

22 22 24 26

En los reinos de lo irreal

28

El resplandor

32 32 33

Emergentes Estrella distante

La belleza

34 35 35

Mirar para no morir Amorosos fantasmas

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

199

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


El circo de la luz La mano y la mirada El tiempo. Las aves. El silencio Jugar por jugar

Mirada y blasfemia Vi un rostro El cielo a dentelladas Las ciudades destruyen las costumbres

Las máscaras de Dios (1) Rey de Reyes Jesús de Nazareth La última tentación de Cristo

Las máscaras de Dios (2) Jesús de Montreal Jesucristo Superestrella De Galilea a Iztapalapa Corazón valiente vs Sagrado Corazón

200

37 37 38 39 40 40 41 42 43 44 45 46 47 47 48 48 49


Desierto y celuloide

49 50 50 51

El reposo del vaquero Tocando las puertas del cielo Dragones, balas y chocolate

Soledad y sol

53 53 54 55

Una red de agujeros Un mismo río Héroes convocados

Apóstoles y bandidos

57 57 58 59 60

Un crepúsculo en el sombrero Alas y balas El revólver de Sófocles La prédica subterránea

LOS LÓBULOS DEL CORAZÓN. MÚSICA

Pasión de Gabriel Levario

63 63 65

Primera estación Quinta estación

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

201

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Última estación Resurrección

66 67

Una espina en la voz

67 68 69 71

¿Qué es el canto cardenche? La hoguera y el viento Un eco grabado

LEER Y ESCRIBIR. LITERATURA

Orfandad y máscara Todos somos el Pijoaparte Mentiras verdaderas De bombas y relojería El primer deslumbramiento

Fugitivos en México

75 75 76 78 78

Perdidos Una temporada en el infierno

79 80 81

Acero inexorable

83

202


Lo que natura da Ascenso a la cruz y descenso La boca del pez

83 84 85

Lord Byron: nueve postales

87

El polígrafo

90 90 91 92

No me preguntes cómo pasa el tiempo El reposo del fuego El viento distante

Un gimnasio sin espejos (1)

93 93 94 95 96

Más alto y más fuerte Escribir es saber respirar Poética del vértigo Buscar los límites

El patriota y el hereje

96 97 97 98 99

La balada del hombre delgado El poder y el deber El ídolo negro El bosque de piedra

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

203

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


La ternura de los tornados Alas y balas

Matar un poeta

100 102 104 105 105 106

Salvedades El turno del ofendido El destino final

Dinastías subterráneas

107 108 108 109 111

Abecedario Disolvencia Los oficios terrestres Senderos que se bifurcan

El gran hermano está en otra parte Bajo el Signo de Caín Control remoto

Los enterradores

112 112 114 116 116 117 118

Punto de partida Cazando búfalos Legión

204


Balas de verdad Sombra de la sombra Infierno grande Paisaje

119 120 121 122

Vuelos

123 123 124 125

Borrarse Dibújame un naufragio Derribar los propios héroes

La vida de los otros

126 127 128 128

Las voces del río Mirada y memoria Conjeturas

El viajero inmóvil

130 130 131 131

Disnea Convalecencia Viaje

El gesticulador

132 133

Ser o no ser

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

205

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


Hacia un teatro de ideas El novelista Epitafios

133 134 135

Melville, el escribiente Islas para naufragar Derivas de tierra firme Donde los sabios se retiran Lecturas del dosmilnueve (1) BĂĄlsamo y balsas Orgullo y prejuicio

136 137 137 138 140 140 141

El siglo de Onetti

142

El libro de las mutaciones

145 145 146 146 147

Arte marcial Hasta la sobriedad Suburbio de una bala Esto no es una elegĂ­a

Ese oscuro lugar (1)

148 149

Un autor, un muerto

206


El americano imposible La broma infinita

149 150

El siglo de Sรกbato

152 152 153 153 154 155

El lado oscuro Volver jamรกs Informe negro Exterminio La resistencia

Nadie te violentarรก como yo Yo/Carnicero Road trip

Porque llevamos el fuego Horizonte Meridiano de ceniza Largo y sinuoso camino El fuego

La balada del vampiro

158 159 159 160 160 161 161

Vampyr

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

155 156 157

207

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES


La razón como enfermedad Los abismos cotidianos

162 163

Una idea en cada párrafo

165 165 166 166 167

Todas las voces Consignarlo todo Mirar desde el vórtice Obsesión

Sabios de Gomorra

168 168 169 169

Volverse sal Lluvias de azufre El sol y el dedo

El último solitario El acecho Antihéroes Cerco invisible

170 170 171 172

El hambre de la reina

173

Radio Coyote

178

208


“Nos miramos las manos y son plateadas” “Nuestro pecado crecerá más que la hierba”

Crónicas martianas. Guía de La Habana infame Apóstoles y bandidos Antecedentes de los ciclones La belleza El gran caníbal El bosque, el lobo y el hombre nuevo Epílogo

EL MURO Y LA GRIETA. TEXTOS PERIODISTICOS

209

180 180

184 184 187 189 190 192 194

ALEJANDRO PEREZ CERVANTES



Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.