Juan Manuel Romero (1974)
“Te llevo en brazos” (---)
Igual que quien injerta sobre la rama abierta el brote nuevo, así te llevo en brazos al dormirte.
Me ha pesado entender que dando vida estás atándote a la vida, y creces cuando ayudas a crecer.
Cada día me ato más a ti para que corra el tiempo por nosotros.
Te llevo en brazos pero eres tú quien me sostiene.
Elvira Sastre (1992)
“Lugar. Casa. Hogar” (2014)
A ti podría decirte que si un día te sientes perdida dentro de ti misma, daré con la solución a tu laberinto abriéndome el pecho y poniéndote delante, justo en ese lugar donde hablo tanto de ti que no te costará esfuerzo reconocerte y volver a encontrarte.
A ti podría decirte que para mí cualquier lugar es mi casa si eres tú quien abre la puerta.
Dolores Castro (1930)
"Encuentro" (1978)
Te vi una sola vez. Hablamos apenas, un saludo y unas pocas palabras.
Luego te fuiste.
Y desde entonces
tu imagen me acompaña, tu voz, tu risa y el recuerdo de tus ojos.
No te he vuelto a ver.
Pero tú sigues aquí conmigo.
Tu presencia es tan fuerte que pareces un ángel cuya mano conduce mi destino.
Neftalí Beltrán (1955)
"La verdad del amor" (2019)
La verdad del amor no se encuentra en las palabras ni en los gestos grandiosos.
La verdad del amor se encuentra en las pequeñas cosas: en un beso en la mejilla, en una sonrisa cómplice, en una mirada que lo dice todo.
La verdad del amor es un secreto sagrado que se guarda en el corazón, un fuego que arde y que nunca se apaga.
Bill Mohr (1947)
"Bamboo Terrace" (1985)
En la noche, en la terraza de bambú, enredados en sábanas azules al fondo del patio lleno de vegetación
tu voz se pierde en el viento y los ladridos lejanos de perros. Un viejo tocadiscos rasga las partículas de aire con antiguas canciones que hablan de la soledad y la ternura; pero tú duermes, y yo te contemplo como si fueras un cuadro surrealista, tus ojos cerrados, los labios apenas abiertos.
Te amo, digo para mí mismo, en un susurro que nadie escuchará jamás.
En la noche, en la terraza de bambú, todo es sueño y rumor: la fuente apacigua la tensión del día,
las hojas del plátano bailan una música muda, y en el fondo, el rumor del mar que no deja de hablarle al silencio. Me acerco a ti, te beso en la frente y me envuelvo en las sábanas. Es todo lo que necesito para alcanzar un sueño feliz.
En la noche, en la terraza de bambú, me quedo despierto, escuchando los latidos de mi corazón y pensando en los misterios de esta extraña vida que compartimos.
La luna, espléndida y redonda, ilumina la noche y teje un tapiz de sombras y reflejos sobre tu cuerpo desnudo.
Te amo, digo una vez más, y me sumerjo en el océano de la noche.
Patrick Lawler (1951)
"What We Need" (2010)
Necesitamos un amor que pueda durar más que las cucarachas, uno que pueda sobrevivir a un invierno nuclear, que perdure incluso cuando se seque el océano.
Necesitamos un amor que pueda dar frutos en la oscuridad, que no se marchite bajo un sol abrasador, que prosperará en el suelo de la adversidad.
Necesitamos un amor que pueda respirar bajo el agua, que pueda escuchar música en el silencio del vacío, que no nos abandonará a nuestros peores temores.
Lo que necesitamos es un amor que pueda reparar las ruinas de nuestros corazones, que pueda restaurar
nuestros sueños destrozados, que estará allí cuando nos despertemos y cuando muramos.
Patrick Lawler (1951)
"The Secret of Love" (2014)
El secreto del amor no está en el beso ni en el abrazo, sino en el espacio entre ellos, donde dos almas se encuentran y se vuelven una.
El secreto del amor no está en las palabras ni en las acciones, sino en el silencio entre ellas, donde dos corazones hablan sin decir nada.
El secreto del amor no está en el toque
ni en la caricia, sino en la ausencia entre ellos, donde dos cuerpos anhelan ser reunidos.
El secreto del amor no está en el pasado
ni en el futuro, sino en el presente
entre ellos, donde dos vidas se entrelazan y crean un mundo nuevo.
José Luis Rico (1956)
"A mi amor, ausente" (2019)
No te encuentro en la calle, ni en los libros, ni en el mar.
Te busco en mi corazón y ya no sé dónde estás.
Te fuiste sin decir adiós, sin dejar rastro ni huella, y ahora solo queda el eco de tu risa y de tu voz.
Sé que estás en algún sitio, en un sueño o en un recuerdo, en un verso o en un poema, en un rincón del universo.
Y yo te sigo esperando, con la luz encendida en mi alma,
con la fe que nunca muere y la esperanza que no falla.
Joumana Haddad (1970)
"Love Letter" (2013)
Mi amado,
En este papel te escribo mis palabras de amor, en la esperanza de que puedan tocar tu corazón.
Porque eres mi luz en la oscuridad, y mi esperanza en los momentos difíciles.
Desde el momento en que te vi, supe que eras el único para mí, y aunque a veces discutimos y peleamos, nunca he dejado de amarte.
Eres mi sol en un día nublado, y mi fuerza en momentos de debilidad, y quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti, en los buenos y malos momentos.
Así que tómame de la mano, y caminemos juntos en esta vida, porque juntos podemos conquistar cualquier cosa, y nuestro amor siempre brillará.
Ocean Vuong (1988)
"Telemachus" (2016)
En mi habitación, llorando la muerte de mi madre, me pregunto si ella alguna vez lloró por mí.
¿Alguna vez derramó una lágrima por el niño que se escondía en su armario, asustado de la oscuridad?
Pero entonces recuerdo el olor de su pelo, y el sonido de su risa, y sé que ella me amaba, aunque nunca lo dijo en voz alta.
Ahora, en la quietud de la noche, me pregunto cómo habría sido mi vida si ella hubiera vivido, si nunca hubiéramos tenido que huir de la guerra, y mi infancia no hubiera sido robada.
Pero sé que ella sigue viva en mí, en cada latido de mi corazón, en cada recuerdo que tengo de ella.
Y aunque ella ya no esté físicamente conmigo, sé que siempre será mi madre, y que el amor que nos unía nunca morirá.