

Sinónimos de Casa
Universidad Mayor de San Simón
Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat
Diseño Gráfico y Comunicación Visual
Taller de Diseño 3A
Docente: Msc. Arq. Diego Echevers Torrez
Auxiliar: Univ. Marvin Rojas Camacho
Imágenes: Colección Revollo Pelaez
Maquetación y texto: Univ. Alejandra Camila Revollo Pelaez
Gestión 2022
Casa Sinónimos
de










(sust.) “Una casa es un edificio para habitar. El término suele utilizarse para nombrar a la construcción de una o pocas plantas que está destinada a la vivienda de una única familia, en oposición a los edificios de múltiples departamentos, apartamentos o pisos.”
Casa:

Introducción
En una sala de estar con un foco amarillo y sillas tapizadas, comenzó este relato. Una recopilación de relatos, en todo caso, pero todos escritos de noche, a través de mis palabras que surgen con fuerza aún cuando dormitan y basados en lo que rescaté de las palabras de mi familia. Mis abuelos, mis padres, mis primos. Tantas historias que contar y hoy aquí expongo tan solo retazos, motas de polvo entre el vendaval que construye la historia de una familia.
En una sala de estar con una larga mesa que no es suficiente para acomodar a tantas personas, busqué de la mano de mi prima-mi hermana- las fotos que hoy se observan entre estas paginas, todas una pequeña ventana al pasado,
un instante congelado en el tiempo y fijado en frágil papel. Años de pequeños momentos robados a las agujas del reloj, cajas llenas de fotos. Imágenes de una ciudad que aun no lo era entre álbumes conservados con amor y protegidos de las garras del tiempo.
Es extraño observar las fotos de tu familia, mas cuando son de hace tantos años que los dedos no te alcanzan para contarlos. Rozar los rostros de todos aquellos que dieron un poco de sí para que este aquí hoy, sin conocerlos y a veces sabiendo a penas sus nombres. Escuchar el eco de los giros abruptos del destino que terminaron en lo que es hoy, a través de caminos escabrosos e irregulares.

Parte uno:

Amancayas
“Amancayas es un barrio en el Departamento de Cochabamba. Está situado cerca de Sidums Norte Plan B y Olivos Norte.”

1 Raíces



Me despierto y salgo a la calle. Todos los días las mismas aceras, los mismos caminos empedrados entre las mismas calles de un mapa sin fin. Me despierto y doy cinco mil pasos sobre cemento que apenas y respira, pero aún existen rincones del barrio que susurran su pasado.
Aún hay voces -la de mi abuela, por ejemplo- que saben contar con ojos bri llantes como era jugar entre árboles que aun no eran derribados para abrir paso a islas de concreto.

Lo que relato aquí es lo que puedo absorber de lo que me cuenta mi abuela. Lilia Elva Vargas, con el cabello siempre corto y las manos siempre suaves, guantes protegiéndolas cuando se dedica a cuidar de sus plantas en un jardín lleno de flores.
La historia se diluye al viajar de las palabras de una persona a otra, hacen escalas y muy rara vez son las mismas, pero aún de





Elva -mamá Elva- vivía en una casa en la Calle Colombia, con su madre, su abuelo y sus hermanos, en el lugar donde también crecerían sus hijos antes de volver a raíces muy profundas.

En ese momento la casa era una de las que marcaban los límites de la ciudad de Cochabamba, antes de desembocar en kilómetros de
verde. Entonces Puntiti era para ella un destino de excursión, un campo extenso donde exploraba junto a sus amigos.
Días de lluvia y juego alrededor de una capilla que un día se consideraría Patrimonio cultural de Sacaba, entre pasajes que se convertirían en calles de piedra y cemento.

Hoy rescato pequeños fragmentos de una vida entera, de paseos eternos y de risas que aún resuenan en algún lado, cuando llueve y hay música en el aire.

El tiempo no pasa sin hacerse notar, desfila sus cambios o los hace estallar

en el rostro de aquellos que suspiran entre las horas. Hace más de 30 años mi abuela caminaba entre naturaleza casi pura para divertirse con sus amigos, hoy lo hace entre casas de ladrillo para comprar el pan.
Cochabamba creció a su alrededor. Lo que una vez fue una enorme finca se astilló en pedazos irreconocibles, miles de casas, de calles, de carreteras, de personas que hace un parpadeo no estaban aquí, ocupando el lugar de las que ya no están mas.
Antes de una casa, hubo campos y juegos. Hubo personas y cientos de historias, Mamá Elva plantó los primeros brotes de un hogar, hogar que me permite realtar aquí hoy el amor que puse en sus paredes y el que puso mi familia.



Susto en la radio




Después de aproximadamente seis partidos, me di cuenta de que lo que pasaba bajo mis pies era un juego de fútbol.
Con este antecedente, no es de extrañar que me tomara tiempo reconocer en la voz que narraba los partidos a mi abuelo (Susto para mi y para todos).
Con la pasión abandonada de estudiar arquitectura, mi abuelo encuentra una vocación diferente.
De ser parte de un equipo deportivo salta a la cancha pero como entrevistador, encontrando dentro de si mismo el amor por el periodismo deportivo.
Es desde 1970 y a pasos pequeños que Alberto Revollo acumula 50 años de labor en el periodismo


Saltando entre programas y artículos de periódico, lleva dejando su rastro propio -un rastro de migajas hecho de eco- desde los 18 años, hasta ahora y hacía adelante.

Susto, como lo conocemos en mi casa, trae pollo como cena cada fin de semana y bebe un singani junto a su hijo.
Para nosotros su presencia es más, pero sabemos que para escucharlo basta con encender la radio durante el partido de Wilsterman.

REV 2003 FM 021


Cochabamba, 2003
REV 1965 AA 010
Cochabamba, 1965
REV 1965 AA 013

Cochabamba, 1965




Tiembla la tierra





Cuando era niña me cargaban dos brazos cubiertos de terciopelo y lentejuelas, cada paso iba acompañado del ligero retumbar de los cascabeles.
Mi papá, Alberto Revollo inició en el baile de caporales en la universidad, al unirse a una fraternidad.

Comienza con presentaciones regionales pero en poco tiempo una actividad que
su corazón. Bailar no solo le brindó alegría y emoción sino también oportunidades con las que no soñaba.

Su destreza y la de sus compañeros les permite realizar un viaje al exterior. En Estados Unidos tienen la oportunidad de desfilar a los ojos de los extranjeros, compartiendo cultura a través de varias danzas típicas de Bolivia.
La euforia y el entusiasmo traían consigo premios en distintos festivales, hasta el poder filmar junto a grupos musicales nacionales.
El caporal es hoy un pasatiempo disuelto en su día a día, pero no lo es su pasión ni su memoria de este. Vive en él, en sus recuerdos y en los míos y de mi hermano.
Aún si la presencia del baile se manifiesta con menos fuerza, siempre esta ahí al sonar de un cascabel o al roce de la piel con lentejuelas y mostacillas.


REV 1997 AC 019 Cochabamba, 2002

PEL 2002 FM 009 Cochabamba, 2002







Dos estrellas se suman a la constelación, dos pilares de esta historia, pues son parte de sus bases. Milena y Marcelo, milagros y mar, dos palabras que inician con m, 4 sílabas y 11 letras en conjunto, pero con tanto significado.






Dos personas más que orbitan (u orbitaron) alrededor de esta casa, de lejos o de cerca, dejaron su marca en ella y en mi, y en quien vive ahí ahora y en quien vivió.

Mis tíos paternos que ayudaron a construir un mundo en el que ahora yo me refugio.

REV 2000 FM 020


Cochabamba, 2000


REV 2008 RS 023
Cochabamba, 2008
REV 2006 AA 022
Cochabamba, 2006

REV 2003 FM 028
Cochabamba, 2003


Parte dos:

Medianera
“(adj.) Que está en medio de dos casas o propiedades.”






Si hay algo constante entre los años, en mi vida y sus eventos, es mi casa. Una pequeña casa de ladrillo con dos habitaciones y un jardín inmenso, donde los perros pueden jugar.
No es precisamente la casa lo más importante, si no su conexión con la casa de a lado.

Desde que tengo memoria, paso todas las tardes que puedo en la casa de a lado, junto a mis primos. Charlando, viendo películas o simplemente haciendo nada, siendo compañía en la soledad.
La casa de a lado es como un centro de encuentros, sábados de cenas y domingos de desayunos con salteña.

Cumpleaños, feriados, cualquier evento aprovechable en el que se pueda colocar carne en la parrilla y alcohol en el cuerpo -no para los primos pero para el resto si- tíos que visitan con un rollo de queso y noticias que contar, primero solos y ahora cargando dos niños de mejillas llenas y risas que resuenan traviesas.
Hay un millón de significados en esa casa, hay llanto, risas, peleas y más llanto. Apoyo y disputa.

Todo girando en círculos junto a los años que pasan.


Para mi, mi hermano y mis primos, puede serlo todo. Tardes de películas comprando dulces a escondidas o tardes en el sillón sin hacer nada, disfrutando de la brisa que entra por la puerta.
Crecí junto a estas personas, con la facilidad de dar diez pasos en la acera y cruzar la puerta que le sigue a la mía y lo agradezco todos los días.
PEL 2005
026
Cochabamba, 2005
PEL 2004
024
Cochabamba, 2004


PEL 2005
034
Cochabamba, 2005



