Víctor Guadalajara TRAMAS



Luis Ignacio Sáinz
…hay una libertad en mi deseo; ni dura ni reposa…
Jorge Cuesta: Canto a un dios mineral 1
Todo lo que crea Víctor Guadalajara es una revelación. Quizá lo ignore, pero es un vector de la trascendencia, de ese flujo inaprensible entre manifestaciones que se afanan en rendir cuentas de eso que llamamos a falta de mejor término la realidad, a la que por cierto le suele venir mejor el plural las realidades. Ergo, escultura y pintura cruzan sus caminos sin ambages ni prejuicios desde hace décadas formando con justicia una unidad de lo diverso.
Fenómeno a todas luces ajeno al artificio de las escultopinturas de David Alfaro Siqueiros, por ejemplo, que han llevado al entusiasmo de una crítica a concebirlas como “cine pintado”. Nada de eso, atisbamos primero, fragmentos de escenas y ritmos visuales, para después acaudalar progresiones casi infinitas en movimiento perpetuo, a grado tal que puede imaginarse que los contenidos deseasen transgredir las fronteras de los soportes para clavar sus picas en Flandes, sinónimo de su voluntad expansiva: la libertad en tanto conquista del vacío, resignificación del silencio y postulación del espacio.
La incognoscible realidad, siempre renuente a revelar sus arcanos, convida a cuenta gotas uno que otro rasgo del instante de apariencia que observamos y aprehendemos de modo disímil sus espectadores, salvaguardando el misterio de sus estructuras de fondo para mejor ocasión. Este límite más que objetivo evade la mismidad en la interpretación, estableciendo en contrario sensu la pluralidad de enunciados y pronunciamientos sobre las circunstancias del ser de algo. Y si renunciáramos a movernos en los polos de lo existente, las alucinantes manifestaciones invisibles para el ojo humano, en la bóveda celeste, los rumbos del cosmos, y en el atomismo de las nanopartículas y sus vecinos celulares, bacteriales y virales. Estos devienen los extremos de una estética que no admite confines infranqueables: imaginación idiográfica, que se centra en la exégesis, comprensión y solución única e individual de cada planteamiento compositivo.
Arte de la eternidad y el instante. Génesis cósmica, trascendente y paradójica, cuadros que anhelan la materialidad de la escultura, emparedada y exangüe al sobrevivir el tránsito por los rodillos de un tórculo ficticio, cumpliendo la condena de hipnotizar al observador, y conquistar un saber estar en otra dimensión; y esculturas peregrinas, amantes del movimiento, una que se desliza en los océanos pacíficos o violentos, lo mismo da, y otra que goza de tal autoestima, que al desplegar sus alas cree convertirse en albatros… “At length did cross an Albatross: / Thorough the fog it came…”2 Esta fusión de dimensiones expresivas en el lenguaje de Víctor Guadalajara se viene anunciando y perfeccionando desde hace al menos un cuarto de siglo, es uno de sus rasgos estructurales, e irrumpe como un velo de belleza desconcertante: tecnología, componentes de nuevo tipo, procedimientos de ensamblaje de última generación.
1 Este luminoso y atormentado ente gramático y alquimista tardío desdeñó publicar en vida salvo algunos artículos y ensayos vibrantes a los que debe su fama de polemista y erudito non, más alguna que otra cosa como su Antología de la poesía mexicana moderna (1928), que sembrara controversias sin fin, más no su bellísima poesía hermética. Las 37 estrofas que componen Canto a un dios mineral aparecieron publicadas en Letras de México, el 15 de septiembre de 1942, un mes después de la muerte del escritor, fantasma ya mutilado, en el nosocomio del doctor Rafael Lavista en los rumbos de Tlalpan.
2 Samuel Taylor Coleridge: The Rime of the Ancient Mariner, 1798, revisada en 1817. “Al fin cruzó un Albatros / A través de la niebla vino…”. Esta ave también representa la metáfora de la fortuna, atentar contra ella resulta una infamia portadora de consecuencias nefastas. Como cuando pende del cuello de un marinero calificado de portador de mala suerte, a modo de castigo, por matar a un ejemplar de tan majestuoso volante.
La formación transdisciplinaria de este compositor-inventor lo faculta a diseñar y producir dispositivos, entes y objetos, concebidos para acoplarse. Tramas, celosías, urdimbres, cadencias, devienen sustantivos reveladores del principio que ordena desde dentro y hacia fuera sus obras bidimensionales y tridimensionales. Hacedor total, ilustrado, que al igual que Oscar Wilde podría proclamar: “Todo lo resisto menos la tentación”. Su capacidad de invención es legendaria.
En una pieza reciente (2024), realizada para participar en una convocatoria del Banco de México, que incluyó el uso de refines y maculaturas de papel moneda, siendo la primera edición con participación directa de escultores, concibió un repositorio cilíndrico, que guarda unos tubos presos que funcionan cual flautas y al roce provocan su casi imperceptible vibración emite sonido, vigilado y contenido en sus extremos por unos círculos/tapas que forjan un equilibrio regular entre los factores de Resonancia, tensión y gravedad, título por demás denotativo. Estrategia de significación que ilumina lo sólido, que se remonta al alba de su voluntad de representación: confluencia heteróclita de medios, algunos reciclados, pepenados o aportados por el azar (objet trouvé), que al torcerles su naturaleza la preñan de intenciones y nos aturden con un parto de insólita perfección.
En esta sumatoria de albricias ocupan la trinchera de la resistencia un par de objetividades antinómicas y complementarias. Colibrí (2020), acrílico impreso en serigrafía, talla en madera y acero, de ligereza proverbial, cuyas plumas perimetrales están a un tris de batirse y afrontar el vuelo rebanando cirros (nubes altas y delgadas) y cúmulos (nubes bajas y algodonadas) por doquier. Raíz (2025), acero al carbón, MDF, acrílico y resina, de una pesadez arrepentida, vaciada de sí misma y en ciertos puntos de ese rompe-cabezas que nunca fue, asimilando transparencias que solo fingen desaparecer las oquedades. Especie de menhir que nos refresca la memoria de que no todo es lo que parece. En ambos casos estas tridimensiones bregan por ubicarse,
localizarse en el espacio, pretenden legitimarse al conquistar su personal topología.
Poderosísimas imágenes, iconos robustos, que, domeñando las rutas de los trazos, así como los senderos de las líneas, se metamorfosearon en formas tajantes, cada una a su manera: criba y soplador del fogón de un Hefesto contemporáneo, de conducta ejemplar pues no se propuso violentar a nadie y cuya explosión de células fértiles derramadas en pierna imaginaria no originó a los atenienses sino a una tribu renovada de macizos joviales y leves. Artefactos indescifrables, desconocemos su utilidad de haber alguna, que en principio buscasen deslumbrar a sus fisgones y mirones por su imponente presencia, lindante con lo sagrado, o al menos agitadora de lo profano.
Modulaciones varias que captan la atención del sujeto que las atisba. Como si latiesen tentaciones narcisistas en sus profundidades que al emerger de su escondite llamasen a los transeúntes y viandantes a aquilatarla como señal promisoria, remate visual y seña de identidad.
Combatir al vacío, no para desaparecerlo sino para situarlo en su calidad de accidente expresivo, puente de sentido entre los hilos de la memoria.
Pensar sin remedio, transmutar el recuerdo que solo persiste restaurado, fatigado por otros souvenirs: las huellas, las cicatrices, los tatuajes… Paisajes bombardeados por unas delicadas lluvias de geometrías en arcoíris ataviadas… Impostados fenómenos mediante encáusticas sobre algodón que facilitan los desplazamientos en los territorios geográficos mostrados como remembranzas: Cordillera I y II (2025), y un tropel de montañas, adobes, celosías, huacales, nubes y terrazas y hasta una tertulia de columpios, de los cuales algunos acuñan una tilde esotérica: celosía pero con paisaje, celosía sí pero blanca; otros aportan su coleccionismo: Cabeza de pájaro (2025), del linaje de los trofeos macabros de la taxidermia, Piezas sueltas (2025), que camuflan el viaje de un ser acuático de imposible filiación; más unas xilografías para detener la respiración y disfrutarlas desde un no-pensar lúdico, siendo una
de ellas de otro mundo por la sutileza de su hilado en perspectiva estratigráfica (Ascenso, 2022) emparentada con los rebozos de palomo; y unas piezografías
sorprendidas de sí mismas porque alcanzaron caracteres definidos: Siembra y aros (2023), rodillo aireador de tierra, escardillo sofisticado; o Espejo de aire (2024) que rebasa los artilugios de una divinidad enigmática manifiesta entre reflejos de humo (Tezcatlipoca, “espejo humeante, espejo negro”, ocupado en la creación y la destrucción). En fin, un desfile que desafía a la angustia y comparte las liviandades del deseo y el sueño.
A propósito de su magnífica y ya lejana exposición Arqueología urbana (Centro Cultural San Ángel, 1992), Francisco Castro Leñero lo (bien) calificó de “pintor constructor al que no parece bastarle el lienzo”, dada la delectación y la propensión a la tridimensionalidad de Víctor Guadalajara. Justa apreciación de uno de nuestros más exactos y deslumbrantes abstractos al que se le extraña, y al que con admiración podríamos añadirle el regreso de su frase para cerrar el periplo: “escultor dibujante al que no parece bastarle lo sólido”.
Y su divisa consiste en siempre renovarse, salirse de sí mismo, apoderarse del entorno, espíritu en ristre.
Celebrémoslo.
1- Huacales / 2025 acuarela y grafito sobre papel Arches 400 grs / 31 x 37 cm.
Cat. 2- Celosia con paisaje / 2025 acuarela y grafito sobre papel Arches 400 grs / 34 x 27.5 cm.
Cat. 3- Celosia blanca / 2025 acuarela, grafito y encausto sobre papel Arches 400 grs / 34 x 27.5 cm.
Créditos:
Coordinación editorial
Diseño Fotografía
Ediciones Corneta
Texto Luis Ignacio Sáinz
Impresión Piccos print
Cuidado de la edición Claudia Piccone
Víctor Guadalajara vguadalajara.com vguadalajara@gmail.com victorguadalaja
© D. R. Aldama Fine Art Palacio de Versalles
100 L-B México CDMX 11930 www.aldama.com info@aldama.com
Este catálogo no puede ser fotocopiado, ni reproducido total o parcialmente, por ningún medio o método, sin la autorización por escrito del editor.
Víctor Guadalajara Rubello / Ciudad de México en 1965.
Licenciado en diseño gráfico por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Hasta 2025 ha realizado 30 exposiciones individuales de pintura, escultura y grabado en México y en el extranjero, entre las que destacan: “Tramas” Galería Aldama Fine Arts en CDMX, “Elipsis” Museo de Arte Carrillo Gil, “4A2G” Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, “Horizontes” Consulado General de México en Chicago, “Branches” Galería Sculpture Square Limited en Singapur, “Memoria” Galería Aldama Fine Arts en CDMX. Ha participado en diversos salones de pintura, bienales y en más de 110 exposiciones colectivas en México, USA, Argentina, Alemania, Suiza, Canadá, Japón y Singapur.
En 2007, 2011 y 2016 es acreedor a la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte siendo las primeras dos en pintura y la tercera en escultura. Becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en su emisión Jóvenes Creadores en dos ocasiones, en 1993 y 1998. En 2009 ingresa como tutor en pintura y jurado en gráfica del sistema de becas nacionales para jóvenes creadores. Ha sido jurado de varios programas del FONCA así como de diversos concursos nacionales. Desde el año 2000 es integrante del Sistema de Pago en Especie de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Su trabajo forma parte de reconocidas colecciones nacionales e internacionales, así como del acervo de museos y centros culturales. Su obra está publicada en libros, catálogos, revistas y prensa, donde ha sido objeto de artículos de crítica especializada de autores como Teresa del Conde, Antonio Espinosa, Lelia Driben, Edgardo Ganado Kim, Blanca Robleda, Gonzalo Veles, Adolfo Echeverría, Juan Coronel Rivera, Luis Martín Lozano, Jorge Juanes y Luis Ignacio Sáinz, entre otros.
Agradecimientos:
A José Ignacio Aldama por abrirme la puerta y por su apoyo incondicional, a Luis Ignacio Sáinz por su compromiso y el esplendido texto para esta publicación, a la colección López Velarde y Arturo Talavera Autrique por su apoyo en la producción de esta muestra, a mi mano derecha, Alejandro Mina por todo su trabajo en la realización y producción, a los impresores Eduardo Escobedo y Samuel Cadena, a Mar Gasca Madrigal por su respaldo y compañia en todo momento.
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