EDITORIAL (ANÁLISIS DE LOS TEMAS A PRESENTAR)
En este análisis profundo, exploramos cómo el matrimonio y el divorcio se entrelazan en la vida cotidiana de una manera que a veces nos sorprende. El matrimonio, una unión consensuada que implica derechos y responsabilidades entre dos personas, busca establecer una comunidad plena basada en la estabilidad y la durabilidad. Este contrato matrimonial se formaliza en presencia de funcionarios públicos y testigos, marcando el inicio de una nueva etapa en la vida de las parejas.
El divorcio, por otro lado, representa la disolución de ese vínculo matrimonial, permitiendo que las partes involucradas tengan la posibilidad de emprender nuevos caminos. El divorcio puede clasificarse en dos categorías: voluntario y contencioso. En el primero, ambas partes acuerdan la separación y deben ratificar su decisión después de un período determinado. En el segundo, se requiere una causa justificada y una vía judicial unilateral.
En el contexto panameño, el Código de Familia establece que el matrimonio es la unión voluntaria entre un hombre y una mujer para compartir una vida en común. Aunque el código no ofrece una definición exhaustiva del divorcio, reconoce tres formas de disolver el matrimonio: muerte, nulidad y divorcio. El proceso de divorcio en Panamá es supervisado por jueces seccionales de familia.
En cuanto a los requisitos para el matrimonio, es fundamental considerar quiénes pueden contraerlo. Según la legislación panameña, cualquier persona con capacidad legal puede participar en esta unión. Los funcionarios autorizados para celebrar matrimonios incluyen notarios públicos, ministros religiosos de organizaciones con personería jurídica, jueces municipales y agentes consulares.
Para formalizar un matrimonio, las parejas deben presentar una declaración de voluntad y proporcionar documentos como certificados de nacimiento, soltería y
pruebas de salud prenupcial. Una vez celebrado el matrimonio, se emite un acta que se registra en el Registro Civil.
En cuanto al divorcio, existen causales específicas que pueden justificarlo, como el atentado contra la vida de un cónyuge, el trato cruel físico o psicológico, la relación sexual extramarital y otras. Las sentencias de divorcio pueden afectar la división de bienes y el pago de alimentos.
Además, es importante tener en cuenta las consecuencias legales del divorcio. Las donaciones realizadas por el cónyuge culpable pueden ser revocadas, y el cónyuge inocente puede recibir una pensión alimenticia si es necesario.
El matrimonio y el divorcio son aspectos fundamentales de la vida en la sociedad actual. El matrimonio se considera una institución importante para la comunidad y la familia, mientras que el divorcio ha evolucionado para ofrecer una vía de escape en situaciones difíciles. Ambos procesos están regulados por leyes y regulaciones que deben ser comprendidas y respetadas por todas las partes involucradas. La comprensión de estas figuras es esencial para mantener la estabilidad y la armonía en la sociedad contemporánea.
MATRIMONIO
El matrimonio, como una institución que ha sido fundamental en la sociedad a lo largo de la historia, ha experimentado una serie de transformaciones notables en la actualidad. En el pasado, el matrimonio se percibía como una unión vitalicia, con un énfasis en la seguridad económica y la perpetuación de la familia. Sin embargo, en la sociedad contemporánea, las expectativas han cambiado drásticamente. Hoy en día, las parejas tienden a casarse por amor y compatibilidad emocional, en lugar de motivaciones puramente pragmáticas.
Este cambio en las expectativas del matrimonio ha llevado a una mayor tolerancia hacia el divorcio. En décadas pasadas, el divorcio estaba estigmatizado y se consideraba un fracaso social. Sin embargo, en la sociedad actual, se entiende que las personas pueden cambiar y que, en ocasiones, poner fin a un matrimonio infeliz puede ser la mejor decisión para todas las partes involucradas.
En Panamá, como en muchos otros lugares, existen autoridades y regulaciones específicas que rigen los matrimonios civiles. Los Jueces Municipales Civiles, de Familia y Mixtos tienen un papel importante en la celebración de matrimonios. Además, otras figuras, como los magistrados del Tribunal Electoral, los directores del Registro Civil y los ministros religiosos debidamente autorizados, también tienen la capacidad de oficiar ceremonias matrimoniales.
Sin embargo, independientemente de las autoridades que conduzcan la ceremonia, las parejas que desean casarse deben cumplir con una serie de requisitos legales. Esto incluye proporcionar la documentación adecuada, demostrar su identidad y estado civil, y respetar las regulaciones de edad legal para el matrimonio.
El proceso de divorcio, una vez considerado tabú, también ha experimentado un cambio significativo. Las leyes de divorcio se han vuelto más accesibles y menos restrictivas en muchos lugares, incluido Panamá. Esto ha hecho que sea más fácil para las parejas poner fin a un matrimonio insatisfactorio si así lo desean.
Sin embargo, el divorcio no está exento de desafíos. Puede tener un impacto significativo en los niños involucrados, y el proceso en sí puede ser emocionalmente agotador. Por lo tanto, es importante que las parejas que consideran el divorcio busquen apoyo y asesoramiento adecuados.
En última instancia, el matrimonio y el divorcio en la sociedad actual se centran en la importancia de la elección personal y la autonomía individual. Las personas tienen el derecho de decidir si desean casarse, con quién lo harán y cuándo. De igual manera, tienen el derecho de poner fin a un matrimonio que ya no les satisface, siempre con responsabilidad y consideración por las consecuencias de sus decisiones. La sociedad actual valora la felicidad y la realización personal, y estas figuras del matrimonio y el divorcio son parte de la compleja interacción entre la tradición y el cambio en nuestras vidas modernas.
DIVORCIO
En el contexto familiar, el divorcio es un proceso de ruptura y transformación que consta de tres momentos principales: 1) Uno de los miembros comienza a considerar el divorcio, 2) a pareja se separa físicamente y 3) se produce el divorcio. formal.
El proceso descrito anteriormente se caracteriza por su heterogeneidad y complejidad, ya que ocurre en todos los niveles socioeconómicos y en matrimonios de diferente duración y edad. Además, muestra las siguientes
tendencias: un aumento en la presencia de los grupos más alfabetizados (generalmente mujeres) y un aumento de grupos con matrimonios de más de diez años, especialmente entre los grupos de clase baja. - se llaman pares de transición.
Una de las razones por las que las mujeres son más propensas a buscar la separación y el divorcio es que las relaciones son más tensas, a menudo acompañadas de cambios en las expectativas sobre el matrimonio y diferencias entre los miembros de la familia y las parejas. Coincidiendo con los cambios demográficos, las parejas viven más años de media (debido a una mayor esperanza de vida) y tienen más años con hijos a cargo (lo que se corresponde con un aumento de los años de escolaridad); además de los roles que desempeñan los miembros de la pareja Además de la diversidad y el cambio, esto también exacerba las tensiones antes mencionadas.
El 17 de enero de 1911 se promulgó la primera ley de divorcio, que permitía a los cónyuges solicitar libremente el divorcio si cometían una conducta vergonzosa.
El Código Civil panameño, adoptado en 1917, estipula las causales de divorcio tales como adulterio de la esposa, concubinato del marido, crueldad, intento del marido de prostituir a su esposa y deserción. Sigue vigente la Ley de 3 de mayo de 1994 que establece el Código de Familia panameño, modificada por la Ley No. 12 de 1994.
Sorprendentemente, Panamá ocupa el cuarto lugar entre los países del mundo con la tasa de divorcio per cápita más alta, sólo detrás de Estados Unidos y sólo por delante de Rusia. Según un artículo publicado en el periódico más importante de Panamá, "LA PRENSA", el 8 de marzo de 2010, el número de divorcios en Panamá casi se ha duplicado, de 2.997 en 2008 a 5.674 en 2009.
El Código de Familia de Panamá enumera 10 causales de divorcio. Estos motivos incluyen alcoholismo, abandono, abuso de drogas, violencia, intentos de prostitución de la esposa, daño psicológico, separación por más de dos años, incumplimiento de las obligaciones de apoyo familiar y consentimiento mutuo.
El Código de Familia de Panamá pretende tratar a los cónyuges por igual, pero los tribunales suelen favorecer a las mujeres en los divorcios, especialmente si tienen hijos.
Siempre que las partes estén de acuerdo en cuestiones como bienes conyugales, pensión alimenticia, manutención de los hijos y derechos de visita, ambas partes pueden divorciarse mediante acuerdo en Panamá. Esta es la forma más rápida y sencilla de divorciarse en Panamá, pero aún requiere un proceso de divorcio en un tribunal panameño.
Panamá sigue los principios centenarios del código civil de las leyes españolas en materia de propiedad conyugal, que establecen que todo lo traído o adquirido por un cónyuge durante el matrimonio pertenece a ambas partes.
Sin embargo, en Panamá es posible firmar un acuerdo prenupcial que separa bienes y propiedades e impide que uno de los cónyuges reclame la propiedad de algo. Los activos conyugales pueden incluir acciones de la empresa (incluidas acciones al portador), bienes raíces, valores, vehículos y cuentas bancarias.
Cuando El tribunal de divorcio otorga la manutención o pensión alimenticia, de los hijos debido al aumento del costo de vida, los gastos educativos y cualquier necesidad especial que pueda tener el niño. La manutención conyugal se proporciona para que el cónyuge pueda continuar viviendo la vida a la que está acostumbrado en relación con sus ingresos.
El Código Civil establece, en el artículo 152.3, que cesará la obligación de dar alimentos “cuando el alimentista pueda ejercer un oficio, profesión o industria, o haya adquirido un destino o mejorado su fortuna, de suerte que no le sea necesaria la pensión alimenticia para su subsistencia”.
REGÍMENES MATRIMONIALES
• Régimen de participación en las ganancias: En este régimen, cada cónyuge tiene derecho a participar en las ganancias acumuladas durante el matrimonio. Esto implica que, al finalizar la unión, se distribuyen las ganancias obtenidas durante el tiempo que el matrimonio estuvo en vigor. Bajo este régimen, cada esposo mantiene la administración y el control total de los bienes que poseía antes de casarse.
• Régimen de separación de bienes: En este caso, cada cónyuge conserva la propiedad completa de todos sus activos, tanto los que tenían antes del matrimonio como los adquiridos durante la unión, independientemente de cómo se obtuvieran. Bajo este régimen, cada uno sigue siendo el dueño exclusivo de sus bienes y tiene el derecho de administrarlos, disfrutarlos y disponer de ellos a su voluntad. Sin embargo, esto no excluye la posibilidad de que puedan poseer bienes en común.
• Régimen de sociedades de gananciales: En este régimen, los bienes se comparten en común y se consideran propiedad conjunta. Esto significa que todos los activos adquiridos a título oneroso durante el matrimonio se consideran propiedad de ambos cónyuges por igual. Esto incluye los frutos, ingresos e intereses generados por estos bienes, así como los productos del trabajo de cada cónyuge. Es importante destacar que los bienes que cada uno tenía antes del matrimonio o los adquiridos a título gratuito quedan excluidos de este régimen.
La elección del régimen económico queda a discreción de cada pareja y depende de sus necesidades, bienes y obligaciones, incluyendo las deudas. Esta elección se realiza al momento de contraer matrimonio y puede ser modificada durante la unión a través de capitulaciones matrimoniales. Además, es relevante mencionar que, en caso de falta de elección, la ley puede aplicar automáticamente un régimen.
A medida que transcurre el tiempo durante el matrimonio, pueden surgir cambios significativos, como la creación de sociedades comerciales, negocios compartidos o empresas conjuntas. Por esta razón, es fundamental que cada cónyuge formalice adecuadamente los aspectos legales para determinar la propiedad de los activos en caso de una separación. Establecer bases sólidas desde el inicio puede conducir a una división equitativa en el futuro y evitar complicaciones innecesarias.