El Capitán Jack

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Alberto F. Piñeiro

El Capitán Jack

Blablablablablablablablablabla PIÑEIRO, Alberto Francisco

Atardecía y caminaba entre los viejos barcos de madera, que es tán abandonados en el viejo muelle, en los cuales suelen descan sar unas extrañas aves llamadas garzas bruja. Estaba frente a uno de estos, buscando un buen encuadre, cuando oí que alguien me chistaba:

— Chist, chist. Me doy vuelta, mirando a mí alrededor y no veo a nadie

—Chist, chist, ¡Acá arriba! ¡En la cubierta del Eterno San José!

Giro la cabeza y veo a una Garza Bruja parada en la cubierta del barco que me hacía señas.

—¿Me estás hablando? ¡No puede ser!—

—¡Claro que puedo, por eso nos dicen Garzas brujas! — Ven, sube al barco que el capitán quiere pedirte algo.

—¡Estoy soñando!¡Esto no puede ser real!

—Por favor…

Asustado, y con la curiosidad carcomiéndome, trepé con dificul tad, al casco del barco. Una vez en cubierta, la Garza me señala la cabina y ahí lo veo: parado sobre una pata, con una postura encorvada, unos ojos rojizos, un sacón gris y una muy distintiva y distinguida pluma blanca cayendo desde su cabeza.

—Acércate, soy el Capitán Jack y estoy al mando de este barco —. Hace años lo abordamos y lo convertimos en nuestro hogar. Es un lugar tranquilo y vivimos muy felices. Pero tenemos un sueño y queremos …

—¿¡Y yo que tengo que ver con todo esto!?

—… hacerlo realidad: a unas millas de aquí existe un islote, lla mado Isla Escondida, es un lugar habitado por diferentes aves, muy tranquilo y con buena pesca. Pretendemos ir a vivir allí y para eso necesitamos de tu ayuda.

—¿De mi ayuda?

¡Si! Queremos que sueltes las amarras del barco y así nosotros lo llevamos volando hasta la isla —dijo el capitán, mirándome a los ojos.

¿Llevar el barco volando? ¡Es imposible! ¡Están locos!

—Ya que no puede navegar, lo llevaremos volando. Para nosotros nada es imposible, recuerda que somos garzas brujas.

¿Y por qué yo?

—Porque he observado que vienes seguido a sacarnos fotos sin molestarnos y eso a echo que ganara confianza en ti. ¡Ayúdanos y tú obtendrás la foto que buscas!

Baje del barco totalmente perplejo y comencé a soltar, uno por uno, los cabos que lo amarraban. El viejo casco del Eterno San José se estremeció, como recobrando vida, y un canto terrorífico inundó el espacio. El pesado barco cobro altura y de forma lenta comenzó su vuelo.

Alce mi cámara, encuadre, enfoque y dispare.

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