Últimas Operaciones del Ejército Condtitucional

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— 83 — en el campamento los fuegos que se prendían de ordinario en nuestros vivacs y de dejar allí hombres paisanos que mantuviesen en combustión la leña hasta hora avanzada, á fin de afirmar al enemigo en la persuasión de nuestra presencia en ese sitio, siempre en acecho ó en espectativa de un ataque sobre las formidables posiciones dictatoriales de Viña del Mar, que á lo más distaban de nosotros 20 á 25 cuadras. Á las 10 P. M. llegaban al Salto los cuerpos de la Brigada de mi dependencia, habiendo hecho el trayecto en dos largas jornadas; y á las 12, es decir, dos horas después, para dejar que se alejase la cola de la 3. Brigada, cuya retaguardia íbamos picando, seguimos marcha hacia la meta ordenada, que era el lugar de Quilpué. Con un solo descanso hicimos ese trayecto y arribamos á nuestro destino á las 6f A. M. del día 25, hora en que se nos ordenó acampar en los cerros de la derecha para descansar al soldado de sus fatigas y reponer sus fuerzas con alguna comida. Logróse el propósito no obstante la lluvia lenta y mojadora de ese día 25 y se me dieron órdenes de seguir cerrando la retaguardia del ejército con mi Brigada, debiendo emprender la marcha sobre Las Cadenas, pasando por Marga-Marga y las Palmas. Á las 6-| A. M. del 26 emprendí la marcha cerrando la retaguardia, no sin celebrar el acontecimiento del pase del Escuadrón Húsares de Collipulli, cuyo jefe me mandó un emisario á fin de que le recibiese en son de paz, al tiempo de dejar las calles de Quilpué. Eespondí á aquel ofrecimiento patriótico tal como se merecía, y á pocas cuadras se nos presentó el cuerpo montado que revistó minuciosamente y lo hice ingresar á la columna de camino, colocándolo entre dos regimientos de infantería. A las 3| P. M. de dicho día 26 llegamos á la hacienda de Las Palmas y comenzó el descanso délos cuerpos mientras concurríamos los jefes de Brigada á una citación que se nos hizo por el Cuartel General para acordar el nuevo punto da reunión al final de la última etapa que nuestro ejército haría para amagar á Valparaíso por la retaguardia. Acampó allí la tropa, tomó su rancho de la mejor manera posible, con los recursos y elementos que la abundancia de la localidad nos proporcionaba, y á las 7-| emprendió su marcha la Brigada de mi mando, cerrando siempre la columna y guardando todavía aquella retirada que emprendíamos con toda felicidad á partir desde el alto de Eeñaca, y desconcertando, como se supo después, al enemigo sobre los designios que nuestras fuerzas tenían y acerca del verdadero rumbo de aquella rápida y atrevida marcha envolvente que tendría que darnos la victoria. Nuestro objetivo al salir de Las Palmas era llegar á las Cadenas al amanecer del 27, fundo situado en la altiplanicie que forman la hacienda de este nombre, las Zorras, el Alto del Puerto y la Placilla, y que coronan a


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