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CAVILACIONES SOBRE MOVILIZACIONES DE INDIGNADOS SOCIALES
Jorge Alonso, CIESAS Occidente, Guadalajara México
Haré una somera revisión de algunas movilizaciones de los indignados árabes, europeos, estadounidenses, israelíes, sudamericanos y mexicanos de este agitado 2011.1 Hay quienes rememoran lo sucedido en 1968.2 Si en el 68 se decía que había una influencia de Castoriadis por la imaginación creadora, ahora se apunta a Hessel por su libro Indignaos 3. Este nonagenario autor recuerda sus años en la resistencia contra la ocupación Nazi y el programa de derechos sociales de la resistencia que ofrecía principios y valores para la democracia de una Francia liberada. Se rebela contra la merma de la seguridad social actual. Plantea la urgencia de que los grandes financieros dejen de dirigir la economía, pues la riqueza creada en la esfera del trabajo debería dominar al poder del dinero. Recuerda que el motivo básico de la resistencia fue la indignación. Insiste en que cada persona tiene actualmente muchos motivos de indignación. Argumenta que la indiferencia es la peor de las actitudes. Ve que hoy vivimos en una interconectividad como nunca antes, y que hay muchas cosas intolerables. Plantea a los jóvenes que hoy existen dos grandes desafíos: la gran brecha existente entre los más pobres y los más ricos y el problema de los derechos humanos y del planeta. En ese contexto les dice a los jóvenes que él se encuentra muy indignado por lo que sucede en Palestina. Pide que se prefiera la esperanza y no la violencia; aconseja seguir el camino de la no violencia, pues está convencido de que el futuro pertenece a los no violentos, a la reconciliación de las culturas. Recomienda que se detenga la violencia con la no violencia. Analiza que el pensamiento productivista impulsado desde la cultura occidental condujo al mundo a una crisis de la que se tiene que salir por medio de una ruptura radical. Considera que las preocupaciones acerca El movimiento de indignados mundiales es un proceso en marcha. Aquí se examina desde enero de 2011 a mediados de octubre del mismo año, cuando ocurrieron las manifestaciones mundiales del mismo. 2 Lorenzo Meyer, “¿Un 1968 en 2011?” en Reforma, 26 de mayo de 2011. 3 Stéphane Hessel, Indignez-vous, París, Liberation, 2010. 1
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de la ética, la justicia y el equilibrio económico y medio ambiental tienen que prevalecer. Convoca a una insurrección pacífica contra lo que ahora nos indigna, contra los medios de comunicación de masas que están proponiendo como horizonte para la juventud el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles, la competición de todos contra todos. Concluye que resistir es crear, y que bastaría con que una minoría de indignados se levantara. Un voraz capitalismo que enriquece a unos cuantos a manos llenas por medio de la violenta desposesión de las mayorías está mostrando su inviabilidad como sistema para vivir. Han surgido movilizaciones populares pacíficas que han mostrado su indignación por los efectos de ese sistema y han dicho con fuerza ¡basta!
Los indignados en el mundo árabe En las primeras semanas de 2011 en el mundo árabe gobernantes fieles seguidores de los dictados del FMI y del Banco Mundial que dejaban sin empleo hasta jóvenes preparados con estudios universitarios, y que encima eran muy autoritarios, cayeron ante masivas movilizaciones populares que crecieron utilizando como instrumento aglutinador y convocador los modernos instrumentos de comunicación cibernética personal. En Egipto los manifestantes, durante 16 días, fustigaron la corrupción, demandaron rendición de cuentas, derechos ciudadanos, libertad y puestos de trabajo. Esta rebelión consiguió liberarse de un tirano, pero tuvo que entrar a negociar con una junta militar.4 A mediados de 2011 miles de manifestantes volvieron a la plaza Al‐ Tahrir (Liberación) para exigir la condena de los corruptos del régimen de Mubarak, el incremento de los salarios y la aprobación de una nueva constitución. Poco después llenaron esa plaza con una de las manifestaciones más numerosas debido a la frustración por los escasos cambios después de cinco meses de la caída de Mubarak. Los indignados egipcios demandaron justicia para las víctimas de Mubarak y han estado presionando por una transición a la democracia, pues los militares que asumieron el poder no han enjuiciado a policías y funcionarios del régimen caído porque prosiguen las instituciones anteriores y porque no se han aplicado las reformas prometidas. La policía respondió con violencia y hubo manifestantes detenidos y más de mil heridos. El analista Robert Fisk escribió que pese a que los jóvenes habían derrocado a Mubarak, habían quedado fuera en la recomposición del poder egipcio que se parecía mucho al régimen anterior.5 En otros países, las 4 Maya Mikdashi, “La revolución egipcia”, en Rebelión, mayo de 2011. Mohammed Abouelleil Rashed, “Revolución en Egipto: un relato de sus génesis”, en Envío, núm. 352, julio de 2011, pp. 48‐53. A finales de enero la exigencia fue poner fin al régimen. 5 Robert Fisk, “Egipto: traición a los jóvenes”, en La Jornada, 2 de agosto de 2011.
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rebeliones populares también han estado sufriendo la represión. En una entrevista Alain Touraine no pudo dejar de lado su visión colonial y opinó que en el mundo árabe los jóvenes con estudios pero sin trabajo se rebelaban porque querían un estilo de vida occidental.6 Lo que ha sido generalizada es la preocupación de los gobiernos del mundo árabe por la irrupción de los movimientos sociales que se han multiplicado en Egipto, Túnez, Yemen, Jordania Siria y Libia. Boaventura de Sousa Santos ha resaltado que las protestas del norte de África van de las dictaduras a formas democráticas, echan dictadores, demandan nuevas constituciones y que se convoquen elecciones. Conforme pasan los meses, los manifestantes se han ido dando cuenta de que la democracia política no basta, de que los nuevos gobernantes se sirven de algunas modificaciones para proseguir la dominación.7 El 9 de septiembre de 2011 miles de egipcios se congregaron de nueva cuenta en la emblemática plaza del Cairo para exigirle al ejército que cumpliera sus promesas de reformas y democracia. Samir Amin reflexionando qué había sucedido después de seis meses que habían caído Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto, insistió en que ese movimiento no tenía como único propósito deshacerse de dictadores, sino que se trataba de un movimiento de larga duración que ponía en tela el orden social y sus desigualdades. Ese movimiento aspiraba a democratizar la sociedad exigiendo justicia social y nuevas políticas económicas8. También Robert Fisk opinó que la primavera árabe duraría años.9 Los movilizados, lejanos a los partidos políticos, han estado demandando cambios en sus sistemas políticos. Si se hace un examen más detallado se encontrará que los movilizados están en contra las consecuencias de las aplicaciones del capitalismo neoliberal, que quieren libertad y que exigen justicia. No obstante, el colonialismo no ha dejado de estar presente, pues en Libia una parte de la insurrección fue cooptada por los intereses militaristas occidentales.10 Lo importante ha sido que se ha manifestado la indignación que estaba soterrada.
Los indignados españoles Quienes han dado la pauta han sido los indignados españoles que han ido fraguando un nuevo movimiento de gran importancia mundial. El rescate de los bancos, una reforma laboral lesiva a los trabajadores, el recorte de las pensiones, el que una quinta Entrevista a Alain Touraine en www.correo‐ciudadano.net, 12 de junio de 2011. Entrevista a Boaventura de Sousa Santos en www.revistadebate.com.ar, 1 de julio de 2011. 8 Samir Amin, “C’est un mouvement qui va durer des mois et des annés”, en L’Humanité, 1 de agosto de 2011. 9 Robert Fisk, “Medio oriente: el mito del efecto dominó”, en La Jornada, 23 de agosto de 2011. 10 El caso libio requiere un tratamiento aparte. Se puede consultar “Libya’s revolution: tribe, nation, politics” en www.cetri.be, 5 de octubre de 2011. 6 7
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parte no tuviera empleo, que el desempleo en el caso de los jóvenes afectara casi a la mitad, y los desahucios fueron incubando malestares que crecían segregados. No obstante, el 15 de mayo de 2011, por medios electrónicos personales algunos grupos inconformes impulsaron una manifestación que superó todo lo que se hubiera esperado. Se erigió una enorme protesta espontánea. Hubo represión pero eso alentó aún más el empuje popular, y de manifestación se pasó a la acampada en una importante plaza madrileña. Las acampadas se multiplicaron por más de cien ciudades grandes y pequeñas en toda España. Aunque la mayoría eran jóvenes se congregaban muchas personas de todas las edades. Había desempleados y mal pagados, gente que había perdido sus casas, y en general gente harta de la situación precaria, de la corrupción de los políticos y de la injusticia generalizada. Los empresarios querían que los desmantelaran y la derecha política los acusaba de ser como ETA, pero eran un movimiento pacífico que se denominó 15‐M. Por Internet se convocaron y por Internet también le dieron vigencia a esa convivencia diaria donde se fueron conociendo y reconociendo en persona. Se fraguó un movimiento heterogéneo muy creativo, lleno de propuestas, basado en un sentir generalizado de hartazgo y también de que había que hacer valer las voces de todos. Los manifestantes protestaban por la crisis económica, exigían solución al problema del desempleo y demandaban otro tipo de democracia. Criticaban a la clase política por sus privilegios y su corrupción, a los agentes financieros y a los grandes medios electrónicos. Lo electoral no les importaba. Se presentaban como personas y no como mercancías. Se pronunciaba en contra del rescate de los bancos, planteaban que debía haber mayor control del fraude fiscal y de la fuga de capitales. Se oponían a los despidos laborales. El movimiento iba sumando sus demandas. Los manifestantes querían que hubiera expropiación de vivienda para darlas en alquiler bajo, que no hubiera recortes en salud y educación, retirar la ley de extranjeros y cerrar los centros de internamiento para extranjeros, que se fomentara la agricultura campesina y no beneficiar a las grandes multinacionales de la alimentación. Estaban desengañados de los políticos. Pedían reformas al sistema electoral y erradicar la corrupción. Había el deseo colectivo de otra vida. Sus lemas eran contundentes: “pienso, luego estorbo”; “si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”; “nadie os obligó a ser políticos”; “no nos representan”; “sostenemos la nación con nuestro trabajo y al Estado con nuestros impuestos, y ahora no tenemos pan para alimentar a muchos de los nuestros”; “una generación entera, mejor preparada que nunca otra antes, está agonizando sin futuro por vuestra culpa”; “no tenemos casa, nos quedamos en la plaza”; “nuestros sueños no caben en vuestras urnas”; “este país es nuestro”; “dormíamos, despertamos”; “la llaman democracia, y no lo es”; “esta crisis no la pagamos”; “no somos mercancías”; “esto no
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es una crisis, es una estafa”; “ellos no mandan si nosotros no obedecemos”; “esto no es de izquierda contra derecha, es de los abajo contra los de arriba”. En las acampadas se fue aprendiendo un modo de vivir y convivir; los participantes aprendieron a escucharse, a debatir, a organizarse de otra forma. Se adoptó el método asambleario donde se discutió con respeto, sin violencia, sin lineamientos; se crearon comisiones para aseo, biblioteca, vigilancia, etc. que se fueron rotando. No había jefes, ni versiones oficiales, sino pura horizontalidad. Potenciaron al máximo sus redes sociales para propagar y extender sus procesos asamblearios. No hubo propiamente un centro sino redes enlazadas en multitud de nodos. Hubo una continua invitación a ejercer el derecho de la reflexión colectiva. Esto propició que los manifestantes ensayaran nuevas formas de estar y decidir juntos. Las plazas permitieron la conexión. Las asambleas de las plazas se propagaron hacia los barrios y prendieron entre los pueblos. Esto consolidó e hizo crecer al movimiento. Varias veces los manifestantes discutieron si dejaban las plazas para realizar otras actividades, y mantuvieron las acampadas por cuatro semanas, tanto por solidaridad como por necesidad de madurar el movimiento. El 5 de junio hicieron actos de repudio al neoliberalismo. El 11 de junio se presentaron en muchas de las alcaldías en los actos de toma de protesta de las nuevas autoridades y repudiaron a los políticos. También llevaron sus voces de protesta a las puertas del Congreso. El 12 de junio finalmente optaron por pasar a otra fase y dejar las acampadas (aunque hubo quienes las prosiguieron minoritariamente) con una agenda de mediano plazo. Supieron tomar espacios públicos y hacerlos suyos. Plantearon que debían crecer en los barrios y en los pueblos. Planearon una gran movilización nacional, y otros actos para internacionalizar el movimiento que ya había tenido eco en varios países. Enfatizaron “no nos vamos, nos movemos a tu conciencia”. El 19 de junio miles de españoles indignados se manifestaron en 60 ciudades en una jornada que denominaron “caminemos juntos contra la crisis y el capital”, en la que repudiaron el pacto del Euro que los gobiernos se han propuesto suscribir para imponer regulaciones a todos los países. Volvieron sobre las demandas de rechazo a los recortes de los derechos laborales, en contra de la privatización de la salud y de la educación, en contra de la especulación financiera que había provocado la crisis. Entre sus lemas estaba “Europa para los ciudadanos y no para los mercados”; “todos los caminos llevan a Islandia”. Pese a que la policía reprimió a los indignados en varias ocasiones, esas agresiones no lograron sacarlos de su lógica pacifista; y tampoco los desalentaron, antes bien les dieron más razones para proseguir las protestas por todo el territorio español. Los grupos anarquistas se burlaron del poder haciendo ver lo equivocadas que estaban las
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autoridades que tenían la ilusión de descabezar al movimiento apresando a algunos, cuando ahí no había cabezas. 11 Frente a la brutal represión de la policía catalana, por todo el país salieron de nuevo sin miedo levantando las manos indicando que esas eran sus únicas armas. El método de decisión siguió siendo el de las asambleas que se entrelazaban. Hubo manifestaciones ante el Ministerio del Trabajo en protesta por la merma en seguridad social y por la privatización de la salud. El 20 de junio desde Valencia se organizó una marcha que llegó a Madrid el 23 de julio y participó en un acto multitudinario el 24. No fue la única; de Cataluña, del País Vasco, de Galicia, de Extremadura, de Andalucía y de Murcia partieron otras marchas como un conjunto al que se llamó la marcha popular indignada. Pasó por los pueblos participando en sus asambleas e invitando a que la gente se sumara a la marcha. Estas marchas fueron recogiendo la indignación del mundo rural. Otra vez en la Puerta del Sol madrileña se congregaron miles que planteaban: “no es una crisis, es el sistema”. También se manifestaron frente al Congreso, el Ministerio de Salud y ante el Banco de España. El Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, se presentó en uno de los debates de los indignados para desearles suerte. Constató que veían que el sistema estaba roto, que el modelo no funcionaba, y que había mucha sensibilidad ante las injusticias sociales. Planteó la necesidad de controlar al capital financiero; dijo que, contra lo que se enseñaba en las universidades, los mercados no eran eficientes; recalcó que la desigualdad producía la crisis económica, que a su vez incrementaba aún más la desigualdad; y alabó la frescura de los indignados y sus aportaciones al debate de ideas.12 Un grupo de indignados españoles se quedó acampando en la Plaza del Sol una vez que la mayoría optó por otros pasos del movimiento. Fueron desalojados a principios de agosto y hubo heridos. Se instalaron en una plaza cercana y pocos días después recuperaron la Plaza del Sol. Los indignados españoles protestaron por el uso de recursos públicos para la visita papal, y criticaron que el Papa estaba asociado al poder económico y político. El 18 de agosto de nueva cuenta la policía desalojó con gran violencia la plaza del Sol. El movimiento seguía y estaba determinado a expandir el movimiento más allá de las fronteras españolas. Mientras tanto las asambleas de barrios han ido impidiendo desahucios, sobre todo de inmigrantes.
Se puede seguir las acciones y reflexiones del movimiento por medio de once entregas semanales que recopilaron lo más destacado de relatos y artículos y que fueron difundidas de mayo a julio de 2011 en www.insumisos.com. Para los demás meses es útil la página www.politiquessociales.net/le‐ mouvement‐des‐indignes‐doit‐il, 13 de octubre de 2011. 12 La Jornada, 26 de julio de 2011; entrevista a Stiglitz publicada en kaosenlared.net, 27 de julio de 2011. 11
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Los otros indignados europeos En Islandia ante las drásticas medidas que querían imponer los organismos financieros internacionales las movilizaciones populares obligaron a dimitir al primer ministro en 2009 y al año siguiente echaron abajo por medio de un referéndum una ley que avalaba el pago de una deuda internacional lesiva a los intereses de las mayorías. También consiguieron la nacionalización de bancos. La población islandesa se ha opuesto a hacerse cargo de las tropelías del capital financiero;13 y se ha rebelado ante los mercados para poder salir de la crisis. Ha evidenciado que la aplicación de las políticas neoliberales lleva al desastre (aumento del desempleo, empobrecimiento de la población, incremento de la desigualdad), y que el movimiento social es fundamental para conseguir cambios económicos, políticos y sociales.14 El movimiento español sirvió de inspiración a otros movimientos mundiales. Los indignados franceses en tres ocasiones intentaron tomar la plaza de La Bastilla pero fueron reprimidos por la policía, lo cual los obligó a otro tipo de acciones locales. Han estado exigiendo una Europa menos complaciente con los mercados. En Portugal también hubo movimientos de abajo en contra de las medidas impuestas por el FMI, y en octubre miles de trabajadores se manifestaron en las principales ciudades en contra de las medidas de austeridad. En Grecia desde mayo de 2011 se han multiplicado masivas manifestaciones populares de repudio a las políticas de austeridad impuestas por el FMI y la Unión Europea que fueron aceptadas por la clase política. Los griegos se oponían a pagar una deuda pública que implicaba mucho sacrificio al pueblo pues equivalía a un 150 por ciento del PIB de ese país. El 21 de junio el primer Ministro griego pidió al congreso un voto de confianza que se lo dio la clase política pero no los indignados que pusieron urnas para expresar su rechazo. Desde Esparta también se organizó una marcha hacia Atenas. Pese a que los griegos tienen una amplia experiencia en manifestaciones de rechazo a las medidas antipopulares, últimamente han adoptado el nombre de indignados como sus similares españoles, y lejos de los partidos se han ido organizando de manera multiforme y abierta por medio de asambleas, y han estado combinando la revuelta con la celebración.15 Ante los Estados que tratan de salvaguardar al capital financiero, culpable de la crisis, aunque sacrifiquen a sus ciudadanos, éstos han ido mostrando su contante protesta contra lo que han llamado
Ricardo Aroskend, “Resistencia”, en www.insumisos.com, 26 de junio de 2011. Idoia, Intxaurbe y Mikel Noval, “Las lecciones de Islandia. Rebelarse ante los mercados para salir de la crisis”, en Rebelión, julio de 2011. 15 TPTG, “Una mirada al movimiento de las asambleas populares”, en Desinformémonos, núm. 22, agosto de 2011. Las asambleas comenzaron desde el 25 de mayo. 13 14
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la deudocracia.16 A principios de octubre miles de funcionarios hicieron una huelga que paralizó al país en protesta por las medidas de austeridad.17 A finales de junio en Gran Bretaña hubo huelgas y marchas multitudinarias en contra de la reforma de las pensiones. Los indignados ingleses resaltaron que la población no tenía por qué pagar los platos rotos de una crisis que no provocaron. Durante tres días en la primera semana de agosto jóvenes de barrios pobres de Londres provocaron disturbios, destrozaron escaparates, saquearon tiendas e incendiaron comercios; y fueron enfrentados con violencia por la policía. Las protestas se detonaron por el asesinato de un hombre a manos de un policía. Los analistas han señalado que esa violencia se debe al desempleo y a los recortes de programas sociales.18 El gobierno amenazó con sacar al ejército a las calles. Slavoj Zizek recalcó que los disturbios de Londres expresan una inquietud más profunda. Recordó que los amotinados no tenían ningún mensaje que transmitir. Subraya que la violencia no fue contra barrios ricos, sino contra gente de los propios barrios de los manifestantes. 19 Manuel Freytas precisó que había una diferencia con las otras movilizaciones de los indignados en el mundo, pues en Londres los protagonistas habían sido los jóvenes marginados sin ninguna consigna o protesta formulada.20 El antropólogo Chris Knight señaló que la quema de casas, el saqueo de tiendas y los ataques a personas eran delitos que debían combatirse, pero que era preciso aplicar esto a todos y comenzar con los banqueros que han provocado crisis apoyados por políticos, pues también eran criminales.21 David Harvey aconsejó no descontextualizar y tener en cuenta el racismo continuo, la persecución injustificada de los jóvenes, el desempleo masivo, la creciente privación social. El problema no era que los jóvenes fueran “salvajes” sino que había una sociedad en donde el capitalismo se había convertido en algo desenfrenadamente salvaje, pues había una economía de desposesión masiva y depredadora. Los jóvenes respondían a esto, a lo que hacían todos los demás, pero de una manera más visible.22 Carlos Fuentes recordó que el gobierno conservador británico había reducido los 16 La ayuda financiera para que Grecia pagara su deuda a los usureros internacionales ha implicado la privatización de empresas públicas y hasta la venta de islas. Petras denunció que el gobierno griego imponía el más drástico retroceso en materia de salarios, pensiones, empleo, educación y salud e impuestos; y que por medio del parlamento había dado luz verde al pillaje colonial. El Estado griego no quiso atender los reclamos del pueblo (James Petras, “Pasok, panhelénicos, socialistas y kleptócratas”, en Rebelión julio de 2011. 17 Manuel Castells analizó cómo en Islandia el rescate se hizo bajo control ciudadano, y en Grecia mediante el contubernio del gobierno con los bancos (“La solución islandesa”, en www.jordipujol.cat, 10 de octubre de 2011). 18 La Jornada, 9 de agosto de 2011. 19 Slavoj Zizek, “Vándalos del mundo, uníos”, en zizek‐en‐castellano.blogspot.com, 19 de agosto de 2011. 20 Manuel Freytas, “Estallido en Londres” en IAR Noticias, 14 de agosto de 2011. 21 Chris Knight, “La revuelta de Londres, en http://it.peacereporter.net. 22 David Harvey, “Tala y quema como la nueva normalidad: el capitalismo salvaje toma las calles”, en www.sinpermiso.info, 14 de agosto de 2011.
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servicios a la juventud, que había crecido el paro, que los derechos sociales estaban amenazados, que había la impresión de que el capitalismo vulneraba a la mayoría. Precisaba que las demandas legítimas habían sido oscurecidas por la violencia ilegítima. Habían irrumpido las pandillas de violencia organizadas por capas criminales. Sentenció que mientras sectores significativos de la población juvenil fueran excluidos su escuela sería la violencia callejera. 23 John Berger dijo que el saqueo era consumismo que se trepaba a la cabeza y tenía los bolsillos vacíos. Los muchachos de los barrios deprimidos vivían aislados pero juntos, en el presente violento al punto de la desesperación.24 Naomi Klein llamó a no olvidar los saqueos de los poderosos. Precisó que los disturbios de Londres no fueron una protesta política, pero que quienes cometieron robos nocturnos sabían que los dirigentes políticos y económicos habían estado cometiendo robos a plena luz, que esas manifestaciones eran una forma de resistencia.25
Otros indignados en el medio oriente A finales de julio de 2011 en Israel aparecieron manifestantes indignados por los precios de las viviendas, de la gasolina y de los productos básicos. La indignación hispana era algo mucho más amplio. 26 El 14 de agosto de 2011 miles de israelíes salieron a las calles a protestar por la situación económica. En el último año elementos de la canasta básica subieron de 45 a 70%, los alquileres han subido también un 34%. A principios de septiembre de 2011 alrededor de medio millón de israelíes se movilizaron en todas las ciudades de esa nación contra los altos precios de las viviendas y en reclamo por mayor justicia social. Jesús Aldabi ha señalado que la clase media judía no está disfrutando el crecimiento económico y la prosperidad del Estado, que hay una enorme brecha entre ricos y pobres.27
Los indignados estadounidenses El 21 de septiembre de 2011 el alcalde de Nueva York había advertido que si la crisis de desempleo no se resolvía pronto podrían sobrevenir fenómenos de indignados en esa ciudad. Se quejó de que había muchos graduados de universidades que no encontraban empleo, y que había un límite hasta el cual la gente ordinaria aceptaba la Carlos Fuentes, “Dos naciones”, en Reforma, 15 de agosto de 2011. John Berger, “Los tiempos que vivimos”, en La Jornada, 21 de agosto de 2011. 25 Naomi Klein, “La doctrina del shock en la práctica”, en Rebelión, 26 de agosto de 2011. 26 El País, 23 de julio de 2011. 27 Jesús Aldabi Olvera, “Los indignados de Israel”, en Prisma Internacional, 23 de septiembre de 2011. 23 24
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degradación de sus posibilidades. Un fenómeno de indignados ya se había dado el 17 de septiembre cuando unos cinco mil neoyorkinos acampó cerca de la emblemática Wall Street para protestar contra las injusticias provocadas por los banqueros.28 El cineasta Michael Moore estuvo en la acampada de Wall Street, y expresó que los responsables de la destrucción de millones de vidas deberían ser llevados ante la justicia, pues los dueños de Wall Street eran cleptómanos que habían tomado la democracia para convertirla en hipocresía. Chomsky mandó un mensaje de apoyo que se leyó en una de las asambleas en el que remarcaba que impunemente las instituciones financieras habían causado un severo daño al pueblo. Los acampados y manifestantes recibieron el apoyo del sindicato de transportistas neoyorkinos pues consideraron que eran los trabajadores los que tenían que sacrificarse mientras los bancos y las empresas habían provocado el desastre. En las manifestaciones se reúnen jóvenes y viejos activistas. La policía trató de reprimir una pequeña marcha y esto provocó que el movimiento creciera no sólo en Nueva York sino en otras ciudades estadounidenses. Principios de octubre fue creciendo el número de los manifestantes. La policía arrestó a quienes protestaban frente a un banco. Se fueron sumando importantes sindicatos. Los indignados estadounidenses decían que los perjudicados por los grandes ricos eran el 99 por ciento. El primero de octubre cientos de participantes en estas protestas fueron arrestados, y luego puestos en libertad. Las maneras de protestar se han ido innovando. Se hizo una marcha de zombis que buscaban dinero. Indignados protestaron ante casas de millonarios exigiendo que renunciaran a sus privilegios fiscales y que promovieran una mejor distribución del ingreso. A principios de octubre los plantones y acciones de protesta cumplieron tres semanas de actividad. Los manifestantes intercambian información, y concuerdan en rechazar un sistema que consideran corrupto y que no representa sus intereses. El 5 de octubre estudiantes, sindicalistas, veteranos, inmigrantes y otros sectores sociales marcharon contra la avaricia empresarial y contra la desigualdad. Las manifestaciones se extendieron a Washington ya ciudades de 45 estados, con lo que el movimiento se hizo nacional. 29
Micah White y Kalle Lasn, “Por todo el mundo resuena la llamada a ocupar Wall Street”, en www.sinpermiso.info, 25 de septiembre de 2011, La Jornada, 4 de octubre de 2011. 29 Slavoj Zizek visitó a los indignados que ocupaban una plaza cercana a Wall Street, y reflexionó con ellos acerca del hecho de que el sistema se estaba destruyendo a sí mismo; que el problema no era la corrupción y la codicia, sino el sistema capitalista que implicaba la corrupción. Advirtió que esa acampada tendría falsos amigos que intentarían diluir lo que ahí se estaba haciendo para hacerlo pasar como una protesta moral inofensiva. Recalcó que lo que estaba en el fondo de esa protesta era la defensa de los bienes comunes (www.contraijerencia.com, 12 de octubre de 2011). 28
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Indignados en América del Sur En septiembre de 2011 apareció en Brasil un movimiento de indignados en contra de la corrupción. Este movimiento empezó el día en que en Brasil conmemoran su independencia y recorrió 35 ciudades de 20 estados. La convocatoria se hizo por medio de redes sociales en Internet.30 La Confederación de Estudiantes de Chile ha realizado importantes marchas nacionales el 1, el 16, el 30 de junio; y el 14 de julio de 2011, en rechazo al proyecto de la reforma educacional propuesto por el gobierno porque no satisface las necesidades de educación. El movimiento estudiantil que exige educación universitaria para quienes no pueden pagarla, que se acabe con el lucro en lo educativo, y que el Estado garantice su calidad. El problema es grave porque sólo 40 por ciento de los escolares estudia en colegios públicos gratuitos, los universitarios que no pueden pagar sus carreras tienen que pedir créditos y cuando terminan acumulan deudas de alrededor de 30 mil dólares. Menos de la cuarta parte del sistema educativo es financiado por el Estado, y el resto depende del pago de los estudiantes. El 65 por ciento de los quintiles más pobres no termina su carrera por problemas económicos.31 Por eso el movimiento ha planteado que el gobierno administre la educación primaria y secundaria, que se prohíba a las escuelas privadas lucrar con la educación y que se garantice en la Constitución el derecho a una educación pública y de calidad. El 9 de agosto hubo una masiva movilización de 150 mil personas en la capital del país que incluía a los estudiantes de nivel medio y superior, profesores, padres de familia, mineros, empleados públicos y otros trabajadores. Además hubo movilizaciones en otras ciudades. Después hubo un cacerolazo en apoyo de los manifestantes. Como el gobierno no quiso escuchar a los estudiantes, éstos organizaron otra manifestación el 18 de agosto. Se ha hecho ver que, como otros indignados en el mundo, los movilizados chilenos no se sienten representados por los partidos políticos y que muestran el agotamiento del sistema capitalista para resolver los problemas fundamentales de la población.32 Según las encuestas el movimiento había alcanzado el apoyo del 80%. Pese a las respuestas represivas, el movimiento se consolidó. Una de las primeras reflexiones que se han hecho es que se trata de una pujante movilización que no había existido en ese país por décadas, que las marchas, además de pacíficas han sido festivas, y que critica los fundamentos mercantiles de la
El País, 7 de septiembre de 2011. Centro de Microdatos, Departamento de Economía, Universidad de Chile, en www.microdatos.cl. 32 Ángel Guerra, “Chile: los estudiantes ponen al régimen contra las cuerdas”, en http://by152w.bay152.mail.live.com, 11 de agosto de 2011. 30 31
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educación actual chilena. 33 Los jóvenes se resisten a considerar que sea natural que la escuela sea un bien de consumo que se compara en el mercado; rechazan que sea una mercancía, y demandan que se reconozca como derecho colectivo. Se ha celebrado que el año 2011 quedará en la historia chilena como el despertar de los movimientos sociales. Como en todas las marchas ha aparecido un grupo de encapuchados que enfrenta a la policía, y que propicia que los medios de comunicación privilegien esos incidentes en lugar del carácter pacífico del movimiento, los mismos estudiantes se han encargado de aislar a esa clase de grupos. Los días 24 y 25 de agosto hubo masivas marchas en varias ciudades chilena en alianza con los trabajadores. Se habló de que el segundo día del paro general participaron 600 mil personas. Las demandas de estas marchas han sido la redistribución drástica de la renta, el derecho de huelga, que se regrese a un Estado docente moderno y adecuada a la revolución tecnológica. En septiembre el gobierno aceptó que hubiera diálogo, pero advirtieron los estudiantes que no se desmovilizarían. Los estudiantes universitarios y secundarios expusieron sus puntos de vista. El gobierno no respondió a las demandas fundamentales de los estudiantes, y éstos volvieron a la calle el 14 y el 22 de septiembre. En esta última fecha se congregaron 180 mil personas. El movimiento se ha propuesto romper con las visiones individualistas, ha luchado contra la privatización de la educación, contra el lucro y por una educación gratuita y de calidad. El gobierno apostaba al desgaste del movimiento, pero éste se ha mantenido firme. Ante la cerrazón gubernamental con careta de diálogo, pues no aceptó aplazar el término del semestre y congelar los proyectos sobre educación que se discutía en el Congreso, los estudiantes propusieron que hubiera un referéndum. Han recalcado que mientras haya tanta injusticia y desigualdad, la gente saldrá a la calle. A los cinco meses de paros y manifestaciones el movimiento estudiantil se fue fortaleciendo. Ha organizado 37 grandes movilizaciones con miles de participantes, y ha habido un paro nacional sindical en su apoyo. Ha prevalecido la desconfianza por la falta a la palabra de los gobernantes. El gobierno tensionó el diálogo para criminalizar la protesta. El 6 de octubre la represión fue con exceso de violencia. El gobierno quitó becas a los estudiantes movilizados, y éstos respondieron con una olla común frente a la institución encargada de las becas. 33 Jaime Massardo, “Las lecciones del movimiento estudiantil”, www.lemondediplomatique.cl, agosto de 2011.
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El movimiento el 7 y 8 de octubre realizó un plebiscito entre la población en el que participó más de un millón de chilenos. Un 87% se pronunció por la educación gratuita de carácter público y de calidad en todos sus niveles. Los indignados chilenos convocaron a una protesta el 15 de octubre para sumarse a la iniciativa de los indignados españoles, y a otras movilizaciones con cacerolazos, carnavales populares y asambleas barriales el 19 de octubre. El movimiento chileno ha estrechado lazos con varias organizaciones, ha recibido el apoyo de profesionales, intelectuales, artistas, feministas, ecologistas, etc., y ha profundizado su crítica al capitalismo. El movimiento estudiantil ha potenciado otras luchas populares y mutuamente se fortalecen. Una de las características de este movimiento es su transversalidad. El movimiento sabe que debe dar una lucha larga lo cual lo obliga a inventar nuevas modalidades.34
Los indignados por todo el mundo La convocatoria de los indignados españoles para mundializar la protesta fue acogida y replicada con marcas propias de cada lugar. El 15 de octubre hubo manifestaciones de diversos tamaños en 951 ciudades de 82 países. Hubo actos de protesta en Tokio, Taipei, Sidney, Bruselas, Budapest, Praga, Madrid, Barcelona, Roma, Montreal, Toronto, Nueva York, Oakland, México, Buenos Aires, Santiago, etc. El lema que resonó fue “Uníos por un cambio global”. Hubo rechazo al capitalismo y a su lógica. Se protestó contra la codicia de los empresarios y contra la clase política. En la Puerta del Sol una nutrida manifestación volvió a remarcar: “Los de arriba deben entender que no somos mercancía”. En México la indignación se centró en contra de la guerra presidencial contra el narcotráfico que tiene muchas víctimas civiles, y contra la corrupción. Las protestas fueron fuertes, pero también festivas. 35 Se llegó a decir que estas protestas mundiales daban inicio al siglo XXI.36
Los indignados del movimiento por la paz en México Javier Elorriaga ha visto una gran semejanza entre los movimientos de los indignados españoles y los que están haciendo el movimiento por la paz en México. Planteó que la línea de unión estaba en que la gente de abajo ya había entendido que no había que esperar nada desde los poderosos y buscaban soluciones volteando a los lados, preguntando y escuchando entre iguales. Los movimientos surgieron por los problemas del sistema económico y político; al ver que las cosas han ido empeorando Ángel Guerra Cabrera, “Chile, modelo en crisis y ofensiva estudiantil”, La Jornada, 13 de octubre de 2011. 35 Esto se pudo constatar en la prensa mundial el 16 de octubre de 2011. 36 La Jornada, 16 de octubre de 2011. 34
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gritaron el ya basta. No actuaban bajo la lógica del poder, y nadie les podía decir cómo luchar.37 En México el poeta Javier Sicilia a quien le habían matado un hijo propició la formación de un importante movimiento cívico en contra de la violencia. En mayo de 2011 muchas organizaciones ciudadanas se unieron a la marcha de Cuernavaca al centro de la ciudad de México convocada por Sicilia, y destacaron que lo hacían porque en el país había más de 40 mil muertos por la guerra en los años que llevaba en la presidencia Calderón, miles de desaparecidos, miles de viudas y huérfanos. Los organizadores de la marcha propusieron que fuera silenciosa para expresar de otra forma el hartazgo. Sicilia puntualizó que los que marchaban no se proponían derribar un gobierno sino reconstruir el tejido social, porque el país estaba destrozado. Los manifestantes con sus testimonios y sus carteles mostraban una enorme tragedia nacional. Algunos de los convocantes declararon que intentaban concientizar a la gente del gobierno de la urgente necesidad de un cambio. Cientos de organizaciones de la sociedad civil se aglutinaron. La marcha fue creciendo y culminó con una gran multitud. Exigía que terminara la militarización y que hubiera justicia para los civiles asesinados. Sicilia propuso el 8 de mayo un pacto para iniciar un nuevo camino de paz con justicia y dignidad se compendiaba en seis puntos. El primero tenía que ver con la verdad y la justicia, es decir que se detuviera a los verdaderos autores intelectuales y materiales de los crímenes; que hubiera procesos transparentes de investigación, procuración y administración de justicia. El segundo implicaba poner fin a la estrategia de la guerra y asumir un enfoque de seguridad ciudadana. El tercero destacaba la necesidad del combate a la corrupción y a la impunidad. El cuarto tenía que ver con combatir la raíz económica y las ganancias del crimen. El quinto contemplaba la creación, desde un plan de emergencia nacional, de apoyo a la infancia y a la juventud, además del ofrecimiento de oportunidades reales de recuperación del tejido social. Finalmente el sexto contemplaba una democracia participativa y democratización de los medios de comunicación. Los organizadores de la marcha anunciaron que en junio arrancaría una caravana ciudadana que culminaría en Ciudad Juárez para firmar un pacto por un México con paz con justicia y dignidad. En una entrevista Sicilia planteó que las estructuras del Estado estaban podridas y que el Presidente era parte de ese pudrimiento. El Presidente debía pedir perdón público a las familias de las víctimas. Recalcó que los pobres eran los más agraviados por la violencia. El movimiento contra la violencia estaba visualizando a los agraviados, a quienes se les mataba, criminalizaba y quedaban impunes sus dolores. Consideró que la movilización contra la violencia en México se parecía a la movilización ciudadana en Egipto donde la muerte de un joven detonó todos los dolores de los muertos y 37
Entrevista a Javier Elorriaga en www.cgtchiapas.org, 11 de junio de 2011.
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torturados. Aclaró que darle la espalda al gobierno sin reformarlo era algo suicida. Reafirmó su creencia en el corazón del hombre. Convocó a la nueva caravana que llamó del consuelo.38 El escritor Luis Hernández recordó que en enero de 2010 en la colonia Villa de Salvárcar en Ciudad Juárez, 16 jóvenes habían sido masacrados en una fiesta. El Presidente había declarado que habían sido asesinados por otro grupo de pandilleros con el que tenían rivalidad. Los padres de los jóvenes habían hecho ver que no eran pandilleros (entre los asesinados estaba el mejor promedio de secundaria del estado de Chihuahua) y exigieron inútilmente justicia. El gobierno ideó el Plan Todos somos Juárez, con un supuesto Pacto ciudadano con el gobierno que hasta página web instauró; pero nada se resolvió, y siguieron los atropellos a la población por parte de la policía y del ejército. La población de Ciudad Juárez temía por igual a los narcotraficantes y a los uniformados. Muchos juarenses tenían la percepción de que las fuerzas armadas estaban en la ciudad para apoyar a uno de los cárteles en contra de otro. Hernández insistió en un hecho: la inmensa mayoría de los asesinados eran personas desarmadas. Hizo ver que el movimiento en contra de la violencia había transitado del miedo a la indignación, a la queja, a la movilización. Se estaba fraguando la firma de un pacto nacional por la paz. No obstante, había puntos en los que no todos estaban de acuerdo, por ejemplo en la petición de una reforma política y de dialogar con el gobierno. El Frente Plural Ciudadano y otros grupos de Ciudad Juárez se oponían a todo diálogo con el gobierno porque tenían la experiencia de que eso nada había resuelto.39 Julián Contreras del Frente Plural Ciudadano de Ciudad Juárez reconocía que Sicilia había logrado aglutinar un movimiento nacional para dar una lucha en la exigencia de justicia, de paz con dignidad en contra de la impunidad reinante, y recalcaba que en Juárez los ciudadanos no querían la guerra que había emprendido el gobierno, pues constataban que los que morían eran los de bajos ingresos, y que las fuerzas armadas actuaban en colusión y cubrían a escuadrones de la muerte que ejecutaban jóvenes primero de uno a uno, y después en grupo. La participación de las fuerzas federales no había tocado a las grandes esferas de la criminalidad ni al lavado de dinero. Recordó que en Juárez ese movimiento que había nacido desde abajo había roto con el gobierno federal, con el que no querían ni diálogo ni pacto. Enfatizó que la sangre de sus muertos no se negociaba. Estaban por un movimiento en contra de la militarización, mientras era evidente que el gobierno no detendría su estrategia militarista.40 John Saxe‐Fernández escribió que la guerra al narco en realidad era una guerra irregular al pueblo mexicano.41 Chomsky recalcó que Entrevista publicada por la revista Desinformémonos, 1 de junio de 2011. Luis Hernández, “El freno de emergencia de la locomotora”, en La Jornada, 1 de junio de 2011. 40 Julián Contreras, “Justicia, paz y desmilitarización exigen en Ciudad Juárez”, en Desinformémonos, 1 de junio de 2011. 41 Jhon Saxe‐Fernández, “Movilización ciudadana”, en La Jornada, 16 de junio de 2011. 38 39
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la guerra en contra del narcotráfico había sido un invento de Estados Unidos para limitar libertades.42 Un historiador mexicano precisó que Estados Unidos le había endosado a México esa guerra, y que mientras el país vecino ponía para esta guerra algunos dólares, los mexicanos ponían la sangre.43 El hermano de uno de los miles de desaparecidos en México a mediados de julio declaró que en México había infinidad de muertos, huérfanos, viudas, buenas personas que habían sido asesinadas y desparecidas durante la absurda guerra de Calderón, pero que la caravana del Consuelo las había hechos visibles. 44 El movimiento por la paz propiciado por el poeta Sicilia ha conmovido a la opinión pública. En una encuesta dada a conocer en junio de 2011 un 52% planteaba que combatir el crimen organizado mediante el uso de la fuerza pública no era la mejor manera de enfrentar el problema; el 56% indicaba que esos operativos estaban aumentando los homicidios; para 58% dichos operativos no respetaban los derechos de la población; 70% estaba porque se pusiera fin a la estrategia de guerra; 71% decía que la inseguridad y la violencia estaban afectando la situación económica de sus familias; 75% opinaba que el gobierno debía dialogar con los que marchaban por la paz; 79% expresaba su acuerdo con la demanda de los marchistas de que se esclarecieran los asesinatos; 80% pensaba que se debía atender a la juventud; 84% pedía que se combatiera el lavado de dinero y 85% se pronunciaba por el combate a la corrupción y a la impunidad. Mientras un 43% consideraba que el diálogo entre los marchistas y el gobierno no cambiaría la estrategia gubernamental, un 41% externaba que las marchas provocarían que el gobierno cambiara su estrategia de combate al crimen organizado.45 El cuatro de junio desde Cuernavaca partió la caravana del consuelo encabezada por el poeta Sicilia para recorrer los estados norteños más golpeados por la guerra contra el narcotráfico.46 Desde el poder se quiso desalentar dicha caravana señalando que transitaría por sitios muy peligrosos. Sicilia respondió que el gobierno estaba obligado a cuidar a sus ciudadanos. Y esto fue el primer logro importante de la caravana, pues 42 Noam Chomsky, “La guerra antinarco es un invento de Estados Unidos para limitar libertades”, en La Jornada, 17 de junio de 2011. 43 Lorenzo Meyer, “La guerra que nos endosaron, en Reforma, 30 de junio de 2011. 44 Noticia aparecida en www.clarin.cl, 16 de julio de 2011. 45 Segunda encuesta nacional 2011 de GEA‐ISA, en www.isa.org.mx. 46 Calderón en su campaña presidencial atemorizó a muchos electores aduciendo que su contrincante sería un peligro para México. Obtuvo la mayor parte de sus votos en el norte del país. Después de cuatro años de gobierno tenía al país sumido en una grave crisis económica y de seguridad, y se convirtió en el verdadero peligro para la sobrevivencia de muchos. Paradójicamente, la región que ha sido más azotada por la violencia es precisamente el norte que lo había apoyado electoralmente (Se puede ver el análisis electoral de 2006 en el número 24 de la revista Desacatos, mayo‐agosto de 2007).
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lo que era obligación descuidada por el gobierno, éste tuvo que atenderla aunque haya sido circunscrita sólo para quienes participaban en la caravana. El movimiento aglutinó a 300 organizaciones de la sociedad civil y miles de personas. Simultáneamente el seis de junio en la ciudad de México se reunieron artistas, académicos y periodistas en un acto que llamaron “Un minuto por no más sangre”. Sicilia mandó un saludo vía telefónica, y los asistentes se solidarizaron con la caravana por la paz. Entre las demandas de ese foro estaban que se hiciera un juicio político al Presidente, la vuelta del ejército a sus cuarteles y el cese del Secretario de Seguridad Pública. La organización Alianza Cívica lanzó una campaña para mandar una carta al Presidente de Estados Unidos en la que se exigía que alto al contrabando de armas.47 En su nuevo recorrido la caravana fue recogiendo un drama colectivo con miles de testimonios de familiares de asesinados. Se engrosaba una densa historia de muerte, desapariciones e impunidad a manos de los criminales y de las fuerzas armadas. En su paso por Morelia incorporó el dolor de los indígenas de Cherán quienes denunciaron el acoso de talamontes y paramilitares protegidos por las autoridades. El pueblo se había organizado para defenderse y proteger sus bosques. En San Luis Potosí se acercó mucha gente que denunció el desempleo, la pobreza, la corrupción y la impunidad. Las víctimas narraron secuestros, asesinatos de muchas personas y represión de luchadores sociales. Había asesinos plenamente identificados, pero las autoridades no los querían apresar. Además el gobierno apoyaba a una empresa canadiense que contaminaba tierras y agua en la tierra sagrada de los huicholes. Sicilia reflexionó que al pueblo se le había impuesto una guerra en la que había muertos. Pero éstos no eran simples cifras, sino seres humanos con nombre y apellido. Hizo ver cómo la caravana iba visibilizando a las víctimas. Invitó a un acto de desobediencia civil: ir y cerrar simbólicamente la mina. Sicilia recordó que en esa fecha se cumplían años de la muerte de niños en una guardería en Hermosillo y que proseguía la impunidad de los responsables. Mientras se hacía la marcha la policía federal, sin orden de cateo, allanó en Ciudad Juárez una oficina de una organización de derechos humanos que participaba en la marcha. Sicilia condenó el acto, interpeló al Presidente, pero aclaró que la caravana no estaba contra el Presidente sino en contra de la mala política de la guerra que había emprendido en contra del narcotráfico. Frente al sufrimiento y los agravios se buscaba la dignidad y enfatizó que estaba dispuesto a dialogar con quien fuera necesario. En un acto masivo en San Luis Potosí, cuando la gente chiflaba en señal de desaprobación ante el nombre del Presidente, Sicilia les pidió que no se alimentara más el odio. En Zacatecas la gente repudiaba la criminalidad y la impunidad; decían que querían hospitales y no militares. Las víctimas siguieron narrando sus testimonios. En Durango la gente pedía que se castigara al ex gobernador por sus vínculos con el narcotráfico. En Monterrey la gente 47
Notas aparecidas en La Jornada 4, 5 y 6 de junio de 2011.
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habló de abandono, de temor, de angustia. Acusó que ahí gobernaba el crimen organizado, pues cada ciudadano podía ser atacado, secuestrado, desaparecido y asesinado. Se hizo ver que ante el desempleo el crimen organizado reclutaba jóvenes. Mientras tanto el gobierno callaba o le daba largas a los asuntos. Sicilia propuso un acto de resistencia civil: ir en marcha ante la procuraduría estatal y exigir a su titular que atendiera los casos que se le expusieran. Las autoridades recibieron los casos y prometieron que en un mes darían resultados. En Torreón hubo quejas porque el Estado se desatendía de buscar a los desaparecidos diciendo, sin pruebas, que eran criminales. Cuando la caravana pasó por la ciudad de Chihuahua hubo otro acto de resistencia civil: Sicilia colocó una placa en honor de la luchadora por los derechos humanos, Marisela Escobedo, que había sido asesinada impunemente frente a palacio de gobierno por exigir el esclarecimiento del asesinato de su hija y reclamar que el asesino confeso de su hija hubiera sido liberado. Sicilia enfatizó que había iniciado el memorial de los muertos que clamaban justicia. Sus nombres revelaban la inhumanidad en que los criminales y el gobierno estaban provocando. Planteó que había que devolver la dignidad a las víctimas de la guerra de Calderón. El 10 de junio el consejo regional wixrárica (huichol) decidió adherirse a los puntos de la caravana de la paz en cuanto a la lucha en contra de la impunidad y la corrupción y en contra de las empresas mineras que querían destruir un sitio sagrado de ese pueblo. Se ha llamado la atención de la gran variedad de las víctimas de la violencia, de que la mayoría de las víctimas son hombres y la mayoría de quienes andan en búsqueda de la justicia de esos crímenes son mujeres; que se trata de crímenes no resueltos que muestran la capacidad de los gobiernos para responder ante la impunidad.48 Después de siete días de un recorrido de miles de kilómetros la caravana llegó a la castigada ciudad de Ciudad Juárez. Ahí se denunció que seguían las muertes sin que se apresara a los culpables y no se había detenido el feminicidio que llevaba ya muchos años. Se distribuyeron mesas de trabajo y en una asamblea plenaria conclusiva de las mesas de discusión fue aprobado y firmado un documento por los principales promotores y por muchos ciudadanos de Juárez el cual llevaba el nombre de Pacto ciudadano, por la paz con justicia y dignidad. Dicho documento enfatizaba que la guerra contra el narcotráfico era más bien una guerra contra el pueblo, la cual había costado la vida de 40 mil personas en su mayoría jóvenes y que había dejado cerca de 10 mil desaparecidos. Destacaba que las voces de las familias de las víctimas empezaban a confluir y a hermanar su dolor. Planteaba que el movimiento era un proceso ciudadano de resistencia y de propuesta, diversificado, organizado horizontalmente en torno al problema de la violencia que lastimaba a la nación. 48 Se puede ver la relatoría de Luis Fernández Godard quien acompañó a la caravana. También hay una relación en Mario Arriagada y Andrés Lajous, “Caravana del consuelo: la marcha que camina al revés”, en Nexos, 403, julio de 2011, pp. 41‐47.
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Proponía que víctimas y ciudadanos impulsaran acciones estratégicas y programáticas que propiciaran mejores condiciones de democracia y resistencia para cambiar la estrategia militarista. El movimiento expresaba demandas, reclamos y propuestas sociales como un emplazamiento a los poderes formales y fácticos, no porque se les tuviera confianza, ni se les legitimara, sino porque esos poderes estaban obligados a responder a ese emplazamiento ético en el que se basaba la fuerza del movimiento. En la mesa número uno se discutió el tema verdad y justicia desde las víctimas. Entre sus exigencias estaba que hubiera una ley que protegiera a las víctimas y a sus familias, además se necesitaban cuerpos policiales eficientes y poner fin a la corrupción y a la impunidad. Entre las acciones de resistencia que se acordaban estaban plantones, monitoreos y exigencia los medios de comunicación de que procedieran con ética. La mesa dos exigió el fin de la estrategia de guerra. Demandaba desmilitarizar a la policía, el regreso de los militares a sus cuarteles, y se oponía a que fuera aprobada la ley de seguridad que quería impulsar el gobierno. Hubo un pronunciamiento por la cancelación de la iniciativa Mérida.49 Se acordó dar apoyo al movimiento de los comuneros michoacanos de Cherán, hacer un foro nacional por la desmilitarización y realizar acciones binacionales para denunciar la estrategia militarista en México y en Estados Unidos. La mesa tres trató la corrupción y la impunidad. Acordó exigir una reforma judicial y contralorías ciudadanas. Propuso un boicot tributario si no se cumplían las exigencias del pacto. La mesa cuatro vio la raíz económica del crimen organizado. Planteó la urgencia de que el gobierno rindiera cuentas y que gobernara con justicia y eficacia. Propuso foros para iniciar la discusión de la despenalización de las drogas, y eliminar el secreto bancario para poder atacar el lavado de dinero. La mesa cinco examinó alternativas para la juventud, y medidas para la recuperación y reconstrucción del tejido social. Demandó sustituir políticas asistencias e impulsar la capacidad organizativa de la sociedad. Otro punto tenía que ver con ampliar la matrícula en la Universidades, y aumento del salario atado a los índices inflacionarios. La mesa seis abordó la democracia participativa y representativa. Entre las demandas estaban que se instituyeran la consulta popular, el plebiscito, el referéndum y la revocación de mandato, la recuperación de los órganos ciudadanos (como el IFE y los organismos de derechos humanos) y que se propiciaran las radios comunitarias. La mesa siete trató el enlace y la organicidad del movimiento. Se defendió que se trataba de un movimiento ciudadano, autónomo e independiente de los partidos que buscaba una estructura horizontal. Entre las propuestas destacó el que se organizara otra caravana ahora hacia el sur del país, impulsar acciones de resistencia civil frente a la elección de 2012 y crear bases de datos de las víctimas. La mesa ocho discutió la reforma laboral, el desempleo y la alternativa económica. Se planteó estar en contra 49 En 2008 Estados Unidos y México firmaron la primera carta de acuerdo de la Iniciativa Mérida para la colaboración binacional con el fin de contener el narcotráfico. Estados Unidos se comprometió a entregar recursos, cosa que ha hecho a cuenta gotas.
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de la criminalización de las protestas de los trabajadores, el rechazo a la reforma laboral que impulsaba el gobierno y la restitución de los derechos laborales. En la mesa nueve se vieron los derechos y cultura indígena, migración y alternativas en el campo. Se demandó que el Estado mexicano cumpliera todos los acuerdos de derechos y cultura indígena firmados internacionalmente, que se reconociera la posesión ancestral de los pueblos indígenas, la cancelación de las concesiones mineras que afectaban tierras indígenas, el respeto de la autonomía de la comunidad michoacana de Santa María Ostula, y la creación de un programa nacional de emergencia alimentaria. El documento terminaba diciendo que los ciudadanos y las organizaciones que habían suscrito el Pacto lo lanzaban a una amplia consulta nacional y a su consecuente firma. La sensación de la mayoría de los participantes era que habían firmado un pacto elaborado colectivamente.50 No obstante Sicilia un día después destacó que lo firmado no había sido ningún pacto sino sólo un documento de relatorías, algo preliminar que habría que afinarlo. Criticó que lo firmado tuviera muchos puntos cuando había que reducirse a demandas viables. Mantuvo su postura de dialogar con el gobierno. Entre sus objeciones a lo firmado estaba que sería atroz retirar de golpe al ejército, pues sería irresponsable y había sitios como Tamaulipas en donde mucha gente demandaba su presencia. Reflexionó que lo importante fue haber escuchado a las familias que habían sido víctimas de la violencia. Otro punto rescatable de esa marcha había sido la gran solidaridad que había propiciado. Insistió en que el acuerdo era construir un movimiento por la paz con justicia y dignidad.51 Algunos voceros de Sicilia se quejaron de que personas con posiciones extremistas habían “asaltado” las mesas de discusión, cosa que posteriormente desmintió el poeta. Un periodista escribió que el contenido del pacto había crecido en Juárez por las demandas de “grupos radicales” que habían tomado el control de las mesas; que cuando se había leído el documento tanto Sicilia como Álvarez Icaza habían mostrado su desacuerdo. Según este periodista los radicales habían hecho de interminables relatorías un pacto que no había sido avalado por Sicilia y su grupo. 52 Ante lo sucedido en Ciudad Juárez la revista Milenio Semanal enfatizó que la marcha comandada por Sicilia había estado en peligro de perder lo ganado, de limitar sus alcances, no por la violencia o la cerrazón del poder sino por el “estéril radicalismo”; pero que en la ciudad estadounidense colindante con Juárez sus principales dirigentes
50 Documento aprobado en Ciudad Juárez el 10 de junio. Pacto Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad, en Rebelión, 14 de junio de 2011. 51 Carta de Sicilia a la caravana, 14 de junio de 2011 en http:/desinformemenos.org. 52 Se puede ver Política, 20 de junio de 2011.
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habían vuelto a tomar las riendas al haber regresado a las seis exigencias planteadas al final de la primera marcha el 8 de mayo.53 Uno de los participantes en las mesas de Juárez respondió que las críticas que se hacían al proceso de discusión no tenían sustento. Recordó que el pacto había sido ratificado por la asamblea plenaria realizada en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que había sido firmado por cientos de personas en el Monumento a Benito Juárez; y que el primero en firmarlo había sido el mismo Sicilia. Puntualizó que lo que más había causado controversia era la primera exigencia de la mesa dos que literalmente decía: “Exigimos el fin inmediato a la estrategia de guerra, la desmilitarización de la policía y el regreso del ejército a los cuarteles…” Precisó que esta exigencia fue la más aplaudida tanto en la plenaria como en la lectura del pacto. Retomando los dichos de Sicilia y Álvarez Icaza quienes afirmaban que la idea de la desmilitarización era una particularidad juarense y que no representaba la realidad nacional, acotó que en la mesa dos no se había llegado a un consenso acerca de la inmediatez del retiro de los militares, pero que hubo unanimidad en el fin de la estrategia de guerra, la desmilitarización y el retiro de los soldados a sus cuarteles. Hizo ver que la controversia sólo tenía que ver con el planteamiento de que los soldados regresaran a sus cuarteles inmediatamente. Argumentó que la redacción aplicó la inmediatez a frenar la estrategia de guerra y que no se había puesto plazo al regreso del ejército a sus cuarteles. No estaba de acuerdo con que esto era un reclamo circunscrito a los juarenses. Se remitió a la relatoría de la mesa dos en la que habían participado 70 personas, y en la que el moderador y lo relatores no habían sido de Ciudad Juárez. En esa mesa hubo participantes de Zacatecas, Sonora, Morelos, Chihuahua, Michoacán Ciudad Juárez, y D.F. y sólo se habían registrado seis participaciones de personas que vivían en Ciudad Juárez. Si se revisaban las discusiones de la mesa se vería que la desmilitarización había sido una exigencia plural; pues solamente cuatro personas opinaron que los soldados no debían regresar inmediatamente a sus cuarteles, mientras que más de diez intervenciones querían que la formulación fuera en ese sentido. Aunque era minoritario el disenso, se había preferido dejar de lado lo de la inmediatez en el reclamo del regreso del ejército a sus cuarteles.54 Ante las acusaciones de que radicales se habían apoderado de las mesas de Juárez, la organización pastoral obrera de la diócesis de Juárez emitió un comunicado en el que aclaraba que los juarenses habían recibido a la caravana por la paz con la esperanza de un pacto ciudadano como la vía para que los dolores no se repitieran y la justicia llegara. Que habían querido hacer un pacto entre iguales, entre pueblos, entre Milenio Semanal, 19 de junio de 2011. El correo aclaratorio se difundió el 15 de junio de 2011 por medio de la dirección electrónica vargaslista@yahoo.com.mx. 53 54
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comunidades, entre ciudadanos. Que la organización juarense había trabajado arduamente por la construcción de dicho pacto. Los grupos, los colectivos y las personas que llegaron en la caravana habían sido recibidos con alegría, gente que venía de Guerrero, de Oaxaca, del centro y del norte del país. Los caravaneros habían dicho su palabra. Se construyó un pacto entre iguales que identificaba el dolor del otro. La comunidad juarense contribuyó con solidaridad y discusión y se acordaron los temas de las meas, el sentido y el espíritu de posicionamiento. A todos se les escuchó fraternalmente. Fueron muchos los dolores compartidos, y muchas las justicias que se revelaron. La palabra la tuvieron todos y fue escuchada con respeto. Los tres acuerdos por mesa se alargaron a muchos más. Nadie se había opuesto, pues “¿cómo decirles a los hermanos que su dolor no cabía, que la injusticia que narraba no contaba?” Los encargados de las relatorías que eran de todas partes del país hicieron el esfuerzo por resumir. Fue un pacto entre iguales de abajo de todas partes del país. Se aclaró que no hubo profesionales en la organización de eventos. Había juarenses a los que les disgustaba que se hubiera presentado “desde lejos y desde arriba” quienes creían tener la autoridad para ordenar y mandar.55 El Frente Plural Ciudadano y el Centro de Pastoral Obrera de Ciudad Juárez difundieron otro documento dirigido a quienes en Juárez habían firmado el pacto de ciudadanos, también a los mexicanos y a la comunidad internacional. Recordaron que el 10 de junio de 2011 en Ciudad Juárez se había firmado el Pacto Ciudadano por la Paz con Justicia y dignidad. Decían que cientos de víctimas surgidas del anonimato se habían unido con los habitantes juarenses, que en las mesas de trabajo se había discutido la realidad de asesinatos, desapariciones, secuestros, extorsiones; también se había examinado la injusticia de las autoridades frente eso; se había manifestado el rechazo a una reforma a la ley del trabajo que condenaría a los trabajadores a precarizar aún más su ya precaria vida. Los que discutieron en las mesas rechazaron la estrategia de guerra y militarización como aplicación del terror por parte del Estado en su supuesta guerra en contra del narcotráfico. Los jóvenes habían defendido su derecho a existir, defendieron su derecho a rechazar la militarización porque eran las mejores presas de ella. Recordaron que quienes ahí se reunieron fustigaron que se entregara la riqueza del país, entre otras, a empresas trasnacionales mineras, que en su afán de lucro despojaban a comunidades de su patrimonio, y contaminaban para obtener ganancias. Los que ahí discutieron también rechazaron la pretendida ley de seguridad que es un permiso para nulificar los derechos humanos de la población y para que aumentaran las víctimas colaterales. Se vio que en el narcotráfico están implicados gobierno, empresarios y delincuentes. El documento de estas dos organizaciones enfatizaba que “No hubo ni pretendida, si simulada alteración en las mesas”. Exigió que cesara el discurso absurdo y engañoso de que las mesas habían 55
Esta información fue dada a conocer en El Financiero, 16 de junio de 2011.
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sido manipuladas, pues muchos habían sido los testigos de las discusiones y de los acuerdos. A quienes habían participado en ese esfuerzo les enfatizaron que su palabra en Juárez sí había ido pacto ciudadano que comprometía. Invitaron a continuar ese diálogo en sus comunidades, en sus grupos, en sus ciudades para dar agenda a los acuerdos y propuestas de forma coordinada. Terminaba resaltando: “a quienes imponen las decisiones de arriba hacia abajo y de pocos sobre muchos, les decimos que nosotros y nosotras preferimos otras formas, horizontales y democráticas de decidir”.56 El obispo de Saltillo, Raúl Vera, declaró el 19 de junio que la guerra de Calderón en contra del narcotráfico era una farsa que buscaba crear un perímetro de seguridad para Estados Unidos que incluyera el control de migrantes. Y el 14 de julio volvió a denunciar que en Coahuila sumaban cientos las desapariciones forzadas, que los narcotraficantes reclutaban niños a los que les daban mil quinientos pesos semanales para que fueran “informadores”, que seguían las ejecuciones y que no había soluciones. Los coahuilenses tenían que tomar en sus manos las búsquedas porque las autoridades no sólo no lo hacían, sino que obstaculizaban y desalentaban esa acción. El obispo denunció la inoperancia de las instituciones y manifestó su apoyo al movimiento que impulsaba Sicilia.57 Un especialista en desobediencia civil que acompañaba a Sicilia recalcó que en la sociedad mexicana había una reserva moral que afloraba en momentos de grandes crisis.58 El movimiento por la paz y el gobierno acordaron que el 23 de junio se reunirían a dialogar con la presencia del Presidente de la República. Sicilia insistía en la urgencia de dar la voz a víctimas de la guerra contra el crimen organizado y en sólo llevar a esa reunión los 6 puntos planteados en el zócalo de la ciudad de México, por lo que no se considerarían ante el Presidente los 70 puntos del documento de Juárez. Sicilia dijo que la caravana había hecho posible visibilizar historias de vida de un México que se estaba desintegrando ante una estrategia de seguridad impuesta por el Estado. Primero se pactó que el acto fuera en el museo de antropología, pero a última hora el gobierno impuso que fuera en el castillo de Chapultepec. Sicilia cedió, pero se opuso a que no se dejara entrar libremente a la prensa.59 En la reunión se hizo un minuto de silencio por los fallecidos en el combate al narcotráfico. Sicilia solicitó a Calderón que pidiera perdón por las 40 mil víctimas de la guerra en contra del narcotráfico; le preguntó si los ahí presentes le parecían bajas colaterales; le cuestionó dónde estaban las ganancias de su estrategia; y le demandó Documento difundido vía electrónica el 23 de junio de 2011. Notas de La Jornada, 19 de junio y 14 de julio de 2011. 58 Entrevista a Pietro Ameglio en Rebelión, junio de 2011. 59 Se puede ver la información en La Jornada, 20, 21 y 22 de junio de 2011 56 57
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que reconociera que esa estrategia había sido contraproducente. Calderón vehementemente respondió que Sicilia estaba equivocado, y que él no tenía por qué arrepentirse de haber sacado al ejército a las calles; aunque aceptó que el Estado era responsable en no haber protegido a las víctimas. Sicilia solicitó la atención inmediata a casos emblemáticos y la reparación de los daños generados. Hablaron cinco personas más. Le dijeron al Presidente que no querían más engaños. Tres habían dado testimonio y denunciado que fuerzas federales, militares y policías habían tenido participación en asesinatos y desapariciones. Se acordó tener otra reunión en tres meses.60 Después de la reunión el Presidente volvió a defender enfáticamente sus acciones, y reconoció que el encuentro había sido enriquecedor. Recalcó que la mayoría de las muertes estaban asociadas a la producción y distribución de drogas, y que el diálogo había mostrado que cuando había voluntad se compartían la búsqueda de soluciones. Precisó que lo suyo no era una guerra sino la lucha contra la delincuencia.61 Los organizadores del diálogo por parte del movimiento consideraron que había sido un logro haber sentado a las autoridades a escuchar los testimonios de las víctimas, confrontar a gobernantes en su complicidad con el crimen organizado y exhibirlos en su incapacidad para aplicar justicia y seguridad. Se lamentaron que desde el poder se hubiera enfatizado la foto de un abrazo entre Calderón y Sicilia. Se dijo que el diálogo intentaba humanizar al adversario. Las principales exigencias de las víctimas fueron que se adoptara un modelo de seguridad ciudadana; que fueran presentados inmediatamente los desaparecidos; que se creara una ley nacional de víctimas; que se establecieran fiscalías especializada en feminicidios y desapariciones forzadas; que el Estado atrajera los casos paradigmáticos ya de civiles ya de policías asesinados; que se formara un banco nacional de información genética de familias de las víctimas; que el Estado acatara las resoluciones internacionales de derechos humanos; que fueran colocadas placas en todas las plazas con los nombres de las víctimas; que se transmitiera en todas las escuelas públicas un video que se entregó con testimonios de la víctimas; que se protegiera a los comuneros de Cherán, a sus bosques, y a los lugares sagrados de los huicholes frente a la minera canadiense; que cesara el hostigamiento en Ostula y en comunidades zapatistas; que se garantizara el derecho al agua de los pueblos de Morelos; y que fueran desmantelados los paramilitares en la región de San Juan Copala.62 El movimiento evaluó que el siguiente paso debía vigilar que se cumplieran esas exigencias, trabajar en las comisiones de trabajo, y realizar nuevas movilizaciones. Fue La Jornada, 24 de junio de 2011. La Jornada, 26, 27 y 28 de junio de 2011. 62 Pietro Ameglio, “¿Hacia dónde va el movimiento por la paz?”, en Proceso, 26 de junio de 2011. 60 61
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anunciada una nueva caravana hacia el sur del país para escuchar y aprender de las experiencias de las comunidades indígenas. El domingo siguiente al encuentro, una caravana por la paz, sin la presencia esta vez de Sicilia, llegó a la comunidad michoacana de Cherán la cual llevaba varias semanas de estar defendiendo comunitariamente sus bosques ante las omisiones gubernamentales. La caravana fue recibida por tres mil comuneros y se llegó a la decisión de que ahí sería la sede del primer encuentro nacional de comunidades en autodefensa. A finales de junio el movimiento por la paz se reunió con diversas comunidades indígenas en Santa María Ostula para preparar el primer encuentro sobre expresiones comunitarias en materia de seguridad. Se intercambiarían experiencias en esta materia.63 Sicilia había declarado que las víctimas habían ganado aceptación y reconocimiento por parte del Estado, porque se había comprometido a atender 25 casos emblemáticos, que se haría una ley de víctimas, que habría comisiones de trabajo junto al estado y que habría un segundo encuentro en la que hablarían expertos que mostraran que la estrategia en la lucha contra los criminales había fallos y que debía ser replanteada. No obstante, recalcó que veía como algo sumamente grave la terquedad presidencial de proseguir con su estrategia, aunque esto implicara más muertos.64 La mayoría de los comentaristas decían que en este diálogo hubo claroscuros. También se veía que el diálogo redituaría beneficios. Los afines al gobierno habían alabado la capacidad del Presidente para escuchar a sus detractores; habían destacado que toda lucha que no fuera insurreccional estaba obligada a negociar con el gobierno, exigir justicia, la reparación del daño y la modificación de políticas; insistieron en que los movimientos debían hablar con quien tenía la capacidad de resolver sus demandas; calificaban como loable que las víctimas hubieran dicho su verdad y hubieran reclamado justicia; pero se alegraban de que Calderón se hubiera fortalecido con dicho encuentro. Varios se preguntaron quién había ganado con el diálogo, pues Calderón mantuvo su estrategia y ganó muchos puntos de aceptación entre la población por haber organizado ese encuentro. 65 De acuerdo con una encuesta a un 85% le había parecido muy bien el encuentro, 77% dijo que su opinión hacia el
A la caravana del consuelo se había sumado una delegación de la comunidad purépecha de Cherán que ha tomado autónomamente su seguridad. La comunidad michoacana de Ostula mandó un saludo a la caravana. Recordó que a dos años de haber recuperado sus tierras (y con un saldo de guerra de 16 comuneros muertos o desaparecidos en los últimos seis meses, decenas de viudas, huérfanos y familias desplazadas) también había visto la solución en la autodefensa y el ejercicio de la autonomía (Gloria Muñoz, “Los de abajo”, en La Jornada, 18 de junio de 2010). 64 Javier Sicilia, “Diálogo y no violencia”, en Proceso, 3 de julio de 2011. 65 Se pueden consultar estos comentarios en Milenio y Reforma del 24 al 30 de junio de 2011. 63
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presidente había cambiado después del diálogo, y la inmensa mayoría señaló que había sido a favor del mandatario.66 Comentaristas afines al movimiento señalaban que había sido un gran logro el que hubieran sido visualizadas tanto por el gobierno como la sociedad las víctimas y sus familias. Hubo quienes destacaron el logro que el movimiento hubiera abierto una puerta que el gobierno difícilmente podría cerrar, pues los familiares de las víctimas pudieron reclamar al gobierno sin ser criminalizados, como suele acontecer. En esta forma se derrumbó un estado de excepción de facto. También se resaltó que había sido importante que por primera vez estuvieran cara a cara las víctimas y el poder. Se percibía como otro logro el que el movimiento en su caminar hubiera encontrado a los pueblos indígenas y sus planteamientos. Alababan que Sicilia hubiera optado por el diálogo como una manera de humanizar a las personas del gobierno.67 No obstante, había quienes lamentaban que el movimiento se hubiera topado con una ideología autoritaria que mostraba que no importaba la confianza de la gente para gobernarla.68 El Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia consideró que en ese diálogo quedó claro que el ejecutivo estaba comprometido con el ejército y no con los ciudadanos, y se había evidenciado la inamovilidad de la estrategia de seguridad pública.69 La Academia Mexicana de Derechos Humanos lamentó que Presidente no escuchara y que pensara en la seguridad de las instituciones y no en la de los ciudadanos.70 De acuerdo con algunos periodistas Calderón había manejado la sesión conforme a sus intereses, pero las tesis pacificadoras no habían avanzado, y se había mostrado un Presidente autoritario. Otros periodistas criticaron lo obcecación del Presidente, pues había ahondado la brecha entre su postura y la que quienes padecen los costos de una estrategia mal diseñada. Entre las críticas se resaltaba que se había montado un acto emocional. Se recordaban anteriores actos masivos en los que el Estado en pleno (poder ejecutivo, judicial y legislativo) había firmado compromisos que no se habían cumplido. En esta ocasión no hubo compromisos firmados, sino la espera de otro encuentro, cuando los ciudadanos esperaban decisiones firmes en torno a la desmilitarización. Varios llamaban la atención acerca de que en el movimiento había Se puede consultar esta encuesta en El Universal, 5 de julio de 2011. De acuerdo con la Segunda Encuesta Nacional de GEA‐ISA, Calderón había llegado al mes de mayo con un 54% de desaprobación y se encontraba en el nivel más bajo de su gestión. Con el encuentro, de acuerdo con la información de Milenio del 24 de junio de 2011 había subido 20 puntos en su aprobación. 67 Se pueden revisar los escritos de Marcos Rascón (“El movimiento por la paz y el escapulario”, en La Jornada, 28 de junio de 2011), y de Miguel Ángel Granados Chapa (“Cara a cara, las víctimas y el poder”, en Reforma, 26 de junio de 2011). 68 Denise Dresser, “¿Bella estrategia?”, en Reforma, 27 de junio de 2011. 69 Se puede ver su postura en su página http://imdhd.org. 70 Se puede ver su postura en su página: www.amdh.com.mx. 66
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una gran variedad de iniciativas, y que una parte importante del mismo quería que se consolidara un movimiento sin líderes. Apuntaban que habría que ir más allá de ese diálogo.71 Al interior del movimiento hubo también posturas encontradas en torno a la evaluación del diálogo. Mientras los cercanos a Sicilia veían que se había dado un importante paso ante la cerrazón gubernamental y que se había hecho oír la voz de las víctimas, otros tenían una sensación de desaliento y muchas críticas al uso mediático que el gobierno había dado al diálogo. Se temía que hubiera sido un intento fallido por detener la violencia. Desde Chihuahua se recalcaba que había pruebas de que el ejército había desaparecido personas y que el Estado en esto era omiso, por lo que allá crecía la demanda de la desmilitarización. Uno de los problemas al interior del movimiento se había dado en torno a este punto específico. En las mesas de Ciudad Juárez se habían discutido los problemas de fondo que propiciaban la violencia. Se había visto que el Estado mexicano no cumplía su responsabilidad, que faltaba respuesta ante la corrupción y la impunidad que rodeaban miles de muertes. Se hacía ver que para muchos era un peligro denunciar porque se jugaban en ello la vida ante las fuerzas armadas. Además la situación económica era muy difícil para las mayorías. En concreto los campesinos sufrían directamente a los narcotraficantes y a las fuerzas armadas, y su situación económica empeoraba. No obstante se había desatado una campaña de medios en que se había desacreditado lo discutido en las mesas de Juárez. Hubo molestia porque se dijo que el pacto no era lo que se había firmado ahí sino lo que se había presentado en el zócalo de la ciudad de México, que Sicilia hubiera pactado el diálogo con el gobierno dejando fuera lo de Juárez. En Juárez las movilizaciones eran por la justicia, crecía la demanda de la desmilitarización por los agravios del gobierno en contra de la población. Veían que había que desmontar la maquinaria de guerra. Hubo participantes del movimiento que se molestaron porque el Presidente no había demostrado voluntad real para modificar su estrategia de seguridad pública. Plantearon que para que existiera un contacto con autoridades, éstas deberían enviar señales claras de que pensaban abandonar su política de guerra contra el crimen organizado, cosa que no había ocurrido. En lugar de empeñarse en ese diálogo veían que la ruta era seguir el pacto nacional firmado en Juárez. Deploraron el encuentro del 23 que se hubiera decidido sin el concurso de todos, cosa que lesionaba al movimiento. Invitaban a Sicilia y a su grupo a voltear a las bases del movimiento e instaurar una forma de participación realmente democrática donde todos participaran en la toma de decisiones.72 John Ackerman, “La ciudadanía quiere más”, en La Jornada, 27 de junio de 2011. Se puede ver también a Julio Hernández, “Astillero”, en La Jornada, 27 de junio de 2011. 72 Hubo una gran participación en las redes de activistas. También se pueden consultar a Willivaldo Delgadillo, “El gran desafío de Sicilia”, en La Jornada, 23 de junio de 2011; Magdalena Gómez, “De la 71
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No pocos insistían en que en el marco de la guerra de Calderón contra la delincuencia organizada se había incrementado el ejercicio de la tortura por parte de las fuerzas armadas. 73 Había quienes no veían que ese diálogo pudiera servir de mucho. La red contra la represión y por la solidaridad, aunque manifestó su apoyo al movimiento de las víctimas de la guerra de Calderón y se sumó al dolor por la masacre en contra del pueblo, enfatizó que la mayoría de los crímenes habían sido cometidos por cuerpos militares, policiacos y paramilitares. Mientras las fuerzas armadas habían tenido unas 700 bajas en esa guerra, eran miles los muertos y los desaparecidos en las filas del pueblo. Los jóvenes eran perseguidos, hostigados, criminalizados y aniquilados. La mayoría de los muertos de esta guerra eran gente de abajo y se podía hablar hasta de un genocidio. Planteaba que se debía desmilitarizar y que tenía que terminar el hostigamiento a la población. Esta red manifestó que no confiaba en el de arriba que cometía crímenes de lesa humanidad, y propuso como salida la autonomía de los abajo. Por los crímenes de lesa humanidad cometidos por las fuerzas de seguridad bajo el mando de Calderón, varias organizaciones pidieron a la Corte Penal Internacional un juicio contra el presidente.74 Otro hecho que desanimaba el diálogo era la experiencia de la comisión de mediación entre el gobierno y el grupo guerrillero EPR. A más de cuatro años de la desaparición de militantes del EPR a manos de elementos de las fuerzas armadas dicha comisión lamentaba que eso siguiera en la impunidad. Aunque el nuevo gobernador de Oaxaca estaba en disposición de colaborar en la resolución de ese crimen, el gobierno federal no daba indicios de tener voluntad para que el caso se resolviera. Uno de los integrantes de esa comisión lamentó que el gobierno traicionara los acuerdos a los que llegaba con la sociedad civil.75 Otro hecho que lanzaba sombras hacia la vía del diálogo era el primer resultado del compromiso del procurador de Nuevo León. Cuando se cumplió el mes prometido para dar resultados sólo se había avanzado lentamente en dos de los casos y nada había respecto de los otros siete. Aunque había señalamientos en contra de policías de todos los niveles no había ningún procesado. La reunión con miembros del movimiento por la paz reveló que no había avances importantes y se quedó en hacer una nueva reunión un mes después.76 Sicilia defendió su actuación y la búsqueda del diálogo. Llamaba la atención de que el país se encontraba roto. Advertía que a la violencia que se sufría se le iba a añadir la violencia de las disputas políticas en torno a la sucesión presidencial. Enfatizaba que movilización al movimiento. ¿cuestión de agendas?”, en La Jornada, 21 de junio de 2011; Ana María Aragonés, “La caravana de la conciencia”, en La Jornada, 29 de junio de 2011, y Víctor Quintana “Desmilitarización: uno de los porqués”, en La Jornada, 24 de junio de 2011. 73 Gloria Muñoz, “Los de abajo”, en La Jornada, 25 de junio de 2011. 74 Se puede consultar esta información en http://contralarepresion.wordpress.com. 75 Se puede ver La Jornada, 1 de julio de 2011. 76 Emilio Álvarez Icaza, “Visita al procurador de Nuevo León”, en El Universal, 8 de julio de 2011.
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terminar un diálogo con un abrazo no era señal de fracaso. Dijo que no se arrepentía del abrazo al presidente pues no implicaba claudicación. Se alegraba de que se hubiera ido cambiando el lenguaje de la guerra y del dolor. Se había encontrado consuelo, se demandaba justicia, se quería refundar al país en la lógica de la no violencia cambiando el corazón de las personas. Enfatizó que el movimiento había logrado romper el monólogo del poder y que era el primer paso de un largo proceso. Sentenció que negar el diálogo era alimentar la violencia. Se quejó que Calderón hubiera manoteado en la mesa, pues lo vio como un signo de grave descortesía. Aclaró que en Juárez hubo grupos que subieron otras agendas lo cual ponía en riesgo el reclamo de las víctimas y que por eso se había opuesto a integrar esas agendas. Insistió en que la base de este movimiento era el dolor de las víctimas. Aclaró que si en Juárez querían que se retirara el ejército eso lo pueden pedir ahí, pero no podía ser para todo el país. Aclaró también que los mismos zapatistas le habían recomendado que fuera al diálogo para que después no le reclamaran que no lo había buscado. Insistió en que le daba esperanza el que se estuvieran atendiendo algunos casos, pues le preocupaba el tema de las indemnizaciones. Sicilia también destacó que antes había miedo y que el movimiento había ayudado a superarlo. También propició que muchos se conocieran y reconocieran al compartir su dolor y sus historias. Llamó a detener la violencia con la no violencia. Cuando Sicilia acudió a Guadalajara a que le entregaran un premio universitario enfatizó que el movimiento había impedido que el país se desmoronara y que había conseguido que la gente dolida se empezara a unir para exigir lo que les correspondía. El movimiento había develado algo que estaba ahí y que no se quería ver, que era reconocer el nombre de las víctimas del crimen y de la inhumanidad, había apelado a las instituciones y denunciado su corrupción; y con el movimiento había emergido la reserva moral del país. Acotó que el diálogo no podría hacerse sin que estuviera acompañado de la movilización y de la presión internacional.77 Sicilia dialogó en Guadalajara con grupos de derechos humanos, con defensores de sus pueblos ante la amenaza de ser inundados por una presa y con comunidades eclesiales de base. En ese diálogo le dijeron que veían que el gobierno lo estaba usando como válvula de escape; que el presidente había avanzado en aprobación a costa de Sicilia; que en el caso del poblado Temacapulín donde el poder estaba empeñado en sumir en las aguas de una presa, los pobladores habían dialogado con el gobierno, pero que éste no les había hecho caso; que los de abajo necesitarían acudir a asambleas populares para ver qué acciones impulsar. Sicilia respondió que estaba por las propuestas de los pueblos indígenas; pero que en este movimiento de víctimas lo había impulsado el dolor del asesinato de su hijo. Con otros dolidos había visto que si 77
La Jornada Jalisco, 13 de julio de 2011.
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quería que encarcelaran a los que habían matado a sus familiares y los indemnizaran tenían que hablar con los responsables. Querían con los diálogos tocar el corazón de todos. Ese movimiento había nacido del dolor, visibilizaba a las víctimas, vinculaba a las familias destrozadas, permitía salir del miedo y consolarse mutuamente. Insistió en que el dolor y la ética no eran monopolio de nadie. Uno de los asesores de Sicilia precisó que más que hablar de diálogos habría que verlos como emplazamientos en un contexto de resistencias.78 Apoyaba la visión de Sicilia el hecho de que Calderón hubiera llamado a los gobernadores a dar respuesta al llamado de las víctimas de la violencia, a que se pusiera nombres a las víctimas en la lucha contra la delincuencia y que se rompiera la impunidad. Les dijo que el encuentro del castillo le había permitido evaluar críticamente muchos aspectos de su estrategia y reforzar su convicción de seguir luchando. Posteriormente la convención Nacional de Seguridad Pública acordó abrir un fondo de la conferencia Nacional de Gobernadores para garantizar un sistema de becas a jóvenes entre 15 y 20 años que les permitiera incorporarse a los sistemas educativos y a una bolsa de trabajo.79 Otro hecho positivo fue que el grupo que había asesinado al hijo del poeta y sus amigos fue apresado. Sicilia exigió que los demás casos tuvieran un tratamiento similar al que se le había dado al de su hijo, que esa operatividad y prontitud con la que se había trabajado ese caso fuera para todos los ciudadanos que estaban padeciendo esa realidad y que el movimiento había visibilizado. La sociedad debía seguir presionando para que las autoridades hicieran bien su trabajo.80 El diálogo con el gobierno implicaba seguimientos periódicos hasta que Sicilia y Calderón se reunieran otra vez el 23 de septiembre. Un mes después del encuentro en el castillo de Chapultepec esta vez en el Museo de Antropología Sicilia y otros integrantes del movimiento hablaron con el Secretario de Gobernación. Sicilia volvió a demandar que el Presidente pidiera un sincero perdón a la nación porque lo que había hecho un mes atrás no había sido algo cabal ni profundo. También exigió la creación de una comisión de la verdad con carácter ciudadano y autónomo para dilucidar lo que había sucedido con muertos y desaparecidos. Volvió a señalar la necesidad de una ley de víctimas e indemnización a las familias y el retiro paulatino del ejército de las calles. El Secretario de Gobernación en ese diálogo nada dijo de la comisión de la verdad, y justificó la labor del ejército. Sicilia planteó que debía continuar el diálogo. Días después la Secretaría de Gobernación declaró que no se necesitaba una comisión de la verdad.81 Álvarez Icaza se refirió al seguimiento que se estaba dando al diálogo y Notas propias sobre esa reunión. Se puede ver La Jornada, 30 de junio, 1 y 11 de julio de 2011. 80 El Universal, 18 de julio de 2011. 81 La Jornada, 21, 22 y 27 de julio de 2011. 78 79
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anunció la integración de varias comisiones. Una se encargaba de la relación entre el movimiento y el gobierno, otra daba seguimiento a los casos que se habían planteado, otra revisaba la estrategia nacional de seguridad, y otra atendía lo relativo a la democracia participativa y democratización de los medios. Lo que surgía de esta relación era que el gobierno y el movimiento tenían visiones diferentes en el tema de la seguridad nacional, el primero se centraba en las instituciones y el segundo en las personas; el primero decía que el dolor venía sólo de la delincuencia, el segundo señalaba que también había incapacidad, corrupción y hasta complicidad gubernamental.82 El movimiento demandaba también diálogo con el poder legislativo y con el poder judicial. Aunque el primero había aceptado dialogar, daba largas a la fecha del encuentro. Sicilia lamentó que no se hubiera dado la reunión con el Congreso de la Unión y advirtió que si no mostraban disposición a dialogar llamaría a una movilización nacional para sentarlos a escuchar las demandas ciudadana en torno a una reforma política que diera instrumentos a los ciudadanos para acotar los poderes formales.83 A finales de julio Sicilia y un grupo de twitteros que han estado presionando por la aprobación de la reforma política se presentaron en la sede del Senado, obligaron a ser recibidos por los legisladores y exigieron que fuera aprobada la reforma política. Consiguieron que el poder legislativo acordara tener una reunión con el movimiento por la paz el 28 de julio.84 En el diálogo con el poder legislativo que también tuvo lugar en el Castillo de Chapultepec, estuvieron presentes 40 diputados y senadores, 20 familiares de víctimas y 30 asesores del movimiento por la paz. Sicilia pidió al iniciar que se guardara un minuto de silencio por las víctimas de la guerra. Enfatizó que iba al diálogo pese a que había quienes le decían que esos diálogos de nada servían, pero él quería tocar el corazón de los legisladores. Planteó que en la violencia que padecía el país existía corresponsabilidad de los tres poderes constitucionales. Acusó a los legisladores de manejar al Estado como botín político, les achacó el no haber impedido la militarización de la seguridad público, les exigió pedir perdón a las víctimas y rendir cuentas a los ciudadanos de los que los veía alejados. Aludió a cifras oficiales según las cuales ya había 50 mil muertos, diez mil desaparecidos y 120 desplazados a causa de la guerra. Demandó una comisión de verdad y de reconciliación y una ley de atención a víctimas. Los acusó de ser operadores de los intereses partidocráticos, de no haber dado prioridad a la educación, a la cultura, a la ciencia; los instó a que se definieran por la guerra o por la paz. Se lamentó de que el Estado no garantizara el derecho a la Emilio Álvarez Icaza, “Estamos platicando”, en El Universal, 22 de julio de 2011. Entrevista de Javier Sicilia en Radio Fórmula, el 8 de julio de 2011. 84 La Jornada, 21 y 27 de julio de 2011. Miguel Ángel Granados Chapa, “Obstáculos a la reforma política”, en Reforma, 27 de julio de 2011. 82 83
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educación. Dijo que los niños y los jóvenes debían tener una gama amplia de opciones para elegir y hacer su vida libremente. Pidió que no se permitiera que su destina fuera la migración, la miseria, la violencia o la muerte. Le parecían inadmisibles las vejaciones que vivían miles de centroamericanos en su paso por México. Criticó a los legisladores su demagogia, su dispendio y corrupción para allegarse votos. Exigió limitar a la máquina de fabricar votos y complicidades llamada SNTE. Porque la paz y la democracia no podían vivir sin una profunda participación ciudadana demandó la inmediata aprobación de la reforma política (candidaturas independientes, plebiscito, referéndum, iniciativa popular, revocación de mandato, limitación de fueros, reducción de dinero destinado a los partidos y a las campañas políticas, sistemas de transparencia y de rendición de cuentas). A quienes decían que ya no había tiempo para que una reforma política afectara los procesos electorales de 2012 les recordó que eso se podía remediar con un transitorio a un artículo constitucional. Si no había la reforma política, después de las elecciones México tendría un gobierno que volvería a administrar el desafío de las agrupaciones criminales, la repartición del territorio entre los poderes fácticos, los carteles y las fuerzas militares. Les advirtió que si los ciudadanos retiraban su apoyo a las elecciones los políticos que quedarían en el gobierno y en los congresos estarían en la ilegitimidad absoluta. El sacerdote dominico Miguel Concha exigió a los diputados que rechazaran la minuta aprobada en el Senado sobre seguridad nacional porque con ella se avanzaba en la militarización del país y en la violación de los derechos humanos, pues era para garantizar la seguridad del estado pero no de los ciudadanos. Había que elaborar una ley de seguridad fundada en la seguridad humana y ciudadana. Se presentaron testimonios y propuestas legislativas. Julián Le Baron criticó a los legisladores estar ciegos ante la muerte que los rodeaba. Les exigió que no hicieran leyes que permitían la atrocidad impune. Asesinatos, desaparecidos, torturados, secuestrados y humillados.85 Varios familiares de víctimas clamaron por justicia y por reparación de daños. Pidieron que no los obligaran a tomar medidas más drásticas. Había peticiones de una legislación sobre desapariciones forzadas, de la creación de un auditor especial para las policías federales, que cinco ciudadanos fueran integrados en el Consejo Nacional de Seguridad Pública. El PAN, el PRD y el partido Verde pidieron perdón. El PRI dijo que estaba de acuerdo con el auditor independiente y con la derogación del fuero militar; pero no quiso tocar 85 El director de investigación del Secretariado Internacional de Amnistía Internacional, advirtió que México podría vivir una situación similar en materia de violación a los derechos humanos a lo que había ocurrido en las dictaduras militares del cono sur en los años setenta y ochenta por la presunta responsabilidad del ejército en las desapariciones forzadas. Sentenció que México estaba al borde de una represión sistematizada (El Universal, 2 de agosto de 2011).
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la polémica ley de seguridad nacional, y no pidió perdón. El PAN aceptó que había que hacer la reforma política, y hacer una reforma de justicia. El PRD estuvo de acuerdo con la reforma política y con el nombramiento de los tres consejeros electorales del organismo electoral que faltaban. Todos estaban de acuerdo con la ley de víctimas. Por parte del movimiento por la paz volvieron a hablar Aleida Calleja y la joven Araceli Hernández. La primera se quejó de que los legisladores no hubieran hablado de algo muy importante para la democratización: la transformación del modelo mediático tan concentrado en pocas manos que imperaba en el país. La segunda precisó que no creía en los partidos políticos ni en su democracia; enfatizó que no se criminalizara a los jóvenes, que el Congreso asignara recursos para que la educación media superior fuera obligatoria y gratuita. Se acordó integrar una comisión de enlace para dar seguimiento a los acuerdos. En una conferencia de prensa al final Sicilia dijo que el encuentro había sido un éxito en las palabras, pero que esperaba hechos, y recordó que pronto se haría otra caravana hacia el sur del país. Álvarez Icaza celebró el histórico diálogo con el congreso, que se haya llegado a acuerdos, que los legisladores hubieran escuchado testimonios de las víctimas. Exhortó a que lo que en ese diálogo se había dicho que sí después no fuera un no en los trabajos de las comisiones legislativas. Le preocupaba que no se hubieran comprometido fechas para el cumplimiento de los acuerdos, y le parecía muy malo el no priista a detener la ley de seguridad nacional como estaba.86 Después del acto, el partido Verde dijo que no a la petición de Sicilia de que abandonara su electorera petición de la pena de muerte. Los senadores panistas se opusieron a la comisión la verdad propuesta por Sicilia, y el senador perredista Pablo Gómez dijo que la Comisión Nacional de Derechos Humanos tenía facultades de comisión de verdad, cosa en la que estuvieron de acuerdo los priistas. Aunque el Presidente del Senado consideró que la reunión con el movimiento por la paz había sido un paso hacia delante en las reformas pendientes, y pidió a los legisladores que honraran su palabra.87 Cuando la caravana de migrantes centroamericanos denominada paso a paso que había partido de Guatemala el 23 de julio llegó a la ciudad de México el 1 de agosto, fue acompañada por Sicilia quien exigió al Senado dejar de lado todo trámite burocrático, eliminar las visas y buscar a los desaparecidos; a nombre de los mexicanos pidió a los caravaneros perdón por los abusos de que eran objeto los
86 Este encuentro fue televisado. Se pudo ver aun en portales de los periódicos como El Universal. También se pueden revisar las amplias notas que sacaron de la intervención de Sicilia y de todo el acto en El Universal, Reforma, Milenio y La Jornada, y en la información de CENCOS, 29 de julio de 2011. 87 Diversas notas en La Jornada y El Universal, 30 y 31 de julio de 2011.
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migrantes y manifestó su solidaridad. Esta nueva caravana se había inspirado en las caravanas que había impulsado Sicilia.88 Miguel Ángel Granados Chapa escribió que los integrantes del movimiento eran personas conscientes de sus derechos, pero también de las limitaciones que la formalidad constitucional y legal les imponían. Habían inaugurado un nuevo espacio de encuentros entre ciudadanos y los poderes constitucionales, pues en territorio de igualdad formulaban y hacían propuestas, reprochaban y expresaban indignaciones. Había que tener en cuenta que los movilizados habían ido acumulando saberes.89 Los legisladores habían prometido aprobar reformas e impulsar iniciativas de atención a víctimas. Habían aceptado trabajar en la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados con integrantes del movimiento. Si los legisladores no cumplían lo que habían prometido, el movimiento emprendería acciones para “avergonzarlos”. Sicilia y Álvarez Icaza estaban satisfechos con el encuentro, pues habían visto una gran diferencia del encuentro con el Presidente, dado que los legisladores habían mostrado humildad, no se habían tratado de justificar y se habían dejado impactar con los testimonios de las víctimas, que develaban el horror de la guerra. 90 Sicilia aclaró que el movimiento estaba en receso de movilizaciones en espera de los resultados de los diálogos con los poderes, que el movimiento exigía un cambio profundo en la vida política, y que los ciudadanos habían rebasado al gobierno y a los partidos. 91 No obstante, el escritor Luis Hernández hacía señalamientos críticos. Valoraba que la voz de los afectados hubiera sonada fuerte, pero consideraba que poco ayudaba un balance injustificadamente optimista de Sicilia y Álvarez Icaza. Presentó un análisis de las contradicciones y pugnas al interior del poder legislativo en torno al proceso electoral de 2012, e hizo ver cómo la reforma política se encontraba entrampada; que los legisladores aprobarían algunas demandas, pero dejarían afuera las centrales. Destacó que el poder legislativo se había negado a firmar compromisos y a comprometer tiempos.92 El investigador Alberto Aziz valoró que en ese encuentro los legisladores fueran llamados a rendir cuentas por sus omisiones y por representar sólo sus intereses; que se hubiera vuelto a poner sobre la mesa las demandas de miles El Universal, 2 de agosto de 2011. Miguel Ángel Granados Chapa, “Indignados, exigentes, sabedores”, en Reforma, 31 de julio de 2011. 90 José Gil Olmos, “El Congreso tiene la palabra”, en Proceso, núm. 1813, 31 de julio de 2011. 91 Javier Sicilia, “Ceguera partidocrática”, en Proceso, núm. 1813, 31 de julio de 2011. Recordó que el candidato priista a la gubernatura del Estado de México había ganado explotando la ignorancia, la miseria y la corrupción de mucha gente mediante la compra de votos; que su triunfo sólo abarcaba a una cuarta parte del padrón. Precisó que los partidos y los gobiernos creían que eso era democracia y legitimidad, entonces había que aceptar que su estado mental era la oligofrenia o el cinismo. Esto sólo garantizaba un gobierno con instituciones corrompidas y con un aumento de la criminalidad y la espiral de violencia. Exhortó a los partidos a aceptar que el país estaba en peligro, y que era urgente cambiar las estrategias económicas y educativas. 92 Luis Hernández, “El segundo diálogo del Castillo de Chapultepec”, en La Jornada”, 2 de agosto de 2011. 88 89
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de ciudadanos que han estado exigiendo justicia y sólo han encontrado impunidad; y que haya evidenciado el fracaso democrático. Le pareció bien que algunos legisladores se hubieran comprometido con la ley de víctimas; con la propuesta de que hubiera un auditor independiente para la policía federal; y que aceptaran legislar sobre algunos instrumentos de democracia participativa. No obstante, no veía condiciones de que los legisladores pudieran cumplir los compromisos adquiridos y de que les durara la sensibilización que habían mostrado o habían aparentado. Se tendrían que examinar con lupa y hasta su letra pequeña aquellas iniciativas en las que el poder legislativo había dicho que había consenso. No obstante, en la misma reforma política los legisladores mantenían sus opiniones divididas y la mayor parte estaba a debate. Llamaba la atención de que habían quedado sin respuesta las demandas por una comisión de verdad, por la aprobación de una ley de medios para democratizar la radio y la televisión, y lo relativo a la educación media y superior. Aziz no se hacía ilusiones en que hubiera un verdadero cambio en la actuación del poder legislativo, pues en ese encuentro se habían constatado ambigüedades, inercias e importantes silencios. 93 Para Sergio Aguayo los legisladores mostraron que están atrapados en el gradualismo , que hay una resquebrajada relación entre la clase política y la sociedad, y que no sabemos cuánto tiempo le queda a un sistema profundamente disfuncional.94 En julio Sicilia sugirió crear una comisión de verdad para resolver las violaciones a los derechos humanos cometidas en la guerra contra el narcotráfico que estuviera integrada pluralmente y evitar que se repitiera la experiencia fallida de la Fiscalía Especial para los movimientos sociales y políticos del pasado. En ese mismo mes Gustavo Esteva hizo un balance del movimiento por la paz. Planteó la importancia de que en el diálogo del movimiento con el gobierno se discutiera el regreso del ejército a sus cuartales, la indemnización a las víctimas y que se hiciera un seguimiento policiaco y legal de los casos. Ese diálogo podría demostrar públicamente que el gobierno no quería actuar o que no podía hacerlo. Esteva defendió que no se trataba de una simple movilización sino que el movimiento desatado por Sicilia se había abierto a los que estaban hartos de los que sucedía, y que albergaba a quienes no creían que la respuesta vendría de arriba por lo que se ocupaba de la democracia real.95 Sergio Aguayo destacó que en el diálogo con los legisladores las víctimas les achacaron corresponsabilidad en la fuerza. Precisó que pese en el diálogo algunos legisladores pidieron perdón, en los hechos se habían enfrascado en un gradualismo cuando no se sabía cuánto tiempo le quedaba a un sistema profundamente
Alberto Aziz, “Legisladores omisos, cooptados”, en El Universal, 2 de agosto de 2011. Sergio Aguayo, “La pajarera”, en Reforma, 3 de agosto de 2011. 95 Gustavo Esteva, “Los caminos del movimiento por la paz con justicia y dignidad”, en http://desinformemonos.org, 1 de agosto de 2011. 93 94
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disfuncional.96 Muestra de la insensibilidad de los diputados con el movimiento fue que los diputaos aprobaron en lo general la minuta de la ley de seguridad nacional. El movimiento hizo una manifestación frente a la Cámara de Diputados a principios de agosto para mostrar su indignación y repudio a esa aprobación, y porque el ejecutivo hubiera celebrado dicha aprobación. Sicilia consideró que había una esquizofrenia en la clase política que estaba llevando al país al horror, que dicha aprobación era un insulto a las víctimas, pues la clase política jugaba con su dolor. Por eso mismo el movimiento no se reunió con la Junta de Coordinación Política, y el 5 de agosto dio por roto el diálogo con el Congreso. Sicilia anotó que no se podía dialogar con quienes no hablaban con verdad. Emilio Álvarez Icaza precisó que se trataba de la suspensión temporal del diálogo. 97 El Congreso anunció que abría las puertas para que el movimiento participara en el proceso de dictamen de la ley de seguridad, y entonces el movimiento anunció que retomaba el diálogo con los legisladores. Gustavo Esteva hizo un nuevo balance. Veía que el movimiento empezaba a mostrar debilidad. Los medios de comunicación insistían en ver a su inspirador como un dirigente partidista, y que alrededor de él unos se ponían al servicio del movimiento, mientras otros querían aprovecharse de él. Aceptaba que se tenía que tratar con el gobierno lo de la reparación del daño a las víctimas y el castigo a los culpables. Pero debilitaban al movimiento quienes le exigían al movimiento que jugara con las reglas del régimen. 98 Luis Hernández destacaba que de acuerdo a Amnistía Internacional por la responsabilidad del ejército en casos de desapariciones forzadas México estaba al borde de una represión generalizada. Los retos del movimiento eran detener la absurda política militarista, combatir la impunidad, y lograr que se hiciera justicia a las víctimas.99 Alberto Aziz anotaba que el movimiento se había topado con el obstáculo de los tiempos y ritmos del poder.100 El movimiento por la paz a mediados de agosto realizó a una marcha en contra de la iniciativa de Seguridad Nacional. Varios académicos y activistas veían en esa propuesta legislativa un reforzamiento de la perspectiva autoritaria del Estado y medidas poco efectivas en el combate a la delincuencia organizada. Abría las puertas a reprimir a movimientos sociales de protesta. Se recalcaba que legalizar la presencia permanente de las fuerzas armadas tendría graves implicaciones en la vida cotidiana de las comunidades del país, pues afectaría la paz y la libertad pública y legitimaría la guerra. Javier Sicilia se preguntó porque los políticos se habían conmovido delante de los rostros de las víctimas, y se obstinaban en una estrategia equivocada. Se quejó de Sergio Aguayo, “La pajarera”, en Reforma, 3 de agosto de 2011. Emilio Álvarez Icaza, “Diálogo en pausa”, en El Universal, 5 de agosto de 2011. 98 Gustavo Esteva, “Remover el movimiento”, en La Jornada, 8 de agosto de 2011. 99 Luis Navarro, “Las piezas del rompecabezas”, en La Jornada, 9 de agosto de 2011. 100 Alberto Aziz, “Las rendijas del poder”, en El Universal, 9 de agosto de 2011. 96 97
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que la marcha burocrática funcionaba sin culpa. 101 Los manifestantes marcharon en silencio. Sicilia declaró que, pese a las traiciones, el 17 de agosto el movimiento reanudaría el diálogo con el legislativo. Pero ya un legislador apuntaba lo que sería la siguiente estrategia de los políticos: aminorar los reclamos de este movimiento con las expresiones de gente cercana al poder que se decía también portavoz de ciudadanos en cuestiones de seguridad. El diputado Javier Corral enfatizó que el movimiento no era la única voz en cuanto a seguridad y que había otros enfoques.102 En la reunión con los legisladores Sicilia expresó la desconfianza de su movimiento con los políticos y demandó que se oyeran las razones de las fuerzas armadas; pero el gobierno no aceptó esa propuesta. El movimiento insistió en ver las causas de los problemas del país. Pidió un cambio de enfoque en la estrategia de la guerra, un modelo de atención integral a las víctimas, un fortalecimiento del pacto social, y avanzar en la legislación en materia de democracia. La reunión con los legisladores concluyó con cinco acuerdos: continuidad del diálogo, instalación de un grupo de trabajo bicameral y con representación del movimiento, la petición de que el presupuesto contemplara recursos específicos para atención a las víctimas, delinear una ruta de discusión de la ley de seguridad e invitar a los legisladores al recorrido del movimiento hacia el sur. El movimiento también anunció que se retomaban las labores de las mesas de trabajo con el gobierno.103 Sicilia exhortó a los estudiantes mexicanos a imitar a los jóvenes españoles y salir a las calles a exigir paz.104 Miguel Ángel Granados Chapa consideró que la insólita fuerza del movimiento había forzado a ejecutivo y legisladores a dialogar. Por eso se trató de desprestigiar a su inspirador diciendo que favorecía a la delincuencia organizada. Además el gobierno ha querido abrir otro flanco para debilitar la importancia del movimiento: darle visibilidad a elites que tratan este tema de acuerdo con el poder. Trató así entrar en la lógica de divide y vencerás.105 A finales de agosto un pequeño comando de narcotraficantes quemó un casino en Monterrey y mató a 52 personas. Esto ocasionó manifestaciones de ciudadanos indignados por la ineficiencia y corrupción de los políticos. A principios de septiembre hubo expresiones de grupos de indignados en varias ciudades del país ante la violencia devastadora. El presidente aprovechó la masacre para insistir en su fallida estrategia contra el narcotráfico. Desde Ciudad Juárez le propusieron al movimiento por la paz la convocatoria a un primer acto de desobediencia civil, pues el autoritarismo del régimen era un peligro grave, el miedo era una realidad palpable, y Javier Sicilia, “El perdón que clama el Alcázar”, en Proceso, 14 de agosto de 2011. Javier Corral, “La vuelta al diálogo”, en El Universal, 16 de agosto de 2011. 103 Emilio Álvarez Icaza, “Sabiduría y humildad”, en El Universal, 19 de agosto de 2011. 104 La Jornada, 17 de agosto de 2011. 105 Miguel Ángel Granados Chapa, “Sicilia, Wallace, Martí, Morera”, en Reforma, 22 de agosto de 2011. 101 102
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para vencerlo era necesaria una acción ciudadano en donde se repudiara la estrategia fallida del gobierno y exigir atención a propuestas sociales.106 A inicios de septiembre el movimiento por la paz declaró que no había sido consultado sobre la creación de la Procuraduría Social de Atención a Víctimas de la Violencia, que ese hecho parecía un maquillaje y que lo que se había demandado era una comisión de verdad. A mediados de septiembre el movimiento por la paz hizo su caravana por el sur del país. La agrupación de las abejas anunció que se unía al movimiento inspirado por Sicilia. Antes de esta tercera caravana, el Subcomandante Marcos difundió la tercera carta a don Luis Villoro sobre ética y política. Apuntó que los zapatistas se mantenían en resistencia. Se preguntó cómo se podía hablar de justicia en Chiapas cuando seguían libres los responsables de la matanza de Acteal, y se proseguía alentando a paramilitares. Enfatizó que la clase política nada entendía. El número de pobres iba en aumento, los precios de los productos básicos se habían duplicado y triplicado en el sexenio de Calderón, mientras las ganancias de los millonarios se habían cuadriplicado en los últimos años. La guerra y sus víctimas seguía. Denunciaba que la guerra de Calderón culpaba a las víctimas. Pronosticaba que Calderón sería recordado como un criminal de guerra. Se iría, pero quedaría su guerra perdida con su cauda de víctimas colaterales. Marcos planteó que los zapatistas seguían con atención el movimiento por la paz y hacían el esfuerzo por tratar de entender que se trataba de una movilización nueva, que construía sus propios caminos y que se merecía respeto. Veían que abajo, en familiares y amistades de las víctimas este movimiento despertaba esperanza y consuelo. Los zapatistas habían tenido la esperanza de que se levantara un movimiento que detuviera la guerra absurda, pero eso todavía no sucedía. Lo importante era que se hubieran hecho tangibles las víctimas, que comenzaron a tener nombre, y que la patraña del combate al crimen organizado se estaba desmoronando. Precisaba Marcos que los zapatistas todavía no entendían por que el movimiento dedicaba tanta energía y esfuerzos a la interlocución con la clase política, que no era sino una pandilla de facinerosos. Pero los zapatistas estaban seguros que eso lo descubrirían los integrantes del movimiento por sí mismos. Marcos enfatizó que los zapatistas no juzgaban, y por lo tanto no condenaban; trataban de entender los pasos del movimiento. Recalcó que para los zapatistas el digno dolor que acuerpaba al movimiento tenía todo su respeto y admiración; reflexionaban que les parecía lógico que dialogaran con los responsables de los problemas; que era razonable dirigirse a quien había desatado la guerra y la escalaba; les parecía bien que ese movimiento hiciera algo por las víctimas. Marcos hizo público que en cartas que le 106 Víctor Quintana, “Convocarnos a vencer el miedo y el autoritarismo”, La Jornada, 2 de septiembre de 2011.
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había mandado le había dicho que siguiera con la poesía. Terminaba exhortando a que hubiera más empeño para entender y menos para juzgar.107 En su contestación a esta carta Sicilia agradeció las líneas que Marcos le dedicaba al movimiento; subrayaba que la había leído con el detenimiento de quienes están abiertos a la escucha, y agradeció a Marcos por su solidaridad con el movimiento. A los zapatistas les decía que, aunque no lo entendieran en el intento de hacer la paz aun con los adversarios a los que había que desalienar con paciencia y amor, compartía los mismos anhelos y esperanzas zapatistas. Estaba convencido de que las autonomías eran una esperanza de reconstrucción de la nación. Se dolía porque el poder ciego no escuchaba, y por eso estaba la espantosa emergencia nacional en que se debatía el país. Defendió su manera de caminar, dialogar, abrazar y besar, ir al encuentro de otros, dialogar, iluminar la verdad. Afirmaba que detener la guerra era tarea de todos, y mientras llegaban con lentitud y dolor hacia el sur donde estaban los zapatistas les mandaba un beso.108 Sicilia denunció que el poder judicial no quería responder al llamado de diálogo del movimiento. Guillermo Almeyra analizó que el movimiento por la paz era importante porque era una expresión de repudio social a la militarización del país y a la interpenetración entre los narcos y el Estado y la homogenización de los métodos de ambos. Ese movimiento era un sobresalto democrático de la sociedad, aunque no lo veía como un detonante de una movilización popular.109 La caravana de once días por el sureste inició el 10 de septiembre en Cuernavaca. En Acapulco la gente portaba pancartas y se narraron historias de dolor, y dijeron que no era posible que una bala contra otra estableciera la paz. En Oaxaca la caravana pidió enjuiciar a Ulises Ruiz porque su gestión fue la exaltación de la criminalidad. Los diferentes pueblos indígenas fueron denunciando las violencias de paramilitares a las que han sido sometidos. Pedían que los crímenes no quedaran impunes. En Chiapas el grupo los abejas que había sufrido la masacre de Acteal invitó a poner un alto a la guerra en México. En San Cristóbal de las Casas integrantes del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas saludaron a los caravaneros por la paz; relataron cómo las comunidades zapatistas resistían cercos militares, tropas del ejército que los asediaban. Denunciaron los agresiones de que eran objeto los defensores de derechos humanos. En la frontera con Guatemala centroamericanos narraron las agresiones cometidas por criminales y funcionarios mexicanos. Sicilia pidió a los migrantes el perdón que debía venir de los gobernantes. Subcomandante Insurgente Marcos, “Tal vez… Carta tercera a don Luis Villoro en el intercambio sobre ética y política”, La Jornada, 27 de agosto de 2011. 108 Javier Sicilia, “Carta al Subcomandante Marcos”, en http://movimientoporlapaz.mx, 29 de agosto de 2011. 109 Guillermo Almeyra, “Sobre cartas, ética y política”, La Jornada, 11 de septiembre de 2011. 107
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En Oventic autoridades zapatistas se reunieron con Sicilia, quien agradeció que lo escucharan. El poeta cuestionó al gobierno por no tomar su responsabilidad histórica con la causa zapatista, aseguró que no había alianza entre su movimiento y los zapatistas sino la coincidencia en la lucha por un México con paz, justicia y dignidad. Demandó que parara el hostigamiento contra los pueblos indígenas. Al terminar su visita a Chiapas Sicilia exigió que se pusiera fin a la guerra de Calderón. La caravana fue recogiendo los testimonios de muchas víctimas. En Tabasco se resaltó que en ese sitio se entrelazaban tres tráficos: de personas, de drogas y de armas. En Veracruz hubo un intento de una emboscada al vehículo donde viajaba Sicilia. Y después marinos encajonaron a un autobús de la caravana. El movimiento denunció el hostigamiento que estaba sufriendo un defensor de los migrantes. En Xalapa el poeta anunció que durante esa tercera caravana se habían documentado 221 casos de violencia, y que predominaba el delito de desaparición de personas. Pidió que no se le diera una carta en blanco al ejército para reprimir a los movimientos sociales. Grupos de Ciudad Juárez saludaron al movimiento por la paz en su recorrido por el sur, reiteraron su compromiso con el Pacto Nacional por la paz, reivindicaron el emplazamiento al Estado mexicano de acuerdo al espíritu del documento suscrito el 10 de junio. Al llegar la caravana al centro de la ciudad de México Sicilia recapituló que la herida de Juárez se extendía como gangrena al sur del país. Denunció que el modelo económico inmoral imperante estaba arrasando tierras, despojando culturas, provocando desplazamientos y generando fuerzas paramilitares. Dijo que el movimiento no tenía poder porque estaba conformado por los más pobres de los pobres, las víctimas, las bajas colaterales, las viudas, los huérfanos; precisó que la obsesión por imponer el orden por medio de la militarización conducía a lo contrario.110 El balance de esta etapa lo hicieron Gustavo Esteva y Luis Hernández. El primero señaló que el movimiento por la paz había sufrido una mutación importante porque se llevó la carga que le depositaron los pueblos indios. Se habían hecho evidentes las consecuencias de que el impulso criminal naciera dentro del Estado y se extendiera como plaga por todo el cuerpo social. 111 El segundo destacó que entre los resultados de la caravana al sur estaba haber construido un puente entre los viejos agravios del poder y la nueva inseguridad pública. La caravana había sido testigo de la grave inseguridad que viven los pueblos indígenas y los migrantes centroamericanos. También había constatado algunas de las más exitosas experiencias de autodefensa de los pueblos en el marco de su autonomía. Un dato importante había sido que, al no querer tomarse la foto con los políticos lugareños, la caravana había perdido fuerza 110 El recuento de este recorrido se puede encontrar en http://movimientoporlapaz.mx, 20 de septiembre de 2011. 111 Gustavo Esteva, “En busca de tierra firme”, La Jornada, 19 de septiembre de 2011.
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entre los medios de comunicación, pero había ganado autoridad moral y confianza entre las organizaciones populares y las comunidades .112 A finales de septiembre el movimiento anunció que se encontraba en un momento muy crítico porque había diversos puntos en el diálogo con los políticos en que no se había dado avance y otros, como el relativo a la ley de seguridad, en donde había hondas diferencias. Se había planeado una reunión para el 23 de septiembre con Calderón, pero por su agenda se había cancelado y no había avance en fijar nueva fecha. Además el gobierno quería modificar los términos de la siguiente reunión. El gobierno quería que se hiciera el diálogo con muchas más organizaciones afines al ejecutivo. El poeta cuestionó la pretensión de diluir la fuerza moral del movimiento, y acusó al gobierno de no entender el nivel de emergencia nacional.113 En la marcha conmemorativa de la masacre del 2 de octubre de 1968 los manifestantes exigieron cesar la represión a los líderes sociales y la militarización. Gustavo Esteva consideró que el imposible diálogo entre Sicilia y Calderón había llegado a su fin. Sentenció que aunque se diera, sería irrelevante. Esto lo veía como una oportunidad para el movimiento que despejaba su camino. Finalmente el gobierno había mostrado que no estaba dispuesto a escuchar y que quería deshacerse de un interlocutor incómodo. El gobierno no se movió ni un ápice. Sicilia pagó un alto precios por su intento de diálogo con los poderes constituidos. Habría que pasar a otra etapa, pues ya no es el momento de seguir mirando hacia arriba, sino concretar todo el empeño en el abajo social. Esteva enfatizó que el diálogo que tocaba era entre los de abajo.114 Integrantes del movimiento a principios de octubre viajaron a Chiapas para refrendar con las comunidades zapatistas el apoyo mutuo. El 6 de octubre un comunero de Ostula, que era delegado del movimiento por la paz, fue asesinado, y el movimiento denunció la agresión. Después de tensiones con el gobierno por los cambios de fechas y de formato, se logró el acuerdo de hacer una nueva reunión con el Presidente en 14 de octubre. El movimiento por la paz aceptó participar con otros integrantes de movimientos contra la violencia que eran afines a Calderón. Varios dirigentes empresariales con los que se quiso contrarrestar la influencia del movimiento por la paz quedaron integrados en la Procuraduría de Atención a Víctimas del delito. Pero esta nueva instancia fue descalificada por académicos por haber sido creada sin consultas con diversos grupos
Luis Hernández, “Caravana al Sur”, La Jornada, 20 de septiembre de 2011. La Jornada, 30 de septiembre de 2011. 114 Gustavo Esteva, “El otro diálogo”, La Jornada, 3 de octubre de 2011. 112 113
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de derechos humanos, por no haber sido aprobada por el Congreso, y por ser una forma de simulación y no de verdadera justicia. El vocero de Sicilia, Pietro Ameglio recapituló que después de tres meses de diálogo con el gobierno se había dado la muerte de 10 mil personas más, por lo que la expectativa de frenar la dinámica mortal no se había cumplido. Se lamentó que una de las muertes hubiera sido un comunero de Ostula que estaba previsto que se encontraría presente en el diálogo del día 14 de octubre.115 Sicilia ha recalcado que uno de los grandes logros del movimiento es haber sacado del anonimato a las víctimas con lo cual se ha ido desenmascarando a los victimarios entre los que se encuentran políticos y empresarios. También ha señalado que la guerra, el narcotráfico, el secuestro, la desaparición forzada, los asesinatos y los feminicidios son la consecuencia perversa del modelo económico, político y social prevaleciente en México. Después de hablar con muchas personas arriba y abajo, Sicilia confiesa que se siente identificado con los espacios pequeños, autónomos, que dialogan unos con otros.116 Antes del segundo diálogo con Calderón, el movimiento por la paz evaluó que eran más los disensos que los consensos en el diálogo con el gobierno. Sicilia anunció que esperaba muy poco de dicho encuentro. Insistía en tratar de tocar el corazón del Presidente. Aceptaba que era difícil ver que no entendieran que la estrategia gubernamental no estaba dando resultados.117 En el segundo encuentro con Calderón en el Castillo de Chapultepec que tuvo lugar el 14 de octubre de 2011, Sicilia protestó porque días antes había sido asesinado el comunero de Ostula, miembro del movimiento por la paz. Alertó acerca de que se ponía en riesgo la democracia al subordinar el poder civil a la lógica de seguridad militar. Se quejó de la atmósfera de violencia y horror que crecía día a día. Dijo que no sabía si la clase política quería tomar el camino de la paz. Exigió a la clase política sumida ya en un proceso electoral que compraba votos, voluntades y dignidades, que se hiciera un mapa de ruta de desmilitarización del país, que se hiciera justicia a los muertos y desaparecidos, inversión en educación y empleo que garantizara a los jóvenes opciones de vida, el rescate de los caminos del país para que fueran seguros, y el reconocimiento de las autonomías indígenas.118 Por su parte Emilio Álvarez Icaza también protestó por el asesinato del comunero de Ostula. Precisó que el diálogo que estaba teniendo el movimiento con el ejecutivo era una conquista de la sociedad La Jornada, 12 de octubre de 2011. Entrevista de Mario Casasús a Javier Sicilia en Clarín de Chile, 6 de octubre de 2011; entrevista de Leo Gabriel a Sicilia en Rebelión, 9 de octubre de 2011. 117 Reforma, 14 de octubre de 2011. 118 Discurso de Sicilia en el segundo encuentro del MPJD con el poder ejecutivo, en http://movimientoporlapaz.mx, 14 de octubre de 2011. 115 116
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mexicana en su lucha contra la arbitrariedad, la barbarie y el autoritarismo. Se refirió a que el gobierno se había resistido a reanudar el diálogo, y que sólo había sido posible por la indignación pública que eso había causado. Planteó que en las mesas de trabajo funcionarios del gobierno se habían dedicado a rebatir las propuestas del movimiento y hasta su nombre. Se quejó de las lastimosamente pobres respuestas gubernamentales a los planteamientos del movimiento. Insistió en que el problema de violencia no se resolvía con más violencia.119 Grupos indígenas también hablaron en ese encuentro y precisaron que lo hacían desde las entrañas más antiguas de la identidad del país como pueblos originarios. Denunciaron que así como se estaba destruyendo al mundo, también los estaban destruyendo a ellos. Se opusieron a los intereses mercantiles, que iban contra la vida. Demandaron el esclarecimiento de numerosos asesinatos y la presentación con vida de varios comuneros desaparecidos por paramilitares; el respeto a las tierras comunales; garantías para la policía comunitaria; cese del hostigamiento militar y paramilitar contra dirigentes indígenas; respeto a las formas propias de organización social; el desmantelamiento de las bandas del crimen organizado; la reparación del daño causado a las víctimas; y castigo a los responsables.120 Los familiares de las víctimas caídas por el crimen organizado le reclamaron al Presidente que hubiera hecho caso omiso a las exigencias que le habían planteado tres meses atrás. El Presidente respondió que seguiría con su estrategia. Y le sirvió al gobierno haber cambiado de formato del diálogo, pues dos de los dirigentes empresariales que se ostentaban como dirigentes de movimientos por la seguridad, apoyaron la estrategia gubernamental. Al terminar Sicilia convocó a la sociedad a manifestarse el 31 de octubre en memoria de los muertos que ha dejado la violencia, y se lamentó de que no hubiera acuerdos de fondo para cambiar la estrategia de la guerra calderonista. Sicilia dijo que el Presidente parecía instalado en una actitud que bordeaba el autismo. Miguel Concha cuestionó la defensa a capa y espada de una estrategia militarizada que estaba causando un daño irreparable al país. Clara Jusidman lamentó que un diálogo que había comenzado con enormes augurios estuviera en la incertidumbre. Miembros del movimiento criticaron la recién creada Procuraduría Social de Atención a Víctimas porque reflejaba una visión parcial del problema y no atendía las necesidades de los afectados por la violencia. Hubo quienes consideraron que la negativa gubernamental a una comisión de verdad se debía al temor de Calderón de que en ella él mismo y las fuerzas armadas fueran juzgados por la muerte de civiles inocentes. Miembros del movimiento, después de este encuentro evaluaron que no Discurso de Emilio Álvarez Icaza en el segundo encuentro del MPJD con el poder ejecutivo, en http://movimientoporlapaz.mx, 14 de octubre de 2011.
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Palabras de indígenas del MPJD, en http://movimientoporlapaz.mx, 14 de octubre de 2011.
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hubo respuestas de fondo, que pese a que no se había producido un rompimiento definitivo, había quedado claro que el gobierno no se había movido. El Instituto Mexicano de Derechos Humanos consideró que sí se había dado un desencuentro, pues el gobierno recibía, pero no escuchaba de verdad, por lo que el movimiento y las víctimas habían salido sin respuestas ni soluciones.121 El obispo Raúl Vera, y un centenar de organizaciones civiles y personalidades firmaron una invitación a realizar un encuentro nacional el 22 de octubre para analizar y proponer medidas y acciones orientadas a lograr la paz y poner alto a la guerra. Gustavo Esteva afirmó que el movimiento de indignados mundiales y el movimiento mexicano por la paz podrían transformarse en un genuino proceso democrático constituyente.122 Al principio varios académicos señalaban que el movimiento por la paz se estaba consolidando. Aunque había incertidumbre, el movimiento sobreviviría. Otros apuntaban que no sólo el Estado se había fortalecido con esos encuentros, sino que también el movimiento por la paz; que había sido bueno que hombres y mujeres agraviados le hubieran hablado francamente y de frente al presidente y a los legisladores, pues no le dejaban al Estado otra alternativa sino el diálogo. Tanto el Estado como el movimiento se habían reconocido como interlocutores. Era destacable que el movimiento no cayera en las trampas de los tiempos electorales. Sicilia había tocado las fibras de una sociedad que intentaba dar sentido a una amalgama de dolores y agravios. Pese a ser incipiente ese movimiento era el más importante de inicios del siglo XXI.123 Después de la tercera marcha algunos creían que se había desgastado porque no aparecía en la prensa, sin calibrar los lazos que había fraguado entre los de abajo. Se trataba de otro tipo de movimiento a los acostumbrados. No había que exigirle lo que no podía dar. Se trataba de un movimiento de víctimas que apelaba al sentido humano y a la conciencia ética. Lorenzo Meyer sintetizó lo que veía medular en el movimiento por la paz con justicia y dignidad: había nacido impulsado por un poeta católico cuyo hijo había sido una víctima más de la creciente violencia. El movimiento había hecho confluir a muchas organizaciones civiles y a individuos que estaban Se pueden ver las crónicas de ese diálogo en los periódicos El Universal, Reforma, y La Jornada del 15 y 16 de octubre de 2011, y la revista Proceso del 16 octubre de 2011. 122 Gustavo Esteva, “¡Basta!”, La Jornada, 17 de octubre de 2011. Esteva se refería así al libro de Michael Hardt y Antonio Negri (Commonwealth. El proyecto de una revolución del común, Madrid, Akal, 2011) en el que se preguntaban cómo se podrían transformar la indignación y la revolución en un proceso constituyente duradero; y no quedarse sólo en democratizar una plaza o un barrio, sino inventar una sociedad alternativa. Defendían la idea del común ante el despojo de que era objeto; y recalcaban que las formas de organización política tradicionales habían fracasado. 123 Se pueden ver los escritos de Sergio Aguayo, “Sobrevivirá”, en Reforma, 29 de junio de 2011; de Jorge Rocha, “El diálogo del Castillo de Chapultepec”, en La Jornada Jalisco, 30 de junio de 2011; de Víctor Flores Olea, “El encuentro en el castillo”, en La Jornada, 4 de julio de 2011, y de Mauricio Merino, “El liderazgo de Sicilia”, en El Universal, 14 de julio de 2011. 121
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hartos de la inseguridad. Sin recursos y con muchas tensiones internas ese movimiento había organizado dos caravanas. Y había permitido reunir cientos de testimonios de víctimas de la violencia. También había conseguido plantear demandas y propuestas. Quería que se abandonaran los lineamientos estadounidenses en su lucha global contra la droga y dar prioridad a la seguridad del ciudadano común. Según el periodista Luis Hernández no había que perder de vista que había una movilización de víctimas acompañadas por un fenómeno de solidaridad colectiva.124 En el movimiento había dos tendencias. Una propugnaba por el diálogo con el Estado como vía necesaria para encontrar justicia a las víctimas; otra planteaba que había que hacer búsquedas desde abajo al margen del Estado. Una quería que el poeta se convirtiera en su líder, y otra se resistía a ser dirigida y demandaba la creación de decisiones desde la horizontalidad. Sin embargo, se fue fraguando un movimiento complejo cuya potencialidad, más allá de los diálogos era antisistémica. Gustavo Esteva llamó la atención de que Sicilia había convertido el dolor del asesinato de su hijo en indignación moral. Fue arropando el dolor de muchas personas que dieron sus testimonios y empezaron a organizar su indignación. Esteva recalcó que nunca antes nadie había calificado la coyuntura como emergencia nacional, cosa que hizo el movimiento por la paz; y que Sicilia había acudido a los diálogos con plena conciencia de lo que eso significaba, pues había apostado al diálogo como una práctica democrática y como forma de apelar a la moral del otro. Lo importante era que el diálogo podía evidenciar que el estado no quería o no podía actuar realizando lo que la población requería. Esteva subrayó que este movimiento partía de iniciativas autónomas de la gente, que había una voz que convocaba, pero que los que participaban lo hacían por sí mismos sin sujetarse a líderes. Existían convergencias en un movimiento muy abierto que podía operar como cobertura que enlazaba horizontalmente. No sólo había presionado al Estado sino que había propiciado la reflexión de la gente, y se ocupaba de la democracia real.125 Fue un hecho relevante que el movimiento desatado por Sicilia abriera expectativas de otros movimientos para incluir en él sus agendas, pero ese era un nuevo movimiento de víctimas y no podía cargar con otras agendas. Cada movimiento debía movilizarse por sus propias agendas y se podían dar convergencias entre ellos. Más allá de estas tensiones, el movimiento contra la guerra calderonista había logrado irrumpir. Un atento examen mostraba que se trataba de esa clase de movimientos novedosos que van erosionando al sistema imperante.
124 Consultar Lorenzo Meyer, “Y sin embargo, se mueve” en Reforma, 16 de junio de 2011, y Luis Hernández, “Los claroscuros del diálogo de Chapultepec”, en La Jornada, 28 de junio de 2011. 125 Gustavo Esteva, “Los caminos del movimiento por la paz con justicia y dignidad”, en Desinformémonos, núm. 22, agosto de 2011.
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Simultáneamente a la realización de la primera marcha de Sicilia, miembros de la otra campaña se movilizaron en sus lugares de origen y acudieron a pueblos, barrios y colonias para propiciar reflexiones ante la guerra de los de arriba. Constataban que muchas personas estaban hartas de la violencia del Estado y del crimen organizado. Veían que la guerra contra las drogas de Calderón era una farsa porque no funcionaba sin la complicidad, permiso y participación de la clase política y de las instituciones públicas que la controlaban. Se trataba de una guerra con ciudades devastadas, militarización creciente y una campaña mediática que pretendía legitimar la mano dura como forma de gobernar por medio de medidas de excepción. La ola de violencia del periodo de Calderón se sumaba a las violencias ancestrales y recientes que estaban padeciendo los de abajo. Los poderosos arrebataban tierras, recursos naturales, aguas, bosques y terrenos urbanos de uso colectivo para privatizarlos. Había intentos de despojar a los pueblos y comunidades indígenas de sus territorios para los negocios agroganaderos, mineros y turísticos, y esto siempre había estado acompañado de violencia. Las mujeres sufrían altas tasas de feminicidio. Los jóvenes especialmente de las periferias urbanos habían sido violentados y hostigados a diario por policías que los perseguían y extorsionaban. Argumentaban que la guerra tenía otros propósitos. Después del fraude electoral, Calderón la había usado para legitimarse; también buscaba justificar y normalizar la presencia del ejército y de las fuerzas armadas en las calles y poblaciones del país en abierta violación a las leyes. En el gobierno de Calderón había aumentado la criminalización de la protesta social. Con su guerra Calderón buscaba el respaldo de Estados Unidos. Esos colectivos expresaban hartazgo de los cárteles, empresarios de la droga y sus sicarios. Planteaban que la guerra era en realidad la continuación de la política económica de capitalismo salvaje por otros medios. La violencia surgía en el contexto de la crisis social y desgarramiento del tejido social ocasionada por las políticas económicas aplicadas por gobiernos de todos los partidos en las últimas décadas. Nunca tantos millones de jóvenes habían sido dejados sin oportunidad de estudiar o trabajar. El capitalismo los había convertido en sujetos desechables. Los colectivos manifestaban estar hartos de la clase política a la que responsabilizaban de la crisis social, del negocio ilegal de la droga, y de otros negocios ilegales altamente rentables. Enfatizaban que no esperaban nada de la clase política, y lo único que le exigían era que los dejara en paz. Llamaban a los pueblos, a las comunidades, a los barrios, a las colonias, a las familias a procurarse entre ellos mismos la seguridad y la paz que los gobiernos y los delincuentes les habían arrebatado. Con autovigilancia y con autodefensa y autogestión podían velar que nadie muriera de hambre en sus sitios, a resguardar a sus hijos y hermanos para que no se convirtieran en carne de cañón, ya fuera como policías o soldados, o como sicarios y empleados de los narcos. Proclamaban que la solución no vendría de arriba,
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que se estaba construyendo abajo, al margen de los políticos, sus partidos sus gobiernos, y al margen del capitalismo.126 Finalmente los que se desgastaron fueron los diálogos con los de arriba, y el movimiento, sin dejar de tener su impronta de las víctimas, empezó a fortalecerse en sus lazos con los de abajo y se abrió a la lógica de los indignados. Los indignados que hicieron su aparición en México en octubre de 2011 destacaron las demandas del movimiento por la paz. En el movimiento por la paz se fue constatando, como en los otros movimientos de indignados, que el problema estaba en el capitalismo y en su clase política, y que la solución radicaba en las potencialidades de autonomía de los de abajo.127
Primeros acercamientos para entender a los indignados Los movimientos de los indignados permiten muchas interpretaciones. Ha llamado la atención la que ha hecho Alain Touraine, quien ha dicho que es la manifestación desesperada de una izquierda abandonada y engañada; que muestra una ruptura, pero que no es revolución sino la constatación de no estar representados, y que reclama al sistema político nuevas propuestas, pues es la ausencia de propuestas para salir de la crisis lo que ha causado la indignación.128 Para Paramio este movimiento dio voz a las razones del abstencionismo de muchos y lo ve más como algo expresivo que estratégico.129 Zibechi lo inscribe en el conjunto de movilizaciones que sacuden al mundo y que desbordan dictaduras y democracias en países del primer y del tercer mundo; que sobrepasan a los partidos de todas las tendencias y los saberes acumulados por las prácticas acumuladas en dos siglos.130 Se ha valorado la creatividad de las protestas de los indignados españoles. Se ha dicho que es un movimiento que atraviesa clases y sectores sociales para enfrentar los aspectos más destructivos del sistema, que es una protesta general, más que algo con propuestas elaboradas. Se le reconoce el papel educativo que han tenido sus procesos de asambleas en un ambiente de democracia directa.131 Se ha llamado la atención de que tiene rasgos muy originales y creativos en una participación popular que va tomando Esta clase de planteamientos fueron impresos en folletos y distribuidos en barrios, colonias y pueblos (ver www.autonomiayemancipacion.org). 127 Un incipiente movimiento de indignados hizo a mediados de octubre de 2011 una acampada fuera de la Bolsa Mexicana de Valores. Enfatizaron que trabajaban para construir otro tipo de relaciones que permitieran, poco a poco, cambiar el sistema. Tenían foros de discusión y talleres. Hacían asambleas. No tenían jefes ni voceros, sino todo se realizaba de manera horizontal. Pusieron un llamado muro de la indignación para que la gente pusiera ahí sus malestares (La Jornada, 21 de octubre de 2011). 128 Alain Touraine, entrevista citada. 129 Ludolfo Paramio, “España: triunfo y triunfalismo”, en Nexos, núm. 403, julio de 2011, pp. 16‐17. 130 Raúl Zibechi, “Las revoluciones contra las vanguardias” en La Jornada, 17 de junio de 2011. 131 Juan Manuel Vera, “15‐M contra la oligarquía”, en Transversales, núm. 22, junio de 2011 (www.transversales.net). 126
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decisiones en lo que afecta más directamente a la gente, lo cual ha desconcertado a los que tratan la política formal. Se le ha visto como un movimiento de gente que rechaza a las oligarquías económicas y políticas que son las que han tomado las decisiones sobre el país.132 Se ha captado que en este movimiento se ha consolidado un reconocimiento entre los participantes y un dinamismo que le posibilitará mantenerse, pese a eventuales reflujos.133 Un nieto de españoles que fue activista en Egipto se alegró de tanta lucidez para crear movimientos, y previó que el de los indignados hispanos lejos de extinguirse se complejizaría. 134 Cuando se hurga en las raíces de la indignación se detecta la caducidad de un sistema capitalista agotado. Se ha analizado que se trata de un movimiento que se erige frente a un poder ejecutivo controlado por los bancos y los grandes poderes económicos, frente al poder legislativo encapsulado por las elites políticas, y frente al poder judicial corrupto. Así este movimiento ha puesto en cuestión al modelo político. Los indignados muestran hartazgo ante un sistema económico y político que no tiene consideración por la gente. En contrapartida se visualiza a una sociedad civil emergente, que construye prácticas colectivas y democráticas enraizadas en cada persona.135 Se ha hecho ver que las acampadas no agotaban al movimiento, sino que eran muestras de un movimiento de gran calado que se había estado fraguando soterradamente. Las redes electrónicas tampoco lo formaron; porque ya vivía, las redes lo potenciaron.136 Ha impactado la celebración colectiva de la vida como algo generalizable en el movimiento, el cual se convirtió en un narrador colectivo, multitudinario por las redes que han ido tejiendo historias con una gran potencia mediática. 137 El movimiento ha permitido también una nueva forma de reapropiación del espacio público. Acabó con la pasividad que había ante los ataques a los derechos sociales. Las acampadas tampoco fueron un fin en sí mismo, sino una manera de construir un referente simbólico que pudo suscitar operaciones inmediatas y de mediano plazo. La vertiente anarquista del movimiento llamaba la atención de los engaños del poder en todas sus formas, y se esforzó por hacerlo perdurar en las acciones directas locales
José Luis Redondo, “Preguntas sobre el 15‐M”, en Trasversales, núm. 22, junio de 2011 (www.transversales.net). 133 Jordi Borja, “Carta de Barcelona: elecciones y campamentos en las plazas” en Factoría, núm. 55 mayo‐junio de 2011. 134 “Carta egipcia a la acampada del Sol”, en Rebelión, mayo de 2011. 135 Manuel Castells, “#Wikiampadas” en La Vanguardia, 29 de mayo de 2011. 136 Quienes han interpretado que las redes electrónicas hicieron el movimiento se equivocan. Fue un valioso instrumento de algo que ya estaba en la sociedad. El Comité de relaciones exteriores del Senado Estadounidense y la Agencia de Desarrollo Internacional han examinado el interés gubernamental por exportar el método de los indignados a Cuba por medio de la tecnología (Milenio, 18 de junio de 2011). Todo lo que sea heterónomo, utilización, maquinación, pudiera remedar un movimiento, pero nunca crearlo de verdad, pues su médula es que este tipo de movimientos se obedecen a sí mismos. 137 Ángel Luis Lara, “La spanishrevolution y la redefinición de vivir” en http://desinformemonos.org, 1 de junio de 2011. 132
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interconectadas horizontalmente.138 Roitman ha apuntado que los indignados están haciendo política desde abajo y de otra forma.139 Se ha repetido de diversas formas que el movimiento fue develando que las instituciones actuales ya no sirven y que hay que crear otras. El movimiento se colocó al margen de esas instituciones, pacíficamente, en las calles, porque las minorías poderosas han secuestrado la democracia. El movimiento ha ido ampliando la agenda pública con un ideal liberador 140. Los indignados, conjuntando sentimientos, agravios, deseos y esperanzas, han dicho basta a un orden injusto e inmoral y han ido delineando cambios al orden establecido.141 Zibechi ha planteado que este movimiento se inscribe en las revoluciones de la gente común. Al salir a la calle la gente común y corriente se fue encontrando con otras personas similares que no se conocían; los congregados en las calles se han ido contactando y han ido dando forma a un nuevo colectivo, prescindiendo de los modelos jerárquicos. Lejos están de proponerse tomar el poder estatal; sino horizontalmente buscan crear espacios auto controlados, autónomos donde nadie pueda mandar al colectivo. Este movimiento ha puesto frenos a los de arriba.142 Negri recalcó que el movimiento español no salió de la nada, pues previamente a las acampadas ya había varias organizaciones como Democracia real ya que ha sido una asociación de activistas informáticos, el grupo V de Vivienda, los hipotecados, los grupos en contra de la precariedad del trabajo y sus bajos salarios, los grupos de Juventud sin futuro. Negri planteó que la mayoría de los acampados pertenecían a la clase media empobrecida. Al movimiento lo conformaron empleados abocados al desempleo, propietarios de pequeñas empresas en crisis, profesionales que son rechazados por las empresas, trabajadores autónomos en crisis, estudiantes sin futuro, algunos inmigrantes e indigentes. Este autor destacó el papel desempeñado por un gran número de mujeres. El movimiento no ha querido reducirse a ser sólo una protesta social. No había que perder de vista su rápida propagación por ciudades grandes, medianas y pequeñas. Sus integrantes han rechazado que se les trate como mercancías en manos de políticos y banqueros. Ha sido un dinamizador el hecho de que los integrantes sepan usar las redes electrónicas con todas sus modalidades. Su crítica al sistema es porque ya no funciona. Habría que precisar que el movimiento no es la simple suma de los agrupamientos previos, sino que se ha creado un todo juntos en donde lo anterior se sumerge. Negri llamó la atención del uso de una democracia directa en una estructura policéntrica de decisión. El movimiento conjunta una gran diversidad de exigencias como trabajo e ingreso Agustín García Calvo, participación en Puerta del Sol el 19 de mayo de 2011. Marcos Roitman, “Las marchas de la dignidad”, en La Jornada, 26 de junio de 2011. 140 Boaventura de Sousa Santos, “Los jóvenes en las calles y el secuestro de la democracia”, en www.cartamaior.com.br 1 de junio de 2011. 141 Alfredo Sánchez Rebolledo, “Las revoluciones espontáneas”, en La Jornada, 26 de mayo de 2011. 142 Raúl Zibechi, “Las revoluciones de la gente común”, en La Jornada, 3 de junio de 2011. 138 139
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para todos, derecho a la vivienda, cancelación de las hipotecas, etc. Los manifestantes demandan la reorganización de la salud pública, la gratuidad de la enseñanza universitaria, un transporte público de calidad y ecológicamente sostenible. El movimiento aglutina una polimorfa lucha contra la desigualdad. 143 Naredo y Villasante destacan que los grupos previos fueron desbordados desde abajo y potenciaron un movimiento de ciudadanía activa.144 Ante el intento de la clase política, de los empresarios y de poderosos medios de comunicación que intentaron criminalizar la protesta, se han levantado las voces que han destacado la respuesta pacífica de los indignados que repudian que los políticos sean manejados por los económicamente poderosos. Lo que han revelado los indignados es la crisis de esas elites políticas y financieras que han llevado a los países al borde del precipicio y al colmo de la injusticia.145 Manuel Castells ha vuelto sobre el tema. Se ha alegrado que tras las acampadas el movimiento tenga la potencialidad de crear nuevas formas. Ha señalado que existe un gran movimiento de opinión que simpatiza con la protesta de los indignados, pues una encuesta de Metroscopia de mediados de junio de 2011 mostraba que un 66% simpatizaba con el movimiento, que un 70% no se sentía representada por ningún partido, que un 81% pensaba que los indignados tenían razón, y que un 84% decía que los indignados trataban los problemas que afectaban directamente a los ciudadanos.146 Castells hace ver que los indignados son apartidistas y que hacen otro tipo de política. Piensan que las instituciones están podridas, que la crisis es una estafa de los poderosos, rechazan pagar los errores de los que mandan. Ellos mismos van despacio. Encuentra esto en sus formas de debate, de decisión y de acción. Las personas que participan se respetan entre sí, son tolerantes, discuten en asambleas de barrios, de pueblos, de lugares de trabajo. Han constituido un sistema descentralizado y plural de decisión. 147 Boaventura de Sousa Santos considera que los indignados españoles luchan contra el empobrecimiento, el desempleo y la injusticia social. Van contra la corrupción y el neoliberalismo. En esta forma ve que se trata de protestas más bien defensivas. Buscan presionar desde fuera y desde el espacio público al Estado. Ven que si las instituciones no sirven hay que crear otras. Quieren pasar de una democracia de baja intensidad hacia otra de alta intensidad. Destaca que las protestas son pacíficas, y Toni Negri, “Reflexiones acerca del 15 M”, en http://uninomade.org, junio de 2011. José Manuel Naredo y Tomás R. Villasante, “Democracia real, desde abajo, sin siglas y sin jefes” en Rebelión, junio de 2011. 145 Jordi Borja, “El desorden establecido”, en www.sinpermiso.info, 26 de junio de 2011. 146 El Centro de Investigaciones Sociales presentó en junio de 2011 los resultados de una encuesta levantada semanas atrás según la cual un 50.2% había seguido con mucho interés las movilizaciones de los indignados; a un 70.3% le parecía una protesta positiva; el 38.3% creía que el movimiento seguiría adelante por otras vías; y para el 21.7%, aunque las manifestaciones terminaran, reaparecerían en un futuro (www.cis.es). 147 Manuel Castells, “Después de la acampada”, en La Vanguardia, 18 de junio de 2011. 143 144
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llama la atención de que nos encontramos ante nuevas formas de movilización.148 Atilio Boron recalca que los indignados exigen una democracia de otro tipo a aquella que busca la preservación de la riqueza de los poderosos, esa que ha permitido el enriquecimiento desbordado de los ricos y un gran empobrecimiento de las mayorías sociales. Dice que los indignados tienen razón en negarle el carácter de democracia porque se trata de la dictadura de la oligarquía financiera. 149 Badiou resalta que los indignados españoles están apuntando a algo mundial. La gente se reúne en un lugar para valer en todas parte, y ante la victoria electoral de un partido declaran la vacuidad de lo electoral. Recuerda que después de un levantamiento popular masivo hay una intensificación subjetiva general.150 Entre los indignados españoles prevalece la convicción de que las crisis provocadas por los de arriba no tienen que pagarlas los de abajo. Han ido respondiendo con actos de desobediencia civil masiva (cuando los de arriba dicen que las acampadas son ilegales, éstas aumentan sus contingentes, van parando desahucios e impidiendo redadas raciales). Se han defendido frente a las cargas violentas de la policía, pero han mantenido el pacifismo frente a los infiltrados y ante la violencia ejercida por el Estado en su contra. El movimiento se encuentra en proceso. Ha transitado de las plazas a las marchas entre los pueblos, a los barrios, y puede llegar a los centros de trabajo y a los hospitales. El movimiento ha ido construyendo su propio relato. García Calvo ha insistido en que lo importante de este movimiento es que ha surgido desde abajo por el descontento y por el hartazgo respecto al régimen donde el capital y el Estado se encuentran imbricados. Ha llamado la atención de que hay el peligro de que en las asambleas haya quienes empiecen a mandar. Ha advertido que no importa el número de los que se ven movilizados en las calles, que tanto gustan a las televisoras. Le preocupa que caigan en la lógica de hacer votaciones en torno a reivindicaciones específicas, pues cuando se tratan de verdad las cosas a fondo, cuando se trata de dar voz al descontento, nadie se aburre, pero cuando se empiezan a discutir proyectos y votar entonces cae una pesada losa sobre la asamblea. Ha advertido que este nuevo movimiento no debería imitar las formas que critica.151 Marcos Roitman ha señalado que cuando se protesta contra la corrupción de los partidos políticos, contra el poder omnímodo de los banqueros, contra el paro juvenil, por la salud, etc., se está desnudando al sistema capitalista y la dictadura del mercado.152
Boaventura de Sousa Santos en entrevista en www.resvistadebate.com.ar, 1 de julio de 2011. Atilio Boron, “¿Comienza una revolución anticapitalista?”, en www.insumisos.com., 26 de junio de 2011. 150 Alain Badiou, “Una modificación brutal entre lo posible y lo imposible”, en Público, 20 de junio de 2011. 151 Agustín García Calvo en Diario Información, 14 de julio de 2011. 152 Marcos Roitman, “Los indignados: el retorno de la política”, en www.desinformemonos.org, septiembre de 2011. 148 149
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El movimiento no sólo ha tomado las plazas, las calles, las ciudades, los pueblos, sino también las redes sociales. Se ha ido convertido en una presión popular sostenida, generalizada y diversificada que va de las calles a las instituciones, a las empresas y a los medios de comunicación.153 Uno de los aportes de este movimiento es que ha evidenciado el desacople de las palabras respecto de la experiencia.154 Naomi Klein se alegró de que tanta gente estuviera tomando las calles porque la mayoría no quiere pagar las crisis de los de arriba. Recordó que este tipo de movimientos había iniciado en 2008 en Italia, había rebotado en Grecia, Francia e Irlanda y había llegado hasta Nueva York. Alabó su horizontalidad y que se haya comprometido con la no violencia, pese a la brutalidad policiaca. Insistió en que el sistema era profundamente injusto y se estaba saliendo de control, pues el egoísmo sin restricciones había destrozado la economía y destrozado el mundo natural. Llamó al movimiento de indignados “la cosa más importante del mundo”.155 Gustavo Esteva resaltó las movilizaciones en cerca de un millar de ciudades por todo el mundo en octubre de 2011, y citó a Zizek quien consideraba que estos movimientos mostraban que el matrimonio entre la democracia y el capitalismo había terminado, que la mayoría en el mundo estaba despertando de un sueño convertido en pesadilla. Esteva subrayó que Zizek hacía ver que los indignados mundiales no eran destructores, sino testigos de cómo el sistema se destruía a sí mismo. Esteva recogía respuestas de manifestantes cuando se les preguntaba por las demandas del movimiento. Decían que el movimiento no tenía demandas, porque cuando se hacían se convertían en peticiones a los de arriba y sus instituciones. Esteva también recogió las reflexiones de Hardt y Negri, quienes destacaban que el movimiento había hecho evidente la indignación contra la codicia de las corporaciones, y la real y profunda desigualdad.156 Para Pablo González Casanova la movilización global de los indignados estaba representando una nueva lucha en la que estaban presentes todas las luchas anteriores por la emancipación humana. No obstante, señaló que ese movimiento implicaba un proyecto distinto al de los anteriores movimientos, pues los indignados ya no estaban pensando nada más en las formas de la democracia que había surgido de la revolución francesa, ni en el proyecto marxista del siglo antepasado. Sostuvo que el movimiento zapatista había sido el germen de las nuevas movilizaciones globales. Entre los rasgos del movimiento de indignados Pablo González Casanova apuntaba que se estaba organizando una democracia directa, real, del pueblo que creaba espacios de diálogo y debate. Coincidía con los análisis que enfatizaban que estas manifestaciones mundiales ponían en evidencia los problemas que el capitalismo corporativo estaba creando.157 José López, “La estrategia de la #spanishrevolution”, en Rebelión, julio de 2011. Amador Fernández, “(D)escribir el 15‐M”, en Público, 24 de julio de 2011. 155 Naomi Klein, “La cosa más importante del mundo”, La Jornada, 16 de octubre de 2011. 156 Gustavo Esteva, “¡Basta!”, La Jornada, 17 de octubre de 2011. 157 Entrevista a Pablo González Casanova, La Jornada, 17 de octubre de 2011. 153 154
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Pistas para comprender a los indignados Pablo González Casanova llamó a profundizar en los movimientos de 2011. Señaló que eran de los indignados de la tierra que respondían a los estragos del capitalismo y que planteaban el problema de la democracia directa.158 Los movimientos de los indignados surgieron sorpresivamente. Tenían antecedentes, pero al irrumpir mostraron nuevas modalidades en sus protestas impulsadas por el hartazgo. Fueron criminalizados desde el poder y hasta reprimidos; pero la represión no los disuadió. Acumularon varias demandas económicas, sociales y de justicia. Fuera del caso libio y de la explosión londinense todos fueron pacíficos pese a las provocaciones. Crecieron horizontalmente y se potenciaron en la discusión abierta. Nacieron en un sitio emblemático y luego se difundieron y extendieron a muchos lugares con imaginación creadora. La mayoría dejó de lado las vanguardias y fue moldeando una organicidad de tipo comunitarista. Todos tenían en el fondo el problema del agotamiento del modelo capitalista.159 En México se decantó el movimiento como un impulso para la búsqueda del remedio de las víctimas. No obstante permitió visibilizar las demandas de otros movimientos, y hasta incorporó la del movimiento democratizador. En el mediterráneo hubo una presión al Estado desde fuera. En México una parte prefirió el diálogo con el Estado que sirvió para dejar en claro la incapacidad de los de arriba. Todos los movimientos fueron fraguando convergencias. Una reflexión en torno a estos movimientos versó sobre si las revueltas populares estaban destinadas a extinguirse, acerca de sus ciclos de auges y declives. Se recordó que solían activarse en momentos de crisis económicas y de gobernabilidad. Lo importante es que hay que verlas como procesos. Por eso mismo las revueltas en sus inicios pudieran no afectar lo establecido, considerarse como algo aislado por cuestiones puntuales.160 Alain Touraine ha sido un investigador prolífico en torno a los movimientos sociales. En un libro aparecido en 2011 hace un estudio de Europa supuestamente después de la crisis económica y sentencia que Europa se quedó sin actores sociales, que es un continente sin actores, un mundo vacío donde no hay grandes movimientos sociales, porque los actores de la sociedad industrial han Pablo González Casanova, “La guerra del capitalismo y los indignados de la tierra”, en Rebelión, 7 de octubre de 2011. 159 Wallerstein sostiene que el sistema capitalista ha llegado al final de su camino y que no es capaz de sobrevivir como sistema. Apunta que la transición se está mostrando con el repudio de la gente que no quiere un nuevo curso del capitalismo sino terminar con el capitalismo (Cfr. entrevista que la Red Voltaire le hizo a Wallerstein el 10 de octubre de 2011 y que apareció en www.insumios.com el 15 de octubre de ese año). 160 Atilio Boron, “Comienza una revolución anticapitalista?, en www.insumisos.org., 26 de junio de 2011. 158
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desaparecido y no han sido reemplazados. Vislumbra que en el mundo global la única respuesta con sentido debería ser mundial, es decir ecologista. Considera que los altermundistas carecen de asidero político, y confiesa que su hipótesis de que las principales fuerzas estarían en el feminismo no se ha comprobado. Pregunta qué temas podrían hacer salir a la gente de sus casas. Reflexiona acerca de que el tema de los derechos es un tema moral y no social. Planea que los actores sociales afectados por la crisis se transforman en parados, excluidos o ahorradores arruinados, pero incapaces de reaccionar políticamente. Los considera actores en términos morales. También adelanta que pudiera darse un movimiento violento a cargo de los que han padecido la crisis.161 No obstante, esas previsiones quedaron cortas apenas se estaba promocionando su libro con la aparición de los indignados europeos, que constituyeron un nuevo movimiento en su mayoría pacífico. Fue interrogado acerca de esto en una entrevista, y recalcó que el único movimiento importante que veía en Europa era la xenofobia, y que los indignados españoles implicaban efectivamente una ruptura, pero no una revolución, que reclamaban no estar representados, que la ausencia de propuestas para la salir de la crisis era la cusa de su indignación y que eran la manifestación desesperada de una izquierda abandonada y engañada.162 Por su parte, las pistas de Alain Badiou han resultado más esclarecedoras, pues dice que un movimiento social aparece como algo inesperado, que no está en la lógica de la situación imperante, y que más que una reivindicación cuestiona al mismo sistema.163 Raúl Zibechi ha tratado de distinguir diversas corrientes y maneras que han ido adquiriendo las revueltas populares que se han ido extendiendo en varios continentes. Resalta que los movimientos de los indignados españoles y el de los chilenos muestran diferencias respecto al de los británicos. Se han ido abriendo espacios en los que los participantes se comunican. En Londres no hay espacios permanentes y como se expandió se difuminó. Hay una gran gama de agredidos por el sistema. Zibechi ve con mayor éxito al sector medio a la hora de organizarse para protestar. Y recuerda que en Latinoamérica hay esfuerzos de largo tiempo en los diversos sótanos de la sociedad que han ido construyendo protestas.164 Cada movimiento tiene su peculiaridad. Los hay con integrantes novedosos que no se ligan con viejas formas organizativas, pero también existen (como los griegos, los chilenos y los estadounidenses) que realizan alianzas con sindicatos. Habría que acotar que los movimientos buscan de acuerdo a las viejas formas dialogar con el Estado (como en el caso de los estudiantes chilenos y el movimiento Alain Touraine, Después de la crisis. Por un futuro sin marginación, Paidós, Barcelona, 2011. Entrevista a Alain Touraine, en www.correo‐ciudadano.net, 12 de junio de 2011. 163 Alain Badiou, “Dos conferencias sobre movimientos, partidos y Estado”, en Memoria, núm. 238, octubre‐noviembre 2009, pp. 47‐55. 164 Raúl Zibechi, “El arte de edificar fuerzas antisistémicas”, La Jornada, 26 de agosto de 2011. 161 162
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por la paz mexicano). Interpelan al estado por educación, por la paz. Pero pronto la incapacidad de los estados parece como una conflictiva nueva. Unos interpelan, y otros ya no lo hacen. Por lo general en todos los movimientos hay un profundo repudio al sistema del capital. Otro autor que también nos puede iluminar para pensar los movimientos sociales es John Holloway. Examina las luchas de resistencia de las más pequeñas e invisibles hasta las masivas y explosivas. Insiste en que los protagonistas del cambio social son la gente común. Ve que hay momentos y espacios vitales donde se desafía la lógica del sistema, donde se le hacen grietas, donde se le va resquebrajando. Las luchas de los oprimidos van agrietando al capitalismo. Esas grietas se provocan cuando se expresa de diversas maneras un ya basta, cuando la gente dice no y hace algo diferente lo cual produce espacios de negación‐creación, es un romper para crear otra cosa, diferente. A partir de la negación surge una creación, actividades no determinadas por las reglas del dinero y del poder. Una grieta es esa creación donde se afirma un modo diferente de hacer. Se trata de rupturas de relaciones de dominación y creación de otras relaciones. Se rompe con la lógica del capitalismo. La gente va creando esas grietas, esos espacios de dignidad. Sin embargo, habría que tener en cuenta que no se trata de algo mecánico, sino que esos nuevos espacios se encuentran amenazados por lo que les rodea y aun por las contradicciones de quienes los impulsan. Es decir, las grietas no son algo puro. El movimiento desde abajo es un impulso desde lo particular hacia la autodeterminación, sin que eso se quede en una micropolítica. Se exploran otras formas de socialización en la horizontalidad, en la búsqueda de una economía alternativa. Se va dejando de hacer el capitalismo. Se abren momentos con actividades que no contribuyen a la reproducción del capital. La fuerza de insumisión de los pueblos agrieta al capitalismo, y su proceder es no hacer capitalismo. No se destruye el capitalismo sino que hay negaciones a crearlo y reproducirlo. Esto se logra por múltiples experimentos. Es una dinámica que implica moverse dentro‐en‐contra‐y‐ más allá del capital. Esas experiencias no se sujetan a los ritos y pautas del capital y del Estado. Pueden darse eventos importantes, pero éstos no reemplazan la búsqueda constante de formas de luchar desde lo particular, de usar espacios que van en dirección diversa al capital y al Estado. Lo importante es que hay mucha gente que está realizando eso.165 En cuanto a los ciclos de las protestas populares se ha hecho ver que los ciclos en sus respuestas dependen de su interconexión con los ciclos de las crisis del capital. No obstante, si se van autonomizando de esas crisis, pueden mantener mayor o menos visibilidad, pero pueden dinamizarse por sí mismos. Cuando han ido creando en sus agrietamientos del capital (con el privilegio de los valores de uso, en talleres productivos de alimentos y otros bienes, en sus ensayos en la educación y la cultura) logran su propio ritmo de la vida cotidiana. Estos 165
John Holloway, Crack capitalism, Pluto Press, Londres, 2010.
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movimientos van poniendo frenos a los de arriba, repudian lo presente y hacen botar gérmenes de alternativas. Se va combinando lo que estalla y es impactante, con lo que se mueve cotidianamente y de manera imperceptible.166 Inspirado en esta última perspectiva trataré de explorar una conceptualización. Habría que apartarse de las visiones de las rupturas totales, con golpes demoledores. También habría que dejar de lado las propuestas de que se van ganando trincheras en una guerra de posiciones para cambiar la hegemonía. Sí se trataría de un proceso que al mismo tiempo que va debilitando lo existente va produciendo algo totalmente otro. En este proceso hay algo previo que va haciendo que la gente se harte, se enfade. Sería el momento del thimós (enojo). Son esas situaciones en donde se provoca lo que se podría encuadrar en la endíadis de negación‐rechazo. Vienen esas rupturas de diversas dimensiones pero que son transversales y en distintas capas de la dominación: las que podríamos llamar diácopes (dia, a través; coptein, cortar). Dichas fisuras implican también un aposyndeo (cortar una conexión). No sólo se rompe sino que se van interrumpiendo conexiones, es decir se va produciendo simultáneamente un desacople respecto del capital y del Estado. Pero no es sólo la producción de esas fisuras y desacoples, sino que simultáneamente es un resquebrajamiento constructivo en otra dirección a lo acostumbrado por el sistema, hay una demiurgía. Al producir algo diverso a la lógica del sistema, por pequeño que sea crea lo que se puede ir construyendo y resquebraja la dominación. El proceso complejo, no etapista sino integral sería thimós-diácope-aposyndeo-demiurgía. El thimós desata el proceso; el núcleo central lo constituye esa endíadis de diácope y aposyndeo que conllevan rupturas y desacoples, para culminar con una nueva construcción: la demiurgía. Ahora bien este proceso se expresa en dos principales niveles: en diácopes silentes, y en diácopes estridentes. Las primeras tienen que ver con lo nanosocial, la vida cotidiana hasta personal. Las segundas son acontecimientos reveladores, como los de los movimientos que hemos descrito, que condensan experiencias previas en una manifestación colectiva mayor que potencian las dinámicas de la vida cotidiana, que propician resonancias con reconocimientos mutuos. No son indispensables para esa continua erosión del sistema que se logra en lo diario, pero producen fisuras de mayor calado. En esta forma la pregunta de que si los movimientos desaparecen, no es tan cierta, pues lo que sucede es que dichas expresiones masivas pueden dejar de estar presentes, pero sus influencias vuelven a la vida cotidiana de muchos con nuevos saberes, se hacen referentes en la reflexión e impactan la conciencia. Es un diverso bullir realizando diácopes en las estructuras vigentes y debilitándolas. Lo transversal de las diácopes es porque, pese a que se manifiesten con un énfasis particular, impactan de una manera integral: es decir puede ser una expresión 166
Raúl Zibechi, “Las revoluciones de la gente común”, en La Jornada, 3 de junio de 2011.
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económica con repercusión en lo político, social y cultural, o que parta de cualquiera de esos ámbitos y conlleve a los demás. El dinamismo podría circunscribirse a reacomodos pues conlleva otro modo de vida cotidiana que se va desacoplando de las estructuras económicas y políticas. Se trata de rupturas de todos los tamaños en diversas profundidades pero que van en el sentido de otro modo de vida y convivencia. Una primera mirada a estas movilizaciones puede detectar que es sólo aparente que surgen repentinamente. Conllevan una dialéctica pues se generaliza algo particularizado. Impacta cómo se apropian de espacios públicos. Parecería que sus participantes desearían ser atendidos por los gobernantes. No obstante, si se profundiza en la propia dinámica de los movimientos se revela que les importa ser oídos sobre todo por iguales. Los manifestantes se ven y se reconocen, posibilitan que con otros puedan dialogar, debatir, reflexionar; muestran y comparten aquello que los tienen hartos, lo que los indigna. Los integrantes de estas movilizaciones no son sectorizables. Las potencialidades de estos movimientos radica en su heterogeneidad. Se desmarcan de movimientos anteriores, tanto de los más viejos (como los de obreros, trabajadores y campesinos) como de los que se denominaron nuevos movimientos sociales como los de jóvenes, de mujeres, de ecologistas con sus demandas específicas. Tampoco se parecen a los movimientos de los pueblos indios concentrados en la defensa de su identidad y su territorio. No son como los movimientos anteriores. Los varios antes desvinculados se proponen hacer otras cosas que rumiar sus pesares. Comparten su cotidianidad, y crean otro cotidiano del movimiento. Existe una zona de confusión. Las demandas de ese conjunto de indignados relativas a la aplicación de políticas públicas y de nuevas legislaciones que atiendan los derechos de las mayorías, parecería que obligaría a los manifestantes a dialogar con los responsables de la crisis para que pongan remedios, y por eso la tensión sobre si hay que negociar con esa clase política repudiada. Esto tiene que ver con el hecho de que el dinamismo profundo de estos movimientos no ha permitido visualizar con nitidez alternativas de otra naturaleza sino la asimétrica relación dirigentes y dirigidos, y la presión de las manifestaciones para que los dirigentes cedan algo, lo que nos llevaría a un remedo de lo que hacían los viejos movimientos sociales cuando no alcanzaban a tomar el poder. Otro elemento de esa confusión tiene que ver con la ilusión de que si las manifestaciones duran podrán tirar gobernantes. Puede darse eso, como en Egipto, pero las estructuras del poder real permanecen. Lo importante es que aun en sus confusiones y aun contradicciones estos movimientos ponen en evidencia la crisis del sistema tanto en lo económico como en lo político. Lo medular de estos movimientos de indignados es su capacidad de realizar una compleja diácope. No se queda en esa ruptura que planteaba Víctor Turner para explicar los dramas sociales, pues si bien
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decía que un drama social empezaba con una ruptura y continuaba con una crisis, venía la restitución finalmente.167 Aquí no se trata de la recomposición del equilibrio. Tampoco equivale a lo que Touraine decía de la ruptura que se necesita para los movimientos. Pues este autor está pensando en esa clase de rupturas que provocan grandes movilizaciones.168 Aunque para buscar a otros en condiciones similares de hartazgo tuvieron que hacer esa ruptura con el sufrir la situación intolerable en soledad. Un elemento relevante en estos movimientos es la amplia construcción de fraternidad. La otra dimensión de esta diácope es que, al abrir fisuras al sistema dominante, permite una actuación colectiva que conduce a situaciones de autonomía. Esto se manifiesta en dos vertientes. Por un lado se impugna a los gobernantes su mala actuación (se les exhibe); y por otra, al puntualizar las demandas de políticas públicas como base de una vida con trabajo dignamente remunerado; salud, educación, vivienda, transporte de calidad etc. se está planteando a los similares cuál es la base de una vida digna. La lucha contra la violencia parecería muy puntual, pero la diácope implica visualizar las raíces económicas y sociales que favorecen la violencia. Se acota al mal gobierno, pero se empieza a pensar en actuaciones cotidianas de soluciones comunes. La diácope impacta al sistema por el mismo movimiento aunque se da esa zona confusa al interior del mismo movimiento porque varios de sus integrantes no logren hacer la ruptura con los viejos moldes inmediatamente. Se trata de movimientos de los de abajo en donde muchos ya no confían en las soluciones desde arriba. Quieren ser escuchados pero no en condiciones heterónomas, sino para que los otros de abajo vayan escuchando horizontalmente. No se quedan en recomendar que se enmiende lo que está mal, sino que buscan innovar. Los movimientos pueden sufrir derrotas, pero eso no significa que la diácope no haya mellado la estructura dominante. Lo que sucede va a tener efectos posteriores. En el repudio del presente criticado hay una invención germinal. También el movimiento implica cambios en los participantes, pues las organicidades previas son modificadas por la configuración de la nueva movilización. Estos movimientos no repiten ciclos de los viejos movimientos en donde del hartazgo surgían manifestaciones de protesta que desembocaban en la salida represora por parte del poder o negociadora con algunas concesiones que, con reacomodos, hacían perdurar el sistema de dominación y de explotación. Las excepcionales salidas que permitían a los alzados la toma del poder, desgraciadamente pronto recaían en la lógica de nuevos dominantes y dominados. Los movimientos de indignados no quieren una democracia asimétrica, sino entre todos, en plano de igualdad, construir lo nuevo. Se van formando nuevos colectivos múltiples no jerárquicos internamente y sin relaciones entre sí jerarquizadas. 167 168
Victor Turner, Dramas, Field and Metaphors, Ithaca, Cornell, University Press, 1974. Alain Touraine, Después de la crisis, Paidós, Barcelona 2011.
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Lo importante de estas manifestaciones de rebeldía es que muestran que en muchos sitios y de diversas formas hay resistencias y oposición a la dominación y a la explotación. Pero esa clase de manifestaciones suele ser esporádica y propiciar reflexiones colectivas. No se pueden mantener perenemente. Hay dinámicas macro que provienen de lo micro y hasta de nanodimensiones, y las mismas manifestaciones macro reformulan e impulsan construcciones en lo cotidiano de menos impacto visual, pero no de menos impacto en las transformaciones de fondo. Lo que estalla como movimiento es impactante por su visibilidad, lo que se movía en lo cotidiano previamente era muchas veces imperceptible, como lo germinal producido también puede ir implantándose y creciendo sin que sea muy notable posteriormente. Otro elemento fundamental de estos movimientos de indignados es que se fraguan por medio de las convergencias que no los unifican ni los mete en estructuras orgánicas con división entre mandantes y ejecutantes, sino que impulsan los contactos reticulares de búsquedas comunes respetando la autonomía de todos los nodos, sin jerarquías. Los movilizados van captando que no se erosiona el modelo dominante sólo por la vía local aislada. Como ha señalado Zibechi, “El poder del capital trasnacional es tan fuerte, tan densa la malla legal que lo protege, y tiene tanta capacidad de corromper, que sólo será posible ponerlo en fuga con levantamientos simultáneos en las más diversas geografías”169 Y esto se consigue por medio de las convergencias. Holloway ha señalado que los movimientos anticapitalistas han ido encontrando en convergencias no estructuradas de las luchas desde abajo, en ese caminar conjuntamente de muchas luchas particulares sin formas organizativas jerarquizantes la forma de debilitar el dominio del capital. Ha precisado que el hacer concreto al margen del capital se va logrando en una variedad de expresiones de diversas dimensiones. Ha constatado que las insubordinaciones que se aíslan o encierran en sí mismas tienden a producir conflictos internos que conducen a su desintegración. En cambio ha visto cómo una constelación de particularidades que van construyendo conexiones sociales diferentes,170 que sólo pueden fraguarse por las convergencias.171 Otro elemento destacable es que estos movimientos no repiten las rutinas de los anteriores movimientos sino que se encuentran en una intensa innovación y creación. El germen de estos movimientos ha estado en una juventud crítica que se ha abierto a otros grupos de edades. Los movimientos iniciaron sus protestas por los excesos del capital, pero pronto han llegado a cuestionar al mismo sistema, a la desigualdad y a la Raúl Zibechi, “Crece la oleada contra el modelo extractivo”, en La Jornada, 15 de septiembre de 2011. John Holloway, Crack capitalism, Pluto Press, Londres, 2010. 171 Una amplia discusión de este tipo de convergencias se encuentra en Jorge Alonso, “Las convergencias, instrumento de los movimientos sociales” en: Varios. Primer Coloquio Internacional in memoriam Andrés Aubry, CIDECI Unitierra Ediciones, Chiapas, México, 2009 (pág. 111‐127). 169 170
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injusticia. Los Estados han acudido a la criminalización y a la represión para conjurar los movimientos, lo cual, paradójicamente, ha propiciado su crecimiento. Sobre todo en Londres hubo respuestas violentas al capitalismo salvaje. Pese a intentos de provocación la tónica de los movimientos ha sido la forma pacífica. Los movimientos han conjuntado la resistencia con la creación de otras formas de hacer política. Estos movimientos no sólo han cuestionado a todos los partidos sino a la izquierda tradicional. Los movimientos mostraron con contundencia la emergencia de otra política. Aunque la vieja política quiso aprovechar los movimientos, éstos se han alejado de ella con creaciones que privilegian la horizontalidad. En particular el desgaste del diálogo con la clase política por parte del movimiento mexicano por la paz ha hecho ver la potencialidad del dinamismo desde abajo para hacer búsquedas que lo liguen con el movimiento mundial de los indignados. Las no respuestas o las soluciones insatisfactorias de los de arriba van incitando resonancias originales y novedosas entre los de abajo. La explotación y la opresión propician resistencias, búsquedas de emancipación. El capitalismo en su fase terminal ha causado graves daños al mismo planeta y a la vida humana provocando desigualdades e injusticias. En la vida cotidiana la mayoría de las personas trata de encontrar formas de responder, oponerse, crear algo más afín con la vida, con la justicia y con una convivencia digna. Lo que ha estado sucediendo en muchas partes del mundo en este 2011 son irrupciones colectivas de esa creación desde abajo en contra de la injusticia. Hay una intensa globalización de la indignación contra la globalización capitalista. Son expresiones colectivas de quienes no soportan situaciones inadmisibles, y se organizan de formas diversas y con resultados inmediatos también diferentes. Los indignados son personas y grupos concretos que se potencian para convocarse y para informarse por medio de diversas técnicas de comunicación. Los indignados encuentran en forma horizontal la forma de hacer durar sus movimientos y de inventar formas de expresarse. En el fondo concuerdan en la crítica vital a los males capitalistas. Son expresiones de energía social que buscan salir de situaciones onerosas y crear algo alterno. Interpelan a los poderes estatales, pero en el fondo muestran que los Estados son incapaces de solucionar los reclamos de las mayorías ofendidas. Estos movimientos se dinamizan por medio de convergencias que pasan por múltiples constataciones individuales de sufrir agravios similares, e impulsan institucionalidades alternativas al margen de las burocracias verticales. Hay momentos cotidianos de esfuerzos por colocarse más allá del capital y del estado. Pero hay momentos excepcionales donde la conjunción de las protestas contra el capital y el Estado permiten abrir coyunturas de luchas de resistencias y de proyectar formas que se van creando en dichas luchas para cambiar más rápido lo intolerable. No hay continuidades sino intermitencias. Las insubordinaciones y las expresiones en el sentido de la emancipación irrumpen, se conjuntan y encuentran
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formulaciones de diversas convergencias. En la raíz está una fuerte crítica a la injusticia prevaleciente.172 Estos movimientos de indignados se inscriben en el conjunto de movimientos que no sólo no buscan el poder, sino que sienten aversión hacia él, que no buscan mejorar el sistema actual, sino propiciar la creación de otra manera de convivir, que saben que el cambio de fondo no se dará en un momento dado, sino que se hará produciendo entre similares paulatinamente. Pueden ser catalogados como movimientos sociales porque van erosionando, haciéndole rupturas al dominio estatal y a la explotación capitalista con formas cotidianas de convivencia no capitalistas y no estatales. 173 Lo destacable de los movimientos de indignados del 2011 es que se trata de una irrupción social similar y hasta superior a la de 1968, y que el mundo no será igual después de ellos. Su impronta será profunda y duradera, y se irán consolidando las búsquedas de autonomías desde abajo y de creación de formas novedosas de convivencia fuera de la lógica capitalista.
Raquel Gutiérrez Aguilar, Los ritmos del Pachakuti, México, Sísifo Ediciones, 2009. Para profundizar en las discusiones en torno al más allá del capital y del Estado se puede consultar el número 37 de la revista Desacatos, septiembre‐diciembre de 2011. 172 173