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Silencio, soy una actriz difunta
II
Las manos de Elena niña (Sabrina Orret) y Fidel Castro. Fotograma de Corazón azul.
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Desde 2018 estoy censurada en Cuba por mis opiniones en contra de las personas que dirigen el gobierno. Desde entonces, he seguido adelante.
Ya estamos en 2020. Han pasado poco más de dos años desde que, en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), me impidieran entrar al taller de dirección de actores que imparte Norma Angeleri, actriz y directora de casting de Argentina. Poco más de dos años desde la última vez que Libia Batista me llamara para una audición.
Ante mi denuncia a la flagrante violación de mis derechos laborales, el órgano de justicia laboral de la Agencia Actuar, en teoría, falló a mi favor. Ni independientes ni institucionalizados me han dado trabajo.
He retomado este asunto porque he visto cómo los cineastas se han vuelto más críticos en las redes sociales. O sea: ellos parecen defender los mismos principios por los cuales a mí, hoy, me impiden trabajar en Cuba. Algunos directores y productores
de cine se relacionan con periodistas independientes, y también escriben para medios considerados políticamente incómodos. Leen artículos críticos, los comparten, los aprueban.
¿Cuál es el problema entonces?
En diciembre de 2019 organicé y programé el Festival de Cine Instar, que dirige la artista Tania Bruguera. Los cineastas enviaron sus películas, pero no hablaron del evento públicamente.
Luego, percibí cuánto nos habían saboteado desde las oficinas del Festival de Cine de La Habana, que dirige Iván Giroud. Desde donde también nos enviaron una invitación a la inauguración del festival oficial. Toda una ironía, además, porque justo había sucedido otro episodio oscuro contra un filme en el que trabajé como actriz: ¿Eres tú, papá?, del cineasta cubano Rudy Riverón Sánchez.
Para justificar la exclusión de este filme del Festival de Cine de La Habana, Giroud dio declaraciones que fueron desmentidas por Riverón Sánchez en su muro de Facebook:
«El equipo de ¿Eres tú, papá? no quiso dejarles una copia de la película al festival, y las razones nos las reservamos, tampoco nosotros tuvimos nunca el conocimiento de que esto había causado molestias a Iván Giroud, el director del Festival. Es una lástima que esto haya sido una de las “causas” de que nuestra película no fuera seleccionada. Nos hemos enterado ahora con este artículo que se ha anunciado públicamente».
«Una de las contradicciones que notamos en este artículo es que Iván Giroud decidió no seleccionar nuestra película por el simple hecho de que no le entregamos una copia, y por establecer una marca de agua en el centro de la imagen de la copia que enviamos. Nos volvemos a preguntar: ¿por qué no nos dijeron nada en aquel momento? ¿Por qué no nos dieron la oportunidad de enviar otro link privado? Nosotros felizmente hubiéramos encontrado otra solución. La mensajería refleja el deseo que teníamos de colaborar».
Lo perverso es que Libia Batista, la propia directora de casting de ¿Eres tú, papá?, dos meses antes me había asegurado que la película estaría en el Festival de La Habana.
Al ser un hecho la exclusión, Riverón Sánchez decidió realizar una proyección en un sitio privado: Espacio irreverente, que dirige la actriz española Eva González. El director quería reunirse con su staff y ver la película. González fue instada a cancelar el evento.
¿La película fue ignorada o censurada por el Festival de La Habana?
¿Eres tú, papá? es un filme de horror sicológico. No tiene ningún elemento que incomode políticamente, excepto mi presencia como actriz. Programarla en un evento oficial significaba darle permiso a los críticos para que hablaran de mi trabajo. Al ser coprotagonista, resultaba prácticamente imposible omitirme.
Imaginen que en el Granma saliera mi nombre, que ha sido borrado de todas partes.
Poco antes de la censura, trabajé en un filme para la televisión: El señor del traje gris. Hace un tiempo me encontré con su director, Carlos Alberto García, y, a juzgar por la expresión que puso cuando le pregunté, probablemente nunca se emitirá.
Los funcionarios esparcieron el rumor de que nuestro festival alternativo, en el Instituto Internacional de Artivismo, se trataba de una protesta. Es insólito que lograran inocular esa sospecha dentro del gremio. Como si no existieran en el mundo ese tipo de eventos alternativos, paralelos a los festivales de cine más grandes.
Yo llevaba seis meses organizando, coordinando, produciendo y moderando una Muestra de Cine en ese mismo espacio. Los que asistieron, pudieron constatar mi intención de vivir en Cuba como actriz y creadora independiente.
Miguel tiene un sistema de producción muy particular. Somos solo dos personas en el rodaje, además de los actores. Esto quiere decir que realizamos el trabajo de, al menos, unas quince personas.
Nuestra manera de hacer cine es una filosofía de vida. Ahorramos todo lo que podemos para pagar nuestra libertad, teniendo en cuenta todas las fuerzas que conspiran contra la creación.
Hoy nos queda más claro por qué Héctor Noas, que sería el protagonista de Corazón azul, nos exigió dos mil dólares a cambio del derecho de imagen tres años después de abandonar la película y de haber cobrado el equivalente a quince dólares por llamado. Un poco más de lo que ofrecen la EICTV y la televisión cubana. En un interrogatorio al artista Javier Caso, un comentario de los agentes respecto al cine independiente nos hizo ver el propósito de convertir en ilícito cualquier gesto de autonomía.
Recientemente se hizo un debate protagonizado por varias figuras del gremio del cine cubano en el muro de Facebook de la productora Claudia Calviño, respecto al aniquilamiento mediático del filme La red avispa, donde se cuestionaba a Ana de Armas por aceptar el papel en una película que deja muy mal parado al exilio cubano en Miami.
Como vivimos en un mundo que no da tiempo a ver los matices, comenté en el muro respecto a mi situación:
¿Por qué los cineastas que defendían La red avispa no reaccionaron a lo sucedido con ¿Eres tú, papá?, por ejemplo? ¿O ante lo sucedido con el documental Nadie, de Miguel Coyula, cuya exhibición en la Casa Galería El Círculo fue impedida por la Seguridad del Estado? ¿O ante mi imposibilidad de trabajar como actriz en Cuba?
Si no fuera por los festivales, la prensa independiente y extranjera, esta película no existiría.
Mi comentario en el post de Claudia Calviño tenía reacciones, pero ninguna respuesta del gremio. Yo era invisible para ellos. Evitaban entrar en mi debate.
La indiferencia, el silencio, la omisión, además de una posición política, son expresiones de violencia contenida. Puedo entender el miedo de los demás, pero no que lo enmascaren banalizando la maldad.
¿Esto no es acaso doble moral? ¿La misma doble moral que había puesto en discusión el post?