ÁGORA-ESCORIAL Nº35 Julio 2019

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ÁGORA-ESCORIAL Revista Cultural Trimestral Gratuita Nº 35 Julio 2019

Relatos Poesía Historia ÁGORA-ESCORIAL

Arte


ÁGORA-ESCORIAL Revista Cultural Trimestral Gratuita Número 35 Julio 2019

Consejo Redacción: Lourdes Pérez Bes, Milagros Hernán y Araceli Segovia.

SUMARIO

Coordinadora: Rosa Cermeño Colaborador@s para este número: Rosa Cermeño, Lola Aguado, Águeda, Mª Isabel García Núñez, Araceli Segovia Dilla,

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ARTE Degas y sus bailarinas

Maquetación: Victoria Palomo

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IMAGEN DE PORTADA

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PÁGINAS POÉTICAS Maribel García Núñez Sylvia Plath

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VIAJES CULTURALES Benabarre

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CUENTO El príncipe de verdad

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HISTORIA Numancia

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CUENTO Yumala

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MITOLOGÍA Ninfas

Correctora: Lourdes Pérez Bes Fotografía de portada: Claudia Hernández Fotografías interior: Lucía Hernández, Mayte Mira y Google

Domicilio social Plaza Ayuntamiento Biblioteca Municipal 28280 EL ESCORIAL E-mail: agoraescorial@yahoo.es Números publicados: http://issuu.com/agoraescorial

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DEPÓSITO LEGAL M-34083-2017

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EN ESTE NÚMERO…

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BIOGRAFÍAS Y ARTE Degas y sus bailarinas

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VIAJES CULTURALES Benabarre

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IMAGEN DE PORTADA

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HISTORIA Numancia

30,22 CUENTOS 15

PÁGINAS POÉTICAS Maribel García Núñez Sylvia Plath

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MITOLOGÍA Ninfas

EDITORIAL Hola Amigos/as ¿Qué tal habéis empezado el verano? Este número os llegará algo más tarde, por causas ajenas a nuestra voluntad, sin embargo nos hemos superado ante los imponderables y aquí estamos ofreciendo nuestro trabajo con ganas y entusiasmo. Probablemente ya estaréis disfrutando de vuestras vacaciones y otros deseando de hacerlo más adelante. El calor nos invade, pero así es nuestro verano y lo llevaremos con optimismo. ¡Hasta Septiembre! Saludos El equipo de Ágora- Escorial

Las colaboraciones firmadas expresan exclusivamente la opinión de sus autores, ÁGORA-ESCORIAL

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ARTE

DEGAS Y SUS BAILARINAS Araceli Segovia Dilla

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oy hablamos de un pintor francés del siglo XIX, que se estudia junto a los impresionistas, en cuya temática destacan escenas de bailarinas de la Ópera de París. Transparencia, luz y ligereza en sus trajes y sus cuerpos, junto a la posibilidad de observarlas de cerca durante los ensayos o momentos antes de la puesta en escena. Vamos a dar un breve paseo por la vida y obra de Edgar Degas, que realizó más de 400 cuadros con diferente temática, 80 de los cuales retratan el mundo de la danza. DEGAS, PINTOR, ESCULTOR Y FOTÓGRAFO Hilaire-Germain-Edgar De Gas nació en París

el 19 de julio de 1834, y fue el mayor de los cinco hijos de una madre criolla de Nueva Orleans y de Augustin De Gas, un banquero francés. Muy pronto simplificó su apellido por Degas. Comenzó su educación a los once años en el Lycée Louis-le-Grand. Dos años más tarde su madre falleció y su padre y su abuelo fueron en adelante sus principales influencias. Empezó a pintar a una edad temprana. Después de graduarse en el Liceo en bachillerato (literatura) en 1853. A los 18 años, instaló un estudio de arte en su casa. Degas se registró como copista de pintura en el Museo de Louvre y, dos años más tarde, fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de París, tomando como inspiración el estilo de Ingres, a quien conocía y admiraba. En julio de 1856, Degas viajó a Italia, donde residió durante tres años, comenzando los estudios para su primera obra: La familia Bellelli, un lienzo de 2x2,5 m.. Al mismo tiempo, hacía copias de obras renacentistas, de Miguel Ángel, Rafael o Tiziano, entre otros. Contrariamente a las prácticas convencionales, Degas seleccionaba detalles de los cuadros que atraían su atención, tal como figuras secundarias o alguna cabeza, tratándolos como un retrato. Este retrato familiar es uno de los primeros cuadros importantes que pintó. En la escena aparece la familia de su padre, en cuya casa se hospedó en Italia. Al colocar las figuras de

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“La familia Bellelli” (1858-1867, óleo sobre lienzo, 200 x 253 cm, Museo d'Orsay, París)

determinada manera, sin apenas comunicación entre ellas, Degas logra reflejar perfectamente el mal ambiente que había en la casa. La composición ligeramente descentrada de la obra es excepcional. La habitación que asoma por el lado izquierdo del cuadro aumenta la sensación de profundidad, al igual que el espejo que hay sobre la chimenea, en el que vemos reflejada una ventana con visillos y otro espejo de marco dorado, que a su vez refleja un cuadro (un juego de lo más complejo). El perro de la familia, abajo a la derecha, queda cortado por el marco. Esta técnica de cortar las figuras la utilizará frecuentemente. A pesar de ser una obra de juventud,

la modernidad y la originalidad de este gran artista ya estaban presentes. A su regreso a París, se instaló en un estudio lo bastante grande como para continuar trabajando en el retrato de La familia Bellelli, obra que había pensado exhibir en el Salón de París (Exposición de arte oficial de la Academia de Bellas Artes). No la completaría hasta 1867. En esta época, en una visita que realizó en Normandía, trabajó también en cuadros con temas históricos y en sus primeros estudios sobre caballos. Su primera exposición en el Salón parisino fue en 1865, cuando el jurado aceptó una pintura que no atrajo gran atención. No obs-

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BIOGRAFÍAS Y ARTE

La caída del jinete tante, Degas siguió exponiendo sus cuadros anualmente en el Salón, sin obtener reconocimiento. Su obra El jinete caído marcó su distanciamiento con el arte tradicional. Este cambio se debió en gran parte a Édouard Manet, a quien Degas había conocido en 1864 cuando ambos artistas copiaban el mismo cuadro de Velázquez en el Museo del Louvre. Al inicio de la Guerra franco-prusiana de 1870, Degas se unió a la Guardia Nacional en la defensa de París, dejando de pintar por un tiempo. Durante una práctica de tiro con rifle le fue detectado un problema en la vista, que será una preocupación constante para él du-

rante el resto de su vida. Al terminar la guerra, dos años después, Degas decide establecerse en Nueva Orleans, Luisiana, donde vivían varios de sus familiares maternos. Allí pintó Una oficina en la lonja del algodón en Nueva Orleans, que llamó la atención en Francia. Fue la única de sus obras comprada por un museo durante su vida. Regresó a París en 1873 y su padre falleció al año siguiente; fue entonces cuando el pintor descubrió que su hermano René había acumulado una enorme cantidad de deudas de negocios. Para salvar la reputación familiar, Degas terminó vendiendo su casa, al igual que varias colecciones que había heredado, para pagar las deudas de su hermano, lo que motivó que por primera vez en su vida tuviera que vivir de su arte como único ingreso. Durante estos años creó muchas de sus grandes obras. Decepcionado con el Salón oficial, Degas se unió a un grupo de jóvenes artistas que comenzaban a organizar un grupo independiente con el fin de exponer sus pinturas, rechazadas casi siempre por los Salones. Dicho grupo fue conocido más tarde como Los Impresionistas. Degas lideró el grupo, organizando las exposiciones donde presentó muchos de sus trabajos, a pesar de sus constantes conflictos con los demás integrantes. Su desacuerdo con las pinturas al aire libre hizo

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que tuviera enfrentamiento con los paisajistas del grupo, incluyendo a Claude Monet. Degas aborrecía el escándalo que creaban las exhibiciones, al igual que el nivel de publicidad y notoriedad que buscaban sus colegas. El mismo término Impresionismo era rechazado por Degas y le disgustaba que lo asociasen con él. Estos conflictos llevaron a la disolución del grupo en 1886. A la vez que mejoraba su situación financiera, fue adquiriendo obras de artistas que admiraba, como El Greco, Manet, Pissarro, Cézanne, Gauguin e incluso Van Gogh. En el inventario final de su colección particular se documentaron 20 pinturas y 88 dibujos de Ingres

y 13 pinturas y alrededor de 200 dibujos de Honoré Daumier; sin embargo no había ningún Monet. A finales de la década de 1880, Degas comenzó a desarrollar una gran pasión por la fotografía. A lo largo de su vida, retrató a varios amigos, muchas veces bajo la luz de lámparas. También fotografió bailarinas y desnudos, que fueron utilizados como referencia para varias de sus pinturas y dibujos. A medida que pasaban los años, Degas comenzó a aislarse, siendo fiel a su creencia de que un pintor no debería tener vida personal. La controversia del Caso Dreyfus, su lado antisemita le llevó al extremo de romper toda cone-

Oficina de la lonja del algodón en Nueva Orleans, 1873.

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BIOGRAFÍAS Y ARTE xión con sus amigos judíos. Estas creencias e ideales conservadores le llevaron a vivir un tanto aislado de la sociedad. Aunque las mujeres estuvieron muy vinculadas a su vida artística, no se le conoció ninguna relación amorosa. Era un completo misógino. Pero estaba obsesionado con las bailarinas. Es probable que buscara con más ahínco el objeto odiado que el amado, si es que llegó a amar a alguien, aspecto del que no hay dato alguno en su biografía. El artista se centró en sus obras en pastel hacia 1907, lo que le permitía acercar su cara al lienzo sin que la pintura le dañara los ojos y se cree que se dedicó principalmente a sus esculturas hasta finales de 1910. Su carrera artística terminó en 1912, cuando dejó de trabajar y su residencia fue demolida. Debido a su aislamiento social, Degas nunca estuvo casado y vivió las últimas décadas de su vida solo, casi a ciegas, debido a la enfermedad ocular que se le había acentuado a través de los años, solitario por las calles de París hasta su muerte en septiembre de 1917. LA OBRA DE DEGAS. La clase de danza, 1871-74. Museo de Orsay, París. Vamos a hacer un somero análisis de algunas de sus obras más famosas, en las que queda reflejada su especial mirada hacia las escenas y el modo en que su pincel transforma la realidad de modo creativo y rompedor para su momento. Se trata de una obra que seguramente todos hemos visto y admirado en

La clase de ballet, 1871-74. Museo de Orsay, París.

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algún momento. Existen 3 cuadros con el mismo título “La clase de danza”. Dos en color, que aquí mostramos, y un tercero en blanco y negro. Están en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, y en el Museo d’Orsay, en París. En ellas están presentes la mayoría de los rasgos que definen el estilo artístico de Degas: Alejamiento de los impresionistas y también del academicismo. Gran influencia de las estampas japonesas y la fotografía que le llevan a experimentar nuevas perspectivos. Sensación de profundidad, colocando las figuras de una manera determinada, y utilizando varios recursos. En este caso mediante las líneas diagonales del suelo y las pilastras de mármol oscuro adosadas a la pared desde un encuadre nada tradicional. En segundo lugar, el espejo en el que se refleja una ventana que estaría en el lado derecho. En tercer lugar, el tamaño de los personajes, que va disminuyendo conforme se alejan en el espacio. De esta manera el artista consigue una profunda sensación de espacio. La escena gira en torno al profesor de la clase, Jules Perrot, un famoso coreógrafo y bailarín francés que aquí ya contaba con más de sesenta años. A su alrededor, un grupo de bailarinas están dispuestas en una especie de semicírculo. La mayoría de ellas se muestran en posturas relajadas, algo ajenas a los comentarios de Perrot, como si la clase ya hubiese terminado y ahora sólo les interesase estirarse y recolocarse los atuendos y peinados. Sólo la joven que está situada a la altura del espejo parece estar ensayando, según las insÁGORA-ESCORIAL

Bebedores de absenta

trucciones del maestro, quien la mira fijamente. Degas representa a un grupo de bailarinas y su profesor en una gran sala, que no es un escenario sino un lugar algo más privado. Parece que se trata de uno de los salones del Teatro de la Ópera de París, ubicado en la calle Le Peletier, donde Degas acudía gracias a que conocía a varias personas que allí trabajaban. Detestaba a los pintores que lo hacían al aire libre, como el resto de los impresionistas. La composición es descentrada. Hay una parte del salón llena de personajes, mientras que la otra parte produce una sensación de vacío. Corta el vestido de la bailarina situada en el lado izquierdo y también a la bailarina de la derecha con el límite del lienzo. Da la 9


BIOGRAFÍAS Y ARTE

La orquesta y el escenario sensación de que la imagen continúa fuera del cuadro. Aquí se ve la influencia de los grabados japoneses. Este recorte del encuadre dejando abierto e incompleto el primer plano se denomina «desbordamiento del primer plano», y era un recurso muy utilizado por el artista. La pintura capta el instante, nos transmite una sensación de inmediatez sólo utilizada en la fotografía, de la que Degas adquiere un gran conocimiento. Las figuras nos transmiten gestos naturales, fugaces, que duran un espacio breve de tiempo, como es retocarse el peinado o hacer un breve estiramiento. “Ningún arte es tan espontáneo como el mío”, afirmaba el artista.

En la obra destaca la luz, que entra en el salón desde el lado derecho creando un espacio muy luminoso. Sin embargo, no se ve la fuente de luz sino el efecto que ésta produce. A ello se une la pintura difuminada en tonos muy claros, donde el toque de color lo ponen los lazos de las bailarinas. De su incursión en el mundo de la escultura, destaca La pequeña bailarina de catorce años, creada en 1881 por Degas y fundida en 1922. Fue la única que expuso. Los críticos la destrozaron… Y una vez más, se equivocaron. Hoy esta pequeña figura es ya un icono de la escultura moderna. EL MUNDO DEL TEATRO DE LA ÓPERA EN PARÍS EN EL SIGLO XIX Amante de la ópera y del ballet, Degas era un asiduo del Teatro de la Ópera de París, donde tenía acceso, ya que conocía a varios miembros de la orquesta; así, se acercaba a ese mundo entre bastidores. Todos los días se sentaba en el escenario o detrás de él, observando los ensayos y las clases de ballet. En ese tiempo en París, el ballet no tenía muy buena reputación y muchas de las bailarinas acababan como prostitutas. Es por eso que la presencia de sus madres era una forma de proteger la moralidad de las hijas, al mismo tiempo que se aseguraban que obtuviesen la mejor oferta disponible. La sala de la Ópera de la rue Le Peletier y, posteriormente, del Palais Garnier fueron particularmente propicias para los encuentros. Hasta aquí hemos visto el lado más dulce y atractivo de las bailarinas, pero detrás de esa aparente belleza se esconden historias no siempre amables.

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reputada escritora y política mexicana, autora de “Como agua para chocolate”, en el que habla de las “rats”. "Les petits rats" (pequeñas ratas) era el nombre para las aspirantes a bailarinas quienes, además de sus ensayos, debían coquetear con los hombres más acaudalados para sobresalir y marcar la diferencia en su trayectoria artística. El ballet está asociado con el elitismo y la alta sociedad pero, en algunas épocas, ha estado ligado a prácticas poco éticas y de dudosa moral, como en el París de finales del siglo XIX, el mismo que pintó Edgar Degas. El poder de estos hombres fue tal, que en la década de 1860 la Ópera Garnier incluyó una entrada distinta para los llamados "abonados", que no eran más que los hombres suscritos al ballet. El abono les ofrecía acceso tras bastidores y, por lo tanto, podían entrar en contacto directo con las bailarinas. Esta medida provocó que existiera un cierto estigma alrededor de las artistas, de quienes se creía que hacían favores sexuales a la vez que su danza, aunque no todas lo hicieran. Hombres como estos, reconocibles por su traje negro y su sombrero de copa alta tenían decisión sobre quién obtenía los papeles buenos y a quién despedían. Como “patrón” de una niña, él podría proveerla de un estilo de vida opulento, pagando por un apartamento cómodo o lecciones privadas para elevar su lugar en los cuerpos de ballet. La cultura del burdel del ballet era tan generalizada que, como lo remarca la historiadora Lorraine Coons, “incluso de las bailarinas exitosas que no recurrieron a la prostitución probablemente se sospechó que lo hicieron de cualquier forma” Recuadro escena de baile Estas ratitas proceden en su mayoría de un enGran parte de la siguiente información está to- torno modesto y son sus madres que sueñan mada de un artículo de Laura Beatriz Esquivel, con un mejor destino para ellas, quienes las ÁGORA-ESCORIAL

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BIOGRAFÍAS Y ARTE

Pequeña bailarina de catorce años, fundida en 1922

matriculan en la Escuela de Danza. Aunque la paga de las jóvenes bailarinas sea insignificante, la posibilidad de conocer a un rico e influyente “protector” basta para que la profesión sea atractiva. Este modo de prostitución frecuentemente está asociado al alcoholismo y al ajenjo, cuyas consecuencias también plasmó Degas en sus obras, al igual que Van Gogh y Manet, siempre con gran realismo. Cientos de jovencitas soñaban con convertirse en las efímeras estrellas de estos espectáculos, que mostraban la anatomía y gracias

femeninas de una forma inusitada para aquel tiempo. Por este motivo, no debería extrañarnos que los caballeros suscribieran abonos a las escuelas de danza para poderse solazar con la vista de aquellas ninfas y, eventualmente, convertirlas en sus amantes. Las madres de las lindas aprendices propiciaban sus encuentros con aquellos señores, que tal vez podrían asegurarles un porvenir a salvo de la miseria. En el cuadro de Degas, comentado más arriba, lo que primero atrae la mirada es la escena aparentemente principal, en la que el maestro de danza dirige la clase

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apoyado en un bastón para marcar el ritmo Nosotros precisamos una guía de lectura para descubrir e interpretar las pistas ocultas en estas pinturas. Entenderemos la razón de la presencia de las madres en los ensayos que, a simple vista, pudiera parecer que cuidaban del honor de sus hijas. Del cuadro “La clase de danza”, que mostramos anteriormente, ampliamos la esquina superior derecha, que quizá nos haya pasado inadvertida. El secreto inconfesable se encuentra al fondo: uno de los voyeurs está abrazando a una bailarina en presencia de su

madre, como rúbrica del pacto de amor retribuido que acaban de firmar. CONCLUSIONES (si las hay). Tras esta exposición surge de nuevo la eterna pregunta, aún no contestada: ¿Hay que separar al artista de la obra? Qué es más importante, ¿lo que observamos a través de los sentidos, o la información que poseemos acerca del autor y lo que su obra representa? No sé vosotros, lectores, lo que opinaréis. Yo no he encontrado respuesta y sigo disfrutando de lo que para mí es una obra de arte.

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IMAGEN DE PORTADA

en lasnomarismas dedeSantoña, La ciudad debeCisne a los flamencos sólo su tradición

Cantabria.

El parque natural de las marismas de Santoña, Victoria y Joyel es un espacio natural protegido constituido por el estuario que forma el río Asón y las marismas de Victoria y Joyel. El conjunto constituye la principal zona húmeda de la cornisa cantábrica y desde 1992, fue calificado como Parque Natural. Con una extensión de más de 6.500 hectáreas abarca los municipios vecinos de Argoños, Arnuero, Bárcena de Cicero, Colindres, Escalante, Laredo, Limpias, Noja, Santoña y Voto, todos ellos a escasos minutos de Ampuero. Ocupa un lugar estratégico en la ruta migratoria que cada año conduce a millones de aves acuáticas desde sus lugares de cría en el norte de Europa, hasta sus cuarteles de invierno en el sur de Europa y África, convirtiéndose tanto en lugar de alimentación y descanso como en área de invernada. foto: Claudia Hernández

foto: Claudia Hernández foto: Lucía Hernández ÁGORA-ESCORIAL

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PÁGINAS POÉTICAS

SEMBLANZA ALMA DE POETA Maribel García Núñez En la Casa de Cultura y animadas por los libros, alrededor de una mesa de poetas nos vestimos. Y buscamos los disfraces de palabras y de letras, que desnudan nuestra alma y nos muestran sin careta. Con los versos, olvidamos lo malo de cada día y en ellos depositamos amor, dolor, alegría… Y no nos importa nada que digan que no se lleva, que el disfraz está anticuado, y no se nos tiene en cuenta. Pues yo creo, amigas mías, que en esta Sociedad nuestra, la indiferencia del necio, ha de ser nuestra gran prenda. Que el mundo interior es nuestro, que habitamos las estrellas, y que nadie ha de quitarnos nuestras almas de poetas.

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PÁGINAS POÉTICAS

Sylvia Plath Una vida Tócala: no se encogerá como pupila esta rareza oviforme, clara como una lágrima. He aquí ayer, el año pasado: palmiforme lanza, azucena, como flora distinta de un tapiz en la quieta urdimbre vasta. Toca este vaso con los dedos: sonará como campana china al mínimo temblor del aire aunque nadie lo note o se anime a contestar. Los indígenas, como el corcho graves, todos ocupadísimos para siempre jamás. A sus pies las olas, en fila india, no reventando nunca de irritación, se inclinan: en el aire se atascan, frenan, caracolean como caballos en plaza de armas. Las nubes enarboladas y orondas, encima. Como almohadones victorianos. Esta familia de rostros habituales, a un coleccionista, por auténtica, como porcelana buena, gustaría. En otros lugares el paisaje es más franco. Las luces mueren súbitas, cegadoramente. Una mujer arrastra, circular, su sombra, de un calvo platillo de hospital en torno, parece la luna o una cuartilla de papel intacto. Se diría que ha sufrido una particular guerra relámpago. Vive silente.

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Y sin vínculos, cual feto en frasco, la casa anticuada, el mar, plano como una postal, que una dimensión de más le impide penetrar. Dolor y cólera neutralizadas, ahora dejad la en paz. El porvenir es una gaviota gris, charla con voz felina de adioses, partida. Edad y miedo, como enfermeras, la cuidan, y un ahogado, quejándose del frío, se agazapa saliendo a la orilla.

Sylvia Plath (Boston; 27 de octubre de 1932 - Londres; 11 de febrero de 1963) fue una escritora estadounidense especialmente conocida como poetisa. También fue autora de obras en prosa, la novela semiautobiográfica La campana de cristal (bajo el seudónimo de «Victoria Lucas»), relatos y ensayos. Nacida en el barrio de Jamaica Plain de Boston, Plath mostró gran talento a una edad temprana, al publicar su primer poema con 8 años. En 1982, Plath fue la primera poeta en ganar un premio Pulitzer póstumo (por Poemas completos -The Collected Poems) . Plath es reconocida como una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional. Su vida estuvo marcada por la enfermedad y fue tras su suicidio cuando recibió todo el reconocimiento que merecía.

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VIAJES CULTURALES

BENABARRE Lola Aguado

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unos 475 kms de Madrid y 90 de la capital de Huesca, se encuentra esta población oscense, con poco más de 1100 habitantes pero con una situación privilegiada. Es la capital del antiguo condado de Ribagorza y del que dependen, a nivel histórico cultural otros municipios más pequeños de su entorno como, Aler, Antenza, Caladrones, Estaña o Ciscar entre otros. A lo largo de su historia ha habido discrepancias sobre el origen de su nombre. Puede que provenga de la época en que la zona se encontraba controlada por los musulmanes por lo que también podría haberse llamado Ibn Awar. Este lugar pertenece a la franja oriental de municipios aragoneses de lengua catalana. En catalán-ribargozano también se llama Benavarri. Ramiro I, primer rey de Aragón, conquistó este lugar en 1062 y, después de tomar el poder, mandó construir un castillo sobre la fortificación amurallada que se asentaba en la colina, con el fin de defender el lugar de cualquier invasión por ser una zona todavía inestable. En 1322 Jaime II otorgó el título de Conde de Ribagorza a su hijo, D. Pedro de Aragón, que instauró su centro de poder en la villa de Benabarre, gobernando la Ribagorza como territorio independiente.

El castillo constaba de residencia para los condes, iglesia, hospicio para pobres, huertos, árboles frutales y un aljibe para obtener agua. En él se instalaron los condes, sus cortesanos, religiosos y sirvientes. Para su seguridad y defensa, estaba dotado de todo lo necesario: soldados, troneras y foso. Felipe II ordenó desmantelar este palaciocastillo para anexionarlo a la corona y con posterioridad fue sufriendo asedios durante las guerras con Cataluña, Independencia y Carlistas, por lo que quedó muy deteriorado

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y así estuvo durante muchos años. Actualmente se encuentra totalmente restaurado, presidiendo la villa e iluminándola de noche con sus luces azules. No solo su castillo ha sido reparado, también sus principales calles y plazas han visto en los últimos años como se ha reafirmado su aire medieval, dando a Benabarre esa importancia que tuvo durante sus años de esplendor, aunque con las innovaciones de sus negocios y comercios del siglo en que nos encontramos. El castillo es visitado por los muchos turistas que pasan por allí. Todas las calles llegan a él después de ascender por una pronunciada subida El restaurado edificio del ayuntamiento es nuestro punto de referencia en la Plaza Mayor. A la izquierda se emplazan unos porches que proporcionan tipismo a

Lagunas de Estaña ÁGORA-ESCORIAL

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Monasterio de Obarra este lugar. Por debajo de los soportales arranca la calle Mayor, con lugares con mucha tradición. Otras calles rehabilitadas son las que incluyen la ruta de los oficios, con su Museo del Reloj, el Molino de Aceite, el Molino Harinero, la Calderería, o la antigua cárcel. En su zona de extramuros se encuentra el Pozo de Hielo y el antiguo Lavadero.

Montañana

Pero Benabarre tiene también un patrimonio que ellos llaman de “sabores”: la famosa chocolatería de Brescó en el casco antiguo y la de su edificio de la N230 son parada obligada para los que viajan hacia el Valle de Arán y Francia; en la granja La Fondaña sus centenares de cabras facilitan la leche con la que se fabrican los quesos que tantos premios han obtenido en otros lugares. Los embutidos, las tortetas de manteca, las chiretas y el rico jamón secado en su microclima prepirenaico a 780 metros de altitud. Para ser un pequeño municipio cuenta con estupendos restaurantes de prestigio, a los que, tanto en verano como en épocas de nieve, acuden clientes habituales siendo normal ver en ellos a personajes famosos. Como cualquier pueblo, ciudad o capital, cuenta con sus fiestas patronales

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en honor de San Medardo el 8 de junio, a cuya ermita acuden sus habitantes ese día para festejar juntos todas las actividades, pero desde el pasado 2007 y con carácter bianual, en los años pares a principios de agosto, se ha recuperado un festejo que data de los siglos XIV y XV y que dejó de celebrarse a principios del pasado siglo XX. Después de una importante labor de documentación realizada por historiadores de la zona, y los recuerdos de algunas personas mayores que lo vivieron en sus últimos momentos, el Baile de los Salvajes -Baile dels Salvatges- se ha incorporado como fiesta de valor turístico cultural, con el montaje de una representación en la que de manera muy imaginativa participa todo el pueblo y a la que acuden personas de muchos lugares del entorno, ya que ha tenido una gran publicidad e incluso una pequeña representación en FITUR del pasado año, lo que le ha dado al municipio un gran impulso turístico. Pero, como decíamos al principio, Benabarre, aparte de ostentar en la actualidad la capitalidad cultural de la comarca, tiene una situación privilegiada para acceder a enclaves fundamentales del patrimonio ribagorzano, y son muchos los viajeros que lo utilizan como punto de partida para realizar sus excursiones. Es el centro del Valle Noguera Ribagorzana, pero muy cerca de los Valles de Isábena, Ésera, Arán, y otros, por lo que supone un lugar especial para conocer tan amplia zona. Sería innumerable detallar aquí la cantidad de posibilidades para conocer tantas rutas históricas, culturales y naturales a las que se puede acceder en el entorno, pero como simple pincelada daremos algunas pautas: • El pueblo medieval de Montañana. • Monasterio de Sopeira.

Cascadas de Cinca • •

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Monasterio de Obarra. Roda de Isábena, con su monumental excatedral dentro de un pueblo de 50 habitantes. Congost de Mont Rebei y su impresionante desfiladero. Las lagunas de Estaña. Los llanos del Hospital en Benasque. Las cascadas del Cinca. El Valle de Pineta en Ordesa y Monte Perdido El Parque Nacional de Aigüestortes.

Y un sinfín de posibilidades para descubrir tan interesante lugar.

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CUENTO

EL PRÍNCIPE DE VERDAD Rosa Cermeño

H

abía una vez una princesa que quería casarse con un príncipe, pero tenía que ser un príncipe de verdad. Así que viajó por todo el mundo para encontrar alguno. Era muy exigente, ya que siempre encontraba algún problema. Príncipes había de sobra pero que fueran de verdad no estaba del todo claro. Siempre encontraba algo que no encajaba: Demasiado atrevido, demasiado tímido, demasiado bruto, falto de modales, delicadeza o sensibilidad, y un gran etcétera. Así que se volvió a su casa muy preocupada. Una noche, que hacía un tiempo espantoso: una tormenta con relámpagos y truenos, y además llovía a cántaros, llamaron a la puerta con unos golpes fuertes y persistentes y la princesa, que estaba leyendo sentada en su sillón favorito, se sobresaltó. Un criado abrió la puerta. Allí afuera había un hombre joven, con un aspecto desolador. Bajo aquella tor-

menta, empapado por la lluvia, el agua le escurría por el pelo y la ropa y le caía hasta los pies. Al ver el estupor que causó su presencia dijo: -No me importan las inclemencias del tiempo porque yo soy un príncipe de verdad. Sé que se busca uno, desde hace tiempo sin resultados. Hoy están de suerte. Vengo desde un país lejano, sin séquito, yo sólo. Le hicieron pasar y después de las presentaciones, le ofrecieron que se acomodara en una habitación para invitados y allí se secó y adecentó el recién llegado. El rey estaba muy contento y expectante por ver que opinaba la princesa, su hija. Al fin y al cabo, era ella la que tenía que decidir, hacía tiempo que no se metía en las decisiones de su retoño. La que no estaba contenta era la reina, o sea la futura suegra, que ya se sabe siempre ponen pegas a los pretendientes de sus hijas. -Ya veremos, -dijo, si pasa la prueba. Ahí se verá si es lo que dice. Ante una mesa lujosamente presentada, y con ricas viandas y mejores vinos, se sentaron los reyes, la princesa y el invitado. Todos ellos estaban disfrutando de una conversación muy animada y Rigoberto –

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que así se llamaba el visitante- no paraba de contar cosas de su vida. Supieron que venía de un país riquísimo de Oriente, lugar que los anfitriones nunca habían oído hablar de él. Era tan elocuente el joven, que estaban todos embelesados. El rey cada vez le gustaba más y cuando su mirada se fijó en su hija, comprendió que el amor había entrado en su vida. A decir verdad, el joven era muy apuesto. Sin embargo, la mirada de su esposa tenía un rictus de una incredulidad asombrosa. - ¿Qué podía suceder? No lo comprendía. Así que cuando se despidieron y ya en sus aposentos le preguntó, ella dijo que su intuición le decía que algo no encajaba. -Ya le he preparado la prueba. He puesto un guisante debajo del último colchón, son siete y de plumas. Nunca ha fallado. Si es un príncipe de verdad lo notará y no podrá pegar ojo por la incomodidad. Por la mañana le preguntaremos, a ver que nos dice. Melinda, que así se llamaba nuestra princesa, se fue a su dormitorio muy satisfecha con una gran sonrisa que iluminaba su rostro y pensó: “No tiene ningún defecto, por fin lo he encontrado”. Cuando Rigoberto cerró la puerta de su habitación se sonrió y dio rienda suelta a sus pensamientos: “Querida tía, voy a ser el ser más feliz de la tierra gracias a ti. Llevo mucho tiempo enamorado de Melinda, y el secreto de la prueba que tú me has revelado, ha sido lo que yo necesitaba, para conseguir que se fijara en mí. Yo no soy el príncipe de verdad que ella buscaba, pero sí que seré el hombre del que se enamorará muy pronto y la hará feliz” En realidad, la tía de Rigoberto era dama de compañía de Melinda y su más fiel amiga y

confidente. La princesa le contaba todos sus secretos. En cuanto a su sobrino Rigoberto le quería con locura. Desde muy niño la visitaba con frecuencia. Un día la confesó tristemente que estaba enamorado de Melinda, a pesar de saber que nunca tendría posibilidad de conseguirla, por su condición de plebeyo. Ella le abrazó y le dio ánimos diciéndole: -Tú déjalo de mi cuenta. Las cosas pueden cambiar en poco tiempo... Rigoberto se puso a desbaratar la cama hasta que encontró el guisante. Con suavidad lo cogió y depositó en un platillo al lado de la lámpara de la mesita de noche y enseguida se echó en la cama mullida y cómoda hasta que el sueño le venció. Cuando a la mañana siguiente fueron a preguntar al supuesto príncipe si había dormido bien, no podían creer lo que les contestó: -Al principio, no podía conciliar el sueño porque noté algo incómodo el colchón, como si tuviera un grano en la espalda. Me levanté saqué los colchones uno a uno y ¡Eureka! al fondo había un guisante. No comprendo cómo llegó hasta allí. Lo deposité en la mesita y después dormí como un lirón. Es evidente que Rigoberto pasó la prueba, tan bien, que enseguida le aceptaron todos, como al príncipe de verdad, especialmente Melinda.

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FIN

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HISTORIA

NUMANCIA La ciudad que desafió a Roma

T

Rosa Cermeño

ras una larga resistencia se suicidaron para no rendirse. Su lucha se convirtió en leyenda. Hoy se investiga no ya cómo murieron, sino cómo vivieron los numantinos. En el siglo II a. C. Roma era la potencia indiscutible del Mediterráneo. Recién derrotada Cartago, al norte de África, los romanos se adentraban cada vez más en la península ibérica y gravaban sus impuestos a las tribus celtíberas de la meseta. No había rival capaz de hacerles sombra. ¿O sí? Una pequeña ciudad celtíbera de no más de diez mil habitantes mantuvo en vilo al Senado durante veinte

años de escaramuzas. Desde entonces utilizamos la expresión defensa numantina para referirnos a cualquier situación en la que el débil se opone al fuerte hasta las últimas consecuencias. Suma de circunstancias Para que Numancia se convirtiera en el paradigma de la resistencia heroica hicieron falta algunas casualidades. La primera que sus vecinos de Segeda decidieran fortificarse. Los romanos lo tomaron como una provocación y los segedenses, que tenían su muralla a medias, corrieron a refugiarse tras los muros de Numancia. La segunda, que el

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ejército romano –abrumadoramente superior al celtíbero- contara con diez elefantes. Bastaron unas cuantas pedradas para que uno de los animales enloqueciera y sembrara la confusión, ocasión que los numantinos aprovecharon para contraatacar. Roma perdió miles de soldados. El 23 de agosto, fecha de la batalla, pasó a considerarse un día aciago. Desde entonces Numancia fue un punto negro en el mapa expansionista de la República. Cinco cónsules fracasaron en sus intentos de conquista, los tres siguientes ni siquiera se atrevieron a acometer el asalto. Por fin el Senado decidió enviar a una leyenda viviente: Publio Escipión el Africano, el célebre destructor de Carta-

go. Más astuto que sus predecesores, Escipión arrasó primero a los aliados de Numancia para que la ciudad se quedara sin suministro de provisiones. Luego devolvió la disciplina a las tropas: expulsó a prostitutas y adivinos, requisó veinte mil pinzas de depilar y otros objetos de lujo y obligó a todos, desde soldados a generales, a dormir en el suelo. Una vez tuvo a sus hombres en forma, les hizo construir en menos de tres meses una imponente obra de ingeniería bélica, concebida para que nadie pudiera escapar de Numancia. Rodearon la ciudad con una muralla y un foso de nueve kilómetros de perímetro. Unas trescientas torres de

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HISTORIA

vigilancia, equipadas con catapultas, controlaban a los sitiados. Alrededor de la muralla se instalaron siete campamentos y dos fortificaciones. En el río, una cadena con púas cortaba el paso a barcas y nadadores. Los numantinos burlaron el cerco sólo una vez. Un jefe llamado Retógenes, partió con diez de sus guerreros, a pedir ayuda a otras ciudades de su tribu. Fue en vano. Nadie se atrevió a plantar cara a Escipión, salvo 400 jóvenes de Lutia. Pero los viejos de esta ciudad, temerosos de los romanos, denunciaron a los rebeldes y permitieron que les cortaran las manos como castigo. No había salvación para Numancia. La ciudad se rindió en el verano del año 133 a.C., tras once meses de aislamiento. El hambre había diezmado a la población, que, según la leyenda, se alimentó de carne humana. Muchos numantinos prefirieron poner fin a sus vidas y a la de su familia antes que caer en manos de sus enemigos. El resto pasó a la es-

clavitud. Cuentan las crónicas que los romanos incendiaron las casas y sembraron de sal los campos para volverlos yermos. Pero la arqueología sugiere que, en realidad, Numancia no tardó mucho en ser reconstruida y que siguió habitada por lo menos hasta la época visigoda (siglos V-VIII). La cultura celtíbera se fundió lentamente con la romana, como demuestra la cerámica que se conserva, decorada con figuras geométricas y escenas cotidianas. Aquí es donde empieza la otra fascinante historia de Numancia: la de los restos arqueológicos En busca de la ciudad Hasta el siglo XVIII los eruditos no se pusieron de acuerdo sobre la ubicación de Numancia. Unos la situaban, acertadamente, cerca de Soria; otros dieron crédito durante siglos a un rumor medieval que la localizaba en Zamora. Las excavaciones en el actual yacimiento no comenzaron hasta el XIX, coincidiendo con el auge de la arqueología romántica en toda Europa. A estos primeros arqueólogos, la pasión por la leyenda les impulsaba tanto o más que el amor a la ciencia: buscaban, sobre todo, armas e inscripciones, objetos que confirmaran la heroicidad de los antiguos numantinos. El mito de Numancia era tan intocable

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que condicionó la mirada de estos científicos, llevándoles, a veces, a conclusiones precipitadas o erróneas. Las primeras décadas del siglo XX fueron los años dorados de la arqueología numantina. La mayor parte de los restos que conservamos se desenterraron en aquella época. Se excavó intensamente, con entusiasmo y método, pero ni siquiera aquellos trabajos estuvieron a salvo de interpretaciones ideológicas. En 1905 entró en escena el hispanista alemán Adolf Schulten. Su aportación fue tan fundamental como controvertida. Al cabo de un año de trabajar en el Cerro de la Muela, emplazamiento exacto de Numancia, se le pidió que abandonara el lugar. La opinión pública no veía bien que un extranjero hurgase en Numancia, a la que consideraban un símbolo nacional sagrado. Sí se le autorizó a buscar restos romanos, ya que aquellos se les recordaba como enemigos. Schulten pudo así identificar los siete campamentos de Escipión. Entretanto, una co-

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misión de científicos españoles desenterró las once hectáreas de la ciudad que hoy están abiertas al público. Dos ciudades superpuestas, romana y celtíbera, mostraron al mundo sus cimientos, molinos... pero no su cementerio. ¿Dónde enterraban los numantinos a sus muertos? Se sabe que los celtíberos tenían por costumbre dejar que los buitres devoraran a los guerreros caídos en combate. Pero lo habitual era incinerar y enterrar a los que fallecían de muerte natural. Pese a las cuarenta prospecciones que se hicieron, no había rastro de las tumbas. El gobierno de Primo de Rivera retiró las subvenciones y la parte de la ciudad que aún quedaba sumergida no llegó a excavarse. Tras La Guerra Civil, los libros de historia exaltaron como nunca la epopeya numantina, pero sus ruinas cayeron en el olvido. Durante la posguerra, las ovejas pastaban a sus anchas por el yacimiento. Hasta la década de los sesenta ningún arqueólo-

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HISTORIA

go volvió a trabajar allí. Se desvela el misterio En 1993 Alfredo Jimeno, director de las actuales excavaciones, y su equipo descubrieron la necrópolis celtíbera en la ladera sur del cerro. Este grupo de arqueólogos se interesó más en la vida social, económica y familiar de Numancia que en su heroísmo legendario. Aunque la necrópolis no puede visitarse (se halla en terreno de la familia Marichalar), las veintiuna tumbas encontradas han proporcionado valiosa información sobre los moradores de la antigua ciudad. La composición de sus huesos calcinados ha permitido deducir su dieta, basada, sobre todo, en cereales, bayas y frutos secos Sus ajuares funerarios incluyen espadas, y puñales doblados para hacerlos inservibles: los familiares del difunto ahuyentaban así a los saqueadores. Hoy el yacimiento ha dejado de ser un reducto de investigadores. Se ha reconstruido una casa romana, una vivienda celtíbera y un fragmento de muralla de esta tribu, ÁGORA-ESCORIAL

empleando los mismos materiales que los originales (piedra, adobe y paja, principalmente). Numancia aún nos reserva sorpresas. En 2004 se empezó a excavar una nueva manzana para averiguar cuál era la función de cada edificio, dónde vivían los comerciantes, etc. El proceso es lento, pero dentro de algunos años habrá más lugares de Numancia rescatados del olvido. Símbolo explotado Los cronistas romanos, admirados por la gesta de la pequeña ciudad celtíbera, embellecieron su historia y la convirtieron en un símbolo universal de lucha por la liber-

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tad. Desde entonces toda clase de ideoloque la existencia de numerosas casas señogías han adaptado Numancia a sus propios riales poseedores de ganado, permitió que intereses. Desde el teatro del Siglo de Oro su declive no fuese total. hasta los libros de texto franquistas, la hisPosee toda la provincia numerosos edifitoria oficial presentó a los numantinos cocios románicos, como iglesias, monasterios mo mártires de España, olvidando que para etc. Así como pueblos de gran interés, y los celtíberos España no existía, puesto que sobre todo la atraviesa el río Duero que constituía un conjunto de tribus carentes junto a su abundancia de árboles da a su de unidad política o conciencia nacional. paisaje frescor y colorido. Por eso muchos SORIA poetas la han cantado y ensalzado, como Se levanta sobre una llanura, en la margen esta poesía de Antonio Machado: derecha del río Duero, limitada en el norte por las elevadas cumbres de sierra Cebollera, a una HE VUELTO A VER LOS ÁLAMOS DORADOS altitud de l.056 metros soHe vuelto a ver los álamos dorados, bre el nivel del mar. Es una álamos del camino en la ribera de las ciudades más frías de del Duero, entre San Polo y San Saturio España. Se halla entre La tras las murallas viejas Rioja y Zaragoza por el norde Soria –barbacana te, Burgos al oeste y al sur Guadalajara. Existía desde tiempos antiguos, aunque fue destruida como Numancia. No se tienen noticias concretas hasta la época musulmana. Reconquistada por Fernán González fue repoblada por Alfonso el Batallador en 1119. Perteneció a la corona de Aragón hasta 1136 en que fue cedida por Ramiro II a Alfonso VII de Castilla. Su situación geográfica y la abundancia de judíos convirtieron pronto a Soria en un importante centro comercial e industrial. Comenzó a decaer en tiempos de Los Reyes Católicos, aun-

hacia Aragón, en castellana tierra-. Estos chopos del río, que acompañan Con el sonido de sus hojas secas El son del agua, cuando el viento sopla, Tienen en sus cortezas Grabadas iniciales que son nombres De enamorados, cifras que son fechas. ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas; álamos que seréis mañana liras del viento perfumado en primavera; álamos del amor cerca del agua que corre y pasa y sueña, álamos de las márgenes del Duero conmigo vais, mi corazón os lleva!

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CUENTO

YUMALA Maribel García Núñez

Y

umala era el nombre de una niña de unos siete años. Al parecer, a su mamá le gustó ese nombre en un viaje que hizo a la India y se lo puso cuando nació. Yumala era el hazmerreir de las niñas y niños del colegio que la llamaban de todo menos por su nombre. Muchos la llamaban “Mala” por abreviar. Su cara regordeta estaba adornada con una unas largas trenzas pelirrojas. La mamá fue a hablar con Don Acisclo, que era el tutor del colegio, y buscaron la manera de acabar con la tortura de la niña que solía ir a casa día sí, día no, con un ojo morado por pelearse con los compañeros. Como llevaba siempre una caperuza roja para el frío del invierno o para el sol del verano, pensaron que un buen nombre sería “Caperucita”. Don Acisclo reunió a todos los niños del colegio y les anunció que: “Aquellos que no llamasen a

la niña por su nuevo nombre, serían expulsados de la escuela.” Así fue como empezó a llamarse Caperucita. En realidad, Yumala, mejor dicho, Caperucita, era una niña… un poquito mala, bueno sí, mala malísima. Tiraba piedras a todo lo que se movía, en especial, a los perros y gatos, y encontraba un placer especial en hacer rabiar a su abuelita que era una dulce viejecita que apenas veía ni oía. La pobre abuela no sabía que hacer para que cambiara de actitud, sobre todo para que no tirara del rabo a su gato Rufo, tan bueno, tan bueno, que, aunque la niña le hacia un sin fin de maldades nunca la arañaba. - ¡Tengo que hacer algo para escarmentar a esta niña! - pensó la abuela. Un día, la mamá de Caperucita le mandó ir a casa de su abuela para hacer unos recados. Por supuesto, dijo que no. Que no iba, que le apetecía más jugar con la Play o ver los dibujos de la tele. Después de un buen rato de rabieta salió de casa dando un portazo. Pero en vez de ir a casa de su abuela se dirigió a casa de su amiga Dakota, que era la única niña que no se reía de su nombre en el colegio, y que vivía cerca de un pequeño bosque a las afueras del pueblo. Caperucita sabía que por el bosque no debía de ir, pues se lo había dicho muchas veces su madre; sin embargo, algo le decía que podía ser divertido. Además, pensó, que así llegaría antes. Cuando iba por la mitad del camino se encon-

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tró con un ser extraño que la asustó muchísimo pues tenía cara de lobo y piernas de persona. Notó que venía hacia ella despacio, abriendo una boca descomunal. Caperucita salió corriendo en dirección contraria y se encontró de nuevo con el mismo ser monstruoso. Estaba tan asustada que no sabía qué hacer y se escondió detrás de unos arbustos. Allí permaneció un rato escondida sin moverse ni hacer ruido. Entonces, como si fuera un milagro, apareció Fermín, un agente forestal muy amigo de su abuela que siempre la regañaba porque tiraba piedras a su perro Aníbal. La niña se sintió a salvo y gritó con todas sus fuerzas. - ¡Socorro, socorro! ¡Fermín, ayúdame! Fermín se acercó a los arbustos y la sacó de entre las ramas. La cara de Caperucita, pálida por el susto, hacía un fuerte contraste con su caperuza roja. -Pero… ¿Qué haces aquí, no sabes que es peligroso adentrarte en el bosque? -dijo el agente con cara de enfado. -Mi mamá me mandó a casa de la abuela, pero yo quería ir con mi amiga Dakota, -dijo la niña. - ¿No sabes que tienes que ir donde te diga tu mamá? Creo Caperucita, que tendré que llevarte a casa, -respondió el forestal. -No, no Fermín, iré a ver a mi abuela, y te prometo que ya no tiraré piedras a Aníbal, contestó Caperucita. -Bueno, pero te acompañaré. Dicen que en el bosque hay seres extraños que asustan a los niños y aunque creo que son fantasías para que no andéis solos por aquí, no dejaré que vayas sola -dijo Fermín. Caperucita iba a decir que ella había visto a esos seres extraños, pero no dijo ni palabra.

Pensó que tal vez, lo que creía haber experimentado, fueran fantasías de su imaginación infantil. No tardaron demasiado en llegar a casa de la abuela que, cuando abrió la puerta, saludó a Fermín con un… - ¡Hola, ya habéis llegado! -como si esperara a los dos. También se dio cuenta que la abuelita guiñaba un ojo al forestal. ¡Qué raro…! Observó que, detrás de la puerta, había algo parecido a un disfraz de lobo, que no había visto antes y sintió una sensación extraña. La abuela pidió a Fermín que le acercara los lentes para ver la hora que era y Rufo empezó a maullar y a olisquear sus piernas, como si oliera algo que no le gustaba. Caperucita o Yumala, como queráis llamarla, miraba a los dos, con los ojos muy abiertos, mientras reflexionaba: “Las personas mayores, algunas veces, hacen cosas muy extrañas. Pero…después de lo que creo haber visto en el bosque, quizá sea mejor no tirar del rabo a Rufo ni piedras a Aníbal, y además… ¡tendré que tener cuidado con las amistades de mi abuelita! "

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MITOLOGÍA

NINFAS

E

Águeda n la mitología griega, una ninfa es una deidad menor femenina típicamente asociada a un lugar

natural concreto, como puede ser un manantial, un arroyo, un monte o una arboleda. Se les aplicaba el título de olímpicas, y se decía que eran convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y que eran hijas de Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se repre-

sentan en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman, cantan y bailan. Clasificación.-

agua dulce, ya sea de ríos, lagos, arroyos o

Las ninfas de la primera clase deben ser de

pozos, son también designadas por el nombre

nuevo divididas en varias especies, según las

general de Náyades, aunque tengan además

diferentes partes de la naturaleza de las que

sus nombres específicos, como Creneas,

sean representativas.

Pegeas, Limnátides. Incluso los ríos de las re-

Ninfas del elemento acuático: Deben men-

giones inferiores (el Inframundo) se describen

cionarse primero a las ninfas del océano, las

con sus ninfas, de ahí las Nymphae infernae

Oceánidas; o ninfas marinas, que son consi-

paludis (‘ninfas del pantano infernal’) y las

deradas hijas de Océano, y a continuación a

Avernales. Muchas de estas ninfas presidían

las ninfas del Mediterráneo o del mar inte-

sobre las aguas o las fuentes, creyéndose que

rior, que son consideradas hijas de Nereo, por

inspiraban a quienes bebían de ellas, por lo

lo que son llamadas Nereidas. Los ríos eran

que se pensaba que las propias ninfas esta-

representados por las Potámides, quienes,

ban dotadas de poderes proféticos u oracula-

como divinidades locales, eran bautizadas

res y los inspiraban a los hombres, otorgán-

según sus ríos como Aqueloides, Anígrides,

doles así el don de la poesía. Los adivinos o

Amnisíades o Pactólides. Pero las ninfas del

sacerdotes inspirados eran por esto llamados

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MITOLOGÍA a veces ninfileptos. Sus poderes, sin embargo,

cualquier árbol silvestre que crece majestuo-

varían con los de la fuente sobre la que presi-

so. Las ninfas de los árboles frutales eran lla-

den, considerándose así que algunas tenían el

madas Mélides, Melíades, Epimélides o Ha-

poder de devolver la salud a las personas en-

mamélides. Parecen ser de origen arcadio y

fermas, y como el agua es necesaria para ali-

nunca aparecen junto con los grandes dioses.

mentar a la vegetación así como a todos los

Connotaciones sexuales

seres vivos, las ninfas acuáticas (Hidríades,)

Debido a la representación de las ninfas mito-

eran también adoradas junto con Dionisio y

lógicas como seres femeninos que mantienen

Deméter como dadoras de vida y bendición a

relaciones con hombres y mujeres a voluntad,

todas las criaturas, y este atributo es expresa-

y completamente fuera del dominio mascu-

do por una variedad de epítetos, tales como

lino, el término se aplica a menudo a quienes

‘nomias’ ‘curótrofas’ y otros. Como su in-

presentan una conducta parecida.

fluencia era de esta forma ejercida sobre to-

El término «ninfomanía» fue creado por la

das las secciones de la naturaleza, aparecen

psicología moderna para aludir al «deseo de

con frecuencia relacionadas con divinidades

mantener relaciones sexuales a un nivel lo

superiores, como por ejemplo con Apolo, el

suficientemente alto como para considerarse

dios profético y protector de las manadas y

clínicamente relevante». Debido al uso gene-

rebaños; con Artemisa, la cazadora y protec-

ralizado del término por parte de profanos y

tora del juego, pues ella misma fue original-

a los estereotipos asociados a él, los profesio-

mente una ninfa arcadia; con Hermes, el fruc-

nales prefieren actualmente el término

tífero dios de los rebaños; con Dioniso y con

«hipersexualidad», que además puede apli-

Pan, los Silenios y los Sátiros, a quienes se

carse tanto a hombres como a mujeres.

unían en deleites y bailes báquicos.

La palabra «nínfula» se usa para aludir a una

Ninfas de las montañas y grutas, llamadas

muchacha sexualmente precoz. Este término

Oréades y Orodemníades, pero a veces tam-

fue popularizado por la novela Lolita de Vladi-

bién por nombres derivados de las montañas

mir Nabokov. El protagonista, Humbert, usa

concretas que habitaban, como Citerónides,

la palabra incontables veces, normalmente

Pelíades, Coricias, etc.

en alusión a Lolita.

Ninfas de los bosques, arboledas y praderas, donde se creía que a veces se aparecían y asustaban a los viajeros solitarios. Eran designadas por los nombres Alseides, Auloníades y Napeas. Ninfas de los árboles, de las que se creía que morían junto con los árboles en los que vivían y con los que habían llegado a existir. Eran llamadas Dríades, Hamadríades o Adríades, que significa no sólo ‘roble’ sino también ÁGORA-ESCORIAL

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