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El despertar
La educación tiene rostro de mujer: Maestra Elena Torres Cuellar
el desPertar
De una familia de trabajadores de la mina avecindada en el mineral de Mellado nació, en 1893,1 quien llevaría por nombre Elena Torres Cuellar. Su infancia la pasó imbuida en el bucólico ambiente de la serranía guanajuatense, donde dominaba una exuberante vegetación nativa; casahuates, huizaches, pirules, uno que otro maguey y órganos, que en época de septiembre se colmaban de garambullos. Otro elemento distintivo del paisaje era la infraestructura minera: el impresionante terraplén de la mina de San Juan de Rayas, sus galerones y chacuacos, así como su sorprendente tiro y patio de labores, que desde la cañada aún se ve como una fortaleza amurallada, pero que en verdad fue la solución para dotar a los trabajadores de patio de una terraza artificial, para que tuvieran dónde efectuar sus actividades. El paisaje minero del pueblo de Mellado y Rayas y las casuchas que bordeaban
1 No queda claro cuál es la fecha de nacimiento de la maestra Elena Torres, pues mientras la familia tiene como fecha el 5 de noviembre, en la documentación oficial, como el registro de personal de la Secretaría de Educación Pública, tienen 23 de junio del mismo año. Se hizo la búsqueda de la partida bautismal en las parroquias de Guanajuato,
Marfil y la Luz y no se localizó el registro de nacimiento.

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el río hasta llegar a las haciendas de San Luisito, Duran y Luna fueron el telón de fondo en el que creció Elena Torres Cuellar. La vida de un mineral no fue muy movida, pero a una niña inquieta como ella no le impidió acercarse a la educación, por lo que, como otros niños de la época, acudió a las escuelas de la cabecera municipal. La pequeña Elena pasó su primera infancia muy apegada a la familia paterna. Don Macedonio Torres, su abuelo, en aquel entonces era el encargado de la mina La Aparecida, de ahí que Elena conociera de primera mano las condiciones laborales de los trabajadores en las minas –ya fueran los de patio, mujeres, hombres o niños, que se dedicaban a la selección del metal en piedra– y que viera, ya al caer la tarde, cómo salían todos tiznados los operadores de túnel, quienes habían estado al menos doce horas en el subsuelo, barrenando o ademando en las entrañas de la tierra. Entre los datos biográficos de Elena Torres cabe resaltar que fue de las primeras mujeres aceptadas para estudiar en el antiguo Colegio del Estado, hoy Universidad de Guanajuato. No se ha encontrado información oficial al respecto, pero se sabe que en aquella época no había tanto cuidado en el aspecto curricular, por lo que no podemos descartar que haya tomado cursos completos en el Colegio. Con la Revolución se trastocó la vida de todos los mexicanos, aunque para Guanajuato fueron tardíos los estragos, producto de esta coyuntura histórica. Para 1911 apenas en el mes de abril habría un primer levantamiento armado en el Mineral de la Luz, que fue sofocado y su líder, profesor y general José Cándido Navarro Serrano, fue obligado a replegarse en su centro de operaciones, el Hotel Central de Silao; una efímera campaña cuya presencia se sintió por meses y que, para la firma de los Tratados de Ciudad Juárez, poco o nada había impactado de forma sustancial en la vida de la capital de Guanajuato. Lo que sí sucedió fue que la señorita Torres dejó el Colegio del Estado en 1912, para iniciarse en el magisterio al recibir su nombramiento como directora de la escuela para niñas del mineral de Santa Ana, perteneciente al distrito de Guanajuato; contaba apenas con 17 años de edad. Para junio de 1915, Torres Cuellar recibió un nombramiento:

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El ciudadano José Ziurob,2 Gobernador y Comandante Militar del Estado, teniendo en cuenta las aptitudes y demás circunstancias que Ud. Concurren, ha tenido a bien nombrar la directora de la Escuela Oficial de niñas denominada ‘Aquiles Serdán’, antes Colegio Guadalupano; con la dotación que a ese empleo señala el presupuesto de ingresos vigentes. Constitución y Reforma. Silao 1 de junio de 1915.
(Rúbrica).
Durante esta época, en el reconocimiento que hizo la Secretaría de la Defensa Nacional, el expresidente Adolfo de la Huerta expresó, como veterano de la Revolución mexicana, que Elena Torres también se había desempeñado como secretaria particular del gobernador José Siurob, lo cual le daba los méritos suficientes para ser merecedora del galardón de los blasones militares, por haber tenido un papel destacado en la guerra. El 16 de junio del mismo año, Torres tomó posesión de su cargo y nombró ayudantes –primera, segunda, tercera y cuarta– de dicho plantel a las señoritas Josefa Becerril, Refugio Vázquez, Catalina Oñate y Carmen García. Para el 31 de mayo de 1916, fue invitada a la primera junta de profesores de la Escuela de Obreros de la Ciudad de Guanajuato, que tenía por objetivo formar el plan de estudios y acordar los demás asuntos relativos a dicho plantel. La junta se efectuó en la Confederación de Obreros Guanajuatenses; la invitación está firmada por el secretario general de Gobierno, licenciado Jesús López Lira. La brillante y meteórica trayectoria que llevaba en el magisterio y su cercanía a temas de impacto social le consiguieron a la maestra, el 15 de julio de 1917, una invitación para trabajar en Yucatán, donde recibió el nombramiento con el carácter de profesora interina de la Ciudad Escolar de los Mayas, con la asignación mensual de 300 pesos oro nacional. El nombramiento lo oficializó el gobernador del Estado de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto. En esa oportunidad conoció, entre otros, al general Adolfo de la Huerta y al joven abogado Manuel Gómez Morín, con quien entabló una larga amistad; personajes que serían presencias importantes a lo largo de su vida profesional y personal. Una década después, en 1927, la maestra Torres tendría una siguiente cola-
2 N. del E. El nombre correcto es Siurob.
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boración con el licenciado Gómez Morín, con quien analizaría un plan para presentar a la Asociación Cristiana Femenina. Este modelo, propuesto por Elena Torres, estaba basado en la extensión en las vecindades, a manera de articular bases políticas y llamar a la vida pública a las mujeres, tratando de continuar las estructuras heredadas de la guerra cristera. El esquema no sería tomado en cuenta por la Asociación, que decidiría proceder de otra forma, sin embargo, esta sería una de muchas colaboraciones entre ambos personajes. Aparte de llevar con mucha responsabilidad su trabajo en las misiones culturales, encomienda de José Vasconcelos, durante su estancia en el sur inició una labor donde la conciencia de género estuvo en su agenda personal. El antecedente de todo esto fue, sin duda, el Primer Congreso Feminista de 1916 en Yucatán; ella, como mujer consciente de su tiempo, se ligó a este movimiento. Para los años de 1919 y 1920, junto con otras mujeres fundó el Consejo Feminista Mexicano que, entre otros objetivos, tenía el del sufragio femenino en México. También fue de las creadoras de la Asociación Panamericana para el Progreso en su capítulo mexicano y, escalando estos esfuerzos, para 1923 organizó la Primera Convención Nacional de Mujeres. En 1921, siendo secretario de Educación Pública el licenciado José Vasconcelos, Torres Cuellar formó parte del equipo reunido con el fin de restaurar la Secretaría de Educación Pública y Bellas Artes. La maestra desempeñó el cargo de secretaria de la Escuela Nacional de Enseñanza Doméstica, puesto desde el cual organizó y dirigió personalmente el Servicio de Desayunos Escolares, antecedente de lo que, durante el gobierno de licenciado Adolfo López Mateos, se denominó Instituto de Protección a la Infancia (INPI). La señorita Torres fue un factor determinante en la creación del INPI, pues había conocido al licenciado Adolfo López Mateos durante la campaña política a la Presidencia de la República. Desde su puesto de la Secretaría de Educación, Torres le pidió que apoyara el proyecto en favor de los escolares de escasos recursos; el presidente López Mateos aceptó y así fue como nació el Instituto de Protección a la Infancia. El interés de la maestra Torres por los problemas de la educación data del inicio de su carrera, de ello es prueba su actividad en 1923, cuando organizó y dirigió la Misión Experimental Rural que operó en el estado de Morelos, patrocinada por don Ramón P. Denegri, entonces secretario de Agricultura y Fomento. Para tal efecto re-
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cibió el nombramiento de propagandista de aprovechamiento de ejidos. Este trabajo despertó el interés de organizaciones norteamericanas, lo que le valió ser becada por el Instituto Internacional y The World´s Peace Foundation para ir, en 1924, a estudiar a la Universidad de Columbia, Nueva York, logrando la especialidad en Educación Rural, estudio que reencausó su quehacer magisterial. Ya para 1926, y siendo para ese momento subsecretario de Educación el doctor en Ciencias de la Educación, Moisés Sáenz, amigo personal de la maestra muchos años atrás, ésta recibió la invitación para organizar los seis primeros grupos misioneros encargados de promover un sistema de educación rural; actividad que más tarde devino en el Departamento de Educación Rural y la Dirección de Misiones Culturales. Una experiencia acumulada de muchos años atrás, desde su formación en las afueras de Guanajuato como profesora rural en el Mineral de la Luz, y su aprendizaje en el sur mexicano le permitieron tener un posicionamiento informado del fenómeno educativo, que quedaría plasmado en sendas ponencias, así como en la promoción de un modelo educativo ex profeso para los niños del campo.
[…]En consecuencia si se han de viabilizar los Talleres de Talabartería en las comunidades indígenas, conviene que los Internados Indígenas hagan una labor profunda y amplia en el sentido de que el indio aproveche en su propio beneficio muchas de las conquistas de la civilización que se relacionó estrechamente con la vida del campo; por ejemplo: conviene entre otras muchas cosas, que la escuela introduzca en las comunidades indígenas los animales de tiro, de silla y de tracción para que ayuden al indio en sus faenas y mejorar y ennoblecer su vida.
[…] Como consecuencia de esta labor y de esta acción de penetración del Internado Indígena tendremos en breve tiempo al indio prefiriendo los objetos de talabartería a los de ixtle, en muchos casos; sobre todo en aquellos en que él se vé obligado a soportar grandes cargas con una cuerda de ixtle, que le lastima, manos, hombros y espalda y todas aquellas partes de su cuerpo que se ponen en contacto con el lazo; veremos al indio cuidando sus animales de trabajo y evitando, hasta donde le sea posible las terribles rozaduras que causan al campo de los animales las ligaduras con lazos y reatas.3
3 Programa para los Internados Indígenas, Elena Torres Cuellar, (mecanuscrito sin fecha), Archivo Universidad
Iberoamericana.
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Se revela un afán de incidir desde la educación en la vida cotidiana del grupo al que se refiere, en este caso el indígena; hacerlo parte del desarrollo y que desde el aula se convirtiera en epicentro del progreso y de las mejoras en sus condiciones de vida.
El desarrollo profesional de Torres Cuellar le dio la óptica para pensar en una educación especializada para diferentes gremios y oficios, pero, al mismo tiempo, para grupos sociales focalizados; preveía que la infancia debía ser sacada de su medio para recibir la educación y que ahí aprendiera las letras y números a la vez que un oficio. Esta visión quedó en los documentos de su archivo personal, donde está el perfil educativo de los niños, hijos de talabarteros. En un periódico chileno, una nota respectiva a la conferencia sobre educación en la que la maestra fue delegada de México, en su carácter de experta en educación, señala que:
[…] la situación del niño campesino es en la mayoría de los casos muy desmedrada, por lo tanto, hay que buscar en la educación el problema de la vida, y tratar de resolverlo. Otro aspecto de enorme importancia en esta enseñanza es aquel que busca la manera de despertar en el pueblo el interés por su propia instrucción.4
En esa publicación se le reconoció como educacionista mexicana y delegada de México para la Conferencia Interamericana de Educación, realizada en Santiago de Chile. Así mismo, en una publicación de Costa Rica se dijo que el Ministerio de Instrucción de México designó a la profesora Elena Torres como observadora de la conferencia y que se hizo todo lo necesario para que desempeñara sus respectivas funciones. Sobre un tema similar, en 1942, refiere el Archivo de la Secretaría de Relaciones, obra un expediente sobre la Conferencia de Educación de Centroamérica que se realizó en Costa Rica. Por lo que se pude entrever en los documentos, uno de los objetivos de la mencionada reunión fue la unificación de los planes de estudio en América Latina; se convocó a los ministros o secretarios de Educación de los diferentes países hispanohablantes de este continente, así como a expertos de cada nación para que dieran su punto de vista en diversos países.
4 Periódico Las Últimas Noticias, 1 de septiembre s/a, Archivo Universidad Iberoamericana.
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Después de varios meses de intercambio de cartas y oficios con Elena Torres Cuellar, el director general de Asuntos Políticos y del Servicio Diplomático, Ernesto Hidalgo,5 quien había llevado desde 1939 paso a paso el tema de la Conferencia, determinó que fuera la profesora, guanajuatense como él, quien representara a México en dicha conferencia como observadora. En un oficio fechado el 23 de abril de 1942 se dice:
Por su atento oficio sin número, de 15 del presente, quedó enterada esta Secretaría de que la de su digno cargo se sirvió designar a la señorita Profesora Elena Torres para que asista, como observadora de México, a la proyectada Conferencia Centroamericana, sobre unificación de Planes de Enseñanza.
Esta Secretaría se complacerá en atender a la mencionada señorita Profesora en todo lo que necesite para cumplir su misión, pero me permito manifestar a usted que en mi oficio 55900, de 18 de este mismo mes, se informó a la de su digno cargo que aún no han sido fijados ni fecha ni lugar de la Conferencia de que se trata.6
La experiencia sobre planes de estudios le venía de su quehacer en aula y de las diferentes responsabilidades que asumía, tanto en la oficina como en la observación directa, incluso en las escuelas normales; pero también de sus estudios en la Universidad de Columbia, donde sacó gran provecho y compartió sus conocimientos al escribir, en la revista El Maestro Rural, artículos de divulgación sobre ciencia de la nutrición, que posteriormente dieron origen al Instituto de Nutriología. Dichos conocimientos le valieron que de 1926 a 1936 perteneciera al Cuerpo Técnico de Educación Rural, con el cargo de secretaria. En el año de 1936, durante el gobierno del general Lázaro Cárdenas, se realizó en la Ciudad de México el Tercer Congreso Panamericano de Educación, en el cual la maestra Torres presentó una exposición
5 Ernesto Hidalgo fue un reportero y político guanajuatense, quien se desempeñó como gobernador de Guanajuato de 1943 a 1946. Antes de esta responsabilidad había laborado en la Secretaría de Relaciones Exteriores, por lo que le tocó la recepción de los expatriados españoles, así como de los colonos polacos que se avecindaron en León.
6 23 de julio de 1942, Archivo Secretaría de Relaciones Exteriores.
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de libros de texto y de material escolar y didáctico, tras haber logrado el apoyo de todas las embajadas y legaciones de América, que aportaron gran cantidad de libros. Durante este tiempo tuvo problemas en la Secretaría de Educación Pública, en especial con el secretario de aquel entonces, por lo que debió manejar un perfil bajo. En este sentido quedó clara su postura en diferentes cartas dirigidas al personal de la secretaría, nunca al secretario directamente, y donde a cada momento la maestra Torres ensalzó su esfuerzo por fundar y consolidar el proyecto de la propia Secretaría de Educación, así como las diferentes responsabilidades que había desempeñado dentro de esa dependencia hasta la fecha. La desavenencia con el secretario de educación, Narciso Bassols, fue producto de una política pública en donde la Secretaría, con apoyo del Consejo de Educación le otorgó la categoría de sabios a una serie de intelectuales de diferentes áreas del conocimiento. Por tal motivo, y como era cotidiano, la maestra Elena escribió una columna, en este caso para la revista La voz del Ágora, en la que emitió su opinión en los siguientes términos:
[Para La Voz del Ágora]
En torno de unas declaraciones [del secretario de educación pública Lic. Narciso Bassol7 .
El Diario de la mañana, nos informa que los sabios mexicanos van a tener un sitio de primera. Por lo que sabemos, lo que de verdad han sido sabios, siempre lo han tenido, muchas veces después de muertos; pero lo han ocupado con honra.
Nos alarma las declaraciones del señor secretario de Educación, porque tratándose de designaciones oficiales la cosa puede resultar tan estéril como EL CONSEJO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y LA INVESTIGACIÓN CIENTIFICA. Lo que en realidad debe hacer el gobierno de la república es dar facilidades, subvenciones y hasta pensiones vitalicias, pero de ninguna manera hacer designaciones.
Un sabio puede o no dar conferencias y eso de imponerle, la tarea de hablar, como si se tratara de un locutor de radio, constituye un atentado. El verdadero sabio, cuando se
7 N del E. El nombre correcto es Bassols.
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entrega a un experimento o a una investigación no pide otra cosa que lo dejen en paz y no lo interrumpan con impertinencias.
La tarea de divulgación pueden hacerla personas informadas, pero que no entran en la categoría de sabias.
Si se dan nombramientos oficiales de sabios y se les señala a éstos tarea de conferencias, los mejores y más estudiosos van a declinar el honor de semejante nombramiento oficial.
Elena Torres8
Este recorte de artículo fue fotocopiado y grapado con la nota siguiente:
Lic. Manuel Gómez Morín
Estimado Manuel Pasé a dejar esta copia. Usted tiene medios de hacer que se hable mucho en contra de este disparate.
Atentamente (firma)9 Como puede leerse, sin utilizar conceptos inapropiados, Elena Torres confrontó una particular forma de entender la intelectualidad y el reconocimiento a ésta, así como la visión de la Secretaría de Educación Pública, de tal manera que esto trajo consecuencias negativas a la permanencia laboral de la profesora dentro de dicha institución. De todos estos momentos la maestra fue dando cuenta al licenciado Manuel Gómez Morín, a cuya oficina enviaba transcripciones de cartas y oficios que escribía al señor secretario y que dejaban ver la ríspida relación que había entre ellos desde que se conocieron. Quizá por esa misma relación tensa entre la Secretaría y la maestra es que la enviaron a hacer un diagnóstico de algunas escuelas normales de las zonas rurales de México; la transcripción de una carta al respecto se localizó en el archivo personal del licenciado Manuel Gómez Morín:
8 Manuscrito.
9 Fotocopia de artículo y nota manuscrita sin fecha.
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México D. F. 21 de abril de 1932
Elena Torres Cuellar P R E S E N T E
Se le pide a la maestra instrucciones de parte de la Dirección de Misiones Culturales para que se traslade a las Escuelas Normales Rurales que dependen de la Secretaría de Educación a fin de practicar en cada uno de esos planteles un estudio encaminado a proporcionar a la secretaría sus ideas y opiniones sobre la forma en que funciona.
Según le indiqué verbalmente, me propongo dejar a usted en amplia libertad para que sin cuestionario determinado que marque los objetivos de su estudio, condense todas sus observaciones sobre las Escuelas Normales Rurales y me las dé a conocer. Mi propósito es el de complementar con los puntos de vista de usted, el estudio que la Comisión Técnica Consultiva y algunas otras personas van a llevar a cabo sobre las escuelas normales con criterios diferentes al de usted. Busco conocer las condiciones de organización pedagógica que a juicio de usted guarden las Escuelas y la eficacia de su organización en relación con los fines que persiguen y que consisten en la preparación de los futuros maestros rurales. Igualmente me interesa tener conocimiento de los problemas que suscite la educación en las Escuelas Normales Rurales. Necesidades que haya que tomar en cuenta en este capítulo, dentro de un programa de organización de los planteles.
Por lo tanto, de una manera general, ruego a usted estudie –viviendo en cada escuela no menos de ocho días– los caracteres generales del plantel, anotando todas las observaciones que a su juicio deban ser conocidas por la Secretaría, para poner remedio a deficiencias o para satisfacer necesidades planteadas por el funcionamiento actual de las escuelas.
La amplitud de las observaciones de usted queda igualmente indeterminada y sujeta a su criterio.
(Firmado por RAMOS)10
10 21 de abril de 1932, Archivo Manuel Gómez Morín.
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Para este momento, la maestra aplicó al máximo sus conocimientos en educación rural y acerca de la formación de futuros profesores rurales, mas no dejaba de ser un exilio el mantenerla lejos de la capital y de las oficinas centrales de la Secretaría de Educación, sin un tiempo determinado para la conclusión del diagnóstico y la aplicación; de ahí que se pudiera pensar que su relación con el secretario de Educación haya mediado un poco en la instrucción de comisionarla fuera de la Ciudad de México. En un tema relacionado, la maestra escribió una carta al licenciado Gómez Morín, donde le invitaba a una especie de tertulia con personajes cercanos de la Secretaría de Educación, pero también de otros ámbitos culturales, como el caso de la maestra Eulalia Guzmán; la idea era una reunión donde pudiera aprovechar el licenciado algunos proyectos de interés para ambos:
Dic. 21 de 1933
Manuel: Después de nuestra conversación seguí pensando en su plan en relación con nuestras actividades rurales, sin consultarlo di hoy mismo algunos, pero que creo necesario para asegurar la simpatía y la cooperación de parte del Jefe del Departamento [de educación rural] ([el profesor] Aron Sáenz).
Hoy hablé con él y le dije si quiere venir a comer a mi casa el lunes o martes de la semana próximo para hacer que ustedes se conozcan y acerquen. Creo que se harán buenos amigos. Él es muy buena persona, tiene ideales, yo lo conozco desde 1917, también él fue con Alvarado a Yucatán en el mismo tiempo que yo lo hice.
¿Quiere decirme si está contento con el plan? Mena está dispuesto a reunirse el día que yo le diga. Trataré también a Eulalia para que tratemos de asegurar la cooperación de ellos en todo lo que sea posible y necesario.
Le escribo estas líneas para que piense si tantea el terreno antes de hablar con B para ver si puede asegurarse por cuenta del Departamento lo indispensable para los gastos de las personas que tengan que hacer un viaje.
Elena Torres
(Firma)11
11 Reproducción de carta, 14 de febrero de 1945, Archivo Manuel Gómez Morín.
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Así pues, la maestra, a pesar de los problemas propios que tuvo con el secretario, no dejó de apoyar al licenciado Gómez Morín y fue de las primeras en felicitarlo una vez que fue nombrado rector de la Universidad Nacional. El 3 de octubre de ese 1933, la maestra Elena envió una carta en la que felicitaba al licenciado por su nuevo nombramiento, bajo la idea de que con esa designación podrían, como equipo, llevar a efecto diferentes planes para la educación superior, pero que debían ser previstos desde la educación básica, además de otros proyectos en los que podrían seguir colaborando estrechamente. Hasta el año de 1945 continuó con su trabajo con el Cuerpo Técnico de Educación Rural, en el que había una atmósfera muy tensa por la destacada participación que la maestra tenía en foros internacionales, por lo que debió escribir al subsecretario de Educación en los siguientes términos:
México a 14 de febrero de 1945
Señor General e Ingeniero Tomás Sánchez Hernández, Subsecretario de Educación Pública y Bellas Artes. Presente
Muy Señor mío: En espera de una entrevista personal que sus ocupaciones urgentes no le han permitido concederme, me veo en el caso de dirigirle estas líneas.
La forma en que llegó usted a la Secretaría de Educación, el gran cariño y trabajo que ha puesto en esta institución unidos a los antecedentes que me dieron de su caballerosidad y de su cultura, me colocaron ante usted en actitud de simpatía. Traté de ahorrarle algunos tropiezos que son inevitables cuando se llega a un ambiente desconocido.
Todo el año pasado desempeñé diversas comisiones y trabajos que usted me confía. Tengo la paz interior de haber cumplido cabalmente en todos los casos y de haber hecho honor a la confianza personal que pensó en mí en ocasiones tan difíciles como en la Escuela, donde hice mi parte en perfecta armonía con las personas con quienes fui designada.
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Ignoro los motivos del cambio suyo, radical y brusco; conozco parte de los hechos y por eso doy este paso. Las intrigas, si las hay, son como todo aquello que es destructivo y sucio, fuera del asco que producen y del deseo de alejarse pronto de tales ambientes, son cosas que no tienen mayor importancia y que el tiempo aclara.
Ahora bien, yo tengo el sentido del honor y de la dignidad personal y afortunadamente para esto no hay más que una salida posible. Yo hice honor a su confianza y dejé en su poder algunas cosas inéditas: un volumen en tamaño carta, forrado en percalina guinda que contiene los antecedentes del trabajo inicial de las Misiones Culturales. Mucho de esos papeles son documentos originales: un nombramiento del Secretaría de Agricultura y Fomento para mí. Oficios y telegramas del departamento de salubridad y de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo. Le expliqué a usted que hacía tiempo algunas personas se interesaban en obtenerlos y que a nadie se los había confiado. Ahora le suplico se sirva devolverme esos papeles. Hay además un curso de historia de educación preescolar dado por mí en la Universidad Nacional.12 La traducción de un libro para cuya edición ya tengo la autorización del autor. Una serie de siluetas originales y de las cuales se publicó una dedicada a usted. Entre los libros hay uno fundamental relacionado con psicología.
Mis asuntos personales están como sigue: tengo nombramiento A.-4982130 y corresponde a la Dirección General que está confiada al Señor Profesor Lucas Ortiz. A usted mejor que a nadie le consta que no he tenido ninguna situación de privilegio, antes bien, mi recompensa ha consistido en una serie de dificultades, unas allí mismo y otras de orden completamente privado. De cualquier manera, en el mes de diciembre próximo pasado tuve que hacer un compromiso por la cantidad de $1,100.00 con la dirección general de pensiones civiles. Le doy a usted estos datos para que disponga en relación con la plaza que actualmente disfruto, unas veces como interinato y últimamente en propiedad desde que los titulares anteriores acordaron el cese del personal técnico.
12 Desde el año de 1933, cuando el licenciado Manuel Gómez Morín asumió el cargo de rector de la Universidad
Nacional, la maestra Torres colaboró como docente en dicha institución, según se puede ver en sus documentos personales (Fondo Elena Torres IBERO).

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Por ahora mi intención es dedicarme a actividades comerciales, mucho más inocentes para ganar la vida que los problemas educacionales. Comienzo una nueva forma de trabajo y necesito dedicar el tiempo para hacer las relaciones necesarias.
Pienso que esta carta resolverá cualquier problema que tenga usted en relación con mi persona, ya que no hay ninguna constancia oficial de comisión para desempeñar los trabajos que desarrollé cerca de usted.
Muy atentamente
Elena Torres
Esta carta se encuentra en el archivo personal del licenciado Manuel Gómez Morín, dejando constancia de cada una de las gestiones que efectuaba la maestra ante, en este caso, la Secretaría de Educación Pública, para las que pedía consejo al licenciado, de tal suerte que su relación vendría a estrecharse con el tiempo, incluso para atender temas de carácter personal, como la venta de su casa y situaciones familiares.
Noviembre 3 de 1948 Abasolo 76 Coyoacán
Muy estimado y fino amigo Con su grata de 13 de octubre pasado, tengo que agradecerle el envío de la constancia de la Sra. Vda de Trillo.
Tengo que dar fin a mi descaso, también terminé de dar la documentación que consideré pertinente para personas que la usen bien.
Con toda calma e imparcialidad he visto las condiciones sociales de México. Primero que el problema fundamental en la vida cívica es de orden, honradez, y justicia. Personalmente he llegado a la conclusión de que no puedo trabajar con el gobierno y también veo que es difícil hacerlo con instituciones privadas. Claro que me refiero exclusivamente a las actividades que han llenado mi vida y no a las de otra índole, cuyo objeto exclusivo es ganar un salario. Bien recuerdo que usted me dijo que antes de vender mi casa se lo dijera y ahora necesito hacerlo.

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El terreno mide 17.5 X 20 met. el frente y al oriente y las piezas interiores recibe el sol del sur. El servicio de agua es absoluto y no falta a ninguna hora del día o de la noche.
La casa puede quedar bonita con algunas reparaciones, pero no hago ilusiones y me conformo con que la compren como terreno y éste lo han vendido entre $45.00 y $50.00 el metro cuadrado.
El adoquinamiento llega a la esquina y se puede llegar en auto, además pronto llegarán por este rumbo el camino más directo de la ciudad a la Villa por la Calzada del Niño Perdido.
En suma, si algún amigo o cliente suyo se interesa, me gustaría hacer pronto la operación.
Gracias por todo y como siempre mis mejores deseos, afecto y estimación.
(Rubrica)13 Con misivas como estas nos podemos dar cuenta del nivel de confianza entre ambos personajes, de su cercanía y la coincidencia de ideas, objetivos y miras. En un primer momento fue la maestra quien brindó apoyo al joven abogado y ahora, en el ocaso de su vida, era Gómez Morín quien apoyaba a la amiga. No se escapa en la misiva el tema de México, cuestión que a ambos, desde su ámbito de acción, les preocupaba y ocupaba, y que era parte de los asuntos que cotidianamente trataban. Acerca de la venta de su casa, en la respuesta que el licenciado Gómez Morín dio el 5 de noviembre le pedía que recapacitara y no vendiera todavía la propiedad, más aún, se ofrecía a apoyarla en lo que ella necesitara. En el tema político, sin militar la maestra Torres Cuellar en Acción Nacional, sí era de las lectoras de algunas iniciativas; así quedó constancia en una carta que dirigió a Manuel Gómez Morín en la que le dijo: “Terminé de leer las iniciativas presentadas por A. N. [Acción Nacional] hoy envío por su conducto una carta a sus diputados”.14
13 Carta del 3 de octubre de 1948, Archivo Manuel Gómez Morín.
14 Carta 21 de enero de 1948, Archivo Manuel Gómez Morín.



La educación tiene rostro de mujer: Maestra Elena Torres Cuellar

También sobre temas del Partido Acción Nacional habla la maestra de la inclusión de las mujeres en el mismo, en los siguientes términos:
Primero, que, como partido político, no debe estructurarse un ‘sector femenil’ técnico, educativo sí. Uno para hombres y otro para mujeres y eso porque es menos de los hombres de defensa y la constitución en manos de las mujeres la conservación y el orden, pero por igual la seguridad, el bienestar y la educación cívica.
Recuerde [le dice a Manuel Gómez Morín] que 1929 tomaron de nosotros [las mujeres] cuando el vasconselismo aquello de “sector femenil” la experiencia me enseño entonces que los hombres desertan en los momentos apurados y sobre mí cayó cerca de Vista y de Calixto Maldonado una responsabilidad que el secretario tuvo no quiso asumir.
[…] espero que no haremos nunca “sector femenino”. Me parece, por todos motivos un trabajo sin estas divisiones. La tarea es común y el reparto en ella de atenciones concretas, debe hacerse según capacidades y posibilidades. Hacer un sector femenino y pretender que en él se dupliquen; pero exclusivamente para las mujeres, las labores generales, es a mi juicio un error. Hay una tarea de cultura y formación ciudadana que se debe asumir15 .
15 8 de mayo de 1948, Archivo Manuel Gómez Morín.
