Revista 3 completa

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helenos, que formaban parte de su “paideia”, se plantearan preguntas sobre los comienzos de las cosas y seres existentes; son los “físicos”, los que indagan sobre la “naturaleza” de la realidad. En los primeros textos (fragmentos) de estos “sabios” (sofoi)8 y de los primeros “investigadores” (historiadores) se incorporaron máximas, sentencias, pensamientos y estilos de redacción que se encontraban en los grandes poemas de Homero y de Hesiodo. Estos buscadores de la verdad (alétheia), que hacen preguntas sobre el mundo físico, también indagan sobre los comienzos de sus ciudades, de sus instituciones, de sus familias e incluso de otros pueblos y regiones poco conocidas. Son los genealogistas, los logógrafos y logopoios, que ya Heródoto de Halicarnaso y Tucídides de Atenas (los dos del siglo V a.C.) los mencionaron. En especial, Heródoto se refiere a uno de ellos, Hecateo de Mileto, calificándolo de “hacedor de cuentos, de relatos”. En sus “Historias”9 encontramos varias menciones de este investigador que escribía en prosa; sin duda que Heródoto consideró a Hecateo de Mileto digno de ser mencionado en su obra, sea para citarlo en forma resumida o para contradecirlo en sus afirmaciones. En el libro II (Euterpe), 143, escribió que Hecateo en su viaje a Egipto habría dicho, ante los sacerdotes, que su antepasado número 16 habría sido una divinidad. Los sacerdotes le habrían contestado que su afirmación era imposible, puesto que entre ellos no había ocurrido la relación de un dios con un mortal en 345 generaciones. En el libro V (Terpsícore), 36 y 125, Heródoto narra que Hecateo se opuso en un principio a la sublevación jónica, en contra de los persas, que encabezaba Aristágoras; como no fue oído, recomendó que los jónicos construyesen una flota para dominar el mar; los recursos económicos saldrían de los tesoros que se encontraban en el santuario de los Bráquidas (de Apolo), pero tampoco su propuesta fue acogida. En medio de la guerra de los jonios contra los persas, Aristágoras, tirano de Mileto, previendo la caída de Mileto, propuso trasladarse a Cerdeña o a Mircino. El parecer de Hecateo fue que se levantara una fortaleza en la isla de Lero “y se estuviesen quietos”. Escribe Heródoto que el tirano de Mileto partió a Mircino, pero que fue derrotado por los tracios, perdiendo la vida10. Por último, en el libro VI (Erato), 137, Heródoto hizo prácticamente una cita de un texto de Hecateo, explicando por qué los pelasgos habían sido arrojados injustamente del sector que los atenienses les habían dado en pago de la construcción del muro que habían hecho alrededor de la acrópolis. Como los pelasgos habían cultivado con gran éxito estas tierras, antes estériles, los atenienses, envidiosos, los arrojaron de sus tierras. Por supuesto, que Heródoto da también las razones que tuvieron los atenienses para expulsarlos; los pelasgos habrían tramado un ataque contra los atenienses y al ser sorprendidos en este criminal plan fueron arrojados de estas tierras.

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Heródoto usa la palabra “lógioi” para sabios, doctos (I, 1). Histories. Texto bilingüe. Traducción de Ph. E. Legrand. Collection des Universites de France. París, 1952-1973. La muerte de Aristágoras ocurrió el 498 a.C. 153

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