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Es por esto que autores como (Regullio, 2002) dicen que la estética corporal y las intervenciones en el propio cuerpo, son formas de hablar de algo más que un gusto estético, dialogan sobre miedos, esperanzas, hablan de luchas, de creencias; los jóvenes por medio de su cuerpo, parecen haber encontrado un nuevo idioma. Siguiendo con lo dicho anteriormente como diría (Gallo, 2010)“la corporalidad es el lugar donde ocurre el acontecimiento del existir, pues en el cuerpo y por el cuerpo es posible gozar, padecer, sufrir, querer, comunicar, sentir, pensar, reír , llorar, experimentar y hablar, porque todo ello está arraigado al cuerpo. La corporalidad materializa el existir y actualiza la existencia, en el cuerpo y a través del cuerpo se registran los acontecimientos de la existencia.” Es por ello que algunos jóvenes en esa necesidad de expresar
lo
que
sienten
buscan
una
manera
más
radical
donde
automáticamente se asemejan a otros y crea un nosotros, diferente a unos, es activador entonces, de sentimientos de pertenencia, parece ser así, que ha recobrado aquella significancia que le dio origen al mismo, nuevamente podemos ver al tatuaje como un elemento de integración; la diferencia, se sitúa de esta forma, en que no nos integra a la sociedad en general, sino a un sector de la sociedad en general.
El cuerpo puede, entonces, ser visto como un texto cultural que simboliza. Los cuerpos hablan y son hablados, expresan características de sus portadores más allá de su voluntad. “El cuerpo, entonces, funciona como un lenguaje que no puede no comunicar” (Urresti, 1999)