La búsqueda de la felicidad, aquel derecho inalienable
que todos debemos perseguir, nos permite recorrer
desiertos, pasar hambres, cruzar los caminos más
escarpados, porque nada es más importante para la
felicidad que primero saberse libres de poder ir en su
búsqueda.
Esa es la metáfora que guarda La Misión Perdida de
Malaquías Verduzco, la primera novela de Marta
Aragón Rodríguez.
Un joven, abandonado desde niño, por la violencia y
los vicios, recorre los caminos de Baja California, junto
a Malaquías Verduzco, de profesión gambusino, cuya
infancia y juventud ha tenido los mismos paralelismos
que la vida del muchacho. Niños abandonados por sus
padres, solo saben de alcohol, sexo, criar ganado, y
perseguir el oro que guarda la tierra, ya sea en minas, o
en los arroyos y aguajes de la serranía agreste.
Con una pluma educada, con base en las lecturas que le
ha dado la vida, Marta no escatima la ficción literaria
en esta su primera obra, para narrarnos un fragmento de
la vida en aquella fi