Balance AIS

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APUNTES PARA UN BALANCE DE LA GESTIÓN DEL COMITÉ DIRECTIVO DE ACUERDO INSTITUCIONAL SANMARQUINO (octubre 2009 – marzo 2012)

ESTIMADOS AMIGOS Y AMIGAS: Agradeciendo su asistencia a esta primera reunión convocada para renovar el Comité Directivo de Acuerdo Institucional Sanmarquino (AIS), permítanme señalar como premisa de un balance de este periodo algo que para todos nosotros es obvio pero es justo resaltar: Si primase el cálculo de las ventajas personales inmediatas, las actuales circunstancias no son las más propicias para situarse en la oposición en San Marcos, como lo hacemos declaradamente nosotros. Tal vez por eso, fuera de nosotros no hay oposición efectiva a esta gestión, como no la hubo con la anterior. Lamentablemente, la expectativa de ventajas personales o el temor a las represalias surten efecto, y la mayoría de docentes, aún juzgando que los últimos seis años han sido de involución en nuestra universidad, prefiere guardar silencio al respecto y no son pocos los que convalidan la destrucción institucional producida, cooperando con los responsables de ello a cambio de favores que éstos distribuyen entre sus incondicionales.

QUIÉNES SOMOS Esta no es, pues, una reunión como las que promueven los destructores de San Marcos, por donde pasa gente que igual acudiría a cualquier convocatoria con posibilidades de que les reporte ventajas inmediatas. De ese tipo de gente, lamentablemente, hay mucha, y de ese tipo de reuniones pueden convocarse muchas. Nuestra convocatoria es de otro tipo; se dirige a gente de otro tipo; a gente como ustedes que tiene posiciones definidasy explícitas sobre la actual situación de San Marcos y su destino, y pone en primer plano los intereses de la universidad y del país. Permítanme leer, como parte de este balance, un breve texto que hiciéramos circular entre nuestros asambleístas el día en que, con la designación de Pedro Cotillo como rector de San Marcos, se consumó el despojo de nuestra victoria en las elecciones para conformar la actual Asamblea Universitaria. Decía ese texto lo siguiente:


“Reciban ustedes nuestro saludo cordial. Las primeras reacciones encontradas en Internet en torno a la elección de Pedro Cotillo como rector de nuestra universidad, expresan más bien pesar entre quienes se animan a comentarla. La actitud desvergonzada de los miembros del Tercio Estudiantil, mostrando lo marcado por ellos en sus cédulas de voto, para la conformidad de los promotores de aquella candidatura, manifiesta la manera en que se indujo su votación, tal como ocurrió el 2006. Este actosintetiza la crisis del actual sistema de representación en nuestra universidad. En esas circunstancias, la actitud digna mostrada por ustedes al establecer una clara distancia ante ese tipo de negociaciones, proyecta ante la comunidad sanmarquina un valioso referente de confiabilidad, honestidad y consecuencia con los principios. Nuestras opciones en esta coyuntura electoral se sintetizaban en el rechazo al continuismo representado por Pedro Cotillo y Pedro Wong. Ustedes han sabido sostener esta posición sin concesión alguna. Con ello, mantenemos firme nuestra actual condición de referente de la oposición democrática en nuestra universidad, en circunstancias en que se opera una polarización que nos sitúa enfrente de la amalgama oportunista agrupada en torno a Cotillo. La situación de San Marcos y del país pone de relieve, más que nunca, la necesidad de los cambios que proponemos para la universidad. Confiamos en que habrán de materializarse pronto y nos proponemos trabajar intensamente en esa dirección. En tal sentido, reiteramos nuestro diagnóstico con relación a lo que representan Cotillo y sus operadores, que ahora se disputan los vicerrectorados y los cargos directivos de la universidad. Nunca hemos pretendido entrar en ese juego y nos ratificamos en esa voluntad, en coherencia con nuestra línea de conducta ante la comunidad universitaria y seguros de compartir con ustedes esa perspectiva.Ciertamente, esta es una oportunidad propicia para reiterarles nuestra mayor estima. Es motivo de legítimo orgullo tener compañeros como ustedes.”

Sostiene la hermenéutica contemporánea que la historia tiene una productividad epistémica; que el curso de los acontecimientos posibilita discernir los intereses antes ocultos de los actores. Esa productividad, en nuestro caso, nos otorga una ventaja ante quienes controlan hoy nuestra universidad: saber quién es quién en San Marcos, cosa que no siempre se pudo hacer cuando nuestro movimiento docente tuvo a su cargo el gobierno de la universidad, teniendo entonces la urgencia de dirigir por terrenos accidentados la marcha de la universidad, a cuya conducción, naturalmente, también se subió –ahora lo sabemos- gente con un peculiar sentido no de la oportunidad (porque aquello supone aquilatar los alcances históricos de nuestras decisiones) sino más bien del oportunismo. Gracias, pues, a esa productividad de la historia (Gadamer la llama “historia


efectual”) podemos tener ahora la absoluta certeza de que aquí está reunida gente íntegra, leal, de aquella que toda institución y colectividad necesita para superar sus dificultades y afirmarse en su destino. Como diría nuestro César Vallejo: “somos pocos –por ahora- pero somos”, y esto último es lo importante: ¡somos!; ¡somos más!; ¡somos lo que decimos ser! En efecto, es motivo de legítimo orgullo tener compañeros como ustedes.

LO QUE REPRESENTAN IZQUIERDO, COTILLO Y SUS SECUACES Los juicios que contiene la comunicación antes leída, remiten a un diagnóstico compartido por todos nosotros en torno a las implicancias del acceso de Luis Izquierdo y Pedro Cotillo al rectorado de San Marcos. La forma como ellos capturaron el gobierno de la universidad, corrompiendo la representación estudiantil y manipulando instancias como el Comité Electoral, se convertiría luego en un estilo de gestión en permanente ruptura del orden institucional (ahora mismo hay varias facultades con decanos “encargados”, ignorando resultados electorales que no fueron de su simpatía). Con ello la autonomía de San Marcos fue pervertida y su prestigio severamente afectado, dando paso al autismo institucional y la marginalidad, precisamente cuando la defensa de la Universidad Peruana ante su mercantilización y privatización requería del liderazgo nacional de la primera universidad del país, sustentado en la credibilidad y prestigio de sus directivos. Aquí conviene notar que, en realidad, con Izquierdo y Cotillo se reinstaló en San Marcos (recargada y, por tanto, con menos escrúpulos) una tendencia de larga data, caracterizada por una mezcla letal de discurso populista, mediocridad académica y corrupción. El rectorado de Manuel Burga, promovido por nuestro movimiento docente, constituyó más bien una excepción en relación a la tendencia al autismo institucional y el clientelismo como modo de ejercer la política, que había caracterizado a las demás gestiones rectorales en San Marcos durante las tres últimas décadas, que nada hicieron para definir un programa de cambios que nos permitiera afrontar los retos del entorno nacional y global en acelerado cambio, en particular aquellos concernientes al mundo del conocimiento y su imbricación con el poder. Antes bien, tendieron a acentuar el corporativismo, la mediocridad académica y la marginalidad institucional, favoreciendo con ello al sector privado –sobre todo el que declaradamente persigue fines de lucro -, cuyo peso crecía aceleradamente en el ámbito universitario y hoy es dominante ante


una Universidad Pública debilitada no sólo por la desidia estatal sino también por hallarse capturada por grupos de interés clientelar. Esta lógica de manejo patrimonialista de la universidad, entendida como institución de la cual extraer el mayor provecho particular (que es otra forma de privatizarla) se ha impuesto, por lo demás, en la mayor parte de las universidades públicas, dejando notar que se trata de una tendencia alimentada por la persistencia de estructuras institucionales y reglas de juego caducas en la Universidad Pública peruana, que favorecen su mercantilización y su control por aquellos sectores.

EL SIGNIFICADO DE LA EXPERIENCIA INSTITUCIONAL SANMARQUINO

RECTORAL

DE

ACUERDO

La gestión rectoral de Manuel Burga, abrió la posibilidad de un giro en la situación de San Marcos, promoviendo una activa vinculación con instituciones y agentes externos, no sólo en el ámbito universitario, sino también en el de los decisores de política. Esta orientación se tradujo en la concepción de una “Universidad abierta al futuro”, es decir, con capacidad de iniciativa y diálogo con relación a otros agentes sociales, y con un proyecto institucional definido, que implicaba reformas de mediano y largo plazo. Significativamente, el Presidente Valentín Paniagua, que condujo la transición a la democracia tras la caída de la dictadura fujimorista, tan nefasta para la Universidad Pública, lideró entonces un grupo de personalidades que promovieron un activo apoyo a nuestra universidad, lo cual se tradujo en una notable expansión de su infraestructura y un fortalecimiento de su credibilidad institucional (así, por ejemplo, nuestra universidad organizó el debate presidencial siguiente, que se realizó en la Casona de San Marcos). En el terreno simbólico, la decisión tomada por la gestión de Manuel Burga de trasladar, por primera vez, las oficinas del Rectorado a la Ciudad Universitaria, daba cuenta de una voluntad de articular con mayor coherencia la gestión de la universidad. Igualmente pudo proyectar la imagen de una gestión abierta a la comunidad universitaria y con voluntad de diálogo. Asimismo, la edificación de nuestra sede rectoral por la UNI, materializaba una iniciativa de articulación y colaboración mutua de las universidades públicas más representativas de Lima en la denominada Alianza Estratégica de Universidades, como respuesta al Consorcio de Universidades generado por algunas de las universidades privadas más prestigiosas y como una señal de liderazgo ante el conjunto de universidades públicas del país. Similar voluntad protagónica se dejaba notar en la incorporación de San Marcos a la Red de Macro Universidades de América Latina.


La creación del Vicerrectorado de Investigación estableció un importante referente nacional, que otras universidades han seguido luego, en cuanto a la decisión de dar impulso prioritario a la investigación como tarea de la Universidad Pública, lo cual otorgó a San Marcos una capacidad de interlocución con los organismos nacionales encargados de ese tema, que lamentablemente se ha perdido ahora. El desarrollo de un Plan Estratégico de Gestión Institucional, de Lineamientos de Política de Calidad Académica y Acreditación, así como de indicadores de gestión por resultados, dio mayor credibilidad externa a la gestión de la primera universidad pública del país, afirmó su liderazgo nacional y abrió otro espacio de interlocución con el Gobierno Central en cuanto a la atención de las demandas de la Universidad Pública a cambio de resultados tangibles, que luego se tradujo en el inicio del proceso de homologación salarial de los docentes, decisión en la que Manuel Burga –por delegación de las demás universidades públicas- y otros miembros de nuestro movimiento mediaron activamente ante el Gobierno Central. Similar orientación manifestó la decisión –negociada con el Ministerio de Educación- de abrir una sede de San Marcos en el distrito más populoso de Lima: San Juan de Lurigancho. Con ello nuestra universidad emitía una señal de que era factible un crecimiento racional y pertinente de la cobertura universitaria, distinta a la demagógica multiplicación de universidades públicas que ocurrió luego (tiempo después, esa sede, convertida por Izquierdo en depósito de tubos de desagüe, sería “expropiada” por una decisión gubernamental arbitraria, para crear allí una universidad pública distrital). Así pues, el curso de los acontecimientos ha permitido también corroborar que la gestión rectoral de AIS en San Marcos fue una excepción a la tendencia, lamentablemente generalizada, a que las universidades públicas cayesen bajo el control de grupos de interés clientelar. Tal vez entonces los integrantes de AIS no eran del todo conscientes de esa excepcionalidad y de su significado como experiencia que, traducida en un programa de reforma universitaria, podía marcar un rumbo estratégico para la universidad pública peruana, cuya situación de postergación se acentuaba visiblemente. El modo como se encaró, al término de la gestión rectoral de Manuel Burga, el tema de la continuidad de nuestro proyecto universitario, muestra que muchos de los participantes en ella no comprendieron el papel de referente nacional que tiene San Marcos y que su recaptura por sectores de pensamiento arcaico podía significar no sólo un serio revés para San Marcos sino para el conjunto de universidades públicas amenazadas por similar peligro. Ciertamente, la continuidad de ese proyecto enfrentaba resistencias provenientes de diversos sectores, entre docentes y alumnos, que perdían espacios de poder que estaban habituados a usar en provecho particular. No se supo evaluar en su real magnitud


la incidencia de estos sectores en la comunidad universitaria ni el alcance de las tácticas deshonestas que suelen emplear; por lo mismo no se tomó las precauciones del caso ni se estableció las alianzas pertinentes, dentro y fuera de San Marcos, para preservar lo avanzado y garantizar su continuidad. En esas condiciones, algunos sectores minoritarios en AIS sobredimensionaron sus posibilidades electorales, cedieron al oportunismo y la lógica del cuoteo de poder, característico del arcaísmo político de nuestros contendientes, optaron por una insensata alianza con ellos y, de ese modo, les otorgaron el poder.

CÓMO, PORQUÉ Y CON QUIÉNES IZQUIERDO CAPTURÓ SAN MARCOS En lo fundamental asumimos que la victoria electoral de Luis Izquierdo fue posible por graves errores, y en algún caso traiciones, como el de Edgardo Figueroa, cometidos por quienes tomaron, a nombre de nuestro movimiento, las decisiones de orden electoral en esa coyuntura, teniendo entonces la mayoría de la representación docente en la Asamblea Universitaria. Asumimos también que la victoria de Izquierdo –lograda con el apoyo decisivo de los asambleístas vinculados a Víctor Peña y José Luque- otorgó el control de San Marcos a una coalición políticamente arcaica, de mentalidad patrimonialista y clientelar, carente de definiciones programáticas en relación a qué tipo de universidad construir, vinculada entre sí por intereses particulares y la búsqueda de réditos personales o de grupo; coalición que puso de costado, cuando ya no le era necesario, al grupo liderado por Peña y Luque, y se sostuvo en adelante, entre los docentes, en el sector denominado “la sanmarquinidad” y, entre los alumnos, en operadores corruptos –algunos de ellos con filiación partidaria maoísta-, sobre la base del reparto de prebendas. Esto último remite a debilidades en el accionar anterior de nuestro movimiento, particularmente a la insuficiente y deficiente interlocución con los alumnos cuando le tocó conducir la universidad, lo cual permitió que la lectura política del rumbo que tomaba San Marcos con la gestión rectoral de Manuel Burga fuese provista por un sector de alumnos que encubría su funcionalidad a la mediocridad académica, el corporativismo y el autismo institucional, con un discurso barnizado de radicalidad. Asimismo, la construcción política de AIS, durante ese periodo, mostró insuficiencias orgánicas y programáticas que se tradujeron primero en la incoherencia entre las instancias de la Alta Dirección de la universidad y, luego, en la escisión de un sector de AIS –el liderado por Víctor Peña y José Luque- en la decisiva coyuntura de renovación de la gestión rectoral.


En esas circunstancias, la continuidad del proyecto “Universidad abierta al futuro” sufrió un insólito revés, dejando paso al reposicionamiento de un sector docente de baja credibilidad académica y vocación clientelista, que copó la gestión de San Marcos con clara voluntad de perpetuar su control a toda costa, instrumentalizando los mecanismos institucionales hasta romperlos cuando fuera necesario, y atrayendo con el ofrecimiento de ventajas particulares a los representantes de docentes y estudiantes en los órganos de gobierno. Con ello San Marcos experimentó un severo declive institucional y sigue cuesta abajo, precisamente cuando las universidades privadas se expandían agresivamente.

NUESTRA ACTUACIÓN ANTE EL PROYECTO DE IZQUIERDO-COTILLO Tal es el escenario en que el Comité Directivo que hoy cesa en sus funciones, así como el anterior, encabezado por nuestra compañera Luisa Negrón, tuvieron que asumir la conducción de nuestro movimiento docente. Por las razones expuestas, se trataba de un escenario adverso. Enfrentábamos a una coalición sin principios, adicta al poder y dispuesta a todo para retenerlo. Si hay algo que puede señalarse, en primer lugar, como un error de parte nuestra, es haber subestimado la capacidad que tenía el sector aglutinado en torno a Luis Izquierdo para pervertir las normas y la institucionalidad de San Marcos actuando en ruptura con ellas. Ese error puede entenderse también como una sobreestimación de la fortaleza institucional sanmarquina y la cultura democrática de su comunidad universitaria, que juzgamos no permitirían una ruptura flagrante de la legalidad, como en realidad ocurrió cuando se eligió, en abierta ruptura de las normas y la tradición institucional, un Comité Electoral completamente copado por operadores de Izquierdo y Cotillo, encabezado por la señora Juana Echeandía, con el propósito de manipular los resultados electorales si éstos les resultasen adversos. Protestamos contra el modo cómo se conformó ese Comité Electoral, pero no decidimos entonces intentar una acción frontal, es decir, una lucha para traer abajo ese Comité Electoral ilegal. Tal vez porque intuíamos que una lucha de ese alcance, sin contar con opiniones alternativas de otros docentes en respaldo nuestro y, sobre todo, sin apoyo estudiantil, sería riesgosa para nosotros. Decidimos, entonces, centrar nuestras fuerzas en enfrentar las próximas elecciones para la Asamblea Universitaria y los Consejos de Facultad que se realizarían el año 2010,las cuales a su vez definirían la correlación de fuerzas para la elección del nuevo rector y las demás autoridades de nuestra universidad en el año 2011. Para entonces el escenario se volvía aún más adverso para nosotros, debido sobre todo a que el gobierno de la universidad y todo el aparato logístico con que cuenta estaban enteramente al servicio de la demolición de nuestra


propuesta. Ante ello, decidimos enfocar íntegramente nuestra atención en las elecciones de docentes, aún teniendo plena conciencia de que la representación estudiantil sería igualmente decisiva para definir el rumbo que tomaría la universidad. Ello fue así porque, por una parte, nuestros recursos y fuerzas eran limitados y, por otra, porque los docentes a elegir ese año (2010) elegirían luego al rector, los vicerrectores y los decanos, mientras en el caso de los estudiantes, lo harían los representantes a elegirse recién el año siguiente. Apostamos entonces a ganar las elecciones de docentes y, como sabemos, logramos hacerlo en la categoría de mayor peso: la de los docentes principales, con lo cual nuestra posición en la Asamblea Universitaria habría sido favorable y, seguramente la correlación de fuerzas y la capacidad de convocatoria a nuestro favor hubiese sido igualmente mayor, por la reconocible tendencia de un amplio sector docente a apoyarse en el sector que percibe como más fuerte. Ustedes saben lo que ocurrió entonces y saben también de la lucha que desplegamos en diversos frentes contra el grosero fraude electoral que anuló nuestra victoria. Logramos atraer la atención de la opinión pública sobre lo que ocurría en San Marcos, obteniendo la cobertura de diversos medios de información, varios de los cuales otorgaron titulares a este tema y exigieron la salida de Izquierdo. Pero también en ello nos tocó una situación desfavorable, ajena a nuestra voluntad: el proceso de mercantilización de la universidad peruana se hallaba en curso acelerado (entre otras razones, por ausencia de un liderazgo nacional en defensa de la Universidad Pública, cosa que correspondía hacer a las autoridades de San Marcos, primera universidad pública del país). El gobierno central, en manos de Alan García y, en el tema educativo, de su socio José Antonio Chang (así como buena parte de la denominada “clase política”), defendía fuertes intereses de grupo en el ámbito universitario y no le convenía que se abriese discusión sobre la grave crisis universitaria. En esas condiciones, la atención a la crisis política de San Marcos no pudo sostenerse en el tiempo y la demanda legal que entablamos contra ese fraude quedó sospechosamente bloqueada en el Poder Judicial.

LOS LOGROS ALCANZADOS No obstante, la campaña electoral desplegada, las candidaturas que promovimos, poniendo el mayor cuidado en la calidad de las personas que integraban nuestras listas, así como la posterior denuncia del fraude nos dieron audiencia no sólo entre los docentes sanmarquinos sino también entre los alumnos, tradicionalmente distantes de nuestras propuestas. Colaboraba con ello una prensa que, con todas sus limitaciones, fue mayor, más intensa y de mejor calidad que la que habíamos tenido antes; como corresponde que sea en una experiencia que se va


desarrollando de continuo sobre la base de lo antes hecho. Nos referimos a nuestra prensa escrita, donde a los habituales boletines, que hasta hoy suman más de cuarenta regulares y varios otros de edición extraordinaria,añadimos un periódico que ha tenido hasta la fecha siete ediciones, realizadas con mucho esfuerzo y responsabilidad por Harold Hernández y el equipo editor, además de la publicación de los denominados “Cuadernos de debate”. Consideramos también la prensa virtual, alojada en nuestra Página Web, con más de 40,000 visitas, que constituye una experiencia inédita entre los docentes universitarios de nuestro país y que corresponde desarrollar. Asimismo apreciamos el soporte otorgado a nuestras iniciativas por la presencia de integrantes y simpatizantes de nuestro movimiento en diversos medios de prensa de alcance nacional. Remarco lo antes dicho, en relación a nuestra llegada a los alumnos, porque con ello empezábamos a romper la funesta distancia que marcó a nuestro movimiento con relación a este importante componente de nuestra comunidad universitaria. Como muestra de ello, y casi sin oportunidad de tomar respiro, por enfrentar aún las consecuencias de las elecciones del año 2010 y el fraude allí cometido, emprendimos la delicada tarea de un acercamiento político a los alumnos para promover entre ellos iniciativas afines a nuestra propuesta programática, a fin de encarar las elecciones estudiantiles a la Asamblea Universitaria del año 2011. Ciertamente encontramos entre ellos interlocutores con credibilidad académica y política, con los que iniciamos un diálogo fecundo. Pero también allí las condiciones para propuestas alternativas a los operadores corruptos, todos ellos vinculados a Izquierdo y Cotillo, eran desfavorables, no sólo por la desproporción de la logística disponible para ellos (por lo demás visible en la profusa propaganda electoral de ese sector), sino sobre todo por el control de los procesos electorales por parte de un Comité Electoral mercenarizado. No obstante, tiene para nosotros mucho valor el hecho de que los estudiantes del Pregrado, con quienes mantuvimos diálogo horizontal y fraterno, lograron posicionar una prensa estudiantil de buena calidad, reconocida por tener perfil propio y un discurso alternativo al de los tradicionales operadores. Consideramos que esa experiencia de interlocución con los estudiantes tiene alcance estratégico para nuestro proyecto, pues trasciende la coyuntura en que tomó cuerpo, y que es preciso darle continuidad y mayor desarrollo en este nuevo periodo. Como ustedes saben, también en esto el control pleno del Comité Electoral por parte de Izquierdo y Cotillo, sumado a la inexperiencia de aquellos alumnos en el trato con estos sectores mafiosos, condujo al bloqueo arbitrario de la inscripción de su lista, trabajosamente preparada. Como dato anecdótico, aunque a nuestro juicio muy significativo, sobre el ascendiente logrado por estos alumnos entre el sector estudiantil, la lista que ganó esas elecciones el año pasado desplegó descaradamente en su propaganda íconos y referencias identificados por los


estudiantes como pertenecientes a aquellos estudiantes con quienes teníamos afinidad programática. Como parte de la lucha emprendida en San Marcos buscamos también instalar una agenda universitaria nacional, entre cuyos puntos (que integramos explícitamente en nuestra propaganda electoral desde el año 2010) está la exigencia de elección de las autoridades por voto universal y directo de la comunidad universitaria, así como la de una nueva Ley Universitaria. El actual gobierno no ha dado muestras de interés por la reforma integral de la universidad, cosa que supondría la discusión y emisión de una nueva Ley Universitaria; pero ha dejado abierta la posibilidad (que a nuestro juicio bien podría concretarse en este año) de la aprobación del nuevo mecanismo de elección de autoridades, decisión que antes, con activa participación nuestra, se había logrado ya aprobar en el Pleno del Congreso de la República y que, precisamente, Alan García y José Chang vetaron, corroborando sus nexos con la corrupción en la universidad. En la búsqueda de los consensos necesarios para instalar aquella agenda universitaria, hemos establecido nexos con personalidades y colectivos docentes afines en varias universidades públicas importantes de nuestro país. Ello se manifiesta en la orientación del último número de nuestro periódico, emitido a fines del año pasado, donde colaboran colegas de diversas universidades, quienes reconocen a nuestro movimiento como un referente nacional y manifiestan su afinidad programática con nosotros en la perspectiva de generar un movimiento universitario nacional que promueva la agenda antes mencionada. Creemos también que es necesario prestar atención a aquello, por la magnitud que tiene la problemática universitaria en nuestro país, y persistir en esa tarea cuyos alcances tienen también, a nuestro juicio, valor estratégico para nuestra propuesta universitaria.

NUESTRA PROPUESTA PROGRAMÁTICA Con base en la experiencia política de nuestro movimiento y tomando en cuenta la situación y tendencias en el ámbito universitario, consideramos que el objetivo central que nos corresponde afirmar es la defensa de la Universidad Pública, cuyo referente nacional es San Marcos. En tal sentido, nuestra defensa de San Marcos es también una defensa del conjunto de universidades públicas en el país, con cuyas comunidades de docentes debemos coordinar esfuerzos en esa perspectiva. Defendemos la Universidad Pública como una institución de valor estratégico para el país, porque, por una parte, fomenta la equidad –condición básica de la


ciudadanía-, promoviendo el ascenso social sin otra condición que el mérito académico y, por otra parte, recoge, sistematiza y produce saberes, incorporando valor agregado a nuestra producción. Ambos elementos son esenciales para la viabilidad del país, que exige proveer mejores condiciones de vida para los peruanos, y la lógica del lucro que impera en las universidades privadas (así como la mercantilización que experimentan las universidades públicas) no garantiza su logro. Asumimos que defender la Universidad Pública implica hoy, a la vista de sus graves problemas estructurales, apostar por una reforma de la universidad, proveyéndola de un nuevo marco legal, reforma que supone la instalación de un programa de cambios que fortalezcan la comunidad universitaria y su autonomía, con una activa participación de sus integrantes. Ese programa incluye la democratización y modernización de la gestión universitaria, con autoridades elegidas por el conjunto de la comunidad universitaria, cuya gestión se evalúe por resultados, con rendición de cuentas al país y transparencia en el gasto. Incluye también poner en el centro de la gestión universitaria las metas académicas, a cuyo logro deben subordinarse todos los procesos administrativos. Ello se traduce, a su vez, en la centralidad de la investigación y producción de conocimiento, entre las tareas universitarias, y exige la incorporación de mecanismos de evaluación permanente de la calidad académica, diseñados con criterios que atiendan prioritariamente a su pertinencia al propósito de contribuir al logro de una mayor calidad de vida para los peruanos; supone, asimismo, el desarrollo de una cultura de reconocimiento del mérito, con sentido de equidad, como elemento articulador de la dinámica universitaria. Este programa universitario ha sido la base de nuestra actuación. Lo es también de nuestra interlocución con otros actores de la vida universitaria y nacional; entre ellos los compañeros de otros colectivos docentes que en otras universidades reconocemos como pares en la tarea de construcción de un movimiento universitario nacional.

REAFIRMAR LA PROYECCIÓN DE NUESTRA PROPUESTA UNIVERSITARIA En términos generales, estimados compañeros, durante este periodo hemos enfrentado duros retos. Hallándonos de inicio en una situación de repliegue, las condiciones en que nos tocó enfrentar esos retos no eran las mejores. No obstante, consideramos que ese repliegue ha sido ordenado. Hemos logrado preservar lo sustantivo de nuestras fuerzas y, sobre la base de ello y la experiencia acumulada, tenemos ahora posibilidades de iniciar un proceso de


relanzamiento de nuestro proyecto con la incorporación de nuevos docentes y el trabajo coordinado con alumnos. Entre todos y con el respaldo de lo mejor de nuestra comunidad sanmarquina hemos mostrado que Acuerdo Institucional Sanmarquino representa una propuesta seria, con credibilidad, capaz de ganar la confianza de los sanmarquinos aún en las peores condiciones, y nos hemos proyectado como un referente nacional, condiciones que quienes controlan actualmente nuestra universidad (decir que gobiernan sería una exageración) no poseen ni poseerán. Ello reafirma la proyección de nuestro movimiento y nuestras propuestas, y ha sido posible por la credibilidad que tiene la opinión y la trayectoria de cada uno de ustedes, así como por la unidad y coherencia del Comité Directivo que he tenido el alto honor de coordinar conjuntamente con nuestro querido compañero y amigo Manuel Burga Díaz. Doy plena fe de la entrega y lealtad de cada uno de los integrantes de este Comité Directivo, ello afirma mi convicción sobre el valor que su aporte puede representar para nuestra universidad y el país. A ellos les agradezco el invalorable apoyo concedido tan generosamente y a ustedes el honor de haberme permitido tomar vuestro nombre en este periodo. Soy enteramente responsable de los yerros que ello haya supuesto; no así de los aciertos, pues estos han sido logrados colectivamente. Invoco vuestra comprensión para con los errores, que son el costo de asumir empresas que nos sobrepasan en su magnitud, y reconozco, a nombre de todo el Comité Directivo, el aporte de todos ustedes, el mayor de los cuales siempre será la amistad compartida... ¡Muchas gracias! Zenón de Paz Secretario General de Acuerdo (oct. 2009-mar. 2012)


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