REVISTA 060

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acontecer lo que ya ha acontecido. Que el desarroll o económico no conll e va

LITERATURA y DESARROLLO ••• antonio martínez menchén

necesari amente un desarroll o literari o sino que, por paradójico que parezca, puede ser un obstáculo para el mi smo. Ya he dicho que el editor Barral, aparte de los económicos, tenía tam bién otros intereses, otros va lores . E n aquell os años había bastantes editori ales como las de Barra!. Editori ales peque ñas, cas i fa mili ares, co n medi ano capital, con medi ana in versión; con moderados gastos y moderadas ganancias. Editori ales en otras palabras dec imonónicas, propi as de un país subdesarroll ado. Pero ll egó el desarroll o y todo cambió. Las editori ales, de acuerdo con los tiempos, neces itaban grandes capitales e in versiones; tenían grandes gastos y as piraban a grandes ganancias. La orga ni zación y la fi losofía e mpresarial debía cambi ar necesariamente. Y cambió . El primer cambio fue que un buen número de esas pequeñas editoriales fa mili ares, esas editori ales subdesarroll adas desapareci eron. El pez grande, para ser aún más grande, debe comerse al chico. Es la ley del monopoli o inherente a la etapa avanzada del capitalismo. Se crearon unas pocas y gigantescas editori ales, que cada día iban fusionando devorando-

a otras más pequeñas. Sociedades anónimas, muchas veces con capi-

tal extranj ero o fusionadas a su vez con las grandes mul tin acionales. Gigantescas máquinas de hacer dinero en las que nadi e puede permitirse gestos ro mánticos. Las pequeñas editori ales fa mili ares de antaño sí podían permitírselos. Porque al ser pequeña su in versión, al mover una cantidad limitada de dinero, publicaban relativamente pocos volúmenes al año y di sponían de un pl azo ampl io para cubrir los gastos reali zados e incluso obtener una pequeña ganancia. En otras palabras, cualquiera de las veinte o treinta obras literari as que publicaban anualmente en ediciones de unos tres mil ejemplares, podía permanecer tranquil amente tres años en las librerías e irse vendiendo poco a poco durante esos tres años. Ciertamente los derechos de autor eran pequeños, y las ganancias del editor también. Pero el libro estaba vivo durante un tie mpo prudencial, que daba tiempo a que, a través de la crítica y del boca a boca entre el escaso número de lectores que había en este país, se vendi era y, lo que es más importante, se leyese. Pero ahora la cosa es bien di stinta. La gran ed itorial ha hecho una inversión gigantesca y tiene un os gastos , muchos de ellos a corto pl azo, también gigantescos. Así que necesita para poder cub rirl os obtener unos ingresos tan grandes como rápidos.

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