REVISTA 049

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y he aquí algunos párrafos que servían de glosa a tales objetivos:

"El objetivo primordial seguirá siendo el calar en el qué y el cómo de lo literario. y que se goce con ello: nunca se insistirá bastante en que nuestro primer objetivo debe ser el placer de la lectura , el anclar definitivamente en los jóvenes la necesidad y el gusto de leer. Junto a ello, ha de progresarse en el conocimiento lúcido de los problemas de construcción de la obra literaria: invención, enfoque y combinación de los temas, técnicas de composición, peculiaridades de la expresión litera ria ... f. .. ] Pero, alIado de la dimensión lingüística y estética del hecho literario, ha de atenderse a sus dimensiones culturales: aspectos históricos, sociales, ideológicos .. . Ahí está la vertiente humanística de nuestra disciplina, su enfoque abierto f. .. }. y por encima de todo, el fomento de la lectura y el estudio de textos deben enlazarse con nuestros objetivos más altos: el afinamiento de la capacidad crítica del alumno y el desarrollo de su sensibilidad y su creatividad». (Me .. divierte- -por razones que no vienen a cuento- comprobar las coincidencias de lo transcrito con algunas de las formulaciones de la Reforma, desde el Diseño Curricular Base a las orientaciones de las "Cajas rojas ... Pero dejo eso para quienes tengan la curiosidad de comprobarlo, y sigo). Contenidos ¿Qué literatura enseñar?, ¿ en qué orden? Estas preguntas nos plantean la se lecc ión de co ntenido s y su

secuenciación. Y nos recuerdan un doble debate: una cara de ese debate es la que se pregunta qué lecturas hemos de dar a los alumnos, qué lugar pueden tener en ellas los clásicos y si no debe darse preferencia a lecturas juveniles o afines; la otra cara es pregunta sobre el lugar de la Historia literaria en la Secundaria (alternativa Historicismo/antihistoricismo). En otros lugares (21, he echado mi cuarto a espadas en ese debate. En mi citada ponencia de 1994, hablaba del "desafío de los clásicos ... "Desafío» porque, en los últimos años, son frecuentes -en seminarios, en cursillos, en encuentros de profesores- las reservas sobre la entrada de los clásicos en las aulas de ciertos niveles (en EGB y hasta en los comienzos del BUP. O en la ESO). En una reseña al libro de Italo Calvino Por qué leer los clásicos (El País, 23-193). José Antonio Millán resumía de forma especialmente aguda las dos posturas ante "el debate de los dásicos". Una de ellas considera un error incluirlos en la enseñanza, por "su lejanía y la escasa relación con las áreas de interés de niños y jóvenes. (se preferían obras contemporáneas de lenguaje accesible, "cuando no escritas· específicamente para ciertas edades.).

La otra postura -dice Millán-, identificada con la vieja escuela, opina justamente lo contrario: la riqueza de las obras clásicas tendría que llegar a todos, por lo que su conocimiento debe comenzar en la escuela. Las difi. culta des y extrañezas de estas obras son obstáculos salvables y, en último extremo, enriquecen al lector». A veces, parece como si se temiera que los clásicos ahuyentaran a los


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