Osy, la nutria

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Osy, la nutria

día traía algo interesante para los cachorros, un pedazo de pescado medio masticado o las sobras de un sapo, y con el tiempo adquirieron el gusto por los deliciosos bocados. Pronto los hermanos se peleaban en broma, y destrozaban los pedazos y se perseguían jugando al “no te acerques” con los pedacitos de carne. Antes de no mucho, llegaron a amar el olor del pescado o de cualquier otra criatura pequeña de la laguna. Pero, todavía tenían miedo al agua, así que Kayla y Karga hacían que lentamente los cachorros de nutria se acostumbraran a la sensación de frío. Cada uno de los padres permitía que un cachorro se subiera sobre su lomo, y luego lo llevaba a nadar por la laguna. Cuando el cachorro se sentía cómodo montado sobre el lomo de su progenitor, el adulto salía de debajo del cachorro. Al comienzo, los cachorros de nutria batían el agua frenéticamente para mantenerse a flote, y la mamá o el papá volvían a ponerse debajo, para sostenerlos y hacerlos sentir seguros. Las nutrias son padres dedicados, que pacientemente les enseñan a sus crías a nadar y a cazar para conseguir alimento. Pronto Osy y Tig flotaban libremente, y aprendieron a chapotear por sí solos. Cuando pasaron los meses de verano, los cachorros se convirtieron en exitosos nadadores, y ahora les encantaba estar en el agua más que jugar en tierra firme. Los cachorros a menudo jugaban cerca de la guarida, sobre una roca próxima a la laguna, y su actividad preferida era empujarse uno al otro al agua profunda. Cuando Osy y Tig tenían tres meses, pesaban unos tres kilos. Una nutria adulta, en promedio, pesa entre 16


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Osy, la nutria by Editorial ACES - Issuu