Historia de la Vida - N2V4 2021

Imágenes: ©️ Lukiyanova Natalia frenta, sakkmesterke | Shutterstock

Nivel 2 | Año 7 | Número 4

Orígenes

de la vida

¿Los seres vivos “aparecieron por casualidad” en este planeta? ¿O fueron proyectados de manera inteligente?

¿Existen evidencias de un diseño intencional? ¡Lee y descubre!

Orígenes de la vida

Por Michelson Borges

La primera afirmación (premisa 1) es bastante obvia y nadie duda de ella. La segunda necesita ser analizada mejor, porque, si se demuestra que es verdadera, tendremos que concluir la tercera: “la vida tiene un proyectista”.

Comencemos con una forma de vida reconocida como una de las más simples: la ameba. Solo en su núcleo, tiene tanta información como la de los treinta volúmenes de la Enciclopedia Británica. ¡Y en toda ella hay suficiente información como para llenar mil enciclopedias! ¡¿Simple forma de vida?!

Historia de la Vida Orígenes de la vida Michelson Borges Título del original: História da Vida.

Orígens da vida. Casa Publicadora Brasileira, Tatuí, San Pablo, Brasil, 2020.

Dirección: Zoraida Plasencia Traducción: Gisell Erfurth de Juez Diseño de tapa: William Lobo, Agustina Flores Diseño del interior: Bruna Ribeiro, Agustina Flores Ilustración de tapa: © Lukiyanova Natalia frenta, sakkmesterke | Shutterstock Ilustración del interior: Michelson

Borges, Marta Irokawa y Shutterstock (banco de imágenes) Fotografía: Shutterstock (banco de imágenes) Libro de edición argentina IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina Primera edición MMXX – 40M Es propiedad. © 2020, Casa Publicadora Brasileira. © 2020, ACES. Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

ISBN 978-987-798-242-8 (Obra completa) ISBN 978-987-798-278-7 (Fascículo 4)

Borges, Michelson Historia de la Vida : Orígenes de la vida / Michelson Borges / Dirigido por Zoraida Ruth Plasencia Salcedo.

- 1ª ed - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2020.

8 p. ; 21 x 14 cm. - (Historia de la Vida) Traducción de: Gisell Erfurth de Juez.

ISBN 978-987-798-278-7 1. Cristianismo. I. Plasencia Salcedo, Zoraida Ruth, dir. II. Erfurth de Juez, Gisell, trad. III. Título.

CDD 230.01

Se terminó de imprimir el 30 de octubre de 2020 en talleres propios (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

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Imagen: © Sweet Art | Shutterstock

1. Todo proyecto tiene un proyectista.

2. La vida es un proyecto.

3. Por lo tanto, la vida tiene un proyectista.

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En Romanos 1:19 y 20, el apóstol Pablo dice que los atributos invisibles de Dios, como su poder y su divinidad, pueden ser reconocidos por medio de las cosas que fueron creadas. Más o menos como una pintura, cuyo artista puede ser identificado por el estilo y por la firma; o como en las investigaciones criminales, en la que los investigadores parten de la evidencia hacia el culpable. La cuestión es: ¿quién fue el “culpable” de la creación del universo y de la vida? ¿La vida tuvo un creador? Llegó el momento de analizar el argumento teleológico. En formato de silogismo, queda así (más o menos como el argumento cosmológico, que vimos en la edición anterior):

Imágenes: © Lukiyanova Natalia frenta, monticello, V_E | Shutterstock

Imagen: © Sweet Art | Shutterstock

Ahora, dejemos la ameba de lado y vamos a hablar de un ser tremendamente más complejo: el ser humano. Si se imprimiera como las listas telefónicas, el genoma humano formaría una pila de enciclopedias de alrededor de ¡170 metros de altura!

Investigadores de la universidad de Harvard, en los EE.UU., consiguieron almacenar 70 billones de copias de un libro –o 700 terabytes (100 billones de DVD)– en un gramo de ADN. Con cuatro gramos, almacenarían los datos digitales creados por la humanidad en un año.

La pregunta es: ¿de dónde surgió toda esa información? Se sabe que la información (aún más la compleja y específica) no surge de la nada.

Necesita una fuente informante.

Evidencias MACRO El Sonar (Sound Navigation and Ranging), sistema usado para ubicar objetos debajo del agua, fue motivado por el desastre del barco Titanic, en 1912. Solo que, mucho antes de eso, algunos animales ya usaban el “Sonar” (ecolocalización) con gran eficiencia. Es el caso de los delfines y los murciélagos.

Ambos poseen un gen específico llamado prestina y producen una proteína –también llamada prestina– con las mismas especificaciones estructurales. La prestina ejecuta las mismas funciones en esas distintas especies, que dependen de ella para utilizar el ecolocalizador. Si hubo evolución, ¿cómo explicar que dos especies distantes en la supuesta historia evolutiva hayan

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Historia de la Vida - Año 7 - Número 4

Imagen: © Designua | Shutterstock

El Sistema de Posicionamiento Global (GPS) fue declarado totalmente operativo recién en 1995, y su desarrollo costó 10 billones de dólares. El GPS creado por el ser humano consume energía y recibe informaciones de satélites. El GPS de las hormigas, por otro lado, pesa casi nada, requiere poca energía para funcionar y no causa ningún daño al medioambiente. Nuestro planeta tiene un campo magnético y las hormigas perciben ese magnetismo gracias al sensor que tienen en las antenas; después, ellas traducen esa información y la envían al cerebro.

Creo que, al observar una válvula, cualquier persona concluiría que ese mecanismo es el fruto de un diseño inteligente, ¿verdad?

Ahora piensa en la jirafa. Para que la sangre llegue al cerebro, el sistema circulatorio de ella dispone en el cuello de muchos vasos sanguíneos con manijas (divertículos) que controlan el flujo sanguíneo para arriba y para abajo –son como válvulas que ayudan a la sangre a subir hasta el cerebro y a bajar– compensando el rápido aumento de presión cuando la cabeza está agachada. Si no fuera por ese sistema de válvulas, la jirafa tendría un derrame cerebral cuando bajara la cabeza, y se desmayaría cuando la levantara. Es el tipo de sistema que debería funcionar bien desde el principio, o si no la jirafa no estaría hoy aquí para ser estudiada.

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desarrollado el mismo sistema complejo, de manera independiente? ¿No parece más bien la “firma” del Artista?

Ahora, vamos hacia adentro de la célula.

Cada una de ellas tiene:

ADN CROMOSOMA

Centrómero

ADN

Imagen: © Designua | Shutterstock

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Evidencias MICRO

Guanina

Adenina

Citosina

Timina

GEN

• • • • •

46 cromosomas.

2 metros de filamento de ADN. 3 billones de bases llamadas adenina, citosina, guanina y timina.

Aproximadamente 30 mil genes que controlan varias funciones.

Innumerables máquinas moleculares (“pequeños robots”) que realizan varios tipos de operaciones.

• ¡Y mucho más!

Es un verdadero mundo en miniatura. ¡Y tenemos trillones de células!

El genoma adopta una organización muy poco común, conocida como fractal. La arquitectura específica que los científicos encontraron, llamada “glóbulo fractal”, permite que la célula empaquete el ADN en un formato increíblemente denso. La densidad de informaciones alcanzada es trillones de veces más elevada que la encontrada en una memoria de computadora. Y eso sin permitir que el genoma se desordene o haga nudos, lo que inviabilizaría el acceso de la célula a su propio genoma.

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Ilustraciones: © Marta Irokawa l CPB

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En el 2013, fue encontrado en medio a una veta de carbón datado en 300 millones de años (según la cronología evolucionista) el diente de un engranaje. La pieza es de una liga metálica que no se encuentra en la naturaleza y fue claramente moldeada por alguien dotado de inteligencia. ¿Y ahora? ¡Los investigadores estaban frente a un gran problema! Había tan solo tres conclusiones posibles: 1. ¿Los dinosaurios fabricaban piezas metálicas? Olvídalo.

2. ¿Los seres humanos habrían vivido hacía 300 millones de años? Olvídalo.

Los evolucionistas no creen en eso.

3. ¿El método de datación usado puede estar equivocado y aquel carbón es mucho más reciente?

Olvídalo. Los evolucionistas no admitirían eso.

Bien, frente a eso, alguien propuso lo siguiente: la pieza solo pudo haber sido fabricada por un ser inteligente. ¿Quién sabe si no habrá caído de una nave extraterrestre?

Por qué nadie propuso que la pieza haya sido fruto de un ayuntamiento casual de metales a lo largo de millones de años. ¿Por qué es necesario atribuirla a un ser inteligente? Porque las máquinas no surgen. Solo que nuestro cuerpo tiene trillones de máquinas supercomplejas. ¿Quién las creó?

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Además, el ADN puede ser fácilmente desdoblado durante los procesos de activación genética, represión genética y replicación celular. ¿Diseño o casualidad?

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Elecciones

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Ilustraciones: © Marta Irokawa l CPB

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Imágenes: © Excellent backgrounds, Zita, Pixeljoy | Shutterstock

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Frente a los hechos expuestos aquí y muchos otros más, las personas se enfrentan a una elección aparentemente simple: Dios creó el universo y la vida, o ambos surgieron sin la interferencia de un ser inteligente.

Dos científicos (entre muchos otros) –Richard Dawkins y Francis Crick– hicieron su elección. Dawkins escribió en uno de sus libros: “La biología es el estudio de las cosas complejas que dan la impresión de que hay un diseño intencional”. Nota k c i que él admite que parece haber un diseño inCr teligente en la vida. Pero ¿por qué tan solo da la impresión? Porque Dawkins es ateo. Él eligió no creer. Esa decisión es filosófica, no científica. Y él interpreta la realidad de acuerdo con ese “lente”.

Francis Crick, el codescubridor s del ADN, dijo: “Los biólogos deben llin Co tener siempre en mente que aquello que ven no fue planificado, sino que evolucionó”. ¿Por qué deben tener eso siempre en mente? Porque la mente de ellos, al estudiar la complejidad observada en la naturaleza, se siente tentada a concluir que aquello fue intencionalmente creado. El ateísmo otra vez sirve como barrera.

Pero hay científicos que han hecho una elección totalmente diferente. Otros dos ejemplos: Francis Collins y Antony Flew. Collins fue director del Proyecto Genoma y ateo por muchos años. Después de estudiar a fondo la vida, abrazó el cristianismo.

Flew era reconocido como el mayor filósofo ateo del siglo XX. Defendió el ateísmo por muchos años. Al final de su vida, reconsideró todo y también abrazó el cristianismo.

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Michelson Borges es periodista, magíster en Teología y autor de las revistas Historia de la Vida, y libros como El descubrimiento, Tierra de gigantes, entre otros.

Charles, en 1988, un científico comenzó a investigar bacterias E. coli y observó el crecimiento de ellas día tras día, más de seis generaciones por día. ¿Sabes qué significa eso?

¿Que él analizó el equivalente a un millón de años de evolución humana?

¡Que los monos te muerdan, Isaac!

No. Que las bacterias simplemente tienen la capacidad de multiplicarse en un período de veinte minutos.

Pero, siguen siendo bacterias..

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Imágenes: © Vlad Malinovskij, Sweet Art | Shutterstock

En el libro La cuestión de Dios, el psiquiatra y profesor de la escuela de Medicina de Harvard, Armand Nicholi, compara la experiencia de dos ateos: Sigmund Freud y C. S. Lewis. Ambos tuvieron relaciones complicadas con sus padres e incluso los odiaron. Nicholi sustenta que Freud y Lewis construyeron su imagen de Dios a partir de esa relación complicada. Sucede que C. S. Lewis se convirtió en cristiano y perdonó a su papá. Pero, todo indica que Freud no lo hizo. El ateísmo de los dos –como es muy frecuente– era más subjetivo y emocional que radical.

Otro caso similar es el del famoso físico y cosmólogo Stephen Hawking. En su libro Breve historia de mi vida, él revela que fue obligado por un tutor a leer grandes porciones de una versión antigua de la Biblia y a escribir redacciones todos los días. Eso parece haberlo marcado negativamente. g wkin a Sócrates decía que es necesario seguir las eviH n dencias, adondequiera que ellas nos lleven. El problema es que el preconcepto y las experiencias emocionales pueden desviar a algunos del camino y hacer que abracen ideologías que los llevan, en verdad, a negar las evidencias.

Recuerda que, como dijo Richard Whately: “más importante que tener la verdad de nuestro lado es estar del lado de la verdad”.

Ilustraciones: © Michelson Borges, Marta Irokawa l CPB

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Siguiendo las evidencias