Revista Conceptos

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CONCEPTOS La profesiรณn de jurista El abogado en la sociedad La trascendencia del abogado

Compromiso con el Estado

La profesiรณn del Abogado Su trascendencia en los fines sociales


Ubi societas ibi ius‌ ubi ius ibi societas Donde hay sociedad hay Derecho, donde hay Derecho hay sociedad. Aforismo latino


Sumario CONCEPTOS La profesiรณn de jurista.................................................... 2 El abogado en la sociedad.............................................. 3 La trascendencia del abogado........................................ 4 Compromiso con el Estado............................................ 5 Conclusiรณn...................................................................... 6

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La profesión de jurista

La labor de los profesionales en Derecho debe

entenderse como una vocación social, no como una actividad individual o personal. Los seres humanos vivimos en las colectividades, ante la imposibilidad de satisfacer nuestras necesidades de forma aislada.

La naturaleza humana nos lleva a vivir conjuntamente con nuestros semejantes, así lo exponía desde la época antigua el filósofo griego Aristóteles, en su conocido aforismo que entiende al ser humano como: “Zoon politikón”, est es un animal social. La propia naturaleza humana nos lleva a luchar por mejorar nuestro bienestar económico, intelectual, espiritual, moral, etc. El abogado va más allá de la individualidad, tiene vocación social, colectiva y política, sobretodo en una sociedad constituida por el estado de derecho (por garantías de libertad, respeto de la persona, seguridad jurídica), ese supremo bien común que está dentro de la sociedad y que sólo es posible a través del Derecho, porque el Derecho no es estático, sino dinámico, como la vida misma, por eso el Abogado debe hacerse y deshacerse cada día bajo una fórmula creadora que le permita satisfacer las necesidades de la sociedad.

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Está claro que el Derecho nace cada día del diálogo entre las partes, abogados, clientes, jueces y, naturalmente, la sociedad, pues a través de ésta van evolucionando las conductas de las personas, fuente esencial del Derecho.


El abogado en la sociedad

Si el abogado contribuye al bien común de la

sociedad, su profesión se humaniza. Además, su participación se manifiesta en distintos aspectos de la vida social, por ejemplo: en la realización de un contrato de compraventa, de transporte, de prestación de servicios, en una demanda de divorcio, en una sucesión testamentaria, en el cobro de una deuda, en la defensa de los derechos de autor, etc., es decir, en las relaciones jurídicas sociales. Sin lugar a dudas, la profesión del abogado tiene trascendencia dentro de la sociedad en la que vivimos. Por medio del instrumento del Derecho, el abogado puede hacer valer las normas jurídicas necesarias para la convivencia equilibrada de una sociedad justa. El derecho, en este contexto social, representa el punto de unión de los esfuerzos colectivos, al definir las conductas que son deseables y necesarias para la vida grupal. La búsqueda de esta superación en el logro de mejores niveles de educación, de orden y seguridad social, de salud para todos los habitantes y sobretodo de una vida justa, representan las aspiraciones y fines más altos de cualquier sociedad. Los juristas, como para lograr armonía y concordancia

en la vida de los conglomerados humanos, como lo es el derecho, adquieren un compromiso muy claro y preciso. Este compromiso es de lucha y de entrega a las mejores causas de la colectividad en que se vive. De esta forma, el derecho constitucional marcará los fines y aspiraciones más amplias y superiores de un país; a su vez el derecho penal establecerá garantías que tutelen los bienes personales y patrimoniales de los individuos; de igual forma otras disciplinas legales tendrán como objetivo velar porque se cumplan otros requerimientos y necesidades que exige la vida humana en sociedad.

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La trascendencia del abogado

La necesidad de seguridad y de justicia han

adquirido actualmente una preeminencia y claridad muy especiales, debido a que los seres humanos, tanto en lo individual como en lo colectivo, tenemos la necesidad de sentirnos seguros y sin temor en la realización de la vida misma, en la integración de una familia, en la garantía del disfrute de los bienes y servicios propios de la satisfacción de nuestras necesidades. Aquí se inserta la tarea de los juristas que se actualiza en los distintos roles que deben cumplir en el logro del bien común, de la equidad y de la igualdad sociales. Basta citar la frase del escritor José Félix de Restrepo para ejemplificar la trascendencia del abogado al buscar la justicia: “¡Que la justicia dirija todos tus actos! Si es necesaria una injusticia para que no se trastorne el universo, deja que se trastorne antes de cometer la injusticia”. Se trata de una gran verdad, que debe siempre orientar al estudiante de derecho y futuro encargado de las tareas legales.

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Compromiso con el Estado

Actualmente, el abogado siempre debe tener

presente la alta función que el Estado le confía al otorgarle la licencia para ejercer su profesión, que implica nada menos que la defensa efectiva de los derechos individuales, colectivos, públicos y privados, de la sociedad, cuyo reconocimiento y respeto constituye la espina dorsal del propio estado de derecho en que vivimos. Por eso el abogado sólo puede encargarse de un asunto o causa cuando está capacitado para asesorarlo y defenderlo de forma real y efectiva, lo cual le obliga a una extenuante y constante preparación de sus conocimientos jurídicos y, en su caso, a solicitar el auxilio de los compañeros más expertos cuando sea necesario. El abogado es indispensable para el desarrollo de la sociedad y la administración de la justicia, en las cuales cumple y hace valer los derechos fundamentales que señalan las leyes. Como se indicó anteriormente, el abogado sirve en la búsqueda de la justicia, pero la justicia no solamente está en el ámbito de los tribunales, sino en la misma sociedad, entre los hombres y mujeres, en el hogar, en la plaza pública, en el trabajo, en la empresa, en pocas palabras, donde se encuentre el ser humano.

Reducir el campo profesional del abogado a la defensa en pleitos ante tribunales es ignorar el espíritu benefactor de una de sus facetas más hermosas: servir a la sociedad.

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Conclusión El jurista, en ningún momento de su ejercicio profesional, será ajeno a la realidad del país; siempre interesado en los acontecimientos de la nación, deberá velar por el bienestar de los demás. El verdadero profesional de la abogacía está al tanto de todo lo que ocurre en la sociedad, porque puede ser muy hábil e inteligente profesionalmente, sin embargo, si no se involucra de manera decidida con los temas y requerimientos de la sociedad, no estará comprometido con las transformaciones que hacen falta a la sociedad en la que vive.

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