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Entrevista a Ricardo Ibarlin
from REFLEJOS N° 105
Cultural
Entrevista a RICARDO IBARLIN
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ntre otras facetas, podemos decir que Ri-Ecardo no solo es un actor oriundo de la ciudad de La Plata, sino que ha incursionado por diversas disciplinas, todas vinculadas a la creación artística. Lo reconocemos como productor de obras teatrales de envergadura, como también por su vocación por la literatura y la poesía. Sin embargo se destaca en la actuación, de modo que el teatro y la cinematografía han constituido los pilares de su carrera. Ha tenido el privilegio de haber podido focalizarse en la expresión actoral, como una manera de perfilar y consolidar su cosmovisión. La poesía ocupa un lugar destacado entre la variedad de sus intereses, pero de tal modo, que logra internarse de una manera peculiar dentro del universo poético. Sus interpretaciones de conocidos poetas, agregan un plus valor a la creación estética de los autores elegidos. Pero con entera independencia de su trayectoria y condiciones, se torna imprescindible conocer al hombre y al actor, a través de sus propias palabras.
Reflejos: ¿Cómo se despertó tu vocación por el teatro y la poesía? Ricardo: Comenzaron de formas distintas, pero comenzaron juntas. Ambas "chispas" de actividades entre otras, creo- están dentro de los seres humanos y según la prosecución de estados de una vida, van apareciendo y continuando más tarde...o no. Digo esto, sobre todo en mi caso, porque de pibe tenía condiciones que estaban dadas en mí, en formas, por ejemplo, de contar películas que había visto o de situaciones que me habían llamado la atención. Mi cuerpo era delgado - Hueso, me decían- y a su vez bastante móvil, y si a eso le sumamos una voz, el tono de una voz graciosa, parecerían ser esas las condiciones que más tarde tomaron forma y orden con la actuación. La poesía nació - en cierto momento de mi adolescencia- por la necesidad de relatar a mi gato. Ver ese silencio al andar. Esas posturas. Esa imagen meditativa. Esa relación conmigo: "...gentil amigo mío...". El término "gentil" me pareció extraño, porque más tarde supe que "gentil", estaba ligado a cierta escuela poética. Todo eso -la poesía y el teatro- sigue aun dando vueltas conmigo. Últimamente un libro, con la recopilación de poemas que hablan de una relación cercana a eso posible en expresar y que inciden en mí, de forma más o menos cercana a lo que siento. De ahí el título: Testigo falso. En cuanto al teatro, aparece ciertamente en el año 76, donde de una forma inexplicable aún para mí, debajo de un patio con parra y buscando algún sonido en la guitarra, dan a luz a La casa de la Majarája. La primera de una serie de comedias infantiles con textos y música propios. Macondo en La Plata y Kopai en Villa Gesell, son lugares donde comienza el teatro a trazar una actividad beneficiosa, con algo que para mí está ligada fuertemente a la vida, que es la relación potente con el otro. Esto lo aprendí con quienes fueron los hacedores de esto que con el tiempo "lo vi", claramente. Marita y Claudia Acuña, y una banda musical integrada por Eduardo Merlo, Tatu Moreno y Oscar Lucero. Allí comenzó todo esto que todavía sigue vivo en mí.
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Aún sigo creyendo en lo que trataban esos trabajos de principios: "que el mundo que nos rodea tiene una parte de adentro y una parte de afuera". Y que "...nosotros mismos tenemos dos partes que sin esas partes no podemos ser". (Esto último lo dice tarareando ritmo de malambo)
Reflejos: La poesía ocupa un lugar destacado en tu labor actoral. Sabemos que la figura de César Vallejo, poeta críptico si los hay, cumple con esos requisitos, como también conocemos que has logrado una suerte de re-descubrimiento o recreación de la poesía de César. Ricardo: César Vallejo apareció por primera vez en Ecuador, país al que fuimos becados - el Dr. Tomás Bernard (h) a la sazón Cónsul Honorario en La Plata de ese "país amazónico" tuvo que ver en esto- para un intercambio cultura entre el Movimiento poético platense, de nuestra ciudad y el Grupo Caminos Indistintamente el ya mencionado Grupo Caminos liderado por Atahualpa Martínez Rosero y a su vez el Grupo Tzántzicos, con Ulises Estrella estando en formas disimiles de expresión literaria y -por supuesto- política, sin embargo, Vallejo los unía a través de Trilce y Los heraldos negros. Era la década de los 60 y a mí me parecía extraña su vida y muerte en París. Creía en una huida suya en busca del "Oh... París, París". Algo similar me sucedía con Borges y su relación con Inglaterra y Suiza. Bruto de mí. Años después, casi 20 en realidad, aparece un texto, de los tres que formaban parte de un casting para integrar un elenco en el Teatro General San Martín, que se llama A mi hermano Miguel. Eso le da un sacudón a mi vida en la relación con Vallejo y es el comienzo, de otros 20 años que emprendo una búsqueda que parecía no tener fin, hasta que me topo con un cuento suyo Magistral demostración de salud pública. Desde allí comienzo a andar junto a él hasta el día de hoy. Para expresar sus textos o poemas, no fue necesario para mí usar alguna técnica de la memoria. Creo que ambos somos uno: Él.
Reflejos: El coro, en el teatro griego, cumplía una suerte de papel fundamental en el desarrollo de la tragedia. De alguna manera generaba un ámbito en el que participaba la sociedad (o el pueblo) en las peripecias de la obra. ¿Existe acaso en el teatro contemporáneo algún ingrediente comparable al coro, que permita conectar el desarrollo de la obra con el espectador, o solo la vinculación con el público se establece por la intensidad de la actuación? Ricardo: Ya no hay coros como fundamento de las obras teatrales en esa conexión, pero la vinculación con el público, sigue intensa, bajo otras condiciones, claro. El tiempo fue cambiando y de la misma manera las formas expresivas. La temática que aborda ahora el teatro también puede que sea distinta, pero -por ejemplo- las últimas palabras de Osvaldo en
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Espectros de Ibsen: ¡¡El sol!!...¡¡El sol!! , creo que suena como un coro de ultratumba que invade al espectador. Que quiero decir con esto, que por más que coros, máscaras, telones, luces, es el actor quien lleva el arte del teatro desde todos los tiempos.
Reflejos: La tarea actoral de por sí, particularmente la teatral, requiere de la presencia sin intermediarios del público, extremo que en principio establece un fuerte vínculo con el espectador. En cambio, en el área cinematográfica, precisamente durante la filmación, el público permanece ausente. ¿En este último caso, es más o menos difícil componer el personaje? Ricardo: Creo que el actor, en una u otra experiencia como en el teatro o el cine, en una depende del actor fuera o más allá del director. En el cine hay una dependencia casi exclusiva del director. Esto no le quita méritos al trabajo del actor de cine, sino que son distintas formas de hacerlo. Además, en general, los actores de cine vienen en sus inicios del teatro en su mayoría. En ambos casos hay dificultades propias en cada caso.
Finalmente nos gustaría que sea el propio Ricardo que nos hable brevemente de sus proyectos, de sus vivencias y, en fin, de todo aquello que estime pertinente contarnos. Ricardo: Tengo 80 años, y además del ácido desoxirribonucleico heredado, desde hace ya bastante tiempo tengo proyectos que estimulan... lo siguen haciendo...ahora, para continuar con este maravilloso misterio de la vida. Entre los hacedores de esa maravilla mía podría nombrar: Comedia de la Provincia de Buenos Aires. Quico García y La Hermandad del Princesa. Maluco. Canon Perpetuo. Ritual Mecánico. Julián Howard. Martín Dhroso. El Diluvio que viene, José María Muscari, Roberto Conte. Francis Pardeilhan. La Sala 420. El Teatro Nacional Cervantes. Frontón Ensamble y Mariana Ozafrain. La pesca. Andar a Caballo y toda la familia inmensa de parientes y amigos que existe alrededor mío.
Luego de este encuentro pleno de recuerdos, agradecemos a Ricardo su excelente disposición para entregarnos sus pensamientos, sus proyectos, sus ilusiones y fundamentalmente su compromiso con la vida.
